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i believe in angels por black_phenix

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Notas del capitulo:

espero les guste este capitulo, continuo la historia demasiado seguido, quizas sea un problema pero bueno, las ideas surgen y no puedo dejar pasar la oportunidad.

 

sin mas...

 

 Apenas hacia unas horas había sido el toque de queda para finalizar las clases y la hora de la cena se acercaba vertiginosamente. Los estudiantes debían estar reuniéndose en el gran comedor y comenzando charlas aburridas de lo que les había ocurrido ese día esperando a que las mesas fuesen llenadas, mientras tanto, el adusto, serio y reservado profesor de pociones estaba en su oficina, sentado tras su escritorio con el diario de Lily Evans en sus manos  y con una expresión que cualquiera podría descifras como de horror.

Eso era lo malo…

… su rostro mostraba lo que sentía en esos momentos: agradecía a su sentido mágico que lo advirtiera de no leer tales atrocidades frente a su clase de ese día; hubiese sido deshonroso que lo vieran con la boca abierta a más no poder y con un tic continuo bajo su parpado izquierdo.

¿Quién podría decir que Severus Snape, podría abrir tanto la boca?

…Y no fuera para gritar precisamente.

Estaba seguro que si alguno de sus-estúpidos-, estudiantes lo vieran con aquella expresión correría de la impresión y gritando que el fin del mundo se acercaba-lo cual no estaba muy lejos de la realidad con lo que leía-, posiblemente creyendo que era una maldición o un milagro-o que posiblemente habían capturado a Snape y lo habían cambiado por otro-, lo que estaba ocurriendo en ese momento.

¡Aleluya! ¡Alabadas sean las bolas de Merlín!

Odiaba su vida…

¿Quién diría que el destino era un loco enfermizo?

Creyendo que su vida no podía ser más loca… ¿Cómo ocurría una situación tan… bizarra?

Hizo una mueca de fastidioso desdén…

Se paró de su escritorio-del cual no se había movido ni un milímetro mientras leía como un obseso niño curioso el diario-, y llego en varias zancadas al otro lado del salón a un mino bar que reposaba en la esquina. Tomo una botella de un escocés que databa de 40 años atrás-uno de los de su reserva especial para los nervios-, y un vaso para luego girar sobre sus talones y dirigirse de nueva cuenta al escritorio y derrumbarse en la silla mientras tragaba el ambrosiano liquido.

Su garganta escoció un poco ante lo caliente de la bebida y sintió sus músculos-desde hacía más de una hora tensos-, relajarse.

Mierda…

Mordió su labio inferior y tomo de nueva cuenta el diario, releyendo una y otra vez aquellas líneas hasta grabarlas a fuego y metal en su memoria…

Mierda…

Volvió a susurrarse mentalmente mientras cerraba los ojos y suspiraba forzadamente…

¿Cómo podía ser eso posible?

No es que no confiara en lo que decía  aquella página maltrecha por el tiempo. Inclusive había realizado el hechizo de autenticidad para verificar la firma mágica de su amada Evans. La cual dio positivo por lo cual no podía desconfiar de ninguna de aquellas cosas que la misma relataba.

Inclusive, había frases que lo devolvían a ser un niño pequeño y sonrojarse como colegiala enamorada: no cavia duda que su amada Lily estaba tan loca por él, como él lo seguía estando aun después de su muerte.

Y otra vez…  Mierda…

Esa frase se volvería su cabecera con su psicólogo cuando todo aquello terminara: ahora tenía que andarse por las ramas con el mocoso insufrible hijo de su mayor enemigo.

Colgaría sus huevos al lado de la corbata desde esa misma noche…

Suspiro. Maldiciendo internamente varias veces a Potter  y su maldito complejo- el cual se le había pegado, de atraer los problemas y mandando al pobre de Merlín a que se lo follaran en una orgia de ogros.

Busco la página que Potter había pedido que leyera luego de que revisara aquella que-literalmente-, lo había dejado helado, releyendo aquella frase otra vez varias veces para luego levantarse y encaminarse a paso liviano-más bien arrastrado-, hasta su laboratorio.

