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With a thousand Lies. por black_phenix

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Notas del capitulo:

Hola, mucho tiempo sin vernos, ¿eh? Lamento mucho la tardanza, pero mi vida real es complicada y mi tiempo con los fics se ha reducido drasticamente, tanto así que sólo puedo estar con un fic por semana. Y sólo los fines de semana tengo algo mas de tiempo. Espero lo entiendan si ven algun atraso. 

…Y los días fluyen como el agua.

 

 

 

 

Debe  existir otro lugar donde continuar con nuestra guerra.

¡Otro enemigo con el que luchar!

El mundo es enorme,

¡Lleno de amenazas y maravillas!

Repleto de guerras y disparos.

Y eso es,

Precisamente,

El porqué,

En algún lugar de este enfermo mundo,

Debe haber una batalla  donde  pararnos ¡para luchar una vez más!

Hitler (fragmento adaptado de Hellsing).

 

 

Hogwarts, sábado; 10: 45 am.

 

 

 

Con cuidado de no ser descubierto, asió con fuerza y modesta calma su varita, por debajo de la túnica de lino negra que llevaba. Atento a todo movimiento. Cuidándose incluso de su sombra. Desde hacia minutos que había comenzado a sentir que alguien le seguía con cautela, bajo un hechizo de camuflaje, creyéndose el muy discreto. El pasillo que recorría tenía varias desviaciones y conexiones con pasillos que guiaban tanto a pisos superiores como inferiores. Su acosador podía ocultarse en cualquiera de ellos y desaparecer si se percataba de que él ya había notado su presencia. A parte de que los corredores estaban desolados, después de todo era sábado y la mayoría de los estudiantes se encontraban en Hogsmeade divirtiéndose con sus amigos y pasándosela en grande. Entrecerró los ojos con cautela, sintiéndole aun más cerca.  Cuido de no bajar su guardia en ningún momento. Sería realmente estúpido hacerlo, además de que sería una completa vergüenza no hacer uso de su entrenamiento en una situación de tan nimio peligro como esa.

 

 

 

 

Se dirigía a la Sala Multipropósito. Se había citado allí para ese día con sus amigos, y su esposo le estaba esperando. Imaginaba que en esos momentos Draco debía tener el rostro hecho un calmo mar de furia. Nunca se había llevado del todo bien con Ron, y no creía que por mero protocolo a que estos fuesen sus amigos comenzaría a tratarles bien. Los primeros días no habían sido fáciles, puesto que estos no se aguantaban un solo minuto para comenzar a insultarse. Hacia días que debían de haber comenzado el entrenamiento para adiestrarlos en campo abierto de batalla, para hacer menos la carga que debían llevar cuando la guerra explotara, pero la insensatez de Ron y el egocentrismo de su muy amado Draco siempre entraban en colisión, provocando riñas que acababan por completo con las ganas de ejercitarse. Y ciertamente lo necesitaba.

 

 

 

 

Se sentía completamente estresado, y las noches cadenciosas de sexo no contaban como ejercicio físico. Debía de hablar con Luna, pero la oportunidad se le escapaba de las manos a cada momento. Debía de estar pendiente de las clases (en las cuales, para sorpresa de la docencia, había comenzado a mejorar en un cien por ciento), programando una sesión de entrenamiento lo suficientemente buena como para poder hacer que su equipo mejore sin dejar de rendir en la escuela e investigando nuevos hechizos, quedando muchas noches en vela, en el área Prohibida de la Biblioteca.

 

 

 

 

Estaba extenuado a más no poder. Realmente quería terminar con todo aquello de una vez por todas y regresar a Lindcleir Manor para tomarse unas muy merecidas vacaciones. Era la primera vez que trabajaba tanto.  Suspiro. Debía encontrar el jodido Horrocruxe oculto en la escuela. Y para ello tenía que hablar ya con Luna, eso debía volverse prioritario. Ya tenían tres en sus manos, y uno había sido destruido en su segundo año, por lo que meramente restaban dos a ser ubicados. Era tan difícil todo, y más con tantas esperanzas ahora puestas en él.

 

 

 

 

Desde que había regresado todos le miraban entre admirados y esperanzados. Era molesto, puesto que el año anterior le miraban como a un mentiroso sediento de fama. Todos se alejaban de él y comentaban indiscretos que estaba loco. Incluso los miembros de su Casa lo creían de ese modo. Hasta el mismo  Ministerio de Magia, que se había encargado de esparcir pestes de él, ahora lo tomaba como el Elegido para derrotar al que No-Debe-Ser-Nombrado, utilizando slogans de campañas con su nombre. Los magos resultaban ser tan cerrados e irritantes.

