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¡Soy humano! por Enea

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Notas del capitulo:

Lo siento >.< No pondré excusas solamente decir que me perdí en el camino de la universidad >.<

Por cierto, hay una parte en la que Naruto habla con errores, no son errores míos de ortografía ^^

Otra cosa, este capítulo contiene varios insultos. Lo digo por si acaso xD

Cap 12: Sangre. Días 5 y 6(parte I)

 

 

 

 

 

Una sonrisa torcida.

Eso era todo.

No podía ni quería articular nada más. Con esa única mueca expresaba todo lo que tenía por dentro.

Colmillitos se había dado a la fuga hacia un par de horas y la verdad es que lo agradecía. ¿Qué lo había hecho por él? ¡Los cojones de Pablo el costurero! Si hubiese sido así, no tendría que haber sido tan bestia, porque algo no podía negar y es que lo había disfrutado y bien. Se había descargado pero bien. Rompiéndole casi todas su extremidades... Hijo de puta.

Lo había dejado ahí, en el callejón, tirado, apoyado en la pared... recordando una y otra vez sus palabras antes de irse. Claro, el otro vampiro también se había largado, así que en esos momentos colmillitos sí que podía hablar como personas civilizadas, porque antes no, antes tenían que ser neandertales, sin palabras, solamente el puño hablaba. Gilipollas.

Pero, a pesar de todo, no sentía dolor. Siempre había tenido una pronta recuperación pero lo que le estaba sucediendo en ese momento, a esas horas de la noche le estaba dejando flipado. Vale, no podía mover el cuerpo, no sentía una mano, pero por lo demás, podía notar como, poco a poco sus huesos se soldaban entre si para poder volver a su estado original.

 

 

 

 

Sus cuatro patas se movían energéticamente dándole más velocidad al pasar los segundos. El paisaje pasaba veloz sin mucha nitidez. Solo un borrón que pronto caía en el olvido.

El joven lobo no estaba prestando atención a lo que posiblemente hubieran sido personas andando o a coches o incluso árboles. No, a él solamente le interesaba llegar lo más rápido a su quedada. Sabía que si no era puntual se enfadaría.

No pude evitar quedarse absorto por un par de ardillas y por eso ahora mismo estaba corriendo como alma que lleva el diablo. Pero eso, a él no le importaba lo más mínimo. Si su señoría esperaba, alguien acababa muerto, pero si él era el que llegaba tarde... era otro cantar.

La luz de la luna se infiltraba silenciosa entre los altos árboles que le ofrecían ahora al animal cobijo, haciendo así que ninguna mirada indiscreta pudiera captarle en la oscuridad. El animal se desenvolvía con naturalidad. Andaba y esquivaba todo aquello que se le podía en medio con total neutralidad.

Su pelaje rojo brillaba con la poca luz que podía atravesar el denso follaje. Sus ojos rojos escudriñaban con ahínco el lugar en donde se encontraba. El animal en silencio intentaba averiguar si se había equivocado de lugar, puesto que ahí no había nadie y él conocía perfectamente a la persona con la que había quedado, así que podía afirmar casi con los ojos cerrados o que se le había olvidado o que en verdad todavía no era hora. Esperaba que fuera la segunda opción porque sino ya se veía allí perdiendo el tiempo.

Levantó la vista y visualizó a la reina Luna, tan lejana y fría como todas las noches en las que se dejaba ver en todo su esplendor. Los árboles no le dejaban mucho espacio para poder admirarla bien, pero aún así no hacía falta. Muchas noches como aquella se pasaba observándola, sin hacer nada más, perdiendo el tiempo, recordando todo lo que había ocurrido hasta ahora.

De pronto escuchó un sonido casi imperceptible, incluso él lo hubiera pasado por alto sino estuviese acostumbrado. Y junto con aquellos pasos, su corazón empezó a bombardear y se reprendió mentalmente, cansado de su estúpido comportamiento. ¿Nunca iba a cambiar? ¡Por la Luna que ya llevaban más de veinte años! Pero no, qué va. Su maldito y asqueroso órgano no parecía que lo entendiese. Todavía recordaba las veces que, sin siquiera tocarse, él sonreía con prepotencia al escuchar el desbocado corazón de su acompañante. Ahí es cuando le quería partir la boca y no precisamente de un beso...

