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i believe in angels por black_phenix

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Notas del capitulo:

Bien~parece que el capitulo anterior ah gustado, un poco, pero ahora comenzaremos con lo bueno. Esta historia comienza desde aqui a mostras los colmillos enterrados en el olvido. Disfruten, sé que les gustara tanto como me encanto escribirlo.

Puede que piensen que se esta desviando de la historia, pero no es asi. Esta historia esta escrita de modo que todo comience en este punto, ¿pensaron que todo seria diversion? XD Disfruten~

Por los inmensos ventanales que llevaban a los hermosos balcones con vista al jardín principal de la mansión, a través de las cortinas de ceda verde esmeralda que permanecían abiertas por petición de los residentes de la habitación, se colaban filamentos de luces de un tenue pero resplandeciente blancor por parte de la luna en cuarto menguante. La oscuridad era tenuemente difuminada por la luz, permitiendo una vista amenizaba de aquellos que se movían a complacencia del contrario en la cama King size estratégicamente colocada en el centro mismo del cuarto.   Los muebles de estilo barroco bordeaban las esquinas y alrededores de la cama; dándole ese tan complejo pero suave estilo de principado. Aunque siendo sinceros, eso parecía importarle poco a los residentes de tan esplendorosa y exótica recamara.

 

 

Theo no tenía otro lugar que ver más que a los ojos y el bello cuerpo de Neville desnudo, gimiendo bajo sus embestidas salvajes que buscaban más y más fricción entre ambos cuerpos. No habían hablado mucho: aquello se explicaba con sus besos y desenfrenados toques. Habían esperado tantos años y parecían no querer darse tregua a esperar un poco más de tiempo; para Theo fue suficiente aquellos donde tuvieron que verse tontamente sin que el otro lo notara, pero no más, no señor; tenia a Neville y no lo dejaría escapar. Además, tendrían toda una noche antes de separarse por unos cuantos días o semanas por parte de las vacaciones de invierno. No es que planeara decírselo en ese momento, peor Theo planeaba secuestrar a Neville en el tren de regreso a casa y lo llevaría a su habitación en su mansión para no dejarlo salir durante lo que quedaba de vacaciones. No era tonto al saber que la vieja amargada de su abuela no le permitiría acercarse a su nieto siendo él un Slytherin.

 

 

O, no. Claro que sabía todo lo que acontecería de antemano… por algo era un Slytherin, ¿no? ¿Qué demonios hacia pensando en pros y contras cuando tenía a su pequeño león debajo de él mirándolo con tal deseo que creía morir en ese momento?

 

Al diablo con todo maldito raciocinio. Lo único que importaba en esos momentos era segur dándole placer a su león sin importar cuán cansado se sintiera o cuantas horas le tomara terminar en un esplendido orgasmo.  Sentía el placer recorrerlo con solo sumergirse unos centímetros mas con los choques de su cuerpo, con el sonido de su pene penetrando aquella virginal entrada que ahora le pertenecía con todo y claro derecho de la palabra. Tanto como le pertenecía a ese chico que excitadamente le gritaba casi al oído que lo amaba una y otra vez con tanta pasión. No era justo de su parte detenerse a observarlo con tal deseo de devorarlo en cuerpo y alma mientras este simple e inocente esperaba en la inopia de su propio acto a que su querido Theo decidiera continuar con aquello que apenas comenzaba a experimentar.

 

Cuanto deseo y pasión podía desbordarse en algo tan efímero como lo era el acto sexual, cuando era mutuo y con sentimientos aquel tan cotidiano entendimiento de sexo se transformaba en amor; hacer el amor, como lo hacían ellos ahora, como tenían planeado continuar haciéndolo por años venideros en tiempos desiguales. Theo nunca se cansaría de admirarlo, estaba seguro, Nev nunca cambiaria esa inocente faceta suya que se vio cortada a poca edad: era lo único que podía agradecerle a aquella vieja bruja.

