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With a thousand Lies. por black_phenix

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Notas del capitulo:

Gracias por esperar....

News.


“Somos almas en pena en busca de consuelo; el descanso en brazos del eterno.” 
Symphony. 




Estaba sentado en uno de los sillones estilo victoriano, individual, de caoba, de terciopelo azul rey, con las piernas cruzadas y un libro abierto colocado en ellas. Había estado leyendo aquel libro de encantamientos desde hacia una hora, tratando de que el tiempo pasara con un poco mas de rapidez, aunque ya estaba acostumbrado a los días aburridos como aquellos. Levanto la vista. En ese momento Potter había entrado en el vestíbulo y tomaba asiento delante de él, en una silla igual a la suya. No dijo nada durante los siguientes diez minutos. Sólo estaba allí, sentado, mirándolo con expresión algo incierta. 




Cerró el libro con suavidad, pero suficientemente fuerte como para que Harry dejara su ensimismamiento y prestara atención. Puso una sonrisa de lado y lo miro con aquellos ojos de plata que sabía bien, ponían nervioso a cualquiera. 




— ¿Deseas algo, Potter?—pregunto con suavidad, arrastrando las palabras como se le había sido enseñado, costumbre que nunca olvidaría. Ya la llevaba en la sangre. De pronto, cuando mira aquellos verdes orbes se da cuenta de que hay mas familiaridad entre ellos que en todos los años de colegiatura en lo que, prácticamente, casi se mataban a hechizos y conjuros cada vez que se encontraban. Ya no eran enemigos. Por un momento analizo ese pensamiento. Potter y él ahora eran aliados contra un mismo enemigo, y si bien no le agradaba Harry-engreído-Potter, había caído en la cuenta de que le gustaba su compañía. No era lo que siempre creyó. O, al menos, lo que había siempre escuchado murmurar por los pasillos de Howarts. 




—Nada en realidad—comenta con indiferencia, sacando su varita ilegal y algo del bolsillo de los Prada negros que traía puestos. Cuando lo agranda, Draco noto que era el cuaderno que Potter casi siempre cargaba consigo desde que habían llegado a Lindcleir Manor(color negro, viejo y con hojas amarillentas), hacia aproximadamente tres semanas. Sí, ya casi cumplían un mes en aquellas instalaciones al sur de Francia y habían progresado satisfactoriamente en todo lo que habían estado estudiando, por lo cual le era un poco más difícil entrar a la mente de Potter; sus barreras mentales eran casi impenetrables. Claro, si es que no lo desconcentrabas con una que otra palabra picara —. Esta es una copia de uno de los libros de encantamientos dentro de la sección prohibida de la biblioteca…—Harry lo abrió y ojeo entre las paginas hasta encontrar un punto marcado—. Aquí, Malfoy, habla sobre algo que me permitirá derrotar a Vol… al señor oscuro—rectifico cuando vio que Draco iba a temblar. Marco en un punto señalizado entre líneas—. Si lo que quiero es derrotarlo para siempre, necesitare reunirlos. 






Draco tomo el libro y leyó, abriendo enormemente los ojos mientras avanzaba en la lectura. Una vez había terminado, alzo el rostro y miro a Potter con una clara interrogante: — ¿Por qué me lo dices, Potter? No, más importante que eso, ¿Cómo estas tan seguro de que esto es posible?





—Porque ya he destruido uno de ellos y he presenciado lo peligrosos que pueden llegar a ser. —Draco volvió a hacer ese gesto tan poco suyo, recuperándose de inmediato—. Somos aliados, Malfoy, no enemigos. Tenemos la misma causa en común y es justo que estés enterado de mis planes si es que piensas luchar a mi lado. El señor tenebroso no puede ser destruido a menos que estos dejen de existir, y estoy solo en esto, y nada más te tengo a ti. —Malfoy se sintió tan extraño al oír eso, como se sintió Harry al pronunciarlo. No le dio el mal sabor que le daba como cuando se lo había pensado. Es más, hasta parecía que quería decirlo de nuevo (y lo aludió a que quería ver aquella mueca de sorpresa y desconcierto).





— ¿Qué y cuándo? —dijo imperioso mientras se serenaba y ponía serio. Harry sonrió de lado.




