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¡Soy humano! por Enea

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Notas del capitulo:

Nos leemos abajo!!! Disfrutad de la lectura!!

 Cap 11: Colmillitos cabreado es igual a Chucho hospitalizado. Día 4

 

 

 

Iruka les había despertado poco después de que hubiesen conseguido dormir. El tutor estaba preocupado y no hacía más que preguntar y cuestionar al rubio el por qué no había ido a casa. Naruto le explicó escuetamente la razón de su decisión pero aún así no se explayó en demasía porque a parte de que estaba muerto de sueño, quería hacerlo de frente a frente. Tampoco mencionó a la pequeña en ningún momento. Lo más seguro es que si lo hiciese, Iruka pondría el grito en el cielo y lo obligaría ir hacia allí al segundo.

Poco después, decidieron ducharse y desayunar ya vestidos para partir a la casa de su desesperado tutor.

La cachorra, que era así como la llamaba de forma afectuosa Naruto, no se separaba del rubio ni un segundo. Tenía que sentirlo cerca y si era piel contra piel, mejor que mejor. Por ese motivo, el Uzumaki la cargó durante todo el trayecto. Increíblemente, le había cogido mucho cariño y eso que la acababa de conocer, pero es que cada vez que temblaba, cada vez que le miraba con aquellos ojos oscuros inundados por el dolor, por el coraje, por el odio... le recordaba a él. Era como verse a si mismo cuando tenía su edad. Todavía podía recordar aquellos días que pasaba horas y horas mirándose en el espejo, intentando visualizar algo en su interior que se asemejase a la esperanza.

No le importaba llevarla en brazos. Calculaba que pesaba entre uno treinta y treinta y cinco kilos, así que no le importaba. Eso sí, cuando empezase a coger peso... ¿para qué engañar? También la cargaría.

Agarrándola con una sola mano, Naruto inserto la llave en la puerta del departamento de su tutor. Estaba nervioso. Bueno, nervioso era poco. Con decir que tuvo que hacer diez intentos para poder abrir la dichosa puerta pensando qué le iba a decir a sus tutores.

No sabía si se enfurecerían, le regañarían y luego le perdonarían o básicamente le dirían que se buscase la vida, aunque tenía la esperanza que ocurriese la primera opción. Había ideado un plan para que Iruka ni Kakashi se cabreasen de sobre manera, pero con eso de los nervios ya se le había olvidado. Lo suyo no era la estrategia, eso seguro.

-¿Por qué demonios has tarda...do...?-Iruka lo bordó nada más abrir la puerta con las manos dispuestas a agarrarle de las solapas de la ropa, pero se quedó en el intento ya que sus ojos pronto detectaron a la cachorra.

Naruto intentó contener la risa al observar como el rostro de su tutor mutaba por segundos. Pasó de sorprendido a estupefacto, luego a curioso e intrigado y por fin, después de unos segundos, volvió a su estado normal.

-Antes de que digas nada, dejanos pasar por lo menos-rompió el incómodo silencio el rubio.

Su tutor asintió y les dejó pasar. Naruto aún con Kushina en brazos, se sentó en el sofá e Iruka hizo lo propio en frente suya. Kakashi apareció de pronto solamente con unos pantalones y con el pelo revuelto. Obviamente, también traía la estúpida bufanda que siempre portaba y que sólo se quitaba para hacer cochinadas con Iruka.

-Ponte algo encima, por tu madre, que vas a traumatizar a la niña-le dijo el rubio nada más verle aparecer.

Su orden no fue inmediatamente cumplida, ya que, al igual que Iruka, se quedó estupefacto al ver a la cachorra y no pudo moverse del sitio de la impresión hasta que su novio le instó aque se cubriera.

La tensión en la sala se alargó otros segundos hasta que reapareció Kakashi que se sentó junto a Iruka. Con un movimiento de cabeza, le dieron permiso a Naruto para que comenzase a explicar lo que pasaba.

