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¡Soy humano! por Enea

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Notas del capitulo:

 

 Hola!!! Perdón por la tardanza pero es que este capítulo se me ha resistido y además ahora todos los profesores están mandando trabajos a diestra y siniestra ¬¬

Este capítulo es muy extenso porque estamos de fiesta!! Tenemos nada más ni nada menos que 4771 visitas y 44 comentarios!!! Para mi es una alegría ^^

Una cosa, que no respondo los rr porque no tengo tiempo, pero cuando me ponga con todos os respondo ^^

 

Leí uno que decía que por qué no pongo como amigos a personajes de la serie, sino que me los inventaba. La verdad es que lo hago porque así siento que la historia y los personajes me pertenecen un poco más de lo que en verdad es xD sí, un poco tonto pero... y también porque no me gusta mucho leer siempre los mismos personajes, asi como las mismas personalidades, as que lo cambio y les doy mi toque personal

 

En este capítulo vemos a Roberto que es de la calle, así que va a tener una jerga un tanto "delincuente", aunque también hace esfuerzos para hablar como Naruto ^^

 

¡Disfruten y nos vemos abajo!

 

 

 Cap 8: Noche suicida

 

 

 

Lo más seguro es que haya algo mejor que hacer y yo aquí... con el maldito chucho...pensó con pesar el vampiro mientras seguía callado al rubio.

Después de la tan curiosa advertencia, no había abierto la boca de nuevo y eso, a ojos del vampiro, lo hacía todavía más interesante. Se regañaba todo el tiempo y se mordía la lengua para no tener el impulso de preguntar, pero es que regla número uno.

Para Sasuke el no tener curiosidad por las acciones del rubio era algo casi imposible, porque, según sus enumeraciones ya previamente pensadas por el mismo, era demasiado extraño para ser un asqueroso chucho.

1-Olía y a la vez no olía como un chucho.

2-Era vegetariano.

3-Odiaba a los vampiros cuando, por fuerza, todos los licántropos los adoraban.

4-No tenía dueño.

5-Nadie sabía de su existencia.

6-Estaba con humanos y actuaba como tal.

7-Se atrevía a insultarlo, contradecirlo y muchas más cosas que mejor no recordar, porque su sangre hervía en rabia.

8-No tenía mucha fuerza y eso en un licántropo era algo raro. Vale que no tuvieran tanto como los vampiros, pero al fin y al cabo tenían más que un humano.

9-Se llevaba bien con todos los animales.

10-...bueno, esta todavía la estaba pensando, pero Sasuke estaba seguro que existían más evidencias que dejasen a Naruto como un ser extraño que todavía no había descubierto.

Y si de algo era conocido Sasuke en su casa era de la escasa, por no decir nula, curiosidad hacía la gente de su alrededor, pero con el maldito chucho no podía para de hacerse preguntas. La verdad es que no sabía mucho de los licántropos, lo típico que te enseñan en la familia, a que debes de saber mandarlos con mano dura y cosas así y luego lo que vas escuchando al pasar los años, pero nada más. Nada de importancia y la verdad es que nunca se hubiera imaginado que supieran hablar. Sonaba estúpido, sí, pero Naruto había sido el primero que le había dirigido la palabra. Nunca había escuchado la voz de un licántropo ni nada por el estilo. Solían únicamente asentir y marcharse con una reverencia y eso le había ocasionado el pensamiento de que no hablaban. De que solamente se comunicaban a través de ladridos o él qué sabía. Y justamente en ese momento se regañaba mentalmente por saber tan poco de su enemigo, dado que así sería más fácil el trabajo, aunque, después de analizar lo que acababa de pensar, se golpeó de forma casi invisible para los ojos de Naruto, quien ni siquiera se dio cuenta de nada y seguía andando sumido en sus pensamientos.

¿El chihuahua, causándole algún problema a la hora de su muerte? ¡Estúpido! Era como pensar que la sangre sabía a chocolate.

Sasuke dejó sus pensamientos a un lado cuando entraron en una callejuela sin oscura y sucia. Una mueca de asco se dibujó en su rostro, pero no dijo nada. Siguió de cerca al chihuahua hasta entrar en lo que parecía ser un bar de mala muerte que si no llegas a saber que está allí, ni siquiera lo ves, dado que estaba tan mugrienta la entrada que era una locura el pensar que allí abajo pudiesen respirar las personas.

Nada más entrar un fuerte olor a alcohol, suciedad, humedad y sobre todo humanidad, le golpeó con fuerza al vampiro, quien tuvo la necesidad de retroceder y marcharse, pero no lo hizo, sino que observó su alrededor viendo que era tal y como se imaginaba. Sucio y oscuro. Un sitio perfecto para un vampiro desesperado en busca de presa fácil.

Le dieron arcadas nada más pensarlo.

Vio por el rabillo del ojo como el chihuahua arrugaba la nariz. Por lo menos no soy el único que tiene ganas de vomitar...

Lo guió hasta una mesa del fondo. No se le pasó por alto que el camarero, uno regordete y con gafas, con mucho más clase que su propio bar, miraba al chucho sorprendido, como si lo conociera de antes y no se creyese que se encontrase allí de nuevo.