—En segundo año, cuando la cámara de los secretos fue abierta. Ginny había obtenido el diario de Tom Riddle, el cual tu padre había metido en su caldero cuando se cruzaron con nosotros en aquella tienda de libros—Draco lo recordó, e incluso recordó aquello que hizo su padre. Siempre había pensado que era para deshacerse de los objetos de magia negra que había en la mansión cuando los Aurores habían planeado investigar—. El diario tenía vida propia y sólo necesitaba de alguien que le contase sus secretos para empezar a succionar su vida, otorgándole de nuevo su cuerpo al dueño original del diario. Dándole de nuevo vida al señor oscuro…




—Mientras esos objetos existan, él seguirá regresando no importa cuantas veces sea destruido, ¿eso es lo que quieres decir? —Harry asintió, apretando los puños y mirando con seriedad a Malfoy. Era un tema delicado el que estaban tratando y él había tenido que pensarlo mucho para siquiera plantearse el revelarle eso al Slytherin, pero lo que habían vivido esas semanas lo habían terminado de convencer por completo para que le revelara la existencia de los Horrocruxes —. Tenemos grandes problemas si no logramos dar con ellos para cuando la guerra abierta de comienzo, Potter. ¿Tienes alguna idea de donde podemos empezar a revisar?





Harry sonrió mientras sacaba, de entre las páginas del libro, una pequeña nota con tres simples siglas: —Tengo entendido que el señor oscuro, en sus años de colegiatura en Hogwarts, hizo una investigación sobre los objetos pertenecientes a los fundadores de la misma. Hubo alguien que también descubrió este secreto y logro dar con uno de los Horrocruxe y ocultarlo, aunque termino muerto por mano misma del Lord. Dumbledore me hablo de esto hace tiempo, e incluso lo acompañe para la recuperación de uno de ellos. Fue el guardapelo de Slytherin, protegido en una cueva por inferís, pero este era falso. Y Dumbledore posee el anillo de los Gaunt, lo que hace dos, y son seis en total.






—No me sorprende en realidad. El Lord es tan atroz como para rasgar su alma en seis. —Tomo el papel que Potter le extendía y leyó, alzando una ceja por lo familiar que se le hacía—. ¿Cuál fue el objeto que robo esta persona? 





—El guardapelo de Salazar Slytherin, el original —Draco asintió y dejo el papel con las siglas R. A. G. En el—. Creo que el señor tenebroso logro dar con los objetos de los otros fundadores, mas no con la espada de Gryffindor, esta siempre está dentro de un sombrero mágico en la oficina del director, y sólo su heredero puede sacarla. 





—Si es así, tenemos más posibilidades de las que crees, Potter—Draco sonrió de lado y tomo una pluma que descansaba en la pequeña mesa que estaba entre ellos dos y escribió en el papel, extendiéndoselo —. Esa persona era quien tenía el guardapelo de Slytherin, y si no supongo mal, sólo existe un lugar donde pueda estar oculto.





Harry lo miro con sorpresa y dejo escapar una sonrisa: — ¿De dónde conoces a esta persona? Nunca escuche a Sirius hablar de ella… bueno, no hablaba muy a menudo con él—un brillo de tristeza paso por sus ojos. Draco simplemente lo miro y suspiro.




—Es el tío Regulus, hermano menor de tu padrino, Sirius Black —Harry frunció el seño—. Mi madre siempre hablaba de lo bien que esos dos se llevaban, y que sólo terminaron separándose por culpa de la tía abuela Walburga. Ella era una fiel seguidora a la causa de la sangre pura. El tío Regulus simplemente se hizo Mortifago, según entiendo por todo esto que me muestras, para poder dar con el punto débil del Lord. Y debo decir que su sacrificio no ha sido en vano.





—Estoy de acuerdo…—guardaron silencio durante unos minutos, analizando todo lo que había logrado obtener en tan sólo un par de minutos. Ahora reafirmaba con más convicción el que hizo lo correcto al haberse separado del sobreprotector lado del director. Con Malfoy había adquirido la posible ubicación de uno de los Horrocruxe —. Si este es el hermano de mi padrino, sólo Grimmauld place puede ser el lugar donde el guardapelo reside. Y sólo Kreacher puede tenerlo si es que nadie de la orden había dado con él; la casa había sido desmontada de arriba abajo según tenía entendido. Lo problemático seria la ubicación de los otros cuatro…