Kushina, por su parte, se encontraba arropada por los fuertes brazos del rubio, por el cual sentía un fuerte respeto, más allá de lo que su condición de le obligaba.

e dejé llevar un poco-ambos asintieron a la vez-. Tal y como me dijiste, Iruka, aullé y pude comprobar que sí, soy un alfa-lo último lo soltó mostrando el poco agrado que le hacia serlo-. Todo los licántropos que habían cerca de la ciudad me respondieron. Fue algo que jamás había experimentado. La libertad, el sentirme yo completamente, el miedo por perderme a mi mismo, las ganas de completar la transformación... Todos me hablaban. Los entendía. No eran sonidos de animales, no, eran voces, cada una con un tono, cada uno pidiendo... exigiendo una explicación sobre mi aparición. Fue tan...-Naruto se quedó un momento en silencio, intentando encontrar las palabras adecuadas para así poder transmitir los miles de sentimientos que le invadieron en ese momento. Pasados unos segundo se rindió y volvió a su explicación-. Escuché la voz desesperada de una niña pidiéndome socorro. No lo dudé ni un instante. Increíblemente sabía dónde se encontraba con solo escuchar su voz, no puedo explicar cómo porque yo ni siquiera lo entiendo. Todo lo que ocurrió anoche, los sentimientos, mis propios pensamientos inclusive eran tan confusos que poco recuerdo de manera lucida. Solamente sé que de pronto estaba en frente de un pequeña loba que se hallaba encadenada y muy mal herida. Le quité las cadenas y me la llevé a mi piso. Ahí la cuidé y... bueno, aquí estamos.

Hubo un silencio espectral. Naruto estaba seguro que si en ese instante hubiese pasado una mosca por allí, la habría escuchado.

Kushina observaba entre los brazos del rubio a los tutores de éste. No les parecía peligrosos, pero aún así se aferró más a Naruto cuando la mirada de Iruka recayó de nuevo en ella.

-Por cierto, se llama Kushina-sonrió el rubio.

Iruka y Kakashi abrieron sus ojos a más no poder.

-Ella...

-Sí-sonrió de nuevo Naruto con cariño-. Ella es.

-Vaya...-fue lo único que pronuncio Kakashi aún sin salir del asombro inicial.

Iruka se mordió el labio inferior y observó con detenimiento al que ya veía como a un hijo. Naruto le devolvió la mirada. En ella le mostró lo suficiente para hacer que los pensamientos que le estaban intentando invadir se fueran disolviendo para quedar en una total calma.

-¿Qué piensas hacer ahora?-inquirió curioso el tutor.

El menor se quedó en silencio un largo tiempo.

-Cuidarla-contestó al fin-. No puedo permitir que caiga de nuevo en las manos de los vampiros, así que la cuidaré. Pero... necesitaré vuestra ayuda.

-¿En qué?-preguntó Iruka.

-No sé cómo hacerlo. Además no podré estar todo el tiempo con ella, la universidad...-entonces Naruto recordó el principal motivo del por qué quería hablar con Kakashi-. Necesito documentos de identidad falsos, así como apuntarla a un colegio-la observó con cariño-. Quiero que tenga una educación normal, que cuando sea mayor pueda elegir, tal y como yo puedo hacerlo.

Ambos tutores asintieron con comprensión.

-¿Cuál será su apellido?-cuestionó Kakashi sacando una hoja y un boli para apuntar.

-Uzumaki.

-Año de nacimiento 2004-susurró mientras apuntaba-. ¿Hija única?

-No, es mi hermana.

-Vale. Pongo tus datos como si fueras su tutor legal. Después me pondré en añadir las notas de los antiguos cursos y cosas por el estilo. ¿Alguna asignatura que quieras que se le de mal?

-Mmmm ¿plástica?

Ambos tutores le observaron, divertidos.

-No eres tú, Naruto-rió Iruka.

Éste le sacó la lengua.

-¿Qué te parece catalán?-el rubio asintió.

Se quedaron en silencio observando como Kakashi escribía sin parar.

-¿Qué vas a hacer con tus amigos? Se van a sorprender cuando aparezcas con una hermana de un día para otro-comentó el de la cicatriz en el rostro.

-Mi hermana ha estado viviendo todo este tiempo con otra familia de acogida dado que nos separaron de pequeños y ahora la he podido encontrar de nuevo. Como soy mayor de edad, se me permite cuidarla-improvisó Naruto poniendo cara afligida mientras narraba la historia.

-¿Tienes una hermana cuando tus padres murieron en 1993?

-¡Cállate! Aguafiestas. Me había salido muy bien esa súper improvisación.

-Sí, bueno...

