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i believe in angels por black_phenix

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Notas del capitulo:

Hola mis amores, espero les guste el capitulo, no tengo mucho que decir mas que mi maldita pc tiene problemas con algunos plugs y no me dejaba subir el cap

The point of pressure.




“Lo normal, es sólo un mito.”


La chimenea, centrada detrás de ellos, crepitaba de forma calmada y constante. La habitación estaba tenuemente deslumbrada por la humareda de llamas carmesí. El silencio era participe en su conversación, la cual quedo suspendida luego de la revelación de Ciel con respecto a su progenitor. Era sorprendente descubrir no solo aquello, sino también que Dumbledore no era Dumbledore. 

Las miradas de Harry y Ciel estaban conectadas de alguna manera imprecisa. Parecía que se analizaban y veían en lo más profundo de sus propias almas. Draco se sintió nervioso al avistar un tenue brillo que supo reconocer de los ojos de ambos. Era como cuando un hijo encontraba un compañero de juegos que sacaba a relucir todo su potencial, creando el caos y la discordia por doquier. Azul ultramar y verde escarlata chocaron entre sí y una sonrisa se extendió en los labios de ambos jóvenes. 

Tom carraspeo regresándolos a la realidad. No solo se sentía interesado en continuar la conversación, sino que también quería saber las verdaderas intenciones de esos dos.


—Podría decirlo otra vez, joven. Si no es mucha molestia, claro está. —pregunto, cruzando las piernas y clavando la mirada en su persona. Ciel se sintió regañado, como cuando hacia algo malo y necesitaba expiar sus pecados disculpándose de alguna manera. Aunque claro, era normal cuando el señor oscuro te mira de esa manera tan profunda. No había Mortifago que no se sintiera en un jardín de infancia cuando su señor lo miraba de esa manera.


—Como dije—comenzó—: soy hijo de Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore, el verdadero, claro está. Quien ocupa su posición en estos momentos es un imitador. Mejor conocido como Lucifer, y es un caído. —respondió, sintiéndose consumido por el asiento cuando Voldemort entrecerró los ojos en suspicacia. 


— ¿Qué es un caído? —pregunto Remus. Como profesor, tenía esa neurona que era adicta al conocimiento y que nunca se saciaba hasta estar satisfecha con las explicaciones. Harry le sonrió cuando este le miro.


—En el génesis, biblia de los Muggle’s, en un aspecto religioso en su forma de vida—hablo Harry, ganando la atención de la audiencia. Inclusive Severus estaba presente, había seguido a los anfitriones luego de ver que desaparecían dentro de la mansión acompañados de invitados desconocidos (y queriendo escaparse de los acosadores que no lo dejaban tranquilo) —, Existe la tesis de un Dios todo poderoso que creó el universo. Los ángeles, seres nacidos de su poder, son sus soldados de la justicia. Entre estos, el rango más alto, el arcángel, mano derecha de Dios, es quien tiene soberanía sobre ellos. Un día, este arcángel, que era uno de los más hermosos y poderosos, se rebeló contra su creador. Lidero una horda de ángeles con ideales iguales a los suyos, sedientos de más poder… Dios lo derroto con facilidad y lo desterró junto con los ángeles que lo siguieron, del paraíso. A este hecho se le llamo la caída, y los ángeles desterrados son conocidos como “caídos”. Eso sería un resumen de ello.


Ciel asintió, dándole la razón: —Esta en lo correcto, mi señor. Y como especificación, ese arcángel desterrado, es Lucifer. Quien se hace pasar por mi padre.


Tom no era del tipo de personas que creía en dioses ni ningún tipo de patrañas, pero si el relato tenía algo de cierto, eso quería decir que había aspectos de su mundo que no conocía. También estaba intrigado por saber que era lo que ese tal arcángel necesitaba como para usurpar a alguien como Dumbledore: — ¿Qué es lo que este, Lucifer, busca? 

