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A cup of tea. three times two-shots. por black_phenix

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Notas del capitulo:

Bueno, espero les guste.

 

Darjeeling.

 

 

 

 

 

 

Razones para morir no me faltan; para vivir es sólo una palabra”.

 

 

 

 

 Realmente debo de resignarme a todo intento de siquiera pasármela bien. Lástima que había prometido siempre comportarme con una dama, aunque esta pareciera salida de un manicomio. Y debo asegurar que Sakura parecía una con toda esa cantaleta de lo bello, varonil y bien dotado que era Sasuke. Me sentía realmente desplazado: asqueado sería muy ofensivo al emplearlo. Ciertamente yo no quería estar en la mira de una loca como lo era esa. Habíamos estado una hora en el lugar, y solamente había estado escuchando las mismas estupideces todo el rato.  (Sasuke esto, Sasuke lo otro). No hacía más de diez minutos  que los otros chicos y sus acompañantes se habían marchado, como había pronosticado, a un paseo por los centros comerciales, dejándome a mí a cargo de la acosadora.

 

 

 

 Sasuke se había dedicado a atender a un grupo pequeño de clientes, entre esos estábamos Sakura y yo. Debo decir que las especialidades del local eran estupendas. Cómo explicarlo, eran maravillosas. Los té eran servidos dependiendo de la apariencia que diera el cliente, y el pastel era servido dependiendo del tipo de té que se tomaría. De esta forma era delicioso en cada sorbo y mordisco. Me las había arreglado para pasar desapercibido de la vista de Sakura todo el tiempo, algo que no fue difícil cuando esta rumiaba cuando miraba a otra chica intentando flirtear con su amado Sasuke. Casi podía jurar que la veía tirar fuego por la boca cual dragón  rabioso.

 

 

 

 Yo no era su centro de atención, por lo que me las arregle para salir hacia los servicios. La chica me caía como una patada al hígado, no… si lo ponemos mejor, la patada me agradaría más. No creo que realmente le interesara, sólo estaba ahí para parecer un suvenir mientras ella intentaba poner celoso al Uchiha. Cosa que no le serviría para nada viendo como este le ignoraba como si ella fuese menos que una basura. Creo que el tío, aunque antipático y arrogante, me agrada un poco.

 

 

 

Decido meterme al baño para descargar mi vejiga; había tomado demasiado té por lo delicioso que sabía, y ese pastel… mmm. Puede que por mi amarga manera de ser con los otros nadie se daría cuenta de lo encaprichado que soy con los dulces. Me encantan, soy un obseso con ellos. Mis padres siempre los mantienen ocultos de mí cuando los compran, alegando que cuidaban mi salud, (cuando en verdad estaban cuidando de que no me los terminara antes).

 

 

Lanzo un suspiro de alivio cuando siento el líquido abandonar mi cuerpo. Tenía mucho rato reteniéndolo y me aliviaba en desmedida manera soltarlo por fin. Con aquellas caras que Sakura hacia me sentía enfermo y las ganas de mear se me iban constantemente. Dioses, esa chica era un peligro para la sociedad misma. Cuando termino me lavo las manos y salgo, topándome sin querer con una persona y yéndome al suelo sin contemplaciones. Ouch, eso dolerá luego. Mi lindo traserito…

 

 

 

—Oe, ¿estás bien? —La varonil voz me hizo salir de mi aletargado dolor sintiendo pena de mi trasero, para mirar hacia arriba y encontrarme con una versión adulta de Sasuke. Tenía las mismas características del Uchiha, pero tenía el pelo largo y marcas que parecían ojeras bajo los ojos, sólo que a este ser humano le quedaban estupendas. Sé que mi rostro tiene un gesto indescifrable, y él parece notar la razón por que se ríe de manera descarada y me tiende la mano, la cual con gusto acepto—. Imagino que te has de preguntar si Sasuke y yo somos algo. Pues… el mocoso aquel y yo somos hermanos. Yo soy Itachi Uchiha, el dueño del Akatsuki. Mucho gusto cliente-sama. —Oh, he ahí parte del misterio de por qué Sasuke trabaja ahí resuelto. Lo miro con algo de gracia mientras limpio mi pantalón, me había tendido la mano para saludarme con cortesía.

