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Diario secreto de un adolescente pervertido por Paz

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Notas del capitulo:

El sistema de estudios en Japón, puede ser por trimestres o por semestres, por lo que yo he preferido actuar sobre el primero de ellos, porque no se como lo aplican. Es decir, no se si es para los estudios de primaria, secundaria o universidad.

Diario secreto de un adolescente pervertido

Por Paz

2ª parte

Año 16 de la Era Heisei

Mi primer trimestre Abril-Julio

 


Año 16 Era Heisei, mes 4, día 7 miércoles

A principios de esta semana han comenzado las clases, el primer trimestre y los profesores han empezado a darnos clases a un ritmo trepidante, nos han pedido trabajos prácticos y nos exigido lo más posible. Voy a estar tan ocupado estos primeros días que no se cuando podré volver a escribir.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 4 día 24, sábado

Debí poner más cuidado al cruzar la calle, afortunadamente, el conductor tuvo buenos reflejos y detuvo el coche antes de alcanzarme. Aunque si me pongo a pensar en ello, no creo que hubiera conseguido atropellarme, porque fui rápido al echarme hacia atrás, sin embargo el pasajero se bajo del interior del coche interesando y preocupado por mi seguridad, sin esperar que el conductor llegara a tiempo para abrirle. Me dí cuenta que debía de tratarse de una persona importante. Le aseguré que estaba bien, que ni siquiera me había tocado, aun así insistió en llevarme al servicio de urgencias para que me vieran. Consiguió convencerme y me metí en el interior del lujoso coche, tal vez fuera eso lo que me indujo a aceptar su ofrecimiento. Era la primera vez que me pasaba algo que pudiera denominarse interesante.

 

Una vez dentro me dijo que se llamaba Rukawa Shunsuke y me dio su tarjeta en caso que necesitara cualquier tipo de ayuda. Se lo agradecí guardándomela al tiempo que le decía mi nombre y por si tenía alguna oportunidad con él, añadí que tenía diecisiete años. Vi que su mirada inquisitiva se posaba en mi rostro, como evaluando mis palabras, al parecer las dio por buenas porque nada me comentó.

 

Llegamos a urgencias del hospital de Kanagawa y explicó lo ocurrido, debía ser una persona de reconocida personalidad porque enseguida llegó un medico y una enfermera y me llevaron a una sala, cuando Rukawa-sama explicó el incidente, me sacaron radiografías de los huesos, me extrajeron sangre que analizaron y me pidieron que les diera una muestra de orina. Así lo hice. Tres horas después, me dejaron libre, con un diagnostico tajante estaba más sano que cualquiera de ellos. Al ir a marcharme me sorprendí al ver que Rukawa-san continuaba esperando por mí. Me pidió que esperara cuando el medico salió tras de mi, hablaron los dos un largo rato, mirando hacia mi de vez en cuando.

 

Estaba claro que yo era el tema de conversación.

 

Por mi parte, mientras esperaba sentado, no apartaba mi mirada de Rukawa-san, debía tener unos cuarenta años, el traje que llevaba dejaba ver la innata elegancia del hombre, veía sus hombros anchos y la cintura estrecha, posiblemente acudía a gimnasio para mantenerse en forma. Me sorprendió un par de veces mirándole, y no pareció molestarse, al contrario, me sonrió como si me conociera de siempre y al ver esa sonrisa sentí me estaba excitando, era demoledora. Afortunadamente, se entretuvo bastante con el médico y me dio tiempo a tranquilizarme. Tenía el cabello negro y unos ojos de color azul que deslumbraban y cuando sonreía uno deseaba ver siempre esa sonrisa. Su boca, era lo más atrayente de su rostro, después de su mirada azulina, su sonrisa era matadora y me preguntaba que sentiría si esa boca, de labios ligeramente abultados se paseara por todo mi cuerpo. Volví a excitarme, por lo que me saque la chaqueta y la recogí sobre mi brazo cubriéndome con ella. Rukawa-san venía hacia mí, me levante rogando para que no se notara mi estado.

El chofer esperaba tranquilo junto al coche, al vernos, se apresuró a abrir la portezuela, Rukawa-san me hizo entrar primero, luego lo hizo él, me pregunto por mi dirección y se la di.

 

Esa noche y las siguientes me masturbaba pensando en él. No le llame, ni tampoco lo hizo él.

Solo era un don nadie al que el azar había cruzado en su camino durante unas horas.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 4, día 27 martes

Estaba  a finales de mes y me había quedado sin provisiones, bajé al conbini para ver que podía llevarme con los escasos yenes de que disponía, ni nevera y mi bolsillo estaban igual de vacíos, lo hice cuando ya era de noche, pensé que si no tenía clientes podía conseguir llevar alimentos suficientes sin necesidad de pagarlos.

Los hermanos Okano poseían dos negocios, Tsubasa regentaba una casa de comidas, un pequeño restaurante opinaban sus clientes, Masato, el hermano más joven dirigía un conbini, a ambos les debía muchos favores, y como Masato salía con una joven viuda del barrio, no podía ofrecerme a él a cambio de alimentos, me hubiera sacado de su tienda a patadas.

Me quede en la calle sin decidirme a entrar porque no sabía como planteárselo. Me detuve junto una un poste que anunciaba la tienda a la que deseaba ir, estaba ahí abstraído cuando un coche se detuvo frente a mi, escuche que me hablaban preste atención y no pude creer que ese tipo me hubiera tomado por un chapero, pero como la necesidad era mucha le mencione una cantidad exagerada, me hizo un gesto de aceptación y me abrió la puerta, me apresuré a cruzar por delante del coche, apenas tuve sujeto el cinturón de seguridad arrancó no me inquiete en absoluto, me había advertido que me llevaría de vuelta hasta donde me había recogido.

Por el camino que llevaba comprendí que se dirigía hacia los arrozales, así fue, aquella zona de carreteras rectas, a esa hora aparecía en la más absoluta obscuridad y sin duda el lugar más tranquilo para lo que el tipo quisiera hacer conmigo.

