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i believe in angels por black_phenix

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Notas del capitulo:

He aquí el final de I believe in angels, espero les guste. Es corto, lo sé, pero con mi poco tiempo no puede conseguir nada mejor. Había tardado todo esto por que debía seguir con la actualización de los otros y no conseguía una buena idea para darle fin a esta historia.

En fin, lo único que debo de explicar es que la idea me surgió mientras veía uno de mis animes favoritos. No diré el nombre, eso es dar publicidad innecesaria XD. En fin, disfrútenlo y espero les guste tanto como a mi.




El final de todo cuento de hadas.







“El final no es simas el comienzo de miles de nuevos caminos: abre los ojos mortal, que ante ti hay una nueva oportunidad”. 
Phenix.






Ambos se observaron sin cambiar expresión alguna. Mostraban muchos sentimientos el uno al otro. Mientras ella lo miraba como un padre vería a un hijo que no ha visto en mucho tiempo, él la observaba distante y refugiado en miles de capas de odio. Aún estaban en aquel paramo llamado paraíso. 




— ¿Piensas castigarme?—Una sonrisa burlona adorno sus facciones—. ¿Tú, quien me dio la libertad para escoger lo que quería hacer, piensas ahora darme una lección de moral? Oh, gran padre, me siento taan~ avergonzado de mí mismo. —Sarcasmo en su máximo esplendor. Las facciones de la bella dama no cambiaron en lo absoluto, y eso lo enojaba—. ¿Qué demonios te crees para siquiera creer que yo, un ser perfecto, deba hacerte caso? ¡Tú entregaste lo que por derecho nos pertenecía a nosotros, los ángeles, a esos miserables seres que sólo te buscan cuando realmente te necesitan! Matan, roban, violan y sacrifican a sus propios hermanoscuando lo ven de manera conveniente. ¿Y tú, padre, que nunca has intervenido en sus juicios indiscriminados con tu omnipotencia, quieres venir ahora a hacer una diferencia después de tantos milenios? 





Un suave suspiro crispo sus nervios y le hizo enrojecer. Es como si ni siquiera atención se mereciera de su parte, y eso para él era una grave ofensa. 




— ¿Por qué, por qué demonios no fue mío? —La diosa lo miro con pena—. El mundo pertenece a los ángeles, a mí, como el más poderoso de todos, me correspondía ser el gobernante de todos esos seres inferiores. ¡¿Qué demonios no te gusto de mí?! ¿Por qué ellos? ¿Por qué no yo…?




—Nunca has creído en ti mismo. —Eso lo dejo descolocado por completo. ¿Qué quería decir? —. Robaste tu poder de otros, jugaste con las vidas de miles como si de títeres se tratasen y, a pesar de haber nacido de mí, lo único que hiciste fue apegarte a la palabra Dios. Ni siquiera viste la felicidad cuando te la puse delante de tus ojos tantas veces. Y, aun cuando te di otra oportunidad, no has crecido en lo más mínimo. ¿Creíste que al obtener el poder de aquel humano que ha dejado atrás sus siete pecados, denominado el Regis, podrías convertirte en alguien que rivalizaría conmigo? ¡No me hagas reír!





— ¿Qué tiene de malo desear el poder? —Apretó sus labios mientras sus ojos lanzaban dagas impregnadas en el más oscuro veneno—. Aquellos que sustentan el poder son los que mantienen el balance en la vida, decidiendo por aquellos que no saben decidirse. ¿Qué tiene de malo convertirse en un ser perfecto? ¿Qué tiene de malo desearlo? ¿Qué tiene de malo querer ser un verdadero Dios, y no ser un simple observador como tú, que has abandonado a tus propios hijos? —La bella dama permaneció sonriendo, como si nada estuviese pasando y ellos estuvieran teniendo una conversación pacífica. Lucifer entorno su mirada rabiosamente—. Aun después de tantos siglos aun no lo comprendo: ¡¿Quién demonios eres?! 






— Yo soy… lo que llamas el mundo. —Lucifer abrió los ojos y apretó los puños —. O quizás el universo, o quizás el creador, o quizás la verdad, o quizás todo, o quizás uno. Y también soy tú. —El caído se sintió cada vez más pequeño ante la seria mirada que le era enviada—. Yo soy lo que te provoca desesperación para que no te vuelvas arrogante. Soy el pináculo que, aun cuando el mundo sea destruido mil veces, permite a las almas que vagan por este interminable universo saber lo que se siente el estar vivo. Los humanos, como mis hijos, obtuvieron la libertad deseada, al igual que tú, en el mismo instante en que tentaste a Eva. Y como a ellos, a ti también te castigare de la misma manera en que son castigados aquellos que se vuelve arrogantes.