Miro en los viejos estantes-que aun se mantenían en pie desde la época de cuando el anciano director era joven ¡500 años por dios!-, buscando aquella pócima que pedía- amablemente-, el mocoso aquel.

Debía ser más ordenado…

Miro otra vez todos los documentos de investigaciones que había hecho-a pedido especial de su amo-, en los últimos años. Miro de reojo una que otra opción que aun hervían y debían estar así otro par de días más.

¡Aja! Encontró lo que buscaba, detrás de una de las imperdonables liquidas que había-de nuevo a petición de su señor-, creado: esas eran para no ser detectadas por el ministerio y sus revisiones de varitas.

Volvió a soltar un lánguido suspiro mientras removía el líquido azul platino que estaba en el pequeño frasco…

Con eso comprobarían si todo lo que había leído era cierto: tuvo que darle-a regañadientes y con nota mental de pasarse una tarde entera limpiando recuerdos en el Pensadero-, crédito al idiota de Potter al haber pensado en aquello.

Lo cual extrañamente no se le había ocurrido a él.

Volvió a su oficina y volvió a dejarse caer mientras preparaba otra copa: estaba demasiado tenso y no tenía ganas de tomarse una poción calmante.

Sus recuerdos se perdieron a la primera vez que había conocido a Lily; había sido después de una de las tantas palizas que su padre acostumbraba a darle cuando descubrió que tenían poderes mágicos.

Una amarga sonrisa apareció en sus labios cuando se dio cuenta de lo mucho que extrañaba a aquella pelirroja y atractiva  chica: lo cual era extraño ya que ella tenía un fuerte temperamento y constantemente ambos se empecinaban en entrar en discusiones sin sentido referente a pociones o algún que otro hechizo.

Pero eso no impidió que la amara con una benevolente locura, y aun ese mismo día recordaba con anhelo y aprensión ese sentimiento que hacia latir a su arcaico y arrugado corazón.

Tenía que darle crédito a la mujer…

…lo ato con un lazo insoluble e irrompible.

El crepitar de las llamas de su chimenea; y también el cambio súbito de color de un rojo amatista a un verde escarlata, le dieron a entender que esa noche tenía visitas, y no eran de las esperadas.

-. ¿Lucius…? –musito contrariado al ver la cabellera rubia de su amigo levantar una ceja. Con un movimiento de su mano levanto las defensas de la red Flu y le dio paso al altivo hombre que se movía imperturbable con aquel andar…

Si supieras... pensó jocosamente a cerca de la información del diario.

-. Severus –saludo con un movimiento de cabeza que fue respondido por Snape quien se tomo el contenido de su copa.

-. ¿A que debo el honor, Lucius? –pregunto mientras le daba permiso a sentarse, no sin antes ofrecer una copa de whisky que fue aceptada gustosamente. A Lucius le encantaba la reserva especial de Snape.

-. Es algo que está relacionado con Draco –espetó a lo que tomaba un sorbo y miraba la contrariada mirada de su amigo, el cual levanto una audaz ceja en duda de aquello.

-. Según eh notado, Draco está bien… -dijo no muy seguro de lo que el hombre frente a él quería contarle. ¡Él no era psicólogo de nadie! Y mucho menos una caja de pandora…

Que se buscaran otro sitio donde guardar sus males.

-. Es referente a una herencia mágica por parte de Narcisa –explico-. Los Black, por línea paterna de Narcisa, son herederos de una criatura mágica –tomo de un solo trago el contenido de su vaso y miro a Severus, el cual se había perdido en sus pensamientos al escuchar aquello.

-. ¿Qué criatura, Lucius? –pregunto otra vez no muy seguro de querer escuchar la respuesta que implicaba algo que lo dejaría tremendamente nervioso: su ahijado era otra maldita caja de sorpresas.

Por segunda vez… ¡Aleluya las bolas de Merlín!

