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¡Soy humano! por Enea

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Notas del capitulo:

Holaaaaaa!!!!

Cuanto tiempo sin escribir por aquí!!! ¡Al fin soy libre! Me fueron muy bien los exmámenes aunque por ahora no sé si apreové o no, crucemos los dedos todas juntas para que sea así ^^

Bueno, como prometí, este capítulo es más largo!! y se lo dedico especialmente a yuuki5862, Leizt,  YaMi_UchiHab30;shiroganeb30; que me han estado siguiendo desde el primer capítulo y me han comentado casi todos ^^ y sus comentarios me han dado fuerza para seguir escribiendo aún cuando no tenía ganas de hacerlo ^^ y también se lo dedico a  yume senpai que se ha molestado en pasarse por aquí ^^

Tambien se lo dedico a las personas que me han estado siguiendo desde el principio aun sin pronunciarse.

Pero sobre todo a  yuuki5862 que siempre me anima en cada capítulo

 

Cap 5: Semana se dice pronto... ahora, vivirla... Día 1

 

El despertador había sonado hacia tiempo, pero el rubio lo ignoró, siguiendo con el sueño que le habían cortado sin ninguna justificación. ¿Por qué había puesto el despertador tan temprano si no tenía clases hasta las cuatro? Ahora tendría que inventarse el final del sueño... con lo bonito e interesante que le estaba quedando...

Oh, mierda.

Naruto se puso en pie en un segundo, pero fue tal su velocidad que se enrolló con las sábanas y se cayó de bruces en el suelo, incapaz de detener la caída ya que aún estaba demasiado atontado. Aún así, se levantó tan rápido como se había caído.

¡Se le había olvidado el gran problema que tenía que solucionar!

Se duchó y vistió en un suspiro. No tenía ni idea de los planes de colmillitos, pero de algo estaba seguro; no se iba dejar pisotear.

Ya conocía la causa de su(asquerosa, odiosa, indeseada) debilidad: la luna y también sabía que era algo pasajero, dentro de cuatro días estaría como una rosa o eso le gustaba pensar.

Tanto Iruka como Kakashi le había parecido raro los efectos secundarios de la luna llena, y para qué mentir a Naruto también, dado que según su experiencia en los días de luna o tenía un humor de perros o estaba muy feliz. Luego venía el asqueroso dolor de cabeza, pero esa era algo posterior. Nunca sus fuerzas habían menguado o algo por el estilo. Por ese motivo, temiendo que sea producto por el reciente acercamiento con los vampiros(y porque Iruka y Kakashi no sabían que había más que un “leve” acercamiento, porque sino hubiesen puesto el grito en el cielo), Kakshi decidió ir a un sitio para investigar. Naruto no sabía dónde dado que ambos tutores guardaban con recelo sus secretos. La verdad es que muy poco o nada sabía de ellos en realidad, pero tampoco importaba demasiado. Los quería y ellos a él, eso era lo importante según el rubio.

Cuando llegó a la universidad eran las nueve en punto. No quería ser tan puntual, para que el colmillitos no se creyese que le tenía miedo, pero tampoco quería morir joven. También es que había contado con que Iruka le pidiese una explicación del por qué estaba tan temprano levantado y para que iba a la universidad pero se equivocó. No había ni rastro ni de él ni de Kakashi. Solo encontró una nota que decía;

 

“Estamos investigando. Hazte la comida y estudia. No habrá entrenamiento hasta que averigüemos qué ocurre

Iruka y Kakashi”

 

¿No habría entrenamiento? Joder, ahora sí que se sentía débil.

Naruto se plantó en la puerta de su edificio. Colmillitos no había especificado ninguna zona de la amplia universidad, así que dio por supuesto que quería decir allí, porque si no, tendría que buscarlo porque Naruto no se movería ni un centímetro de su terreno. Y se podía dar prisita el vampirito, porque no pensaba esperar ni veinte minutos a su llegada. Que él se pensase el rey del mundo no significaba que lo fuera.

No llevaba ni cinco cuando, aburrido, se adentró al interior y se perdió entre las estanterías repletas de libros antiguos de la biblioteca.

Le encantaba estar entre libros, aunque no se consideraba una rata de biblioteca ni mucho menos. Jamás había tocado algún libro y mira que Kakashi insistía, pero nunca vio lo atrayente del mundo de las letras hasta que entró en la universidad. Pocas veces estaba sin un libro en las manos y contra más antiguo mejor.

