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Amnesia por Paz

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Notas del fanfic:

Disclaimer

Este fic está basado en Slam Dunk, los personajes pertenecen a Inoue Takehiko, no saco ningún beneficio utilizando sus nombres, cuyos derechos de autor le pertenecen. Mi propósito es distraerme colocándolos en situaciones inverosímiles o dramáticas, sin faltar un toque romántico.

Tengo un montón de fics empezados con unos cuantos capítulos, cuanto más tiempo los deje acabaran quedando sin terminar, por ello subiré un par de ellos.

Uno es este, el otro es una serie con un fic que tendrá bastantes capítulos y en los que intercalo fics de un capítulo o dos dependiendo de lo largo que sean.

Notas del capitulo:

Disclaimer

Este fic está basado en Slam Dunk, los personajes pertenecen a Inoue Takehiko, no saco ningún beneficio utilizando sus nombres, cuyos derechos de autor le pertenecen. Mi propósito es distraerme colocándolos en situaciones inverosímiles o dramáticas, sin faltar un toque romántico.

Por de pronto no pongo advertencias porque no se como van a continuar los capítulos que tengo escritos, de momento no hay nada extremo.

Nota autora: Debido a un lapsus que tuve en capítulos posteriores, me he visto en la necesidad de cambiar la escena del baño, porque Rukawa aún no podía ver su espalda. Era más sencillo repetir este capítulo que cambiar la trama del resto de ellos.

Amnesia

By Paz

Capítulo 1: El encuentro

 

Entró a un conocido bar de copas y buscó una mesa apartada del bullicio.

El camarero se le acercó apenas se había sentado, era agradable que la atención fuera tan rápida.

-¿Qué va a tomar, señor?

-Whisky…

-¿Con agua?

-No.

El camarero se retiro dejándole solo con sus pensamientos.

Al poco una sombra se interpuso en su campo de acción. Levantó la mirada, fijándose en el hombre que estaba delante suyo, cabellos negros, ojos azules.

-¿Puedo? –preguntó indicándole la silla vacía.

-Puedes llevártela…

-¿Puedo sentarme contigo? -aclaró repitiendo su pregunta.

-¿Nos conocemos? –preguntó al sentir la familiaridad con que se dirigía a él.

-Si... –respondió un tanto sorprendido por la pregunta.

El camarero se acercó dejándole la bebida en la mesa.

Le miró con atención, como si intentara identificar a la persona que estaba delante suyo, finalmente sacudió la cabeza e hizo un gesto para que se sentara.

-Disculpa que no me acuerde de ti. ¿Dónde tuve ese placer?

-Yo no lo llamaría así. Fue en Shohoku, formábamos parte de un mismo equipo de basquetball. –la expresión de su rostro era inmutable, como si no supiera de lo que le estaba hablando.

-¡Por supuesto Shohoku! –exclamó como si eso aclarara todo.

Kaede no se dejo engañar por su exclamación, en sus ojos no había señal de un reconocimiento previo a ese momento, cuando sorprendido le reconoció sin dificultad a pesar del tiempo transcurrido y se acercó a él. Algo extraño estaba pasando.

-Hace diez años que nadie sabía de ti… -comentó y queriendo cerciorarse añadió esperando una respuesta acorde con su carácter- Te estuvimos buscando, nos tenías muy preocupados. Ninguno de tus amigos sabía de ti, aunque dijeron que solías desaparecer por temporadas.

-He estado de un lado a otro…

Rukawa  se dio cuenta que el hombre que tenía delante no estaba fingiendo. ¿Acaso no recordaba nada de su pasado? De ser así fuera no hubiera pasado por alto su aseveración. Al mirarlo más fijamente, advirtió ocultas tras sus cabellos unas leves cicatrices que antes no tenía.

-¿Cuándo tuviste el accidente? –preguntó directamente. Solo así se comprendía que no recordara Shohoku, ni que fueron compañeros de equipo, ni que durante tres años hizo de su vida un infierno. Al comenzar la universidad sus caminos volvieron a coincidir, para él resultó una sorpresa que estuviera estudiando lo mismo, por ese motivo, no fue extraño verles estudiar juntos. Ahora el momento de su revancha estaba al alcance de su mano, no importaba que no recordara el pasado, le bastaba con saber que era él.