 

 

 

—Mucho gusto, Uchiha-san, yo soy Uzumaki Naruto. —Le sonrió entre divertido y educado. Mis padres siempre me han dicho que debo de ser educado con las personas adultas, aunque el señor Itachi no parecía pasar de los veintitrés. Cuando me fijo bien en el área que nos encontrábamos, me doy cuenta de las miradas de algunas clientas y algunos de los meseros, y de la cara de Itachi que parecía estar pálida, que me observaban como si de una ilusión se tratase. Muerdo mi labio inferior por lo incomodo que me sentía con esas miradas. Al parecer hice algo malo—. Mmm, eh, etto…  Sí hice algo que les incomodo pido disculpas —hago una de esas reverencias educadas. Debo aclarar que mi madre era muy estricta en los sentidos esos  de la ética y la moral, y me enseño las bases del comportamiento por si alguna vez encontraba problemas en la academia. Levante el rostro, sin abandonar la postura, y miro apenado al dueño del local—, ¿podría perdonarme? Juro que no lo vuelvo a hacer.

 

 

 Uchiha-san dio dos pasos hacia atrás y agarro de improvisto al pelirrojo que nos había atendido a mis amigos y a mí cuando entramos en la tienda, y que también tenía la misma impresión fantasmagórica en el rostro.

 

 

 —Sasori, sostenme antes de que decida violarlo… —me asusto al escuchar eso. ¿Quién en su sano juicio no lo haría si escuchaba tal barbaridad?

 

 

 — ¿Y quién me detendrá a mí para que no lo haga? —Bien, creo que ese lugar está lleno de locos. Siento mis piernas flaquear por las miradas lascivas que recibía, y al voltearme a ver a algunos clientes que estaban observando la tonta escena, me doy cuenta de que me miran de igual forma. ¿Qué demonios era ese sitio? Trago con sequedad y trato de salir sin que se dieran cuenta de mis intenciones. Dejaría el dinero en la mesa y abandonaría ese tipo de… antro.

 

 

 

Pero todas mis intenciones se ven frustradas cuando choco nuevamente con alguien más. Esta vez he caído encima de esta persona, y puedo jurar que no saldré airado de la situación por el gruñido animal que escuche de sus labios.  Estoy recostado de su pecho, y puedo darme cuenta de que es hombre porque no siento nada abultando su tórax.

 

 

 

—Oe, Dobe, levántate…—el autoritario tono me hace salir de mi letargo. Me comienzo a levantar haciendo un poco de presión en su pecho mientras me dispongo a mirarlo. Era Sasuke. ¡Mierda! De todas las personas de ese maldito local tenía que haber caído encima de Uchiha Sasuke.  Ahora sí que estaba muerto. Sasuke era más famoso por su conflictiva personalidad que por su dinero y posición social, pero eso no afectaba en nada su estatus de ídolo en la escuela. Es más, podría hasta asegurar que eso lo hacía más popular. Cuando me doy cuenta de que me he quedado mirándolo como tonto, mis mejillas se colorean por la vergüenza…

 

 

 

—Perdón, no era mi intención —debo decir que casi escucho gritos cuando dije eso, no sé si de indignación porque estaba aplastando a su amado, o no… No sé exactamente qué. Rápidamente me levanto y lo observo desde arriba, extendiéndole la mano para ayudarle. Él, recuperándose de una impresión repentina, rechaza mi ayuda y se pone en pie por su propia cuenta.

 

 

 

 

—Te has salvado por esta ocasión —no entiendo por qué no me lo dice a la cara, pero estoy feliz de que no vaya a usar sus influencias para meterme en problemas, eso era lo menos que necesitaba en estos momentos.

