Cap 4: Negocia con un Uchiha y saldrás escaldado
Vale, Naruto, despierta porque sabes que en verdad no está aquí. Por muy real que parezca... por mucho que te taladren esos ojos oscuros, no existe. Te estás volviendo loco, así que chico, mejor acéptalo, coge tu portátil y lárgate de allí antes de que te imagines el gato con botas perseguido por el monstruo de las galletas...
Mientras Naruto pensaba, cogió el ordenador y se fue de la habitación ignorando completamente a la ilusión que se encontraba recostada en su librería con porte indiferente.
El rubio iba a salir del piso pero algo le decía que aquella “visión” era real y es que tenía más que una prueba para creer en ello. Primero, el olor no se iba ni queriendo. Éste estaba impregnado en cada rincón de su bonito apartamento. Segundo, todavía podía sentir la presencia del vampiro en su habitación, aunque ésta no era para nada amenazante, lo que significaba que si de verdad estaba allí, no era para luchar. De todos era sabido, o por lo menos lo sabía Naruto gracias a las explicaciones de sus tutores, que un vampiro, cuando ansiaba matar o lucha, su aura lo avisaría, para que se fuera preparando para la batalla inminente, pero cuando no era así podía significar;
a)El aroma de Naruto había pasado desapercibido para el vampiro.
b)El chupasangre pasaba olímpicamente de él.
Nervioso, Naruto decidió volver a su habitación y hacer desaparecer la ilusión aunque sea a golpes.
Al entrar, el vampiro le lanzó una mirada gélida que ni inmuto al rubio, el cual se plateó mucho lo que iba a hacer a continuación, pero es que él, Naruto Uzumaki, no podía permitir que un mal oliente ser entrase en su piso sin ni siquiera avisar, así que se adelantó, siendo vigilado ante la atenta mirada del vampiro quien no pestañeaba y seguía los movimientos del rubio como si fuera una amenaza. Eso le frustró bastante a Naruto. Para ser una fantasía era mucho más real que las anteriores...
Sin dejar de observarse, levantó el portátil con precisión y lo estampó en la cabeza de la “fantasía”, casi sin hacer fuerza dado que le había costado un riñón y no era plan romperlo.
Oh, mierda...
¿Por qué sigue aquí?
Tendría que haber hecho puff y esfumarse...
Pero no, no ocurrió nada de eso. Sino que el vampiro ahora se encontraba bajo el portátil, con los puños cerrados y la boca apretada, un inequívoco signo de enfado. Y Naruto no hacía más que ponerse nervioso. Una cosa era golpear a un vampiro en defensa propia y otra muy distinta porque pensabas que era una ilusión.
Aunque el nerviosismo se le quitó rápido cuando recordó que estaba en SU departamento sin SU permiso, así que poco le importaba si le había golpeado por una tontería. Se lo merecía. Pero ahora venía lo más importante...
¿Qué demonios está haciendo aquí este asqueroso mosquito?
Naruto retrocedió, llevándose el portátil al pecho al ver que el vampiro se enderezaba, a la vez que relajaba sus manos y las dejaba a ambos lados de su cuerpo. Pero aún así, seguía con los labios apretados y el rubio entendía el porqué. El aroma corporal del contrario les daban arcadas a ambos, pero Naruto estaba seguro que no tantas como a él, ya que su aroma era casi humano, sólo había un pequeño resquicio de lo que solía ser antaño. Cosa que pasaba desapercibido de todos, menos de los perros, como bien era sabido.
Y ahora ver a aquel ser apretando los labios le daba a entender que, parecía ser, el olor de Naruto era demasiado fuerte y le preocupaba porque si había atraído a...
-¿Cómo te atreves a golpearme con un portátil?-habló por primera vez el vampiro, casi sin mover los labios. Su voz parecía el siseo de una serpiente, lo que provocó que Naruto lo odiase todavía más y mira que todavía no le había hecho nada, pero no pudo evitar mirarle con un odio infinito.
Ambos se quedaron observándose, sin pestañear, esperando alguna acción del contrario que diera a entender que la lucha se daba por comenzada pero no hubo nada, solo un silencio tenso que se podía cortar con un cuchillo.
-¿Quién te ha dado el permiso de entrar en MI departamento?-inquirió con odio Naruto.