—No es tan difícil, Potter —Harry lo había escuchado la vez anterior y aun no captaba por completo que le quería decir con eso. Draco resoplo, aún no daba con la cura para la estupidez—. Potter, dijiste que el Lord había buscado los objetos personales de los fundadores, ¿no? —Potter asintió —. Según historia de la magia y criaturas mágicas (en la cual dudo hayas prestado atención), hace un par de años atrás, antes de todo el asunto de tus padres y el Lord, alguien había donado la copa de Helga Huffluppuff a Hogwarts; un regalo anónimo, he de decir, aunque esta se dice que desapareció tiempo después. Ese sería uno de los Horrocruxe, aparte del guardapelo, y la diadema de Rowena Ravenclaw seria la ultima. La diadema seria el problema, pero no dudo que el Lord hubiera dado con ella y la hubiese ocultado en el lugar que más seguro creía. 




—Hogwarts… —murmuro, y Draco asintió complacido al ver que Potter no tenía el cerebro dañado—.Pero si la copa desapareció, no creo que podamos dar con ella. La diadema podremos investigar en Hogwarts, con la copa es muy diferente. Y también están los otros Horrocruxe restantes. 




—Quizás yo pueda ayudarles un poco… —Harry y Draco se giraron sorprendidos hacia un cuadro que colgaba de la chimenea, y que mostraba a alguien que los dejo a ambos con el corazón en la garganta…



Narcisa Malfoy se mostraba con esplendor ante ellos.






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El viento venía acompañado con un fresco y salado aroma marino. Las olas rompían en los arrecifes y las personas parecían estar sacando lo mejor de sí en aquellas inmensas costas. En la orilla, recostados en unas sillas de playa, con bebidas tropicales en las manos y con trajes de baño, se encontraban Severus Snape y Remus Lupin, tomando el sol. 




El profesor de pociones estaba mostrando un cuerpo de infarto que era la envidia en la playa, todas las chicas (y uno que otro guarro) se quedaban mirándolo con desorbitado interés, mas aquellos que se fijaban en la pieza metida entre la fina y ajustada prenda que era aquel oscuro bañador. Y el profesor Lupin no quedaba atrás. Con su rostro tímido y sonriente, más de una había caído como mosca sobre la sopa. Un cuerpo definido, pero no muy marcado, bellos ojos dorados, y una piel bronceada con un trasero que dejaba mucho que desear.




Remus dio un sorbo a su bebida y miro a través de los lentes de playa a Severus, quien tenía una gran sonrisa que jamás le había visto, adornando su cara: —Enserio, Severus, ¿Qué estamos haciendo aquí en vez de buscar a los chicos? —le pregunto, levantando los lentes y mirando al rostro del profesor, al que parecía que aquella sonrisa le iba para rato. “Y no es que estuviera mal el muy maldito. ¡Donde ocultabas todo eso!” , pensó, tratando de contener la saliva que quería escapar de su boca.




—Lupin…—Severus suspiro con fingido dramatismo—, no sabemos dónde buscar, tenemos un mes completo para investigar, y ahora simplemente estamos revisando las playas francesas para ver si ellos aparecen. No es que nos estemos tomando unas“merecidas vacaciones” ni nada de eso. Esto es una misión extraoficial, nada más. —Ladeo una sonrisa cómplice y Remus tuvo que hacer acopio de gran parte de su auto control para no echarse a reír como desquiciado.




Llevaban allí sólo dos días, y parecía que la “misión” iba para rato. Habían logrado convencer a Dumbledore para que les diera un mes a sus anchas para poder investigar en los lugares más concurridos y exclusivos de Francia (incluyendo la rivera). Al principio se habían planteado que aquel lugar no era un buen sitio para comenzar, lo último que supieron era que estaban alojados en un hotel de lujo con vista al mar (pagado por Severus). Snape le había dicho que aprovecharían los primeros quince días disfrutando alejados de todo el caótico desorden que era gran Bretaña; tomando descanso de la orden y de las filas de Mortifagos. Y que Harry y Draco apreciarían su “sacrificio” dejándolos solos donde quiera que se encontrasen en aquellos momentos.