No espere que me dijera que deseaba, tome la iniciativa apenas detuvo el coche, lleve mi mano a su entrepierna masajeándole a través de la tela hasta sentir como crecía de tamaño, solté las trabillas del cinturón aflojándolo y desabotonando la bragueta, extraje de su encierro su polla, dura y goteante, me incline sobre ella y en segundos la tenía dentro de mi boca, mi lengua y mis dientes le dieron una buena mamada, lo supe por los gemidos del hombre y sus manos apoyadas sobre mi cabeza impidiéndome moverme e incitándose a seguir. No tenía intención de dejarle a medias, y puse en práctica todo lo que mis anteriores amantes me habían enseñado, le deje tan complacido que me dio lo que le había pedido y me volvió a dejar en la esquina donde me había recogido. Antes de despedirse me pregunto si siempre estaba en ese lugar porque deseaba repetir conmigo.

Solo lo pensé un segundo, le dije que todos los martes a las diez de la noche solía estar. Él prometió volver.

Me quede quieto mientras le veía alejarse, luego cuando las luces traseras desaparecieron de mi vista me dirigí al conbini e hice un pequeño gasto, era bien sabido que siempre estaba corto de dinero.

Al resto del dinero le busque un escondrijo dentro del piso, en mi dormitorio, hacia tiempo, entre las cosas de mi padre había encontrado un estuche de madera lacada en negra, con una garza pintada en la tapa, todo en si era un trabajo artesanal y me pregunte como mi padre poseía algo tan bonito, creía al verlo que guardaba algo importante, sin embargo estaba vacío, lo saque de donde había vuelto a ponerlo y fue allí donde guardé el sobrante.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 4, día 29 jueves

Hoy se ha celebrado el día de la Naturaleza y en el instituto se han llevado a efectos diferentes actos para acercar a la gente a la naturaleza, por lo que hemos plantado árboles conmemorando así este día, después de eso no ha pasado nada que pudiera denominarse interesante, excepto que con este día se inicia el comienzo de la Semana Dorada.


Año 16 Era Heisei, mes 5, día 4 martes

A las diez de la noche estaba parado junto a la cabina del teléfono, esperando. Pasaron diez minutos y parecía que no iba a venir, estaba a punto de alejarme cuando vi las luces de un coche que doblaba y se detenía a mi altura.

Cuando abrió la ventanilla y le identifique rodee el coche para entrar por la portezuela de la izquierda, tras un escueto saludo arrancó. Una vez más se dirigió a los arrozales. La quietud del lugar solo estaba rota por los jadeos del hombre y mis esfuerzos por complacerlo.

Al parecer, esa noche quería algo más, porque soltó mi pantalón y me lo bajó de un tirón junto con el slip, sus manos comenzaron a masajear mis nalgas, abriéndomelas y tanteando hasta encontrar mi ano, sus dedos me abrieron dolorosamente, siempre estaba tan estrecho que daba la sensación que era virgen, sabía cuanto se cotizaba ese detalle y no me importaba que creyera que lo era.

Minutos después era yo quien gemía y jadeaba estremecido, la posición no era la adecuada en aquel estrecho espacio, pero él hombre se sacudía con energía sobre mí, embistiéndome con una fuerza increíble y haciéndome sentir que iba a derramar mi simiente en el tapizado del coche.

Como si ese pensamiento pasara por el hombre me alcanzó unos cuantos pañuelos de papel para evitarlo, mientras yo lo hacia sobre ellos, él llenaba mis entrañas con su semen, lo sentía calido.

Poco después, una vez vestidos, volvió a salir de ese lugar y me llevó hasta el punto de recogida, no sin antes dejarme en las manos un rollo de billetes.

Ni siquiera me moleste en contarlos, solo por el grosor me consideraba bien pagado, tal como lo recibí lo metí en mi escondrijo, junto a los otros billetes sueltos.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 5, día 5 miércoles

El asqueroso de Kido-san vino a recoger la mensualidad de ese mes, hubiera podido pagarle, pero no deseaba hacer ostentación de lo que poseía, por lo que no tuve otra que plegarme a sus deseos.

Ese viejo verde creía tenerme en sus garras y yo se le permitía, mi fama de matón con él no servía, tenía amigos que por unos yenes podían apalizarlo, sin embargo, el consorcio tenía poder y dinero para enviarnos un cobrador peor que el que ya teníamos y como dice el dicho, más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 5, día 8 sábado, por la mañana

Habían transcurrido dos semanas y pensaba que no volvería a verle.

 

Me quede sorprendido cuando le ví. Habíamos ido para una clase de evaluación, mi amigo de la infancia Yohei y el resto de la tropa cuando me lo encontré esperándome con su elegante vehículo a la entrada, Yohei y los demás se despidieron y yo quede frente a él sin palabras. Estaba prohibido que los padres llevaran a sus hijos en coche al colegio, como normalmente, la asignación de la escuela era la del barrio donde vivíamos solíamos ir sin problemas a pie o en tren, sin embargo, las normas no decían nada acerca de los posibles amantes, porque no tenía dudas acerca de su presencia allí.

 

No le pregunté como sabía que estaba ahí, ni tampoco él me hizo ninguna referencia respecto a mi edad, él debía estar enterado que solo tenía catorce. Si a él no le importaba tampoco a mí.

 

De allí me llevó a un hotel del amor, había tenido especial cuidado en conducir él, nadie supo de nuestra presencia en aquel lugar. Hacerlo con un hombre mayor me descubrió un despliegue de sensaciones mucho más intensas, definitivamente, me gustaban mucho más.

Eran las nueve de la noche cuando me dejo delante del edificio donde vivía y cuando me quite la chaqueta encontré un fajo de billetes en el bolsillo. Fue más que generoso, con ese dinero podía pagar el alquiler de dos meses y quitarme de encima al seboso Kido-san. Si pedía justificación podía decirle que había recibido mi cheque a tiempo, de todas maneras, era consciente que de un momento a otro no podía disponer de dinero a manos llenas, sería muy sospechoso que de no tener nada me mostrara pudiente.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 5, día 11 martes

Definitivamente, el tipo del arrozal se ha convertido en mi cliente habitual, esa noche cambio de lugar, al parecer, la incomodidad del coche ha conseguido que me lleve a un hotel del amor y allí se desfogó conmigo de un modo tan intenso que me deje dolorido y sin poder sentarme cómodamente durante un par de días, fue muy generoso dándome mas de la tarifa que le había impuesto.

Esa noche cuando iba a descender del coche me detuvo preguntándome mi nombre, al decírselo, él añadió que se llamaba Sendoh Katsufumi y añadió algo que no tenía porque decírmelo, estaba casado y tenía un hijo.

