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Halfway por taptap

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Notas del capitulo:

Hoy se suponía que tocaba "La Apuesta", pero he decidido hacer un cambio. Esta "cosa" que cuelgo hoy es para Miss Drama (véase Winy9 XDDDD). Intenta convencerme de que el Kyuhyuk es lo más.... NEIN, aunque quizás me convences... ;)

Espero que os guste (como siempre xDDD) y que a mi querida cuchi-cuchi no la decepcione <3

 

 

Odio cómo se pasea por la universidad, sonriendo a todo bicho viviente que se le cruza, poniendo ojitos de cordero degollado cuando alguien se dirige a él con rudeza. No soporto a las personas que caen bien a todo el mundo: es por eso que odio a Lee Donghae.

Hubo un tiempo en el que fuimos amigos, en el que mi madre me dejaba por las tardes en su casa para jugar a miles de cosas que ahora recuerdo como una soberana estupidez. A veces me pregunto cómo pude ser amigo de semejante energúmeno. Estuvimos pegados en preescolar, compartíamos la merienda en primaria y hasta quedábamos para estudiar juntos en secundaria. Pero en el bachillerato, todo cambió.

Recuerdo que ése año, en ése asqueroso año apareció nuestro querido Hyukjae; o Hyukkie como empezó a llamarle Donghae. Un chico nuevo, con nuevas historias que contar y una vida nueva que cotillear: la presa fácil y perfecta para un estudiante adolescente harto de su vida escolar.

Nuestras conversaciones pasaron de ser sobre  aliens y videojuegos que comprar cuando nos dieran la paga, a lo bonita que era la casa de Hyukjae, lo gracioso que era Hyukjae, lo amable que era la madre de Hyukjae… y así, hasta podría hacer una lista interminable de las gracias de nuestro querido Hyukjae.

En ésa época, los adolescentes vivimos nuestra etapa más íntima, en la que empezamos a descubrir los tabús de la vida, como el sexo, la bebida y las películas porno. Siempre pensé que viviría este momento cerca de Donghae, que podría contarle a él primero con quien me había acostado y lo que me había parecido. Pero resulta que el destino tenía una carta escondida para mí: Hyukjae debía pasar por encima de todo esto y ocupar mi lugar. Con él vio su primera película porno, pilló su primera borrachera hasta la inconsciencia y perdió su preciada virginidad.

La distancia entre los dos era cada vez más palpable, muestra de ello era que me hospitalizaron durante una semana y no se dignó ni a llamarme. Supuse que Hyukkie le habría hecho olvidar las miles de tardes que yo había pasado a su lado cada vez que se ponía enfermo. Fue entonces cuando empecé a pensar que Donghae tenía una memoria ciertamente selectiva.

Pensé que al terminar el bachillerato, y con nuestra relación completamente rota, no vería jamás a Hae; quizás algún día paseando con su mono de feria personal, exhibiéndolo como si fuera un trofeo difícil de conseguir. El pobre pescado inocente nunca se enteró de lo fácil que suponía concertar citas íntimas con su novio…

Pero me equivoqué, Donghae se hizo más presente en mi vida, aún más de lo que había sido antes. Ahora mismo, viene a mi mente la tarde que llegué a casa, después de una sesión intensa de videojuegos en casa de Sungmin, quién de paso aprovechó para declararse.

-          Kyuhyun, cariño – dijo mi madre con voz melosa-. Ven al comedor.

Los ojos se me abrieron como platos: Donghae estaba allí, sentado en el sofá con su madre, comiendo las galletas que seguramente eran para mí. No entendía el motivo de su visita, tan poco la razón por la cual él se levanto y me dio un abrazo.

-          Te he echado de menos – susurró en mi oído.

Me senté al lado de mi madre, dedicándole una mirada poco amigable: ella sabía el motivo de nuestro distanciamiento, lo mal que me había sentido y las ganas de patearle el culo que tenía a Donghae.