-¿Cómo sabes? –llevo la mano a sus cabellos, como si quisiera peinarlos, solo que de un modo instintivo pretendía cubrir las señales que apenas eran visibles en su frente y se adentraban en su cráneo.

-Las cicatrices. ¿Qué es lo que recuerdas?

-Nada… -tomó el vaso y dió un largo trago- Ni siquiera mi nombre. –reconoció.

-¿Cómo te haces llamar?

- Higashiyama…. Higashiyama Jensei.

-Bien, ese nombre es tan bueno como cualquier otro –dijo.

-¿Qué quieres decir? –le miró sorprendido por su respuesta.

-Tu nombre es más buscado que el del internacional Carlos. –bajo el tono de voz como temeroso de ser escuchado.

-¿Qué hice? Lo sabes…

-No…, no lo se… -era sincero- solo puedo decirte que la policía puso tu nombre entre los más buscados, hasta llegaron a ofrecer una recompensa por quien pudiera dar una pista de tu paradero. –hasta ahí todo era cierto, a continuación añadió algo a su conveniencia- Te conviene seguir viviendo con ese nombre, yo me iría lo más lejos posible y si es posible cambiaría el color de tu cabello. Sigues siendo muy llamativo.

-No tengo donde ir…

-Puedo ofrecerte trabajar para mi…

-¿Que tengo que hacer? -le veía tan amable y atento que en ningún momento llegó a sospechar que le estaba engañando.

-Lo mismo que hacías cuando desapareciste… -sin saberlo acababa de picar el anzuelo que le había lanzado. Allí estaba su oportunidad.

-¿Trabajaba para ti? Pero entonces, debía ser muy joven…

-Diecinueve años, durante tres años pagaste tus estudios en la universidad con lo que ganabas, puedo decir que tenías mucho éxito.

-¿Termine la universidad? –preguntó.

-Si. –tenía veinticuatro años cuando despareció y aunque sabía que trabajaba era bastante esquivo en ese sentido por lo que ignoraba donde.

-Puedes contarme todo lo que sepas de mi, por favor –pidió al ver la firmeza en su mirada al sostener la suya.

-Aquí no…, ven a mi casa, allí puedes preguntarme todo lo que quieras –su actitud era de dispuesta solicitud.

Al ver su gesto asintiendo hizo una seña al camarero para que cobrara la consumición de su acompañante.

-Considéralo una invitación –dijo al ver que intentaba impedirle pagar.

::::::::::::::::::::::::::::::::::::::

-Umm… -dijo al verle regresar después de darse un baño, su propia vestimenta había recibido también un rápido lavado y secado, en tanto él esperaba en la sala, al verle aparecer no pudo dejar de reconocer que ahora su aspecto y la confianza que veía en su mirada le daba una prestancia perturbadora- El tiempo ha respetado tu figura, te conservas en buena forma, tal vez aún tengas posibilidades de continuar con tu profesión, puedo intentar contactar con tus antiguos amigos, seguro que alguno de ellos recibirá eufórico la noticia de tu reaparición.  Encontrar quien quiera estar contigo no será difícil –le miró evaluándolo, podía sacarle provecho a su amnesia, sería interesante entregárselo a su padre para un amaestramiento.

-¿Qué quieres decir? No comprendo… -sentándose a una corta distancia del hombre que decía conocerlo- Dijiste que me buscaba la policía.

-Si lo dije…

-Esos amigos que has mencionado…

-Por lo que se, durante los dos primeros años estuvieron buscándote, luego algo paso entre ellos y la amistad se rompió. –No le dio tiempo a hacerle preguntas- Te llamas Sakuragi Hanamichi y tienes treinta y cuatro años. El día que nos conocimos empezaba nuestro primer día en la secundaria alta en Shohoku, procedías de Wakou, nunca conocí los motivos de tu traslado.

-¿Y tú?

-Estuve en Tomigaoka, tenía catorce  años y era capitán del equipo de basquetball y si cambie de instituto fue porque me quedaba más cerca de casa y podía dormir más horas. Nos conocimos en la terraza porque el primer día me dormí y el profesor de echó de clase, al parecer tu subiste porque unos chicos de tercero querían resolver un asunto a golpes.