 

—Serás mío toda esta noche, mi amado león —dijo enfáticamente, con voz ronca y autoritaria que denotaba cuanto dijera que no, no se detendría. Aunque para Neville aquello era una demanda que no quería dejar de seguir como estaba establecida por Theo; sentir aquel inmenso y tibio pedazo de carne atravesarlo hasta casi partirlo era una sensación placentera y única. Nunca pensó sentir algo igual: no es que conociera algo relacionado al placer carnal. Nunca en su vida se había masturbado; creía que era algo en lo que su abuela lo descubriría y lo castigaría por el resto de su vida o por lo que sus compañeros de Griffindor, si lo descubrían, se burlarían de él a más no poder. Y, siendo sinceros, no era algo que deseara; no por el momento.

 

Gimió con fuerza, quedando afónico al sentir como Theo se deslizaba nuevamente dentro de él, ganando de nuevo su atención con dos o tres envestidas mas, una un poco más fuerte que la otra. Tal placer era un pecado a la dignidad y, para él, esa dignidad valía poco si estar con Theo de aquella manera era posible.

 

—solo piensa en mí, Nev, nadie más. —esas palabras lo hicieron pensar tanto en lo posesivo que estaba resultando ser Theodore. Bien tenía claro que un Slytherin demostraba toda su pasión con la persona que de verdad le importaba; como prueba estaba esa noche y, claro estaba que las veces que había seguido a Theo a escondidas este no parecía tener nada que le importara. Pero ahora estaba él y sentirse así de querido lo hacía sentirse tan completo. Era algo que por nada del mundo perdería, Theo era suyo y de nadie más y así ambos se pertenecían mutuamente.

 

—en… estos momentos, solo puedo pensar en ti, ¡Theo! —sus últimas palabras terminaron siendo un gemido que fue acallado por el apasionado beso de Nott, que dejo sin más que aliento al inocente Neville. Su cuerpo parecía ronronear en deseos endémicos que transgredían los propios límites que años atrás había impuesto. Al parecer, tener a Neville así; desnudo, sudando y gimiendo tan descaradamente su nombre era algo que rompía toda barrera y mascara que pudiera conocer de sí mismo. Con cada penetrante movimiento un rosto falso era roto y una nueva faceta surgía, una que solo Neville, con el deseo nublando cada sentido de su cuerpo, haciendo que sus ojos derramaran lagrimas de placer, pudiera toscamente verlo como realmente era fuera de aquel mundo sumergido en tantas tradiciones. Solo el, sólo Neville podía logras aquellos que tantos pudieron. Su dura y fría coraza se había desmoronado completamente para mostrar al tímido Nott de tantos años en el tiempo. Aquel joven castaño de tantas indecisiones: uno que solo mostraba cuán difícil era su propio modo de vivir.

 

—cuanto te amo…, Neville.

 

Y, con un dulce beso amos llegaron a sus límites. Neville se corrió entre ambos, poniendo tan exquisito rostro y apretando tan deliciosamente su trasero que logro hacer que la resistencia de Theo se fuera al demonio y se corriera en su interior con salvajismo, envistiéndolo unas cuantas veces más antes de salir y admirar su bello trabajo; su obra maestra tumbada en la cama, susurrando su nombre mientras se entregaba a los brazos de Morfeo.

 

Toco su pecho cuando sintió a su razón latir con tan alto ímpetu que creyó que le daría un infarto cardiaco—. Tanto así me afectas, mi amado león—dijo, poniendo una suave sonrisa que se transformo en una gran impresión de sorpresa y luego un enorme rubor cuando vio su semen salir de entre las piernas de Nev. Dioses, hasta dormido era una muy peligrosa tentación. Tenía que plantearse como proteger al hermoso Gry de los pervertidos obsesos con ese tipo de cosas. No era muy difícil imaginarse a Neville de aquella manera y no sonrojarse hasta volverse un cerillo viviente.

 

Acercándose, lanzando un Fregotego en ambos, se acurrucoentre las sabanas tomando el cuerpo de Longbottom entre los suyos, brindándole calor, confort y, por lo que su rostro mostraba, una infinita paz.

