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i believe in angels por black_phenix

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Notas del capitulo:

gracias por sus comentarios.

 

Estaban siendo absorbidos por los bullicios de los estudiantes, amigos que se veían de nuevo y conversaban animadamente; los profesores buscaban la manera más cómoda de no destrozar sus gargantas gritando que contuvieran sus muestras de afecto y cariño para con sus compañeros y amigos hasta que estos estuvieran en las salas comunes.

Los pequeños que recién ingresaban; estaban nerviosos detrás de la puerta del gran comedor, esperando que Mcgonagall  les diera permiso a adentrarse mientras ellos imaginaban la dura prueba que venían pensando que les esperaría para la selección de sus casas en Howarts.

-. Hermione…-rompió Harry el silencio que sobrevoló cuando las puertas del gran comedor se abrieron con Mcgonagall encabezando la facción militar de pequeños asombrados y algo asustados, atrayendo la atención de la aludida que miraba a un punto fijo en particular tras este, y por ende la de Ron  que miraba con el ceño fruncido al mismo punto de Hermione mientras fingía que esperaba ansioso la cena-. Lo que hemos estado hablando, ni una palabra a nadie, ni a Dumbledore…-espeto cuando estos dos lo miraron por fin.

-. ¿Por qué a Dumbledore no, Harry?-pregunto curiosa en tono bajo y casual mirándolo con el ceño fruncido en señal de desagrado ante lo pedido-. Dumbledore siempre está cuidando de ti…

-. Hermione…-suspiro y la miro fijamente; Ron no debatía lo que Harry decía: al final de cuentas, cinco años son suficientes para aprender que las decisiones de Harry son absolutas y no hay manera de refutarlas-. Si me dices que Dumbledore me cuida, ocultando información que pudo haber salvado a Sirius, mintiendo como se le viene en gana en cosas que yo debería saber primero que nadie y manteniéndome en la inopia con gente que muchas veces pudo llegar a matarme… creo que no debí confiarte esto…

Hermione bajo la cabeza avergonzada-. Lo siento, Harry-se disculpo-.Pero… ¿Por qué no se lo cuentas? Tienes que admitir, que posiblemente él, pueda tener más información sobre tu herencia…

-. No lo dudo-acepto con una mueca de escepticismo y mirando de reojo, con desdén, como el director miraba a los nuevos estudiantes que eran seleccionados-. Lo sé porque ha estado bastante interesado en cómo me eh sentido desde mi cumpleaños y no dudo que piense que pueda manifestarse la misma para este tiempo-explico-. También me causa una leve curiosidad por qué tanta insistencia en por qué quiere mantenerme con los Dursley…-Hermione y ron, fruncieron  el ceño ante eso último y miraron a la mesa donde Dumbledore comía tranquilamente, lanzándole una lánguida mirada de odio.

Ellos sabían lo mal que Harry la había pasado durante tantos años en esa maldita casa.

Inclusive la vez que ron tuvo que salvarlo en tercero de aquella casa.

-. Entonces…-dijo Hermione, esperando que Harry continuara; ya lo apoyaba 100% después de escuchar lo que intento el director. ¡Maldito viejo manipulador!

-. Según las especificaciones de mi padre-explico-. El diario se me debía entregar con las debidas indicaciones… no confiar en Albus Dumbledore-Ron y Hermione abrieron los ojos sorprendidos-. Te apuesto que mi padre sabia que esto podía llegar a ocurrir. Donde moría y no podía cuidar de mí y se aseguro que en una edad, donde pudiera ser libre a mi gusto, recibiera su última voluntad.

-. Entonces no hay más que decir: pero debemos hacer algo con la información que nos has dado…-espeto Hermione mirando de reojo al director que parecía absorto en una charla con Snape.

-. ¿A qué te refieres?-quiso saber Ron quien aun no entendía el punto de vista de la siempre sabelotodo de su amiga.

