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A cup of tea. three times two-shots. por black_phenix

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Notas del capitulo:

Gracias a los que se han tomado las molestias de leer, y quiero habisarles que aun quedan tres capitulos mas para terminar el fic, asi lo decidi.

Un té de limón.

 

 

 

“No importa cuán dulce puedas ser,

 Siempre habrá un sabor amargo en tus labios.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Aunada a cualquier sensación de conformidad que cualquier persona diría sentir en un ambiente igual al que me encuentro, yo siento nerviosismo y miedo. ¿Quién no lo sentiría en mi situación?  No es como si estuviera pasando la de Troya en persona, aunque no se aleja mucho de la escena de esa tragedia, pero lo que siento es algo casi similar a ello. Creo que no me he explicado perfectamente aun. ¿Cómo lo pongo? Oh, sí: imagínense en una selva virgen, no explorada, y rodeado de los animales más fieros que puedan conocer. Es como si fueras la carne más exquisita para ellos. De eso es lo que tengo miedo.

 

 

 

El timbre de la puerta vuelve a resonar y yo simplemente me muevo casi mecánicamente hasta pararme frente a ella y la persona que acababa de adentrarse al local: —Bienvenidos al Akatsuki, ¿tiene reservación? —Le regalo una sonrisa puesto que esa es una de las indicaciones que recibí de Itachi-san, mi jefe. Y, para mi mala suerte, recibo el mismo efecto de las últimas treinta y cuatro personas antes que ella: un chillido casi ensordecedor al que debo no prestarle caso aunque casi me haya dejado sordo. Vuelvo a preguntarle, con la paciencia de una roca, que si tenía reservación. Por suerte esta recupera algo de cordura humana y niega enérgicamente—. Entonces le proveeremos de un espacio, por favor, sígame.

 

 

 

 

La llevo hasta una mesa apartada, ya que su aspecto me indicaba que esta simplemente buscaba algo de tranquilidad y confort.

 

 

 

—Siendo que estamos a fin de semana, tenemos, aparte del menú habitual, un servicio especial. Aquí le dejo las cartillas, y cuando esté lista para pedir, llámeme—le di un guiño coqueto como Sasuke-san me lo indico, y creo que casi se desmaya —. Estaré a su servicio, Ojou-sama.

 

 

 

Me retiro hacia la barra y tomo asiento, no hay nadie más a quien atender y creo que la señorita aquella no pedirá nada en mucho rato, al menos hasta que recupere algo de cordura y deje de perforarme la nuca  con aquellas miradas apenadas y llenas de sueños extraños de los que quiero estar exento.

 

 

 

—No pongas esa cara, Naru-chan, no te queda para nada. —Itachi-san se me acerca y me da unas palmadas en la espalda, con esa siempre sonriente expresión que nunca dejaba de lado. Era mi primer día, y acercándose la hora de salida ya me sentía como mierda. Ahora mismo me sentía ma identificado con mis padres que nunca. Siempre sentí que había una brecha incurable entre nosotros, y ahora mismo he descubierto que esa brecha se cerraría en un momento dado, más precisamente cuando comenzara a trabajar.

 

 

 

—Ne, jefe, ¿puedo hacer una pregunta un tanto intima? —Me sonrojo. Nunca me había portado tan curioso con respecto a algo que no fuera el estudio.

 

 

 

—Oh, Naru-chan, que pícaro. — ¿A qué viene eso? Vuelvo a repasar la pregunta en mi mente y me doy cuenta del porque el jefe se está comportando de esa manera.

 

 

 

— ¡No, no, señor, no es eso! —Oh, dioses, siento que me he convertido en un tomate vivo. El jefe se echa a reír y yo dejo de mover los brazos como si fuera un niño de cinco años dando una explicación.

 

 

 

—Descuida, Naru-chan, sólo era una broma. Y por favor, ya te lo dije, dime Itachi, no señor. No soy tan viejo. —Suspiro aliviado y le doy una sonrisa apenada—. Vale, ¿Qué quieres preguntar?

 

 

 

—Es sobre el Akatsuki —le digo midiendo las palabras—. Quiero decir, usted es un Uchiha, y es el mayor de los hermanos, ¿no lo hace eso heredero de todos los negocios familiares?