Lo cierto era que le encantaba la historia y hubiese estudiado eso pero no se veía en un museo o dando clases a alumnos que poco o nada le interesaba lo que estaba tratando de explicarle. Tampoco es que con filosofía pudiese ser algo distinto... pero era por estudiar, por hacer algo. Tenía claro que no iba a ser la única carrera que estudiase... últimamente se estaba planteando dejar filosofía para meterse de lleno en las leyes y convertirse en abogado, pero no lo tenía del todo claro. Tendría que hablar con Iruka y Kakashi para que le dieran su consejo, aunque estaba seguro que le apoyarían en todo lo que él decidiese. Siempre había sido así, aún cuando se estaba planteando estudiar matemáticas y todo el mundo sabía que no se le daban nada bien(por no decir que era el peor de su clase, pero Naruto se lo tomó como un reto y tenía que sacarse esa carrera para demostrarle a todos que podía con lo que fuese, sea lo que sea).

Fue tocando los libros con tal delicadeza que pareciese que los estaba acariciando. Llegó a la estantería que estaba buscando cogió el libro de Nietzche y se sentó, a la vez que miraba la hora. Y cuarto. Cinco minutos más y se largaba.

Empezó la lectura y sin percatarse, esos cinco minutos se convirtieron en diez, en veinte, en cuarenta... hasta que levantó la vista y vio horrorizado que eran las doce y media pasadas.

Se levantó, sorprendido. Se había enfrascado tanto en su lectura que ni siquiera había notado el paso del tiempo. Dejó el libro en su sitio y se dispuso a salir para dirigirse al departamento para comer y volver a las clases.

Miró a su alrededor cuando ya estaba en la puerta, por si algún comillitos estaba a la vista, pero no, no había ni un gato(algo en verdad insólito ya que en la UIB(Universidad de las Islas Baleares)siempre había algún gato en busca de comida).

Bueno, él había cumplido. Estaba en la universidad, ¿no? Así que el único que faltaba era el mismo que le había obligado ir. Y como encima viniese replicando porque no había ido, es que le mataba. Aún sin las fuerzas a cien por cien, Naruto lo mataba aunque fuera a cucharazos.

Se dirigió a la parada del bús y esperó paciente a que apareciera y la verdad es que no tuvo que esperar ni dos minutos(al contrario de todo lo que había estado esperando por un mal nacido con colmillos largos y afilados que no hacía más que meterse con él y creerse el mejor) cuando éste apareció.

-¿A dónde crees que vas, chihuahua?

Naruto se giró mostrando en su mirada un toque de enfado y de sorpresa, pero el vampiro lo ignoró, lo cogió de la camisa y le empujó para atrás, haciendo así que saliera del todo del autobús.

-¿Pero qué coño haces?-preguntó enfadado Naruto intentando zafarse del agarre.

-No te he dicho que te podías ir, chihuahua-siseó el vampiro apretando el brazo del rubio con tal fuerza que por poco Naruto deja escapar un grito de dolor, pero se mordió los labios.

Se escuchó como cerraban la puerta del autobús. El rubio cerró los ojos con pesar. Ya no podría escapar de ese…vampiro.

-Llegas tarde, así que ahora puedo hacer lo que yo quiera-rugió Naruto dándole un manotazo y separándose de él, yéndose camino para su edificio de nuevo.

-Yo te dije que a las nueve aquí, eso no significaba que yo estaría a esa hora.

Eso le hizo parar de andar para girarse y mirar al colmillitos… que por cierto todavía no se acordaba de su nombre, pero ¿para qué? Además, ¿ese asqueroso ser tenía nombre? ¿Aparte de colmillitos o mosquito o chupasangre o vampiro? No.

-Me estás queriendo decir que te he estado esperando todo este momento porque…

-Porque es lo que un chucho tiene que hacer-sonrió con su conocida prepotencia-. Un chucho tiene que esperar a su dueño todo el tiempo que éste desee-hubo una pausa donde el rubio se planteaba seriamente si merecía la pena hacer el esfuerzo de matar al monstruo que se alzaba delante de él-. Y por si, en el hipotético caso se te ocurre replicar, te dejaré claro algo: yo soy tu dueño, chihuahua.

Un sentimiento de furia se instaló en Naruto a la vez que miles de imágenes aparecían sin piedad en su mente. En ellas pudo ver a su padre sangrando, con una herida profunda en el antebrazo provocada por su “dueño” sin venir a cuento. En otra a su madre con el pelo quemado, ya que la dueña le daba envidia el color rojizo que éste tenía... las quemaduras que un día les hicieron por no llegar inmediatamente cuando fueron llamados...las profundas cicatrices que se provocaban ellos mismos cuando desobedecían a sus “amos”... Y, de nuevo, el charco rojo con sus cuerpos inertes en medio, mientras que dos pares de ojos negros los observaban con diversión, pero en esta ocasión escuchó su voz, aquella que solamente había escuchado una vez y que jamás se le olvidaría.