-No necesito esa cosa, rottweiler. Hago lo que quiera cuando quiera-sonrió de forma petulante.
Al rubio no le quedaban dudas. Si no le mataba en ese preciso instante, no podría dormir por las noches pensando en que tendría que haberlo hecho.
Lo sentía mucho por Kakashi que le esperaba a fuera, pero tardaría unos... ¿dos segundos? Estaba claro que él ganaría y que saldría sin ninguna herida. La última vez sólo le había llegado a dar porque le había pillado pensando en otra cosa, así que no se contaba.
-No he venido aquí para pelear, rottweiler, así olvida tus ansias asesinas-seguía sin mover demasiado los labios.
-Yo hago lo que me da la gana-resopló el rubio-. ¿Para qué más vienes a mi casa si no es para que te mate? De todos es sabido que las sabandijas como vosotros no estáis vivos, así que no te tiene que doler en demasía. Y si vienes para vengarte por lo que hice a tu amiguito, tengo que decir en mi defensa que empezó él.
-Mira, chihuahua, se me está acabando la poca paciencia que me queda desde que me has golpeado sin venir a cuento.
-¿Te parece poco que hayas invadido mi privacidad?
-¿Privacidad? ¿Un perro como tú? No tienes el derecho de tener tal cosa.
-Soy humano.
-No hueles como tal-gruñó el vampiro.
Naruto y el “mosquito”(como le llamaba en su fuero interior el rubio) iniciaron de nuevo una lucha silenciosa, donde el único arma son los ojos, pero el rubio se cansó de ésto y, dejando el portátil encima de su cama, se precipitó de nuevo hacia el vampiro, arremetiendo con todas sus fuerzas.
El chupasangre, anticipando su acción, se apartó y se posicionó detrás del chucho para cogerle de la camisa y estamparle con fuerza en la pared. Naruto, utilizando gran parte de su fuerza se impulsó hacia atrás, obligando al vampiro que se fuera con él, permitiéndole así que se pudiera dar la vuelta para quedar cara a cara. El azabache no perdió ni un segundo en pensar que era lo qué tenía que hacer a continuación, sino que volvió a coger a Naruto, solo que estaba vez por el cuello y lo estampó con agresividad.
El rubio abrió la boca por la sorpresa y el dolor al sentirse empotrado contra una pared que en ese momento se hallaba desquebrajada por la fuerza que habían utilizado contra ella.
¡Joder que hasta le dolía respirar!
Tosió un poco, a la vez que una indeseada mueca de dolor cruzaba su rostro. El vampiro sonrió con superioridad.
-Así que sientes dolor...-murmuró, aún con su sonrisita de ser inalcanzable-. Si eres un chucho pulgoso no tendrías que sentir nada. Ellos sólo sienten las ansias de devorar a las personas y de obedecer a una raza tan superior como la nuestra.
Aún con el escaso oxigeno que le llegaba al cerebro, Naruto empezó a reír de forma descontrolada y desequilibrada. Parecía un loco metido en una jaula y la verdad es así como se sentía.
-¿Raza superior?-preguntó con burla con voz ahogada-. No me hagas reír, que lo único que tenéis de superior es vuestro ego.
El agarre se intensificó, obligando a Naruto a morderse el labio para no soltar ninguna queja por el dolor provocado. No podía deshacerse de él. Su brazo herido estaba dormido y no lo sentía y el otro, con la fuerza del golpe, había quedado un poco inútil, así que llevaba el as de perder.
Ahora sería el momento de que Kakashi se hartase de esperar y viniese, pero tampoco quiero que suba porque... ¿y si le pasa algo? ¿y si no puede con él?
Naruto estaba tan metido en sus pensamientos que ni se percató de que el vampiro le soltó. Volvió a la realidad al sentir sus rodillas en el suelo. Apretó como pudo los puños, intentando en vano que el temblor de todo su cuerpo cesase. No quería que el vampiro notase que le dolía. No quería que viese que, justo en ese momento, le tenía...miedo.