 

 

 

 

Suspiro profundamente, completamente molesto. Tenía unas ganas innegables e irrefrenables de partirle su mágico culo al muy hijo de puta de Fudge. Y de paso, si se podía, hacerle la vida imposible a Dolores- Cara de Sapo- Umbridge. 

 

 

 

 

Acaricio con rigor ru rostro cuando se percato de que el que le perseguía seguía insistiendo. Su presencia mágica era aun más fuerte en ese momento. Parecía acercarse cada vez más. Por lo que se observaba, y lo cerca que se notaba, parecía ser un hechizo Desilusionador  el que traía puesto. Parecía que era un estudiante común y corriente el que le perseguía, si hubiera sido alguien más experimentado hubiera utilizado algún conjuro anti-rastreo o algún inhibidor de presencia para tener más cautela a su alrededor. Eso o el tipo ése lo estaba subestimando.  Cuando llego a un corredor más cerrado, donde armaduras adornaban erguidas el pasillo, se detuvo contra una pared, fingiendo buscar algo en su túnica.  Sus ojos buscaron alguna anomalía grafica en el ambiente, puesto que ese era el punto débil de ese hechizo.

 

 

 

 

Una vaga sonrisa adorno sus labios cuando le encontró. Estaba unos metros, escondido detrás de una de las armaduras erguidas cerca de las ventanas. Se observaba un tanto distorsionado ese espacio, como si los relieves se curvasen levemente en la posición de esa persona.

 

 

 

 

 

— ¡Finite Incantatem! —lanzo apresurado el hechizo, cuidando de que no se le escapara de la vista el incauto perseguidor. Su varita alzada por si en algún momento necesitaba defenderse. El Desilusionador comenzó a desvanecerse, haciendo aparecer ante él nada más y nada menos que a uno de los honorables miembros de la Casa de Slytherin, con las manos alzadas a la altura del pecho, en señal de rendición. Su rostro demostraba la sorpresa al verse descubierto.  Harry curvo una tosca y burlona sonrisa, chasqueando la lengua en un gesto divertido mientras se acercaba, manteniendo una distancia prudente—. Realmente pensaste que no me daría cuenta de tu presencia, ¿verdad? —Negó con suavidad, soltando un resoplido parecido a una risa sarcástica—. Algo bastante ingenuo de su parte, debo decir. ¿Dónde quedo el ingenio Slytherin? Pensé que ustedes eran todos tan sigilosos y previsivos como las mismas serpientes.

 

 

 

 

 

—Si me apeteciese, lo hubiese hecho, señor Potter. Realmente no entraba en mis pensamientos que un gatito fuese tan sigiloso y precavido como lo ha estado siendo usted todo el tiempo. Ya se me hacia raro que diera tantas vueltas sin sentido de orientación—concedió con educación, inclinando un poco la cabeza—. A mi parecer, Malfoy ha hecho una excelente elección. Lamento la tardanza, felicidades por su matrimonio.

 

 

 

 

—Oh, señor Zabini, me hará sonrojar. —Harry mantenía una postura digna de un aristócrata, elegante y peligrosa. Blaise observo la burla en sus facciones. Sí, Malfoy había elegido con criterio a su pareja. Ambos eran tal para cual—. Por cierto, el que los Gryffindor seamos lanzados no quiere indicar que seamos idiotas. Usted mismo acaba de comprobar, señor Zabini,  que tan peligroso puede ser el estar tan confiado luchando contra uno. —Le guiño el ojo. Blaise simplemente rió.

 

 

 

 

—Touché, señor Potter. Ha herido profundamente mi orgullo con ese comentario. —Harry extendió un poco su sonrisa, lo suficiente como para dejar marcado su agrado ante la conversación. De un momento a otro, su rostro se volvió inexpresivo.

 

 

 

 

—Dejando las bromas de lado, ¿Qué se le ha ofrecido, señor Zabini, como para querer seguirme a escondidas? Realmente no me entra en la cabeza que un Slytherin haya caído tan bajo como para acosarme como uno de mis tantos admiradores. —La distancia entre los dos era prudente, suficiente como para buscar refugio por si se iniciaba una contienda épica de hechizos oscuros. No había nadie cerca que los hiciera detenerse, por lo que no estar preparado sería algo muy estúpido por parte de ambos. No es que pensara que Zabini le atacaría de un momento a otro. Se notaba lo suficientemente cansado como para caer inconsciente al toque de un simple Expeliarmus. Estaba ojeroso, algo poco común en uno de su clase, y su porte era tenso, cansado. Blaise suspiro, cruzándose de brazos y apoyándose contra la pared. Su mirada enfocada particularmente en nada.