-Están muertos por tu culpa. Eres un monstruo y por ello debes morir.

Naruto se sentó en el suelo, exhausto, dejando escapar un jadeo. Hacia tiempo que no recordaba sus palabras. Aquellas que creía tan ciertas, pero que tanto miedo le daban.

En cierta forma, él era un monstruo. Por mucho que se empeñase a creer que era un humano, no lo era, para qué engañarse, era un licántropo, algo extraño, pero un hombre lobo al fin y al cabo. Toda la lucha que había estado llevando a acabo había sido en vano, porque llevaba perdiendo desde el principio. Sí, no se transformaba, sí, no tenía instinto animal, pero aún así no era humano. Los perros le reconocían como uno de ellos(algo que le exasperaba enormemente), tenía el olfato más desarrollado que cualquier humano, el oído, la vista... y, para acabar de poner la guinda en el pastel, atraía a los vampiros. Bueno, en cierta forma eso le hacía también humano, porque ellos se alimentaban de su sangre, así que ese punto no contaba. No para la mente de Naruto, por lo menos.

-Soy humano-musitó el rubio sin fuerza, agarrándose las rodillas con ambas manos y metiendo la cabeza entre ellas, olvidándose de dónde estaba y quién le acompañaba, mostrándose débil, tal y como se sentía en ese momento.

Ante eso, Sasuke se sorprendió. No podía entender qué era lo que había dicho para que el chucho reaccionase así, pero tampoco se lo iba a replicar. En verdad estaba disfrutando de lo que veía. Había observado los cambios de humor del chihuahua(que por cierto no tenía ni idea de cómo se llamaba, aunque no le importaba en absoluto. Sasuke pensaba que los licántropos eran bestias que no necesitaban nombres, ya que sería una perdida de tiempo llamarlos, cuando únicamente los tienes para azotarlos y pasar el rato) viendo como su rostros mostraba la rabia que poco a poco empezaba a menguar para ser substituida por un dolor tan profundo que Sasuke sintió curiosidad por saber qué estaba pensando. Aunque, como es normal, jamás lo admitiría. ¿Un ser superior teniendo curiosidad por lo que le pasaba a un ser tan asqueroso como un chucho? ¡Jamás!

Y, ahora, lo observaba desde arriba, escuchaba sus balbuceos que no hacía más que repetir una y otra vez “Soy humano, soy humano, soy humano”. Joder, que ser humano no molaba tanto, pensaba el vampiro. Aunque, si él fuese un licántropo también querría ser una persona, porque estaba claro que ningún hombre lobo podía aspirar a la perfección del vampiro.

De pronto, Naruto despertó de su ensoñación y se levantó, mirando desafiante al colmillitos.

-Yo no soy un licántropo-siseó-. Tampoco soy tu perro.

El vampiro lo observó sin ninguna expresión en su rostro.

-Tengo tu vida en mi mano, así que yo no iría contradiciéndome si sabes lo que te conviene.

-No acepto que me trates como un objeto. Si tanto quieres dominar, vete a por otro perro, vampiro-escupió Naruto como si fuera una serpiente echando su veneno, el cuál resbalaba en la piel del chupasangre.

-No tienes el poder para poner condiciones-comentó éste sentándose en un bordillo, mirando a los patos que había en la charca cerca de allí-. Lo único que puedes y tienes que hacer es hacerme cambiar de opinión respecto a tu muerte y por ahora lo estás empeorando, chihuahua.

Naruto suspiró, se sentó también en el bordillo, aunque alejado del colmillitos y también se quedó mirando a los patos.

Cuando se quedaba a comer en la universidad siempre iba a allí y les lanzaba trozos de pan o de lo que fuera. Le encantaba ver como éstos se peleaban entre ellos solo para llegar al tan ansiado manjar. Pero, extrañamente, en esa ocasión no se acercaron, al contrario, salieron corriendo(o nadando) en dirección contraria. Sorprendido ante esa reacción, miró al vampiro que estaba a su lado y lo comprendió enseguida. Éste desprendía un aura de oscuridad y de sed de sangre que daba escalofríos. Hasta él tuvo el impulso de salir corriendo, pero se contuvo.