 

 

 

 

:::::::::::::::::::::::

 

 

 

En medio de la oscuridad, osadamente las flamas de la chimenea eran un torrente que envolvía y engullía parte de las sombras. Las campanadas del viejo reloj italiano de madera ocre y cetrina, pulcramente pulido y bañado en un  tono caoba oscuro, se escucharon rebotar entre los muro; anunciaba bulliciosamente que las doce habían llegado. Harry levantaba su cabeza y su cuerpo se estremecía con el pensamiento de cuantas cosas compartieron en ese lecho él y Draco durante horas. Poso sus brazos bajo su cabeza, mirando a Draco dormido: a sus ojos el joven Malfoy era un ángel precioso. Su ángel. Muchas cosas desafortunadas estaban por comenzar a ocurrir; las recurrentes fluctuaciones de magia se lo decían. No obstante, buena fortuna los seguiría, no tenía dudas de ello.

 

Con calma, tratando de no levantar al Slytherin, se movió saliendo de entre los cobertores de la cama: su negro cabello rozo las brillantes baldosas del suelo y sus ojos brillaron en un verde juguetón. No tenia sueño; la preocupación de que su boda seria dentro de una semana estaba aumentando, no es que se estuviera echando atrás, pero debía admitir que casarse a esa edad tan temprana era un poco extraño. Quería pasar sus días con Draco, y así seria. Pero también estaban las preocupaciones que mas dolores de cabeza le vaticinaban.

 

Dumbledore.

 

Con la bata de seda negra puesta Harry comenzó a caminar por los pasillos hasta la biblioteca de los Malfoy; Lucius le había dado esa tarde un recorrido completo por las instalaciones. Quería revisar cierta cosa que le había entrado en la mente aquella noche al terminar la cena. La curiosidad había aumentado cuando a su mente llego un pensamiento pasado que no supo bien de donde venia (simplemente sabía que era de un tiempo desconocido en la historia mágica), pero tenía la certeza de que no estaba herrado del todo con los conceptos de la filosofía de los temas antiguos que quería indagar. Wilshire estaba haciendo unas de sus rondas rutinarias al parecer. Harry se detuvo al verlo, se sentía un poco perdido al no conocer realmente el pasillo por donde estaba caminando —indiscutidamente tendría que darle un denso castigo a Draco por estar “devorándoselo”, literalmente, entre los pasillos— por lo que tendría que pedirle indicaciones.

 

—Buenas noches, Wilshire. —dijo, cuando el elfo hizo una reverencia al darse cuenta de quién era. En cierto modo, compaginaba sus pensamientos con los de Hermione acerca de los tratos tan inescrupulosa que cierto número de magos tenían con los elfos domésticos, pero eso era algo que no podía entrar a discusión dado que un elfo no podía sentirse a gusto si no se encontraba bajo un contrato mágico con algún sangre pura.

 

—Buenas noches, amo Harry. Su forma álfica es tan esplendorosa como ninguna otra. Lástima que la mantenga oculta bajo el Glamour. —una sonrisa aristocrática deslumbro sus facciones, haciendo al elfo suspirar en algo parecido a la gracia y el orgullo. Para los elfos de baja clase como lo eran ellos, estar frente a la magnificencia que representaba ser un elfo antiguo, regentes desde los tiempos olvidados de la magia, era un verdadero honor y placer.

 

—Si no lo hiciera así, tendrías que recorrer los cadáveres que mi amado dragón dejaría a su paso. —rio y su risa resonó como campanillas al viento. Era tan pacifico estar al lado de su verdadero amo. Ciertamente, un elfo domestico trabajaba para los magos gracias al contrato que ellos establecían, pero eso solo era por la falta de los verdaderos “entes” de los cuales, el ultimo existente estaba parado frente a él, tan sorpresivamente deslumbrante como siempre imagino que serian. La grácil magia que rodeaba el ambiente, haciendo vibrar el aire tan suave, era prueba infinita de la pureza de aquella alma.

 

Inclinándose en son de respeto ante él, Wilshire hablo: — ¿Desea algo de esta humilde criatura, mi Lord?

 

Harry suavizo su mirada y le sonrió.