Kakashi se levantó y se metió en la habitación. Los otros dos restantes pudieron observar como sacaba el móvil de su pantalón, clara señal de que ya iba a empezar a hacer los documentos falsos. Naruto sonrió aliviado. Siempre había podido contar con sus salvadores, sea cual sea el problema, ellos siempre estaban allí.

Kushina había cerrado los ojos. Todavía tenía sueño y el reconfortante calor del rubio la adormecía. Entre sus brazos sentía que nada malo le iba a ocurrir. Esos ojos azules se lo decían y ella no podía hacer otra cosa que creerlo.

De pronto el rubio se movió e intentó levantarse, sin acordarse que tenía a la cachorra entre la piernas ya que está no se movía ni un centímetro, como si no quisiera que reparasen en ella. Ésta se aferró con fuerza al sentir que se levantaba. Naruto la miró, sorprendido.

-Me tengo que ir un momento-anunció el rubio-. ¿Puedes cuidar de ella hasta que vuelva?

-Claro, pero ¿dónde vas?

-Me acabo de acordar que tengo que hacer algo.

-¿El qué?

-Algo.

-Y ese algo no me lo puedes contar, ¿verdad?

El rubio suspiró. Iruka y sus interrogatorios.

-Te prometo que te lo diré, pero no ahora-contestó.

-Vamos, que estás metido en líos.

-No saques conclusiones precipitadas, que en eso eres un profesional-volvió a suspirar el menor.

Naruto llevó las manos a la cabeza de la cachorra haciendo que ésta la levantase. Ella sabía lo que pasaría ahora, pero no quería. Volvía a sentir el miedo viajándole por todo el cuerpo. Sus manos ya empezaban a temblar, intentando ejercer fuerza a aquel cuerpo que poco a poco se estaba alejando de ella, quitándole su momento de tranquilidad.

-Tranquila, prometo que volveré-musitó Naruto recostándola de nuevo en el sofá, acariciándole el rostro con ternura-. Iruka puede ser un gruñón pero puedes confiar en él plenamente. Nunca te hará nada que te dañe-la cachorra asintió, pero aún así no tranquilizó los nervios que crecían dentro del rubio al dejarla sola. Sabía por experiencia que alejarse de la única fuente tranquilizante que había alrededor provocaba más de un miedo intenso-. Haremos una cosa, ¿vale? Si tienes la necesidad de que esté contigo, le dices a Iruka que me llame y en menos de dos minutos estaré aquí, da igual para qué.

Kushina lo observó y volvió a asentir un poco más tranquila.

Naruto se incorporó y se dirigió hacia Iruka.

-Por cierto, ¿y mi gata y la perra?

-Están encerradas en tu cuarto. No paraban de hacer ruido, buscándote-le explicó señalando una puerta al fondo del pasillo.

-Vale. Cuando me vaya, ábreles y enseñáselos a Kushina.

-¿Por qué no lo haces tú?

-Porque ahora mismo no puedo, tengo prisa-y cada vez más pensó el rubio.

Iruka lo miró con desaprobación, todavía preguntándose que era lo que le escondía. Sin perder un segundo más, Naruto salió de la casa mirando por todas partes.

¿Por qué? Se volvió a cuestionar. ¿Por qué lo sentía? Era como un extraño sentimiento que le avisaba donde estaba, que le estaba esperando e incluso que le estaba llamando en silencio, exigiendo que fuera a su lado.

Fue hasta el parque y entrecerró los ojos, buscándole. Lo sentía cerca. Estaba allí, lo sabía, lo olía. Aquel horroroso olor estaba impregnado en cada parte del lugar, avisándole, advirtiéndole que estaba siendo vigilado.

Y entonces, en ese momento, supo dónde se hallaba.

Se acercó a un árbol, fingiendo que paseaba sin ninguna intención de hacer algo más, se apoyó en éste y miró hacia arriba. Allí, unos ojos negros estaban clavados en él, observándole sin pestañear.

-¿Tienes complejo de mono?-rió el rubio.

Colmillitos afiló la mirada.

-Sígueme, tenemos que hablar-ordenó.

Naruto, enfadado por aquella orden, se sorprendió al notar como su cuerpo se ponía rígido y hacia el amago de moverse, a la espera de que el vampiro se moviese para seguirle. Abrió los ojos de par en par, al percatarse de que... ¡No! Imposible... Podía soportar todo menos... menos eso.