Naruto se levantó y se dirigió a su edificio, dejando al vampiro con los patos. Sasuke se le quedó mirando, divertido por sus acciones. Se notaba a leguas que el chucho estaba nervioso. Su presencia le ponía así. Él mismo estaba sorprendido por sus sentimientos ya que no había pasado ni una hora con él y ya se lo estaba pasando bastante bien. La verdad es que era un cambio bastante agradable el cambiar de aires y que te desobedezcan. Ya estaba harto de que todo el mundo hiciese lo que él quisiera sin replicar y ver que ese chico rubio le desafiaba cada vez que tenía ocasión simplemente le divertía. Estaba más que claro que lo acabaría matando, ni siquiera llegaría a la semana... cuatro días a lo sumo... a lo mejor cinco si le apetecía, pero sabía que se iba aburrir en cualquier momento. Él siempre era así.

Suspiró pesadamente. Luego tendría que encontrar otro juguetito con el que divertirse. Aunque tendría un poco más de diversión matando al chihuahua y a sus amiguitos. O sí, a ellos también. Los había observado de lejos y la verdad es que eran muy apetecibles... y ya tenía planeado cómo hacerlo...

Pasados unos minutos, el chihuahua volvió a aparecer con un bocata en una mano y una lata roja en la otra. Sasuke no estaba muy puesto en lo que viene siendo la comida humana pero sabía a la perfección que esa lata era una coca cola. La había probado por pura curiosidad y la había devuelto al segundo. Ser vampiro te privaba de muchas cosas, como de comer. Tu cuerpo no admite algo que no sea sangre.

Naruto se sentó en el mismo sitio de antes, dejó la lata ya abierta y empezó a comer el bocata de queso que se había comprado. Ya era casi la hora de comer, así que tenía mucha hambre. Y menos mal que había ido en ese momento, porque era el último bocadillo que quedaba que él podía comer.

-Nunca he visto un perro comer queso-comentó con voz neutra el vampiro-. Siempre suelen comer carne cruda y cosas por el estilo.

Naruto lo miró con frialdad.

-Eso es lo que le echáis-siseó-. Me pregunto si alguna vez les habéis preguntado si le gusta la carne.

Sasuke no dijo nada, tan solo lo miró con cara de “somos demasiado perfectos para rebajarnos para hablar con chuchos apestosos”.

-Soy vegetariano-informó Naruto levantándose y metiéndose dentro del campo donde se hallaban los patos.

El rubio había estado observando como unos cuantos patos intentaban acercarse para pedirle comida, pero también sentían el peligro que emitía el vampiro que estaba a su lado. Así que, como decía el dicho, si Mahoma no va a la montaña, la montaña irá a Mahoma.

Una de las cosas que le encantaba de su condición y que además estaba orgulloso(pero aún así no se lo había dicho a nadie, ni siquiera a Iruka y Kakashi) era que entendía a los animales. No hablaba con ellos de la forma en la que lo hacía con las personas, pero podía entenderlos. Era algo extraño, ni él mismo podía explicarlo, pero ahí estaba el sentimiento que le mandaban los patos, ansiando un poquito de su bocadillo.

Al llegar a la altura del estanque, se sentó en la hierva y pronto fue rodeado por los animales. Otra de las cosas es que, en un principio, pocos animales le temían, puesto que le veían como otro animal, un poco más raro y con un olor diferente, pero un animal al fin y al cabo.

Sentía la mirada penetrante del vampiro, pero lo ignoró. No tenía ni idea de qué hacer con el vampiro... la verdad es que tampoco entendía esa extraña fijación porque le hiciese cambiar de idea, cuando todo el mundo sabía(o por lo menos Naruto lo hacía) que lo iba a matar antes de que fuera domingo. El aura que emanaba del vampiro lo afirmaba y eso le hacia ver al rubio lo poco que el colmillitos sabía de los licántropos. De verdad pensaba que no se enteraban de nada. ¿Tampoco sabía que eran primos lejanos? ¿Que una vez fueron uno? Lo dudaba, la verdad. Lo más seguro es que pensaran que eso era imposible ya que alguien tan “perfecto” y “espectacular” como los vampiros no podían haber sido uno con algo tan imperfecto como los licántropos.

Los patos estaban desesperados por pillar cacho. Incluso uno que ya había bautizado como Roto por su forma de gaznar, le había picoteado un poco el codo, pidiéndole un poco de queso. ¡Queso! Ya ni se conformaban con pan.

-¡Naruto!-se escuchó un grito en mitad del silencio(no literalmente ya que el ruido que hacían los patos lo envolvía).

El rubio se giró, buscando la persona que le había llamado. Vio al vampiro, quien le devolvió la mirada, pero no la sostuvo más de unos segundos, reanudando su búsqueda. Sabía quién era el que le llamaba. Su voz era más que reconocible, pero quería verlo. Podía habérselo imaginado y en cierta forma así quería que fuese porque no podía imaginarse lo que el colmillitos le haría a su amigo.