 

 

 

—Así debería ser—me responde con la misma sonrisa, pero logro notar un gesto de incomodidad entre sus ojos—. Se supone que yo sería el heredero de todo, pero un día me canse, reuní todos mis ahorros y hui de casa.  El Akatsuki tiene alrededor de unos cuatro años desde que abrió.  Sinceramente, ser un Uchiha no es del todo bueno. Menos cuando tienes que aguantarlo todo ante la sociedad, y fingir que vives en una familia perfecta. Mi familia me busco durante el primer año, sin éxito alguno: después de todo soy un genio desde que nací, así que les sería muy difícil dar con mi paradero. Cuando no pudieron dar conmigo, Sasuke se convirtió automáticamente en el sucesor de las empresas de padre y todo lo suyo.

 

 

 

— ¿Cómo pudo Sasuke-san dar contigo, jefe? —Guau, cuando uno creía ver la perfección en algún sitio, no era más que una coraza reluciente con interior hueco. Mis ojos, al hacer la pregunta, inmediatamente se dirigen hacia unas mesas al fondo, donde Sasuke-san y Sasori-san están tomando su descanso.

 

 

 

—Diría que tengo complejo de hermano mayor, por eso no resistí mucho antes de tener ganas de ir a verlo. —Realmente, con lo usual que molesta a Sasuke-san  de manera indiscriminada, jamás me hubiera dado cuenta de ese “complejo de hermano” —. No me mires así, Naru-chan~. Es cierto que no lo pueda parecer pero siempre me he preocupado mucho por el estirado ese. —Una suave risilla escapa de mis labios al escuchar el tono aniñado con el que me habla, pareciera que en cualquier momento me haría pucheros—. Hace un par de meses fui a la academia para al menos verle de lejos, pero el dio conmigo entre tanta multitud (tiene muy buena vista el bastardo). Luego de darme la regañina de una madre preocupada y un par de dolorosos puñetazos,  lo invite a venir a ver dónde vivía y mi trabajo. Por supuesto que no le gustó nada a primera vista, por eso lo hice hacer una apuesta conmigo; la cual, naturalmente, salió perdiendo.

 

 

 

 

—y… ¿No le preocupa que den con usted por esto? Quiero decir; sus padres han de tener estricta seguridad con su último heredero, después de que usted huyo, pensando que lo secuestraron o algo parecido. —Una sonrisa sabia apareció en sus labios. A mi parecer parecía un Chibi con un tres invertido. Se veía muy lindo.

 

 

 

—Fufu~… Pierde cuidado. En todo lo que has dicho tienes razón, por eso Sasori está con nosotros. Él es el guardaespaldas de Sasu-chan, por lo que debe acatar todas sus órdenes no importa cuál sea. Además, un guardaespaldas Uchiha tiene el mismo honor que sus amos. Por lo que si lo derrotas en un combate justo, este acatara las reglas que impongas. —Sentí miedo, mucho miedo. Itachi-san no era una persona común y corriente, era alguien realmente peligroso si podía derrotar a un guardaespaldas Uchiha, que eran lo mejor de lo mejor según había escuchado. Mm, aún tenía algo de curiosidad.

 

 

 

— ¿Cómo podía llevar el Akatsuki siendo usted solo, Itachi-san?

 

 

 

 

—No lo hice yo solo,  Kisa-chan me ayudo. —Pestañeo un par de veces algo confuso. Que recuerdo, no había nadie allí con ese nombre, o bueno, sobrenombre—. Se lo que has de pensar, pero él siempre está trabajando aquí. Él es el que se encarga de las cocinas como chef en jefe.  Nosotros dos fuimos los que empezamos el Akatsuki, aunque no teníamos tanta suerte de tener mucha clientela como ahora. Lo que hace la apariencia. —Me sonríe de manera divertida y me indica con la mano que mire por la ventanilla que está en el muro detrás de la barra. Cuando lo hago, creo que un infarto fue lo que tuve. No es que el tipo fuera feo ni nada, pero ciertamente no era alguien que atrajera clientela, parecía más de los que la espantaban con un solo gruñido. Parecía de un tono tan pálido y oscuro que podría asegurar que era de color azul. Era guapo, pero el color y la forma tan extraña en que se pintaba la cara, como si de agallas se tratasen, no le favorecían en nada—. Nunca reacciones de esa manera frente  él, es muy sensible sobre su apariencia.