 

 

 

—Gracias —cuando escucho suspiros extraños de una que otra chica en las mesas aledañas a nuestra posición, me giro abruptamente hacia el dueño y el mesero: —Sí les he causado problemas lo lamento mucho. Pagare y no regresare más… —estaba a punto de salir corriendo. Sentía que mi rostro ardía por la vergüenza y estaba a punto de echarme a llorar.

 

 

 

—No será necesario, Naru-chan—Naru… ¿-chan? Lo miro entre idiotizado y contrariado. Itachi me sonríe y pasa uno de sus brazos por mi cuello—. Realmente no has causado nada malo, sólo te has tropezado con nosotros, pero sí que has causado estragos en nosotros y los clientes. —No lo comprendo del todo, pero cuando ambos giramos a ver a la clientela logro darme cuenta de sus miradas estúpidas y sus rostros sonrojados. Sakura no estaba presente, ella estaba en otra sección del local, cerca de la puerta de salida—. Tienes muy buena apariencia y causas impresión a primera vista. Dime, ¿no te interesaría trabajar aquí?

 

 

 —Lo siento, pero no —declino inmediatamente. No estaba hecho para enfrentar ese tipo de cosas, y además mis padres me pidieron que no trabajara y me centrara más en terminar la escuela para poder ingresar a una de las universidades de prestigio de Tokio. Itachi-san me mira desilusionado, como esperando que cambiara de opinión con eso, cosa que no funcionara cuando ya soy inmune gracias a todos los esfuerzos de mis amigos—. No tengo necesidad de trabajar, y lo importante para mí es acabar mis estudios sin mezclarme en algún problema que me cause un bajo rendimiento en  ellos. Lo prometí a mis padres, y siempre cumplo mis promesas. Así que debo declinar. Pero muchas gracias  de todas formas. —Hago una queda reverencia y le sonrió, causando el mismo efecto de antes.

 

 

 

—De todas formas, si cambias de opinión, tendrás plaza libre. El horario será hecho a tu medida, como con todos los de aquí. —Asiento y me retiro, sintiéndome extraño al ver a Sasuke mirarme mientras me iba. Será mejor que me largue de ahí antes de que cause algo mucho peor.

 

 

 

 

 

 

 

 

—6—

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Había dejado a Sakura en el Akatsuki, no por que quisiera, ya que planeaba acompañarla hasta su casa, pero esta se negó diciendo que prefería quedarse allí. Por mí podría morir en el lugar si quería. Puede que suene rudo, pero una dama que se respete a sí misma no debería de tener ese tipo de comportamientos. Parecía una puta en celo, por todos los dioses.

 

 

 Al arribar a casa me la encontré en completa calma, mis padres debían de estar durmiendo por lo que trate de hacer el menor ruido posible por lo tarde que era. Cuando llegue a la puerta de mi habitación, me detuve un momento, girándome para abrir de a poco la puerta del cuarto de mis padres para desearles las buenas noches, encontrándolos profundamente dormidos abrazándose de manera cariñosa.

 

 

 

 —Buenas noches... —estoy  tan acostumbrado a esto. No puedo dormir cómodo si no les he visto la cara para asegurarme de que están completamente bien. Cierro rápidamente la puerta y me adentro a mi habitación, pensando en la propuesta de Itachi-san de trabajar en el Akatsuki.  Realmente no era una mala idea teniendo en cuenta los problemas económicos que hemos tenido reciente con el problema de la empresa para la que papá trabaja: la Konoha inc. Era  una empresa con muy diversas áreas de trabajo, papá es el jefe de la sección de comercio. Hasta hace poco tenía un buen sueldo, pero este, al igual que al de muchos empleados, fue reducido por los bajo ingresos que se habían estado obteniendo.

