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i believe in angels por black_phenix

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Notas del capitulo:

muchs gracias por comentar, cada dia somos mas, arriba el drarry 

*no vender a comerciantes o menores de edad*

 

Neville Longbottom era un  chico temeroso y poco fiable a vista de muchos; su confianza era quebrada cada vacación de verano que iba a casa de su abuela y recibía las típicas reprimendas al no ser igual que su padre, al no ser inteligente como su madre, no tener sus valías en la sociedad ni su confianza a la hora de actuar o inclusive, al no tener sus gallardos portes de gente de sociedad.

¡Todo era su maldita culpa!

Siempre sufriendo las infructíferas reprimendas que en vez de alentarlo lo hacían retraerse aun más en sí mismo.

Pocas veces podía reír con tranquilidad, y su única compañía eran las flores que secretamente cultivaba en el jardín a escondidas de su abuela cuando esta salía a atender los negocios de la familia Longbottom que él tenía que suceder cuando su día final de clases llegase: que a decir verdad no estaba muy lejos…

… prácticamente ya estaban a noviembre y se acercaba el día en que fuera a pasar la noche buena con su abuela y, al saberse adulto, en el fondo se alegraba tanto como sentía morirse.

Siendo adulto podría irse de casa de su abuela, pero si lo pensaba mejor, esta simplemente le daría más y más problemas a cuestas; más estúpidas  quejas de su parte al no poder llevar los negocios de los ilustres Longbottom y por ende, mas retracción en sí mismo, más miedo con cada día trascurrido.

¡Estaba harto!

Mordió su labio frustrado y se quito los guantes con los que estaba protegiéndose de una Nimbelus  Mimbletonia carnívora y se dejo caer en uno de los tantos asientos del invernadero 3 donde siempre estaba; tenía pocos amigos y estos a su vez, tenían amigos, con los que si les gustaba relacionarse- dejándolo a él como siempre, solo-. No es que le molestase; siempre estuvo solo… era algo normal.  

Una lágrima descendió por sus mejillas y antes de que callera, tomando uno de los bordes de  de su túnica,  la limpió con bastante fuerza… siempre seria débil, ni aun al haber alcanzado algo de confianza en el ministerio el día que acompaño a su amigo y líder, Harry, a salvar a su padrino, esta la perdió cuando volvió aquel verano con su abuela.

No es que odiara a la mujer, pero ella siempre lo vio como menos, siempre mirándolo desde arriba como una cucaracha- nunca lo trato como a su nieto-, siempre seria el hijo de su madre, nunca hijo de su amado padre, eso causaría vergüenza en la mujer.

Sus padres aun se recobraban en san Mungo, 15 años después de que se volvieran locos por el Crucío de Bellatrix Lenstrange: todo sentimiento conocido como odio, iría a parar con aquella mujer el día que la viera de nuevo en persona, acabaría con cada molécula de cordura y locura que existiera en ella.

Suspiro pesadamente y se puso en pie; recogiendo de paso todos los implementos de jardinería que tenia: los cuales curiosamente le llegaron hacia días como un regalo de alguien anónimo… una hermosa sonrisa afloro entre todos aquellos sentimientos contradictorios que tenía esa mañana después de recibir otra de las misivas de su “adorada abuela”       donde le pedía calmada y detalladamente –amenazándolo con algunas cosas de su interés-, que sus notas fuesen perfectas ese último año en Howarts.

¡Odiaba a esa mujer con todo!

Lo aceptaba: desde el día que puso un pie en casa de esa mujer, su vida se volvió un infierno.

No recordaba día alguno donde tuvo una sonrisa cuando estaba con la mujer; 11 años de su vida sufriendo lo mismo y aunque no fue precisamente igual que a lo que tuvo que vivir su amigo Harry Potter, era similar en sentido de que su vida misma era catalogada como un infierno en vida… sino es que era peor a aquello.

Día tras día recibiendo lecciones incomprensibles y castigos que lo hacían temblar al solo hecho de recordarlos eran llegados cuando no tenía respuesta a las preguntas de su abuela, ¿Cómo demonios esperaba que un niño de apenas 3 años sepa lo que es una imperdonable, o mucho peor, como emplearla?