— ¿Eh? —Un crujir metálico lo hizo girarse para presenciar dos enormes puertas con ángeles de la muerte tallados en ella, abriéndose. En su interior todo era oscuridad. Se volvió a girar para encarar a la diosa, quien mantuvo cerrados los ojos en el mismo instante en que dos oscuros brazos salieron para arrastrar al caído lentamente hacia su interior. No importo cuando forcejeo, su poder no parecía suficiente para liberarse de aquel agarre—. ¿Qué demonios es esto? 





— Desesperación para aquellos que se vuelvan presuntuosos. —Cundo abrió sus ojos, mostro el mismo dolor que se verían en los de un padre traicionado—. No hago más que devolverte hacia el mundo que tú mismo creaste: Tu infierno. Además, esto es sólo el resultado de lo que tanto deseabas. 






— ¿Qué debí haber hecho? —Se dejó hacer mientras observaba las finas facciones de su señor y creador. Su padre. Las puertas comenzaron a cerrarse al tiempo que la oscuridad comenzaba a brillar de un suave tono rojo sangre. 





—Deberías haber visto la respuesta, hijo mío. 








Epilogo.










Su cuerpo se deslizaba por los pasillos con una delicadeza innata, sus cabellos danzando a su paso; pues era parte de su naturaleza ser siempre bello y elegante: era un Veela. Su rostro iba enriquecido cual mármol, ya que acababa de regresar del trabajo y esa era una expresión que no se desvanecía con facilidad.





Los cuadros de generaciones de Malfoy iban admirándolo; era natural, era el primer Veela real en la familia, después de todo. Una expresión soñadora se dibujó en su rostro en el momento que dos pequeñas risillas llenaron el aire y golpearon su cuerpo cual onda expansiva. Guiado por su instinto, doblo en uno de los pasillos y siguió de largo hacia el fondo del corredor. La risa se hizo más aguda, y se pudo sentir paz y tranquilidad cuando una tercera risa resonó, haciendo que campanillas imaginarias cantaran en el viento. 






Colocando una sonrisa divertida, se adentró al que se suponía era el salón de té del ala norte; aquel que daba hacia el bello jardín que su querido esposo había estado cuidando, y que a ellos tanto les gustaba. Cuando, ya dentro, sus grises ojos se posaron en las tres figuras que le miraban con grandes sonrisas, su corazón se sintió lleno a rebosar. 





— ¡Padre! —Gritaron a coro dos pequeños casi idénticos, la única diferencia seria que uno era una niña y el otro un niño. Se inclinó y extendió los brazos, recibiendo a ambos pequeños entre ellos. 





— ¿Qué pasa aquí? Podía escucharse su alboroto desde la entrada—su expresión se suavizo de manera espontánea cuando su mirada se cruzó con la del bello elfo que, elegante en su postura, le esperaba con un brillo carismático en sus verdes y resplandecientes ojos. Se acercó a él, aun con los niños en los brazos, y le dio un suave beso que lo hizo estremecer de pies a cabeza. 




—Es que, veras… papá y nosotros estábamos discutiendo donde pasaríamos el verano. Yo quiero ir a Francia y…—dio una mirada pistola a su hermano, quien le hacía un gesto de asco ante la proposición—. Y Scorpius quiere ir, de nuevo, a la isla que visitamos con la toda la familia el verano pasado.




Scorpius hizo un ligero gesto de molestia, que para sus cinco años no le permitía verse muy serio que se dijera: —No quiero ir a Francia. La última vez, por culpa de Lily, nos la pasamos de tienda en tienda todo el tiempo. 



— ¡No es cierto!




— ¡Si lo es! 




—Niños…—Harry no necesito nada más para hacerlos calmarse, su voz era imponente y a la vez delicada cual melodía más hermosa. Scorpius y Lily se disculparon, pero no dejaron de mirarse retadoramente. Draco suspiro mientras los bajaba y estos volvían a ocupar sus lugares, uno a cada lado de Harry, intentando convencerlo; puesto que si lo convencían, convencían a su padre Draco—. Mmm, estamos en un gran aprieto—murmuro Harry con un ligero puchero que dejo a Draco sin aliento. Sabía que lo hacía adrede —. Estas vacaciones, puesto que todos nos reuniremos, debemos encontrar un lugar lo suficientemente tranquilo y divertido para todos.




— ¿Aeón faltara? —Indago, levantando una de sus cejas con delicadeza. Harry negó y le extendió una sonrisa.





—Albus logro conseguir el permiso del consejo. Este año no había mucho papeleo y los estudiantes no han causado muchas molestias. Minerva también lo ha ayudado con algunas cosas—Draco asintió, no creyéndose bien que esos estúpidos del consejo escolar se creyeran que el director, Albus Dumbledore, había rejuvenecido debido a una poción fallida, que se suponía era para la gripe, de efecto irreversible.