Remus suspiro con parsimonia y se coloco los lentes, dejándose caer hacia atrás para que los rayos del sol tocasen su ya tostada piel. Él había accedido en todo aquello, y no es que no le preocupase el cómo se encontraba Harry, tenia los nervios de punta con ese tema, pero no le valdría nada mal relajarse como en ese momento lo hacía. Además, Severus había asegurado que si era el lugar que él creía, no había absolutamente nada de qué preocuparse. Y no es que no le creyese, pero sus sentidos lobunos no estaban alterados (¿o tal vez era por que tenia a Severus Snape, con una simple prenda de vestir en seda negra, sentado a su lado?).





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Se habían reunido a todos los miembros reactivados de la orden nuevamente en la oficina del director. Albus estaba paranoico últimamente, a opinión de alguno de los miembros más jóvenes, como Tonks. Había estado organizando reuniones de hasta dos o tres veces por semana para recibir el reporte de las investigaciones que cada miembro hacia por su lado. Los únicos que faltaban, como ya había aclarado el director, eran Severus Snape y Remus Lupin, quienes estaban haciendo una investigación a parte, en un continente extranjero.





A nadie tampoco les pareció extraño que esos dos no estuvieran participando, para ellos eran más importante los chicos que esas reuniones que sólo terminaban por atrasar todo el trabajo investigativo. Ojo loco Moody había estado en la parte sur de Inglaterra, por los poblados de york, era buen sitio para que dos críos se perdieran. También porque era un lugar que pocas personas concurrirían. 





— ¿Alguien tiene algo en concreto sobre su paradero? —interrumpió Albus, con voz cansina. Los miembros de la orden sintieron pena por el anciano, había estado casi muriéndose de la angustia, pero no es como si no entendieran del todo a Potter y sus ganas de asesinar al hombre. Le había estado ocultando muchas cosas sólo por su bienestar, lo que resulto más en hundirlo sentimentalmente y convertirlo casi en un suicida que se entregaría al señor tenebroso en bandeja de plata. 




Varios negaron. Estaban la mayoría de ellos cansados, sin haber podido dormir en los últimos días. Tonks bostezo y froto sus ojos tratando de quitarse algo del sueño de encima: —Hemos estado investigando en los puntos menos concurridos del país, sin ningún éxito. Tratamos de que la información no se infiltre y Obliviatamos a quienes investigamos, así esto quedara sólo entre los miembros de la orden. Draco y Harry no se encuentran en el país, eso es lo más seguro. Y si nos dice que ellos escaparon juntos, menos posibilidades de dar con ellos tenemos…





— ¿Por qué lo dices, Tonks? —Pregunto la señora Weasley, quien era un mar de nervios por no saber nada de Harry. El chico era como uno más de sus hijos, y que estuviera fugado, le dolía en demasía y la hacía preocuparse demasiado.




—Draco es el actual dueño de toda la fortuna Malfoy, propiedades y dinero. El no necesita la mayoría de edad para poder acceder a mansiones o a sus cuentas de Gringotts, e inclusive puede tener grandes montos de efectivo guardados en sus mansiones. Si ese es el caso, no podremos dar con ellos con los medios normales, e incluso con otros. La familia Malfoy tiene mansiones alrededor del mundo, tiene propiedades en todas las ciudades, y tiene negocios por todos lados. Poder dar con la actual ubicación de esos dos es como buscar una aguja en un pajar.




Todos guardaron un mortuorio silencio. Tonks tenía razón en decir aquello, la misión era un completo fracaso no importaba cuanto buscaran. Ninguno de ellos dos quería que los encontrasen de todas formas. La tensión se apodero del ambiente, dejándolos a todos sumidos en diferentes cavilaciones sobre la situación. 




—Sólo nos queda esperar, Albus—murmuro Minerva, que estaba a su lado, mirándolo con aprehensión —. Ellos regresaran al iniciar el nuevo año, tienen que, si desean continuar con sus estudios. Y no creo que el joven Malfoy quiera perder un año. No podremos dar con ellos mientras la situación este de esta manera, y sólo podemos tener esperanza en que la corazonada de Lupin y Snape sea la correcta y puedan dar con ellos. 




—Bien, pueden descansar. La misión queda suspendida hasta nuevo aviso…





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Harry y Draco tenían unas expresiones indescriptibles, mas Malfoy que estaba un poco choqueado con el asunto de ver a su difunta madre en uno de los cuadros mágicos en Lindcleir. Aunque nunca hubiese imaginado que había uno de esos en ese lugar. Harry lo movió un par de veces, dándole con el codo entre las costillas, para así poderlo sacar de su ensoñación.