-Podemos hacerlo aquí-intentó decirlo con tranquilidad, como si no le pasase nada, pero le salió como un mormullo ahogado.

El nudo que sentía en la garganta cada vez lo notaba más apretado, impidiéndole respirar con normalidad.

Colmillitos lo observó unos instantes y después de bajar con facilidad el árbol, comenzó a andar, camuflándose entre la gente que caminaba por allí sin percatarse de que un vampiro andaba a su lado.

Naruto lo siguió a regañadientes. Sabía que estaba enfadado, pero ahora, no entendía el por qué. Lo más seguro es que sería una tontería, pero no podía evitar sentirse nervioso, sin saber con exactitud qué era lo que le ocurría.

Pararon en un callejón nada transitado. ¿Por qué siempre encontraban lo peor de lo peor sin quererlo? Es que encima aparecía así, de la nada, como si aquel mugriento sitio hubiese sido preparado para la ocasión. Además, era perfecto. Aún siendo las doce y media, una de la mañana, estaba oscuro. Por la edificación que había a su alrededor no pasaba ni un ápice de iluminación. Vamos, un sitio perfecto para violar a alguien en cualquier momento del día.

Colmillitos se apoyó con pose chulesca(o por lo menos así le pareció a Naruto) en la pared, observando al rubio detenidamente.

-¿Qué pasa?-cuestionó Uzumaki.

Sasuke lo miró de nuevo antes de contestar.

-¿Te la has quedado?

-Kushina no es un objeto que se puede quedar o tirar-siseó con rabia-. Creo que no te quedó claro que si aún seguías pensando que los licántropos son meros objetos, no te quería por aquí, a ella no le haces bien.

-Ni pretendía-una sonrisa torcida apareció en su pálido rostro-. Si yo me voy ahora, tú mueres.

Naruto lo observó con los ojos abiertos de la sorpresa.

-Y es que, siempre que te miro poner esa cara de pescado, sé, que en el fondo, te haría un favor-continuó hablando el vampiro-. A ti y a todo el mundo que te conoce. Aunque, eso también es lo que me echa para atrás. ¿Desde cuándo hago cosas que beneficien al mundo?

-Entonces he de suponer que no me matarás para seguir con tu maldad, ¿no?

Naruto cerró los ojos, inundado por el sorpresivo dolor que le atravesó toda la espalda al ser arrojado contra la pared.

Sasuke le puso un bazo en el cuello y con el otro le cogió las manos del contrario y le inmovilizó las piernas para que no pudiera contraatacar.

-Pero aún así te puedo torturar-susurró en su oído con tono sádico-. Te tengo que enseñar todavía muchas cosas, chucho, como por ejemplo no hay que enfadar a... ¿cómo me llamaste ayer? “tito Colmillitos”.

Oh, con que eso era lo que le ocurría. Cierto, si mal no recordaba, colmillitos había mencionado algo así que le había dado mucha cuerda o no sé qué. No lo había entendido o no había querido hacerlo. Pero en ese instante, teniéndolo a escasos centímetros de su rostro, respirando el putrefacto aliento del vampiro, sintiendo como su estómago intentaba salir por la boca del asco que sentía, se percató de que sea lo que sea lo que colmillitos había pensado, le iba a doler, pero bien.

De pronto, sin avisar, Sasuke lo soltó y se volvió a apoyar en la pared.

-Pero eso será después. Primero tengo asuntos importantes que tratar contigo, chucho-comentó-. No querría tener que hacerlo pero... El dueño de...

-Kushina no es un objeto.

-...la chucha resultó que lo conocía-por desgracia pensó con rencor el vampiro-. Y justamente lo vi anoche, después de irme de tu... bueno, de la ratonera donde te escondes.

-Mi casa.

-Y el muy imbécil no tiene nada que hacer que oler el aroma de la chucha en mi, así que, bueno, no te tengo que explicar más, ¿no? Supongo que tu nivel de gilipollez no llega a niveles tan altos como para no entender.

-Siempre tan simpático, oye-soltó con sarcasmo-. ¿Qué le has dicho?

Sasuke lo miró para luego desviar la mirada al segundo.