En la mesa se encontraba el chico que se habían encontrado en el parque... ¿Rodrigo? No, Roberto... bah, tonterías, Sasuke no prestaba mucha atención en eso de nombres humanos. ¿Para qué ocupar una porción de su preciada memoria por seres tan inferiores?

El humano sonrió al ver al rubio allí, pero luego su sonrisa se borró al percatarse de la presencia del vampiro. Lo escudriñó sin pestañear.

-¿Qué hace él aquí?

Naruto se encogió de hombros, restándole importancia al asunto.

-Se ha empeñado en seguirme-contestó con simpleza a la vez que se sentaba en frente de su ex amigo y ex compañero de “trabajo”-. Puede servirnos de ayuda si la cosa se pone fea.

-¿Es del mundillo?-preguntó aún sin quitarle la vista de encima.

Naruto sacudió la cabeza.

-No, pero es bueno corriendo y es fuerte-Sasuke lo miró entre sorprendido e insultado. ¿Bueno? ¿Solamente bueno? Pfff, licántropos, que no sabían apreciar lo que de verdad era increíble, como él-. ¿En qué estás metido está vez? ¿Te ha pillado la pasma?

-¿La pasma? ¿Desde cuándo hablas tan...?

-¿Tan fuera de este mundo?-acabó la pregunta Naruto con una sonrisa torcida-. Desde que salí, Roberto, desde el día en que te dije que no quería más esto y desde el día en que me dejaste tirado en las vías del tren, mientras se escuchaba como éste empezaba a acercarse-su sonrisa se ensanchó-. Vale que no tuviéramos dinero, pero no quería visitar Sóller* de esa forma.

-Tranqui, que vamos de buenas-sonrió de manera nerviosa el chico-. Me parece...mmm... ¿cómo lo soltáis? ¿Estupendo? Que ahora hables normal. Tu tuto habrá puesto mucha pasta en ti.

-Para qué me has buscado, Roberto-le apremió el rubio-. Me encantaría quedar un día y tomar una copa para charlar de nuestro pasado y así pegarte la paliza que te mereces, pero ahora creo que no es el momento de ponernos sentimentales y sacar el pañuelo, ¿no crees?

Hubo un silencio donde Sasuke lo único que podía observar era a una mosca muerta en un vaso de unas mesas más al fondo.

Volvió la vista hacia el humano cuando, sorprendido, escuchó una carcajada seguida de otra y otra, así hasta que se obligó a callar, pero no desapareció ese toque feliz en su pupila ni una sonrisa ¿orgullosa?

-Sigues igual que siempre, eso no te lo han podido trastocar, tronco. Agresividad en estado puro.

Ante eso, Naruto no pudo reprimir una pequeña sonrisilla. La verdad es que, quiera o no se sentía feliz al estar frente al que había sido su primera tabla de salvación cuando huyó de los vampiros.

-Pero a lo que íbamos-soltó de pronto, poniéndose serio Roberto-. La pandi y yo fuimos a luquear** por ahí cuando unos chuzos aparecieron de yo qué se donde y empezaron a hacer bolondrón*** y nos dieron una catana**** flipante. Yo no sabía si salir por patas o ayudar a los otros.

Sasuke estuvo a punto de pedir un diccionario, pero se quedó callado, mirando al rubio, viendo como él sí que lo entendía.

-Saliste por patas-suspiró Naruto en una afirmación. Lo conocía lo suficiente como para saber que era un cobarde y que vendería a su madre si eso supusiera que él estuviese bien.

Roberto sonrió con vergüenza y asintió.

-Las ratas de los chuzos estuvieron por ahí, dando un voltio***** por si conseguían atrapar a los que nos piramos, pero qué va.

-Vale, pero todavía sigo sin ver dónde entro yo en toda vuestra mierda.

-Tranqui, tranqui, que ahora iba a la mierda del asunto-sonrió-. Pillamos a un tombo****** y nos soltó que un blanquiñoso******* les habían pagado para venir a por nosotros. Hemos intentado entrar en su choza, pero qué va, tronco, eso es como intentar robar en el banco de España-suspiró-. Así que nos tiramos para atrás, pero luego nos pispamos que nos había chorimangao********, así que...

el rubio suspiró, largo y tendido.

-Las leyes de la calle-musitó más para sí que para los otros dos que estaban observándole.

¿Por qué se tenía que meter en líos como aquellos cuando ya tenía bastante con lo suyo? Primero el colmillitos que no le dejaba ni a sol ni a sombra con el royo de “demuéstrame que eres humano y no un chucho” y luego reaparecía Roberto con cara de perro apaleado, diciendo cosas de las leyes de la calle que hacía tanto tiempo que no escuchaba ni quería recordarlas. ¿Por qué volver a algo que hacia años que había dejado?

No, no volvería.

-No te voy a ayudar, Roberto-pronunció con fuerza, sorprendiendo al aludido-. No sé ni por qué te he dicho que te ayudaría. No quiero volver y hacerlo significaría volver a la calle. Además, traicionaría a Iruka.

-Eres mi última oportunidad, Naruto-habló sorprendentemente serio el humano, sin señal de nervios o de algún sentimiento-. He utilizado mi última carta y esa eras tú, no me falles.

El rubio abrió sus ojos de par en par.

-¿Por qué?