Gimió en frustración de nuevo soltando los libros de las clases de primera hora que le tocaban y apoyándose en la mesa en un débil momento donde se sintió mareado ante el cambio tan repentino de humor: aparte de que hacía poco recibió toda su magia con su verdadero porte Longbottom al haber cumplido los 17 años; pero aun así nadie le prestaba atención…

Otra esplendida sonrisa afloro en su añiñado rostro cuando se imagino al amor de su vida, mandándole penosamente aquel regalo que alegro la semana de infructíferas asignaturas escolares; donde tenía más que seguro que su abuela enviaría un Howler para reprimirlo en público.

Cosa en la que no le daría el gusto.

Tomo nuevamente los libros y tomo una bocanada de aire que soltó suavemente tratando de concentrarse: no iba a dejar que su abuela siguiera controlando su vida; la fortuna Longbottom le pertenecía y por ende él era quien decidía que hacer con ella. Su abuela solo cuidaba de los intereses familiares no de él, no de su vida, no de lo que le pasaba: planeaba completamente olvidarse de ella a como diera lugar.

Camino unos cuantos pasos con la cabeza gacha y pérdida en miles de ideas infructíferas que le pasaban por la mente: para cuando se vino a dar cuenta, ya estaba tirado en el suelo, con un chico tomando erróneamente sus labios por la caída ejemplarizada con una pose MUY –entiéndase bien, como aquellas de revistas corazón de bruja o las poses sexys catalogadas así por una revista de personajes celebres con portes candentes-, sexualmente visible.

No supo qué hacer más que quedarse quieto mientras observaba a su atacante levantarse con la cabeza adolorada. ¿Pensaban que el golpe que tubo no dolió?

Neville acariciaba el moretón en su frente mientras trataba de enfocar bien a su agresor, o más bien a la víctima en este caso.

-. Lo siento… -musito agachando la cabeza al ver quien era: tenía una sonrisa oculta al saberse merecedor de al menos y aunque fuese robado erróneamente, un beso de la persona que tanto le gustaba, ¿el destino conspiraba? ¿Acaso Trelawney tenía razón con sus estúpidas predicciones que hacía en momentos poco esperados? -. No era mi intención, simplemente estaba perdido en mis pensamientos y no te vi… me disculpo –su voz salía suave y calmada; junto a un extraño ronroneo de su garganta al usar cada una de aquellas palabras.

-. No… me disculpo yo al no haber prestado atención –dijo el joven mientras se levantaba de su cintura y le daba una mano para ayudarlo a levantarse-. Venia leyendo un libro, y antes de darme cuenta de que iba caminando y que eventualmente chocaría con alguien, simplemente me sumergí en las palabras.

Ambos tenían las mejillas rosas de la vergüenza al haber tocado sus labios de aquella manera: no negaban que el beso les gusto a ambos por igual, pero era algo que no saldría de sus bocas fácilmente.

-. ¡Siento lo del beso! Digo, no… ¿cómo decirlo? –Neville se sentía en una encrucijada mientras sus mejillas se tornaban más y más rojas.

-. Es mi error al no prestar atención… me disculpo nuevamente –el chico, igual de sonrojado que Neville,  extendió la mano-. Soy Theodore Nott… mucho gusto.

-. Neville Longbottom –respondió sonrojado mientras apretaba la mano de Theo delicadamente, como si fuera a escaparse o romperse si ejercía presión alguna en aquella suave piel: esa parte de él nunca cambiaria y mucho menos delante de Nott, que prácticamente era un dios ante sus ojos. Tan inalcanzable.

Como sus sueños húmedos donde ambos compartían sus cuerpos con el otro, abrazados, besándose apasionadamente, tocando sus cuerpos con éxtasis y gula.

Neville sonrió nerviosamente a lo que su cara ya era un tomate a ojos de Nott, ¿el chico pensaba algo obsceno de él, o algo relacionado con su persona prácticamente desnuda?

-. Ya lo sabía –dijo ante lo que Neville se vio algo feliz: al menos alguien lo conocía, y más feliz era al saber que era su secreto amor.