-Si a ti no te importa, a mi tampoco –respondí dándole a entender que si tenía gusto por los hombres no era mi problema siempre que me pagara lo estipulado, que su mujer y su hijo eran cosa suya.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 5, día 13 jueves

Me dirigía a casa con mi tropa detrás cuando el móvil que me había regalado Rukawa-san comenzó a sonar, me pidió disculpas si había interrumpido alguna de mis clases y tras asegurarle que me dirigía a casa me pregunto si con mis amigos, le respondí afirmativamente, fue entonces cuando me preguntó si tenía inconveniente en que nos viéramos la noche de los viernes. Le dije que ninguno y prometió pasarme a buscar a las ocho y media.

Al pasar por una librería me compre una pequeña agenda, iba a necesitarla si quería recordar mis citas, una vez en casa marqué todos los martes a las diez con un nombre Sendoh-san y los viernes con el nombre de Rukawa-san, pensé que la generosidad de ambos era proverbial. Al estar casados y con hijos, hacerlo conmigo les hacia sentirse culpables. Una baza a mi favor.

Jaa ne.


Año 16 Era Heisei, mes 5, día 14 viernes

Decididamente Rukawa-sama esta demostrándome que esta encaprichado conmigo, porque me sorprendió llevándome a un piso de su propiedad en un barrio residencial, porque desde el ascensor se accedía directamente en el interior del mismo.

-Nadie sabe que me pertenece, esta comprado a través de unos intermediarios. –dijo entregándome un juego de llaves con un curioso adorno, una cabeza de zorro- Puedes utilizarlo siempre que quieras, yo vendré aquí solo los viernes, si alguna vez por cualquier motivo no puedo te avisaré antes.

Me sentí tan abrumado que no supe como agradecérselo.

Él solo deseaba una cosa de mí y la obtuvo durante el resto de esa noche. A la mañana siguiente, después de un abundante desayuno, me entregó una tarjeta con la dirección del piso.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 5, día 15 sábado

Yohei y los chicos estuvieron al mediodía en casa y vieron sobre la mesa la tarjeta con la dirección, los chicos conocían algunos de mis secretos, excepto mi nueva vida sexual, si bien Mito y Ookus sabían de mis preferencias hacia los de mi mismo sexo porque tenido ocasión de confirmarlo en carne propia.

-Rukawa Shunsuke… -leyó Takamiya que no perdía ocasión para curiosear entre mis cosas.

-Es el tipo del cochazo, -dijo dándolo por confirmado Noma.

-Si… –no tenía sentido negarlo.

-Y esta dirección, ¿es de su casa? –preguntó Ookus mirando por encima del hombre de Takamiya.

-No… -como no tenía sentido ocultárselo mas tiempo, les mostré el juego de llaves- Me ha dicho que puedo usarlo para ir a estudiar siempre que lo desee –ví la mirada que se dirigió Mito, me conocía bien para saber cuando mentía. Me sentía tranquilo porque sabía que no me descubriría ante los demás- ¿Queréis que vayamos para qué lo conozcamos? –propuse.

El resto de esa tarde lo pasamos explorando todo el piso, además de lo que estaba a la visto encontramos unos joystick y diversos juegos, por lo que estuvimos muy entretenidos, en una de las habitaciones parecía preparada para un adolescente y no dude que estaba pensada para mí, sobre una mesa había un ordenador, con su respectivo teclado, una balda por encima de la pantalla mostraba una serie de estuches con películas adecuadas para un adolescente hormonal, saqueamos también la nevera , después de esa tarde, cuando ví que todo estaba correcto y encontré la nevera llena, claro indicia que tenían orden de ocuparse de mantener el piso atendido accedí a ir un par de tardes durante la semana, a la salida de la preparatoria con los muchachos. Seguro que Rukawa-sama lo sabía y no parecía importarle que llevara compañía.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 5, día 19 miércoles, por la noche

Dos puertas más allá de mi apartamento, el hermano casado de Hirase Sho había levantado la voz en exceso, eso solía ocurrir cuando se peleaba con su mujer y se presentaba allí, se quedaba algunas horas desahogándose con su hermano, como no controlaba su tono de voz, los vecinos más próximos nos enteramos de todos sus problemas conyugales, su voz  nos llegaba con toda nitidez y solo cuando se iba el silencio imperaba en nuestra planta.

Esa noche, un trabajo practico me había distraído, pasaban de las diez y por mucho, así que no tenía sentido ir a cenar donde Okano-san, me asee y solo vestido con un slip y una bata abrigada salí de mi piso y fui a llamar al 4C.

La puerta se abrió a los pocos minutos, supe al ver su aspecto que ya estaba acostado.

-¿Qué te ocurre? –preguntó al verme despejándose al momento.

-Discúlpame, estoy hambriento y ya ha cerrado Okano-san –dijo poniendo mi expresión más apenada que pude.

-Pasa –dijo apartándose.

Me trajo unas bolas de arroz, sabía lo mucho que me gustaba y también unos Takoyakis que su otro hermano le enviaba de Osaka a través de un transportista que pasaba por allí al dirigirse a Tokyo, cierto es que tenía que desviarse de su ruta, pero parecía no importarle.

-Están muy buenos –dije tras agradecerle la comida, le miré con expresión desvalida- ¿Puedo quedarme contigo? –y como si me arrepintiera de hablar, yo mismo me respondí- Olvídalo, haz como si no hubiera hablado.

-Quédate.

-Gracias.

-Solo tengo un futón.

-No me importa, si tú quieres compartirlo. –si conseguí sorprenderle no lo demostró.

Hirase-san apagó la luz de la pequeña sala y juntos fuimos al dormitorio, en el suelo estaba el futón abierto, claro indicio que a mi llamada estaba acostado.

Me quite la bata, la doble y la deje apoyada en el piso, cerca de mí. Me metí dentro de la ropa quedando de costado, Hirase-san se tumbó también en la misma posición para darnos espacio, al final acabamos tan juntos como yo deseaba.

-Tienes los pies helados –dijo abrazándome por detrás y frotando sus pies contra los míos para calentarme.

Mi espalda se apoyó en su pecho, y mi como si estuviera acomodándome me moví contra su pubis, percibiendo al instante que mi movimiento le había excitado, lo que paso después es largo de contar y casi no puedo sostener la pluma del sueño que tengo, solo añadiré que esa noche, Hirase-san me demostró lo que ya empezaba a saber, los hombres mayores tenían una experiencia que les faltaba a los jóvenes.