-Porque aunque, has cambiado y todo ese royo, sigues siendo mi hermano pequeño y sé que puedes.

Sin que nadie lo pudiera predecir, Naruto se levantó y se abalanzó al hombre que tenía delante. Lo agarró del cuello de la camisa mugrienta que llevaba y lo levantó, le obligó a pasar casi todo su cuerpo por encima de la mesa y casi sin esfuerzo, lo estampó contra la pared aún teniéndolo agarrado.

Sus rostros estaban separados por un par de centímetros y desde esa distancia, Roberto pudo apreciar el cambio que había sufrido su “hermano”, su amigo... su única y verdadera familia al fin y al cabo, aunque él pensara lo contrario, Roberto no había dejado de pensar ni un momento en él.

-Eso ha estado totalmente fuera de lugar-rugió entre dientes el rubio, apretando más el agarre, haciéndole daño-. Nunca he sido algo así para ti, así que ahorrate toda la puta mierda que sale de esa boca.

Lo volvió a estampar, sacándole un quejido de dolor. Por el rabillo del ojo vio como el mesero estaba en una indecisión; no sabía si ir hacia allí o no.

-Dime qué coño tengo que conseguir y dónde y tú quedate aquí, escondido como la asquerosa rata que siempre has sido-cada palabra destilaba más veneno que la anterior.

-Es la casa de los Mas-Naruto abrió la boca para decir algo pero se calló y está se transformó en una O perfecta mientras que sus ojos se ponían igual-. ¿Ahora entiendes porqué te necesitaba? Eres el único con la capacidad de no joder todo.

-Soy el único que no importa si salgo vivo o muerto-siseó-. ¿Qué tengo que coger?

-Todo lo que veas de valor, no importa. Luego ve a su caja fuerte e intenta abrirla. Todo lo que ahí, es nuestro-informó jadeante Roberto.

Naruto no esperó más. Le dio un puñetazo que le hizo caer al suelo con la nariz y el labio roto. Después se precipitó hacia la salida sin mirar si el vampiro le seguía o no. Lo único que podía pensar en ese instante era salir de aquél lugar. Tenía que volver a ser el de siempre. Calmado y siempre pensando lo que hacer. No podía dejar salir al Naruto de antes. El matón que siempre iba a las manos antes de siquiera haber abierto la boca con su enemigo.

Iruka. Iruka. Iruka.

Pensaba una y otra vez con desesperación para calmarse.

Sasuke lo siguió de cerca. Sin intención alguna de meterse en su camino, lo siguió mientras andaban por las calles de aquel lugar hasta que empezó a desaparecer la urbanización y empezó un espeso y denso campo. Ya era de noche así que un humano normal no hubiese visto nada en la oscuridad, algo que no le resultaba para nada molesto al vampiro ya que él si que podía ver. Era como estar con una constante lampara que iluminaba todo lo de su alrededor. No tenía ni idea de si para el chucho era igual, dado que éste iba sin detener el paso, como si supiera exactamente dónde poner el pie.

El silencio fue su mejor compañía en ese viaje. Ninguno de los dos abrió la boca en ningún momento. Sasuke no lo hacía porque no era de naturaleza habladora y la verdad es que siempre prefería el silencio al ruido, así que, agradecía aquel vacío en el ambiente. Por su parte, Naruto estaba demasiado metido en sus pensamientos como para poder hacer otra cosa que no sea andar e intentar no tropezar.

Poco tiempo después, ante ellos se alzaba una casa inmensa. Podían decir que era una mansión, pero no era lo suficientemente extensa para esa cualificación. Podía tener, como mínimo, tres plantas. Se notaba que era antigua por su construcción. Todo era de ladrillo y las ventanas eran estrechas y pequeñas, amplias en ocasiones, pero se notaba que esas se habían puesto recientemente. Sasuke pudo oír el leve murmullo de tres corazones. Las personas en cuestión, estaban en diferentes puntos de la casa. Si no se equivocaba, uno estaba en la planta baja con un ordenador, ya que oía el inconfundible sonido de las teclas al ser golpeadas con fuerza. Otro estaba en lo más alto de la casa. Se sorprendió al notar que su respiración era tenue y herrática. Estaba dormido. Y, para acabar, alguien se estaba duchando. También olfateó un perro, pero no le dio importancia. Miró a Naruto de soslayo.

Éste estaba observando con atención el caserón que se erguía delante de ellos. Su corazón iba a velocidades insospechadas. Estaba asustado y nervioso. Estaba a punto de darse media vuelta y decir a todo el mundo que se fuera a la mierda. Que lo único que quería era dormir la mona en su habitación junto a su gata y su perra, quien tenía que sacar a pasear. Pero no podía hacerlo. Aunque le fastidiase bastante, Roberto todavía seguía siendo alguien importante para él y no podía dejar que muriese sin hacer nada. ¡Malditos sentimientos! Eso es lo que menos le gustaba del ser humano. ¿Por qué sentir? ¿Por qué no pasar olímpicamente de todo y de todos? Eso arreglaría muchas cosas.

Bufó, cansado.

Se sentó en la hierva. Ahora le tocaba esperar. Esperar y esperar. Siempre estaba esperando y eso le sacaba de quicio, pero aún así, se quedó allí, observando la luz que dejaba ver las ventanas, escuchando los ruidos del interior de la casa y el tenue sonido que provocó el hecho de que Sasuke se sentará, pero bastante alejado de él.

