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Un japonés en las mil y una noches por Paz

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Un japonés en las mil y una noches

Paz

Capítulo 2: El traslado

 

-¡¡Arriba… dormilón!! –exclamó junto a su oreja.

-Cinco minutos más… -musitó arrebujándose una vez más.

-Eso has dicho la última media hora –dijo divertido.

Compartir la casa con Sakuragi iba a ser entretenido. Le costaba tanto levantarse como a él, ya había perdido la cuenta de los despertadores que acaban destrozados contra el piso. La actitud del pelirrojo era una diversión inesperada, aunque solo fuera por eso se sentía satisfecho. Le hacia recordar a su hermano pequeño, en ese instante se dió cuenta que ya no resultaban tan dolorosos esos recuerdos.

-Voy a destaparte…¿no serás de esos que duermen desnudos? –preguntó con una sonrisa maliciosa.

-No… lo harás… -se agarró del borde de la sabana con firmeza.

Rukawa bromeaba, pero al ver su movimiento se turbó recordando la noche anterior cuando Sakuragi salió de las duchas desnudo y con las gotas de agua resbalando por su torso, y pudo darle un rapido vistazo antes que se cubriera. Fue una visión perturbadora por lo que le hizo sentir y ahora le tenía allí, aunque solo tuviera que conformarse con su compañía. Al menos ya era un adelanto.

-Solo cinco minutos… la camioneta ya esta esperando por nosotros.

-Ya me levantó… -dio un suspiro de resignación, aunque siguió unos minutos haciendose el remolón, los suficientes para dejar de oír los pasos de Rukawa alejándose.

Una sonrisa adornaba su rostro cuando apartó las ropas de cama, llevaba un ajustado slip con pequeños zorros estampados.

-¡Zorro taimado!! –exclamó al abrir la puerta y ver a Rukawa apoyado en la pared de enfrente con expresión aburrida, esperando verle salir.

-Olvide decirte que se enfría tu comida –dijo separandose de su apoyó- Por cierto, me gusta tu slip.

-¡Idiota!

Rukawa sonrió. Hanamichi quedo como si flotara en una nube algodonosa, viendo como su sonrisa iluminaba su rostro llegando incluso a sus ojos y suavizando su mirada.

-No pierdas más tiempo… -comento dirigiéndose a las escaleras.

-En unos minutos estoy listo…. –se apresuró a ir al WC.

Una vez aseado y vestido descendió rapido acercándose hasta la mesa donde los alimentos ya estaban servidos.

Tras agradecerlos, comenzó a comer con fruicción.

Rukawa viendole comer con satisfacción, pensó que no le importaba esmerarse un poco más si su compañero disfrutaba así con la comida.

-Deliciosa…, gracias por la comida.

-Salgamos… -dijo Rukawa cuando acabaron de recoger la cocina entre los dos.

-No es demasiado grande –exclamó Sakuragi al ver parado delante de la casa un camión con la cabina alta.

-Es el único que encontré desaocupado –dijo el hombre joven que esperaba- Todos arriba –exclamó- Iremos un poco apretados –avisó- pero es trayecto no es demasiado largo y podremos soportarlo, ¿no chicos?

-Si no es molestia para ti…

-Ninguna…, arriba chicos –con bastante guasa les ayudó a subirse a la cabina, poniendo ambas manos en sus traseros para impulsarlos hacia arriba.

-¡Ey!... –protestó Hanamichi al sentir el frote de sus manos.

-Disculpa, chico, no hay otro lugar mejor que ese para ayudarte a subir.

-¿Qué te hubiera parecido que lo hiciera solo? –preguntó a su vez.

Rukawa se asomó por encima de Sakuragi, mirando hacia el hombre joven.

-No te pases…

-¿Le conoces? –inquirió Hanamichi sentándose a su lado.

-Es mi primo Izumi… le pedí que viniera, tiene una empresa de transportes con sus hermanos. Te pido disculpas en su nombre.

-No importa…. Ahora tendre una historia nueva para contar. –dijo con una sonrisa divertida.

Los asientos no eran tan estrechos, los tres cabian dentro sin excesivas apreturas, sin embargo, no tardó en caer en la cuenta que la mano del primo de Rukawa estaba demasiado tiempo apoyada en el muslo del chico, quien parecía no darse cuenta de ese detalle.

Rukawa si era consciente, sabía que solo lo hacia para provocarle, y como lo mejor era ignorarle eso hacia. Él llamó otro de sus primos, pero había salido hacia Yokosura., así que tuvo que conformarse con él más hentai de los hermanos.

Cuando llegaron a la que hasta ese momento había sido el hogar de Sakuragi, este hizo un repaso por toda la vivienda eligiendo todo aquello que guardaban recuerdos de sus padres. Eran pocas cosas, pero de cada una de ellas tenía una historia para contar y aunque verlas le provocaba la añoranza de haber perdido a sus padres, pasar sin ellas le resultaba más doloroso, por ese motivo sentía agradecimiento hacia Rukawa que le permitía conservarlas.

Rukawa veía su miranda nostalgica cuando acabaron de recoger lo que le interesaba conservar.

-¿Qué haras con el resto?

-Venderlo, si es que a alguien pueda interesarle. –dijo cerrando la puerta con llave- Aunque no se si me dara tiempo, oí decir que las derriban dentro de tres dias. Posiblemente se destruya todo.

-Me permites ocuparme de ello, le diré a uno de mis primos que se ocupe del resto, te dará lo que consiga por todo. –al ver la duda en su expresión añadió- Le puedo pedir a Izumi que luego que nos deje en casa, venga a llevarse el resto, él y sus hermanos como transportistas conocen a gente que pueden necesitarlo, los muebles se ven nuevos.