Un hombre entró en su campo de visión, tal y como siempre lo recordaría. Todavía no se hacía a la idea de que, aunque pase mil años, ellos seguirían igual que siempre. Sin una arruga. Ni signo de vejez... y ahí es cuando se deprimía al volver a su antiguo pensamiento. Somos unos anormales.

Una sonrisa de parte del recién llegado lo sacó de su pensamiento y en cuanto la vio, mostró sus dientes caninos, en un intento de sonrisa.

No me importa ser anormal...

 

 

 

 

 

 

Sus ojos azules escrutaron la oscuridad. Hacía frío, pero no le importaba. ¿Cuánto tiempo llevaba esperándoles? ¿Cuánto tendría que seguir ahí? No lo sabía. El horario siempre iba alternando, pero hoy era un día especial. Hoy era el día.

Era lo suficientemente pequeño para no entender lo que ocurría a su alrededor, pero lo que sí comprendía era ese sentimiento que crecía en su interior y que pedía ser satisfecho.

Él sabía que en esos días especiales su mamá junto con su papá se transformaban en animales. ¡Cómo le gustaba acariciar ese pelaje rojo! Se quedaba siempre dormido encima de su mamá aún cuando a su alrededor había un gran escándalo. Pero poco le importaba.

Pero parecía que en esa ocasión no iba a ser lo mismo.

Una fuerte punzada le hizo alzar la mirada y ahí, alta, expectante, estaba aquella esfera luminosa. El niño se encogió sobre sí mismo. Nunca reconocería delante de nadie que le daba miedo aquella bola que le hacía sentir de ese modo, como si tuviera que reverenciarla. Como si tuviera que estar siempre con la cabeza gacha en su presencia.

 

 

 

 

Empezó a correr con una sonrisa en los labios. Escuchó los gritos de su madre pero poco le importaba. Él lo había visto. ¡Por fin!

Abrió la puerta con prisa, casi cayéndose en el intento y salió al exterior al segundo. Allí estaba. Mojando todo. Por fin. ¡¡Lluvia!!

El pequeño se lanzó fuera de la casa notando como poco a poco las pequeñas gotas de agua iban rozándole primero los cabellos rubios, dejando caer gotas que resbalaban por toda su cara y se perdían por el cuello de la chaqueta que su madre le había obligado a poner. Pronto sintió como alguien se posicionaba a su lado. Miró hacia arriba sabiendo que era su padre y no se equivocó.

Éste le miraba con una sonrisa de oreja a oreja. Alargó una mano y se la puso en la cabeza. Le quitó algunos mechones de la frente que ya empezaban a quedarse allí por culpa de la humedad. Dentro del pequeño el sentimiento ya conocido que le hacia sentir su padre le obligó a alzar las manitas e intentar colgarse del cuello de su padre, pero éste era demasiado alto así que lo único que pudo hacer fue colgarse malamente de su pantalón que acabó en el suelo junto a Naruto. Minato al verse en calzoncillos empezó a reírse y casi se cae pierde el equilibrio de la risa al ver a su joven hijo mirándole desde su posición con toda la cara llena de barro.

-¿Qué os he dicho?-preguntó una voz femenina a sus espaldas.

Minato se giró un poco sabiendo que allí se encontraría a su compañera de por vida, con su largo pelo rojo que aún le llegaba a hipnotizar en muchas ocasiones. Ésta se encontraba en la entrada con una pequeña sonrisa, observando el cuadro que ambos le mostraban. Mojados y el más pequeño ya lleno de barro.

-Naruto, tú tendrías que estar dentro. Acabas de estar enfermo.

-No quielo-musitó el niño haciendo un pequeño puchero aún en el suelo.

-Entra ahora mismo antes de que cojas frío, enano.

-No-sonó ahora un poco más fuerte, aunque eso no quitaba el hecho de que se estaba agarrando a la pierna desnuda de su padre como si eso fuera a salvarle.