-. Veela –Snape pasó por su rostro una mano, masajeando el puente de su nariz y suspirando quedamente. ¿Potter en verdad le había pegado su rastreador de problemas? O…

Trago en seco… ese pensamiento jamás debía hacerse realidad, Potter no debía ser…

Miro a Lucius  con un tic nervioso acentuándose en su ojo izquierdo… Lucius levanto una ceja e hizo una mueca burlona entendiendo el por qué su amigo se ponía mas pálido de lo que era.

-. Me imagino que has de estar pensando en la posibilidad de que Potter sea la pareja de mi hijo –espetó, Mayormente afirmando la reacción de Snape con lo referente a Harry,  negando con la cabeza-, también esa posibilidad paso por mi mente. Potter es el más poderoso en el colegio y su poder mágico rivaliza con el de nuestro señor… entiendes que un Veela busca poder y belleza y no podemos negar que Potter, aunque no se dé cuenta, tiene ambas.

Snape rodo los ojos, inclusive las criaturas con que se unían las familias mágicas eran ególatras y selectivas-. ¿No te molesta? –le había  impresionado la actitud  de su amigo al  hablar así del enemigo de su amo.

-. ¡Por supuesto que sí, Severus! –Replico y luego suspiro-. Odio al mocoso ese, pero si Draco no se une a su pareja ya sabes que ocurrirá: depresión y luego muerte por soledad.

Ambos hicieron una mueca asqueada por eso último.

->. Todavía guardo esperanza de que sea otro el elegido –para ambos el fondo de sus copas vacías era lo más interesante. Snape resoplo ante eso último y Lucius levanto la mirada incrédulo-. ¿Cuándo?

-. Aller, en el gran comedor –dijo curvando sus labios en una mueca desagradable-. Jure que era una alucinación, pero vi a Draco con una cara de Hufflepuff enamorado mirando a Potter.

-. Y eso es poco para mi opinión –agrego Lucius con  desdén. Nunca imagino que su apellido al final de cuentas se uniría  al de un Potter-. Su herencia no despierta por completo –Severus alzo una de sus negras cejas como siempre hacia en señal de pregunta-. Le dije que tenía herencia mágica Veela, jamás le explique lo del despertar y esas cosas.

-. La razón…

-. Se asustaría de verse como un Hufflepuff embobado mirando a Potter –una mueca sínicamente burlona  apareció en los labios de Lucius: aunque algo contrariado con la elección de la pareja del Veela de su hijo, no se quitaba el goce de verlo destruyendo la máscara replicada, de el mismo ante la sociedad, de Draco.

Era como verse a sí mismo sucumbiendo ante la tentación de mostrar sus verdaderos sentimientos hacia aquella persona en especial. 

Snape resoplo ante la actitud infantil del gallardo hombre sentado frente a él-. ¿Qué tipo de características y qué tipo de Veela, Lucius? –su voz denotaba orden y Malfoy se sentía extrañamente devuelto a los días cuando estudiaba y Mcgonagall lo reprendía por haber estado peleando a hechizo limpio- y uno que otro de magia negra-, contra James Potter y sus amigos. Especialmente contra “aquel” chico.

-. Increíblemente, un Veela rey –el tic en el ojo de Severus se intensifico. ¿Le estaba diciendo que Draco era un Veela real?-. Según Cissa lo habían encontrado en Albania. A la muerte de este, Cissa se convirtió en reina y como Cissa murió pues…

-. Draco es rey –la mano de Severus paseo por su oscurecido cabello.

-. Así es –afirmo Lucius-. Por eso su herencia se presento un poco premeditada al recibir el titulo mágico –explico-. Recibió ambas liberaciones al mismo tiempo y debe esperarse cuanto menos un tiempo antes de que se adapte.

-. ¿Cuánto?

-. Cuanto más, dos o tres días –suspiro-. La mayor parte lo ayude a controlarlo en la mansión luego de que se liberara. Cissa me había dejado instrucciones por si algo como lo que está pasando ahora sucedía.

-. ¿Qué exactamente ocurrirá cuando se adapte por completo a su nuevo poder?