-. A que, como sabemos-recalco-. Dumbledore es un Lejeremante poderoso; ni tu ni yo sabemos Oclumancia y a Harry no le pasara nada al tener las barreras naturales de la criatura mágica que sabemos que es. Un hechizo de ocultamiento de la verdad, quizás…-hizo saber, cavilando entre los miles de volúmenes de hechizos memorizados que tenia.

Harry sonrió. Sabía perfectamente que podía confiar ciegamente en sus dos mejores amigos. Pero aun necesitaba aquello que esos dos les acababan de mostrar; lealtad a su persona-. No es necesario-la castaña dejo de pensar y lo miro interesada al igual que el pelirrojo que ya se estaba hartando de la perorata del anciano director después de seleccionar a todos los alumnos-. Resulta que lance  el hechizo cuando comenzamos a hablar del asunto en el tren-Hermione lo miro con aquel gesto maternal de regaño en señal reprobatoria y luego de unas sonrisas nerviosas de Harry, suspiro para luego suavizar la expresión.

-. Bien-acepto lo que el moreno hizo, entendiendo desde su punto de vista, que con tantas revelaciones no podía bajar la guardia con nadie por el momento-, con eso estoy más tranquila -espeto para luego entornar los ojos a modo de regaño maternal como Molly Weasley -. Pero no vuelvas a hacerlo sin decirnos o avisarnos para estar preparados por si algún contratiempo o daño ocurre con el hechizo.

-. Vale, mamá-Ron soltó una risita seguida de él y al final, después de cansarse de mirarlo mal, Hermione rio igual de alegre.

-. En verdad no piensas decirnos quien es tu pareja, Harry…-dijo Hermione insistiendo en el asunto que habían dejado inconcluso en el tren cuando Potter no les quiso dar el nombre de su ahora tan afamada pareja.

-. No-dijo tajante-. No quiero decírselos por el momento. Todavía hay cierto número de información que los hará morir de la impresión cuando la escuchen: por el momento hare que se preparen de a poco y dudo que me dejen tranquilo cuando les diga quién es; además no quiero abrumarlos-dijo y luego de que viera la pequeña llamita de curiosidad en los ojos de Hermione agrego-. Posiblemente sepas quien es, ya que se pondrá celoso cuando me vea con alguien, al parecer también es un heredero mágico.

-. ¿Qué tan celoso, Harry?-pregunto temiéndose lo que por su mente pasaba y formulo mejor su pregunta-: ¿Qué clase?

-. Veela.

Con decir que ron se atraganto fue poco-. ¡Compadezco a quien ose poner su mirada en ti!-Mione le dio con el codo entre las costillas-. ¡Oye! Solo digo la verdad y no me días que eso no te paso por la mente, porque no te creería.

Harry rio con ganas-. ¿Espero esto satisfaga tu banal curiosidad, querida Mione y pueda contenerte de querer saber más?

-. Bien, me contendré por ahora-sonrió maliciosamente; después de reponerse al insulto de llamarla banal, ¿querer saber no era malo? ¿Cierto?-. Y gracias por el adelanto- su maquiavélica sonrisa se ensancho.

Harry frunció el ceño ante el gesto de su amiga-. ¿Qué adelanto, Mione?

-. En decirme que es un chico- Harry mascullo un, mierda. Y desvió la mirada, sonrojándose ante la risita burlona de sus dos amigos: resultaban bastante molestos cuando se ponían a joderlo de esa forma. Miro, cuando vio a sus amigos ser ocupados de un momento a otro por preguntas un tanto curiosas de  Neville y Deán, quienes parecían no darse cuenta de los cambios de actitud que habían adquirido los tres miembros del trió de oro durante el verano,  hacia la mesa de Slytherin. Mirando a ese alguien que desde tenía sus puntos acerca de su sexualidad aclarados, le sacaba el aire.