—Realmente no estoy seguro de ello. Sólo sé que mantiene a mi padre encerrado en alguna dimensión donde el tiempo y el espacio no tienen constancia. Mi padre no puede envejecer y no tiene necesidad de alimento o alguna necesidad fisiológica—respondió con sinceridad—. Pero posiblemente tenga que ver con querer regresar al cielo. Según me dijeron, hubo una vez donde este lucho contra alguien que poseía un poder abrumador, algo relacionado con el creador.

—El Regis. —Le corto Harry, sintiendo como un alud de imágenes pasaban por su mente con la voz de fondo del Regis relatando lo del sueño pasado. Suspiro y tomo un poco del té que Wilshire había traído—. Como les había dicho antes, el Regis es el que ocupa el trono del mundo, controlando la magia y los cursos de la vida de los seres mágicos. Según me dijo Arthur; hubo una vez donde tuvo que luchar con alguien de un inmenso poder, y aunque logro derrotarlo, perdió cosas muy valiosas en el proceso. 


—Al parecer, según indican sus palabras, para derrotarle se necesitaría demasiado poder, poder con el cual no contamos—Declaro Lucius, a sabiendas que Harry aun no aceptaba ocupar el cargo mágico del Regis. 

Ciel negó, suspirando suave después de haber tomado un sorbo de su tasa: —Realmente no. Como dijo el señor Potter, hubo un tiempo donde el Regis y Lucifer se enfrentaron. Lucifer perdió y el Regis lo maldijo convirtiéndolo en un simple ser con poder mágico, pero de alguna manera este obtuvo la inmortalidad.


— ¿Cómo naciste, si en el lugar que está encerrado Dumbledore no corre ni el tiempo ni el espacio? —pregunto Severus intrigado. Según la teoría de la relatividad, que comprendía la analogía bidimensional de la distorsión espacio-temporal, aquello no era posible—. Si el tiempo no corre, tú debías estar aun, en estos momentos, como un feto congelado en el tiempo, hasta que Dumbledore saliera de aquella dimensión distorsionada. A menos que hallas nacido de tú otro progenitor. 

—No, yo nací de Dumbledore—corrigió: —Tiene razón en lo de que el tiempo y el espacio distorsionado, no debía permitirme nacer hasta que mi padre no saliera de aquella habitación. 


—Entonces, ¿cómo? —pregunto Draco, quien había permanecido en silencio todo el rato.

—Mi otro padre le había regalado un huevo de dragón a papá. Este lo llevaba siempre consigo, inclusive en el día que fue encerrado en aquella dimensión. El huevo, como se han de imaginar, entro en un estado de hibernación espacio-temporal al igual que yo. Papá utilizo algunos hechizo durante un tiempo, con un bajo nivel de magia, para poder crear un escudo que creara una cuarta dimensión temporal que se moviera a una velocidad 10 veces mayor que el mundo real —hizo una pequeña pausa, esperando a que tomaran bien el rumbo de la conversación.
— ¿Una cuarta dimensión? —le pregunto Lucius, queriendo saber un poco más. 


—Como seres bidimensionales en un universo astrictivo como este, no podemos interactuar con un objeto tridimensional sin alguna protección. El espacio donde padre esta, es un área aislada en el tiempo-espacio como un punto tridimensional. El escudo crea una barrera que rompe esa equidad y crea una dimensión dentro de otra. En otras palabras, una cuarta dimensión con las propiedades elegidas.


Todos analizaron esto, asintiendo minutos después de comprender por completo la síntesis de la analogía. Ciel continúo: 


—Este escudo era hecho sin varita, como padre está atado con unas cadenas mágicas imposibles de romper, debió durar algunos años cultivando su magia para poder estabilizar este pequeño hechizo. Y solo podía usarlo durante unas horas por día. Estuvo días hasta que el huevo erosiono y Lagolos nació. Después de eso, durante los últimos treinta años, estuvo haciendo el mismo hechizo para hacer madurar al dragón hasta al punto de convertirlo en un adulto.

