Naruto y sus personajes no me pertenecen, son y siempre serán, de nuestro amado Sensei, Masashi Kishimoto sama. Solo uso sus personajes con medios lucrativos de ocio, por y para fans, sin ningún tipo de retribución económica o de alguna remuneración de tal magnitud empresarial.
Espero sea de su agrado…
Gray tears of blood.
The first tear:
Madness.
Una pequeña, nerviosa y tímida sonrisa se apoderaba lentamente de sus, secos y desquebrajados labios. Su vista de a poco se tornaba más y más borrosa, sus manos temblaban inherentes pérdidas en sentimientos contradictorios; asustadas, satisfechas, culpables y complacidas. Su rostro algo cohibido, que de un tono escabrosamente pálido, llegaba al punto de parecer muerto, tal vez quizás, por el crimen que había acabado de cometer…
¡No! ¡Por la justicia que hacía unos momentos había impartido! Sus ojos se movían posándose de la pistola que aun humeante reposaba en sus manos, a, el cuerpo que reposaba inerte en una de las esquinas de aquel hotel de quinta.
Había varias razones para acabar con la vida de aquella chica; quizás por su estúpido traje de camarera barata o su pelo de chillón rosa-. Una mala elección de color, querida. Quizás un tono rojizo te hubiese quedado mejor –musito soltando una pequeña carcajada y esperando a que la occisa soltara un comentario mordaz ante su atrevimiento de cuestionar sus gustos. La locura lentamente se apoderaba de los pocos resquicios de cordura que aun poseía; pero eso no quitaba de cada una de sus células el por qué había procedido a acabar con aquella testaruda mujer. Sus dientes se crisparon cuando recordó nuevamente aquello-. ¡Maldita zorra! ¡Me lo quitaste, te atreviste a arrebatármelo! –una sonrisa escabrosa se apodero de sus labios -. Y por esa razón estas en tan lamentable estado; aunque pensándolo mejor, nunca te vi tan “viva”
Una carcajada se apodero del silencio que había sido participe después de que los primeros disparos habían alertado a los inquilinos del quinto piso para que se dispusieran a desalojar por completo aquella sección, avisando de inmediato a las autoridades locales.
La única cosa que amo de verdad, había abandonado ese mundo que tanto desprecio y que con la sonrisa de su amor comenzó a amar; efímero vio a su felicidad abandonarle aquel día que debió ser el más feliz de toda su existencia, y todo por placer de aquella asquerosa mujer que reposaba con las cuencas de sus vacios ojos mirándole aun prepotente y altanera-. Si al menos hubieses entendido la razón del por qué no te amaba, podrías estar todavía moviéndote –aquella ladina sonrisa que se había apoderado de su rostro, lo abandono para dar paso a la seriedad-. Eres o eras según mi opinión de ti ahora, una mera escoria con un lugar prestado por el mundo; era solo mierda con un lugar prestado por la inmunda sociedad y ahora –su sonrisa volvió más viva que nunca-. Eres solo un cadáver reposando con su asesino en un cuartucho de hotel… ¿no te recuerda a lo que tú hiciste a mi amado?
Suspiro teatralmente mientras se levantaba de la cama y miraba aburrido a la chica mientras se serbia una copa de coñac de la pequeña nevera que estaba en la esquina contraria a donde reposaba aquella mujer-. Lamento haberte matado –musito tomando un sorbo de la copa para luego apuntarle con un dedo-. No me malinterpretes, te planeaba matar de todas formas solo que… quería que me escucharas-hizo una mueca de asco y agrego-; pero no iba a soportar tus alaridos de loca rogando por su vida y llorando diciendo que lo hiciste porque me amabas…
Volvió a tomar otro sorbo y se encogía de hombros mientras tomaba la botella del escocés y se sentaba de nueva cuenta en la esquina de la cama-. Me vale si era viva o muerta; muchos dicen que el alma humana espera cierto tiempo antes de perderse en la abnegación de que ah muerto violentamente y darse cuenta que es solo un espíritu estacionado por fuertes sentimiento en un solo sitio.
Tiro algo del líquido que estaba en su copa al cuerpo mientras volvía a llenarla y levantarla-. ¡Salud! Por tu espantosa muerte en mis manos –el coñac corría por los sucios y rojos mechones de un tono rosa; sacando algo de la sangre que decoraba su rostro.
-. ¡Uchiha Sasuke! ¡Es la policía!, ¡salga con las manos en alto y entréguese!, ¡cuide de no cometer una locura de la que se arrepienta! –una macabra sonrisa en todo su esplendor ilumino el rostro de Sasuke mientras este daba vueltas complacido en la habitación. Lentamente e acerco a la ventana y descorrió un poco los doseles que cubrían todo resquicio de luz en aquel oscurecido y viejo cuarto.
-. ¡Mira Sakura! –dijo volteando a mirarla sonriendo feliz-. ¡Tenemos invitados en este, tú fatídico día! ¿¡No te emociona!?
Sasuke volvió su mirada a la ventana ilusionado ante la expectativa de tener público ante su acto de desbordante amor. Se acerco al cuerpo de Sakura y la movió-. Perdona –dijo tomando un poco de su sangre con sus dedos-, necesito hacer esto, ya sabes, necesito dejar la última muestra de lo que tan grande era mi amor por él; mis últimas palabras…
Sasuke inflo sus cachetes en son de fastidio al escuchar por tercera vez consecutiva a los policías pedirle que liberara a la chica; que ahora era un cadáver. Se preguntaba si los policías eran idiotas… por supuesto que no la iba a dejar viva después de lo que le hizo a su novio…
-. ¡Cierren el pico putos lame-suelas! –grito para luego reír desbocadamente mientras corría un poco más las cortinas de las ventanas y miraba con aprensión a los policías que tenían cercado el lugar. ¿Acaso creían que se iba a escapar?-. ¡Si es a la dama en azul, rosa y ahora rojo a la que buscan! ¡Pueden perderse, tenía una cita que no podía esperar mucho tiempo con la muerte! –Dicha estas palabras que dejaron atónitos a los policías, se adentro de nueva cuenta a la habitación con un aire abatidamente fingido-. Pobre de la sociedad que tiene por defensores a tan ilustres e inútiles seres humanos…
Una sonrisa altanera se formo en sus labios mientras se cruzaba de brazos-. Debí ser actor.
Volvió a carcajearse una vez más.
-. Quiero contarte algo antes de que todo llegue a su final, Sakura –musito mientras su rostro tomaba real seriedad y miraba a la chica con odio para luego suspirar y mirar a la supuesta nada-. Contarte como lo conocí y porque razón nunca podía haberte aceptado a ti, razón que debiste entender las miles de veces que te rechace…
Una dulce sonrisa se apodero de el-. Todavía lo recuerdo como si fuera ayer, aquel año donde conocí las múltiples facetas de su sonrisa.
por que, cuando perdemos algo amado, la locura hace mella en nuestras almas y mentes; !que no comprenden que perdí una parte de mi!
ella era yo; y yo solo ahora sin ella soy nada.