-Lo más seguro es que no se haya creído nada de lo que le solté. Tampoco le dije mucho, pero estoy seguro que ahora me tiene en el punto de mira. Los vampiros son muy recelosos si les robas o les tocas sus pertenencias.

-Kushina no es un objeto-volvió a gruñir el rubio.

-Yo no soy quien lo dice, chucho, así que deja de repetir siempre lo mismo. Me haces provocas jaqueca y mira que los vampiros no podemos tenerla.

Una sonrisa divertida se dibujó en el rostro del lobo.

-¿En serio?

-¿El qué? ¿Que no tengamos jaqueca y tú me la provoques o que quiera que te calles?

-Idiota-puso los ojos en blanco-. Bueno, supongo que tendremos que tener cuidado para que tu amiguito...

-¿Amigo? Yo no necesito de eso...

-Sí, cierto, se me olvidaba-le cortó-. Bien, déjame retractarme. Tendremos que tener cuidado para que el otro mosquito no ande cerca de la cachorra. No ahora. Estoy intentando que vuelva a ser como antes y por ahora ya aceptado a Iruka, cosa que, para un día, es un gran paso.

-¿No has pensado que lo hace porque eres el que la a “salvado” y tiene que obedecerte?-preguntó colmillitos.

El ambiente entre ambos chicos era tranquilo, hasta un punto de comodidad. Naruto sentía dentro suyo que tenía que seguirle el royo al vampiro en todos sus cambios de humor, porque sino, acabaría de verdad muerto y eso, precisamente, era lo que menos le apetecía.

Luego, por su parte, Sasuke no entendía porque le estaba contando todo eso al maldito chucho pero tampoco quería acabar con el estúpido trato que habían echo tres días atrás. Jamás lo admitiría, pero después de conocer al chucho sus días había sido más llevaderos, no tenía mucho tiempo para pensar y eso provocaba que todos sus fantasmas del pasado no le atormentasen segundo sí y al siguiente también. Pero bueno, sabía... no, mejor, comprendía que todo eso iba a acabar tarde o temprano. Su hermano ya empezaba a pisparse sobre el cambio y las desapariciones de Sasuke y, bueno, si de algo era sabido de los Uchiha, era que todos los miembros eran bastante curiosos, aunque intentasen ocultarlo. De todas formas, Sasuke ya había pensado el gran final de la diversión para recordarla con un buen sabor de boca...

-No, no es por eso-la voz del chucho lo volvió a la realidad.

-Hn, lo que digas, chucho.

-Una cosa, colmillitos, ¿por qué te preocupas tanto por Kushina?

Sasuke se le quedó observando, sorprendido por la pregunta. ¿Él? ¿Preocupado? ¡Por favor, no le hagas reír!

-Solamente estoy siguiéndote el juego, chucho.

-¿Qué juego?

-No sé si recuerdas pero quedamos en ser “amigos” y bueno, no soy muy bueno en eso pero creo que los “amigos” se apoyan o yo qué sé qué más-sonrió de forma fría.

Naruto lo observó, intentando averiguar qué se escondía detrás de esa escalofriante mueca que le ponía los vellos de punta.

-Vale, lo que tú digas-musitó al final, pero aún sin fiarse un pelo del vampiro.

De pronto, la música del móvil de Naruto sonó.

-¿Sí?

-¿Naruto? ¿Dónde diablos estás?-cuestionó la voz de Cris al otro lado del aparato-. ¿No vas a venir hoy tampoco a la universidad?

¡Mierda! Se había olvidado completamente de esa estupidez humana.

-No, hoy no voy a ir y dudo que lo haga también mañana.

-¿Por qué? ¿Estás bien? ¿A ocurrido algo? ¿Sasuke está contigo?

-Si me dejas hablar, a lo mejor te contesto al interrogatorio-comentó divertido el rubio. Al ver que se quedaba en silencio, sonrió-. Veras, he estado en problemas desde ayer. Resulta que una sobrina que no sabía que existía apareció ayer por la noche diciendo que sus padres, véase, mis tíos, acababan de morir y bueno, no tenía nadie más a quién acudir, así que ahora la estoy cuidando yo y quiero meterla en un colegio y hacer todo el papeleo lo antes posible. Y sí, Sasuke está conmigo. También vive con nosotros. Dentro de poco mi piso parecerá un albergue.