Kushina lo miró con los ojos entrecerrados.

-Naruto Namikaze Uzumaki como me hagas salir a fuera...

No acabó la frase, a sabiendas que eso le daría mucho más énfasis a su amenaza.

El pequeño Naruto miró a su padre pero éste solamente le devolvió la mirada, sin decir nada. Luego observó el paisaje. Éste se mostraba nublado, mojado, oscuro... ¡Tal y como a él le gustaba! ¡Era el día perfecto para jugar con sus padres en el barro! Y él tenía tantas ganas de pasar el día con ellos... Pero por culpa de un maldito resfriado... Lo más seguro es que ellos sí que se pusieran a restregarse en el barro, mientras él estaba en casa, aburrido, mirando por la ventana. ¡No era justo!

...A no ser que...

Minato y Kushina se sorprendieron al ver como su hijo se levantaba y se adentraba a la casa sin hacer más berrinche y eso... no era nada normal.

Ambos se miraron y al cabo de unos segundos se encogieron de hombros. Tal ver todavía está enfermo ese pensamiento cruzó sus mentes.

-Báñate y después ponte un pijama limpio, ¿si?-le ordenó su madre yendo detrás del niño. Éste solamente asintió-. Si necesitas ayuda...

-Soy maror-le cortó con un puchero.

Su madre le quitó con cariño un poco de barro que tenía en las mejillas y luego se las besó, provocando que una sonrisa apareciese en el rostro del más pequeño.

-Sí, lo sé.

Dicho eso, se fue por la puerta principal cerrándola después de ella.

Naruto se quedó observándola unos minutos más, oyendo como sus padres se transformaban y luego se iban corriendo, perdiéndose en el bosque y entonces le invadió el vacío.

Él siempre los acompañaba. No podía dejar de pensar que su madre lo había echo aposta para que no vaya con ellos, como si fuera un estorbo, como si ya no lo quisieran con ellos. Pero si ellos querían estar solos, Naruto también podía estarlo. Por eso había decidido “hacerle caso” a Kushina aunque precisamente no se fue arriba, donde se hallaba el cuarto de baño, no, se fue a la cocina donde había una puerta trasera que daba al jardín.

Con una sonrisa traviesa se lanzó al primer charco de barro que vio y empezó a saltar gritando de alegría. Se revolcó, se bañó en aquél barro, pero pronto se quedó quieto, mirando la puerta de su casa que yacía abierta, a la espera de que sus padres llegasen, porque, aunque ellos quisieran estar solos... él no.

 

 

 

 

Las cadenas se ceñían a sus muñecas impidiéndole el movimiento justo para poder rascarse la nariz. ¡Es que nadie en aquel maldito lugar podía rascársela, joder! ¡Maldita jaula, malditos los que le habían cogido! Pero sobre todo, ¡¡maldito Roberto y su estupidez de seguirle a todas partes!! Vale que habían quedado que eran hermanos, pero aún así... joder, que él siempre sabía que se estaban metiendo en la maldita boca del maldito lobo del maldito cuento de la capulla de Caperucita.

Lo último que llegaba a recordar era... era... ¡No recordaba absolutamente nada! Osea sí, vale, recordaba quién era y qué había hecho durante esos ocho años y tal, pero... ¿cómo había llegado hasta allí? No, qué va.

El ruido de una puerta abriéndose le hizo alzar los ojos y lamentó haberlo hecho. ¡Oh, no...!

 

 

 

 

 

 

Naruto abrió abruptamente los ojos. ¿Qué coño... ha sido... eso? Se preguntó de forma entrecortada.

Miró a su alrededor sin llegar a visualizar realmente nada. Intentaba ver entre tanta oscuridad algo que le dijese que ya había dejado de soñar. Que ahora sí que estaba en el mundo real.