A las seis de la mañana, Hirase-san ya vestido me despertó.

-Regresa a tu cuarto, tengo que marchar al trabajo.

Adormilado asentí.

Ya no me acosté, en poco más tenía que levantarme, por lo que acabe de despejarme bajo el chorro de la ducha.

A las siete y media me reuní con Mito y nos dirigimos juntos hacia la preparatoria, por el camino se nos fueron uniendo el resto de los muchachos, llegando juntos como era habitual.

Jaa ne.


Año 16 Era Heisei, mes 6, día 3 jueves

He estado tan ocupado a nivel de estudios y personal que no he podido sentarme ni un instante a escribir lo que he ido haciendo estos quince días.

Mis estudios avanzan bien porque no quiero retrasarme en ellos, si me dejara estar no podre avanzar al mismo nivel que el resto de mis compañeros y repetiría curso, algo que me resulta impensable.

Por otro lado, mi agenda cada vez esta mas llena de nombres, además de los que puse al principio, he tenido que ir añadiendo otros que han comenzado a tener una asiduidad en mi vida sexual bastante notoria, me lleve a engaño cuando creí que Okano-san acabaría cansándose de hacerlo con un chico cuando tenía a su esposa, me equivoque, dos veces a la semana acudía a cenar allí cuando estaba lleno de gente, su esposa atendía las mesas al punto que parecía que nunca se había ausentado, su sonrisa y su amabilidad era conocida por todos los que allí acudíamos, Okano-san estaba siempre en la cocina y apenas si le veía, solo que al marchar algunas veces me salía al paso y me susurraba.

-Pásate esta noche. –y yo asentía porque solo iba para asegurarme que seguía deseándome, además en agradecimiento todas esas veces al marcharme lo hacia con una bolsa con diferentes paquetes con comida preparada, evitándome de esa modo tener que meterme en la cocina, mis menús consistían en sopa miso y arroz, por lo que agradecía cuando me evitaban realizar esa tarea. Había comida suficiente para una semana y que no me duraba ese tiempo porque siempre estaba hambriento.

Con la excusa que necesitaba compañía, Hirase-san me aceptaba a su lado sin preguntarse que podía ver un adolescente en un hombre cercano a los cuarenta, podría haberle dicho que cada vez que me cogía sentía como los mismos dioses me estuvieran penetrando. La suya era tan enorme que la sentía muy apretada.

Cuatro hombres mayores que a su modo conseguían que me sintiera a gusto con ellos, excepto Kido-san que exigía mes a mes mi contribución y que se mostraba colérico cuando veía que no siempre la conseguía y que siempre que tenía que hacérselo, apenas quedaba solo me enjuagaba y frotaba mi boca con un cepillo hasta dejármela dolorida. En realidad eran cinco fijos porque no podía dejar de lado a mi abusador, aunque desconocía todo de él, excepto lo que veía.

Luego estaban los ocasionales, aquellos que satisfacción mi necesidad cuando me faltaban los otros, Fuchida-san, Erizawa-san, Mito o Ookus, con ellos era algo rápido en los lugares mas insospechados de la preparatoria durante los recesos.

También volví a coincidir con Amagawa y de común acuerdo acabamos en una habitación de un hotel, Amagawa me confesó que desde aquella noche en el karaoke había deseado hacerlo conmigo. Quedamos en repetir si volvíamos a coincidir aunque no con la asiduidad que él hubiera deseado. Yo tenía demasiados compromisos para añadir uno más. Me conformaba con verle de tanto en tanto.

Cada día que pasa me estoy acercando a las vacaciones de verano, lo deseo porque podre tener una vida sexual mas intensa. Esta dispuesto a seducir a cuanto hombre me de la menor oportunidad.

Mañana me encontraré con Rukawa-san, y si se demora como la última vez me encontrará desnudo en la cama con uno de los consoladores metido en mi culo y no podrá convencerme para que me ponga a estudiar. A veces si no fuera porque me jode de maravilla pensaría que se siente como un padre regañón conmigo, no puedo negarlo, en el fondo me gusta que lo haga, me hace sentir esas noches que algún día podré tener una familia propia.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 6, día 15 martes

Quiero dejar constancia de lo que me ha pasado esta noche, él no me ha reconocido, aunque supongo que no conoce a todos los que estudian en el Centro que dirige.

Si me preste aún sabiendo quien era fue debido a mis anteriores pensamientos antes de la cita con Sendoh Katsufumi-san.

Me había propuesto no dejar pasar tanto tiempo sin escribir, sin embargo no he podido cumplir con mi propio deseo. Ha sido una semana agotadora, en la que unos y otros querían lo mismo. Me pregunto que sentirían si les citara a todos los mismos días y a la misma hora montando con ellos una orgia sexual pretendiendo dejarles agotados hasta la siguiente cita.

Solo es una fantasía, porque me temo que al creerse los únicos hombres en mi vida sabrían que soy un exaltado sexual y es que cada vez quiero más de todos ellos. Dejemos a un lado mis lujuriosos pensamientos y pasemos a lo que realmente importa.

Como ya puse arriba, hoy es martes y a las diez me veré con Sendoh Katsufumi-san, él sabe que a las doce ya tengo que estar en casa, es por ello que hemos vuelto a los arrozales, aunque él ha cambiado de coche, ahora tiene uno que los respaldos de los asientos se vuelcan quedando horizontales, así podemos joder como si estuviéramos en una cama. Él es muy meticuloso y extiende sobre ellos una tela para evitar salpicaduras inoportunas.

Cuando le ví girar, me aparté del poste y cruce la calle para ubicarme a la izquierda del vehículo, al subir, observe que había un hombre en el asiento trasero, aun estando en la penumbra le reconocí.

-Debí avisarte, pero no tengo tu teléfono –dijo a modo de disculpa Sendoh-san- Le he hablado de ti y quiere conocerte. Le he mencionado tu tarifa y esta dispuesto a pagarte lo estipulado, al ser una sesión doble, cobraras por cada uno de nosotros.

Yo me encogí en el asiento maldiciéndoles mentalmente y rogando para que no me reconociera, porque allí estaba Maeda-sensei, el director del centro donde cursaba mis estudios.

-Si es así, no me importa hacerlo con los dos –musité bajo rogando que mi buena fortuna siguiera acompañandome.