— ¿Y los abuelos, vendrán? —Pregunto Lily, esperanzada. Scorpius se limitó a mirarlos con expectación. 





—Eso espero…—Murmuro Harry, mirando a Draco esperando que supiera algo.




—No tengo ni idea, amor. Tu padre es un ministro excelente, y casi siempre está ocupado. —Suspiro al ver aquella leve expresión de tristeza—. Además, no sé si quiera dejar su oficina. Desde que el señor Potter es su secretario se encierran bastante allí—murmuro al descuido, sacando una risilla más amena del bello elfo—. Le comentare del viaje, estoy seguro que tirara el trabajo por la ventana con tal de estar con sus nietos y su hijo predilecto. Además, Mione, Pansy, Blaise y Ron, Neville y Theodore me han comentado que quieren unirse a las fiestas de verano. También traerán a los niños. Mis padres también vendrán, estoy seguro de que Remus no se perdería esto por nada del mundo, incluso nuestros padrinos aseguraron que asistirían sin falta alguna.





Eso pareció hacer efecto inmediato en los pequeños, que contentos, comenzaron a soltar un gran bullicio de felicidad. Harry y Draco negaron, encontrando imposible el cómo tratar con dos niños mitad Veela mitad elfo. Agregándole la solución de que eran herederos de los linajes de Salazar y Gryffindor. Un caos total cuando se lo proponían. 





—Entonces, ¿también vendrán Ciel y Sasha? —Draco río un poco ameno al notar la exclusión del vampiro en la pregunta. Sabía perfectamente que su hija no lo pasaba por ningún medio, y más porque, según ella, Ciel le atraía de alguna manera y por ende le pertenecía. Vlad sólo se lo estaba cuidando.





—Sí, ya me confirmo que asistiría. Al igual que Lagolos y Joshua. El pequeño Altaír ya está lo suficientemente grande como para acompañarnos esta vez. —Luego de esto, los pequeños se despidieron, alegando que debían preparar su equipaje con antelación. Draco se dejó caer en el suelo, entre sus piernas y él sonrió mientras acariciaba las platinas hebras con delicadeza—. ¿Cómo te ha ido en el trabajo?




—No hay problemas, puedo manejar muy bien la situación en el departamento de misterios. —Subió la cabeza y sonrió de manera coqueta—. Después de todo, soy el esposo del héroe del mundo mágico.





—Todo eso por culpa de padre. Mira que organizar una última batalla para que lo dieran por muerto. —Puede que sonase molesto, pero la sonrisa en sus labios no se la borraba nadie. 




—No, fue ingenioso, admítelo. Voldemort muere, y aparece Thomas Riddle con propuestas únicas para unificar y purificar el mundo mágico de manera pacífica, convirtiéndose en el nuevo ministro de magia. A parte de eso, resulta ser que es tu padre, quien estuvo ocultándose de Voldemort junto con el señor Potter en alguna parte lejana en el Tíbet, donde la magia no corría. 






—Lo considero más desquiciado que lo que había pensado nuestro Aeón. Mira que decir que Albus y él eran novios en pleno comedor, y que por haber consumido una poción para la gripe, que resulto alterada por algún ingrediente en mal estado, terminaron siendo de esa edad irreversible. Todavía me acuerdo de la cara de todos los estudiantes cuando se imaginaron que se montaban al viejo director. —Draco soltó una risotada, acordándose aun de las caras de shock y en blanco que todos, sin excepción alguna en el gran comedor, habían puesto—. Será mejor que vallamos a ver que están haciendo esos dos—suspiro al escuchar los gritos por la discusión que debían estar teniendo los gemelos. Draco le detuvo, aun en la misma posición. 





— ¿Me amas? —Pregunto con una de esas hermosas sonrisas.




—Por supuesto—se inclinó, dejando que su largo cabello cubriera el beso que se estaban dando—. Hasta el fin de nuestra larga inmortalidad, amado mío, y aun después de eso.





Fin.

 

Notas finales:

 

Agradecimientos.








A todos aquellos que se tomaron las molestias de venir hasta aquí, gracias les doy por ser mi soporte; por ser mi ánimo en cada momento; por estar a mi lado en los malos momentos. Por hacerme sentir bien cuando me sentía decaído, por animarme a continuar aun cuando no encontraba salida. 

Tengo el placer de haberlos conocido, de haber estado todo este tiempo con todos ustedes hasta este momento. Pensaran que exagero, pero en mi vida hay muy pocas alegrías. Gracias, los aprecio, y les quiero.

Mis agradecimientos no son muchos, ni nombrare personas especiales; aunque los haiga, no es menester desvalorizar a otros que me han seguido en este largo camino. A los que les gusto, a los que les desagrado, a los que simplemente les dio igual: todos y cada uno de ustedes;



Muchas gracias

 

 


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