-. Yo… también –respondió atragantándose con sus palabras. Ambos se dieron cuenta de que sus manos seguían unidas por lo que se separaron rápidamente y volvían al juego de los sonrojos. No podían decir nada coherente; ni siquiera Nott que era el ser más inteligente en Howarts, tenía algo que decir para alargar la conversación: no hasta que vio lo que Neville cargaba en las manos.

-. ¿Estabas en el invernadero? –pregunto como quien no quiere la cosa, pero en realidad sus facciones a ojos de Neville que siempre lo observo era otra: mostraba expectación y según Longbottom veía, también había algo d felicidad cuando los ojos de Nott se posaron en el juego de jardinería en su mano derecha.

-. Sí, cuidaba de las Mimbletonia… -Nott sonrió para aprecio y consternación de los hermosos ojos de Neville que se abrieron sorprendidos ante aquella reacción por parte de Theodore.

-. ….

 

 

::::::::::::::::::::::::::::

 

 

Harry daba vueltas en la cama, aun cubiertos por los tibios edredones mientras se concentraba en pensar, entender y digerir por completo la charla que tuvo con Tom la noche pasada: Snape le había concedido el permiso de faltar a la primera clase con la excusa de tener un contagio por alguna planta que él no sabía que existía y  también, aun no tenía idea que hacer con el último obstáculo a continuar….

 

 

-. Buenas noches, Voldemort –espeto burlonamente al hombre que estaba bajo una túnica negra, con el gorro aun puesto y sentado en un hermoso sofá de un color verde escarlata dentro de la casa de los gritos- Slytherin-, pensó, soltando una carcajada mental. Pero aun así le gusto como este había acomodado la habitación. Se notaba que todo maldito Slytherin tenía estilo hasta en lo tétrico.

-. Bienvenido, Potter –saludo Tom, con el mismo tono condescendiente al tiempo que deslizaba la tela del gorro hacia atrás y dejaba ver su hermoso rostro de 25 años y su lacio pelo cayendo para cubrir de una manera sexy parte del mismo. Harry enarco una ceja al ver que Voldemort ya no era aquella repugnante serpiente en la que se convirtió el día que renació y más bien ahora parecía modelo de revista atrevida-. ¿Espero no te moleste que ella me acompañe? –Soltó Tom, apuntando a una esquina del sofá y sacando de su ensoñación al joven frente a él-, Fue una verdadera odisea el tratar de convencerla de lo contrario y como vez, mi “influencia” con ella no tiene caso alguno.

De detrás del sofá, Nagini salió mostrándose en esplendor y detalle. Harry negó con una sonrisa divertida ante la situación que le explicaba Voldemort  y se acerco a otro sofá igual de largo –que estaba al frente de Voldemort-, mientras su profesor de pociones miraba con brillo curioso alternamente a los hablantes a lo que aun seguía de pie.

-. Buenas noches, Potter –saludo Nagini mientras se acomodaba en el asiento de Voldemort. La serpiente tenía el mismo tono de la voz de Tom. De tal dueño, tal mascota. Pensó mientras la observaba antes de responder el saludo en Parsel.

-. Buenas noches, Nagini –saludo formal, asiendo gala de lo poco que había aprendido de modales en el transcurso de esos últimos dos meses. No tenia de quien aprender, mas de los modales mostrados por los Slytherin que copiaba cada vez que veía que estos se presentaban con Snape cuando le preguntaban por algún material de clases de su asignatura.

-. Por favor, Severus; toma asiento… –pidió Tom a su leal espía  al verlo aun escuchándolos mientras intercambiaban saludos Harry y Nagini. El profesor se quedo mirando a su amo, esperando a que terminara lo que fuera a decir-. Esto es una visita social, no una reunión y mucho menos una fiesta de gala –Harry ladeo una sonrisa al ver a su profesor tomar asiento cerca de él.  Tom cruzo sus piernas eh  hizo levitar de una pequeña nevera transfigurada, dos copas de escocés y una de whiskey de fuego-. Dudo mucho que tomes un licor más fuete que ese, Potter o ¿no? –dijo ladeando una prepotente sonrisa mientras lo miraba inquisitivamente evaluador.

