Estoy de nuevo aquí, en esta ciudad...vagando sin rumbo fijo...
Miento, sí que tengo un rumbo, me dirijo a mi querido casino, aquel lugar donde tantas cosas me han ocurrido. Cuando por fin llego entro cabizbajo, tengo miedo incluso de que me reconozca alguien. Cojo el ascensor, pero no me atrevo a parar en el piso del bar, me trae demasiados recuerdos, así que subo hasta arriba y llego al último piso, donde se celebran las ceremonias. ¿Matrimonio de felices para siempre en un casino de las vegas? Me río ante esa idea...no son más que idiotas deseperados o fugados que entrelazan sus vidas de manera estúpida. Para mí un simple papel que acredite que quiero a la otra persona no tiene ningún valor. Si realmente la quiero lo demostraré con mis acciones, no con mi firma.
Suspiré mientra paseaba por el pasillo dónde se encontraban los tres salones de ceremonias, los dos primeros estaban abiertos, eché una ojeada, solo por curiosidad, pero el último se encontraba cerrado. Era muy extraño, estos sitios no solían tener enlaces privados. Leí el cartel, como vengo diciendo, solo por curiosidad:
''Hoy, enlace privado entre Takamasa Ishihara y Uke Yutaka''
¿Qué? Me quedé estático unos segundos, pero luego sonreí, me alegro de que le haya ido bien... Pero entonces una idea cruzó mi mente. ¿Ruki también estaría ahí? Se me aceleró el corazón. Volver a verle...después de tanto tiempo... Sin pensarlo abrí la puerta y me encontré con que había interrumpido la ceremonia a la mitad, mierda, ¿dónde quedó mi discrección? ¡Soy un completo idiota! Todos me miraban, no me gusta nada sentirme observado, maldita sea. Puedo divisar a Ruki, de la mano de Uruha, ambos me observan atónitos. Por supuesto Kai y su ''futuro esposo'' también. El silencio sepulcral que se había formado fue roto finalmente por Takanori:
-¡Akira!-
Pero antes de que pudiera responder nada caí al suelo. Uruha me había dado un puñetazo en plena cara que me había dolido, la verdad.
-¡Eres un completo idiota!-me gritó, dispuesto a darme otro golpe
No me defendí, me lo merecía y lo sabía.
-¡Shima, para!-Takanori lo separó de mí-¡Por favor, terminemos con la ceremonia! ¡Es un día muy especial para Kai y no quiero que lo fastidiemos! Por favor, amor, cálmate-miró a los ojos de Uruha y este asintió-Akira, ven...-me tomó del brazo ante la mirada helada de Uruha y nos sentamos en el lugar donde antes habían estado ellos-¡Lo siento mucho, continuemos, por favor!-se disculpó
Durante el resto de la ceremonia, Ruki me tuvo agarrado por el brazo fuertemente, no me soltó ni un momento, como si tuviera miedo de que volviera a irme. Con la otra mano entrelazaba sus dedos con los de Uruha. Sus ojos estaban acuosos, y no sabía si era por la emoción de la boda o porque se alegraba de verme. Quizá eso último sea algo egocéntrico por mi parte, lo siento.
Cuando la ceremonia finalizó y estuvimos fuera, felicité a Kai y a su ahora esposo, dispuesto a irme, pero la mano de Ruki me detuvo una vez más.