Sentía su mirada en su persona y sabía que estaba más que intrigado por todo. No porque estuviera en silencio significase que no lo demostraba. Pero como siempre, estaba ese incoherente orgullo vampírico. Nunca se había preguntado tanto el por qué los vampiros odiaban con tanta intensidad a las demás razas. ¿Superioridad?... No hacía falta ni preguntarlo, la verdad, pero aún así Naruto no podía dejar de cuestionárselo una y otra vez. Por lo menos era un tema que no le daba dolor de cabeza. El único, en esos días, la verdad.

Volvió a bufar. Miró al vampiro y éste le devolvió la mirada.

Iba a ser más que aburrido la espera. Estaba seguro que el colmillitos no iba a abrir la boca y la verdad es que tampoco quería que lo hiciera. Si bien, soltaría alguna gilipollez y lo pondría más nervioso de lo que ya estaba.

Tampoco iba a explicarle el por qué de todo el asunto. No le importaba. Él no le había invitado a seguirlo, así que... Además, tenía la intención de ver hasta donde podía llegar la curiosidad del vampiro para con él. Era divertido ver como cada duda que le asaltaba, le hacía morderse el labio inferior con fuerza, como si estuviese reprimiendo las ganas de preguntarle.

 

 

Se levantó, quitándose las hiervas adheridas a su ropa a la vez que se estiraba y desentumecía sus músculos.

El momento ya había llegado.

Todos estaban dormidos. No se escuchaba ni un alma, quitando el incasable paseo que daba el perro, dando vueltas en la entrada de la casa, como dándoles a entender que sabía que estaban allí. Pero eso no le asustaba en lo más mínimo a Naruto. Podría calmarlo antes de que hiciese algún ruido.

Le hizo una seña a colmillitos como queriéndole decir que se quedara donde estaba y sin esperar contestación alguna, se precipitó hacia delante sin hacer algún ruido.

Su corazón bombeaba con fuerza. La emoción de estar haciendo algo ilegal, de estar arriesgando su vida, le recorría cada poro de su piel, cada centímetro de su interior dejándole exhausto y a la vez más despierto que nunca. La excitación y la adrenalina no le dejaban casi respirar. ¿Era así sentirse vivo? Siempre recordaba los momentos vividos con Roberto como temerarios, pero la verdad es que poco o nada recordaba aquel sentimiento que le estaba invadiendo por completo, como el de estar en su salsa. Como si hubiese nacido para ser un asqueroso ladrón.

Antes de tocar nada, aunque fuera una sola piedra, se metió las manos en el bolsillo y sacó un par de guantes negros y se los puso. Contra menos evidencias, mejor.

Se deslizó sin dificultad alguna por la ventana, pero antes de tocar el suelo, se deshizo de sus zapatos y su móvil, el cuál ya tenía puesto en vibrador, pero no quería nada que pudiese joderle todo. Se quitó también la chaqueta y metió con sumo cuidado las llaves en ésta. Todo eso en completo silencio.

Pudo percibir como el perro se mantenía alerta. Incluso podía notar como sus músculos estaban tensos debajo de su pelaje y eso le sorprendió dado que ni siquiera estaba viendo al chucho en cuestión. Intentó mantener la calma. Tanta excitación junta lo volvía un demente que se imaginaba cosas imposibles.

El interior de la casa era como se la había imaginado. Refinada pero sin llegar a rayar lo pijo.

Se deslizó por los pasillos, escuchando como a casa paso el suelo cedía ante su peso sin dejar salir ningún sonido y eso lo aliviaba. Era por todos sabidos que en las casa antiguas sonaban ruidos sin ninguna explicación, pero aún así no quería provocar nada que despertase a los dueños y sobre todo a un muchacho que estaba en la tercera planta, roncando ruidosamente.

Empezó a ojear lo que parecía la biblioteca, sorprendido de los miles y miles de libros que había en ella. ¡Era más grande que la misma biblioteca pública! Y tenía tantos y tantos libros antiguos que podía cursar la carrera de historia sin ni siquiera presentarse a clases.

Dirigió la mirada hacia otro lugar divisando lo que parecía ser un montón de licores y un sobre entre ellos. Lo ojeó un momento y, al ver que su contenido era relevante, lo volvió a dejar en su sitio.

¿Qué demonios estaba buscando? Ni idea, pero sabía que tenía que ser algo gordo si Roberto le había pedido ayuda.

Salió de la habitación para precipitarse al despacho. Ahí tenía que haber cosas interesantes sí o sí.

Éste estaba únicamente amueblado por varias estanterías, un escritorio con silla de ruedas y un sofá en una de las paredes. Había algunos cuadros, pero ninguno que llamase del todo la atención del rubio.

Se sentó detrás del escritorio y visualizó toda la sala desde su perspectiva. Luego su atención se centró en el ordenador y en los miles de papeles que estaban esparcidos por todo el mobiliario. Sin tiempo que perder, empezó a leer hoja a hoja, para buscar algo que le ayudase a ver el por qué estaba allí. Se sorprendió bastante al saber que el tal Tomás Mas era jefe de una banda de delincuentes y que estaba camuflándolo con su fabrica de helados. Anda, pero si tenemos mafia y todo pensó divertido.