 

 

 Aunque el problema venía siendo del director de la compañía quien gastaba grandes cantidades de dinero en los casinos.  ¿Cómo lo sé? No es algo muy difícil de suponer, además de que lo encontré saliendo del Golden Sunagakure, un casino de prestigio de la localidad que pertenecía a la familia de Gaara, uno de mis pocos amigos,  un día que necesitaba comprar un libro que sólo podía encontrar cerca del lugar. Estaba con cara de pena muerta (realmente muerta) y murmurando sobre la pérdida de unos trecientos millones de yenes. De ese día en más le sugerí a papá que comenzara a ahorrar ya que me había dado muy mala espina todo aquello. Ese hombre no parecía de los que cuando perdían tales cantidades de dinero se retiraría así sin más.

 

 

 Tengo la suerte de tener la confianza de mis padres cuando viene en el asunto de mis corazonadas. Nunca he fallado una predicción basada en eso. Pues… como iba diciendo, aunque la situación económica de la familia se encuentre estable por el momento, sería bueno aportar unos cuantos ingresos más. De esta manera cuando la calamidad llegue estaremos más preparados para afrontar la situación. Además, Itachi-san parecía una buena persona (aunque esas miradas del final todavía me dan escalofríos). El único inconveniente seria tratar con Sasuke.

 

 

 

 Mejor era dejar el asunto por el momento, tenía sueño y mañana tenía que levantarme bastante temprano para dejar todo preparado en la casa.

 

 

 

 

 

 

 

 

—7—

 

 

 

 

 

 

 

 

La mañana en la academia era realmente un fastidio. Los chicos se la pasaban jugando y no me permitían concentrarme del todo en las clases. Los profesores se fastidiaban mucho por ello, pero sólo Kakashi era permisivo con todos, cosa que me agriaba siquiera tomar sus clases; las de historia. Era un buen hombre, pero sus actitud de no me importa mucho me desquiciaba. Aah~, lo que hace el nacer con buena posición social. Todos los chicos que asisten a esta academia o tienen conexiones, o son ricos e hijos famosos.  Incluidos los profesores. Yo, por supuesto, tuve que estudiar bastante para adquirir una media beca, y mis grados tienen que estar siempre en el top, sea uno, dos o tres. Si caigo de allí simplemente me echaran para el semestre entrante. Suerte tengo que este es mi último año aquí… Todavía me pregunto que ven esos chicos en mí.

 

 

 

 Soy alguien que puede llevarse bien con todo el mundo, pero eso no significa que tenga algo que los atraiga. No me gusta siquiera como me veo. ¿Qué puede interesarles de mí? No sé, y ciertamente no deseo saberlo. Creo que si llego a descubrirlo mi mundo tendría un final trágico. Además, me gustan las mujeres. Aunque no tenga pleno interés por ellas por el momento.

 

 

 Ahora mismo me dirigía a la clase de biología avanzada, la cual dirigía el profesor Orochimaru. El hombre da miedo no importa de qué ángulo se mire, parece un pervertido megalómano con su piel cetrina y su expresión de serpiente en busca de presa. Brrr, da cosa siquiera tenerlo en mis pensamientos. El profesor era un obseso con la biología, y más con las disecciones que teníamos a lo menos dos veces por semana de un nuevo espécimen. 

 

 

 No tengo muchas quejas del lugar, en verdad es un sitio donde los ricos pueden ser excéntricos. Como por ejemplo la directora. Ella era la que impartía la clase de educación física unas dos veces entre la semana, ajustando su ajetreada agenda sólo para hacer tiempo a esa materia. Y es un infierno cuando ellas misma las da.

 

 

 

— ¡Hola, Naruto! —Al escuchar la familiar voz de mi amigo Kiba, me giro y le doy una sonrisa y un muy quedo hola. Nunca me ha gustado el resaltar, y el gritar es un método de tener atención. Mi amigo se acerca con una cara realmente sorpresiva, una sonrisa de oreja a oreja que me hace pensar que la cita fue un éxito—. Dios, hermano, Ino es tan sexy. Te lo agradezco de todo corazón.