—Un dragón adulto, con más de cien años de edad, puede tomar la forma corpórea de un humano. Si estuvo 30 años haciéndolo madurar con ese hechizo, quiere decir que el dragón tiene más de 300 años en estos momentos. Es un antiguo para ser más exactos—explico Voldemort al tiempo que Ciel le asentía—. Imagino que luego de mostrar todo lo que sabía de magia al dragón, comenzó a realizar el mismo proceso en su feto dormido, ¿verdad?

—No esperaba menos del señor tenebroso. —concedió. Tom de alguna manera se sintió orgulloso. Harry rió un poco —. Con la ayuda del mismo hechizo, mi padre y Lagolos lograron hacerme nacer en exactamente quince días. Y me hicieron crecer hasta los cinco años en un proceso más lento, ya que la magia en pequeños crea un efecto secundario si es empleada con medios inseguros de tratar. Lagolos y yo escapamos de aquella habitación hace diez años atrás, cuando Lucifer entro a la dimensión para hacer una visita a padre.

— ¿Conoce él de su existencia? —pregunto Harry, un tanto preocupado.

—En lo absoluto. Lagolos posee la capacidad de desaparecer y borrar todo rastro mágico. Cuando la puerta fue abierta, se creó un espacio seguro por donde podíamos usar su habilidad. Lamentablemente, no tenemos el poder para transgredir las leyes que rigen ese espacio para poder rescatar a padre. Por eso me pase los últimos cinco años buscándolo a él—todos voltearon la mirada hacia el invitado que había estado todo el tiempo en silencio, admirando a Harry, quien se ruborizo al darse cuenta de que era observado con perplejo detenimiento. Draco gruño un poco, pero no estaba del todo seguro que ese ser estuviera teniendo pensamientos indecorosos sobre su esposo—. Su nombre es Vladimir Tepes, un vampiro.


Remus sintió que palidecía con rapidez. No era posible que un vampiro estuviera presente cuando él era un hombre lobo. No poseía lógica alguna que no estuviera gruñéndole y que el vampiro no estuviera amenazándolo con destazarlo como solía ser cuando sus especies se encontraban.

—Pero, ¡no es posible! —Exclamo con sorpresa—. Soy un hombre lobo, se supone que deberíamos estarnos matando con solo estar a esta distancia el uno del otro. —Vlad parpadeo y luego sonrió divertido, mostrando los largos caninos que lo avalaban como un chupa sangre (su tarjeta de presentación, como le gustaba decir).


—No comprendo que quiere decir con eso señor…—hizo una pausa, esperando a que Remus diera su nombre.

—Soy Remus Lupin.

—Señor Lupin. Después de todo, los vampiros y los hombres lobo coexistían en mi tiempo. —eso los agarro de sorpresa. Remus frunció el ceño algo confuso en todo el asunto. Ciel sonrió, pero no dijo nada.


—según la historia mágica de las criaturas oscuras; los hombres lobo y los vampiros se han odiado mutuamente durante eones. Es imposible que hubiesen coexistido alguna vez. ¿En que se basa para tal afirmación? Puede ser verdad que no lo vea como un enemigo, pero posiblemente exista una explicación básica para ello. —Los dorados ojos de Remus chocaron con los negros de Vlad, que de un momento a otro se volvieron rojos. Aun así, Remus no sintió temor alguno, sino que se sintió como si estuviera delante de alguien muy querido para él. Sentía nostalgia y una opresión en el pecho que le decía algo que estaba ignorando olímpicamente. 


—La explicación racional que busca para eso, señor Lupin, seria que, como un hijo, es natural no sentir odio a su padre—respondió, con una sonrisa conciliadora, tomando de la copa de vino francés que había traído consigo. Remus, al igual que todos los presentes, incluso Ciel, lo miraron un poco contrariados—. Yo fui quien creó a los hombres lobo. Prácticamente soy su padre.


— ¡Eso es imposible! No tiene lógica lo que está diciendo. Como podría ser un vampiro el creador de los hombres lobo. —Expreso Remus exaltado, y aunque algo le decía que ese hombre no mentía, no podía creer tal cosa así por así—. No hay manera de que un simple vampiro tuviera el poder de crear a un hombre lobo.