Por su parte, el vampiro se había alejado un poco del rubio y lo observaba desde la puerta. Sonreía con suficiencia al ver el temblor del chico. Mucho ladrar, pero poco morder pensaba con burla. No iba a negar que le había sorprendido al principio cuando pasó olímpicamente de él y que luego al volver le acariciase(porque el vampiro no había sentido ni una pizca de dolor) con el ordenador. Se le había pasado por la mente que aquél ser, ni humano ni licántropo, aunque oliese como tal(y más su casa, que apestaba con su olor con una mezcla de otro animal...puaj, asqueroso), pudiese ser peligroso para su integridad, pero verlo así, de rodillas, intentando parar el temblor que su cuerpo se negaba a parar, le vio tal y como era: un ser más que patético. ¿Y era él el que se atrevía a meterse con los vampiros? Por favor, que imbécil.
-Si quisiera ahora mismo ya estarías muerto-se jactó el chupasangre.
Naruto vio la verdad en sus palabras. Él estaba vivo por el capricho de ese ser asqueroso y lo sabía. En esos momentos estaba tan débil que hasta un bebé vampiro podría con él. ¡Y todo por la maldita herida! Pero aún así, al rubio le extrañaba que estuviera tan sumamente débil...
-Como he dicho antes, no he venido para luchar-habló el vampiro-. Me aburre jugar con niños como tú. He venido a hablar.
Naruto se levantó ignorando a... ¿cómo era que se llamaba? Bah, para él siempre sería un colmillitos. Se dirigió hacia su cama donde tenía el ordenador, lo cogió y se fue por la puerta, sintiendo los ojos clavados en su espalda, analizando cada movimiento dado.
-Estás huyendo-afirmó con burla-. Con el rabo entre las piernas, digno perro.
-Bueno, por lo menos yo tengo rabo-respondió Naruto con una sonrisa divertida-. Dudo que alguien como tú lo tenga, con esa cara de niña...
Le dio el tiempo justo para apartar el portátil de en medio, porque sino hubiese sido siendo sólo piezas inútiles.
Y ahí estaba de nuevo, estampado en la pared, aunque en esta ocasión en medio del pasillo, con el ordenador agarrado con las yemas de los dedos, intentando que no se le cayese del todo. Colmillitos le había dado un fuerte puñetazo en el estómago, quitándole el aire de sus pulmones.
Joder, con el vampiro de los cojones, que se enfada con cualquier chorrada... Me va a romper las costillas como siga así.
-No intentes cabrearme, chihuahua, porque el que va acabar mal vas a ser tú-sonrió con mofa-. Y Henry diciéndome que era una locura venir a verte. Inútil. Aunque todavía me pregunto cómo demonios pudiste contra él, si eres más débil que una mota de polvo. Por tu culpa han muerto tres personas-Naruto le miró sin entender-. Oh, pensaba que sabías que, para que un vampiro se cure con más velocidad, tiene que beber sangre fresca. También podríamos haber esperado para que se curase con naturalidad, pero ¿qué hay de divertido en eso?
Naruto lo miró con odio y rabia. Por eso odiaba a esos asquerosos vampiros. Se pensaban los reyes del mundo, que podían hacer lo que quisiesen cuando quisiesen y con quién fuese. Y lo que es todavía peor, le estaba echando la culpa de que los muy malvados(por no faltar el respeto a nadie más de lo necesario) hubiesen matado a tres personas sólo porque “no es divertido entonces”.
Colmillitos siguió observando a Naruto, quien se había levantado a duras penas y ahora mantenía la mirada fija en el vampiro.
Tienes que ser un hombre lobo, porque si no, ¿qué hay de la marcas de las mejillas? Pensaba el vampiro observando atentamente al rubio.
-¿A qué has venido?-inquirió indiferente Naruto.
-Ya lo he dicho. A hablar, pero veo que, como buen chihuahua, no tienes modales.
-Soy humano.
-Sí, lo que tú digas-gruñó el colmillitos-. Venía con la idea de hacer un trato contigo, pensando, pobre de mi, que eras fuerte. Pero, visto lo visto, y como últimamente estoy muy aburrido, te ordeno que intentes hacerme cambiar de opinión en una semana para que no te mate-Naruto le miró entre anonadado y curioso por sus palabras-. Claro, a ti y a tus amiguitos y al hombre ese que te ha acompañado hasta aquí.
Al escuchar eso, se tensó.