 

 

 

—Sólo recuerda que no lo volveré a hacer en lo que me queda de vida—él ríe un poco y se me engancha al cuello. Inmediatamente sentí una presencia hostil, y varios gruñidos me advirtieron de que alguien estaba molesto. No, no alguien, muchos… ¿Qué mierda…? Los chicos en los pasillos están mandándonos miradas entre enrabiadas y cortantes (eso a Kiba), y resignadas y tontas (eso a mi persona). ¿Qué demonios hay mal en este lugar? De dos años que llevo aquí, esta es la primera vez que me siento así de intimidado. Creo que el estar solamente pendiente a mis estudios no es algo muy bueno cuando tienes a un montón de personas tras tus huesos (como me dijo Kiba que ocurría).

 

 

 

 

—Ya te diste cuenta de lo que te decía era verdad, ¿eh? —Infle las mejillas un tanto mosqueado por el divertido comentario de Kiba, quien aún me abrazaba amistosamente, cosa que no parecían entender el grupo de acosadores—. Realmente no me molesta si es lo que te preguntas. Es más, creo que hasta me gusta que se pongan celosos de mí por estar con un bombón como tú.

 

 

 

Resoplo indignado y me deshago de su brazo, entrando rápidamente al salón seguido del idiota.  Odio cuando se refieren a mi persona como una mujer, es bastante molesto.  La clase paso como cualquier otro día, sólo que había una simple diferencia de todos esos otros días que habían pasado desde hacía dos años: sentía la mirada de Uchiha Sasuke clavárseme en el cuello. ¿Cómo sé que era él? Pues simple, me había girado para mandar a callar al idiota de Kiba, quien estaba hablando más de la cuenta en el asiento de atrás, y me encontré con el Uchiha mirándome de manera intensa. ¿Qué hice mal ahora? ¿Acaso se vengaría por haberme caído sobre su persona…? ¿Y desde cuando Sasuke tomaba biología?

 

 

 

 

Bueno, eso no importaba, lo que importaba era que me miraba de manera intensa. Y eso me ponía muy nervioso. Por toda gracia de los dioses el timbre anuncio el final de la clase, que esperaba fuese la única que tuviera con Sasuke. Recogí tan rápido como pude, sin darle tiempo a él o a Kiba siquiera para alcanzarme cuando ya estuviera en la biblioteca.

 

 

 

 —Hola, Naruto-kun, espero hayas pasado bien la mañana. —Asiento y le regalo una sonrisa a Shizune, quien rápidamente me indica que puedo proseguir hasta mi mesa. No tardo en sacar las clases que me han dejado e inmediatamente me pongo a hacerlas. ¿Por qué hacerlas ahora? No es porque quiera adelantar rápido las clases, es porque quiero algún tiempo libre para mí. Entre tener que levantarme temprano para dejar todo listo para mis padres, las clases, ensayos y multitud de cosas que ocurren entre las clases de la mañana y la tarde, no me queda tiempo ni para respirar.

 

 

 

 Muchos de los chicos reprueban en las materias por esta razón. Esta academia es una de la que siempre se gradúan personajes muy importantes. Toda una elite en el mundo exterior. Cuando me vengo a dar cuenta, ya tengo casi todas  las asignaturas terminadas. Me faltan los trabajos de biología, y algún otro grupo de preguntas de historia antigua. Hmm, tengo que conseguir de nuevo los libros de anatomía; creo que nunca seré doctor, no quiero tener la desgracia de terminar como aprendiz del profesor Orochimaru.

 

 

 

 Cuando decido a ponerme de pie, subiendo por fin la cabeza, me llevo el susto más grande  de toda mi vida. Sasuke estaba en el asiento del frente, mirándome con una sonrisa chulesca.