-          Mira Kyuhyun – mi madre sacó unos papeles -, Hae me ha dicho que va a ir a la misma universidad que tú y, ¿a que no sabes qué? –

-          Sorpréndeme – dije desganado.

-          ¡Él también estudiará diseño gráfico como tú! – zarandeó los dichosos papeles delante de mi cara – Así que hemos pensado, que podríais ser compañeros de piso.

Si al entrar en el salón, la situación era sumamente bizarra, la noticia que me acababan de dar lo era aún más. Tan solo una pregunta vino a mi mente, ¿el mono también venía en el pack?

-          Me ha contado Hae que últimamente habéis estado un poco distanciados – dijo su madre híper emocionada- , así que de esta manera podréis recuperar vuestra amistad.

Y Hae no paraba de sonreír. Me miraba emocionado, con ésos preciosos ojos que ahora derriten los corazones de cualquiera que pase por su lado. No era un misterio el hecho de que Donghae era (y es) perfecto te lo mires por donde te lo mires; no por nada medio colegio perdía –literalmente – el culo por él.

Me levanté dispuesto a abandonar la tertulia que  había dado comienzo con esta gran exclusiva, intentando digerir la decisión que alguna cabeza pensante y con pocos dedos de frente había tomado por mí. Noté unos pasos acelerados detrás de mí que me intentaban seguir el ritmo: supongo que mi altura y mis piernas largas me daban ventaja sobre él.  

-          ¿Te parece bien? – dijo Donghae apoyado en el marco de la puerta, intentando recuperar el aire.

-          ¿Serviría de algo que no fuera así? – Donghae negó con la cabeza – Pues entonces, mi opinión no sirve de nada.

Empecé a mirar con atención mi colección de video juegos; durante mi estancia en la universidad estarían solos y desamparados sin que nadie los tocara por meses.

-          ¿Por qué eres así conmigo? – Donghae se había acercado a mí, abrazándome por la cintura sin apenas darme cuenta.

-          Tenemos el día preguntón, ¿no? –

Hae seguía cogido a mi cintura, con la cabeza recostada en mi espalda. Pude notar una leve carcajada, seguido de un “Ya no recordaba lo estúpido que eras”. En ese momento debería haberlo apartado, molestarme con él o pedirle que no volviera a hacerlo jamás. Pero mi voluntad cayó a sus pies cuando de repente me besó la nuca; un escalofrío me recorrió el cuerpo entero.

-          Espero que esta nueva experiencia nos ayude a recuperar, aunque sea un poquitín, parte de lo que antes teníamos.-

Hace tres años desde ese día: nuestra relación sigue tan fría como desde entonces.

El mono de turno se paseaba bastante por nuestro piso, aunque solo de visita: venía a recoger a Hae o a acompañarlo a casa, nunca se quedaba más del tiempo necesario. Algunas veces – y por eso de las tonterías del compromiso – se había quedado a cenar, aprovechando que Sungmin se acercaba a hacerme una visita. Tampoco era muy recomendable estar a solas con Minnie.

Pero todo quedó en agua de borrajas cuando lo dejaron: tuve que aguantarle la llorera a Donghae durante un par de semanas hasta que se dio cuenta de que el mono apestoso no se merecía sus lágrimas. Resulta que le puso los cuernos con un chico. ¿Uno? Anda que Hyukjae no es listo…

Aún así, nada de esto quita que haya algo en mi interior que le profesa un odio inevitable, un rencor por todo lo que me hizo sufrir que no puedo hacer visible de otra manera que no sea maldiciéndolo mentalmente mientras lo veo pasearse por el campus.

Veo como dirige su mirada hacia aquí, saludándome con la mano y cambiando de dirección. Las chicas que se encuentran cerca, nos miran intermitentemente: algunas ni siquiera saben que vivimos juntos.

-          ¿Vienes a cenar a casa? –

-          Si – digo con toda la naturalidad del mundo - , ¿y tú?-

-          Sí, es que quiero que cenemos juntos.-

-          ¿Y eso?  - me mira confundido – No es ni mi cumpleaños, ni el tuyo.

