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Un japonés en las mil y una noches por Paz

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Notas del capitulo:

Aquí esta la reacción de Kaede a la historia que Hanamichi le ha contado, solo me falta a mi saber si también os ha gustado.

Un japonés en las mil y una noches

 

Paz

 

Capítulo 3: El despertar de Kaede a la sexualidad

 

Abrió los ojos cuando comenzó a sonar el segundo despertador, habia tomado la costumbre de mantenerles alejados de él y por el momento estaban dando buen resultado.

 

Se estiró en el lecho desperezándose, al momento una sonrisa asomó en sus labios al recordar la primera historia de Hanamichi. Le sorprendió cuando escuchó sus descripciones y sus nombres, no habia esperado que tuviera tanta imaginacion y menos aún que les utilizara a ellos dos para ese tipo de relatos.

 

Cierto que Sakuragi había puesto cuidado en no hacer descripciones descriptivas de su relación, pero el solo pensamiento de saber que estaban enamorados era suficiente para despertar su libido, afortunadamente el pelirrojo muy concentrado en su relato no percibió que sus pensamientos se desbocaban y apenas llegó al final del relato, se dio la vuelta para que no se fijara en el sospechoso bulto que rompia la armonia de su ropa de cama.

 

Era vergonzoso que Sakuragi le viera en ese estado y le despidió con un seco buenas noches.

 

-Me quedaré unos minutos hasta confirmar que duermes –le dijo Sakuragi y él solo movió la cabeza dándose por enterado.

 

Tuvo que fingir que se dormía enseguida para que se marchara y cuando lo hizo comenzó a masturbarse con desespero.

 

Sakuragi había metido en su mente unos pensamientos bastante pecaminosos.


 

-¿Quién se ha quedado dormido ahora? –escuchó su voz después de golpear su puerta con energia.

 

-Estoy despierto…

 

-¿Puedo hacer uso de tu cocina?

 

-Eso ni se pregunta… -dijo recogiendo de su oshire una bata para no mostrarse medio desnudo ante Sakuragi- buenos días… -saludó al verle, estaba uniformado y preparado para salir.

 

-Voy a preparar el desayuno…

 

Asintió mientras se dirigia al aseo, escuchó sus pasos bajando las escaleras, cuando media hora después se reunía con él en la cocina, ya estaba duchado y vestido con su gakuran.

 

Sakuragi había preparado un desayuno bastante apañado con lo poco de que disponía, porque se había olvidado comprar alimentos el día anterior, le pidió que le recordara cuando salieran del entrenamiento que pasara por el combini, allí podía aprovisionarse de todo lo que necesitaran.

 

-Gracias por la comida –musitó cuando terminaron.

 

-¿Tienes algún problema en que nos vean llegar juntos? –preguntó llevando de la mano la bicicleta.

 

-Ninguno…, pero es mejor no conmocionarlos…, sería desastrosos por ambas partes.

 

-De acuerdo… , te he preparado un mapa por si deseas ir a pie, en caso contrario, estan marcadas las paradas del autobus. –comentó entregándole un folio doblado.

 

-¿Que distancia hay? –preguntó.

 

-Unas quince calles, y no en línea recta.

 

Sakuragi desdobló la hoja echándole una mirada.

 

-Me decidiré por el trasporte público, luego ya veré.

 

-Nos veremos en el entrenamiento… -dijo subiendose a la bicicleta y marchandose pedaleando, como si acabara de acordarse de algo se detuvo y se giró en su dirección, rebuscó dentro de su bolso y sacó un llavero- Me olvidaba dartelas. Esta es la de la cancela, y esta de la puerta de entrada a la casa. –explicó mostrándoselas y luego dejándoselas en la mano.

 

-Gracias. –las apretó en su puño cerrado.

 

-No necesitas esperarme para venir. En ese momento se decidió- Sube, iremos más rapido juntos, te dejaré antes de llegar.

 

-De acuerdo… -se apresuró a montarse detrás.

 

Se mantuvo despierto durante todo el trayecto, algo insolito y que achacó al leve contacto que suponía la mano de Sakuragi sujeta a la agarradera junto al sillín y que a veces con su movimiento le rozaba.

 

A doscientos metros de Shohoku se detuvo.

 

-Fin del viaje…

 

-Te agradezco que me trajeras.

 

Rukawa se adelantó, él hizo esos últimos metros andando, junto a la puerta de entrada a Shohoku se encontró con sus amigos que venían en dirección contraria a la suya.

 

-Pasamos por tu casa para recogerte…

 

-Disculparme, con el traslado me olvide de deciros que ya deje libre mi casa. –al momento de expresarse en esos terminos se dio cuenta que ya había dejado de pertenecerle. Seguramente que ahí construirían grandes viviendas que serían para gente de mayor standing de los que ahí vivieron hasta esa fecha que les dejaron de plazo para abandonar sus hogares, sus pequeñas casitas pasarian al olvido como si nunca hubieran existido y ese pensamiento consiguió frustrarle aún más el ánimo con que se había levantado esa mañana.