Pero no, allí estaba, rubio, alto, con unos relucientes ojos verdes... Cris, el que desde ese momento se ganaría el mote de “Imán de vampiros”, porque todas o casi todas las veces que se había topado con ése vampiro, él estaba presente.

Su reluciente sonrisa se ensanchó al ver como su amigo era asaltado por los patos que, al verlo distraído, decidieron atacar el último trozo de comida. Se adelantó con paso rápido y, sin percatarse de la presencia de Sasuke el cuál estaba observando cada uno de los cambios en las facciones de Naruto(ahora sí que sabía como se llamaba, aunque lo seguiría denominando chihuahua), se sentó en el muro mirando a su amigo.

Naruto dejó que los hambrientos animales devoraran su comida y se levantó dirigiéndose con el corazón en un puño a su amigo. Se había sentado a escasos centímetros del vampiro y éste no hacia más que sonreír de medio lado, como advirtiéndole que si daba un paso en falso, todo se iba a la mierda.

-Hola-saludó secamente. Sentía como su garganta estaba reseca, como su corazón iba tan rápido que parecía que no latía, sus manos empezaban a sudar, pero aún así su rostro no mostraba nada. No iba a darle la satisfacción a colmillitos para verle asustado... bueno, mejor dicho, aterrado que era como verdaderamente se sentía-. ¿Qué haces tan temprano aquí?

-¿No te acuerdas?-preguntó a su vez-. Te dije que tenía que hablar con el profesor de Metafísica por el asunto del examen pasado.

-Ah, es verdad.

-Siempre estás en las nubes, tío-rió Cris-. Espero que te hayas enterado que después de clase hemos quedado con las chicas para ir al cine y cenar por ahí.

Naruto se tensó. ¡Se había olvidado completamente!

Miró por el rabillo del ojo al vampiro y notó como su sonrisa se ensanchaba al ver el terror escrito en su mirada. ¡Lo estaba disfrutando el muy capullo! Y encima él no podía hacer nada porque Cris estaba en el medio y ya había tenido suerte una vez pero no se atrevía a probar una segunda...

-Mmm-fingió que estaba pensando un momento-. Lo siento, pero creo que no voy a poder ir.

-¿Por qué no?-sonó de pronto su voz provocando que la piel del rubio se pusiera de gallina-. Naruto.

Lo último lo soltó con burla y el Uzumaki supo en seguida que en verdad él había pensado chihuahua. Incluso Naruto prefería que le llamase así, por lo menos no le daban escalofríos al escucharlo y la sensación no era para nada agradable.

Cris se giró, sorprendido, encontrándose con el vampiro, quien lo ignoraba completamente ya que sólo miraba a Naruto, quien estaba como en trance pero sin mostrar expresión alguna. Dentro de él había una guerra entre la cordura y la desesperación y por ahora iba ganando la segunda. Pero no, tenía que mantener la calma.

Calma. Sí, eso, calma...

Y si tenía que mantenerla, ¿por qué estaba apunto de gritar?

En un acto reflejo se llevó la mano a la boca para que evitar que cualquier sonido saliese de ésta.

-Hola-saludó Cris al vampiro. Su amigo no se enteraba de nada de lo que el rubio estaba pasando-. No sabía que conocías a Naruto. ¿Eres su amigo?

-Mmm... más o menos-contestó el colmillitos, con una sonrisa traviesa-. Digamos que somos más que amigos.

Al escuchar ese “más”, Cris se giró tan rápido para mirar a Naruto que se hizo daño, pero lo ignoró.

-¿Cómo...?

Su rostro era un poema, pero el del rubio no se quedaba atrás. En cambio Sasuke sonreía divertido por la reacción de ambos. Cris estaba más que anonadado. Jamás se había imaginado que su mejor amigo fuera gay y no se lo haya dicho. Y no le importaba, la verdad, el hecho de que le gustasen otros tíos y tal, pero lo que le molestaba era que llevaban más de cinco años juntos y nunca se lo había comentado. Era como si no le tuviera confianza. Vale que todo el mundo tenía sus secretitos pero aún así Cris siempre le contaba todo a Naruto y ver que éste no lo hacía le dolía bastante.

Por otra parte Naruto... bueno, Naruto estaba en otro mundo, imaginándose miles y miles de formas de matar al vampiro de forma lenta y cruel, tan cruel que su muerte duraría más de un mes, con tortura a todas horas y sin probar bocado alguno.

Pero si se pensaba el asqueroso vampiro que Naruto no sabía jugar a su juego, estaba totalmente equivocado. Se había metido con quien no debía y él todavía no lo sabía.