-          Oye – dice dándome un leve empujón en el brazo - , ¿no me puede apetecer una noche tranquila con mi compañero de piso?-

La respuesta correcta en este preciso momento es NO, teniendo en cuenta que ambos no somos más que, como ha dicho él, compañeros de piso. Supongo que me tiene que explicar algo relacionado con sus padres, una visita sorpresa o algo por el estilo que requerirá de mis esfuerzos.

 

El hecho de que se trate de algo que realmente no sé, o que sea Hae quien lo ha planeado, ha hecho que la mañana y la tarde se me hagan excesivamente largas, provocando en mí arranques asesinos cada vez que miraba con impaciencia el reloj. Cuando ha sido la hora de abandonar la endemoniada clase, he sentido como me devolvían la libertad.

Son poco más de las 8; Donghae debe estar sentado en el salón esperando que llegue, para hacerse cada uno la cena. Quizás lo de hoy no es más que un truco para que le haga el plato que tanto le gusta: hamburguesa con patatas fritas.

Llego a la puerta principal del edificio; el conserje sale a abrirme. Aún no sé cómo podemos permitirnos un piso tan exclusivo; aunque bien pensado, tanto da, mientras no tenga que pagarlo yo, no hay de qué preocuparse.

Al llegar al décimo piso, veo que de nuestra puerta cuelga un sobre: intuyo que la vecina tiene otra vez quejas de que algún animal se ha “propasado” con su alfombrilla de entrada a la casa. Reconozco la letra de Hae, en unos simples trazos que dicen: “La felicidad está en la ignorancia de la verdad. Giacomo Leopardi”. Automáticamente, en mi mente retorcida aparece una pregunta… ¿Por eso Hae era feliz al lado de Hyukjae?

Entro en casa y veo la luz de la cocina encendida: huele de maravilla. Rápidamente dejo los zapatos a un lado y la mochila al otro, corriendo al encuentro de Donghae para saber qué está cocinando.

-          Prueba esto – dice en cuanto me ve aparecer - , es la carne que siempre hacia mi madre cuando venías a casa.

Tiene un sabor delicioso, hecho que me sorprende ya que Donghae es el enemigo número uno de los fogones. También su camisa azulada y pantalones vaqueros me sorprenden: Donghae suele ir en pijama por casa.

-          Hae, ahora en serio, ¿viene alguien a cenar?- resoplo- ¿Tus padres?

-          No – dice cogiéndome de la mano -, tan solo quería que la noche de hoy fuera especial. Tengo que hablar contigo de algo importante.

Se sienta en el borde la mesa de la cocina, tirando de mí a la vez que me coloca entre sus piernas. No deja de sonreír y soltar, de tanto en tanto, una pequeña carcajada.

-          ¿Te acuerdas de las tardes que pasábamos antes jugando con videojuegos? Podíamos estar horas, y aún así no nos cansábamos.- acaricia mi mejilla - ¿Qué nos ha pasado?-

-          ¿Tú me lo preguntas? – digo con incredulidad.

-          Quiero recuperar el tiempo perdido – dice ignorando mi pregunta totalmente.

-          ¿Y cómo? Por qué que yo sepa no se puede volver atrás en el tiempo –

-          Tú déjamelo a mí-

Acerca sus labios a los míos, provocando un suave roce que hace que miles de sensaciones que ya creía olvidadas salgan a flote. No es ningún secreto que me gusta Lee Donghae, que imagino miles de veces mis manos recorriendo su cuerpo y que deseaba que esto ocurriera algún día.

-          Me gustas Kyuhyun – sonríe -, me gustas demasiado desde hace años.

-          No sé por qué pero no te creo – digo con cierta burla.

-          Pues deberías-

-          Pues no lo hago-

Sin ningún tipo de reparo vuelve a juntar nuestros labios en un beso que sube de temperatura a cada minuto. Sus manos empiezan a deslizarse por los botones de mi camisa, desabrochándolos uno por uno hasta que mi pecho queda totalmente al descubierto. La camisa cae al suelo, a la vez que sus manos desatan mi cinturón.