-. Queridos estudiantes, solicito su atención-llamo Dumbledore sacando a Harry de sus más húmedos sueños mirando a cierto oxigenado. El moreno gruño y miro al director que tenia aquel brillo en sus azules ojos que le producían arcadas de solo imaginar que planes perversos maquinaba el anciano-. Me complace anunciar, que este año tenemos de vuelta a un viejo amigo de todos-todos quedaron en silencio esperando la continuación a las anteriores palabras-: el maestro de defensa contra las artes oscuras; Remus John Lupin.

Las exclamaciones y cuchicheos entre los estudiantes no se dejaron esperar mientras el profesor Lupin caminaba con aquella sonrisa tan característica de él.  Harry sonrió complacido y no por ende preocupado imaginando lo que quería lograr el director con eso. Quizás pensaba que Harry le agradecería al permitir que el hombre lobo enseñara de nueva cuenta en Howarts. Y volvería a hacer lo que este pidiera sin poner trabas en el asunto.

Iluso.

Miro al licántropo sentarse en la mesa de los profesores sonriéndole y luego de unos minutos, alzando una ceja en señal de duda con lo que olfateaba en el aire. Dos criaturas mágicas estaban en Howarts, con sus herencias activas. Cosa que no auguraba nada bueno con un terrenal hombre lobo en manifiesto.

Y una de aquellas era su querido cachorro. Aunque este no le suponía un problema ya que era su alfa; su querida cría a quien protegería de cualquier cosa.

Harry entendió  lo que aquellos dorados ojos le pedían en muda expresión y con un imperceptible cabeceo, acepto encontrarse con él esa noche. Tenían mucho que hablar.

Ronald miraba a los Slytherin que cuchicheaban entre ellos secretamente, como venían haciendo desde que los conocen, y no pudo dejar que su mirada se ensombreciera al ver algo que no le gusto para nada nadita-. ¡Malditas serpientes rastreras!-mascullo mientras atacaba lo que hacía unos minutos parecía un filete.

-. Ron…-amenazo Mione con su usual tono al escuchar lo que el aludido decía.

-. ¡¿Qué?!-se defendió al escucharla-. Simplemente digo la verdad-levanto la barbilla orgulloso-, pobre del que le ponga un dedo a Harry, se las verá con su pareja totalmente cabreada, ¿Malfoy se pondrá mas blanco de lo que es?

Los otros dos se carcajearon. Mas Harry rio de una forma un tanto extraña para Harry; cosa que Hermione logro entre ver haciéndose la desentendida de la mirada de suplica de Potter que sabia había metido la pata-. Posiblemente-espeto la castaña sonriendo y a Harry le bajo una gota de sudor frio por la espalda; frunció el ceño hacia la aludida que simplemente se encogió de hombros: pero nunca dejo de sonreír-. Bueno, yo pienso igual que Ron, pobre de esas serpientes si osan poner un dedo en ti-espeto, negando divertida con la situación.

-. Oigan-dijo Ron en tono bajo y meditativo-. No se les hace raro que el hurón alvino y sus crías no nos molestaran.

-. Tienes razón, ni siquiera hicieron su tan ya acostumbrada aparición en el tren-espeto Hermione, pero es que la cara que hacia Potter cuando miraba a Malfoy no era de odio o aquella de suspicacia cuando creía que tramaba algo. Su sonrisa se extendió cuando Harry la miro con horror ante el movimiento de labios que pudo leer, “lo sé”

Las personas se equivocan, ¿verdad?

Ella no era la excepción, ¿cierto? 

Esa cara de enamorado de Harry, ¿era de odio, no?

Harry negaría todo y la haría ver su error, ¿verdad?: aunque en realidad no le molestaba; eso solo alimentaba su vena un tanto pervertida. ¡Y no había cosa en lo que ella se equivocara!

Comenzó a mirar en dirección a donde los ojos de Harry miraban, deteniéndose a medio camino en alguien que venía desde hace mucho tiempo interesándole. Sabía que no tendría oportunidad, era muggle y a aquellas serpientes jamás le interesarían los muggles con toda aquella estúpida perorata de la pureza de la sangre. Tal vez todo eso cambiara y tuviera una oportunidad cuando Harry ganara la guerra, ¿Por qué eso iba a pasar, no?