-. Aun no estoy tan deprimido como para caer en eso –contraataco y sonrió a lo que tomaba la copa de whiskey  de fuego  y  el profesor Severus a su lado, tomaba la otra con el escocés. Tom bufo y Harry al escucharlo soltó una leve risilla-. ¡Por cierto! –Recordó exaltado a lo que –ante la mirada de ambos magos-, sacaba una pequeña caja envuelta en un pañuelo y la colocaba en una mesa que transfiguro de una pequeña moneda de plata-. Traje lo que me pediste.

Snape enarco una ceja y miro intermediada mente a ambos magos. Eso parecía más una visita de amigos que tenían tiempo que no se veían mas que una conversación seria entre enemigos jurados, ¿no?

  ¿Pero a él que le importaba? Era mejor no hacer caso a muchas cosas por amor a su sanidad mental. Quería terminar cuerdo cuando todo aquello acabara.

 Harry desencogió el paquete y desanudo; dejando a la vista una hermosa bandeja: la cual destapo dejando a la vista algo que ambos magos no habían visto.  Snape miraba fijamente a Harry y luego a su señor.

-. ¿Qué es… eso? –pregunto, hablando por primera vez en toda la noche, Snape. No tenía planeado inmiscuirse en lo que conversarían Potter y su amo, solo estaba ahí para probar que si lo que había descubierto era cierto o no.

-. Eso, querido profesor, se llama lasaña –sonrió burlonamente-. ¿Qué nunca la han comido? –pregunto curioso: no es que le importara en todo caso, solo que ese maldito lado Griffindor jamás lo dejaría en paz; siempre queriendo saber todo lo curioso que se presentaba frente a él.

-. No, señor Potter; es la primera vez que veo esto… -respondió Severus, a lo que seguía escrutando la bandeja con la mirada como si estuviera a punto de darle un castigo a la inocente comida-. Los magos no acostumbran comer o cocinar  lo mismo que los muggles, por eso viven en mundos separados –la burla podía sentirse a kilómetros en aquella andrógina voz. Harry frunció el ceño.

-. Pues tendrán que comerla, no me pase las últimas dos horas tratando de convencer a los elfos domésticos  de la cocina para que me permitieran usarla. ¡Al final tuve que hechizarlos! -Voldemort  levanto una ceja al igual que Snape con cara de sorpresa. Harry suspiro y negó con la cabeza quitando importancia al hecho de cómo fue hecha aquella –según Tom y Snape-, cosa-. Simplemente pruébenla, no está envenenada ni nada por el estilo. Luego podemos proseguir con lo que Voldemort quiera preguntar y podamos tratar este asunto rápidamente antes de que descubran que no estamos en el castillo.

Cada mago asintió y tomo uno de los platillos en la bandeja: les resultaba curiosa la forma de aquella cosa llamada lasaña, pero solo le darían el beneficio de la duda probando al menos para no ofender al que la preparo; resultaría una grosería de su parte no hacerlo. Tom, con algo de reticencia al saberse entre la espada y la pared con su educación y su odio hacia los seres no mágicos, prefirió comportarse como todo un señor oscuro y probo primero “la cosa” para tener una idea de qué tipo de repugnante sabor tendría si aquello venia de manos de Potter.

Que el supiera, James siempre fue un cero a la izquierda en la cocina, para eso estaban los elfos domésticos y por extraño que pareciera al unigénito Potter le gustaba cocinar: siendo él, como su novio, su probador oficial para los venenos que preparaba.

Suerte que fue bueno en pociones y siempre guardaba una que otra poción, para venenos clásicos y extraños como los que lograba hacer su amado chico: abría ganado la guerra hace años si este continuar con vida y a su lado.

Una gota de sudor recorrió su espalda cuando llevaba el tenedor a su boca y la cerraba mordisqueando ante la expectante mirada del pocionista y el estudiante con complejo de ama de casa.

-. Está… delicioso –susurro extrañado ante ese hecho: posiblemente Potter haya sacado las artes culinarias de parte de su madre. Snape al escuchar aquello de boca de su amo, también probo el peculiar alimento para tener la misma reacción. ¿Cómo era posible que aquella combinación de elementos alimenticios tuviera tan exquisito sabor? Tendría que ir al mundo muggle a conseguirse uno que otro libro de cocina.