 

 

 

 

—Me disculpo por mi aspecto. No he tenido paz desde la declaración de Malfoy en la Sala Común. Las cosas han estado agitadas desde entonces y todos son enemigos de todos. Al menos unos cuantos nos mantenemos unidos al conocernos desde hace tiempo. —Explico en una actitud desenfadada. Harry alzo ambas cejas en señal de sorpresa; no había esperado ese tipo de actitud—. Mi aspecto proviene del insomnio que me ha provocado el pensar en lo que nos ha dicho. Debo admitir, como muchos otros, que su propuesta es sin duda alguna tentadora. Demasiado—Harry entrecerró los ojos, un tanto escéptico. Aunque  le daba el beneficio de la duda, después de todo Draco era un Slytherin de cabo a rabo y aun así terminaron casados—. No quiero que se confunda, señor Potter. Como ha de conocer ya, nuestras opiniones con respecto  al Lord Oscuro no difieren mucho. Pero debe de  tomar en cuenta que si les damos la espalda a nuestros padres le estamos dando la espalda a nuestro antiguo linaje y costumbres. Algo que somos de nacimiento y hasta nuestra muerte. Nuestra familia y nuestro nombre.  También somos consientes de que estar del lado del Señor Oscuro nos llevara a nuestra extinción, algo que no podemos permitir, pero por culpa de la abnegada y ciega seguridad en la victoria que nuestros padres auguran al lado del Lord, nos vemos arrastrados a esto sin voz o voto. Malfoy es un caso especial, como ha de saber. Él es libre de ataduras, unas que nosotros todavía tenemos.

 

 

 

 

 

—Ya había tratado este tema con Draco mucho antes de siquiera pensar en volver a Hogwarts. Comprendo con justa razón sus inquietudes y cuáles son los problemas que les aquejan, tanto como tengo en cuenta en qué medida están colocadas las cadenas que atan a cada uno de ustedes. —Declaro, bajando la varita al fin. El ambiente tenso desapareció—. Por esa misma razón pase tiempo investigando una manera de ayudarlos, una forma de hacerles libres para que puedan elegir sin necesidad de perder lo que por derecho le corresponde a cada uno. No me gustaría verlos obligados a elegir la Marca bajo la voluntad de sus padres. Ustedes también tienen derecho a decidir qué lugar quieren ocupar en esta guerra. —Zabini se notaba bastante cansado. Pareciera que sus últimas fuerzas se habían ido con el Desilusionador. Harry suspiro, acariciando el puente de su nariz—. Será mejor que me sigas. Este no es un lugar donde podamos tratar este tema con tranquilidad. A parte de que te notas demasiado cansado como mantenerte en pie por mucho tiempo más.

 

 

 

 

Blaise simplemente suspiro, con una sonrisa cansada.

 

 

 

 

—Soy un Slytherin, señor Potter. ¿Por qué tanta confianza? Creí que los Gryffindor nos odiaban lo suficiente como para maldecirnos primero y preguntar luego. —Estaba un poco contrariado. La verdad esperaba terminar de inmediato en la Enfermería antes de poder tener aquella educada charla con Potter. Harry sonrió de manera amena, con los ojos brillándole insanamente divertidos.

 

 

 

 

—Puede culpar a Draco por ello, señor Zabini. A veces puede ser demasiado persuasivo además de ser un buen profesor. —Blaise abrió un poco los ojos, alzando las cejas en sorpresa. Ese Potter era muy diferente al chiquillo tímido que conocía—. Además, ya estábamos al tanto de cómo podían ir las cosas. Si alguno de ustedes se decidiera a pensar en la propuesta vendría primero por mí, por las mismas razones ingenuas que usted lo ha hecho: por ser un Gryffindor. —Sonrió con burla. Zabini se sintió ofendido, pero no tenía ganas de ponerse a discutir en ese momento—. También teníamos en cuenta que  sería usted, o seria Nott, quien vendría a charlar conmigo.  Cuestión de que ustedes poseen algo menos de presión que los otros. Al parecer, de entre todos, Draco tiene algo de esperanza puesta en ustedes dos.