—Oh, pero no soy un simple vampiro, señor Lupin —como le gustaba, hizo una pausa dramática que devoro toda calma en el ambiente—. Yo soy el primer vampiro…

El silencio se hizo presente entre todos. Harry cavilaba a una velocidad alarmante. Sí ese hombre era el primer vampiro (Dracula, como decían los Muggle’s), eso quería decir que era el vampiro que Cromwell, quien dormía plácidamente ahora, había encerrado. Aunque si Ciel decía que era necesario, quería decir que había encontrado una manera de mantenerlo bajo control, o algo por el estilo. 

— ¿Cómo? —murmuro Remus, con mirada afligida y algo dolida. Delante de él estaba el culpable de todos sus años de dolor, de los años donde sus padres lo repudiaron y donde la gente lo veía como un animal peligroso que debía ser puesto a dormir—. ¿Por qué creaste a los licántropos? 

Vlad tomo la copa hasta el fondo y su mirada se ensombreció.

—Cuando yo renací como el primer vampiro, le di vida también a los hombres lobo. Una historia bastante triste de contar, y por igual, de escuchar…—Remus no aparto la mirada. Quería saber, conocer la razón detrás de la existencia de su parte oscura.

—por favor…


Suspirando, Vlad cerró los ojos y los abrió perdidos en un recuerdo bastante doloroso: — Yo era el rey de un país que fue borrado de la historia, junto a mi existencia. Casado con una hermosa mujer y con tres hermosos hijos. Mis hermanos estaban celosos, aun cuando tenían sus propios dominios esto no les bastaba, por lo que planearon asesinarme a mí y a cada uno de mis herederos. —un estremecimiento rodeo a los presentes quienes se sintieron consumidos por el nerviosismo. Vlad hablaba con voz profunda, cargada de odio y matices impregnados en oscuridad—. En una de mis salidas, unos soldados atacaron mi mansión, asesinando a todos y cada uno de mis hijos luego de haberlos mutilado y violado hasta el cansancio. Mi esposa fue la última, quien aun estaba viva cuando logre regresar. Los soldados aun seguían allí, tratando de acabar con todos los residentes de la mansión, incluso mis sobrinos. Mi esposa, que aun respiraba entre mis brazos, me rogo que la dejara ir con nuestros hijos. Yo, maldiciendo a Dios y renegando de su existencia, tome de la sangre de mi esposa hasta dejarla muerta. Fui maldito ese día, obteniendo un poder sin igual y la inmortalidad. Luego de matar a cada culpable de la muerte de mi familia, comencé a buscar sobrevivientes. Caída la noche, en luna llena, logre dar con uno de los cuerpos de mis sobrinos, quien aun respiraba. 


Hizo una corta pausa antes de continuar, dejando que todos lograran visualizar lo que, aun con siglos de existencia, aun consumía su maldita alma. 


—Su cuerpo había sido mutilado y mordido por lobos. Su sangre corría por sus venas. Joshua era el ser que mas amaba el más joven de mis hijos, simplemente no lo podía dejar morir. Él también deseaba vivir. Por lo que yo le di parte del poder que recibí ese día, mi sangre, convirtiéndolo en el primer hombre lobo. Digamos que esa es la historia resumida de nuestros nacimientos. —Remus sentía como su lobo interno lloraba desconsolado—. Joshua amaba únicamente a mi hijo y a nadie más. Por eso el lobo en su interior solo busca a la persona que realmente es la que ama, la ideal, aquella que ensambla todo lo idóneo, su otra mitad astral. No es un principio animal como los magos le dicen, son los sentimientos de Joshua impregnados en cada uno de sus genes trascendidos entre ustedes, la tribu de los lobos.

El silencio se hizo nuevamente participe entre ellos. Lucius tomo la mano de Remus para calmar lo que parecía ser tristeza. Vlad sonrió y añadió un tanto confuso: — Lo único que me parece extraño es que ustedes no puedan transformarse a voluntad al igual que mí querido sobrino. 