-Más quisieras tú ser algo más-dijo “riéndose”, aparentando tranquilidad-. No es nada, Cris. Te dejas engañar con demasiada facilidad. Ya sabes que a mi me gustan las chicas-bueno, en cierto modo, pero a él le gustaba más auto proclamarse asexual-. Lo que pasa es que tengo que cuidar de él... cosa de mis tutores-puso los ojos en blanco, dando un toque de pesadez. Sasuke por su parte, se mantenía a la escucha, viendo como el rubio se desenvolvía de todo con una maestría tal que parecía que lo hiciese todos los días. Eso le sorprendía. No si ahora resulta que el chihuahua sirve para ser actor...pensó el vampiro-. Pero mantente alerta, él sí que es gay-Sasuke se tensó al escuchar esa afirmación y lo taladró con la mirada, intentando que se callase de una puñetera vez, pero eso sólo consiguió que Naruto sonriera más ampliamente y siguiera inventando cosas para dejarlo mal-, y no es de esos normales que si tu eres hetero te deja en paz, no. Tiene una fama que es para meterlo en la cárcel. Tienes que ir con un tapón por el culo porque en el momento menos esperado, te está violando. A mi ya me la ha intentado meter en dos ocasiones, pero que va. No soy tan fácil de pillar.

Naruto aguantó las ganas de carcajearse del vampiro cuando vio por el rabillo del ojo como crispaba los labios, intentando aguantar cualquier insulto que le viniese en mente, a la vez que apretaba con fuerza sus manos convirtiéndolas en puños y las posicionaba en ambas manos.

-Ahh-Cris estaba impresionado. Observaba con detenimiento al extraño que ahora miraba hacia los patos como si algo muy importante le hubiese llamado la atención-. ¿Cómo te llamas?

El vampiro tardó un poco en contestar pero cuando lo hizo, su tono era frío. Se notaba que estaba enfadado y Naruto sabía que tarde o temprano pagaría por lo que acababa de decir, pero aún así no se arrepentía de nada. Él se lo había buscado.

-Sasuke Uchiha.

-Encantado, soy Cristian Mas-se presentó-. Pero me puedes llamar Cris.

Sasuke volvió a mirar a los patos.

-¿Hasta cuándo le tienes que cuidar, Naruto?

-Él no me cuida-siseó el vampiro. ¡Lo que le faltaba! Que el chucho le cuidase-. Me estoy quedando en su casa, mientras acabo el año.

-Sí, es que es un alumno de intercambio y no tenía donde quedarse, y ya sabes como son mis tutores que siempre me meten en líos y no tenían otra cosa que hacer que encasquetarme a un alumno de otro país-interrumpió Naruto riéndose internamente-. Es de Turquía, aunque habla español perfectamente, como te has podido dar cuenta.

-Mmm, bueno-alargo la e a la vez que miraba a ambos chicos-, puedo notar que no os lleváis muy bien.

-¿Pero qué dices?-ironizó Naruto-. Imaginaciones tuyas, hombre.

-Sí, lo que tú digas-murmuró su amigo-. Ahora vengo, voy a hablar con el capullo ese y luego seguimos hablando. Hasta luego, Sasuke.

El vampiro lo ignoró. Naruto le sonrió y le siguió con la mirada hasta que se perdió. Sabía que ahora llegaría la hora de pagar, pero aún así no se arrepentía, aún si era brutalmente golpeado era consciente de que lo volvería a hacer si la oportunidad se diese. Le había encantado ver como el vampiro intentaba controlar las ganas de matarlo.

De pronto sintió como era jalado por la camiseta que llevaba hasta encontrarse a escasos centímetros del rostro del vampiro. Eso provocó que el olor corporal del colmillitos le inundara el olfato, dándole arcadas. Era putrefacto y a la vez con un ligero toque a flores. Eso le gustaba, pero el olor a sangre humana era más fuerte, lo que le provocaba un vuelco en el estómago. Y también sintió rabia. Estar tan cerca de un vampiro le recordaba a sus padres... pero aún así, sintió mucho más rabia consigo mismo cuando se percató de que, aún después del inmenso odio que le profesaba, éste no era lo suficientemente grande para no fijarse en el perfecto rostro que tenía a escasos centímetros. Esa mirada afilada, tan oscura como una noche sin estrellas ni luna, esas pestañas tan largas y perfectas para un hombre... esos labios carnosos... rosados... carnosos... Pero en su interior están los colmillos que llevan a la muerte miles y miles de vidas. Con ese pensamiento, Naruto despertó de su ensoñación y volvió a adoptar su máscara de odio.