 

—Podrías guiarme hasta la biblioteca de la mansión, Wilshire. Conozco el camino, pero no conozco esta sección de la mansión dado que Draco me trajo tan distraídamente que no me di cuenta que corredores tomamos. —pidió, siendo correspondido por la escueta reverencia del elfo.

 

—Sera todo un honor, señor. Sígame, por aquí.

 

Observando las blancas paredes y el techo que terminaban en bóveda, Harry siguió al elfo principal por los largos pasillos. El suave color, siendo alumbrado por las arañas de cristal suspendidas mágicamente en el techo daba ese aire  ceremonioso, (tan extraño y conocido a la vez), de cómo si estuviera caminando por un lugar conocido. Podría atribuirlo al hecho de que estaba en la mansión Malfoy, que era más como un castillo tres veces más grande que Howarts, pero ilógicamente nada de eso tenía que ver con los cortos flashes de memoria que florecían en su mente: sonrisas y aplausos, bulliciosas platicas que de alguna manera le concernían y, aquella persona parada al final de la larga alfombra roja.

 

Su línea de pensamiento fue interceptaba y rota por la voz de Wilshire que le anunciaba que habían llegado a las puerta de la biblioteca.

 

—Ciertamente, esta biblioteca solo abre sus puertas a un miembro de la familia. Pero para usted no habrá problemas, mi Lord.

 

— ¿Tiene esto algo que ver en que sea un elfo antiguo o, que este  enlazado a Draco? —pregunto, el deje de curiosidad aumento cuando Wilshire negó suave al viento.

 

—En lo absoluto. No tiene nada que ver el que este comprometido con el amo Draco o el hecho de que sea una de las criaturas mágicas más poderosas del mundo. Lamentablemente, está fuera de mi jurisdicción dar esa clase de detalles. Sólo el Regis* está autorizado para decírselo personalmente, amo.

 

Harry sintió más curiosidad aun al escuchar esto, pero no dijo nada más. Despidiendo a Wilshire con una sonrisa se adentro por las inmensas puertas que se abrieron solas ante su mera presencia. Se sintió tan pleno y poderoso en ese momento; fue como sentir a miles de personas inclinándose ante él, seguros de sí mismos e indudablemente con certeza a seguirlo si eso significaba ir al mismo infierno. Tal sentimiento floreciendo dentro de sí lo hicieron ponerse nervioso. Desde hacía días estaba comenzando a tener nuevos cambios en su cuerpo y sus formas de criaturas mágicas estaban cambiando, lo sentía incluso cuando cerraba los ojos para dormir, ese paradigma lo estaba volviendo un poco loco.

 

Las grandes estanterías lo hicieron centrarse en lo quedeseaba. Estaba buscando el nombre de un libro que se repetía incontables veces en su mente, logrando captar aun mas una pequeña fracción de su interés. Harry camino como danzando sobre el viento; las líneas de magia de la mansión parecían guiarlo a donde deseaba ir y, hablando desde un punto científico, era algo que lo estaba empezando a asustar. Podía ser un mago, el más poderoso de todos, pero eso no borraba el hecho de que alguna vez vivió como un ser humano común y corriente, con miedos y dudas, con deseos y odios, con esperanzas marchitas y otras florecidas. Ese tiempo donde pensó que traer algo de la nada era imposible; ese donde el mismo comenzó a creerse una abominación de la naturaleza y que por eso sus “tíos” lo odiaban a más no poder.

 

—Cromwell* “Tales of The Werewolfe*”   —sorprendido, se echo hacia atrás cuando el libro salió de la estantería y se poso delante de él. Era un tomo bastante grueso y viejo: para los Malfoy parecía no haber libro que no poseyeran. Tapas raudas de un color negro cuervo, con las inscripciones hechas con algo que al parecer era plata. Suave, paso un dedos por la portada, encantado por su efecto antes de tomarlo ente sus manos. El libro parecía poseer vida propia; la antigua magia parecía que salía de este a borbotones mientras más lo sostenía.