—Draco, querido, deja de hacer esa expresión, no te favorece en nada—dijo con burla la adusta dama. Harry sonrió divertido—. Buenas tardes, joven Potter. 






—Buenas tardes, señora Malfoy…






—Oh, por favor, sólo Narcisa, o Cissa. No me gusta lo de señora, me hace sentir tan vieja—Harry le sonrió. Draco pareció salir de su ensoñación y miro a su madre, dándole una sonrisa que Harry nunca había visto. ¡Malfoy estaba sonriendo con ternura! Y no es que se viera mal, nada mal a decir verdad. El chico tenía encanto y carisma, lo único que lo arruinaba era ese egocentrismo que tenia.






—Madre… ¿Cómo? —Ahora Harry sabía de dónde había sacado Draco aquella mueca burlona, que aunque ofensiva, lo hacía ver hermosamente depredador. Meneo la cabeza haciendo que esos pensamientos se disipasen, no quería tener que tratar con una erección en medio del salón con esos dos mirándole. 






—Cuando compre esta mansión, hice un pedido mágico de que uno de mis cuadros fuese enviado aquí. En caso de que ocurriese lo que ocurrió y que tu decidieras no seguir los pasos de tu padre. Cuando no te vi en la mansión, supuse que había venido aquí. Es el único lugar que conozco al que de seguro vendrías—le dijo con calma. La voz de Narcisa le pareció hermosa, y contrastaba con toda ella—. Pero como iba diciendo, ya que escuche parte de su conversación, puedo ayudarles con eso de la copa Huffluppuff. 






— ¿Conoce usted su ubicación? —Pregunto Harry, con una expresión expectante. 







—Así es, joven Potter—le dijo con dulzura, cosa que no paso desapercibida por Draco, quien levanto una ceja contrariado por ello—. La copa de Helga Huffluppuff se encuentra en una de las bóvedas de la familia Lestrange, de la cual yo poseía las llaves. Se encuentran en mi alhajero, ya conoces cual, Draco. Y posiblemente conozca el lugar donde se encuentra otro de esos Horrocruxe de los que hablan…







— ¿Cómo es que sabes de ellos, madre? —Pregunto con el seño fruncido. No le gustaba estar fuera de contexto, aunque con Potter fuese algo normal, ya que eran enemigos, con su madre era un asunto bastante diferido. La miro con un gesto aniñado e inflo una de sus mejillas en clara molestia. Harry puso los ojos en blanco y permaneció en silencio mientras miraba de Malfoy a Narcisa. Nunca se espero aquel gesto de alguien que parecía siempre tan correcto y mayor. 






—Oh, Draco, no hagas esa cara. Espantaras a nuestro invitado —el Slytherin pareció recordar de pronto que no estaba solo, sino con Potter al lado, quien lo miraba con un gesto divertido. Se sonrojo hasta la punta del pelo y desvió la mirada, para que aquel estúpido Gryffindor no viera su expresión avergonzada ¡maldito Gryffindor! —. Respondiendo a tu pregunta, cariño, tu tío Regulus me había comentado una vez sobre ello. Y como sabes bien, soy muy curiosa sobre las cosas. Decidí investigar, encontrándome con datos muy interesantes. Los Horrocruxe no sólo pueden crearse en objetos inanimados, también pueden hacerse en criaturas vivas… por eso llegue a la conclusión que la serpiente que siempre acompaña al Lord, es uno de ellos. Única razón por la que no ha destruido algo que lo desquicia. 






Se lo pensaron durante unos minutos, llegando a la misma conclusión. Nagini seguía viva por ser uno de aquellos Horrocruxe. Antes de que alguno dijera otra cosa, una de las lechuzas mensajeras entro por la ventana abierta en el vestíbulo, acercándose a Draco con uno de los periódicos que eran redirigidos desde gran Bretaña mágica, hacia Francia vía Flú. Tomo El profeta, único periódico que leía, y le pago al animal antes de que partiera. Cuando abrió el periódico, su semblante se ensombreció….






— ¿Ocurre algo, cariño? —Pregunto preocupada. Draco suspiro y levanto el periódico, mostrando la primera plana…






“Lucius Malfoy y otros reos escapan de Azkaban.”

Notas finales:

datos en espera de ser recividos. XD


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