-¿Por qué?

-No lo supe.

-¿Me pelee con ellos? –abrió mucho los ojos, desde que tenia conocimiento de si mismo jamás había participado en una pelea, más bien parecía evitarlas desde el trágico final que tuvo una de ellas perdiendo tres años de libertad.

-No, lo hice yo. –Al ver su mirada curiosa añadió- No soporto que me despierten y esos idiotas lo hicieron. También me molesta que me interrumpan –le avisó entrecerrando sus ojos.

-Disculpa…, sigue contándome.

-Poco más puedo decir, tú no sabias nada de basquetball y aún así te atreviste a jugar contra el capitán del equipo, creo que hubo una apuesta de por medio -aunque le contaba lo que sabía de él, evitaba dar nombres de personas, no fuera que por cualquier motivo, cualquiera de ellos fuera la llave que abriera la memoria del pelirrojo, por de pronto su propio nombre no había provocado ninguna reacción- al parecer le molestaste mucho al decirle que odiabas el básquet. Fue todo un espectáculo verte intentar ganarle, lo sorprendente fue que lo conseguiste. –Le lanzó una mirada poco amistosa, cortando su intención de intervenir- Después te propusiste entrar al equipo e hiciste de todo para conseguirlo. Realmente no te faltaba valor, conseguiste alcanzar el nivel del equipo en poco más de tres meses. Tuvimos juegos de practicas con equipos de otros institutos, nos preparábamos para los preliminares de Kanagawa y más tarde fuimos ganando a los mejores equipos de la prefectura, hasta llegar a la final del Campeonato Nacional, nos enfrentamos duramente a un equipo muy fuerte y aunque le ganamos perdidos, al día siguiente no pudimos presentarnos al partido definitivo y declararon ganador al otro equipo, tu estábamos fuera de juego, en el hospital. Te lesionaste la espalda durante el juego y no dijiste nada hasta que al finalizar te desmayaste. –le miró esperando que hiciera alguna pregunta.

-¿Contra quien ganamos?

-Sannoh… ¿te dice algo todo esto? –preguntó esperando que todo siguiera siéndole desconocido.

-No… no recuerdo nada. Mis recuerdos empiezan la tarde que desperté en un hospital en Chiba, me dijeron que viajaba en un autocar que se accidentó, no llevaba documentación, pero si un billete con destino a Kamogawa. Estuve seis meses hospitalizado, tres de ellos inmovilizado de cadera para abajo, decían que no volvería a caminar.

-Se equivocaron… tienes demasiado espíritu para dejarte vencer por las dificultades.

-A los cuatro meses empecé a moverse, -esas palabras bastaron para convencerle que era sincero- a los cinco caminaba con normalidad a los seis me dieron de alta, definitivamente curado. Las autoridades me dieron un billete para la ciudad a la que me dirigía y un nombre nuevo. A todos los efectos pase a llamarme Higashiyama Jensei

-Como ya te dije es mejor que sigas usándolo, si supiéramos porque te buscaba con tanto afán la policía, -se quedo pensativo- podríamos, mi padre tiene amigos… podría pedirle que alguno de ellos consiga toda la información acerca de ti.

-¿Lo harías? Realmente no me gustaría tener que vivir huyendo por algo que no recuerdo haber hecho. –dijo llevándose la mano al cabello, en un gesto nervioso.

-Lo comprendo… por eso es conveniente que no te dejes ver fuera de la propiedad, la gente que trabaja aquí es de confianza. Puedes sentirte a salvo hasta que averigüemos que has hecho.

-Te lo agradezco…, antes mencionaste que trabajaba para ti.

-Si.

-¿Qué hacía exactamente?

-No se que has hecho durante este tiempo que has estado ausente, al no tener recuerdos puedes pensar que te estoy engañando –dijo- Es mejor que sigas ignorándolo –le acicateó con sus palabras para que insistiera en saber.