Luego vio una carta donde explicaba la pelea que hubo entre el grupo de Roberto y el suyo y que exigía tomar medidas drásticas. Hablaban en clave, así que Naruto no pudo más que hacer conjeturas a partir de todo lo que había leído y lo que le había contado su ex amigo. Esas medias lo más seguro es que hubiese sido el robo, ¿pero de qué? No lo ponía por ningún lado y ahora se reprendía por su estúpido comportamiento en la quedada con Roberto. Si hubiese sido más paciente, tendría toda la información que necesitaba para salir de allí con lo que necesitaba para que el humano pudiese vivir aunque sea un día más.

Guardó todas las cartas y papeles que hablaban del incidente en su bolsillo, para más tarde empezar a curiosear los cajones donde encontró un arma. Su corazón tembló al verla. ¡Nunca hubiese pensado en que llegaría a ver una tan de cerca!

Con manos temblorosas volvió a cerrar el cajón. ¡Joder, dónde coño se estaba metiendo! Vale, no, Naruto, tranquilizate. Respira. Respira... ¡He dicho que respires no que te mueras!

El rubio intentaba normalizar su respiración, pero ésta iba por libre. Sentía como todo su cuerpo temblaba. Nadie lo sabía, pero Naruto tenía un terror atroz a las armas, ya sean de fuego o a un simple látigo. Era algo que todavía no había podido superar del todo y justo en ese momento tan sumamente oportuno le estaba dando un ataque de pánico.

Se agarró con fuerza a la mesa, notando como la madera cedía ante la presión. Sabía que la iba a romper, pero es que no podía hacer otra cosa. Era eso o gritar como un bebé asustado, despertando a todos y eso si que era impensable.

Un movimiento delante suya lo hizo abrir los ojos de par en par, asustado, por no decir acojonado. Su vista se volvió negra por un segundo y lo único que pudo escuchar fue su insistente latir, llegando a lastimarle.

Cuando volvió a ver, vislumbró unos ojos negros como la noche, un pelo lacio y negro que caía de forma irregular delineando una cara pálida. Como siempre tenía una expresión de neutralidad.

Con los ojos aún abiertos de par en par, Naruto observó a Sasuke durante más de un minuto, sin mediar palabra. Estaba anonadado y no porque hubiese llegado allí sin hacer el mínimo ruido, ya sabía que los vampiros podían ser todo lo sigilosos que quisieran. No, lo que de verdad le sorprendía era que... ¡Ya no estaba! ¡Adiós muy buenas ataque de pánico! ¡Pim pam, fuera!

Su respiración había vuelto a la normalidad, a la vez que sus pulsaciones. Y él seguía allí, mirando sin pestañear al vampiro quien le devolvía la mirada con infinita indiferencia.

Naruto sacudió la cabeza con ímpetu, intentando mantener un poco de cordura junto a él, pero era casi imposible. ¡Se había calmado nada más ver al vampiro! ¡Ilógico!

Bufó. Ahora no era el momento de eso.

Se dispuso a volver a prestar todo la atención al ordenador. Lo encendió pero, como suponía, tenía contraseña. Vale, se le daba muy la tecnología y todo eso, pero tampoco era un hacker profesional. No podía hacer nada para encontrar información allí, así que se levantó y empezó a mirar detrás de los cuadros. Parecía un tópico, pero muchas personas pensaban que su caja fuerte estaba más segura en sitios donde eran demasiado evidentes y que por ello la gente no buscaría allí. Gran error. Naruto buscaría por toda la sala hasta encontrarlo, aunque tuviera que buscar debajo de la mesa.

Sasuke se limitó a seguirlo con la mirada. Había decidido entrar porque estaba impaciente y se aburría. Un poco de acción no le vendría nada mal, así que, haciendo caso omiso a las advertencias del chucho, se adentró sorprendiéndose al verlo en un estado deplorable.

Se apoyó en una pared con los pies y los brazos cruzados en el pecho, observando como el chihuahua pululaba por allí y por allá. Se percató de que no llevaba zapatillas, se había quitado la chaqueta y el cinturón. Arqueó la ceja al darse cuenta de eso último, pero lo que más le sorprendió es que llevaba guantes. ¿Dónde los había conseguido? ¿Los llevaba siempre? Fue en ese momento en que se dio cuenta de que el chucho callejero era más callejero de lo que pensaba. Era una rata ladrona, siempre preparada para el ataque...

...O por lo menos lo había sido, porque según la conversación que había mantenido con el humano, él había abandonado la calle para irse con un tal Iruka.

Observó más detenidamente el físico del chucho que se alzaba ante si. Esos cabellos que le caían hasta la barbilla de forma desordenada, como si nunca le hubiesen presentado un peine, pero eso le daba un toque rebelde... tal y como era en verdad. Sus cejas pobladas pero no a la exageración, con pequeñas arrugas imperceptibles para ojos humanos pero para Sasuke eran tan claras como cada poro de la piel del chucho, como una pequeña mancha que tenía bajo la ceja izquierda pero que se camuflaba a la perfección con su tono de piel acaramelado. Sus pestañas eran largas y densas dejando ver unas hermosas pupilas azules(ni siquiera Sasuke podía negar que no le gustase ese color, para su desesperación) donde se podían visualizar miles de cosas. Nunca había creído eso de “los ojos son el espejo del alma”, pero con el chihuahua en ocasiones le daba la sensación de que sí que estaba vislumbrando, aunque sea un poco, su interior. Y era ahí cuando se preguntaba con fuerza...