Estuvieron comiendo alrededor de 10 minutos: tomándose su tiempo en degustar algo que posiblemente no tendrían otra oportunidad de probar. Harry sonrió al terminar y llevo la copa de whiskey a sus labios y espero escuchar la primera pregunta de su interlocutor.

-. ¿Cómo sabias que James y yo tuvimos algo? –Snape casi escupe lo que estaba tomando. Nunca espero que su señor soltara eso así como así, y menos que hablara del que fue su enemigo con voz casi melosa.

Calma, calma, paz mental….

Suspiro y presto atención nuevamente a la conversación; no quería perder detalle alguno de lo que particularmente era participe gracias a la confianza de su señor.

Harry sonrió-. Mi papá me dejo como regalo de cumpleaños su diario personal –un tic nervioso apareció bajo el ojo derecho de Voldemort.

-. ¿J-James?, ¿te dejo aquel diario de vinilo negro con piel de dragón austriaco? –Harry asintió mirando hacia otro sitio recordando el por qué, para sorpresa de cualquiera que lo haya escuchado-  léase Severus Snape con cara de estúpido-, al señor todo poderoso oscuro tartamudear ante la mención de un simple diario-. ¿Cuánto has leído? –entrecerró los ojos y Potter no tuvo valor de mirarlo.

-. To-todo… -susurro. Nagini se echo a reír detrás de Tom mientras este palidecía ante lo dicho: Harry estaba sonrojado hasta las orejas, por lo que su mirada no se topaba con Voldemort: se le hacía muy difícil mirarlo a la cara después de recordar línea por línea lo que leyó hizo su padre. Inclusive daría toda su fortuna y puesto al Wizengamot solo porque se le concediera un Obliviate.

-. ¡Será mejor que nadie más se entere de eso, Potter! ¡Si no quieres ser rostizado por mí! –exclamo exaltado Voldemort mientras sorbía de golpe varias copas de whiskey escocés y trataba de borrar él también aquellas imágenes que infundían aquel maldito sonrojo que se apoderaba fuertemente de sus mejillas y dígase de paso –con todo el sentido de la palabra misma y algunas variantes mas-, que la sanidad mental del hombre serio, seco y soberbio, que era el profesor de pociones; estaba en más que peligro en esos momentos a donde su mente inquiría miles de sugestiones diferentes para aquella acción poco Slytherin de su amo. ¿Qué le habría hecho Potter padre para que se pusiera en aquel estado?

No quería saberlo y aunque tuviera la oportunidad de saberlo, no quería acercarse a la respuesta: el simple hecho de que Voldemort, el señor oscuro y mago oscuro más poderoso de toda la historia; asesino de miles –aunque no gente inocente-, estuviera así, era más que una  simple sugestión para no saber que era aquello.

Aun quería vivir una vida normal…

-. A… ahora me toca preguntar a mi –dijo Harry para dejar olvidada la escena poco ética de momentos atrás. Tom asintió aun molesto por las risillas de Nagini –ella había estado presente el día que James hizo “aquello” -; tenía planeado hacer zapatos de piel de víbora.  Harry lo miro meditando que preguntaría hasta que mordió su labio queriendo y no queriendo conocer la respuesta de lo que preguntaría-: ¿tú… mataste a mi padre?

Tom quedo en silencio y arreglo varios mechones de su largo pelo, acomodándolo detrás de su oreja mientras suspiraba-. Nunca podría haberlo hecho –espeto sinceramente-, sí tienes su diario, deberías el saber sin preguntar, el porqué.

Harry asintió y Voldemort creyendo ya no necesario decir más, se levanto.

-. Creo que hay una cosa más que preguntar, Voldemort –Tom se detuvo y volvió a sentarse esperando a que Potter dijera que era: tenía asuntos pendientes con algunas torturas en sus calabozos-. Acaso sabias, ¿Qué era mi padre?