 

Harry miro hacia ambos lados de aquel oscuro corredor, buscando al parecer un lugar donde pudiera leer a gusto. Mirando un sillón barroco estilo trono, Harry se acerco y se acomodo entre los afelpados bultos de piel negra. Volvió a tener esa sensación de tener el poder de dirigir y controlas, no obstante desecho todo eso un poco más rápido que la vez anterior; tenía más curiosidad de saber que decía aquel enigmático libro que parecía estar conectado con Remus.

 

— ¿Qué clase de misterios me desvelaras? —susurro pasando suave una de sus manos por la tapa. El libro se abrió por sí solo y las letras del prologo comenzaron a dar vueltas como un tornado de profundo conocimiento formando un rostro, viejo y con una sonrisa cansina.

 

—<<te desvelare todo lo que desees saber. Lo soy todo en este mundo al igual que lo eres tú, Harry Potter>>

 

 

No debía sorprenderle el hecho de que un libro que parecía contener magia le estuviese hablando en ese momento, claro que no. Pero eso no quitaba el hecho de haberse llevado el susto de su vida y que su corazón casi colapsaba por la repentina presión en las arterias coronarias por la expansión sucesiva de sus venas por culpa de la fluctuación de sangre. Cerró los ojos, pensando calmadamente en lo que estaba viendo y qué clase de conexiones tenía ese libro con su vida como para que supiese su nombre, no llegando a nada en concluso.

 

—Pareces conocerme, ¿me dirías porque? —el viejo rostro sonrió entre las palabras que formaban sus labios, “libertad y hegemonía”. Como hace mucho no hacía, las cejas de Harry se fruncieron un poco. Tenía dudas que deseaba solventar cuanto antes y ese libro parecía tener respuestas a lo que quería. Incluyendo aquello sobre la profecía que aun no entendía.

 

—<<no conozco a tu actual yo, joven mago. Pero conozco cada una de tus vidas pasadas, tú mismo me contaste de ellas. Antes, en el tiempo donde lo oscuro regia sobre este mundo, tú fuiste una luz que dio esperanza, pero eso concierne a otro ente, no a mí. Eso pertenece a un tiempo donde aun yo no nacía y que no me concierne contarte. Pero te puedo decir que una vez fuimos amigos y este libro fue escrito por pedido expreso de ti mismo>>. —Harry, con la mejor cara de sorpresa que alguna vez había tenido, quedo completamente mudo ante aquellas palabras. Muchas cosas estaban comenzando a salirse de su cauce; tanto como se estaban saliendo de la lógica misma establecida que alguna vez tuvo. —<<Como mago que eres, fuiste y serás, tu alma puede reencarnar fuera del ciclo establecido por el Dios de la muerte. En otras palabras, como principio explicito de este mundo y su línea de vida, tu existencia es necesaria, como la de todos los magos que dominan la línea de Gaia*>>

 

—Pero, fuera de todo eso, es imposible que siendo un libro tan antiguo como para ser escrito en una vida pasada, 100 ó 200 años atrás, puedas conocer mí nombre.

El libro sonrió burlonamente.

 

—<<Para un mago, conocer el pasado o el futuro no es tan difícil. Cada vida tiene un camino trazado dentro de Gaia, “la historia” de cada ente, es reescrita en cada reencarnación. Pero eso es solo para los magos. Los humanos comunes y corrientes que no tienen nada que ver con ella perecen y llegan con su creador: sus almas tienen un proceso antes de volver a un ciclo donde reencarnan. Antes de morir, había impuesto a este libro unirse a tu línea de existencia; cada uno de los sucesos de tu vida, están escritos en palabras invisibles que solo tú puedes leer>>.

 

Harry cavilo, llegando a donde quería llegar desde hacía unos minutos. El nombre Cromwell se le hacía conocido de algún lado y, no era por lo de una vida pasada que comenzaba a recordar o toda esa perorata, era sobre algo que una vez cuando había salido de la escuela Muggle, yendo a la biblioteca pública para leer un tomo interesante, se había topado.