 

 

 

 

 

Blaise sonrió. Ciertamente, el que Malfoy tuviera algo de confianza en él lo hacía sentir verdaderamente bien. Después de todo, nunca fue su intención el traicionarle cuando este dio la espalda al Lord. ¡Por Circe! Él ni siquiera apoyaba a ese loco anarquista psicópata. Muchos de los indecisos y renuentes a tomar la Marca Oscura (aunque tuvieran que obedecer las órdenes de sus familias) habían tenido una revolución de pensamientos con respecto a ello por las inspiradoras palabras de su aun príncipe. Draco tenía toda la razón con respecto a todo lo que había dicho. Sus padres eran estúpidos al no notar la hipocresía en su unión con el Lord. Ellos, sangres pura, inclinándose y recibiendo castigo de un mestizo, ¡era impensable y bizarro! Si realmente tenía la oportunidad de liberarse de las codiciosas manos de su madre uniéndose a Potter y siguiendo sus indicaciones, con todo el gusto del mundo lo haría.  Además, estaba el hecho de que había más de una opción en la propuesta, lo presentía.

 

 

 

 

—No me sorprende del todo, Malfoy siempre ha sido de los que piensan diez pasos delante de su enemigo. Esa es una de las razones por las que se convirtió en el guía de Slytherin, su príncipe.  Sabe tomar las decisiones correctas en el momento oportuno, y siempre acierta. —Harry le concedió la razón. Draco era el tipo de persona que entendía todo con lógica y razonamiento, dejando aparte todo eso cuando estaban uno cerca del otro. Toda lógica se perdía en el momento en que uno de los dos comenzaba a sentir calor y que la ropa les incomodaba. De ahí en más se perdían en fogosas escenas y sesiones de buen sexo. En hacer el amor. Cuando se dio cuenta de sus pensamientos, y de que su pequeño amigo estaba casi despertando, se sonrojo como quinceañera, adelantándose dos pasos por delante de Blaise. Sería realmente vergonzoso que le mirara en esas fachas tan ofuscadas y libidinosas—. Lo único lamentable es que siempre nos mantuvimos alejados de su persona. Theo y yo éramos los más cercanos, pero no así nos considerábamos sus amigos.

 

 

 

 

— ¿Alguna razón en especial para ello? —pregunto un tanto curioso. Esos eran aspectos de la vida de su amado desde un punto objetivo dicho por uno de los que eran más cercanos a él dentro de su Casa, cosas que realmente le interesaban. Todo lo que tuviera que ver con Draco era de su magnánimo interés.

 

 

 

 

 

—Lucius abraxas Malfoy. Esa es la razón. —Harry torció el gesto al escuchar el nombre del hijo de puta aquel. Nunca se llevo bien con Lucius, y mucho menos después de saber más del como trataba a Draco. Ciertamente, se había vuelto un obseso con el Slytherin. Pero no era algo que pudiera controlar, incluso Draco era un receloso desquiciado cuando de él se trataba. Razón por la que le gustaba ponerle celoso, siempre tendían a discutir cuando apuntaba a que algún chico era lindo: por razones obvias, las reconciliaciones eran excepcionales—. El señor Malfoy tenía espías entre los Slytherin, a algunos les pagaba buenas cantidades de galeones y a otros simplemente les prometía tenerles en consideración para cuando llegara la hora de elegir a la prometida o el prometido de su hijo.

 

 

 

 

 

Harry alzo las cejas y le dio una mirada de soslayo, incrédula. Blaise se encogió de hombros. Eso era algo natural entre los magos nobles, y más si se era un Malfoy.

 

 

 

 

—La familia Malfoy se considera una de las más  puras jamás existida, aparte de la extinta rama Black. Sus uniones han sido siempre con criaturas de las más nobles especies, todas mágicas. Brujas pura sangre y uno que otro Veela, sin llegar a más.  Por dicha razón, aparte de su cuantiosa fortuna, todo mago pura sangre busca entablar una unión con estos. —Ciertamente, estaba impresionado al escuchar eso. Nunca creyó que los Malfoy fuesen tan cotizados—. Incluso existe un rumor entre las familias nobles. Aparte de la familia Malfoy, la familia Black era de innegable pureza y poder. Excluyendo a los que ellos llamaban descarriados y a los que eran expulsados de la rama matriz de la familia, estos siempre se mantuvieron tan puros como ninguno. Existen diversos tipos de Veela, señor Potter, de inigualable poder, jamás vistos entre los magos. El rumor dice que uno de estos antiguos y poderosos seres se unió por primera vez con un mago en la antigua rama de la familia Black, en la línea antecesora de Narcisa Malfoy.