-. Prácticamente –Lucius hizo una pausa y miro directo a aquellos oscuros ojos-, violara a Potter.

Snape palideció.

->. Descuida –lo tranquilizo Malfoy-. Eso solo ocurriría si Potter se negara a él. Aunque dudo que acepte…

-. Aceptara… -espeto con una sonrisa enigmática.

-. ¿Qué te hace pensar eso?

-. ¿Demasiado Griffindor te dice algo? –Lucius entendió. Un Griffindor jamás dejaría, ni siquiera a su peor enemigo, si este pide ayuda, desamparado.

-. Por cierto, Severus… ¿Por qué esa cara cuando llegue? –ambos se habían servido de nuevo.

-. Nada de lo que preocuparse por el momento hasta que sea confirmado –desvió y aclaro-. Lo sabrás de boca del Lord oscuro si él lo cree conveniente.

Lucius asintió y termino su whisky para luego levantarse-. Me retiro –anuncio-. Pasare a ver a Draco antes de irme, a esta hora a de estar en la sala común de Slytherin.

Snape asintió y vio que su reloj daban las nueve de la noche-. Será mejor que le expliques eso antes de que cometa algo que lo dejara más devastado de lo que podría estar.

-. Mas por eso eh venido –fue lo último que escucho de Malfoy para cuando este salió al pasillo de las mazmorras.

Debía comprarse un vuelo a las islas de Cancún…

 

::::::::::::::::::::::::::

 

 

Estaba dando un paseo por los corredores de la mazmorras esa noche: le apetecía caminar por la oscuridad de aquel lugar, aunque Snape replicara; extrañamente el hombre le recordaba sus días de colegiatura. Pensó en James y en Sirius; poniendo una amarga sonrisa en el proceso. Aunque fue en periodos diferentes, pensó que ahora más que nunca, aunque tuviera a Harry, estaba más solo que cuando sus padres lo abandonaron en aquella casucha que ocupo hasta que dejo al fin Howarts.

Remus encontraba el nombre de su soledad y aunque estuvo buscando durante mucho tiempo, jamás encontró a esa persona que él creía estaba destinada para él y nadie más.

Su lobo interno era una maraña de sentimientos confusos y sin orden aparente.

Sacudió el repentino escalofrió que recorrió su espina dorsal y se concentro en los oscuros cuadros que lo miraban admirados por el oscuro ser que se removía inquietantemente en su interior; por alguna razón estoica aquello lo hacía tragar en seco y sentirse un egocéntrico.

Su energía oscura se podía sentir claramente; al final de cuentas la luna llena estaba a unos días de ahí.

Pensó en lo que le había dijo Harry el día de ingreso al colegio y en realidad tenía razón; James actuaba extraño delante del viejo y luego despotricaba como loco en soledad contra el anciano: muchas veces había escuchado por su súper oído desde la sala común como este empleaba unas palabrotas que lo ruborizaban hasta la última hebra de su pelo castaño.

También pensó en el día que James y Lily comenzaron a andar; extrañamente fue después de que James se enfermara y comenzara a vomitar: aun recordaba el día que este había ingresado por error a los baños femeninos y se había dado de bruces contra Lily.

El, por respeto, jamás ingreso al baño y no pudo enterarse  de lo que hablaban por los hechizos de silencio que empleaban las chicas para no ser descubiertas cuchicheando; por eso dio a entender que ellos dos habían arreglado sus diferencias allí adentro.

De repente se detuvo y se agito visiblemente al reaccionar como obseso a un delicioso aroma que lo atraía a la lejanía. Era inconfundible.

¿Cuánto tiempo lo busco?

Durante años, en sus viajes y en los lugares que había visitado; en todos y cada uno de ellos lo busco y precisamente, ese día que estaba algo distraído y contrariado aparecía.

Nadie podría engañar a sus sentidos y mucho menos al lobo que se movía con insistencia en su interior buscando ser liberado en esos instantes.

Esta cerca…

Escucho que le decían y mordiendo su labio redoblo el paso hasta el pasillo por donde se divisaba la esencia de esa persona.