 

—ahora recuerdo. Maximillius Demetrian Cromwell. Se supone que era un personaje de mitología Muggle’s, uno que lucho contra Dracula sellando sus poderes en los tan conocidos sellos de Cromwell. —triunfante, puso un sonrisa que hizo reír al anciano rostro.

 

—<<o obstante, mi querido Harry, nada de aquello fue una leyenda. Sí. Dracula existió y sí, lo selle en lo más profundo del averno. Pero eso no nos concierne por ahora>>. —dijo, dándole un guiño. Harry rio suave ante esto expandiendo esa sensación de estar en una verde pradera otra vez.

 

— ¿Con que referencias de mi viejo yo, creaste este libro? —Ese era un tema que quería plantear de primera mano. El titulo era extraño y tenía en cierta relatividad algo que ver con el síndrome del hombre lobo como la portada exponía. Posiblemente historia antigua que tenía que ver con especies abominables y sádicas como lo eran Greyback y sus seguidores. Ese mero pensamiento lo hicieron estremecerse: las sangrientas imágenes corrieron por sus corneas como una película de video dándole arcadas con los antiguos recuerdos antes de que aquel hombre lobo terminara muerto en su intrusión a Howarts por parte de la varita de Remus.

 

—<<Yo era un mago prominente en mi tiempo, uno olvidado del mundo mágico al ser exiliado por haberme relacionado con aquellos tan llamados Muggle’s. Una ley antigua que parecer ya estar abolida del todo. Bueno, rindiendo al caso, este libro posee toda mi información de investigaciones que hice hace mucho en la vieja Transilvania y en la antigua Escocia con respecto a criaturas mágicas con síndromes hereditarios y contagiosos que no tenían cura y que continuaran igual no importa cuánto pase>>. —Cromwell suspiro cansino, como si hubiese estado tanto tiempo sin nadie que le agotaba el mero hecho de haber hablado tanto. Harry también suspiro con cansancio. Había esperado que aquello fuese algo para curar a Remus pero resulto otro punto fallido que daba a un lugar sin salidas, el último—. <<no te desanimes mi joven amigo, dije que no tenia cura, no que no había otras formas de inhibir a aquel viejo hombre lobo que quiere salir de su jaula de plata>>. —guiñándole nuevamente un ojo al feliz Harry, Cromwell ladeo una altanera sonrisa que fue retribuida.

 

—Tendremos que hablar en otro momento, ahora estoy muy cansado repentinamente. —despidiéndose, Harry planeaba cerrar la portada para salir camino a la habitación de su futuro esposo donde descansaría las ultimas horas y, trataría de convencer a Draco de no dejar la cama en la mañana. Eran las dos, según apuntaba el reloj mental que había colocado.

 

—<< Oh, joven mago, realmente no tienes que dejarme aquí, puedo acompañarte a todos lados>> —Harry no entendió. El libro se cerró automáticamente y comenzó a encogerse mientras estaba suspendido en el aire. Su tamaño era el de un pendiente, en color gris reluciente; parecía un diamante. El pendiente con forma de cabeza de hombre lobo que sostenía una pequeña sortija en sus fauces, se coloco en su oreja, haciendo una incisión que no dolió para nada. Parpadeando en confusión Harry se levanto—. <<Cuando necesites de mi, solo hala la sortija de la boca del lobo, solo responderé a ti así que no tienes que preocuparte de que otros me toquen>>.

 

—Lo que realmente me preocupa es la explicación que tendré que dar cuando pregunten sobre mi nueva moda—soltó burlón, levantando una ceja en cuestión a la causa. Cromwell rio cantarinamente.

 

—<<No te preocupes por eso, este pendiente era recurrentemente usado en los tiempos antiguos por los cabeza de las familias nobles mágicas. Puede que resulte obsoleto en estos tiempos, pero si te lo ven y preguntan, posiblemente el señor Malfoy de una buena explicación de su uso. Tu solo di que estaba en la bóveda de tu padrino, Sirius y que estaba a tu nombre como un regalo de su parte. Por el momento nadie debe conocer de mi existencia, joven Potter, sea cuidadoso>> —con estas últimas palabras, Cromwell quedo en silencio y el brillo que se había propagado en rededor ceso, al igual que los ojos brillantes que la cabeza de lobo tenia. Harry suspiro trágico, pensando de nuevo que todo lo raro solo podía ocurrirle a él y a nadie más.