 

 

 

 

—He conocido Veela.

 

 

 

 

—Sólo mestizos, señor Potter.  Si es a Fleur Isabelle Delacour y a sus compañeras de  Beauxbatons  a quien se refiere.  Un Veela puro tiene capacidades más allá de un mitad-Veela. Y entre ellos mismos existe la nobleza de su propia estirpe, Veelas antiguos  con capacidades un tanto especiales. Como dije, es sólo un rumor pero es algo bastante tentador para muchos.

 

 

 

 

Harry frunció el ceño: — ¿Qué es eso tan especial que les atrae?

 

 

 

 

 

Blaise sonrió con una mueca de desagrado: —Los magos no tienen distinción de género a la hora de casarse, pero prefieren hacerlo con una bruja que con un mago. La razón es porque existen pociones que pueden preparar un estado fértil en quien la toma, y después del acto sexual puede quedar en estado. Pero de esta manera el poder de la criatura, aunque un poco más poderoso, será un tanto inestable. Ya que fue un hombre, que no está preparado para ese tipo de cosas, quien le concibió. Aparte del aun aparente estado de prueba de dicha poción. Con esto no quiero decir que el bebé estaría en peligro después de nacer, sino que existen ciertos factores en los que el niño en si puede quedar como un Squid al no poder mantenerse bajo control su gran poder. —Blaise suspiro, mirándole de manera profunda—. En esto entra el rumor del Veela antiguo. Si bien ya no persiste su poder de atracción y selección de pareja, aun queda la habilidad permanente de poder ser capaz de concebir sin estas pociones. Algo que sólo uno de estos Veela tan poderosos podría lograr. El embarazo es estable y el bebé nace con un indudable poder. Y al ser un mago y no una bruja quien lo concibe el poder y la pureza son aún mayores.

 

 

 

 

Harry se quedo en silencio. Estaba realmente pasmado. Esas eran cosas  de las que él no tenía la más mínima idea. Ni siquiera se le había pasado la idea por la cabeza de tener descendencia cuando se caso con Draco. Un nuevo mundo se abría ante sus ojos. Ciertamente le faltaba mucho por aprender del Mundo Mágico aun.  Y, si no estaba equivocado, algo en sus pensamientos hizo clic en la razón tan desesperada de Voldemort de tener a su amado bajo sus pies. “O en su cama”, pensó con repulsión.  Debía de tratar ese tema lo antes posible con Draco, no podía quedar con la duda ahora que sabía todo eso. Podía ser todo el rumor que quisiera, pero Voldemort no se guiaba por la lógica a la hora de cometer sus atrocidades.

 

 

 

 

 

—Entonces, Draco es algo “especial” para todos ustedes. —Desvió con sarcasmo la conversación. Blaise soltó una suave pero aun cansada risilla.

 

 

 

—para muchos como Pansy Parkinson, Draco Malfoy es un trofeo, o al menos lo era. Pero para mí y Theo Draco es alguien a tomar en cuenta, y siempre quisimos ser sus amigos. Pero debido a Lucius esas posibilidades eran nulas. Por lo que simplemente estuvimos como compañeros de curso y Casa, y conformando lo que ustedes llamaban el Trió de Slytherin. —Se encogió de hombros—. Nuestros padres habían enviado las órdenes de mantener vigilado a Malfoy después de que este negara todo acceso de los Mortifagos tanto a sus propiedades como a sus cuentas. Theodore y yo retrasamos como pudimos dichas órdenes, y tú te encargaste de dar el último toque llevándotelo contigo.

 

 

 

 

— ¿Cómo…?

 

 

 

 

—No es tan difícil dilucidar como sucedió todo. Aparte de que ambos aparecen casados, cuando antes no podían verse ni en pintura, deja mucha información al descubierto. Aparte de que nuestros padres comentaban cuantos Mortifagos habían muerto por no cumplir con la misión de dar con Malfoy. Y lo último que se comento antes de la vuelta fue de la broma dejada al señor Malfoy en una de las paredes de aquel castillo Muggle. —Harry sonrió ante el recuerdo de eso. Como le hubiera encantado ver qué cara había puesto el patriarca de los Malfoy en ese instante.

