Acostado como siempre me encontraba en aquella habitación pequeña de color blanco hospitalario. Sólo existe una ventana, que no supera los 40 cm de largo y 50 de ancho, desde allí puedo observar un cielo azul que varía de color y aspecto a medida que pasan los años.
Cuanto ha pasado, quizás 7 u 8 años desde la primera vez que me encerraron en este lugar. Tenía 10 años así que ahora estoy por cumplir la mayoría de edad.
Me da lo mismo saber cuándo es mi cumpleaños, cuando es navidad, cuando es año nuevo, solo me limito a arrinconarme en aquel cuarto en posición fetal, y pensar solo en lo que me rodea: “la completa NADA”.
Me han dicho que ya no debería estar más aquí, dicen que mi estado “mental” ha mejorado mucho, la verdad cualquiera que ha estado muchos años sin hablar y ni siquiera pensar podría mejorar ni empeorar. Con aquella noticia, puedo al fin ocupar mi mente para pensar en lo que me ocurrirá si salgo de allí. No tengo familia, los mate aquella noche de lluvia incluso por eso estoy aquí. No tengo amigos y no quiero tener.
- Por favor enfermeras. Enviar al paciente Choi Minho a mi oficina.- De nuevo escucho a aquel hombre que me da cierto tipo de ¿Repulsión? Creo que le llaman. Todos los lunes y jueves era lo mismo, le pedía a las enfermeras que me llevaran a su oficina para una “revisión”, y luego 10 minutos después estaba sobre mí mientras me la metía y me la sacaba, sin producirme nada. Los médicos dicen que tengo el privilegio (o la desgracia para mi) de no sentir dolor, estimulo principal estudiado en la Psicología. Tal vez por eso también estoy aquí.
Entro en su habitación y aparte de hacer lo de “siempre” se despide de mi dándome a entender que no volveré nunca allí o ¿Tal vez si?, ¿Quién sabe? Puede que me den ganas de matar a alguien más sin pensarlo.
Según el reloj de la entrada son las 3 de la tarde, el doctor me dijo que estaría a cargo de un médico cirujano, que anteriormente me había visitado por mi “don” (lo que no lo recuerdo). Dijo que era casado pero nunca tuvo hijos, por lo que al verme no me vio como algo sexual, sino como a un niño perdido en la tragedia de las mutaciones.
Me dirijo a la salida, y ahí se encuentra una hermosa limosina de color negro con aquel medido. Me subo con aquella expresión, que mi habitación blanca me había obligado a formar.
- Mucho gusto, yo soy quien te adopto. No quiero decirte mi nombre aun, peor si quieres puedes llamarme “Oppa”-
- ¿Oppa?...Bueno-
- Al parecer eres alguien de pocas palabras, eso debe ser origen a que no has leído mucho. Pero el doctor me dijo que tenían un tipo de escuela en aquel “hospital”. A sí que a la escuela que te llevare no tendrás tantos problemas.
- ¿Escuela?
- Claro, profesores, alumnos, chicas guapas, personas.-
Sinceramente la palabra personas me apesta, no encuentro el objetivo de convivir con tantas personas si al final con suerte terminaran formando algún tipo de lazo, 2 personas con suerte.
Llegamos a mi nuevo hogar, era realmente enorme y con hermosos toques de grandes arquitectos. Subimos al tercer piso y me muestra mi habitación que ocupa todo aquel piso. Tiene muchas ventanas para poder admirar lo que antes no podía, aquel cielo nublado lo puedo contemplar en todo su esplendor y me gusta. En la mitad de la habitación se encuentra un gran espejo y un tipo diferente de madera.
- ¿Esto?
- Esto… es para bailar, es por eso que hay equipos tan grandes alrededor.
- Bailar.
No recuerdo muy bien la última vez que moví mi cuerpo al son de la música, era un niño y muy torpe aparte.
A la semana siguiente me dirijo a lo que será mi nueva escuela Secundaria. Es muy amplia y demasiada gente para mi gusto. Oppa dijo que prefería inscribirme en una escuela normal, a una muy ricachona. Subo las escaleras con mi nuevo profesor, en todo el trayecto él me hablaba de Esto y esto otro, a lo cual ni siquiera le dirigía la mirada. Llegamos a la sala y todos miran con una gran impresión y no se el porque, me siento un poco intimidado por los ojos brillosos y observadores de aquellas mujeres. Todos están pendientes de mí, y quien sabrá el porqué, pero me llama la atención un chico o… tal vez chica, creo que eh perdido la destreza para diferencias sexo. No me mira ni nada por el estilo, mira el cielo, aquel cielo azul que de seguro yo eh mirado con más admiración que él.