Casi agradecí que hiciera frío y me pusiera en la cabeza un gorro que me cubría los cabellos, mientras circulaba hacia los arrozales en ningún momento pensé en quitármelo y menos aún en pronunciar palabra. Seguro que Sendoh-san se estaría preguntando que me sucedía porque el silencio no iba conmigo.

Me mantuvo con el rostro bajo para que no pudiera identificarme, en tanto Sendoh extendía los asientos y los cubría con la tela, ni le dí tiempo a plantear como lo haríamos, me puse delante de él dándole la espalda a Maeda-sensei, me quite los pantalones y los slip a un tiempo, Sendoh-san siguió mis movimientos, detrás de mí sentía que el director estaba imitándonos.

En segundos estábamos los tres desnudos, yo incline mi cabeza hacia la entrepierna de Sendoh-san y comencé a lamerlo y chuparlo arrancando de él gemidos de sorpresa, pero también de gusto, por mi parte, moví mi culo dándole a entender a Maeda-sensei que podía disponer de él como quisiera.

Algunos minutos después el coche se sacudía por los movimientos bruscos del interior, estaba el medio de los dos hombres, a uno de ellos yo estaba haciéndole una mamada increíble a tenor de sus gemidos y jadeos, el otro tras meterme los dedos para ensanchar mi culito me penetro de una estocada, la sacudida que ví me llevó a tragarme por completo la polla de Sendoh-san que dio un grito de alegría al sentirse tan dentro de mi, apoyó sus manos en mis hombros para marcar el ritmo, algo que no necesitaba hacer, porque con las embestidas de mi sensei, me lo metía hasta la garganta.

Maeda-sensei aferraba sus manos a mis caderas para evitar perder el contacto intimo entre los dos, y por otro lado Sendoh-san hacia lo mismo, yo me movía en vaivén en medio de ambos, dejando que ellos tomaran la iniciativa, sentí las sacudidas de sus miembros dentro de mi y como puestos de acuerdo me llenaron con su semen, uno directamente en la garganta, el otro en las profundidades de mis entrañas.

Durante los siguientes minutos los tres quedamos derrumbados, formando un amasijo de cuerpos, solo se escuchaba nuestras respiraciones agitadas, luego como puesto de acuerdo, los dos hombres intercambiaron posiciones, se la mamé con tanto gusto a mi sensei que era un placer escucharle gemir y escucharle decir.

-¡¡Oh si, chico!! Continúa así, que rico lo haces, voy a darte toda mi leche. –decía moviendo las caderas y jodiendome la boca.

En esos instantes solo me animaba saber que después de esa noche lo tenía amarrado a cualquiera de mis deseos. Sentía curiosidad por conocer los motivos que llevaban a hombres casados y con familia, cogerse a un chico, porque con toda probabilidad, Sendoh-san le habría contado que se tiraba a un chapero adolescente que tenía una boquita de ensueño como él la llamaba cuando estaba gozando al máximo. Y seguro que Maeda-sensei quiso cerciorarse si eso era cierto. No me dejaba ninguna opción para lucirme, pero después de esa noche, habría muchas más, no me quedaba ninguna duda y seria yo quien llevara el control.

Pasaron las doce de la noche y la una y ninguno de los dos parecía tener prisa por marchar, solo había un modo de parar aquella maratón de sexo entre los dos hombres, que me habían tomado con el objeto de su deseo, pero yo también estaba disfrutándolo así que deje que siguieran.

A las cuatro de la madrugada el coche se detenía en la esquina donde solía dejarme, fue allí donde me entregaron los fajos de billetes arrollados.

-¿No vas a contarlos? –preguntó sorprendido Maeda-sensei, al fijarse que los metía en el bolsillo de mi cazadora de cuero.

-Estoy seguro que no intentaran estafarme. –Iba a abrir la puerta cuando me volví para mirarlo de frente por primera vez- Por cierto, va a tener que disculparme con mis profesores, hoy no podré ir a mis clases. Estoy en segundo, salón 11. No necesito explicarle los motivos por mi ausencia, Maeda-sensei. -La expresión atemorizada de su rostro fue mi recompensa al ver mis cabellos pelirrojos cuando como al descuido me quité el gorro que los cubría- Hasta la semana que viene, será un placer si volvemos a repetirlo. Lo he pasado bien, ¿Y ustedes? –pregunté antes de cerrar la puertezuela. Sus respuestas ya las conocía.

Los dos hombres tardaron en reaccionar, había dado unos veinte pasos cuando escuché el encendido del motor.

Sabía que por la mañana Mito subiría al ver que no me reunía con él, por lo que le deje una nota pegada en la puerta. Avisándole que no iba al instituto.

Después me desnude y me metí bajo el chorro del agua para asearme, una vez seco me puse una bata abrigada y me puse a plasmar mi nueva experiencia, se que apenas me derrumbe sobre mi futón me quedaré dormido.

Jaa ne.


Año 16 Era Heisei, mes 6, día 17 jueves, primera hora de la mañana

El día anterior dormí durante el resto del día y solo desperté cuando los golpes a mi puerta se hicieron insoportables. Era mis amigos preocupados por mí.

Me hice a un lado para que pasaran, con las prisas por abrir lo hice desnudo y solo sus miradas sorprendidas me hicieron darme cuenta.

Mientras ellos iban hacia la sala yo me metí en el dormitorio y recogí mi bata tirada a los pies del futón, la doble y me apresuré a ponerme un bóxer, los pantalones y un jersey de cuello alto.

Aun viéndome vestido no deje de notar que había llamado la atención de Noma, al parecer mi cuerpo desnudo había despertado su interés, tome nota mental de ese detalle.

Me hicieron mil preguntas sobre mi ausencia en las clases y solo pude decir que me había quedado dormido.

-Maeda-sensei le dijo a los profesores que estabas enfermo.

-¡¡Qué extraño!! –exclamé como el bellaco que era- ¿Por qué les diría tal cosa?

-¿Tu no hablaste con él? –Inquirió Mito, ante mi gesto negativo insistió- ¿Cómo pudo saber que no irías? Le oí decir que él mismo justificaba tu ausencia.

-A lo mejor le llamaste estando sonámbulo –acotó Takamiya.