 

 

 

 

—Lo tendré en cuenta. —Antes de que algo más se diese, el timbre de la puerta volvió a repiquetear y la señorita que antes atendí requería ya de mis servicios—. Hora de volver al trabajo…

 

 

 

 

 

 

 

 

—10—

 

 

 

 

 

 

 

 

Casi podría asegurar que mis huesos estaban hechos polvo cuando por fin logre salir del trabajo. No es que me quejara, pero era más difícil de lo que había imaginado trabajar en un bar que más parecía club host. Las clientas, y algunos clientes, sólo iban por la buena apariencia de los meseros, que en total sólo éramos tres. E Itachi-san era el encargado de la barra. Ha~, incluso hubieron muchos que quisieron saber mi información personal, y si era soltero. Claro que no respondí ninguna de sus preguntas, no quería crear a un acosador parecido a Sakura; sólo de pensarlo me dan escalofríos, joder.

 

 

 

 

Estaba caminando de regreso a casa, por el mismo camino que había tomado para llegar al Akatsuki. Llegaría bastante tarde, lo sabía por mi manera pausada de caminar. Al menos espero tener fuerzas para siquiera hacer la cena.

 

 

Antes de que me diera cuenta, un convertible rojo estaba parado a mi lado, tocándome el jodido claxon al oído. Cuando me giro a darle las maldiciones que se merece ese desconsiderado, me encuentro con Sasuke-san dándome una sonrisa burlona: —Vamos, sube, te llevo. —Parpadeo algo confuso. A penas y le conozco y él me trata con tanta familiaridad: había algo raro en todo eso—. Venga, Naruto, somos compañeros de trabajo. Al menos por unos cuantos meses más. — ¿Desde cuándo soy Naruto para él? Mm, muy extraño, muy extraño. Pero debía darle el beneficio de la duda, aunque también me subía porque estaba bastante cansado y un aventón no me vendría mal.

 

 

 

—Gracias, creía que me desmayaría en plena calle —río un poco y me coloco el cinturón de seguridad. A saber cómo conduce este tipo, pero era mejor prevenir que lamentar.

 

 

 

— ¿Dónde vives? —Los asientos son tan cómodos que podría jurar que dormir ahí no sería tan malo.

 

 

 

—En el edificio departamental número 14 del área de Edogawa, distrito de Kasai. —Respondo con voz cansada viendo como las luces de la ciudad nocturna se reflejaban como líneas bizarras en la ventana.

 

 

 

—Oe, Dobe, ¿Qué hablabas con Itachi? —No le entiendo muy bien, pero logro descifrar algo de lo dicho.

 

 

 

—Mm, el porqué de que trabajaras allí siendo el heredero de los Uchiha, y el porqué de que él fuera dueño de un negocio tan pequeño por igual motivo. —Bostezo quedamente y cierro los ojos un momento. No sé con qué expresión  me mira Sasuke, pero puedo sentir la intensidad de su mirada en mi rostro.

 

 

 

— ¿Qué te dijo? —No quería responderle, pero de todas formas le concernía siendo que estaba hablando de su familia.

 

 

 

—Que, aunque no lo pareciera, tenía un complejo de hermano mayor contigo, y que quiso huir de su familia por que no soportaba ya tanta falsedad. —Eso fue lo que me dio a entender con su sonriente pero triste expresión. Itachi-san parecía de estas personas que preferían aguantar el mundo por los demás, pero que era demasiado sensible y sus piernas flaqueaban en algún momento, logrando así grandes cataclismos irreparables—. Se nota que es una gran persona—sonrió sin abrir los ojos—, lástima que muchos no sepan ver la verdad detrás de aquella gran y falsa sonrisa que siempre parece cargar.

 

 

 

— ¿A qué te refieres con eso? — Abro los ojos un poco y me fijo en las facciones de Sasuke-san, quien me mira de soslayo de vez en vez.

 

 

 

—Quiero decir, Sasuke-san, que el jefe lo único que hace es vestir una máscara. Pueda que no lo parezca, pero de alguna manera él está sufriendo. Es como si quisiera dar con algo que alguna vez le arrebataron. El único instante donde vi sinceridad pura fue cuando lo mencionó a usted. No oculto para nada el sentimiento sobreprotector que siente un hermano mayor. Lo quiere y… aprecia… mucho—y sin darme cuenta, la oscuridad llego a mi persona.