-Mi madre cuidaba de ellos con esmero y mi padre se ocupaba de todo lo que fuera carpinteria. –musitó.

Rukawa comprendió que le resultaba doloroso desprenderse de ellos por los recuerdos que cada uno de ellos guardaba para él. En ese instante, se decidió.

-¿Me das la llave? –preguntó estirando su mano con la palma abierta.

Hanamichi la miró unos segundos, titubeando, luego la dejo caer sobre ella. Rukawa asintió con un gesto de cabeza y sin dudarlo le vió dirigirse hacia su primio Izumi, quien muy serio, dejando de lado las chanzas le escuchaba, de vez en cuando veía que su mirada iba hacia él. A poco asintió, le vió guardar su llave.

Nunca supo de lo que hablaron, hasta que dos años despues vió los resultados de esa conversación, tres días despues de esa mañana él recibió cincuenta mil yenes, mucho más de lo que esperaba conseguir.

-Mi primo Izumi, conoce a una persona interesada en muebles antiguos, y ofrecio eso por todo el lote. –comentó Rukawa cuando le entregó el dinero.

-Gracias… -aunque le costaba pronunciar la palabra por todo lo que hubo entre ellos, no podía menos que sentirse agradecido por de cuantos le conocen ha sido el único que se acercó ofreciendole su ayuda, y aunque sea interesada no lo tiene en cuenta. Después de todo el disfruta contando historias y si encima le pagan por eso, pues esta encantado- Me dirás cuando quieres que empiece.

-Esta misma noche…

-Conforme.

Rukawa le había dejado que durante esos días, se acomodara en las dos habitaciones que le había dejado y le había aconsejado que estrujara su cerebro buscando buenas historias.

-Todas mis historias son más que buenas –dijo jactancioso.

-Así lo espero.


-¿No se te hace grande esta casa para ti solo? –preguntó Hanamichi mientras le seguía hacia su dormitorio.

-No dirías eso si me vieras por la noche. –respondió sin volverse.

Habian cenado a su hora, luego salieron a practicar juntos a una cancha y cuando regresaron tomaron por turnos la utilización de la tina, y ya relajados había llegado el momento de su prueba de fuego. Jamas pasó por su imaginación la idea de que no fuera lo suficientemente bueno para distraer a Rukawa.

-Cuando estes preparado, llamame. –comentó Sakuragi dirigiendose al dormitorio que le había asignado.

-Daré unos golpes al muro.

Quince minutos después los escuchó, le había dado tiempo a quitarse su ropa y ponerse una yukata para que cuando le dejara no tuviera que perder tiempo preparandose para dormir.

-Puedes llamarme Kaede –dijo Kaede cuando asomó la cabeza pior la puerta entreabierta.

Hanamichi le encontró recostado, en su esplada había un par de cojines y sus manos cruzadas reposaban sobre la ropa de cama. Había acercado una silla baja relegandole a una posición más baja en relación a él, si bien no le molestaba porque no esperaba otra cosa, además desde su posición podía observar de frente las reacciones de Rukawa ante su relato y sobre la marcha podía ir modificando sus ideas.

-Puedes comenzar cuando quieras, estoy listo.

-Tú también puedes llamarme por mi nombre, Hanamichi. A modo de preambulo, te diré que siempre me ha sido más comodo darle rostros conocidos a los personajes de mis historias, por ello no te sorprendas, si les reconoces por mis descripciones de ellos o les doy sus propios nombres, por ello, te advierto que mis historias pocas veces tienen una base real y no es garantía para que imagines cosas extrañas.

-¿Quieres decirme que lo de Sendoh no es cierto? –preguntó como si se sintiera desilusionado.

-Eso si que ocurrió y puedo asegurarte que cuando Sendoh levantó la mirada y me vió no se quien de los dos estaba más sorprendido si él o yo. De todos modos es una historia cortita, empezaré con algo más extenso.

-De acuerdo.

-Esta increíble historia comenzó el invierno pasado cuando se produjo el reencuentro de dos antiguos rivales…  -ignoró el gesto de Rukawa, cuando levantó su ceja derecha con una expresión divertida.

Continúa en el proximo capítulo…

Notas finales:

Nota autora: Creo recordar que ha avisado que este fic forma parte de una serie de fics totalmente independientes entre si, que serán las historias que Hanamichi va contandole a Kaede noche tras noche, por lo que no se va a encontrar a continuación de este capítulo, sino aparte.

 

Por ese motivo os comento que la primera historia de Hanamichi se titula “El reencuentro” y comenzará con la frase con que el pelirrojo precede a su relato, intentando que en todos se advierta de donde procede.

 

Me estoy esforzando para que este nuevo proyecto salga perfecto, por ese motivo cuando acabe lo que tengo escrito iré un poco más lenta, por ello os agradezco desde ya vuestra paciencia, además ya habréis notado que he subido todos los fics sobre los que estoy trabajando… bueno, todos no, aún me quedan muchos en el tintero y es que no puedo escribir una sola cosa, necesito variedad y como cualquier frase que leo me inspira, tengo que escribir lo que sea antes de olvidarlo.

 

Si vierais mi carpeta de fanfics quedariais perplejas, lo que tengo subido a la web no es nada comparado con los que tengo pendientes: en proceso o simplemente ideas para desarrollar.

 

Bueno, no os doy más la vara, o la lata, o no me enrollo más que las persianas, según lo entendais en vuestros respectivos paises.

 

Gracias a todas por leerme y también quedo muy agradecida a todas las que vayais a dejarme vuestros reviews. Un saludo. Paz


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