 

Los cuatro muchachos vieron la expresión apenada de su rostro y no pronunciaron palabra alguna, exceptó Yohei.

 

-Entremos… o llegaremos tarde.

 

El resto de la mañana permaneció bastante deprimido, habia nacido en esa casa, su infancia y adolescencia había transcurrido dentro de aquellos muros y pensar que no volvería a estar ahí daba a su rostro una expresion ceñuda, por lo que sus compañeros de clase intentaban no aproximarsele en exceso.

 

Se reunió con sus amigos en la terraza a la hora de comer, había comprado un bento en la tienda de que disponían en Shohoku y subió las escaleras, encontrandose con Rukawa que llevaba el mismo camino que él.

 

-¿Qué te ocurre? –aunque no estaban en el mismo salón había escuchado el rumor que Sakuragi tenía algún problema.

 

-Nada…, solo me duele abandonar mi hogar…, se me pasará –y se adelantó para no escuchar su compasión.

 

Rukawa se quedo observando su espalda.

 

Por la tarde, durante el entrenamiento, todo transcurrió como era habitualmente, con las consabidas discusiones entre Rukawa y Sakuragi, que si bien distraían a sus compañeros de equipo, habian dejado de considerarlas importantes, creyendo que de esa manera los dos chicos se darían cuenta que ya no eran el centro de atención y que así dejarían de lado sus peleas.

 

Akagi casi se sintió agradecido cuando llegó el momento de enviarlos a las duchas sin que ninguno de ellos estuviera lesionado, cuando se fijo en la actitud de Sakuragi se dijo que al parecer había adelantado acontecimientos antes de tiempo, el pelirrojo empujó a Rukawa deliberadamente cuando pretendió atravesar la puerta al mismo tiempo, empujándose entre si, nada dispuestos a ceder el paso al otro.

 

-¡¡Torpe!! –exclamó Rukawa y no prosiguió una discusión porque sintió que metía un papel en su mano.

 

-¿Qué ha pasado? –preguntó un tanto sorprendido en dirección a Ayako y que se mostraba igual de perpleja.

 

Se encogió de hombros.

 

En tanto Sakuragi se dirigía a uno de los habitaculos de la ducha, Rukawa se acercó a su taquilla y disimuladamente leyó la nota.

 

-“Los chicos me esperan en Danny’s. Llegaré con tiempo para contarte tu cuento de buenas noches”.

 

Rukawa se permitió una sonrisa que nadie vió.

 


 

-Ya estoy en casa… -avisó mientras se descalzaba en el guenkan.

 

-Has venido… -había llegado a pensar que sus amigos le habían convencido para que fuera a otro lugar.

 

-¿Acaso pensaste que no lo haría? –preguntó al percibir el sentido de su tono, tampoco esperaba una respuesta- Se que es dificil que confies en mi, pero una cosa esta clara y eso es suficiente para que lo hagas. Tú has sido el único que me has ayudado. Ahora dame tiempo para ponerme comodo, ya tengo pensado el estilo de este nuevo relato… , estoy seguro que será de tu agrado –y con una sonrisa le dejo.

 

-La tina esta preparada.

 

-Será una delicia relajarme un poco. Los muchachos llegan a ser pesados a veces. –reconoció.

 

Eran las nueve de la noche cuando Kaede y Hanamichi estaban en la habitación del primero preparados para un nuevo relato

 

-Te advierto de entrada que no quiero reclamaciones por esta historia… -le avisó al sentarse frente a él que ya estaba comodamente recostado entre cojines.

 

Rukawa sintió que despertaba su curiosidad.

 

Cuando comenzó a escuchar sus palabras, sintio un escalofrío, porque por un instante creyó que estaba leyendo en su mente. Estuvo tan pendiente de la trama que no le importó seguir despierto durante el resto de la noche y lamentó cuando Sakuragi se interrumpió, cuando estaba en lo más interesante.

 

-Basta ya por ahora…, tienes que dormir… -dijo Sakuragi levantándose- Mañana continuaré con el resto.

 

Rukwa se conformó, retiró todos los cojines y se acostó, Sakuragi se quedó unos minutos observándole, sonrió al ver que enseguida se quedaba dormido.

 

En silencio salió del dormitorio.

 

Continúa en el proximo capítulo…

Notas finales:

Nota autora: La siguiente actualización corresponde a “Siempre hubo más de uno”, lo escribí durante mis vacaciones y ha sido tan largo que ha sido necesario dividirlo en dos capítulos.


Anteriormente al titulo comenzaré con la frase de Sakuragi: -Te advierto de entrada que no quiero reclamaciones por esta historia…


Tampoco creo que os resulte complicado seguir el hilo de la historia, porque el ritmo de actualizaciones será un capítulo de “Un japonés en las mil y una noches” y un relato de Hanamichi y así hasta que mis neuronas digan basta.


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