Por su parte, Sasuke se había quedado helado al ver tan de cerca al licántropo. Jamás había estado con otra persona tan cerca. Estaba invadiendo su espacio personal, pero aún así no le importaba. ¿Por qué? Ni idea, pero algo le instaba a no separarse del rubio y tampoco entendía el por qué le hizo caso a aquella voz que le obligaba a fijarse en el rostro del licántropo. En más de una ocasión había pensado en los hermosos ojos azules que portaba parecían las puertas hacia el mar, pero ahora que los veía de cerca se percataba que más que el agua marina, le recordaba al cielo. Casi podía observar nubes en ellos.

Sus cejas amarillas provocaban que éstos se notasen más, provocando que su belleza(que ya de por sí era mucha, aunque no le gustaba pensar en ello... ver guapo a un licántropo estaba prohibido... por no decir que era repulsivo) se realzase. Pero nada de eso le importaba, podía pasar por alto el hecho de que le pareciese guapo y tal, pero lo que no podía permitir era lo que...

-¿A qué crees que juegas, chihuahua?-preguntó de pronto Sasuke. Tenía que hablar o sino cometería una locura y no se le estaba permitido. Él odiaba a los licántropos. Los odiaba con todo su ser. Por ellos él era como era.

-¿A qué te refieres, colmillitos?-respondió Naruto.

-No me vengas haciéndote el imbécil y no me llames así.

-Tú me puedes llamar como quieras, pero yo no te puedo llamar colmillitos, ¿es eso?

-Así es-afirmó con rotundidad-. Ahora no me cambies de tema.

-Solamente te trataba como un humano-contestó encogiéndose de hombros-. Tenías que encajar, ¿no?

-¿Y para eso me tenías que hacer gay?

-Bueno...

-No juegues con fuego, chucho, porque te puedes quemar-cortó el vampiro apretándole el brazo.

-Ya, pero es que yo no estoy jugando con fuego, sino contigo.

Naruto cerró los ojos a la vez que sentía como era lanzado al suelo. Una mueca de dolor se instalaba en su rostro cuando se clavó una piedra en la pierna.

Sin abrir los ojos pudo notar como el vampiro se agachaba a su lado y el aliento cálido que le tocaba las mejillas, erizando el vello de la nuca y provocándole un escalofrío por todo el cuerpo.

-No me jodas, Naruto. No quiero acabar con esto tan pronto.

Cuando escuchó eso, abrió los ojos de par en par, encontrándose con la mirada oscura del vampiro, pero éste se separó de él de inmediato y volvió a sentarse en el bordillo y adoptó la postura anterior, como si nunca se hubiese levantado.

Naruto lo miró confundido, si incorporó, pero un fuerte dolor en la pantorrilla le hizo agachar la mirada y se encontró con un herida provocada por la maldita piedra que justamente se había incrustado. Alzó la vista y observó al vampiro. Éste le miraba la herida con cara de asco y eso le sorprendió. ¿No era que los vampiros se alimentaban de sangre? ¿Cómo es que la suya le daba repulsión? Ah, bueno, soy medio licántropo pensó riéndose en su interior.

-Naruto, Sasuke-llamó la voz de Cris a lo lejos.

El rubio se volvió a tapar la herida y encaró a su amigo quien, para su sorpresa, no regresaba solo, sino que venía con Cata y Sarai. Éstas se quedaron observando al vampiro y casi podía ver como le salían corazoncitos de sus ojos. ¿Es que él era el único que podía sentir el aura oscura que desprendía el colmillitos?

-¿Ya has hablado con el profesor?-preguntó Naruto.

-Sí, pero no hemos solucionado mucho, la verdad. Asqueroso viejo verde-siseó con rabia. Luego se giró y miró a las chicas y sonrió-. Bueno, como veo que Naruto no está en lo que tiene que estar, hago yo las presentaciones. Sarai, Cata este es el chico del que os he hablado, el del intercambio gay-un tic en el ojo izquierdo apareció en el vampiro al escucharle-, Sasuke Uchiha.

-Joder, que pena que sea gay-suspiraron las dos a la vez mientras le sonreían de forma coqueta.

Ante ese panorama lo único que pudo hacer Naruto fue reírse. Sus amigas estaban intentando ligarse a un vampiro. ¡Un vampiro! Y ellas sin saberlo... ay, pobres ilusas.

-¿Y a ti qué te pasa?-inquirió divertida Cata a la vez que dejaba las cosas en el bordillo, al lado de Sasuke y se adentraba en el césped para quedar al lado del rubio.

-Oye, ¿es verdad lo que nos ha dicho Cris?, eso que no vas esta tarde al cine con nosotras-inquirió Sarai.