¿Le había estado siguiendo sin que se diese cuenta? ¿Las “fantasías” que había estado teniendo habían sido ciertas? ¿Colmillitos le había estado vigilando todo este tiempo y él ni siquiera se había dado cuenta? ¿De verdad era tan débil?
...No, imposible. Puede que Naruto sí que fuese débil, pero no Iruka y Kakashi. Ellos se hubiesen dado cuenta... ¿no?
-¿Qué tengo que hacer?-preguntó indeciso el rubio, aún pensando en que todo lo que le había dicho era mentira... pero, ¿y si era cierto? ¿y si mataba a todas las personas que él quería? ¿se quedaría de nuevo solo, sin nadie a su lado? No, eso sí que no.
Lo tenía decidido. Le seguiría un poco el rollo y cuando menos se lo esperase... ¡Zas! Muerte al canto.
-Demostrarme que es lo que te hace tan humano-sonrió-. Porque yo no lo veo, aparte de que eres más débil que un chucho normal. Si me lo haces ver, no le diré a nadie de tu existencia. Podrás seguir como hasta el momento, tener chihuahuitos con tu perrita y colorín colorado este cuento se ha acabado.
-¿Qué ganas tú en todo esto?
-Diversión, ya lo he dicho. Últimamente los humanos se dejan atrapar con demasiada facilidad. Todo es muy aburrido. Los chuchos me obedecen, los vampiros me obedecen... tú eres el único que no me ha obedecido, así que supongo que por eso creo que me puedo divertir contigo, chihuahua.
-¿Y si digo que acepto?
-Mañana en tu universidad a las 9:00-respondió con su sonrisa petulante a la vez que se esfumaba en un parpadeo sin dejar replicar al rubio.
Naruto se quedó observando el espacio que hacia unos segundos había sido ocupado por el colmillitos, preguntándose si estaba haciendo bien en aceptar la propuesta(por no decir amenaza) del vampiro. Pero claro, si se le curaba de una vez el brazo, seguiría como siempre, igual de fuerte y capaz que antes. No sería el débil que acababa de enfrentarse con el mosquito ese horripilante. Y también estaba el entrenamiento especial que le había dicho Iruka y Kakashi...
¡Kakashi!
¡Le estaba esperando a bajo y ahora no sería un buen momento para que apareciese!
Naruto se arregló lo mejor que pudo la ropa, se miró en el espejo del cuarto de baño y, dando el visto bueno, salió del apartamento. No le contaría a nadie lo que acababa de suceder. Él acabaría con ese problema a su manera y no quería que nadie interfiriese en su camino.
-¿Qué ha pasado que has tardado tanto?-preguntó nada más verlo Kakashi, quien parecía preocupado.
-Me han llamado por teléfono y no podía ignorarlo-explicó Naruto con una seriedad que nadie le hubiese dicho que estaba mintiendo.
Sin decir más, se dirigieron al piso que desde ese momento seria su casa.
Al llegar, Iruka ya le estaba esperando en la habitación especial, donde siempre practicaba cualquier movimiento. Estaba lleno de espejos para que se pudiese ver desde cualquier punto de la habitación. Naruto estaba seguro que más de una vez, esa habitación había sido mancillada por la pareja de conejos que tenía por tutores.
Ignorando el hecho de que estaba cansado, entrenó e hizo todo lo que le pedían, aunque se sentía tan débil que se sorprendía. Incluso había ejercicios de los más básicos que no le salían para nada. Asustado por eso, se lo preguntó a Iruka que también estaba preocupado por lo que veía.
-No, esto no tiene nada que ver con la herida-informó la voz de Kakashi desde la puerta.
-¿Entonces?-preguntaron al unísono, mirando con intriga al recién llegado.
Éste sólo mostró un pequeño calendario. Iruka asintió, dando a entender que ya entendía lo que pasaba. En cambio Naruto seguía tan perdido como en un principio, pero ahora miraba el pequeño calendario como si tuviera la culpa de su ignorancia.
-¿Qué?-preguntó y le dio rabia al sentir que se lo preguntaba más al maldito calendario que a sus tutores-. ¿Qué es lo que me pasa?
-Dentro de tres días hay luna llena, Naruto-informó indiferente Kakashi.
Oh, no.