La cena termino, cuando los platos y sobras desparecieron.

-. Bien, jóvenes, pueden retirarse, pero deben recordar que el bosque, como lo indica su nombre, está prohibido-dijo el director con mirada algo seria-. Pueden dirigirse a sus aposentos.

Todos salieron, y tanto Hermione, como Ron, siendo prefectos de Griffindor: se encaminaron a recoger a los nuevos de la casa del león. Ellos debían mostrarles las salas comunes y guiarlos por el camino hasta el cuadro de la dama gorda; también decirles la contraseña e informarles cuál era el toque de queda.

Por su lado, Harry: que ya venía preparado por si algo así ocurría y conociendo la ya, antes habitación de Remus, se encamino; separándose discretamente de los alumnos de quinto sin que nadie se percatara y tomando su capa de invisibilidad; oculta en su bolsillo, se encamino por los pasillos oscurecidos de Howarts a las habitaciones del licántropo, que esperaba su llegada ansioso de saber muchas cosas particulares.

Howarts seguía tan deslumbrante como siempre, sin importar cuánto tiempo pasara; aquel seria el primer lugar al que se vio feliz de llamar hogar. Luego de pasar un infierno constante durante once largos años, al fin había encontrado al sitio que pertenecía: donde no lo llamaban monstruo o aberración. Donde nadie lo golpeaba; sin contar las excesivas veces que se enfrento en duelo con Malfoy y su sequito de péndulos aduladores que solo giraban en torno a su fortuna; pero eso importaba poco comparado con lo que tenía que pasar con un montón de gordos con los que no tenia posibilidad de defenderse: ni aun usando su magia como amenaza ya que el maldito ministerio monitoreaba a todos los menores de 17 años.

Aunque ahora mismo recorría con una enorme sonrisa en vez de estar preocupándose por lo que le diría Remus; de parte del director.

Porque de eso estaba seguro, el director de alguna manera había engatusado a su querido Remsie para que lo convenciera de volver con los regordetes de sus familiares.

Suerte que ni el Imperius funcionaba para controlarlo y si no funcionaba una de las tres maldiciones imperdonables más potentes y penadas con pena máxima en Azkaban por las leyes mágicas, no funcionaban con él: mucho menos cualquier piruleta de poción inhibidora o controladores de mente; por algo era el maldito niño que vivió.

¡Ja! ¡Imbéciles!

Pensó con gracia mientras giraba por uno de los corredores y caminaba unos cuantos pasos hasta llegar a una figura que miraba a la nada divertido:

-. ¿Nunca dejaras de usar la capa de invisibilidad para recorrer Howarts, Harry?-lo descubrió Remus con una sonrisa mientras abría la puerta de su habitación y le daba paso a la invisible figura que sonreía socarronamente; para segundos después de ver que no había nadie, adentrarse él y cerrar con los debidos hechizos contra los bocazas que le encantaban escuchar tras puertas cerradas.

-. Sabes que es una manía heredada por mis maestros, Moony-respondió con una sonrisa, Harry, mientras retiraba la capa y era atrapado en un ferviente abrazo por parte del licántropo-. Yo también te extrañe-espeto después de lograr zafarse de la asfixiante muestra de cariño de su cuasi padre adoptivo. Remus lo miro apenado y se disculpo.

-. Bueno, Harry…-Remus tomo asiento e hizo aparecer dos tazas de chocolate “se notaba lo mucho que le encantaba” y le pidió con la mirada a Potter que tomara asiento-… me explicaras eso que ambos sabemos-el tono no era sugerente sino demandante. Harry a sabiendas de saberse descubierto, no espero que se sintiera nervioso cuando Remus se lo preguntara directamente.- cálmate, Harry-le trato de tranquilizar con aquella sonrisa que no traslucía más  que la más profundas de las calmas-, recuerda que yo era uno de los mejores amigos de tu padre, y sabia de su herencia mágica.