Voldemort frunció el ceño no entendiendo la pregunta muy bien-. Que yo sepa Potter, tu padre era un mago y fue mi pareja antes de que se casara con Lily Evans –dijo rencoroso lo ultimo y Snape lo miro intensamente. Cosa que el Lord prefirió ignorar-, ¿Qué mas abría de ser?

-. Si, era mago y no, no te traiciono –Voldemort apretó las manos y antes de que desbocara cualquier imperdonable ante el chico, este hablo-: pero también era algo que desconocías y ese algo es la prueba de que jamás podría traicionarte –respondió Harry para luego agregar-: Es más por eso que estoy hoy aquí.

-. Explícate, Potter –exigió curioso: no podía negar que aquellas palabras eran atractivas para su bípedo sentido Slytherin. Severus permaneció en silencio mientras su corazón de desbocaba esperando conocer la verdadera respuesta para la encrucijada que se estuvo formando todo aquel tiempo desde que descubrió lo de que James Potter era amante de Lord Voldemort.

Algo que dejo un trauma por varios días en su mente antes de llegar a la conclusión de que era mejor obviar ese detalle de su mente.

-. Mi padre, james Potter, era mitad elfo antiguo – Severus boqueo y Voldemort se carcajeo ante la serenidad que Harry mostraba diciendo aquellas palabras y esperando a que Tom dejara su comportamiento de niño pequeño.

-. ¿Cómo piensas probarme que dices la verdad, Potter? –Harry lanzo una mordaz sonrisa que acallo todo sonido dentro de la casa de los gritos –que particularmente había sido sellada e insonorizada por parte de la varia de Tom-, para que Harry segundos después de aquel reto, dejara caer el Glamour delante de un anonadado Voldemort y de un pálido profesor de pociones.

-. ¿Te parece esto suficiente para todas las respuestas de preguntas que te formules? –pregunto Harry a lo que dejaba caerse elegantemente en el sofá; de una manera donde todo su cuerpo brillaba en esplendor y hermosura única. Retiro sus lentes y cruzo de manera atrayente y sugestiva –según la mente pervertida de Snape y Riddle-, las piernas mientras suspiraba y chasqueaba los dedos, recolocando el Glamour al darse cuenta de que estos no hablarían hasta salir de su estupor de idiotas sodomizados-. ¿Ya están cuerdos de nuevo? Si no puedo usar un Expeliarmus para sacarlos de su estupor momentáneo.

Riddle salió de su ensoñación y miro con ojos abiertos a Potter hasta que a su mente llego una pregunta o mejor dicho una afirmación que derrumbaba toda perorata y muestra que ofreciera Potter-. Eso no prueba nada. Si, era una criatura mágica en parte. Pero eso no indica que yo fuera su pareja… tu madre es Lily Evans, ¿no? –espeto mientras lo miraba arrogantemente-. ¿Tienes algo más que decir?

-. Sí. Tengo algo más que decir –el Lord espero a que soltara algo mas para rebatírselo como todo un genio que era-. Creo que estas mal de la cabeza, padre…

Pudo esperar cualquier basura y todo eso, ¿pero como esperar que alguien como Harry Potter, enemigo jurado desde que tenía un año de edad por una vieja profecía, dijera contradictoria mente a lo que pensabas, que era tu hijo?

Snape se imagino algo así, por eso Potter requería de su presencia con aquella poción que le pidió días atrás.

-. Mi amo –llamo Snape, recibiendo para su sorpresa la cara de idiota incrédulo más visible que jamás vio. Ni siquiera Potter hijo hacia esa cara cuando le preguntaban algún asunto de pociones de la que no sabía absolutamente nada. Se abofeteó mentalmente y decidió acabar con todo aquello una vez por todas: si probaba que era cierta la afirmación del pequeño chico de oro, eso sacaría de sus dudas si lo que leía en aquel viejo diario que perteneció a su amada era verdad-. Tengo una poción que permitirá ver si lo que dice el señor Potter es cierto o no. Me la había pedido días atrás y ahora sé el por qué.

El Lord se dejo caer y acaricio la cabeza de Nagini que soltaba varias cosas inentendibles en siseos al oído de Tom. Este asintió-. Será mejor salir de dudas… solo quiero saber si lo que este pequeño mocoso dice es verdad o no.