...¿Qué ocultas, Naruto Uzumaki?...

 

Naruto se giró de forma brusca, asustado.

Miró al vampiro pero éste estaba en su mundo, mirándole sin hacer nada, sin prestar atención a nada. Intentó calmarse y prestar atención. A lo mejor había sido su imaginación... Era más que improbable que alguien se despertase si estaba siendo de lo más silencioso... o por lo menos lo intentaba porque su corazón hacía tanto ruido que no se extrañaba que se escuchase por toda la casa.

Suspiró pasados unos segundos. ¡Estaba siendo paranoico!

Volvió a lo suyo, pero al ver que no había ni rastro de la maldita caja fuerte decidió ir a otra habitación e investigar. Notó como colmillitos le seguía. Una sonrisita le nació, pero desapareció en seguida al notar que los únicos sitios que faltaban por adentrarse eran la cocina, el baño y las habitaciones.

Con la esperanza de que el horno resultase la caja fuerte, empezó a andar con temor. Se quedó maravillado al ver una vidriera enorme que mostraba todo el exterior, mostrando las estrellas y las luces de la ciudad a lo lejos, siempre encendidas, haciendo que el cielo esté en la tierra. Levantó un poco más la mirada y se quedó paralizado viéndola. ¡No se acordaba! ¿Dónde tenía la cabeza? En vez de estar allí haciendo de malote, tendría que estar en su casa, intentando averiguar porqué demonios en esta ocasión la luna le estaba afectando de esa forma. Todavía sentía hervir su sangre al recordar el ser derrotado por colmillitos la primera vez y sólo por los malditos efectos del astro.

Se mordió el labio al recordar la voz de Kakashi diciendo una y otra vez Dentro de tres días hay luna llena, Naruto, Dentro de tres días hay luna llena, Naruto... y esos tres días ya habían pasado... o estaban por finalizar porque acababan al día siguiente por la noche.

Naruto nunca sintió tanto miedo e impotencia como en ese momento. ¿Cómo le iba a demostrar a colmillitos que era humano justo el día que era menos persona? Tenía miedo y con bastante justificación ya que nunca había tenía esos efectos secundarios. ¿Qué pasaría si las ganas de la transformación fueran más grandes que sus propias fuerzas? ¡Sería un total desastre!

Frustrado, salió de la cocina sin ni siquiera investigar. No quería seguir viendo a la culpable de todos sus malditos problemas. ¡El era humano! ¿Por qué tenía que interferir en su decisión?

Miró de forma fugaz el baño y desistió. Lo más seguro es que la maldita caja fuerte estuviera en los estúpidos dormitorios.

Bufó, resignado. Esperaba que todo lo que iba a tener que hacer fuese para algo bueno.

Le volvió a hacer una seña al vampiro, instándole que se quedara allí en mitad del pasillo y que, esta vez, no le siguiera cuando escuchó un ruido procedente de las escaleras.

Su corazón redobló la velocidad, provocándole arcadas que reprimió con fuerza.

Si sus malditos sentidos no le fallaban alguien estaba bajando las escaleras y él allí, plantado, sin poder hacer nada salvo mirar, esperar a que apareciera el tal Tomás o quién coño sea el que le estaba acojonando de forma espantosa.

Sasuke también se había puesto en tensión, no porque le fuera a ocurrir algo, sino porque en esos momentos no le apetecía comer y si el humano seguía bajando, al final tendría que morderle. ¿Es que nadie conoce lo de “La curiosidad mató al gato”? ¿Es que todo el mundo tenían que tener complejo de gato?

Antes de que el vampiro se diese cuenta, chihuahua le agarró del brazo y lo arrastró hasta el baño, metiéndose con él en la bañera y cerrando con todo el sigilo que podía, la mampara. La bañera era lo suficientemente grande como para no tener que estar apretujados, pero aún así no podían evitar tocarse.

Naruto aún no dejaba de agarrarlo con fuerza. Sasuke observó la unión y vio que los nudillos del contrario estaban blancos de la presión. Todo su cuerpo temblaba, signo inequívoco de nervios o miedo. Pero en su mirada había determinación y eso lo sorprendió.

-Vete-susurró casi sin mover los labios, intentando ahogar todo lo posible su voz. Colmillitos lo miró sin entender-. Tiene un arma.

Abrió los ojos, sorprendido(ese estado se estaba convirtiendo una costumbre desde que había entrado en su vida el chihuahua). Él no se la había visto.

-No muero-dijo con simpleza imitando al rubio en su forma de hablar.

Naruto sacudió la cabeza. Lo sabía. Comprendía que en esa situación el único que estaba en peligro era él, solamente él, pero no podía dejar de pensar en si alcanzase una bala al colmillitos. No quería tener que vivir todo el tiempo recordando que por su culpa había un cabrón menos en el mundo.

Y era tonto, porque le haría un favor al mundo y más a él, pero no podía pensar en dejar morir a nadie si podía evitarlo... no después de todo lo que vivió.