 

 

 

 

 

 

 

—11—

 

 

 

 

 

Oh~, me sentía tan relajado. El suave tacto de las sabanas con mi piel era verdaderamente agradable. Sonrió mientras me estiro. No había sonado la alarma aún, por lo que debía ser bastante temprano todavía.  Cuando abro los ojos pestañeo involuntariamente como si estuviera viendo una ilusión, o como si todavía estuviera durmiendo. Esa no era mi habitación, es más, estaba seguro que esa no era ni mi casa. Incorporo medio cuerpo de golpe, asustado.

 

 

 

¿Qué hacía en ese lugar? Ni idea, pero no podía ser nada bueno. En los únicos lugares que podías encontrar una habitación así de lujosa, que por cierto parecía un departamento completo, era un hotel de más de cinco estrellas.  Y que yo recuerde no me metí a ninguno con nadie.

 

 

 

Recuerda, Naruto, me dije, ¿Qué hiciste después de salir del trabajo?

 

 

 

Según recordaba, cuando Salí del Akatsuki, hecho puré por cierto, comencé a caminar de regreso a casa. Me detuve cerca de un poster de luz a descansar un momento, y luego un claxon taladrándome el cerebro. Después una sonrisa burlona, y por ultimo Uchiha Sasuke dándome un aventón a mi casa.

 

 

 

¡Aja! Misterio resuelto. Doy un golpe con mi puño cerrado en la palma de mi mano.

 

 

 

—Veo que esclareciste el porqué de aparecer aquí —giro abruptamente mi cabeza hacia el otro lado de la cama, encontrándome con un adonis mirándome con diversión—. Antes de que comiences a gritarme o cualquier cosa, debo aclararte que te quedaste dormido en mi coche, y desconocía en que departamento vivías. Y no pensaba comenzar a tocar puerta por puerta a esas horas de la noche para dar con la casa de tus padres, por lo que te traje a mi departamento privado. —Me sentí aliviado y agradecido—. Por cierto, me comunique con la sección de seguridad nocturna de la academia para poder obtener el número telefónico de tu casa: avise a tus padres de que te quedarías conmigo, un amigo, a pasar la noche.  No hubo objeción alguna en ello.

 

 

 

Debo decir que mis padres son demasiado permisivos para estas cosas. No son de los que desconfíen de los demás, y después de todo es mi culpa; había veces que me quedaba en casa de Kiba, o en casa de algunos de los chicos cuando teníamos que hacer un proyecto en conjunto.

 

 

 

Sasuke se levanta de la cama y a mí no me queda rostro para mostrar: el muy maldito está desnudo, y se pasea frente a mí como si no fuera nada.

 

 

 

— ¿Por qué esta desnudo, Sasuke-san? —Tengo curiosidad, y quería saciarla. Le veo sonreírme de esa manera socarrona que sólo los de su familia poseían.

 

 

—Por la misma razón que tú lo estás. —Inmediatamente levanto la sabana y compruebo que lo que me dice es cierto: estoy desnudo. Me miro y lo miro, ¿Qué paso? —. Mira que no recordarlo luego de que pasamos una noche inolvidable. Que cruel. —Yo me quedo en blanco mientras lo veo salir dramáticamente por una puerta lateral, que según logre vislumbrar era el baño.

 

 

 

Durante los siguientes cuarenta minutos me quede inmóvil y sin alma. Había perdido mi virginidad con un hombre, y no con cualquiera; no, joder, tenía que ser con un Uchiha.  No es que esa familia me desagradara, era el hecho de ser Sasuke con quien la había perdido, y ciertamente no sé de qué parte.  Y tengo cierta reticencia a querer comprobarlo.

 

 

 

— ¿Todavía sigues ido?—Una dulce carcajada llena el aire—. Serás Dobe, que no vez que fue una simple broma.

 

 

 

— ¿De verdad? —Lo miro esperanzado y este rueda los ojos.