-Joder, tío, en ocasiones que tu vida me recuerda a una de las tantas telenovelas que ve mi padre en su tiempo libre-rió su amigo-. Pero bueno, se lo diré a los demás. Aunque por eso no te llamaba... bueno, a parte.

-¿Entonces?

-Entre todos y cuando quiero decir todos es todos.

-¿Todos?-repitió Naruto sorprendido.

-Sí, todos. Hemos dicho de quedar mañana por la noche para salir y hacer el tonto. Ya sabes... hace tiempo que no nos vemos así que nos gustaría que vinieses, aunque después de lo que me has contado entenderemos que no vengas y que nos dejes plantados.

-Qué comprensivo de tu parte-contestó con sarcasmo al escuchar esa última frase-. Pero bueno, supongo que se la puedo dejar a Iruka esa noche...

-¡Traete a Sasuke también! Las chicas han hablado de lo maravilloso que es para la vista, por no decir que, y cito textualmente, “está para varios cambios de bragas y aún así no pararías de correrte después de horas y horas de solo observarle”-pronunció con rencor-. Y bueno, todo el mundo quiere conocerle. Además nos han dicho que Iván traerá cosas de su trabajo.

-¿En serio? ¿Y para qué coño queremos cosas de un...?

-Bueno, nunca se sabe-le cortó con tono pícaro.

-Sí, sí. He de suponer, pues, que Sarai saldrá también.

-¿Qu-qué tiene que ver ella aquí?-preguntó con evidente nerviosismo.

-Bueno, no sé, dímelo tú.

-¡Idiota!-le gritó avergonzado-. Espero que estés solo porque sino te machaco, cabrón.

-Pero si no he dicho nada.

-¿Eso significa que estás con alguien?-Cris sudó frío ante esa idea-. ¡Oh, no! Joder. Espero que no sea nadie importante.

-¿Sarai, tal vez?

-Como estés con ella mientras me estás diciendo esto, te mato...

-A ver, tranquilizate, hombre, que estoy solo-miró a Sasuke divertido-. Bueno, dentro de lo que cabe. Si crees que Sasuke es una amenaza...

-Joder...

-No se lo va a decir a nadie.

-¡Claro, como al señorito nunca le ha gustado nadie porque es extraño, no me puedes entender!

-¡Ey!

-Cuando te mole alguien se lo iré contando a todo el mundo-dijo antes de colgar.

Naruto se quedó mirando el móvil con una sonrisa divertida para luego suspirar.

¿Cuando le gustase alguien? No, esa no era la pregunta indicada ni certera, sino ¿le gustaría alguien algún día? O ¿Le tendría que gustar alguien o por ello la condenaría a un dolor y sufrimiento inimaginable? Siempre tenía el mismo miedo, la misma incógnita que no quería desaparecer y la verdad es que pensando en el amor él se sentía incapacitado para sentir tal cosa a la magnitud que se exigía en una pareja. Sí, podía querer a las personas pero como amigos, familiares... nada más.

Luego estaba el escabroso asunto de la licantropía. Naruto había llegado a pensar que no se enamoraría de nadie humano, sino alguien como él, alguien anormal. Un ser de terror y eso, sintiéndolo mucho, no iba a suceder. No quería por nada del mundo que la historia volviese a repetirse y con ello todo lo que conlleva.

De pronto, el móvil volvió a sonar.

-¿Sí?

-A las once y media en Plaza de España o Plaza Islandia como quieras llamarla-informó la voz vacía de Cris.

-A ver, tío, no te cabrees por esta gilipollez. No se lo he dicho a nadie, además que tú tampoco me lo dijiste, lo he deducido yo solito, al igual que Cata.

-¿Cata también lo sabe?-musitó con asombro-. ¿Tanto se me nota?

-Bueeeenoooo.... sí, para que mentir. Pareces un imbécil cuando la vez. Se te ponen los ojos de pez y no paras de mirarla, como si estuvieras en el desierto y ella fuera la única fuente de agua cercana.

-Bien, más o menos es así como me siento cada vez que la veo-Naruto sabía que en ese preciso instante, su amigo tenía la cara roja, avergonzado por todo lo que estaba diciendo.

-¿Y por qué no se lo dices?

-Para ti es muy fácil decirlo. Nunca has...