-. Entonces, no tengo mucho que explicar…

-. Claro que si, cachorro…-la sonrisa de Moony le dio miedo a Harry. ¿Qué tanto sabia el profesor?

-. ¿A que, precisamente, te refieres, Remus?-quiso indagar, con el deseo innatamente palpitante dentro de todo su cuerpo, de que ese hombre que aprendió a querer, no estuviera mezclado con el director en toda aquel barbullo formado alrededor de su vida.

-. Pues, lo primero seria, ¿Por qué el director esta tan interesado en que vuelvas con eso estúpidos muggles que son tus familiares?-espeto interesado-. Pero lo que más me inquieta es, ¿Por qué no has contado nada de tu herencia al director?, eso me hace pensar que has descubierto algo del viejo que no te da confianza en él para estar un mes desde tu cumpleaños sin haberle dicho nada y que este me pidiera precisamente que insistiera en que volvieras, “por tu seguridad”, al finalizar el siclo escolar, con los Dursley.

Harry lo miro lánguidamente, esperando ver algo tras esa cara seria que había puesto su querido merodeador; no encontrando nada que lo hiciese desconfiar. ¡Venga que era Remus Lupin! ¡Amante del chocolate y hombre lobo que se desvive enteramente por él; matando de por medio a quien intentara hacerle daño!

-. Muchas cosas han pasado, Moony-comenzó suspirando algo alicaído; viéndose en la forzosa necesidad de borrarle la memoria al hombre si resultaba fuera de sus grandes expectativas-. No confió en el director; ni siquiera mi padre lo hacía-eso sorprendió a Remus-. Este verano, para el día de mi cumpleaños: llego el diario de mi padre, entregado a mí con la explicita advertencia de que no confiara para nada en el director.

-. ¡Pero Harry!-dijo casi horrorizado-. ¡Si james y el director eran buenos amigos!

-. Aparentemente, según esto-dijo sacando el diario que Harry noto, que Remus reconoció por el jadeo de sorpresa que soltó-… el mantenía al directo cerca, como según el intuía, era un enemigo que debía mantenerse vigilado de cerca; como un amigo.

Remsie suspiro y luego sonrió amargamente-. Típico de james: después de todo, Sirius le había pegado sus paranoicas formas de ser.

-. Si-Harry sonrió igual-. Eso explica en el diario, al comienzo.

-. No pienso convencerte de volver con aquellos muggles, Harry-el aludido lo miro-. ¡¿Qué?! ¡¿Creías que trataría de convencerte de volver con gente que te desprecia y te maltrata?!-grito escandalizado y Harry bajo la cabeza; algo apenado, dando a entender que esa idea cruzo su línea de pensamiento-. Primero muerto antes de permitir algo así, cachorro, lo único por lo que te dejaba ir cada verano era porque no tenía opción, era menor y podrían haberme metido a Azkaban –explico-. Y si eso pasaba, Merlín sabría que tanto te atacarían esos muggles.

-. ¿A qué te refieres, Moony?-pregunto, ya lo que había dicho el profesor le resulto algo sugerente a ciertas cosas extrañas ese último verano.

-. Dime, Harry…-Remus sonrió algo malévolo-. ¿Esos muggles, te hicieron algo este verano?

Harry se lo pensó y luego negó-. No, aparte de miradas de odio, nada más me paso; estuve todo el verano haciendo el vago hasta mi cumpleaños. ¿Por qué lo dices?

-. Digamos que; un lobito, antes de que llegaras con ellos, lanzo una amenaza hacia sus integridades físicas y  al aparato reproductor de su hijo ¡oh! Y por supuesto, dándole las debidas precauciones de que si eran mordidos, se convertiría en hombres lobo-Harry soltó una carcajada mientras llevaba la taza de chocolate a sus labios. ¡Como adoraba a ese hombre lobo de personalidad tan cambiante!-. Merlín y circe me libren de morder a esas bolas de grasa andante, ¿te imaginas hombres lobos tan gordos?-ambos se carcajearon ante la insólita imagen llegada a sus mentes.