 

 

 

 

El resto del camino hacia la Sala Multipropósito se siguió en silencio. Si dijese que nada de aquello lo hubiese afectado estaría mintiendo con bastante descaro. Saber teológicamente lo que figurativamente planeaba Voldemort no lo dejaba tranquilo. Debía de comentárselo cuanto antes a Draco, si es que quería salvaguardar el honor de su marido. Nadie salvo él tenía derecho de meterse en esos finos y caros pantalones.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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Draco negó con cansancio cuando uno de los hechizos logro rozar con las prendas de Weasley, chamuscándolas un poco. Estaba seguro de que su piel se encontraba con un evidente hematoma a causa de la rozadura del Incendio que le había tirado con toda saña. Puede que no se llevasen bien, pero eso no indicaba que quisiera lastimarlo. En fin, ya estaba preparado para ese tipo de cosas. Tomo una ampolleta de cristal de entre sus pertenencias y se la arrojo al pelirrojo, quien parecía concentrado sólo en respirar.

 

 

 

 

 

—Toma, bébetelo. Terminaremos el entrenamiento por ahora. Harry está por llegar y te aseguro que si te ve así pensara que tuvimos otra de nuestras particulares riñas. —Ron lo miro desconfiado, entrecerrando los ojos. Aun no le agradaba Malfoy, los años de discusiones no se borraban de la noche a la mañana, pero confiaba en que no le mataría. Después  de todo, se jugaba su tranquilidad con Harry en ello.  Y se notaba que realmente le quería. ¡Si hasta le daban ganas de vomitar en los momentos empalagosos en que se juntaban para besuquearse! Podría hasta jurar que el uno al otro intentaban comerse. Literalmente.

 

 

 

 

 

Tomo la ampolleta y se la trago de un solo tiro, haciendo una mueca desagradable por el amargo sabor. La Sala estaba transformada en ese momento en un pequeño campo de batalla, ambientado en un lugar lleno de escombros. Habían estado allí desde hacia unas horas. Habían decidido con anterioridad tener esa pequeña batalla en privado para medir sus capacidades, y ciertamente se impresiono al ver lo ágil que resultaba ser la sucia serpiente para lanzar tal cantidad de hechizos uno tras otro hacia su persona.

 

 

 

 

— ¿Y, qué tal? —pregunto, mas por curiosidad que otra cosa. Draco hizo un movimiento despectivo con la mano.

 

 

 

 

—Por encima de lo regular, Weasley, pero aun estas verde como para batirte en duelo con un Mortifago altamente entrenado. Te falta destreza a la hora de analizar tus posibilidades en el campo de batalla. Si seguimos como hoy en una sesión diaria de al menos una hora, en unos cuantos meses tendría una opinión más justa de ti, pero por ahora digamos que eres un poco más que un mediocre. —Ron bufo despectivo. No habría forma alguna de que se llevara bien con ese maldito petulante—. A decir verdad, Harry es un genio a la hora de desenvolverse en una batalla. Me es difícil seguirle el ritmo cuando comienza a sentirse más libre durante los combates prácticos.

 

 

 

 

 

—Es algo que ya había notado en el Ministerio, el año anterior. A la hora de la verdad, Harry resulta ser tan bueno como cualquier Auror de elite. —Comento, comenzando a relajar su cuerpo en el suelo. Draco le miro con intensidad.

 

 

 

 

— ¿Cómo fue…? —Ron le miro sin entenderle del todo. Draco torció el gesto—. La muerte de mi tío, el padrino de Harry.

 

 

 

 

Ron suspiro, dudando si decirle o no: —Harry estaba a punto de ser alcanzado por un Avada de parte de Bellatrix. Estaba parado justo delante del Velo de la Muerte, cuando Sirius apareció de la nada y le empujo, recibiendo el hechizo él. Su última palabra fue “Harry”, mientras desaparecía por el Velo. Luego de eso Harry persiguió  a Lestrange  intentando matarla y ahí fue que apareció el Lord. Luego de eso no sabemos mucho mas, simplemente que Dumbledore apareció y capturo junto a la orden a muchos Mortifagos  e hizo salir despavorido al que No-Debe-Ser-Nombrado.