Su corazón galopaba a velocidades insospechadas. Todavía podía sentir la lluvia en su rostro, el sentimiento de soledad, la caricia de su madre, el roce de las cadenas, el miedo, el pavor al observar quién se alzaba ante él... Todo había sido tan real. Incluso ese primer y estúpido sueño. Por un momento el rubio había llegado a pensar que ese lobo de pelaje rojo y ojos del mismo color era él, pero claro, menuda estupidez. Él seguía ahí, tirado, sin poder moverse, sintiendo las consecuencias de haber confiado el el cabrón de colmillitos y no haberse defendido. Porque, obviamente, lo podría haber hecho. Podría haberle pateado el culo hasta quedarse a gusto, pero ¡no! Su asquerosa y maldita conciencia no lo dejaba, además de que no podía dejar de analizar las facciones de su agresor que, aunque poco le mostraba, algo le decía y ese algo, le hacía replantearse muchas cosas.

Y es que cada vez que cerraba los ojos podía verle, allí, delante, mirándole a los ojos, intentando comunicarse con él casi con una desesperación palpante, como si le estuviera explicando porque de sus acciones...

¡Qué poco le importaban ahora!

En ese momento lo que más le preocupaba, a parte de sus sueños, era la maldita hora en la que se encontraba. Ya podía ver un poco de luz... bueno, bastante luz. Y eso le hacía preguntarse cuánto tiempo había pasado desde que había vuelto a caer inconsciente.

Analizó su cuerpo y vio que la mitad de sus heridas superficiales ya no estaban y las internas ni siquiera las sentía. Eso le sorprendió a la vez que le asustó. ¿Qué tipo de monstruo era?

Sin parar mucho tiempo en ese pensamiento, intentó mover un brazo como prueba y ver si éste le producía algún dolor o algo, dado que todavía recordaba como el muy... colmillitos se lo había roto. Una mueca se hizo presente en su rostro al instante. No, no le dolía, pero era... extraño. Como si su propio cuerpo le estuviera advirtiendo que su pronta recuperación en el fondo le hacía más mal que bien.

Un poco más animado, dentro de lo que cabía, intentó mover ahora una pierna. Volvió ese sentimiento de incomodidad pero nada más. Así que, ya mucho más “tranquilo” comenzó a mover cada una de sus extremidades hasta sentirse capaz de moverse ya con libertad, sin sentir ningún sentimiento extraño ni nada por el estilo.

Después de dos intentos, se consiguió levantar y mantenerse en el sitio sin necesidad de apoyo. Más tarde, con toda la calma del mundo, metió su mano en el bolsillo del pantalón y sacó el móvil. Apretó una tecla y la pantalla se iluminó informándole que estaba muerto.

¡41 llamadas tanto de Iruka como de Kakashi! Oh, madre, estaba muerto y enterrado. Ya podía ver su propia tumba. Ni siquiera sabía cuánto tiempo había transcurrido, pero ambos tutores le habían estado insistiendo tanto...

Un escalofrío le recorrió la columna al solo pensar...

No, lo mejor era no hacerlo.

Bajo un poco la lista para ver si tenía otras llamadas. Vio con asombro que Cris le había llamado diez veces, Sarai cinco y Cata cuatro, pero lo que le dejó de piedra fue el leer su nombre. Lo tuvo que leer por lo menos siete veces para que su mente pudiera comprenderlo.

Colmillitos.

Colmillitos.

Colmillitos.

“Tiene tres llamadas perdidas de Colmillitos a las...”

Tres.

Tres.

Tres llamadas.

Cuando se quiso dar cuenta tenía el aparato en la oreja. Esperó y esperó mientras el maldito cabrón no cogía el maldito teléfono(¿era una sensación o es que había estado repitiendo muchas veces maldito en su furo interno desde que se había levantado?) y la maldita espera no hizo más que avivar ese estúpido pensamiento que le decía una y otra vez “¿por qué demonios estás llamando al cabrón que te ha hecho esto, pero no a tus tutores?”. Tontamente Naruto se respondía con un “No quiero morir tan pronto”, pero en el fondo sabía para qué lo llamaba. Oh, sí, vaya que lo sabía.

¡Se iba a cargar al hijo de un mosquito!

De pronto dejó de dar tono, eso significaba que lo había cogido pero no sonó su voz, así que no podía estar muy seguro de ello.