-. Gracias…-sonrió Harry; Remus siempre seria como uno de los padres que jamás conoció.

-.  De nada-respondió-. Y dime, cariño… -le espeto dulcemente haciendo estremecer a Harry, ese tono no auguraba nada bueno. Remus miro complacido como Harry se removió incomodo en el asiento, esperando aquella pregunta, sabría bien, seria soltada  en algún momento de la conversación, como bomba que agitaría todo en él, ¿Por qué le resultaba tan vergonzoso hablar de eso con Remus?-. ¿Quién es tu pareja?-pregunto de golpe, sin aligerar el ambiente. Harry planeaba alegar que no había encontrado a su pareja y Remus conociéndolo, se adelanto-.  Y no me digas que no lo sabes, muy bien en cuenta tengo cuando alguien de tu especie encuentra a su pareja. En estos momentos desprendes esa aura que james tenía cuando encontró a la suya.

Harry sabia, por el diario de james, que ninguno de sus padres conoció a la pareja real de su padre; mas que uno solo de los merodeadores y su madrina. Suspiro, ¿Cuándo le podría ocultar algo al instinto lobuno de aquel hombre?-. Si, la encontré, y si, es la otra presencia mágica que sentiste en el gran comedor.

-. ¡Pero, Harry!-grito escandalizado-. U-ustedes se odian a muerte…-susurro algo incomodo al decir aquello. Harry sonrió.

-. Con la mirada sugerente que me enviaba cada vez que Ron se me acercaba o cuando Sheamus  me abrazo al bajar del tren, dudo mucho que esos sentimientos de celos que sentí, difieran mucho de la verdad.

-. ¿Estás seguro de eso?-pregunto no muy convencido-. Sabes que el instinto Veela es demasiado peligroso… esa obsesión puede llevarlos a algo que terminaría en catástrofe.

-. De una u otra forma, ambos estamos obsesionados con el otro. Aunque en mi no se note, mucho, también lo estoy con él; por algo somos grandes rivales desde que nos conocemos: Remus, Draco Malfoy me quiere como algo mas y yo a él, pero te apuesto toda mi fortuna a que su lado que cree amarme, vive en constante lucha con aquel que cree odiarme-dijo con un tono jocoso-. Al igual que me paso a mí el día que me di cuenta de ello.

-. ¿Cómo lo aceptaste tan rápido?-pregunto intrigado y Harry alzo una ceja.

-. Tuve todo el verano aburrido después de enterarme de la herencia y como razonamiento aumento, pude llegar a la conclusión de que mi obsesión era solo deseo puro de tener sus ojos sobre mi-Remus se sonrojo. Harry se había vuelto tan…

-. Este último año en Howarts, te resultara bastante entretenido-ambos rieron quedamente. Y Moony suspiro al no saberse descubierto por su cachorro, sería bastante mal que se diera cuenta de lo que este pensaba; al final de cuentas, siempre era transparente para ese chico.

-. Ni que lo digas, Remus-Harry se levanto de su asiento y camino a la puerta. Ya habían dado el toque de queda y el necesitaba llegar a su habitación para descansar un poco-. Por cierto, Moony; vivo en Grimmauld place, y tu-dijo apuntándole-. Vivirás allí conmigo, no admito quejas-le advirtió al verlo que planeaba declinar-, te mudaras a principios de vacaciones en diciembre y por el momento; no podre contarte más de lo que hemos hablado, primero debo poner unos asuntos en orden antes de que sepas todo. Al igual que ron y Hermione.

-. Vale-dijo resignado, sabiendo de antemano que el chico no admitirá un no por respuesta-. Pero antes de irte, ¿me dejas ver tu verdadera forma bajo el Glamour?-sus ojos mostraban las ilusiones de un niño queriendo subir por primera vez a la montaña rusa.