-. ¡Oye! ¡Yo no tengo culpa de que mis padres hayan sido almas gemelas! –Tom enarco una ceja incrédulo aun más no poder. Para él era entendible el no enojarse tan fácilmente: había enfrentado a tantos Mortifagos idiotas que ya se le hacía normal la situación aunque esta fuera un poco más inverosímil y lo afectara de una forma en la que solo James lo afectaría.

Ahora que lo pensaba detenidamente… era James quien lo afectaba tanto directa como indirectamente.

Snape saco el pequeño frasco de un azul luminiscente y pidió a ambos magos que derramaran una gota de su sangre dentro del frasco. Severus revolvió por varios minutos y luego vertió en un pedazo de papel, haciendo que el líquido fuera absorbido por el mismo y comenzara a emitir un brillo rojizo mezclado con negro para luego aparecer en una hermosa caligrafía lo que los tres esperaban. 

-. Hijo: Harry James Potter –leyó Snape enarcando una ceja al escuchar lo siguiente.

-. Madre: James Potter –continuo Harry al oír mudo a su profesor de pociones y fue Tom quien termino todo con cara de –realmente no tenia definición alguna de la cara que su padre hacia en ese momento-, simplemente era algo “extraña y sin definición”

-. Padre: Thomas Sorvolo Riddle. –Tom se dejo caer en el sofá nuevamente como saco de patatas mientras se corría el pelo hacia atrás y suspiraba: eso era todo lo que podía soportar en un día-. Esto… -apuntando al papel-. ¿Puede tener un margen de error, Severus? –el pocionista negó y el Lord sabía que era estúpido preguntar algo tan obvio, las pociones de Snape nunca son erróneas; todas deben trabajar al cien por ciento para que al menos el pocionista en si se digne a usarlas.

Harry observo la escena en silencio: necesitaba que su padre terminara de asimilar todo aquello y necesitaba hacerlo rápido sino todos sus planes se irían a pique.

-. Mi señor yo…

-. ¿Cómo puede que sea mi hijo la persona destinada a matarme? –soltó de repente, haciendo caso omiso a las palabras de Severus, quien extrañamente se hizo la misma pregunta.

-. Creo que te equivocas en eso, padre… -Voldemort subió rápidamente la cabeza y miro a Potter como si otra cabeza le hubiese salido. Harry se sintió una rana de laboratorio al ver como su padre diseccionaba su cuerpo y ensamblaba con la mirada-. Podrías o verme así –desvió la mirada, ofendido.

-. No es eso, es que yo –revolvió con fuerza su pelo y se paro para dar dos vueltas en círculos y luego sostenerse de la pared detrás del sillón donde estuvo sentado-. ¿Cómo puedes asimilar esto como si nada hubiese ocurrido? –pregunto-. ¿Cómo puedes decirle padre, a la persona que te intento matar durante 7 años seguidos?

-. Quizás por eso… -sonrió entendiéndole mientras su mirada se hacía lejana-. Eh estado mucho tiempo solo… me refiero a sin familia verdadera… y tal vez porque nunca fui de los que piensas mucho las cosas antes de aceptarlas. Además, tuve todo el verano y varios meses más para asimilar la noticia.

-. Eres tan loco como creí que estabas, Potter –suspiro Tom mientras ante la atenta de la silenciosa Nagini y el incrédulo Snape, tomaba asiento al lado de Harry-. Pero creo que eso lo heredaste de mi –Harry sonrió mientras Riddle simplemente posaba una mano en la cabeza de Harry y la acariciaba como si este se fuera a romper o de un momento a otro apartarla de un manotazo.

-. Ceo que lo último que te puedo decir por ahora es que… -Harry tomo aire y miro directo a los ojos rojos de Thomas para luego decirlo con rabia y los ojos refulgiendo de odio-. El culpable de todo esto es Dumbledore –a Tom y Snape no se les hizo raro pero si les sorprendió lo ultimo-. La profecía, es falsa….

 

Harry salió de su ensoñación cuando recibió el almohadazo de parte de un Ronald Weasley totalmente cabreado, y que para su sorpresa no era con él con quien estaba enojado según vio como este se disculpaba seguido por haberle dado con la almohada que arrojo en su momento de furia.