 

 

 

 

Guardaron silencio durante unos minutos. La Sala había cambiado ya a requerimiento de Draco en una cómoda sala de estar, decorada al gusto neutro. Ni Slytherin ni Gryffindor para no tener problemas. Se dejo caer sin miramientos sobre el sofá largo detrás de él. Era de un blanco inmaculado, con diseños barrocos sobre la madera.  Su ceño se frunció al ver el estado tan sucio y desaliñado de Weasley.

 

 

 

 

—Sera mejor que te des una ducha—dijo, apuntando hacia una puerta al fondo del cuarto que había recién aparecido—. Le pediré a uno de los elfos a mi servicio que te traiga algo de ropa —Ron no tenía ganas de empezar a pelear, por lo que decidió ponerse en pie y dirigirse al cuarto de baño. Él también creía que necesitaba una ducha con urgencia. Apestaba a sudor seco y carne quemada.

 

 

 

 

 

Draco lo vio desaparecer tras la puerta, pensando que aun le faltaría mucho antes de poder llevarse llanamente bien con la comadreja. Tomo un bloc de notas amarillentas y comenzó a apuntar algunas sobre el entrenamiento de ese día. Era el primero, al fin, después de una semana de discusiones sin sentido que hacían a su amado león salirse de sus casillas. Amaba verlo enfurruñado y con el ceño fruncido. Era tan sexy y excitante el hacerlo olvidarse de su enojo y cambiar ese ceño fruncido por una mueca de placer. No sabía porque, ni le interesaba, pero tener a Harry a su lado era realmente relajante. Lo hacía olvidarse de que tenía problemas allá afuera, ligados a un megalómano desquiciado y narcisista.

 

 

 

 

Lástima que recientemente tenían poco tiempo para ellos solos. La cuestión de reunir al antiguo E. D., y los problemas en la investigación y desarrollo de los hechizos en la Sala Prohibida de la biblioteca les carcomía todo momento a solas, excepto las noches, que esas estaban fuera de cualquier negativa por parte de ambos.

 

 

 

 

 

Necesitaba con rapidez la respuesta de los miembros de su Casa. Si los tenia de su lado, muchos de sus problemas se verían disminuidos y su tiempo se vería mas libre. Pero estos aun estaban muy indecisos. Sabia a la perfección que sus palabras les habían llegado hondamente, y la duda se había ya plantado en sus mentes. La cuestión era ¿cuándo germinarían las semillas?  Esperaba que fuera pronto, puesto que el tiempo ya corría en contrarreloj.

 

 

 

 

 —Como escuche una vez: las dudas cuando lleguen y los problemas cuando se acerquen se resolverán cuando a la vista estén. No te estreses, amor, no te queda para nada esa mirada poco segura. —Harry se adentro al Salón con un andar altivo y sexy, de esa manera tan suya y tan felina que hacía a sus hormonas revolucionarse. Se acerco hacia él y se inclino en una suave reverencia hasta sus labios, robando un suave beso que expresaba tanta necesidad.

 

 

 

 

—No sería muy bueno si dejo todo para última hora.  Hay momento y lugar para las cosas. —Tomo a Harry por la mano y lo obligo a sentarse en sus piernas. Potter rodeo su cuello y le dio un beso en la barbilla, terminando con una leve mordida.

 

 

 

 

— ¿Y los chicos? Pensé que estarían aquí, acompañándote. O al menos esperaba ver un duelo a muerte de ti y Ron cuando entrara. —Draco le miro simulando ofensa. Harry rió y le dio un beso.

 

 

 

 

—Tu amiga se encuentra en estos momentos en la biblioteca. Le había comentado de ciertos hechizos y de cuales eran tus planes. Se marcho sin más hacia allá. Creo que le pareció ingenioso lo que planeabas hacer, y decidió verlo con sus propios ojos. —Harry rodo los ojos. A veces Hermione no parecía humana. La chica parecía un ordenador con su obsesión por el conocimiento—. Weasel se encuentra tomando una ducha ahora mismo. Acabamos de terminar nuestra primera sesión de entrenamiento. —Una sonrisa complacida se apodero de sus labios. Las cosas habían empezado a moverse al fin. Le robo unos cuantos besos seguidos. Draco estaba a punto de meterle mano cuando un sonoro carraspeo los hizo darse vuelta hacia la entrada, donde se encontraba un incomodo Blaise, con las mejillas débilmente teñidas de carmín.

 

 

 

 

—Si gustan, puedo retirarme. Esta conversación la podemos dejar para otro momento. —Draco, al percatarse de quien era, sonrió internamente. Estaba aliviado de ver al primero de muchos que irían con él.