Su olfato estaba pendiente de ese olor solamente, nada importaba ni nadie, aparte de su cachorro que nadie podía sacárselo de la mente. Giro un par de pasillos mas-prácticamente corría una olimpiada por los pasillos siendo reprendido por los cuadros de aristócratas muertos que alguna vez pasaron por Howarts ante su desfachatez y poca elegancia al correr-, y se dio de frente con un bloque de músculos perfilados bajo una hermosa túnica de blanco inmaculado que lo miraba desde arriba con una ceja alzada.

-. Remus… -saludo este.

En esos momentos, Remus John Lupin se había perdido por completo en aquellas palabras que sonaban como un canto angelical para su yo interior.

Se levanto y miro al hombre a los ojos, detallando con sus doradas pupilas su figura; devorando prácticamente todo y para este no paso desapercibida aquella acción por parte del licántropo.

Remus tomo la mano del hombre  y simplemente  soltó contrariado aquella pregunta que lo asalto al haber chocado con él-. ¿Eres, mi pareja, Lucius?

A Lucius Abraxas Malfoy no había nada que lo sacara de su burbuja de egocéntrica altivez para rebajarlo a alguien incrédulo; ni siquiera enterarse que su hijo estaba calado por un Potter, el último para ser precisos, lo hacía cambiar de expresión a menos para la mas desdeñosa de todas. Pero simplemente aquellas palabras salidas de aquel licántropo lo dejaron sin habla. Sin respiración y estupefacto.

-. ¿Qué has dicho, Remus? –quiso confirmar aunque sonara estúpido aquellas palabras.

-. Mi- mi lobo interior está inquieto; tu aroma hace que se remueva y me pide salir –Lucius sonrió y su mirada se volvió depredadora al ver el gesto vergonzoso de Lupin al morderse el labio inferior y sonrojarse.

-. Tsk, Tsk, Tsk –espeto moviendo uno de sus dedos y atrayendo a remos a sus brazos; tomándolo delicadamente por la cintura y haciendo que este se estremeciera no solo por la cercanía sino por el aliento cálido que hondaba en sus sentidos y prácticamente en su oído excitándolo de alguna manera-. Creo que esta actitud tuya merece un castigo… -susurro y Lupin tembló soltando un gemido para segundos después tornarse tan rojo como un Weasley.

-. ¿¡q-que dices!? –se removió un poco, pero ni la fuerza del hombre lobo le ayudo, (el muy maldito apoyaba al egocéntrico rubio que lo sostenía) -. Luc, suéltame –vibro un poco al ver la depredadora sonrisa del rubio cuando dijo aquel pequeño apelativo que salió imperceptiblemente de sus labios. No es que quisiera decirlo de aquella manera; pero el hombre tenía lo suyo…

-. No, no, no –repitió como mantra en el oído de Remus mientras lo apoyaba contra uno de los muros del pasillo-. Te dije que merecías un castigo… -mordió el lóbulo de su oreja haciéndolo soltar otro gemido.

-. ¿Por qué? –se aventuro a preguntar mientras se perdía en aquella sensación de placer que comenzaba a mermar toda fuerza o acopio de voluntad que haya reunido. Lucius era un demonio y desgraciadamente él deseaba ser devorado por él.

-. Por esperar tanto tiempo para encontrarme… - musito antes de perderse en el sabor de los labios del castaño.

 

:::::::::::::::::::::::::::::

 

Harry caminaba con sus tres amigos rumbo a la sala común de Griffindor, los tres habían estado incómodos con las miradas lujuriosas que recibían extrañamente de la mesa de los Slytherin.

-. ¿Qué creen que les pasa? –pregunto Ronald, harto del silencio que se asentó en ellos tres cuando decidieron encaminarse por otro pasillo para dirigirse a la sala de menesteres. Estaba curioso por el repentino interés que vio en los castaños y oscuros ojos de su serpiente italiana.

-. No se –dijo Hermione-, pero es extraño que de repente comenzaran a interesarse en nosotros. ¿Tú qué dices Harry?