-Vete-repitió, aunque ahora con un poco más de fuerza.

Sin esperar ninguna respuesta, abrió una ventana que había allí y se hizo a un lado, dándole a entender que ya estaba tardando en desaparecer.

Sasuke se enfureció.

-No acepto ordenes de ningún asqueroso...

-Te dije que me hicieras caso en momentos así-le recordó el rubio mirando de hito en hito la puerta.

No se podía permitir bajar la guardia, no en ese momento que estaba ese tío dando vueltas por la casa.

...Espera...

Estaba dando vueltas por la casa.

Buscando a alguien.

Y ellos estaban perdiendo el tiempo allí, en la bañera, discutiendo de gilipolleces. Pudiendo ir a su cuarto.

El cuál se encontraba solo.

Sin nadie.

Completamente a su disposición para investigar.

Aunque podría estar la mujer, pero estaría durmiendo... o eso quería pensar el rubio.

Sin pensar más, se deslizó por la puerta, dejando a un enfadado vampiro que lo único que quería hacer era matar a ese rubio escurridizo con sus propias manos, pero después de calmarse, lo siguió, viendo como miraba por todas partes y luego subía con velocidad las escaleras. Escuchó como alguien andaba por fuera de la casa y hablaba con alguien. Supuso que lo hacía con el perro porque sino pobre humano que se llamaba Rabieta.

Con el corazón en un puño, Naruto miró por todas partes, aunque le faltó mirar debajo de la cama, pero es que ese bulto que respiraba con tranquilidad encima de ella le ponía los pelos como escarpias. Además estaba la constante tensión de que cada vez que se daba la vuelta parecia que le habían pillado. Esto, sin lugar a dudas, era lo más temerario que había hecho. ¿De verdad le importaba tanto Roberto para arriesgar así su vida?... Sí.

Joder con los mierdas sentimentalismos, coño.

Rendido ante lo evidente, empezó a coger las joyas de su esposa(tenía que aparentar se un robo de algún ladrenzuelo desesperado y no de la banda de Roberto) y también papeles que le parecieron de lo más interesante, así como de una cuenta bancaria. Solo por el mero hecho de jorobar al dueño y que se tuviera que hacer otra.

Casi corriendo, salió de la estancia y miró las escaleras del otro lado del pasillo, las que iban sin duda a la habitación de su hijo. Pero era improbable que estuviera allí...

...a no ser que estuviera allí justamente por eso.

¡Claro! Hasta tenía lógica y todo.

Oyendo los pasos del hombre de la casa ya entrar en ésta y dirigiéndose, blasfemando contra el perro por no sé qué de siempre distrayéndose por nada, a las escaleras. Naruto, ante esto, volvió a coger al vampiro de la mano y arrastrándolo a la última habitación.

El rubio no quería estar allí ya que él conocía al chico que estaba durmiendo en ese mullida cama y sabía que él era el jefe del grupo y que manipulaba a su padre para que éste pensara que no era así. Era un chico peligroso y astuto que le ponía los pelos de punta más que el propio colmillitos.

Sin esperar mucho, empujó al vampiro al interior, cerró la puerta y se tiró a la cama con el puño en alto estampándolo en el rostro de un dormido joven.

Fue tan fuerte, que se desmayó.

Naruto sonrió y suspiró. Se giró e iba a empezar la búsqueda cuando vio el rostro del vampiro.

-¿Qué?-susurró-. Estaba despierto-explicó encogiéndose de hombros.

Sin esperar más, empezó a coger todo lo que podía ser sospechoso o de valor y mirando en todas partes. No había pasado ni media hora cuando volvió a tener que golpear al chico que estaba dando signos de conciencia.

Se sentó en la cama, azorado.

Roberto le había asegurado que tenían una caja fuerte y estaba seguro que había escrutado el lugar hasta dejarlo limpio. Lo único que le faltaba era destripar el ordenador de sobre mesa.

Mmm... no parecía del todo una idea descabellada.

Quince minutos después, Naruto se hallaba con un montón de papeles en las manos. Los leyó pero no estaba seguro si era eso lo que ciertamente buscaba Roberto, pero ya no podía hacer nada más. Él ya había hecho todo lo que podía. Si no había caja fuerte, no había y punto.

Por si acaso se guardó los papeles que acababa de encontrar de forma poco ortodoxa y se precipitó hacia la ventana. La abrió y miró la pared, en busca de algún soporte para poder bajar. No muy lejos estaban las tuberías. Se estiró y se agarró a ellas como su vida dependiera de ello y como pudo empezó a bajar de forma silenciosa, haciéndose rasguños en las manos y en los pies descalzos.

Cuando estuvo en el suelo, sintió como algo caía de forma sorda detrás suya. Era el vampiro quien había saltado con gracia.

Me podría haber bajado a mi, ya que estábamos.

Suspiró. Empezó a dar vueltas por la casa hasta toparse con sus cosas. Las agarró y se fue del lugar, no antes sin despedirse del perro, quien le había ayudado ha distraer a su amo aún sin saber que eso no había beneficiado mucho a éste.

Por fin pudo respirar tranquilo cuando vio que la ciudad empezaba a dejarse ver. Sus músculos se destensaron dejándole ver todo el daño que tanta tensión había ocasionado en ellos.