- Bueno, él es su nuevo compañero Choi Minho y quiero que lo traten de buena manera.
- Siiiiiii!- todas las mujeres gritan al unísono.
Me dicen que me siente al lado de aquella persona rara (bueno, más raro yo), y me percato que realmente es hombre, pero aun así posee un pelo muy liso y de color cobre muy llamativo.
- Mucho gusto, mi nombre es Lee Taemin
- Choi Minho- ciento una leve pasividad con aquel chico muy pequeño de edad y además muy pequeño de estatura. Se ve realmente alguien muy débil y muy fácil de manipular, sensible al tacto humano eh incluso al viento descontrolado del invierno. Una piel única de color claro. Realmente es alguien muy…mmm ¿Llamativo?, no, Hermoso.-Eres Hermoso.
- Yo… creo que el único hermoso aquí eres tú, ¿es que acaso no te das cuenta de las miradas babosas de los otros.
Yo hermoso, eso nunca lo había pensado, ya que en aquel lugar no existían espejos y en mi nuevo hogar no me percataba mucho de mi reflejo.
- No sabía que era hermoso.- Me queda mirando con cara de: “Me quieres ver la cara de estúpido” o algo así.
- Si tú lo dices.-
Paso toda la primera hora sin suceder nada nuevo ni anormal, sin contar las miradas que no se quitaban en mi cuerpo o en mi rostro.
Tocan el timbre y todos sales a relajarse en este recreo que dura unos escasos 15 minutos. Me quedo sentado en mi asiento y comienzo a rallar mi meza, sé que es malo pero de todas formas la ansiedad provoca este tipo de actitudes, según mi Psicólogo.
Taemin salió de los últimos al ser llamado por un chico de aspecto Perfecto, con un delgado cuerpo al igual que Taemin, pero con el pelo rubio “diva” y creo que su actitud fortalecían su nuevo sobrenombre hecho por mí. Al lado de este se encuentra un chico de estatura menor a la del rubio, tiene cara de perro realmente, y posee un cuerpo de contextura gruesa, músculos marcados y otras cosas. Taemin les habla y extrañamente ambas personas desconocidas me quedan mirando hasta que el de mirada felina se me acerca.
- ¡Realmente eres muy lindo!, tienes unos ojos y labios que matarían de pación a cualquiera. ¿cuántos años tienes?
- 17
- Y aun así estas en tercero, lamentable. Me hubiera gustado tenerte de compañero. Soy Kim Kibum o me puedes llamar Key.
- Yo soy Jongyun.- interrumpe un aquel chico con un rencor obvio hacia mí.
- Me llamo Choi Minho.
Pasaron toda la tarde preguntándome cosas a alas cuales solo les contestaba con un “bueno”, “tal vez”, “si”, “no”, entre otras palabras cortantes. Pasaron dos semanas donde ocurría siempre lo mismo hasta que un día la Diva exploto.
- ¿Es que acaso no sabes decir otra cosa que no sean cosas cortantes?
- Es normal en mí, al fin y al cabo, estoy calificado como “autismo grado 7”.
- No entiendo.- al parecer Jonghyun tomo posición de explicarle a sí que simplemente me senté a escuchar ya que ni yo sabía muy bien eso.
- Un “autismo” es cuando una persona tiene problemas para dialogar con otros y hasta aceptarse a sí mismo, se clasifican por niveles el cual el nivel máximo es el 8. Cada uno tiene una característica en especial pero eso no lo tengo muy claro. Solo se el 1 y el 4 y seria…
“Grado 7: El sujeto tiende a llegar al punto de la locura y/o no comprensión de la realidad, este grado no puede ser alcanzado si la persona no posee la ausencia de uno de los sentidos. Tiene problemas de anti sociabilidad con amigos y hasta familiares, al punto de olvidar cualquier cosa relacionada con sentimientos anexos (ej: Amor maternal). NO socializar con personas de este rango, presenta un nivel de 40% de peligro para las personas sin importar si es alguien importante, o alguien conocido hace 2 segundos”