-Espera, Akira... ¿Vas a irte...de nuevo?-
-Lo siento Ruki, necesito pensar...-me dirigí al ascensor
-¡Has tenido cinco malditos años para pensar, Akira!-me gritó, estaba realmente alterado, y las lágrimas comenzaban a aflorar-¡Llevo todo este tiempo culpándome porque te fueras, llorando sin parar, por tu culpa! ¡He estado intentando olvidarte y justo cuando creía que lo había conseguido apareces de nuevo!-
Parecía que iba a explotar en cualquier momento, y me desgarraba cada palabra que me decía, porque tenía razón... Uruha fue esta vez el que calmó el ambiente:
-Tranquilo, Taka, tranquilo...-lo abrazó y Ruki descargó su llanto en el pecho de Uruha-Vamos, no llores, amor, no llores...yo estoy aquí-le acariciaba la espalda-Sssh...cálmate...-entonces me miró-Será mejor que te vayas-
Tenía razón, así que me fui. Bajé hasta el bar, y esta vez entré, me quedé sentado en la barra, bebiendo, esto se me hacñia muy raro, normalmente era yo el que estaba detrás de la barra viendo a la gente ahogar sus problemas en alcohol. De repente noto como alguien se sienta a mi lado. Lo miro de reojo, se perfectamente quién es. Shiroyama Yuu, mi jefe hasta hace cinco años, él apenas si había cruzado alguna palabra conmigo, pero yo conocía muy bien su vida y sus negocios.
-Hola-dijo, de manera seca, mientras bebía un poco de su copa
-Hola-respondí, en el mismo tono
-¿Akira, cierto?-
-Sí-
Sonrió.
-Recuerdo haberte visto muchas veces aquí, sirviendo copas y escuchando los problemas de los demás detrás de la barra-
-Ajá-
-Al margen de cuando trabajaste para mí...me han hablado mucho de ti... El ahora marido de mi socio estuvo muy triste porque te fuiste...-
Hubo un silencio largo.
-¿Puedo preguntar por qué lo hiciste?-
-Ya lo has hecho-
-¿Y me puedes responder?-
Suspiré hondamente, intentando aclarar mi mente. Si hubiera tenido una razón para hacerlo no lo habría hecho. Sé que es algo irónico, pero así es la vida.
-Me acosté con mi mejor amigo y me enamoré...pero para cuando lo pude admitir era demasiado tarde-
-¿Por tarde te refieres al día de hoy?-
-Sí...-me llevé la copa a los labios y saboreé un poco del amargo líquido
-Al fin de al cabo todos acabamos estando solos en esta vida, nacemos solos y moriremos solos-su sonrisa era totalmente falsa, ni él mismo se lo parecía creer-Por una razón u otra al final lo único que nos queda somos nosotros mismos-
-¿Y tú por qué estás solo?-pregunté
-Algo similar...me acosté con un prostituto y me enamoré, pero para cuando me atreví a admitirlo ya era demasiado tarde...-
-Perdona la pregunta pero... ¿hablas de Uruha?-
-Me temo que sí-sonrió de medio lado
-Vaya...pues entonces estamos jodidos...-
-Ojalá...no me acuesto con nadie sin pagar desde hace demasiado tiempo...-
Esta vez sonreí yo.
-Te comprendo...desde que me acosté con mi amigo... me he tirado a unas cuantas mujerzuelas, pero siempre acababa anhelando el contacto de su piel, de sus labios...Nunca me quedaba satisfecho...-
¿Qué demonios estoy haciendo contándole mi vida sexual a mi antiguo jefe? Quizá sea culpa del alcohol... Bueno, ya da igual...
-Quizá te parezca algo precipitado pero... ¿puedo hacerte una proposición?-
Sabía por dónde iban los tiros, pero ya no me importaba. Ahora que sabía que después de todo Ruki me odiaba no había nada que valiera la pena en mi vida.
-No me marees, vámonos ya...-me levanté del taburete y lo tomé del brazo
Finalmente llegamos a ese maldito hotel, cogimos una habitación cualquiera y sin contemplaciones entramos directamente, en primer lugar puse mis normas:
-Bien, en primer lugar, luz apagada-
-Ok-
-En segundo lugar, nada de palabras, quiero sexo, no un psicólogo-
-Lo mismo digo-Yuu sonrió
-Y en tercer lugar...yo voy arriba-
-En eso quizá tengamos alguna discrepancia, no te creas que soy así de sumiso-sonrió
-Eso lo veremos...-
Y así comenzó una noche llena de sexo, arrepentimiento, dolor, desamor, y sobretodo, deseos de estar con el ser amado.
Lamentablemente ninguno de los dos lo estábamos y...probablemente nunca lo estaríamos.
FIN