Y contra más pasaba el tiempo más nervioso se ponía. ¿Por qué el maldito colmillitos no contestaba, joder? Y entonces, por arte de magia, cayó. Era tan sumamente... idiota.

-Se supone que tendrías que hablar para que el otro sepa que has contestado, cabrón-su voz sonó ronca, forzada incluso, no como él quería, que fuera enfadada, fría. ¿Es que nada le iba a salir bien últimamente?

-Chucho.

Ese simple susurro le hizo hervir de rabia.

¿Chucho? ¿Chucho? Mis pelotas, hijo de una sastre eunuco.

-¡Cabrón! ¡Ya estás viniendo aquí con una buena excusa por la paliza porque es que te juro que te mato, asqueroso vampiro! ¡Dracula engominado!-rugió, olvidándose de que tenía la garganta seca y como consecuencia, cuando dejó de gritar, empezó a toser.

-¿Dónde estás?

-¿Cómo qué dónde estoy, capullo? ¡Dónde tú, maldito, me dejaste!

Cuando acabó de hablar, escuchó el tono de desconexión. ¡Encima le colgaba! ¡¡Cabrón!!

Naruto intentó respirar con tranquilidad, pero sin mucho resultado.

Miró de nuevo el móvil pero en esta ocasión mirando...

...no...

…no podía...

…no podía ser...

Tenía que ser broma.

Sí, eso. Colmillitos antes de irse le cambió la fecha y la hora. Sí, claro. Es que...

Sí, claro, colmillitos ni siquiera sabe que tiene que hablar al contestar una asquerosa llamada pero sabe cambiar el horario, ¿no? Muy inteligente de tu parte, Naruto.

Vale.

Entonces... ¿había pasado un día tirado en ese callejón?

Ahora sí que estaba muerto. Si antes se le había cruzado por la mente algún que otro método que utilizarían sus tutores para acabar con él... joder...

Empezaba a hiperventilar. Sus nervios lo estaban matando y no podía dejar de pensar en que tenía que matar a cierto vampiro.

Y ¡oh, madre! ¡Kushina! ¿Cómo estaría ella? Era de conocimiento universal(o por lo menos Naruto pensaba que era así) que los licántropos jóvenes, cuando se alteraban en demasía, se transformaban y dejaban su parte racional en casita. ¿Y si eso es lo que había ocurrido? ¿Y si Iruka y Kakashi le habían estado llamando para que fuese de inmediato para calmarla? ¿Y si ahora ellos estaban muertos?

De pronto sintió esa especie de tirantez que únicamente había sentido una vez, el mismo día que colmillitos le había dado la paliza, cuando se encontraba junto a la cachorra. Sabía lo que eso significaba. Él estaba cerca, lo estaba llamando. Lo sentía por esa desagradable sensación que le insistía en moverse hacia el final del callejón para luego girar a la derecha y luego un poco más a delante, a la izquierda. Allí estaba. Tan cerca. Y, justo en ese momento, se encontraba tomando la esquina que le llevaría justamente a la callejuela donde Naruto se encontraba.

No movió ni un solo músculo al verle, ni siquiera cuando el recién llegado lo evaluó con la mirada y arqueó la ceja al verle de pie, ileso. Incluso pasó por alto ese estúpido sentimiento que tenía de agachar dócilmente la cabeza.

Sasuke se posicionó en la pared contraria al rubio, observándole.

-¿Has pasado por la casa de mis tutores?-preguntó, de pronto, el Uzumaki.

El vampiro volvió a arquear las cejas por la extraña pregunta.

Naruto al ver que no tenía ni la mínima intención de contestarle, se exasperó.

-Solamente quiero que me digas si Kushina está bien.

-Sí.

Nada más escuchar esa escueta respuesta, sintió como sus pulmones se llenaban de nuevo de aire, como su respiración volvía a la normalidad y como su corazón aminoraba la marcha.

Menos mal...

-¿Me puedes explicar por qué coño me diste la paliza de mi vida, cabrón?-rugió, ahora ya repuesto.

Sasuke se limitó a encogerse de hombros.

Eso enfureció más al rubio.