Tampoco respondí y finalmente todos olvidaron que motivó que Maeda-sensei por primera vez saliera en defensa de un estudiante.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 6, día 17 jueves, por la noche

Lo único interesante que puedo contar es que fui a agradecer a Maeda-sensei su amabilidad conmigo y de paso hacerle saber que podía contar conmigo a cualquier hora durante mi presencia en el centro escolar.

-Yo no puedo… -comenzó a decir comprendiendo el sentido de mis palabras, cuando me senté en el borde de su escritorio junto a su silla quedando a su derecha.

-La otra noche no pareció  importarle –vió como su rostro enrojecía, no supe si de ira o por otro motivo mas vergonzoso- Me sorprendió que conociera a Sendoh-san, deben ser buenos amigos. –me convenía conocer todo lo posible de ambos y en lo que parecía una insustancial charla.

Me entere de cosas muy interesantes como que Rukawa-san y Sendoh-san y Maeda-san eran amigos desde la universidad y que los dos primeros eran socios con otro hombre llamado Okasawa Hoshi.

Saber eso fue suficiente, no deseaba que Maeda-san comprendiera que no era normal mi interés por ellos.

Regresé a mis clases y el resto del día estuve pensando que podía hacer con la información que poseía de ellos.

Tres hombres casados, con familia, que poseían una doble moral, follándose a un joven huérfano, pagaban más por mi silencio más que por mis servicios. Era realmente curioso que por distintas circunstancias acabara follando con ambos, supongo que no hablarían de mi entre ellos, tenían una imagen familiar que proteger. Esa actitud me resultaba de un cinismo impresionante. Sabían que era menor de edad y ninguno de los dos titubeó al momento de joderme.

Okano-san era un caso aparte, le conocía de toda la vida, fue amigo de mi padre y aunque estaba casado y tenía una niñita preciosa comprendía que necesitaba desfogarse ya que al parecer desde el nacimiento de su hija su esposa había quedado mal. Hacerlo conmigo consideraba no era engañar a su mujer. No era como si estuviera con otra mujer. Yo asentía al escucharle. No me importaban sus motivos ni sus justificaciones. Conseguía de él lo que más deseaba, comida en abundancia y una buena polla metida en mi culo. Lo demás carecía de importancia.

Rukawa-san me ha llamado durante la semana disculpándose por no poder verme el viernes, al parecer ese día es el cumpleaños de su hijo mayor e iban a celebrarlo por la noche en familia.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 6, día 19 sábado

Esta mañana me he levantado mas tarde de lo habitual, como no tengo a nadie que me despierte, pasaban de las diez, me desperece con gusto en la amplia cama, había decidido quedarme en el apartamento de Rukawa-san, aunque casi podría llamarlo mío porque pasaba en el mucho más tiempo que mi amante, no le sentí llegar, supongo que lo haría de madrugada, después de la celebración, pero si marcharse muy temprano, por lo que me volví a quedar dormido apenas se fue.

Mito y su familia iban a salir a casa de un familiar en Kamakura, la familia de Ookus se habían marchado a un onsen, con Takamiya no se podía contar, su padre le ponía a ayudarle tras el mostrador de venta de tofu, solo Noma estaba libre.

Ese pensamiento me hizo recordar un detalle que había memorizado, me levante, a Rukawa-san no parecía importarle que le provocara con mi desnudez, así que me acostumbre mientras estaba ahí y moverme sin nada encima, era cómodo, además estaba puesta la calefacción y el ambiente estaba cálido. La ropa me sobraba. No podía decir lo mismo de mi piso, allí el calor provenía del kotatsu.

Después de tomar un abundante desayuno, podía decirse que me saltaría la comida del mediodía, tomé el teléfono que estaba instalado en la cocina y llame a Noma.

-¿Que haces? –le pregunté al reconocer su voz.

-Estoy aburriéndome. ¿Y tú?

-Me he levantado hace un rato, todavía no me ha dado tiempo, estaba pensando en ponerme a jugar un rato con mi nuevo juego. Tengo una nueva selección, si quieres puedes venir a quedarte conmigo, volveríamos juntos después de pasarlo bien.

-De acuerdo… en media hora estoy ahí.

Sonreí al oírle. Iba a tener que darse mucha prisa si quería conseguirlo.

Apenas se interrumpió la llamada, llamé al conserje con el intercomunicador interior, comunicándole que iba a tener una visita. Di su nombre, él se encargaría de darle acceso en el ascensor hasta el apartamento. Aunque le conocía de haberle visto con anterioridad, nunca le dejaría pasar si no estaba autorizado, tampoco se molestaría en hacer una llamada para confirmar si era cierto o no que se le esperaba. La seguridad del edificio lo convertía en inexpugnable.

Estaba jugando sentado con las piernas cruzadas cuando sentí la puerta del ascensor abrirse y cerrarse descendiendo y los pasos de Noma adentrándose, no aparte la mirada de la pantalla porque no quería perder aquella batalla. Seguí apretando los botones hasta concluir con ese juego, solo entonces le miré.

-¿Qué haces ahí parado? Ponte cómodo y ven a jugar conmigo, puedes utilizar una de mis yukatas si lo prefieres, pero aquí con el calor sobra toda la ropa. –Y me levanté sin ningún rubor- Iré a preparar bebida.

Me aleje hacia la cocina consciente que su mirada me seguía. Le dí tiempo suficiente para cambiarse de ropa.

-Aquí estoy –volví con una bandeja entre las manos con bebida y algunos dulces. Me dí cuenta que su mirada estaba fija por debajo de la bandeja, donde al parecer había visto algo más interesante que llenar su estomago.

Me puse en cuclillas junto a la mesa baja, dejando los vasos llenos y los platillos con dulces, verdaderas delicatesen que siempre estaban ahí para mí o mis invitados.

-Siéntate por favor… -dije dejando la bandeja vacía en el piso, a mi lado, al tiempo que yo me sentaba.

Noma lo hizo frente a mi, tal como supuse llevaba una yukata encima, sabía que le había dejado sin palabras, por ello, mirándole por encima de la mesa, y apoyando en ella mis codos pregunte.

-¿Tienes idea de lo que podemos hacer juntos?

-Jugar… -y su mirada se dirigió a la pantalla del televisor, en la que estaba detenido el juego.

-Podría ser, pero yo estaba pensando en algo más personal.

-¿Mas personal? –dijo dándole un trago largo a su vaso.

-Si, tu y yo juntos.

-¿Juntos? –y bebió el resto del contenido.

Decididamente Noma estaba alelado.