 

 

 

 

 

—Hasta que al fin vuelves a la realidad, Dobe—trago con sequedad y casi siento que me pongo rígido de lo nervioso que estaba. Realmente no sabía que era lo que este quería, pero a mi parecer, por parte de su insistencia en buscarme, no era nada bueno.

 

 

 

 —H-Hola, Uchiha-san. ¿Desea algo de mí? —Lo veo poner cara de sorpresa, y luego lo veo poniendo una sonrisa arrogante de lado. No entiendo que se trae últimamente todo el mundo haciendo esas caras cuando me porto todo lo educado posible.

 

 

 — ¿Te interesaría trabajar en la tienda de mi hermano? —Pensé que había escuchado cuando rechace la oferta. Bueno, no importa…

 

 

 

—No. —La noche anterior lo había considerado, pero realmente no tengo el tiempo para ponerme a trabajar aunque quisiera—. Aunque este particularmente interesado, no tengo el tiempo para meterme en eso. Clases, casa, y problemas personales me lo impiden.

 

 

 

—Están los fines de semana. —Mm, no lo había considerado. Mejor dicho, no tenía idea de que abrían los fines de semana—. Los fines de semana son los más ajetreados en el Akatsuki ya que son los días en que la mayoría de las personas están libres de sus ocupaciones.

 

 

 

 —Mm, eh, etto… ¿Por qué están interesados en mi particularmente? No creo que sirva de mucho, ya que según veo son personas de muy buen ver las que trabajan allí… y si no soy muy entrometido, ¿Por qué trabaja ahí? No creo que tenga la necesidad de hacerlo—sé que preguntarle eso no es de mi incumbencia, pero tenía una enorme curiosidad y quería saciarla.

 

 

 

 

—Primero que nada, deja de tratarme  políticamente; tengo casi tu misma edad. Segundo, tú también tienes muy buen ver (usando tus propias palabras). Y tercero, trabajo ahí porque perdí una apuesta con mi hermano. Ese es el castigo por perder. —Oh, misterio completado. Sasuke se estaba portando extraño junto a mí. Ciertamente me lo había imaginado más salvaje. Como de los que toman las cosas que quieren cuando las quieren.

 

 

 

 

 —Si ese es el caso, no veo problema alguno, yo también busco un empleo temporal hasta que el tiempo sea. —Después de eso, Sasuke me dijo que esperaba que asistiera mañana en la mañana, para así darme un entrenamiento cortó en lo que debía hacer antes de que el local abriera.

 

 

 

 

 

 

 

—8—

 

 

 

 

 

 

 

 

Cuando llegue a casa encontré a mis padres en la sala como siempre, viendo algún programa entretenido hasta que llegara. Le sonreí y me fui a mi habitación a darme un baño y cambiarme de ropa. No tarde ni veinte minutos antes de volver y meterme a la cocina a preparar un poco de arroz y sopa de miso, con carne asada como acompañante de la noche.

 

 

— ¿Cómo les fue en su día? —Les pregunto mientras pongo la mesa. Escucho un largo y profundo suspiro de parte de papá, quien tenía la mirada algo decadente.

 

 

—No muy bien, hijo. Nada bien sería mejor decir. Tu predicción se cumplió. —Suelto un vago gesto de molestia al imaginarme todo el asunto—. La reunión del día pasado no era más que para pasar la empresa a manos de una nueva compañía. Todos los empleados fueron tirados a la calle con el pago de sus nóminas, al parecer piensan emplear a gente que tenían preparada para ello y no nos necesitan en lo más mínimo. —Me dejo caer en la silla detrás de mí mientras mis padres apagan la tele y se sientan a la mesa conmigo. Papá está muy deprimido y noto que mamá no tiene mejor semblante.