 

 

 

 

—Nunca pensé que llegaría a ver el día en el que el gran Blaise Zabini se sonrojaría. Pensé que ya estabas acostumbrado de hacer de voyeur entre algunas sesiones. —Harry tomo asiento al lado de Draco, ladeando una sonrisa burlona. Mentiría si dijese que no le causaba algo de risa ver a un Slytherin avergonzado.

 

 

 

 

—Sólo era una muestra de cortesía, pero si gustan que me quede a observarlos follar, adelante. Sírvanse. —Expuso arrogante, dejándose caer en un sofá individual frente a ellos. Harry lanzo una risilla por ello. Era tan fácil hacerlos molestarse. De repente, todos se tornaron serios. Blaise había moldeado el cansancio en seguridad, y la debilidad en fingida fuerza—. Sin rodeos, quiero saberlo. ¿Qué es lo que se proponen?, aparte de lo obvio, claro está.  ¿Qué es eso que nos puede liberar del control de nuestros progenitores? ¿Qué es lo que quieren de nosotros?

 

 

 

 

 

—Primeramente, no ofrecemos un jardín de rosas, señor Zabini. Ofrecemos la posibilidad de que puedan elegir libremente que lado escoger en la guerra que esta por explotar. Les damos la posibilidad de huir, esconderse, desaparecer del país sin necesidad de dejar perder sus raíces y abolengos. Les damos la oportunidad de participar como aliados o como enemigos si ansían. Les damos a escoger… —Harry cruzo las piernas y le dio una mirada altiva, como sólo un Slytherin con años de experiencia podría darla. Ante Blaise no se encontraba un Gryffindor, se encontraba el mayor de los Slytherin que jamás había conocido. Y ahí noto la perfecta elección de Draco al elegir a Potter como su esposo. Poderoso, un líder nato. Con poder en sus palabras y ojos. Seguridad en sus acciones. Y si tenía a Draco de su lado, alguien que ponía todo un arsenal de previsiones antes de hacer cualquier movimiento, eso los hacía imparables—. No los llamare cobardes si huyen, no los llamare héroes si se quedan, no los utilizare como sacrificios si permanecen a mi lado y respetare su decisión una vez sean libres de elegir. Cualquier decisión que tomen será igualmente de ayuda para nosotros.

 

 

 

 

 

—Si me uno a ti, no me estaré uniendo a Dumbledore…

 

 

 

 

—Nosotros somos independientes de la Orden del Fénix. —Le interrumpió—. Conformaremos algo diferente al E. D. del año pasado.  Y si bien el director nos apoyara cuando se lo pidamos, no es una opción para nosotros en estos momentos.  Necesitamos personas con convicciones fuertes, con conocimiento y bien entrenada. Porque en algún momento, quiéranlo o no, se verán envueltos en esta cruel batalla que se ha estado librando en silencio.  Por eso romperé las cadenas en sus alas. —Zabini se sintió en extremo  atraído hacia esos dos. Simplemente estaban allí, sentados, sin nada más que mirarlo y hablarle, y él se sentía pequeño. Harry extendió su mano—. No te obligamos a ti o a ninguno a aceptar, ni los colocamos contra la espada y la pared. El próximo sábado, aquí mismo, celebrare un reunión con el E. D…. Promulga mis palabras y vuelve si lo deseas. Ese mismo día diré la manera en que puedo ayudarles bajo un voto de silencio.

 

 

 

 

Zabini se levanto, sintiendo que nada más seria dicho. Asintió hacia ellos y se encamino a la salida con miles de preguntas en su cabeza. De alguna manera sentía confianza en presencia de esos dos. Y Potter… ¡Por Merlín! ¿De dónde tanta seguridad en sí mismo; de dónde tanto dominio de la palabra?  Era poderoso, y ese poder lo había hecho sentirse doblegado.

 

 

 

 

 

Cuando estuvo a punto de salir, la voz de Weasley le hizo girarse. Su aliento escapo en ese momento. Ante sus ojos estaba un adonis con sólo una toalla, húmeda, rodeando su cintura. Fuertes músculos tallados en su piel, una figura digna de venerar. El cabello tan rojo como siempre cayendo húmedo sobre su rostro y hombros, dándole un aire simple y hermoso. Vio a Draco llamar a un elfo y pedirle alguna cosa antes de salir.

 

 

 

 

Quizás y no fuera tan malo estar del lado de los buenos.

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Espero les haya gustado. 

Bye...


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