 

 

 

—Sí, de verdad, no te hice nada. —Luego de respirar con normalidad me doy cuenta de que Sasuke-san anda con una toalla envuelta en la cintura. Lo veo acercarse hasta mí e inclinarse hasta mi rostro, robándome un suave beso que me hizo sentir escalofríos y un dulce aletear en mi estómago—. Aunque ganas no me faltan. —Y antes de que dijera otra palabra más me vuelve a besar, pero esta vez más profundo.  Sin que supiera como actuar, o que hacer, me veo respondiéndole el beso con la misma intensidad que él. Se siente rico. Sasuke-san es un buen besador, y más con aquella técnica de acariciarme los labios con la lengua para incitarme a abrirlos y darle paso hacia mi cavidad. Lo siento sobre mis dientes, acariciándome la mejilla por dentro, jugueteando con mi lengua. Y antes de que supiera nada, me veo siendo masturbado por él, de manera tan placentera que creo alcanzar el cielo.

 

 

 

—S-Sasuke… me, me c-corro… ¡ah! —siento como me muerde en la clavícula y eso es suficiente para hacerme gemir de manera indecorosa.  Mi mente esta nublada y mis pensamientos no son tan coherentes como para poder reaccionar y detener todo eso. Sasuke-san lo hacía con tal maestría que quería correrme y a la vez no, para que la sensación perdurara.

 

 

 

 

Y de nuevo me veo inmerso en un torrente nuevo de indecorosos pensamientos, deseos, y sensaciones inconexas que me hacían agitar hasta el punto del desmayo. Sasuke me estaba preparando para una penetración, y yo aún no reaccionaba. Sus dedos se movían dentro de mí de manera extraña. Es como si no tuvieran huesos, aunque perduraran con la misma fuerza, y fueran tan flexibles como la goma. Tocaban ciertos puntos dentro mí que me hacían sostenerme de las sabanas, temeroso de caerme. Mi cuerpo rogaba por más, mas contacto, más profundidad y aquella mirada oscura no me lo hacía más fácil. Sasuke-san me estaba lamiendo la punta del pene y yo quería gritarle que no lo hiciera, pero era completamente inútil en mi estado actual. Es como si estuviera drogado y mi mente pensara una cosa, y mi cuerpo otra.

 

 

 

Otra vez me vi inmerso en una sensación aún más profunda de lo que alguna vez hubiese imaginado. Está siendo penetrado con delicadeza y rudeza a la vez.  Era algo doloroso, pero no al punto de hacerme gritar como poseso que se detuviera. No, lo que sentía era lo contrario, quería que continuara, que llegara tan profundo cuan largo era su miembro. Y me sentí otra persona usurpando mi propio cuerpo. Pero no me importo nada de eso, ni la moral ni la ética estuvieron presentes cuando comenzó a moverse, cuando comenzó a gustarme, cuando comenzó a tocar cierto punto dentro de mi anatomía que me hizo gritar con descontrol que quería más. Y sus besos me parecieron cargados de veneno, uno que no me aterraba sino que me hacía querer beberlo sin miedo.

 

 

 

Y al final, la explosión de sensaciones que me recorrió cuando el termino dentro de mí, me devolvió a la realidad y me hizo sentirme asqueado de mí mismo.

 

 

 

 

 

 

 

—12—

 

 

 

 

 

 

 

 

Me encontraba en mi habitación  observando la colección de cartas de Pokemón  y dragón drive que guardaba como tesoro desde los ocho años.  No me sentía bien todavía conmigo mismo. No lo aceptaba del todo. Incluso había estado evitando a propósito a Sasuke-san toda la semana que estuve trabajando. Al final el jefe me permitió un horario flexible. Como las clases de la tarde sólo se componían de dos materias de una hora cada una, me tocaba trabajar de tres y media hasta que el local cerrara, algo que me iba como anillo al dedo. Aunque eso supusiera dejar de ir a la biblioteca. Por lo menos tenía los jueves libres.

 

 

 

 

Desde aquel sábado que no sé cómo describir, Sasuke-san ha intentado hablar conmigo varias veces, pero no lo he dejado acercarse mucho a mí. Sé que es algo egoísta de mi parte, y también sé que to soy tan culpable como él por haberme dejado tomar de esa manera. Por Dios, había dejado de ser virgen con alguien que apenas y conocía. Me sentía usado, y la sensación aún permanecía rodeando mi cuerpo: las manos de Sasuke-san aún estaban grabadas en mi piel.  Solté un sollozo involuntario. Mi primer beso, mi primera vez, todo eso había desaparecido y había sido remplazado por una sensación de gravedad con mucho peso en mi estómago. Mi mente me gritaba muchas veces que quería estar de nuevo entre aquellos brazos.