 

 

 —Yo también me vi relevada de mi trabajo—eso no lo había visto venir—. Mis jefes se mudan a Osaka con su familia; no sé el porqué de esta decisión tan repentina, pero hoy era el último día que la tienda abría. Me entregaron mi sueldo y la nómina por todo el tiempo que llevaba con ellos. —Ahora sí que nos encontrábamos en una encrucijada. Ambos habían perdido sus empleos, y las horas extras que solían hacer los fines de semana eran en los mismos lugares de trabajo, por lo que también eso se iba a la cañería.

 

 

 

—Al menos tenemos tiempo para que puedan conseguir otros empleos. —Comento para levantar algo el ánimo—. Incluso yo conseguí uno. Antes de que digan nada, es sólo los fines de semana.

 

 

 

 

— ¿Pero y tus estudios? —Eso me preocupaba también, pero esta situación lo cambiaba todo. No sólo me veía en la necesidad de trabajar los fines de semana, también tenía que hacerlo los días de la semana si quiera un sueldo que compitiera al menos con la mitad de lo que papá ganaba.  Les sonreí y menee la mano con desinterés.

 

 

 —Mis notas no se verán afectadas en lo más mínimo, lo prometo. Los fines de semana sólo me la paso revisando libros educativos, pero realmente no hago mucho, y si puedo ayudar en algo más que estar estudiando me sentiré mucho más útil. Y posiblemente ese dinero nos sea de gran ayuda. Ustedes han estado reuniendo de a poco porque se los pedí, ahora les pido que no toquen ese dinero a menos que sea de extrema necesidad. Podremos arreglárnosla con el dinero de su despido por al menos un mes o dos y quizás mi paga nos ayude un poco más—después de mi monologo los veo dudar pero suerte tengo de que mis padres me crean competente. Realmente no quería poner más carga sobre sus hombros, además estos días que no tengan empleo será como una brisa de verano para ellos. Los había notado muy tensos y bastante maltratados últimamente.

 

 

 —Por favor no te sobre esfuerces, es lo único que te pido, amor  —mamá me da el visto bueno, lo que logra que me sienta más tranquilo, pero no así menos culpable por mentirles. Papá simplemente me sonríe, y  eso me dice que también está de acuerdo con mi idea. Asiento y me dispongo a servirles la cena, esta noche sabía que no podría dormir tranquilamente. Me siento como un ladrón, o como debería de sentirse un asesino la primera vez que mata. Es mi primera vez mintiéndoles, y es como si una aguja se me clavara en el corazón y un gran peso se instalara en mi estómago.

 

 

 

 

 

 

 

 

—9—

 

 

 

 

 

 

 

 

 Como había augurado, mi noche fue la más terrible que he tenido en años. Más que cuando tenía pesadillas con el profesor Orochimaru. Me había levantado tan temprano como de costumbre, me duche, prepare el desayuno y me desaparecí del departamento después de terminar el mío, dejándole la nota requerida a mis padres para que supieran a donde me marche. Era sábado, y me imaginaba que estos se levantarían algo tarde puesto que el día anterior fue el más cansado para ellos en años.

 

 

 

Me vestí con un conjunto habitual: unos jeans viejos y una camiseta manga corta azul marino. El camino ya me lo sabía, por lo que tarde menos esta vez en llegar. Eran las ocho y media cuando estuve parado frente a las puertas del Akatsuki, con el corazón latiendo a mis revoluciones por segundo y con mi rostro mostrando todo mi miedo. Era mi primer trabajo después de todo, y no quería hacer el tonto cuando llegara la hora de la verdad.

 

 

 Di un par de toques y espere unos minutos hasta que escuche los seguros siendo retirados. La puerta fue abierta despacio, casi con dramatismo.

 

 

—Lo siento, cliente-sama, pero abrimos dentro de un par de horas. —Antes de que siquiera cerraran la puerta meto un pie. No sé por qué lo hice de esa forma cuando pude haberle dicho normalmente que no era esa la razón de mi visita. Sentí los colores subírseme de manera esporádica cuando Itachi-san me miro entre curioso y mosqueado.