Se obligó a pararse un momento para poder respirar y, sin previo aviso, se precipitó hacia una papelera no muy lejana y empezó a vomitar. Estaba seguro de que vio su primera papilla en aquél asqueroso mejunje.

Sasuke lo observaba desde una gran distancia con cara de asco.

Cuando se recuperó, volvió a erguirse y se dirigió hacia el bar que habían estado antes. Si su calculo no era erróneo, serían las cinco de la mañana, así que estaría abierto. Ese viejo y asqueroso local nunca cerraba sus puertas si había alguien en su interior y dudaba encarecidamente que Roberto se hubiese movido de allí.

-Es lo único que he podido encontrar-dijo nada más verlo, tirándole todo lo que guardaba en los bolsillos con cara de desprecio.

Roberto empezó a mirar aquel conjunto de cosas con desesperación.

-No está-dijo al fin-. Aquí no está lo que me pidieron.

-Pues yo he buscado por todo el lugar, que te lo diga Sasuke-insistió-. Además de que no había ninguna caja fuerte. Hasta he despedazado el ordenador del hijo.

Esa información le saco una sonrisa divertida al humano.

-¿Haciendo de las tuyas de nuevo?-preguntó.

-Sí, ya ves-contestó mordaz-. Bueno, me da igual si no lo tienes, yo ya he hecho mi parte, ahora haz tú la tuya.

-Pero es imposible, ellos dijeron que había una...

Se quedó callado, analizando sus propias palabras, frunciendo el ceño con rabia y mordiéndose el labio con saña.

-Te han mentido, es obvio. ¿Qué se siente al ser traicionado por los que tu pensabas que eran tu familia?-preguntó con maldad el rubio-. Bueno, no me interesa. Me voy a sobar, que mañana tengo clase. Lo dicho: no te quiero ver ni en pintura de nuevo.

Se giró y se marchó, pero antes de que la puerta se cerrara del todo se oyó un suspiro acompañado de un débil “Naruto” que hizo que el rubio se detuviera una décima de segundo.

Lejos del local, el rubio se volvió a permitir mirar el cielo y ver como empezaba a despejar. ¿Ya iba a amanecer? ¡Joder y él sin dormir! Pues mañana no iba a clase.

Sí, se lo creía él dos veces. Iruka se enteraba y lo mataba.

Se sintió observado. Miró al vampiro, sorprendiéndose de que todavía siguiera allí y no se hubiese ido ya. Estuvieron en silencio un par de minutos hasta que el rubio sonrió y miró de nuevo a la luna.

-Qué hermosa está hoy la noche, ¿no crees?-musitó Naruto. Colmillitos levantó la vista para ver lo que el rubio miraba-. Siempre tan misteriosa... tan fría... como si la culpa no fuera de ella.

Ante esas palabras, Sasuke lo observó, curioso, pero reticente a preguntar. Naruto se percató de eso porque empezó a carcajearse.

-No te contaré nada hasta que tú no preguntes.

Antes de que pudiera pegarle, el muy chihuahua estaba corriendo hasta perderse entre las calles.

 

Notas finales:

*Sóller: Pueblo de Mallorca.
**Luquear: Mirar, ojear.
***Bolondrón: jaleo, alboroto.
****Catana: golpiza
*****Voltio: dar una vuelta.
******Tombo:Agente de policía
*******Blanquiñoso: Hombre blanco
********Chorimangao: Robado


¿Qué les pareció?

Lo siento si os ha parecido largo y tedioso! La verdad es que tengo la sensación de que esta decayendo la historia... ¿Vosotros que pensáis?

Espero que hayáis prestado atención en lo que piensa Sasuke, cuando dice ¿Qué ocultas, Naruto Uzumaki? porque... ¿quién le ha dicho el apellido de nuestro rubio lobo?

También hemos vislumbrado el pasado de Naruto antes de encontrarse con iruka... pobrecillo, si es que su vida no ha sido nada fácil U.U

Y nuestro Sasuke se empieza a interesar más y más sobre nuestro chucho/chihuahua ^^ pero, vuelvo a decir, falta mucho para amor amor, empezamos por amistad y adelanto que empezaremos a verlos como amigos sin comillas en el fin de semana, gracias a los amigos de Naruto ^^ pero no diré más!!! ^x^

No sé cuándo vuelva a actualizar, pero, para dejaros con chicha, diré que el próximo capítulo tiene MUCHO contenido respecto a Naruto y Sasuke. Los veremos saliendo como "amigos" y también recordarles que es luna llena... ¿qué le ocurrirá a nuestro rubio humano? ^^ también reapareceran Iruka y Kakashi (¿Dónde se habrán metido estos? ¿Quién les ha dado vacaciones?) y revelaran un poco más sobre el mundo de los licántropos.
Ahora toca el momento de publicidad!!!
He escrito un fic de apenas tres capítulos, NaruSasuNaru ¿Por qué no...? y también haré publicidad de mi otro fic que no está terminado y es también de Naruto ^^ Muy adentro...

¿Merezco unos cuantos rr?

¡Vamos a llegar a 50! ¡O a 60! ^^

Nos vemos en la siguiente actu!!! 

*Petonets*


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