-. Por supuesto que sí- sonrió ante la mirada de su profesor, y como dijo, el Glamour callo, dejando desencajado a Remus totalmente.

-. Cachorro, ten por seguro que quien no sea tu pareja, se atreva a tocarte, lo mato junto con la ayuda de la serpiente albina-Harry rio y luego de recomponer el hechizo, se puso la capa encima y salió de la habitación del profesor; encaminándose presuroso a la torre de Griffindor.

Remus miro por donde Harry había salido.

Su cachorro crecía tan rápido…

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-. Pero que tenemos aquí… -espeto una voz a sus espaldas, antes de que pudiera entrar al retrato de la dama gorda que había desperrado de su profundo sueño ante el siseo de aquella persona-. Si es san Potter en persona, atrapado infraganti fuera del toque de queda.

-. Ahora no, querido primo-espeto Harry tratando de decir la contraseña para entrar a través del retrato que no despegaba su vista interesada en lo que ocurría frente a ella.

Tanto trabajo de huirle a tanto maldito prefecto y a Filch y su maldita Gata Norris, la chismosa; para ser atrapado con quien menos deseaba en esos momentos encontrarse. No porque no quisiera verlo, sino que resultaba bastante tedioso el no poder alejar contener sus ganas de tirársele encima a esa ególatra serpiente teñida.

Draco le tomo del brazo y lo azoto contra uno de los muros, colocando su mano en su cuello-. Mira, Potter-otra maldita vez escupiendo su apellido-. Tu y yo, no somos nada-siseo peligrosamente cerca de los labios de Harry: ese sin duda no era su día de suerte como pensaba; ¿cuando el maldito destino había comenzado a ensañárselas con él? Ah, si… el día que su padre y su supuesta madre, murieron. El aliento de Draco comenzaba a invadir su olfato, haciendo que indescriptibles sensaciones vagaran por su cuerpo; haciendo titilar levemente el Glamour y dejando algo choqueado a Malfoy por lo que admiraba entre los leves parpadeos-. ¿Queda claro?-dijo soltando a Potter y mirándolo de forma lasciva.

Los ojos verdes de Harry se rasgaron un poco, dándole una apariencia peligrosamente sexy a opinión inconsciente de Draco que solo sintió cuando esta vez fue Potter quien lo azotaba al muro y lo miraba de una manera que no supo definir bien-. Posiblemente, no, no me queda claro-siseo sensualmente a centímetros de la boca de Malfoy, quien había intuido que el aliento de Harry era chocolate con una mezcla excitante de vainilla, ¿su boca sabrían igual?-. ¿Qué harías en ese caso?-pregunto, lamiendo sus labios para martirio del instinto carnal que comenzaba a crecer en el rubio-. ¿Me, castigarías?- ¿eso fue una sugerencia sexual? Porque si lo fue, ya se había corrido varias veces bajo la tela francesa que conformaban sus calzoncillos.

Harry rozo levemente sus labios con los de Draco, pasando su lengua por la superficie de esta y luego rozando de paso su mejilla, depositando como la caricia del viento, un beso en ese lugar. Antes de que Draco se diera cuenta y reaccionara; se había metido completamente airado dentro de la sala común de Griffindor, dejando muy acalorado al rubio y muy complacida a una dama gorda que se abanicaba con el corazón en la garganta con lo que había visto.

Draco frunció el ceño al haber salido de su ensoñación y se maldecía una y mil veces al haberse dejado engañar: pero al menos comprobó que los labios de Potter si tenían sabor a vainilla y chocolate. Aun no controlaba bien su instinto Veela, y no tenía ganas de hacerlo; pero de algo estaba seguro, desde el día que había visto a Potter en el callejón Diagon había descubierto que ellos dos estaban ligados por algo más que la obsesión naciente de un rechazo en primer año que acarreo su vergüenza.