Y aunque me gustaría dar rienda suelta a la improvisación y dejar que todo esto acabe como hace años deseo que acabe, recuerdo lo mucho que lo odio por haberme abandonado, pasado de mí y sustituido por un mono apestoso como Hyukjae. Pongo distancia entre ambos, haciendo que Donghae ponga una cara entre feliz y desconcertado.

-          No puedo –

-          Pero sí quieres – señala mi pantalón-. Algo me dice que esto te estaba gustando.-

-          No, no, digo que no puedo quedarme, que me espera Sungmin para cenar. Ya tenía planes.-

Cojo la camisa del suelo y me la vuelvo a poner, cogiendo al mismo tiempo las llaves del apartamento para poder entrar más tarde. No he quedado con Sungmin, tan solo necesitaba una excusa mínimamente creíble para escapar de aquella situación. Empiezo a andar como si me persiguiera el diablo; tengo miedo de caer otra vez en manos de Hae.

Llego a mi escondite favorito; un banco situado en una esquina del parque del campus desde donde se ve toda la ciudad iluminada. Suelo venir aquí a pensar, a hundirme en la miseria cuando echo de menos a mis padres o a fantasear con una declaración de amor digna de película por parte de Donghae. Hoy se ha cumplido una de mis ilusiones, pero no me ha hecho la gracia que me esperaba.

Vale, Donghae se me ha declarado, me ha besado, y encima, me ha desnudado. Un poco más y acabamos en la cama gimiendo como chuchos en celo. Pero, ¿y ahora qué? Me gusta, le quiero y tiene un culito sexy que quiero que sea solo mío… ¿de verdad él me quiere a mí?

-          Así que de cena con Sungmin, ¿eh?- la voz de Hae me saca de mis pensamientos.

-          Sí, ya hemos acabado y se ha ido a casa – digo sonriendo – Es que somos muy eficientes.

Se sienta a mi lado y recuesta su cabeza en mi hombro. Cierra los ojos, parece que va a dormirse y dejarme pensar tranquilo; aún así, su presencia me molesta bastante.

-          Te quiero, ¿sabes? – entrelaza su mano con la mía –

-          Ya lo sé qué me quieres; lo que no sé si es para acabar con el celibato que desde hace meses arrastras o me quieres de verdad.-

-          ¿Qué te hace pensar que solo te quiero para divertirme?-

-          Primero, que me miras demasiado el culo.- ríe y me da un golpe con su hombro-  Segundo, que necesitas empezar de nuevo la dieta del cucurucho: se te está poniendo barriguita cervecera. Y tercero, que me parece sospechoso que después de años sin hablarnos y sustituirme por Eunhyuk, digas que me quieres.

-          ¿Así que el problema era Hyukjae?- se incorpora para mirarme - ¿Por qué nunca me dijiste nada?-

-          Lo intenté, pero siempre estabas con “Hyukkie esto…”, “Hyukkie lo otro…” “¿Has visto como se mueve Hyukkie?”.- sonrío – Era imposible hablar contigo.

Mira fijamente hacia los árboles que hay justo en frente de nosotros; ahora que me doy cuenta, son la cosa más fea que puede echarte a la cara.

-          Es curioso, Hyukkie me dejó por eso mismo-

-          ¿Por presumir de él delante de los demás?-

-          No, por hablarle demasiado de ti, hasta el punto en que me di cuenta de eras el centro de mi vida.-

Un calorcito extremadamente agradable empieza a recorrer mi pecho, haciendo que las ganas de abrazarle, besarle y decirle que lo amo, aumenten desesperadamente.

-          Kyu, tú sabes que del amor al odio hay un paso, y viceversa, ¿no? –

-          Sí, ¿y sabes?, nosotros nos encontramos a mitad de camino.-

Notas finales:

Que no se me olvide... Cuéntame el cuento de un amanecer que no acabe nunca…   de Winy9.


¿Qué? ¿Me voy a la luna y no vuelvo? :)

 


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