-¡¿Qué importa?! Sí, nadie me ha gusta, no me he sentido atraído por nadie, pero si fuera así, se lo diría de frente cuando estuviese seguro de que de verdad me gusta, que la quiero, no iría por detrás viendo como hace una vida sin mi a su lado. ¡Idioteces! Eso es lo que son tus miedos, unos estorbos que te tienes que quitar para poder seguir tu camino. Ya has decidido que de verdad la quieres, ¿no?

-Sí-contestó intimidado.

-Bien, pues adelante. Porque a lo mejor mañana ya es muy tarde. A lo mejor ahora mismo esté conociendo a un chico que le guste y le haga reírse, olvidarse de ti y plufff ¡Adiós, oportunidad!

-¡Gracias, Naruto, me has animado un montón!-gruñó irónico.

-No pretendía hacerlo. Sólo quiero que veas que, tío, lucha con todas tus fuerza y si no te corresponde, aún así no la dejes marchar. Intenta hacer que se quede pillada por ti, no importa cómo, no importa lo que tengas que hacer, como si te tienes que vestir de tía para hacerlo si de verdad te gusta. Sarai es una de las pocas tías que puedes decir que es cien por cien legal.

-Joder, Naruto, ¿has pensado en escribir una revista rosa?

-¿Eh?

-Sí, de estas que la gente te envía sus dudas y tu las respondes y tal.

-Deja de decir imbecilidades y llama a Sarai. A mi, ahora, déjame en paz con tus chorradas que he dormido menos de cinco horas.

-Sí, sí, borde.

Guardó el aparato, no sin antes mirar la hora. Eran las tres y media. ¡Con razón estaba muerto de hambre!

Miró de nuevo a colmillitos. Éste no se había movido ni un ápice de donde se encontraba. El rubio intentó recordar la conversación que estaban manteniendo antes de la interrupción, pero básicamente le fue imposible. No se acordaba.

-Bueno, ¿vamos a comer algo? Estoy muerto de hambre y dentro de poco voy a desfallecer.

Sasuke lo observó y pasados unos segundos se encogió de hombros para luego seguirle hasta un sitio de comida rápida, donde Naruto pidió un bocadillo de queso. Después de fueron a sentar en un parque que había por allí cerca.

-Cómo te voy a echar de menos, queso mío-susurró Naruto observando el bocadillo con hambre. Sasuke le escrutó con el ceño fruncido. El rubio se percató de esto-. Lo que ocurre es que estoy en fase de volverme vegano.

-¿Vegano?

-Sí, no comer nada derivado de un animal. Eso implica también el queso. Y con lo que a mi me gusta esta cosa.

-¿Qué? ¿No quieres comerte a tus familiares?-bromeó el vampiro con malas intenciones.

Naruto lo ignoró completamente.

-Sé lo que se siente el estar entre barrotes-dijo con simpleza, mientras seguía comiendo.

Sasuke le miró, interrogante, aunque el rubio no se percató de ello y cómo lo agradeció el vampiro. Seguía y seguía sintiendo cada vez más curiosidad por el maldito y asqueroso chucho. Por cualquier cosa. Tonterías, pero aún así siempre le asaltaba una pregunta que se iba multiplicando al segundo. Y eso le enfadaba. ¿Es que no había aprendido nada al pasar de los siglos? No, pareciese que no.

-Sabes, como tenemos que estar juntos todos los días, pero tampoco quiero que Kushina esté todo el día con un vampiro cuando estoy intentando que los olvide, por así decirlo, te propongo un nuevo trato-comentó de pronto Naruto. Colmillitos lo miró, a la espera de escuchar su brillante idea-. ¿Por qué no vernos por las tardes? Por las mañanas estaría con ella y luego toda la tarde estaría contigo. Obviamente, mañana también estaríamos juntos toda la noche-comentó pensativo-. Aunque el sábado sería un problema... mmmm.... no sé tú pero yo sí que duermo y bueno, noche de marcha más bebida más tonterías más noche en vela igual resacón y cansancio al día siguiente.

-¿Y eso debería importarme?

-También está el problema de mi tutor-continuó hablando sin prestar atención al vampiro-. Sabe que le oculto algo. Aunque, bueno... digamos que le oculto más una cosa-murmuró para si-. Lo conozco lo suficiente para saber que dentro de poco enviará a Kakashi para que me siga, sino lo ha hecho ya, así que...