 

Hecho una última ojeada a la inmensa habitación que parecían varios kilómetros cuadrados de solo libros y una pequeña sala, donde actualmente estaba, que era usada para leer. Era obvio que los Malfoy tenían un gusto exquisito en sus decoraciones, la que contemplaba antes de salir era prueba magnificente de ello.

 

 

 

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Ágil y grácil, aquella sombra se movía por los corredores de Howarts con un rumbo indefinido. Era imposible para cualquier ser humano, criatura mágica o ser sobrenatural traspasar las barreras naturales del antiguo e imponente castillo. No obstante aquello parecía ser nada para él. Sus ojos resplandecían en un intenso carmesí nebuloso y sus facciones aristocráticas sobresalían dándole un aire majestuoso y ceremonial como ningún otro. Parecía ser de este tipo de personas al que solo escuchabas una vez y te sentías tan pleno que te arrodillabas ante su conocimiento. El aire rugía por la intensidad de la magia que era desplegada… extrañamente lo que buscaba no podía sentirlo por ninguna parte de ese colegio.

 

 

No tuvo más remedio que desvanecerse como humo oscuro en la nada. Aun había residuos de su existencia, por lo que solo tenía que esperar calmadamente su llegada.

 

—date prisa y ven a mí, Potter.

 

 

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“Eres mío, Albus”

 

 

— ¡no le pertenezco a nadie, libérame! —las cadenas que lo aprisionaban resonaron en aquel espacio lleno de agua, lleno de nada. Solo estaba él y aquel despreciable ser que se había apoderado de todo cuanto deseaba. Cuan estúpido había sido.

 

“¡todo cuanto eres me pertenece!”

 

Una risa, oscura y tétrica se expandió en horizontes sin fin alguno. El blancor se transformo nuevamente en oscuridad y las gotas de agua empezaron a repiquetear otra vez, con más profundidad que antes. Suspirando con cansancio levanto su rostro al escuchar aquellos pasos acercarse a su persona. Estaba encadenado y suspendido en el aire, las cadenas en algún punto se difuminaban y desaparecían, pero no parecían estar atadas a nada más que a sus muñecas y tobillos. Su mirada fue capturaba por aquellos azules ojos de un anciano que era la personificación de su cuerpo exterior. El  permanecería siempre joven según le había dicho aquella asquerosa rata, mientras permaneciera en ese mundo fuera de lo real y que comenzaba en lo fantasioso.

 

Una lengua paso asquerosamente por su mejilla, produciendo arcadas de repugnancia.

 

“Eres mío no importa cuánto lo niegues, Albus. Me perteneces”

 

Apretó su mandíbula cuando, rudamente, aquella mano osopasearse por su entrepierna. Tan solo aparentaba unos 20 años, pero había estado aprisionado allí durante los últimos 400 años. No tenía nada que hacer más que imaginar qué demonios sucedía en el mundo mágico. Cuanto anhelaba volver a verlo.

 

— ¿Qué demonios te propones? Me has tenido aquí encerrado por tanto tiempo. ¡¿Cuál es tu maldita razón para hacer todo esto?! —su grito saco una sonrisa burlona en el anciano, haciéndole gruñir rabiosamente. Nunca tendría hambre en aquel sitio, nunca sentiría lo que es la libertad de nuevo. Mordió su labio inferior cerrando los ojos con fuerza antes de abrirlos de nuevo y mirar con un intenso odio a aquella aberrante criatura.

 

“poder, Albus. Eso es lo que mueve mi alma y son mis deseos. Durante décadas he deseado controlar este mundo, ir en contra de todo lo que “EL” ha impuesto durante tantos siglos. Es el placer inherente de controlar todo cuanto deseo, Albus; tú eres solo la pieza que inicio el juego, Potter es solo la pieza final. El rey que debe ser desbancado de su trono. Para mí, este mundo es solo el tablero que dará inicio a “su caída”. ¿Me comprendes, Albus? Para mí, todo esto no es más que un simple juego de estrategia que debe ser completado perfectamente. Todas las piezas están en su lugar; Potter ya ha hecho su primer movimiento. Lo siento en los profundo de mi, aquel mismo sentimiento de cuando luche contra Arturo”.