Y eso ocasiono varias torturas que el mismo se implemento cuando llego a su mansión empalmado y avergonzado de haberse puesto duro con la mera voz de Potter aquel día: pero ahora estaba más que enfurruñado al sentirse nuevamente excitado y con su herencia Veela gritándole y reclamando por qué no se cogió a Harry en aquel muro; haciéndolo jadear su nombre con una voz indecorosamente chillona y placentera.

Y desde ese momento lo supo: Potter era su pareja.

Su padre lo iba a Cruciar por ello; y más ahora que sabían que eran familia cercana.

Maldito Potter, maldita herencia, maldito su padre por habérselo dicho apenas había despertado ese lado suyo que jamás quiso conocer; aquel que le daba la maldita respuesta que siempre busco a la obsesión que tuvo con Potter durante esos siete años de colegiatura mágica. Aquella obsesión que lo llevo a molestarlo durante todo aquel tiempo para solo tener su atención.

Y aunque Potter no lo supiera, ya era propiedad de un Malfoy, y un Malfoy jamás comparte; pobre de aquel que osara tocar un solo pelo de ese chico que ahora tenía visualmente su marca: porque conocería la temprana muerte de un Veela obsesionado. La palabra celoso no va con él.

Un Malfoy siempre obtiene lo mejor, y en esos momentos, según su herencia, Potter lo era.

Y no lo negaba, extrañamente, Potter era hermoso.

Dejo de mirar el cuadro de la dama gorda y se encamino al baño de los prefectos a bajarse aquel bulto que golpeaba insistentemente contra su pantalón.

:::::::::::::::::

 

Harry se dejo resbalar por la puerta de la sala común; otra vez se dejaba llevar por su lado Slytherin y aunque agradecía tener una personalidad un poco más controladora y decidida: eso no quitaba el hecho de que se estaba casi ofreciendo como puta al rubio oxigenado aquel que llenaba sus pensamientos de arriba abajo.

Y es que, desde que recibió su herencia, estaba seguro que ese maldito de Draco Malfoy sería su pareja; por algo lo quería en secreto. Y también se sentía mal al haberse imaginado tener una oportunidad con el rubio si hubiera tomado la mano en aquel momento que se le era ofrecida.

Pero a quien engañaba: si lo pensaba bien, prefería matarse a Crucío limpio con el rubio a tener que aguantar en abstinencia por solo este ser su amigo y tener miedo a perder su amistad por que este pensara mal de él en el momento que revelara que era gay.

Todavía tenía en cuenta el perfecto trasero de Diggory contoneándose frente a él mientras era novio de Ginny: en esos días estaba más pendiente de pollas y culos que de ortos y coitos. Le gustaba más una Berga que imaginarse a la hermanita menor de su mejor amigo en paños menores.

Y tenía en clara cuenta que Ronald bateaba al mismo lado que el. Sino, por qué tanta obsesión con una serpiente italiana. Bueno, podía ser que el temperamento de su pelirrojo hermano era fácilmente quebrantado, pero eso no indicaba que tenía que ensañárselas solamente con aquel castaño amigo de su futuro esposo.

¡Coño! ¡Ya pensaba en boda!

Ese pequeño encuentro con Malfoy lo hizo desvariar. Y mucho a mal de su parecer.

Lo único que le caía en gracia, sería el grito al cielo que pondría Snape cuando se enterar que ambos enemigos desde la infancia, se comenzaban a gustar mutuamente.

-. De seguro y le da un infarto múltiple…-murmuro con una sonrisa bailando en sus facciones mientras se encaminaba a su habitación. Tal vez soñar un poco con un grupo de serpientes en una orgia no fuera tan malo, si en ella incluidas a quien te arrancaba suspiro aunque no quisieras. Suerte que su herencia le permitía controlarse; quitando el hecho de que no podría enamorarse de nadie más-. Pero de seguro muere varias veces cuando sepa lo otro…

Soltó una leve risita cuando cerraba la puerta tras de sí.

Ese sería un semestre con emociones bastante fuertes.

 

 

 

 

Notas finales:

si les gusta, comenten XD


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