-. Que están paranoicos –recibió un zape de la chica en el brazo y sonrió-. Es broma, no sé qué les pasa pero imagino que tiene que ver con mi pareja.

Hermione frunció el ceño y comenzó a analizar a velocidades angustiosas aquello dicho por su amigo.

-. Explícate… -pidió Ron, no entendiendo a que se refería. Antes de que Harry dijera palabra alguna, Mione termino su análisis y respondió en su lugar:

-. La pareja de Harry es un Veela y sus encantos han de estar liberándose –espeto sabiamente y luego miro a Harry-. Lo que dice que ya han tenido un encuentro –el de ojos verdes tuvo l decencia de ruborizarse y desviar la mirada de aquellos que lo hacían sentir incomodo-. Pero eso no es todo. Un Veela puede inducir al placer, pero particularmente ellos nos miraban con mas que eso…

Harry frunció el ceño-. ¿A qué te refieres?

-. ¿Qué hacíamos en el comedor, Harry?-pregunto Mione, dándole aquella mirada que decía que ella sabía algo que el ignoraba.

-. Solo hablábamos –inquirió el pelirrojo-. Tú con Pavarati, yo con Seamus que se comportaba un poco raro y Harry con Deán que tenía una actitud igual…. –Ron los miro intensamente y Hermione no dijo nada al ver un milagro suceder frente a sus ojos, ¡Ronald Beleus Weasley había descifrado algo sin que ella tuviera que hablar mucho!-. ¡Celos! –espeto incrédulo ante lo que el mismo decía.

-. Pero… ¿Cómo?-pregunto Harry un poco contrariado ante eso. ¿No que los Veelas solo despertaban el placer y la lujuria? Lo entendía de Draco; lo suyo fue a propósito. Pero, y los otros.

-. Veela de la realeza –dijo solemnemente mientras tomaba asiento en uno de los sofás que habían invocado cuando se adentraron a la sala replica y fusión  extraña de Slytherin y Griffindor. Mione lo miro raro.

-. ¿Qué?, me gustan sus colores y los de nuestras casas juntas, ¿a que no es genial? Lo llamo la sala común  de Slyffindor –Mione y Ron rieron ante eso-. Bueno, Mione-les detuvo-, ¿podrías continuar? ¿Qué es eso de un Veela real?

-. Es algo que ley en el libro de criaturas mágicas el semestre pasado –ambos asintieron y ella continuo-. Son los que rigen a los Veelas, la familia real entre estos. Pero con el tiempo fueron desapareciendo…

-. ¿Y qué tiene que ver mi pareja con esto? –pregunto escéptico, Harry.

-. Pues todo, Harry –la mirada indulgente de Mione lo hizo quedarse callado hasta que ella terminara-. Un Veela solo hace que muestres lujuria y placer, porque eso es lo que ellos representan- ambos asintieron en comprensión-. Un Veela real, hace que muestres tus verdaderas emociones: en otras palabras, hace que el mismo y los que estén cerca de él, muestren lo que realmente sientes desde el primer contacto del Veela en sí,  con su pareja, hasta que estén completamente ligados.

-. Completamente… ligados –Hermione sonio y Ron se sonrojo al darse cuenta de las palabras de la chica.

-. Si, Harry… -confirmo-. Cuando tengan sexo.

-. ¡Mione!-replicaron ambos a la vez.

-. ¿¡Que!? –se defendió-. Ustedes son los únicos que se ponen así, virgencitas y sí, yo también lo soy, pero no me comporto como si el tema en si me afectara-replico luego de ver la mirada acusadora de los dos chicos.

-. Dejando el tema de lado-desvió Harry-. ¿No están felices?

-. ¿Por qué abríamos de estarlo?- pregunto Hermione y Harry sonrió de la misma forma que ella hacia a veces. Ron simplemente lo miro intensamente esperando a que se dignara a soltar prenda.

-. De que acaban de confirmar que sus dos amores sienten algo más que desdén por ustedes –Mione boqueo al darse cuenta de ello.