-Sí, lo sien...

-Puedes traerte a Sasuke si es por eso-interrumpió Cata a la vez que se sentaba en postura de yoga-. Vamos, si tú quieres, Sasuke.

-A mi me va bien-sonrió(obviamente una sonrisa más falsa que leche de hierva).

-Entonces no habrá problema, ¿no?-comentó feliz Sarai sentándose al lado de sus amigos. Cris se quedó cerca de Sasuke, quien no se había movido ni un centímetro.

Naruto vio como el vampiro se divertía a su costa. Él sabía a la perfección lo nervioso que se ponía al pensar que un asqueroso chupasangre se acercase mucho a sus amigos y más si ese mosquito se llamaba Sasuke Uchiha. Aunque no entendía el por qué se comportaba como una persona normal(dentro de lo que cabía) cuando ellos estaban allí. Mientras que a solas era el cabrón de siempre.

Por ese motivo, no se opuso mucho al hecho de salir todos juntos. Y así pasaron la hora de la comida(aunque él ya hubiese comido, acompañó a sus amigos. Sasuke tuvo que decir más de una vez que ya había comido para que no le insistieran más). Luego se fueron directos a clase y Sasuke desapareció. No tenía ni idea de dónde se había ido pero disfrutó de lo lindo de su tiempo sin el colmillitos poniéndole de los nervios a cada segundo.

Pero para su desgracia reapareció nada más terminar las clases, instándoles a que le siguieran, que él tenía coche y que les llevaría al cine, cosa que a Naruto no le gustó nada. Su vida ya dependía demasiado del vampiro para meterse en un coche y que éste fuera dirigido por le chupasangre. Pero, como siempre, no pudo hacer nada, sólo meterse y estar callado, observando cada uno de los movimientos que hacía el conductor, por si algo le decía que iba a estrellar el coche para matarlos.

Para su sorpresa y agrado, llegaron sanos y salvos al cine y justo a tiempo para la película que habían decidido ver. Una sobre... la verdad es que Naruto ni siquiera le había prestado atención a la película, así que tampoco podía decir de qué iba. Estuvo mirando todo el tiempo al vampiro y extrañamente, éste a él. Ni pestañeaban(bueno, el rubio de vez en cuando, ya que lo necesitaba porque sino se le irritaban los ojos). Los ojos del azabache brillaban en la oscuridad, cosa que fascinó al rubio. Siempre había pensado que sólo los gatos tenían esa capacidad, si así se podía llamar.

Cuando acabó la película, una extraña sensación inundaba a Naruto, pero no podía identificarlo, así que simplemente lo ignoró.

Al contrario que el rubio, Sasuke sí que supo identificarlo y se horrorizó de ello, pero al igual que el licántropo, lo ignoró, creyéndose loco.

Odio a los licántropos pensó con fuerza.

 

Eran las doce de la noche y solamente quedaban ellos dos. Estaban en un parque y no se escuchaba ni un ruido en la calle. Todo el mundo dormía en sus camas, pero ellos estaban allí, mirando a su alrededor, buscando algo de lo que hablar o por lo menos buscando algo con lo que pasar el tiempo sin que cierto vampiro no le matase.

Naruto ya había tomado una decisión. Había querido comunicárselo con anterioridad al vampiro, pero no había tenido ocasión, así que tomó aire, se giró y observó aquellas orbes negras. Éstas le devolvieron la mirada.

-He decidido que te haré cambiar de opinión respecto a mi y a todos los licántropos-informó de pronto, provocando que los ojos del colmillitos aumentaran de tamaño unos segundos ante la sorpresa-. Aunque dudo que si, por casualidad, te convenciese de que no me mates, volvieses a ver de la misma forma a tu especie-siguió Naruto, provocando que el vampiro lo mirase nuevamente curioso.

-¿Y eso por qué?-se reprendió a si mismo después de haber pronunciado esas palabras. Supuestamente a él no le interesaba nada lo que un chucho le dijese, pero allí estaba, preguntando y esperando con ansias la respuesta.

-Porque desde este momento te voy a mostrar lo que es ser un licántropo-contestó el rubio con simpleza.

-Solamente quiero que me muestres lo humano que eres.

-Para ello tengo que mostrarte lo inhumano que sois vosotros.

 

Notas finales:

Bueno, qué os ha parecido?? admito quejas, tomates de todo un poco!!

Y otra cosa, los comentarios los estoy contestando, pero voy lenta ya que se me acomularon bastantes y no me da mucho tiempo ahora pero más tarde los contestaré uno a uno ^^

Nos vemos!!!

 

 


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