-. Vamos Ron, no puede ser tan malo… sabes que eres demasiado explosivo –espeto Harry en son de paz, tratando d mitigar el tenso ambiente que se formaba en la actitud antes arrebolada de su pelirrojo amigo y que ahora era un aura depresiva-. ¿Qué paso para que vinieras así?

-. Es Blaise –susurro desviando la mirada dolido de alguna manera.

-. ¿Qué ocurrió con tu chico? –dijo sonriendo, pensando que eso lo animaría un poco: cosa que no logro.

-. Lo vi besándose con Lavander –una lagrima descendió por su mejilla mientras simplemente se tiraba en la cama y se tapaba la cabeza con la almohada.

-. Sabes tan bien como yo, que él puede tener o no novia o inclusive puede estársela consiguiendo, Ronald –Harry suspiro-. También pudo ser otra cosa y que yo sepa, el aun no te debe explicaciones…

-. Lo sé, pero entiéndeme… -susurro-. Es como si estuviera traicionándome frente a mí, como si simplemente estuviera diciéndome que no tenía posibilidad alguna.

-. O simplemente es tu imaginación volando más de la cuenta como siempre ha sido –Harry rio para cuando Ron salió de debajo de la almohada con todo el cabello hecho un revoltijo-. Te dejaras vencer tan fácilmente ¿eh, Ron?

-. Tal vez…

-. Ya veo lo mucho que lo quieres…

-. Lo amo, pero no sé cómo actuar frente a él, simplemente me congelo. –Harry suspiro y miro al cielo rogando ayuda.

Harry sonrió cuando una idea se le cruzo por la mente y miraba con un brillo que aterro a Ronald y lo hizo cohibirse sobre sí mismo-. Ron~ -canturreo y Weasley simplemente tembló como hoja ante ese tono en Potter-. Simplemente tienes que hacer esto…

 

::::::::::::::::::::::::::::

 

Y ahí estaba de nuevo, en la pared de su oficina, con un gran bulto entre sus pantalones, con sus labios hinchados y deseosos de más, con su cuerpo enarcado en una posición poco común, algo dolorosa y muy excitante. ¿Cómo diablos podía precisamente esa persona, lograr que se encendiera con un par de besos?

Trataba de negarse a cada insinuación, pero es que le resultaba incomodo hacerlo, y más teniendo en cuenta que había otro que le contradecía a parte del que devoraba cada partícula de su ser en esos mismos momentos.

Cerraría la chimenea la próxima vez… demasiadas veces ya, Lucius Malfoy entraba cuando y como quería allí: sin importar que estuviera esperando una visita importante en esos momentos; el padre de uno de sus alumnos.

-. Lu- Lucius… por… favor –suplico que lo soltara y Malfoy solo sonrió para acercarse a su oído y soltar lentamente un soplido que lleno de placer al hombre lobo que solo tuvo tiempo a temblar en éxtasis para cuando al fin el hombre decidió hablar. Pero no precisamente para escuchar la respuesta que esperaba.

-. Parece que ya no puedes soportarlo, mi lobito – ¡con un demonio! Ese hombre planeaba matarlo, si, pero de una manera MAS sutil y sugerente que cualquiera se hubiese planificado nunca. Y otra maldita vez quería morir a manos de aquel asesino de paciones-. Creo que tenemos que resolver un pequeño problemita… -las manos de Lucius pararon en la hombría de Remus y la apretaba sacando unos cadenciosos gemidos que hacían palpitar aun mas al endurecido pene del rubio.

-. ¡Al diablo con el tipo ese! –exclamo Lupin antes de echarse a devorar los labios del malicioso Malfoy que sonreía prepotente mientras cerraba con varios hechizos la oficina y la chimenea.

-. Sí, al diablo ellos y nosotros al infierno… -termino Lucius mientras agarraba las nalgas de Remus y lo llevaba hasta se escritorio y lo dejaba tumbado-. Porque allí moriremos quemados en placer….

 

 

 

continuara¿? decidanlo ustedes. XD

 

 

 

Notas finales:

un revew por leida no hace daño 


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