Ni siquiera lo pensó. Ni siquiera lo vio venir y ya estaba encima del vampiro, intentando hacerle el máximo daño posible.

Sasuke intentó defenderse con una patada directa a su estómago, pero Naruto fue más veloz y le cogió del tobillo y, concentrando toda la fuerza que le fue capaz en ese momento, lo estampó en la pared. Una sonrisa de suficiencia estaba por florecer en su rostro cuando una mano blanquecina apareció de no sé dónde y se estampó en su mandíbula con tanta fuerza que le hizo chocar contra la pared contraria y con ese golpe, su cabeza se golpeó con el muro, provocándole un fuerte mareo.

Pronto sintió como le cogían de la solapa de la camisa para hacerle volar de nuevo(había llegado a la conclusión de que el colmillitos quería transformarse del todo en un puto murciélago, y estaba probando con él la técnica), pero de un rápido movimiento Naruto se zafó y sin saber muy qué hacer se lanzó al cuello del contrario y le clavó con todas sus fuerzas los dientes, intentando arrancarle el trozo.

De pronto se quedó helado, al igual que el vampiro.

Sintió como un líquido espeso le invadía la boca. Casi por inercia, su lengua empezó a degustarlo y enseguida se alejó de la procedencia de aquél asqueroso líquido. Era la cosa más repugnante que había probado en su vida. Intentó escupirla al reaccionar del todo. Al saber que lo que tenía en su boca no era nada más ni nada menos que la sangre de aquél asqueroso mosquito. Pero sin percatarse, se tragó un poco.

Al instante se sintió mareado e intentó llegar a la dura pared que había a su espalda(si mal no recordaba) para poder tener un soporte seguro. Su mente daba vueltas igual que su vista. De pronto todo volvió a ser negro, pero aún así sentí todo lo que su cuerpo le quería transmitir. Todo lo que aquél asqueroso líquido espeso le estaba haciendo sentir en esos momentos.

Y un grito irrumpió ese silencio que se había instalado entre los dos. Un grito desgarrador.

Sasuke no tenía ni idea de lo qué hacer. La verdad es que sí que lo sabía. Nada. No se podía hacer absolutamente nada.

De todos era sabido que la sangre de un vampiro era mortal para un licántropo así como la de un hombre lobo lo era para los de su especie. Solamente podía observar como, poco a poco, la mirada vacía del rubio se volvía opaca y como su respiración se iba calmando, dejando escapar de vez en cuando algún que otro gemido adolorido por el dolor que tendría que estar sufriendo en ese momento.

Bueno, no había sido culpa suya, así que él se podía ir sin tener que hacer nada ni avisar a nadie. Total, en algún momento tendría que hacer aparición algún humano y lo vería ahí tirado, ¿verdad?

Notas finales:

Antes que nada: ¡Publicidad! 

He publicado un nuevo fic de Naruto(obviamente... por ahora xD) Placer y Dolor. Trata sobre como es la vida de un adicto al sexo como es el pobre y joven Naruto y la "amistad" que surge con Sasuke o algo por el estilo. He hecho un mal resumen, en verdad no va por ahí los tiros pero bueno. Entrar y leed. Por ahora only llevo un capítulo así que será rápido xD ¡Comentad si entráis! Bueno, si queréis xD no os obligo a nada ^^

Bueno, ¿qué les pareció? no espero recibir muchos comentarios, dado que estamos en época de exámenes o por lo menos yo lo estoy TT__TT pero espero que alguien lo lea a su tiempo y me pueda decir errores o puntos a favor de este capítulo ^^ 

No quería cortarlo en ese momento, pero no tengo más tiempo, tengo un poco más escrito, pero qué va. No vale ni la pena ponerlo.

El próximo capítulo se titulará:

Las fantásticas ideas de Sarai. Día 6(parte II)

Pongo solamente día 6 porque el día 5 ya se ha contado en este capítulo, que vuelvo a decir, espero que haya sido de su gusto ^^

*Petonets*

PD1: Intentaré actualizar lo más rápido que pueda.

PD2: Ya tengo casi todos lo comentarios contestados!! Sí quieren, pasen a verlos!!

 


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