 

 

 —Eh, mmm, ¡lo siento! Venia por lo de la oferta que me hizo el otro día… mm, l-lo del empleo. —Digo todo lo avergonzado que puedo. Dios, me sentía a morir. Yo no estaba hecho para este tipo de cosas. Itachi-san me mira con más detenimiento y su rostro parece adquirir vida. Abre la puerta con gran rapidez, lo que me hace casi caer de no ser porque él me había atrapado entre sus brazos.

 

 

 — ¡Naru-chan! No esperaba que cambiaras tan rápido de idea. Pero que importa, es bueno tenerte aquí de nuevo. Será un placer que trabajes con nosotros. —Me jala hacia dentro y cierra la puerta con rapidez. Dentro del local no hay ningún trabajador, sólo Sasuke estaba allí, al final de la barra de servicio, observando la escena entre su hermano y yo con una cara que no supe definir.

 

 

 

 

 —Yo quiero saber cuáles son los horarios en los que la tienda está abierta los días de la semana. —Le dije un poco nervioso. Sasuke entorno su mirada algo suspicaz—. Necesito el trabajo ahora más que nunca, pero no puedo descuidar mis estudios.

 

 

 

— ¿Por qué tanto apuro en trabajar? —me pregunto Sasuke con sus cejas fruncidas—. Ayer no te mostrabas muy convencido de trabajar aquí en los días de la semana puesto que afectaría a tus notas. —Baje la mirada algo avergonzado. Posiblemente esos dos estaban trabajando allí sólo por hobby, aunque Sasuke estaba siendo obligado por culpa de una apuesta perdida. Era muy difícil vivir  estable cuando necesitas trabajar a morir para conseguir lo que podría llamarse una vida estable a medias. Bueno, no era difícil pensar cosas extrañas ya que nadie sabía lo difícil que era la vida de mi familia.  Nadie conoce la existencia de la beca que obtuve, y nadie se dedicó a investigarme: el único que podría saber algo de mí es Kiba, quien vive en una gran mansión no muy lejos de los departamentos donde resido. Suspiro abatido y me siento en una de las mesas vacías.

 

 

 

—Necesito el trabajo ahora más que nunca, pero no debo permitirme tampoco el que mis grados desciendan, de eso depende mi estadía en la academia. Más ahora que es el último año. —Ambos me miran sin entender mucho—. Yo estoy en esa academia gracias a una media beca que gane hace dos años atrás. No es algo de gran relevancia, por lo que nadie le presto mucha atención al asunto. Siempre debo de estar entre los tres primeros en el top de rankings o sino me veré expulsado al final del semestre. Esas son las condiciones para permitirme quedarme en ella.

 

 

 — ¿Y por qué la urgencia del trabajo? —Esta vez ha sido Itachi-san quien me ha preguntado.

 

 

 

—La compañía para la que mi padre trabaja paso a ser pertenencia de otra, y todos los trabajadores fueron despedidos sin tomar a consideración sus situaciones económicas. La situación no hubiese importado mucho sino hubieran despedido a mi madre también. En su caso sus jefes se fueron a vivir a otra región, mudando los negocios con ellos. —Lo miro con mis ojos escociendo. Tenía mucho que no lloraba, y no lo hacía porque sintiera vergüenza de contar mi vida, eso no era de gran relevancia. Me había dado cuenta ahora de lo que mis padres se esforzarían para conseguir de nuevo empleo. Joder, ya bastantes sacrificios y esfuerzos han realizado por mi bien—. Pueda que no sea muy experto, pero puedo jurarles que aprendo rápido… Por favor, lo necesito…

 

 

No sé qué demonios entendieron entre mis palabras, pero los veo a ambos sonrojarse de manera irracional para mí, antes de ser atrapado en los brazos de un lloroso Itachi.

 

 

¿En qué diablos me he metido?

 

 

 

Notas finales:

espero les guste-


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