-. Q-quieres decir… -pero no pudo continuar, el nudo y las mariposas en su estomago le impedían preguntar mas allá de ello.

-. Tu misma lo dijiste, Mione- replico Harry-, si mi pareja es un Veela real, eso indica que ellos sentían lo que ustedes mismos vieron en ellos. Celos.

Mione sonrió y  Ronald se puso rojo al recordar la intensa mirada de de Zabini…

Los chicos continuaron sus platicas sobre los Slytherin y Harry se negaba de nueva cuenta de decir quién era la pareja que le había tocado: gracias a dios Ron no se había dado cuenta de que la pareja de Harry era un Slytherin por igual y que este estaba cerca de Zabini haciendo la misma mirada- aunque un poco mas oculta-, hacia su persona.

¡Por Circe! Cuanto le agradaba molestar a Draco.

No era por mal, simplemente quería que el rubio actuara y se le declarara.

Antes de que Hermione le soltara algo de suma importancia; de una llamarada carmín surgía en toda su gloria y esplendor el ave fénix, Fawkes.

Harry, Mione y Ron dieron un brinco del susto y habían sacado sus varitas instintivamente. El ave los miro comprensivos y sobrevoló un poco la sala antes de posarse en los hombros de Harry y darle un picotazo que le dejo tonto por unos segundos.

-. ¡Hey!-espeto confuso ante la actitud del ave-. ¿Por qué me pegas?

Fawkes trino mientras se paraba en la puerta de salida.

-. Creo que quiere que lo sigamos- sugirió Hermione y Ron la miro incrédulo.

-. Es el ave fénix de Dumbledore, ¿no que no debíamos confiar en él?

-. Por eso mismo, Ron-explico Hermione-. El ave es fiel a alguien de corazón puro, algo que tengo en duda desde que nos conto Harry aquello: Fawkes debe estar haciendo el pedido de alguien en quien confía.

Ron no dijo más y los tres se encaminaron a seguir al fénix por todos los corredores; que extrañamente estaban vacios cuando hacía no mas unos minutos estaban atestados de estudiantes.

-. Harry… -lo llamo Mione y este la miro mientras no perdía de vista a Fawkes-. ¿Traes tu capa de invisibilidad? 

Harry asintió-. Siempre la llevo conmigo.

Ella asintió y continúo su carrera hasta llegar a la gárgola que daba acceso a la oficina del director. Los tres se miraron y luego vieron al fénix posarse sobre la gárgola y luego trinar un poco para que la estatua se moviera. Cosa que los dejos alucinados.

Los tres subieron sin decir nada al respecto y, revisando que no hubiese nadie, al parecer Dumbledore había salido, se adentraron al despacho, encontrándolo en penumbras.

-. Aquí no hay nadie-reclamo ron-. Mejor vámonos.

Harry no hizo caso y miro a Fawkes en busca de respuestas para cuando un escalofrió recorrió su cuerpo al igual que sus amigos cuando escucharon una voz a sus costados.

-. Señor Potter…

 

::::::::::::::::::::::::::::

 

Blaise Zabini era alguien que sin duda tendría lo que quería cuando lo quería y a la hora que se le antojara: pero había algo que se le escapaba por primera vez de las manos.

Desde el curso anterior había comenzado a “sentir” algo por un pelirrojo en particular. Le encantaba ver como Malfoy los molestaba pero nunca le agrado cuando insultaba a susodicho pelirrojo. Siempre lo atribuyo a que era porque sus comentarios ofendían a la familia de este y lo degradaba sin el tener culpa de ser lo que el rubio le gritaba.

Mujeres y hombres caían por él.

Pero el pelirrojo no le hacía  caso.  Y para su ego aquello no era nada bueno: desde ese punto comenzó a ver cosas que le parecían lindas de aquel hermoso chico. Sus sonrojos y la poca paciencia que tenía. Sus ojos azules y sus hermosas pecas.

Para él era perfecto.

Y por eso era natural que rumiara en rabia mientras caminaba de un lado a otro dentro de su habitación siendo observado por Draco.