 

 

 

No me comprendo yo mismo en estos momentos. Es tan jodidamente cruel. Y no era porque Sasuke no haya producido esa sensación de atracción que comenzaba a sentir por él, claro que no, era por la realidad que mi coeficiente intelectual me mostraba ante mí. Él era el heredero de un maldito imperio y como tal debía producir un heredero que le sucediera; por lo tanto, debía casarse y centrarse en crear como pantalla una vida medianamente perfecta. En la que yo de seguro era el amante en turno que esperaba paciente para ser cogido y recompensado con joyas, coches y mucho dinero.

 

 

 

Y por eso fue que al final de aquello tan extraño que sentí mientras teníamos sexo, me sentí completamente asqueroso. Por eso no podía darle la cara a Sasuke, porque sé que mostraría todo este sentimiento que clama por ser revelado.  Y no sé qué hacer ni tengo a nadie con quien hablarlo.  Si les comento algo de esto a mis padres me sentiré como una de las peores basuras. No quiero ver su mirada decepcionada.  No quiero sentir su lastima.

 

 

 

Y por eso me he puesto a llorar en silencio, dejando que mis lágrimas limpien esta impura alma que se ha comenzado a enamorar de quien no debía, y por razones que desconocía.

 

 

 

 

 

 

 

 

—12—

 

 

 

 

 

 

 

Casi un mes había transcurrido y yo ya me encontraba completamente acostumbrado al trabajo. Mis padres habían podido encontrar un empleo acorde a sus carreras; por lo que no tenía necesidad de trabajar, pero lo hacía porque era interesante, además de que me servía para ahorrar para la universidad.  Sasuke había dejado hace mucho de intentar entablar cualquier tipo de conversación conmigo. Itachi-san había comenzado a sospechar que algo había ocurrido, pero lo aunó a la actitud de bastardo que algunas veces cargaba su hermano.

 

 

 

Sakura había seguido asistiendo al Akatsuki para intentar conquistar a su amado Uchiha, y él era el único que podía atenderla. Ni siquiera se acordaba de mí, cosa que no me molestaba en lo absoluto. Pero lo que si me hacía hervir la sangre de tal manera de querer arrancarle el cuello, era ver como Sasuke había comenzado a sonreírle. Sólo a ella, a nadie más, y eso me hacía sentir herido y con ganas de llorar a mas no poder.

 

 

 

Desde que aquellas sonrisas empezaron, él comenzó a ignorarme. Los días en el trabajo continuaban igual, y en casa también, lo único que había cambiado era que todas las noches me echaba a llorar sin razón alguna en mi habitación. Sentía una opresión consumiéndome de a poco el pecho con cada recuerdo. Mis notas seguían iguales, nada había cambiado en mi vida cotidiana. Pero por alguna razón me sentía más solo que aunque tuviera a mis amigos, aunque mis padres siempre me sacaran una sonrisa cuando comíamos juntos, esa sensación de vacío nunca me deja.

 

 

 

Y la zanja se hace más grande cuando el filo de aquellos hermosos y oscuros ojos se clava en la llaga, haciéndola cada vez más grande.  

 

 

 

Y me siento a morir junto con este sentimiento que me carcome y consume. Estoy completamente seguro en que llegara el momento donde algo se quiebre en mí y  ya no pueda aguantarlo más. Sentiré mi alma hecha pedazos y dejare de ser el mismo Naruto de siempre. La mejor de las decisiones a tomar  se transformó en el sentimiento más cruel jamás habido: en amor.

 

 

 

Era mejor dejar de pensar y ponerse a trabajar. En esos momentos me encontraba en el Akatsuki, terminando de atender a uno de los clientes. Sasuke no se encontraba, había salido a hacer una compra por pedido de su hermano, y eso me hacía sentir mejor. Al menos Sakura, si tenía suerte, no vendría hoy, o si venia y Sasuke no se encontraba se marcharía. Dios, estos malditos celos estoy seguro que acabaran conmigo en algún momento de mi vida enviándome a un manicomio. Como no tenía nada más que hacer, decidí sacar la basura.

 

 

 

Je~, he aquí el momento donde descubro lo que se siente el que  mi alma se fragmenta en miles de finos pedazos.  

 

 

 

Y ciertamente, es lo más doloroso que he sentido en mi vida.

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer.


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