-Por favor, dímelo. Hasta ahora no me has dado motivos para que dudara de tus palabras. He ido a diferentes médicos a lo largo de estos años y todos han coincido en lo mismo, la lesión en mi cabeza me provocó la perdida total de mis recuerdos. Siempre me he sentido mal por no saber quien era antes, he deseado encontrarme con alguien que dijera conocerme y esta noche ha sucedido. Aunque todo lo que me has contado me resulta desconocido te creo. Dentro de mí tengo como la convicción que nos conocíamos y que puedo confiar en ti. –le miró ansioso de seguir sabiendo como era antes de perder todos sus recuerdos, a todos los efectos había vuelto a nacer hacia diez años.

-Gracias… -su tono de voz se escuchó emocionada y ese detalle fue más convincente que cualquier otra palabra- Antes de decirte en que trabajabas, permíteme hablarte un poco de mi –vio su gesto asintiendo- Soy gay… -le miro esperando ver algún gesto de desagrado o repudió, no fue así-… lo hable con mi padre y este aprovechó para hablarme de su trabajo, es propietario de un local en H** , allí van los hombres a divertirse, a pasar el rato, a jugar, juegos legales que no llaman la atención de las autoridades, todo legal, excepto, admite la presencia de jóvenes que necesitan dinero y allí lo consiguen fácilmente.

-¿Fui uno de ellos? –preguntó, recordaba que le dijo que necesitaba dinero para pagarse la universidad.

-Si. Te conocían con el nombre de "Rojo". Eras muy popular…, tus clientes siempre me preguntaban si sabía de ti. Decían que eras muy bueno con la boca. –Vió que daba un respingo al oírle- ¿Has recordado algo? –sabía que era imposible, porque cuando dejaron Shohoku y estuvieron en la universidad nada de eso era cierto, no sabía de donde conseguía Sakuragi mantener un apartamento propio, pagar matriculas y libros de estudio, lo único cierto era que su padre poseía un local de juegos como tapadera que ocultar un club de alterne, donde se llevaban a cabo prácticas de dominación y sumisión.

-No, solo algo que me ocurrió a poco de dejar el hospital. Una noche de tormenta, estaba empapándome bajo la lluvia… -bajo la mirada- un coche se detuvo a mi altura y el hombre se ofreció a llevarme. Acepté sin saber lo que me exigió luego por el favor que me hizo. Yo nunca, me negué…,  ignoraba lo que ahora me has dicho. Me dio un puñetazo en la boca del estomago, me quede sin aliento, cuando quise darme cuenta estaba con mi rostro hundido en su entrepierna… me obligó a hacérselo, luego dijo que era muy bueno.

-Lo lamento… -sin querer reconocer porque se sentía furioso, sus manos estaban empuñadas.

-Nunca más volví a subirme al coche de nadie.

-Hoy lo hiciste…

-Tú eres diferente… lo supe apenas te vi. –Hizo un encogimiento de hombros como si no pudiera explicar en que se basaba al expresarse así- Sentí que eras diferente.

-Te puedo asegurar que no voy a pedirte ninguna retribución. –comentó haciendo una seña al silencioso hombre que esperaba al otro lado de la sala.

Rukawa estaba sentado en el suelo, con las piernas dentro del kokatsu. Frente a él estaba Sakuragi, en pocos minutos la mesa estaba cubierta de las más variadas viandas.

-Sírvete todo lo que quieras, lo que no se coma se lo comerán los perros. Por cierto, no salgas después de las doce, estarán todos sueltos y te despedazarían si les das la menor oportunidad.

-Gracias por el aviso… -en ese instante llegó hasta allí el eco de los aullidos de los animales desde algún lugar próximo a donde estaban.

-Ahora están encerrados.

-¿Qué raza son?

-Dobermans y dogos argentinos. –estaban declarados como dos razas peligrosas.

-Son fieros –reconoció.

-Por eso los tengo.

-¿De quien te proteges?

-De todos y de nadie en especial… Me siento más tranquilo sabiendo que están ahí fuera.

Durante la siguiente media hora comieron en silencio.

Continúa en el próximo capítulo…

Notas finales:

 

Amaestramiento: Se trata de un término perteneciente al BDSM y consiste en entrenar a una compañera/o sumisa/o para que sea obediente.

No habrá violencia ni descripciones sadomasoquistas.

Me gustaría saber si es de vuestro agrado con muchas lecturas....desde ya os quedo agradecida a todas las que leeís mis fics sin olvidarme de las guapas chicas que me dejan además sus comentario. Gracias a todas.


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