 

—No eres más que un maldito enfermo. —escupió, arrugando la nariz con asco antes de ser abofeteado rudamente. Sus labios se partieron al friccionar con sus dientes. Gimió cuando su saliva entro en contacto con la herida pero aun así sus ojos no borraron el deje de odio que poseían.

 

“una de las razones del porque me gustas tanto. Siéntete afortunado, aun no llega el momento de tu adiestramiento, mi reina. Albus, comprende, este solo es un juego que decidirá quién será el nuevo gobernante de este mundo. Pero yo no deseo algo tan poco como lo es este planeta infestado de plagas; lo destruiré y absorberé todo para alcanzar mi objetivo primario.”

 

Rio profundamente, con malicia bailando en sus azules ojos los cuales de un momento a otro se tornaron oscuros. Su viejo cabello, blanco, se torno en un negro más profundo que la oscuridad y la magia oscura rugía con rayos y centellas en aquel espacio.

 

“400 años, ¿eh? Albus. Te he tenido aquí retenido durante tanto tiempo. Todos piensan que yo soy tu y nadie se imagina quien en realidad soy”.

 

— ¡Maldito seas, Luc…!— sus labios fueron acallados por un rudo beso. Que hizo poner una mueca de prominente asco a Albus.

 

“Tsk, Tsk, Tsk Parece ser que aun no aprendes, Albus. Pero descuida, pronto comenzare a adiestrarte, aun no, solo espera. No tendrás derecho alguno a negarte a ninguna petición que te haga para cuando termine contigo, pero eso será solo cuando el Regis muera. ¡La era de mi ascenso pronto será marcada en la vida de cada ser viviente! ¿No te emociona todo esto?”

 

—lo que me produce es repulsión, asquerosa cucaracha. Nada de lo que has planeado ha salido como esperabas. Por esa razón has estado viniendo hasta aquí durante los últimos días, ¿no es verdad? ¡Nunca veras cumplida tu estúpida meta!

 

“parece ser que tu vocabulario se ha expandido un poco más las últimas cinco décadas que no había venido a verte.”

 

—Lamenta para ti, pero mi único pasatiempo es blasfemas en tu nombre.

 

“no me tientes, querido Albus. Eres demasiado pecado para un solo demonio. Lástima que solo serás para mí.”

 

—Tsk, maldito demonio. Espero que la gracia de los dioses siempre acompañe al joven Potter. Al parecer es el único que te preocupa.

 

“en cierto modo hay razón en tus palabras. Después de todo, solo un rey puede hacerle frente a otro. Será mejor que me valla, pronto amanecerá y debo estar listo para recibir a los estudiantes en el comedor en el ultimo día antes de vacaciones de diciembre; tratare de dejarte tu regalo. Un sexy traje de leotardo”

 

Rio con encanto cuando Albus puso cara de no creerse lo que escuchaba antes de desaparecer.

 

—Ruego a los dioses triunfes en tu misión, Lagolos.

 

¿quieren que cotinue? 

 

Notas finales:

* cromwell es un personaje ficticio de la serie de vampiros, en algunos libros de historia concierne a un viejo investigador de lo mitologico.

regis es la forma de decir rey en latin, pero no explicare mas de aqui, aun no.

tales of werewolfe seria algo creado por mi, lo eh puesto en ingles por que se escuchaba mejor. XD espero no les moleste y.

UN COMENTARIO NO HACE DAÑO

por favor, es como dicen muchos, uno ve miles de lectores, pero sin un comentario que diga que tan bien o mal esta su trabajo uno se siente realmente vacio.

gracias por entender.

 

Oh alma penitente que fluctuas en la nada de la realidad ayacente en la mentira; solo la verdad te hara cenizas.

fenix.


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