Antes de que dijeran nada, unos ojos rojos se abrieron en la nada y luego un cuerpo se materializo. Era un hombre alto y fornido, vestido formal. Su cabello era largo y tan oscuro como las plumas de los cuervos. Lo tenía atado en una coleta. Tenía bajo el brazo lo que parecía sr un retrato. Antes de que todos sacaran sus varitas para atacar al intruso que los sorprendió, Ciel había saltado hacia él, abrazándolo de manera familiar y afectiva.


—Te he dicho muchas veces, Ciel, que dejes de actuar de esa manera. —Le reprendió. Ciel inflo sus cachetes de manera infantil y Vlad se vio deleitándose de manera indecorosa (en su mente) con ese chiquillo, hasta el cansancio. 

—Pero que quieres que haga, Lagolos, cuando tengo tanto tiempo sin verte ya. —Se justifico, lanzando una sonrisa antes de fruncir el ceño, apuntando hacia el cuadro que este cargaba—, ¿qué es eso? 

Lagolos alzo el cuadro y luego de mirar en rededor y darse cuenta de la presencia de todos, se inclino en son de respeto: —Lamento las molestias que haya causado. Soy Lagolos, y soy el sirviente del amo Ciel —todos lo vieron sorprendido. Al parecer, ese era el dragón del cual habían estado hablando. Lagolos, cuando vio a Harry, se poso sobre una de sus rodillas Y bajo la cabeza humildemente—. Mi señor, he traído conmigo algo que dará confirmación de todo lo que ha hablado mi amo. Este es el cuadro de Nigellus Black, quien dijo respondería a todas las inquietudes que tuvieran.


—Ya me tenía olvidado, joven Potter. —Nigellus sonrió he hizo una inclinación en saludo a los presentes. El cuadro se agrando y se poso encima de la chimenea, en el espacio vacío.


—Lamento no haber podido ir por usted, pero ciertos inconvenientes me hicieron olvidarme de lo acordado.


—El señor Lagolos me ha puesto al corriente de lo ocurrido. Descuide. Pero por el momento solo me queda informarle de ciertos acontecimientos e inconvenientes que han ocurrido en la oficina del director.

— ¿inconvenientes? —Harry frunció el ceño a lo que Black asentía.

—El que se supones es Dumbledore, es alguien llamado Lucifer. —Ahí llego la confirmación a todo lo dicho por Ciel. Harry suspiro y se dejo caer en su asiento, cruzando las piernas algo preocupado por todas las consecuencias que la existencia de ese hombre traería—. También de que el fénix en su oficina, Fawkes, es alguien maldito por él, su propio hijo.

Ciel abrió inmensamente los ojos sorprendido: — ¡¿Cuál es su nombre, lo sabes?! 


Nigellus lo miro con ambas cejas alzadas.


—según escuche, lo nombro, Aeón.

Ciel se dejo caer, con lágrimas en los ojos mientras tapaba su boca. Lagolos se arrodillo y lo abrazo, haciendo gruñir a Vlad que los miraba disconforme. 

— ¿Le sucede algo, joven Ciel? —pregunto Harry, colocando una mano en su hombro.

—El amo Aeón es el padre de Ciel. —Respondió Lagolos—. Tanto yo, como el amo Dumbledore y Ciel, creíamos que Lucifer había acabado con él. Según el amo Dumbledore, la última vez que lo vio, un hechizo asesino había impactado contra el amo Aeón antes de que fuera encerrado en aquella dimensión.


—Siéntete feliz, chico. Al parecer, lo que lo impacto fue una maldición que lo convirtió en fénix. —Harry le sonrió, cuanto quisiera el que tanto su papá como su madrina estuvieran vivos—. Y joven Potter…—Nigellus lo miro lánguidamente—. El tal Lucifer dijo, en una conversación estúpidamente alta en su oficina, que al parecer él había tomado los cuerpos de su padre y la joven Lily, que aun seguían con vida, y los había arrojado al velo del ministerio para no dejar rastro alguno de que él los había atacado.