-Si, nadie vendrá, los muchachos están con sus familias y no nos importunaran y el dueño del piso nunca se presenta sin llamarme. –aunque estaba descubriendo que me gustaban los hombres mayores, no me importaba tomar yo el control con mis amigos, tal vez alguna vez lo podía atreverme a intentarlo con algunos de los niños de primero, estaba tan satisfecho con lo que tenía que ese fue un pensamiento efímero y no me importaba dejar constancia en el porque se que no ocurrirá- ¿Quieres que te explique en que consiste?

-Si, por favor –su mirada me siguió cuando me levante y sin ningún pudor me acerque hasta donde él estaba, mostrándome levemente erectado. Vi que se daba cuenta, tenía que estar ciego para no verlo, y Noma no perdía detalle de mi desvergonzada desnudez.

-Te pones de cara a la pantalla y tomas entre tus manos el mando, sentado.

Su mirada se desconcertó.

-Veras como te gusta, no, así no, siéntate sobre tus tobillos. –me ubique detrás de él.

-¿Vas a enseñarme como se juega? –preguntó divertido.

-Es una variante que será de tu agrado, si no te gusta te dejaré que tu me enseñes otro juego. No apartes la mirada de delante –le indique al ver que giraba la cabeza, lo bueno que tenía mi altura es que sentado quedaba en la posición más adecuada para mi propósito.

En la pantalla se sucedían las imágenes sin parar, excepto cuando mis manos posaron sobre sus hombros y comencé a deslizarlas hacia delante, pellizque sus tetillas arrancándole unos audibles gemidos. Noma echó hacia atrás su espalda, dándome un mayor acceso a su pecho, pero yo seguí descendiendo hasta sentir los primeros vellos junto a su ombligo, tironee de ellos suavemente y seguí bajando hasta tomar entre mis dedos su polla que estaba dura, clara señal que la exhibición de mi cuerpo había hecho mella en él.

Al parecer Noma no estaba dispuesto a un papel pasivo y a mi no me importo que fuera él quien llevara el control.

Nuestros juegos se prolongaron durante el resto de la tarde y ambos éramos muy imaginativos a la hora de realizar algo nuevo.

-Tenemos que irnos –musito Noma tumbado boca arriba sobre el piso del salón.

-Si –pero no hice nada por moverse de donde estaba, recostado sobre él- Abre las piernas.

-¿Qué pretendes?

-Solo ábrelas –le mire con carita de pena, como si me hubiera negado un dulce que me apetecía. Y era así realmente, porque mi deseo aun estaba sin cumplir. Le había dejado que hiciera conmigo lo que quisiera y no podía negar que tenía inventiva, pero esa última vez Noma iba a sentir lo que era ser cogido sin preparación, como él hizo conmigo. Me senté sobre mis tobillos y le miré desde mi altura, él no apartaba su mirada curiosa, estaba abierto para mi, me incline sobre su polla que estaba medio erecta, y comencé a chuparla como si se tratara de un helado, Noma comenzó a gemir y sacudirse, le gustaba lo que estaba haciéndole, no podía ver que con mi otra mano libre estaba masturbándome hasta dejarme tan excitado que estaba duro como nunca antes me había sentido, solo la idea de joder a Noma me ponía como un toro dispuesto a embestir.

-Levanta un poco las caderas –le pedí con mi carita de niño bueno, al obtener su beneplácito, volví a apoderarme de su verga, la envolví dentro de mi boca y  jugué con ella unos instantes mientras mis manos amasaban sus nalgas prietas y como al descuido las abría, no dudaba de acertar a la primera, por ello cuando me aparte y me posesione sobre su ano, Noma no reacciono enseguida porque sus sentidos estaban como idos, me mantuve firme, sujetándole las caderas y impidiéndole alejarse.

De haber estado en mi piso posiblemente su grito se hubiera escuchado en todo el edificio, pero allí estaba a salvo y solo yo me enteré.

Falto de aliento por la inesperada invasión, solo pudo gritar su dolor, luego de su boca comenzaron a salir insultos y yo para castigarle, no me quede quieto, sino que comencé a arremeter, duro y firme contra su estrecho canal que era abierto dolorosamente por mi polla que crecía en su interior arrebatado por sus insultos. Se sentía bueno y seguí dándole fuerte hasta que sus palabras cambiaron de tono y sus jadeos entrecortados me dieron a entender que lo estaba disfrutando.

Noma estuvo gritando durante todo el tiempo pero eso fue porque machacaba su próstata dejándole tembloroso, su respiración anhelosa se volvió pesada y sus jadeos me acompañaron mientras le jodia y le masturbaba al mismo tiempo. Sentí sus espasmos y supe que había llegado su momento, mis dedos se cerraron en torno a su escroto estrujándolo y  arrancando de sus labios un gemido de dolor al tiempo que su polla comenzó a soltar chorros que cayeron sobre su pecho y vientre, también yo me vine dentro de él, dejándome caer sobre su pecho con una amplia sonrisa de satisfacción.

Noma me paso sus brazos por la espalda, abrazándome. Permanecí dentro de él hasta que nuestras respiraciones se normalizaron, solo entonces me moví alejándome de su cálida cavidad.

-Eres un idiota… -no me molestó porque su voz tenía cierta ternura.

-¿Acaso pensaste que te dejaría ir sin conseguirlo? A partir de ahora, tu culo es mío, no vayas a olvidarlo –dije mirándole de frente.

-Lo que tú quieras… -accedió.

Regresamos ya de noche a nuestro barrio, era divertido ver a Noma moverse, de vez en cuando un gesto de dolor aparecía en su rostro, debí ser excesivamente brusco con él, pero no mostré arrepentimiento.

-No voy a poder sentarme…

-Solo duele la primera vez –intente consolarlo.

-¿Seguro? –dudo.

-Eso es lo que dicen. –se detuve en una esquina porque él tenía que tomar un camino diferente al mío.

Si cree que la noche terminaba ahí para mi estuve equivocado. Al pasar por delante del local de los videojuegos ví que a pesar de la hora continuaba con las luces encendidas. Asuka-san, el encargado del mismo estaba fumando fuera del local.

Me acerqué a saludarle, porque no era la primera vez que iba por allí a hacer uso de las diferentes maquinas de juegos, cuando iba con mi padre para saludarle y quedarse un rato charlando con el, Asuka-san y mi padre se conocían desde jóvenes, nunca habían dejado el barrio que les había visto crecer, por ese motivo, sus amigos que eran muchos se preocupaban por mi.