-Vuelvo a repetir, ¿debería importarme?

-Tendría, porque si sabe que estoy contigo, un vampiro y no por mi voluntad, he de añadir, bueno...

-No hará nada. No puede hacerme nada.

-Sí, bueno, yo de eso no estaría tan seguro.

Se levantó sin darle tiempo a contestar al vampiro. Se encaminó hacia la papelera que había cerca de allí y tiró el envoltorio de su comida.

-¿Vamos?-le preguntó a colmillitos.

Naruto lo guió hasta una tienda de móviles, dispuesto a comprarle uno para así poder comunicarse con él sin tener que verse. También serviría como tapadera de cara a sus amigos.

Pasada una hora más o menos, salieron del local con un móvil nuevo. Naruto lo primero que hizo fue guardar su propio teléfono con el nombre de “Chucho”. No es que le gustase que le llamase así, pero sabía que si le ponía Naruto Uzumaki el muy capullo sería capaz de venir y decirle que no lo había encontrado aún siendo el único contacto que tenía en la tarjeta.

Y después se guardó el número de Sasuke en su propio móvil, siendo observado por éste y poniendo como nombre de contacto “Colmillitos”, aunque estuvo tentado en añadir lo de tito, pero se retuvo. Sabía que si lo hacía, acabaría en el hospital.

Sin decir nada, el vampiro desapareció dejándole solo, sin darle ninguna explicación. Naruto sintió curiosidad al saber porqué irse de esa manera y más al sentir la presencia de más vampiros cerca de allí.

Sin pensar en el colmillitos más de lo que era estrictamente necesario, siguió su camino, decidido en volver a por Kushina. Ya eran las seis y media así que...

Se raspó las rodillas al ser empujado. Confuso intentó volver a ponerse en pie pero antes de que pudiese haberlo conseguido, sintió como alguien le agarraba de la pierna derecha y lo levantaba del suelo para estamparlo contra la pared.

El aire salió de sus pulmones, provocando que cuando su cuerpo por fin tocó el suelo, rompió a jadear. Intentó mirar a su atacante y su sangre se heló al observar... debía de ser una broma.

Una patada en el estómago le hizo casi devolver hasta la última papilla, pero se contentó con hacerle devolver lo que acababa de comer escasas horas atrás junto con aquel que en ese instante le estaba golpeando sin ni siquiera una maldita explicación.

Con cada golpe recibido, Naruto sentía un fuerte dolor en el pecho, como si algo se estuviera rompiendo. Y pronto descubrió que, sin ni siquiera saberlo, había empezado a confiar en un vampiro.

En el mismo que le estaba estampando una y otra vez con todo lo que había en su camino. Rompiéndole la pierna.

Antes de que cayese en la inconsciencia, observó como otro vampiro aparecía y empezaba a hablar con colmillitos.

Colmillitos.

Notas finales:

¡Feliz Navidad! ¡Espero que os haya gustado el regalo de Papa Nöel! Sé que os lo he entregado un poco tarde, pero la gente no me deja en paz! Todo el día de aquí para allá... ¡Un estrés! Y encima todavía tengo un montón de trabajos por hacer... Os tengo que decir que Muy adentro pienso actualizarlo para la noche de reyes... os advierto que es extenso y lleno de... *^* ya lo leeréis, si es que lo hacéis ^^

 Bueno, os dejo, lo siento por no hablar tanto por aquí, pero mi hermana me está mirando con cara de date prisa... es que estoy jugando al Cranium ^^ 

Espero que os haya gustado y me dejéis algún comentario. No he podido extenderme mucho porque tengo un montón de cosas que hacer... aunque ahora jugando a esto no lo parezca xD Pero es así TT_TT Ni en navidades mis profesores piensan en mi TT_TT

 

*Petonets*

 

PD: Lo siento si hay faltas de ortografía, luego lo editaré, pero ahora no puedo ^^

Veganísmo: El veganismo es una filosofía de vida que excluye todas las formas de explotación y crueldad hacia el reino animal e incluye una reverencia a la vida. En la práctica se aplica siguiendo una dieta vegetariana pura y anima el uso de alternativas para todas las materias derivadas parcial o totalmente de animales


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