Tom sintió una irrefrenable ira comenzar a consumir su auto control. Harry estaba igual, con sus puños cerrados tan fuerte, que parecía que en algún momento sus palmas sangrarían. Vlad los miraba alfo confundido…

— ¿Qué es el velo? —pregunto.


—Nadie precisamente lo sabe, pero se dice que es una puerta que conecta con el mundo de los muertos. Quien lo atraviesa no vuelve jamás. Se piensa que sus cuerpos se desintegran—respondió Remus, con la imagen mental de la puerta en su mente. La biblioteca comenzó a emanar algo parecido a líneas de seguimientos y los libros parecían comenzar a revisarse. Un libro, del fondo del tercer pasillo visible desde donde estaban, comenzó a acercarse a ellos y se abrió en la imagen del velo—. Esta es la puerta, ¿cómo? 

—Es un hechizo que esta puesto en esta sección. Permite encontrar con más facilidad lo que se busca con eficacia y rapidez. —respondió Lucius a la incógnita.

— ¿Es esta el tan llamado velo? —Lupin asintió y él comenzó a carcajearse divertido. Todos lo miraron sorprendidos y con sendas miradas enojadas. Draco trataba de tranquilizar a Harry, quien parecía querer destruir todo a su paso—. Discúlpenme, pero no lo hago por mal. ¿Saben por qué razón el pequeño Ciel necesita de mi para entrar a aquella dimensión donde el tiempo y el espacio no tienen ley integra? —todos lo miraron confundidos, pero Ciel se levanto y contesto:

—El señor Vlad posee el poder de crear dimensiones con este tipo de especificaciones. Es una de sus habilidades.

— ¿Por qué razón reía cuando vio el velo? —pregunto Tom, con poca paciencia y con ganas de Cruciar a todo su círculo de inútiles para calmarse.

—Sí mal no recuerdo, les había dicho, en mi historia, que el nombre de mi familia y mi tierra desapareció de la historia de este mundo—todos asintieron—. La razón es porque yo cree una dimensión diferente, donde mi mansión y las tumbas de mi amada familia se encuentran. —Levanto el libro sonriendo, mostrando el velo—. Y esta es la puerta…




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Se encontraban en una mesa alejada, mirándose con escrutinio. Para Hermione, no había peor sinónimo de catástrofe que una mirada desdeñosa y escudriñadora como la que los señores Parkinson le estaban dando en ese preciso instante. Se sentía no sólo pequeña, sino también como si estuviera en la cueva, acompañada únicamente de un gran basilisco que esperaba a que estuviera distraída para devorársela. Suspirando, y con ayuda de un apretón de manos de Pansy, logro recuperar algo de compostura.


—Pansy, amor…—comenzó su madre, Amelia, con ese tono meloso que tanto le molestaba. Antes de que continuara, Pansy alzo la mano, deteniendo la conversación para que no continuar por un camino que, como todos los presentes sabían, no terminaría en nada bueno.

—Ya lo conversamos, madre, padre, y saben mejor que nadie que no daré mi brazo a torcer. —respondió serena. Como el mar cuando no había viento—. Me comprometí con Mione, y me casare solo y únicamente con ella. Otros, nunca.

—Pero, el joven Kruchstein es un buen partido; hermoso, buena posición social, de una muy reconocida familia de magos oscuros… y esta joven es…—Dio una mirada de asco mientras la escrutaba. Mione se mordió el labio inferior sintiéndose aun más pequeña. Pansy dio una mirada de odio que sobresalto a su madre y la hizo ponerse nerviosa. Tomo a Mione de la cintura y la acerco un poco más hacia ella.

—Es. Lo. Mejor. Que. Me. Ha Pasado. —mordió cada letra con orgullo. Hermione se sintió un poco nerviosa, no quería que Pansy terminara en disputa con sus padres. Antes de que dijera nada para detener aquella discusión sin sentido, Pansy volvió a hablar: —Los quiero, los adoro y aprecio, pero a Mione la amo. Y no pienso permitir que la insulten delante de mí. Si alguna vez sucede de nuevo, la familia Parkinson queda sin heredero. —Dejando con la palabra en la boca a sus padres, se levanto y tomo a Mione de la mano. La tomo de la cintura, poso sus manos en su vientre y los miro a los ojos—. Además, no puedo dejar a mi pequeño gorrión sin su madre.