-. Se puede saber, ¿Qué te ocurre, Blaise?-pregunto su rubio amigo y el castaño se obligo a respirar calmadamente mientras contaba en regresiva.

-. ¡Hechizare con una imperdonable a aquel maldito moreno!- no le gusto que tocara de aquella forma a lo que era suyo. Aunque este no lo supiera, y era propiedad Zabini y aquel que lo tocara pagaría.

-. ¿Hechizar a quien precisamente?-indago  Draco, con una sonrisa bailoteando en sus labios. Era increíble ver al apacible Blaise Zabini sonar tan posesivo y a la vez tan vengativo, y mucho mas, tan expresivo.

Antes de que Blaise hablara, Pansy entro a la habitación azotando la puerta y viéndose igual de agitada que Blaise.

-. ¡Maldita Pavarati!- grito y Draco solo alzo una ceja incrédulo. ¿Era lo que creía lo que estaba pasando?-. ¡Juro que si le vuelve a poner esa cara; la hechizo de aquí hasta el infierno…! -volvió a gritar-. ¡Nadie toca lo que es de Pansy Parkinson!  

¡Por las arrugadas bolas de Merlín! ¡Sus amigos estaban celosos!

-. ¿Pero qué demonios les ocurre a ustedes dos?- Blaise bufo y Pansy se dejo caer en la cama más cercana.

- ni yo misma lo sé… -espeto Pansy-. Solo sé que quiero matar a Pavarati por estar manoseando tanto a mi ratón de biblioteca.

Draco rio ante eso pero la mirada asesina de una mujer enamorada y celosa lo hizo quedar mudo de la impresión. ¿Pansy siempre fue tan visiblemente peligrosa? Que Merlín se apiadara del que se metiera con ella.

-. Y tú que, Blaise, ¿Por qué el enojo?- desvió el tema. No quería enfrentarse a una Pansy en crisis de locura.

-. Nada… -dijo suavemente-. Simplemente matare a Finnigan por coquetear con rojo- otro más al buril de los locos. Pero él no podía quedarse atrás: deseaba matar a Deán Thomas por tocar a su Harry.

Los tres se sentían completamente extrañados y mas ante el hecho de que cada uno de ellos estaba más que colado por un Griffindor en particular.

-. ¿Cómo llevas lo de tu Veela, Draco? –pregunto Blaise.

-. Nada fuera de lo común más que querer tirarme a Potter –dijo sonriendo-. El muy maldito me hará violarlo de un momento a otro.

Draco les había contado sobre los recientes encuentros con el Griffindor rey de la casa de los leones.

-. Nunca espere esa actitud de Potter- dijo Pansy suspirando por Granger: la chica le gustaba desde que la vio por primera vez. El único problema eran los señores Parkinson y que ella no era una maga pura.

Odiaba la palabra sangre sucia.

-. Ni yo- contesto Draco-. Pero besa como un demonio y juro que hare a ese Griffindor gritar por más cuando lo tenga mordiendo la almohada –dijo sonriendo abiertamente y haciendo que los otros dos se calmaran un poco. Esos pocos gestos de Malfoy los ayudaba a concentrarse.

-. Decidido-dijo Pansy levantándose-. Granger será mía, que mis padres se vallan al diablo.

-. Yo hare mío al pelirrojo cueste lo que cueste- dijo Blaise.

-. Lamentablemente… -soltó Draco sonriendo-. Nuestros padres se pueden ir al diablo si no les gusta…

Los otros dos sonrieron devuelta y salieron con un “buenas noches” para dirigirse a sus aposentos, dejando solo al rubio.

Eres mío, y solo mío, Harry…

 

 

por que en los oscuros rincones de tu alma se encuentra lo que realmente eres:

¿quien diría que tus colmillos crecerían ante mis besos?

alma impura y maldita;

eres solo mía.

Notas finales:

tomamos decisiones que nos llevan a caminos sin salida.

por que no pensamos en lo que nos espera sino en lo que esta a la vuelta de la esquina.

espero sus revews.... yane


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