Después de darles una sonrisa de superioridad, tomo nuevamente la mano de Mione y se alejo con toda la elegancia y dignidad posible, con una senda alegría. Mione estaba colorada de la vergüenza, no esperaba que Pansy les dijera que serian abuelos de esa manera. Ni ella aun se creía lo que le estaba sucediendo. Apenas y en la mañana había salido corriendo al baño después de que termino con el maquillaje y los perfumes de Harry, se dio cuenta de que no soportaba el olor. Ni siquiera le gustaba el olor de su colonia favorita. 

Luego fue que descubrió que tres noches antes Pansy le había dado la poción para que quedara embarazada. Debió prevenir ese momento en algunas de sus cavilaciones. No supo bien cómo demonios funciono aquello, pero estaba feliz (aunque quería matar a la Slytherin después que le conto lo que le sucedía). ¡seria madre y aun no terminaba sus estudios! 

Aunque eso no implicaba que estuviera feliz de tener algo que las unía más que nunca.

—Te lo dije, mi ratoncita—le susurro al oído—: Una serpiente solo tiene un solo amor toda su vida. —al finalizar, termino robándole un beso entre los murmullos de los presentes y la saco a bailar…




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La oficina estaba a oscuras, deslumbrada solo por las crecientes llamas de la chimenea. Fawkes estaba absorto en su percha, con los ojos mostrando una tristeza sin igual. Extrañaba a Albus, siempre lo hacía y no había manera de que le olvidara, aun si su padre lo maldecía. Lanzo un suspiro que resonó en la vacía estancia. Los cuadros de los directores lo miraban con pena. Cualquiera se sentiría de igual manera viendo a tan hermosa ave con aquella aura tan depresiva rodeándole.

—No deberías sentirte tan triste, Aeón —susurro Nigellus con una senda sonrisa en los labios. 

—No hay manera de que no me sienta así, señor Black. La persona que amo está alejada de mi, en un lugar que desconozco, sufriendo quien sabe que cosas—respondió, lanzando un suave silbido. Lucifer no le había prohibido hablar. De todas formas, no había nadie en Hogwarts para escucharlo más que los cuadros de los viejos directores que no podían hacer nada.

—Hay muchas formas de sentirse vivo…

—Dígame una de ellas. Porque si lo pienso, no tengo nada que me de ese regocijo. He estado atado a esta forma por más de 500 años; vivo, crezco, como y duermo, y termino muriendo para sufrir el mismo proceso interminable. No hay nada que me haría más feliz que ver a Albus otra vez.

— ¿Quizás un hijo? —Aeón alzo la mirada y lo vio con tristeza y confusión. 

—Nunca tuvimos la oportunidad de estar el suficiente tiempo, juntos, como para poder tener uno…

—Según el joven que está llorando de alegría al saber que vives, dudo mucho que no tuvieron el suficiente tiempo. —Rió con soltura al ver la confusión en los ojos del pequeño fénix—. Así es, Aeón, en estos momentos estoy viendo a tu pequeño hijo, su nombre es Ciel y lo que más desea en estos momentos es conocerte.

— ¿Dónde? —su voz resonó con miedo y alegría. Parecía que estaba a punto de echarse a llorar. Nigellus le sonrió…

—La mansión Malfoy… ve. Te esperan.


Y sin decir nada más que un pequeño “gracias”, salió volando a toda prisa del castillo al encuentro con algo inesperado. 


—“El principio del fin está comenzando”.

Notas finales:

Soy tan afortunado de tenerlos conmigo. Los y las adoro.
Espero sus comentarios. aunque no pueda responderlos, siempre los leo y los disfruto.

Ineludible es el destino e irrefutable la realidad.

 


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