-Buenas noches, Asuka-san. ¿Cómo es que aún no ha cerrado?

-Eso debería preguntártelo yo, ¿Cómo es que estas a las diez de la noche por la calle? Todavía te queda un largo trecho hasta llegar a casa.

No podía saber en aquel instante que para mi ese no sería el final de ese sábado.

-Estuve en casa de un amigo y me entretuve.

-Si no te importa esperar un poco, cierro esto y te acompaño, nunca se sabe con quien puedes tropezarte.

-Todos me conocen, nadie me haría daño.

-He escuchado decir que por tu zona anda merodeando gente indebida. Es mejor que vayas acompañado.

-¿Indebida? –preguntó porque nadie le había mencionado ese detalle, aunque algunos chicos tenían mala fama, nunca habían molestado a nadie del barrio a los que respetaban, por eso se extraño.

-Si, han visto a un chico subir a un coche y temen que se vuelva una costumbre. No deseamos que el barrio tome mala fama.

-¿Y han visto de quien se trataba?  -preguntó como si la cosa no fuera con él.

-La última vez no les dio tiempo a acercarse, pero no temas, cuidaremos para que los jóvenes estén a salvo.

-Gracias…, le agradezco su preocupación por mí. Si no le importa esperaré –dijo como si estuviera asustado.

Quince minutos después las luces se apagaron y cierres de las persianas metálicas fueron bajados, tras poner los candados y asegurarse que no dejaba ninguna puerta trasera abierta, Asuka-san se reunió conmigo en la vereda donde le esperaba.

-Vámonos –dijo.

Echamos a andar y recorrimos, uno al lado del otro los quinientos metros antes de alcanzar el cruce de calles donde, tenía que desviarme hacia la izquierda, descendimos hasta alcanzar el siguiente cruce.

Sakuragi se detuvo frente a su edificio.

-Yo vivo ahí –dijo, fijándose que la casa de Mito estaba toda a oscuras.

-Te acompaño hasta el portal.

Asintió.

Cruzamos la calle y caminó unos pasos por la misma carretera, ya que el jardín de césped impedía caminar por encima, un coche aparcado junto a la entrada le hizo saber que Hirase Sho-san esa noche ya ha regresado de su trabajo.

Se detuvo junto al coche para despedirse de su acompañante, cuando un ruido procedió de su espalda sobresaltándole, cuando quiso darse cuenta se había refugiado en el pecho en su acompañante.

-Disculpe…, es la primera vez que me ocurre.

-Posiblemente ha sido un gato.

-¿Lo crees así? –preguntó apartándose y al decirlo miraba a su alrededor como si aun no estuviera repuesto de su pequeño susto- ¿Qué es eso?

Asuka-san miró a su espalda no alcanzando a ver la sonrisa que asomó en los labios del joven.

-No veo nada… -se fijo que el chico intentaba no mostrarse asustado- Te acompaño, ¿Sigues viviendo en el último piso?

-Si, pero no deseo que se canse subiendo las escaleras. Estoy bien.

-No me cansaré. Vamos.

Comencé a subir bastante rápido, escuchándole detrás de mí, al alcanzar el último piso ya estaba resollando sin aliento.

-Por favor, pasa… no puedo dejarte bajar en ese estado, te daré un té y así descansaras un rato. –dijo haciéndose a un lado.

Asuka-san solo pudo asentir, supuso que el esfuerzo había sido demasiado para él, calculando su edad por su aspecto, podría pasar de los cincuenta..

-¡¡Qué agradable silencio hay aquí!! –

Le oyó murmurar con un hondo suspiro mientras él, a pocos pasos, en la cocina terminaba de calentar el agua, dejando caer unas hojas de te dentro de la tetera y  encima echó un chorro de agua dejándolo reposar unos minutos.

-¿En su casa no es así? –preguntó acercándole un te caliente en agradecimiento por su atención.

-No…, tengo dos chicos mayores que solo piensan en jugar en sus cuartos, una chica que esta tonteando con su novio y otros dos niños pequeños que siempre están trasteando por la casa, con sus gritos.

-Son siete en casa. –abrió mucho los ojos, nunca antes le había escuchado hablar de su familia.

-Nueve, los padres de mi esposa viven con nosotros, aunque se podía decir que ellos no cuentan porque no se les escucha apenas. A veces desearía poder llegar a casa y disfrutar de un poco de silencio.

-Puede quedarse aquí el tiempo que quiera –ofreció gustoso- a mi no me molestaría, es más a veces los ruidos me sobresaltan.

-Te lo agradezco, pero no puedo aceptar.

-Por que no?

-Seria abusar de tu amabilidad.

-Pero…, yo se lo he pedido.

Después de un corto regateo de negativas y razones, Asuka-kun acabó aceptando el ofrecimiento del chico y en ese mismo instante quedo decidido el día de la semana que se quedaría haciéndole compañía, solo hasta que se quedara dormido, para entonces, en su casa todos estarían ya acostados y él podría llegar tranquilo y disfrutar de ese silencio que necesitaba.

El ruido de las diferentes máquinas en el local que dirigía, la música ambiental y luego el barrullo en su hogar llegaba a un punto que le dejaban agotado. Necesitaba silencio declaró se justificó al aceptar.

-¿Qué día es el peor en su casa? –preguntó.

-Casi todos, pero el sábado a la noche es cuando peor se comportan todos.

-De acuerdo, entonces los sábados puedes venir después de cerrar ¿Te parece bien?

-Gracias, eres un buen chico, tu padre se sentiría orgulloso de ti.

-Solo te pido que nadie sepa que vienes. Lo digo porque mi padre tenía muchos amigos y todos querrían venir para acompañarme y me parece excesivo aceptar aún más sus ayudas, no me importa que tú vengas, porque después de todo nos hacemos un favor mutuo.

-Lo comprendo. Tendré cuidado.

-Gracias.

Pasaba de media noche cuando Asuka-san se marchó.

Le había engatusado con mi fingido temor. Seria divertido esperar a ver cuanto tiempo tardaba en caer bajo mi sutil seducción.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 6, día 21 lunes, por la tarde

Hoy a sido un día como cualquier otro, me toco limpieza y fue una suerte, porque cuando volvía de tirar las bolsas al contenedor, me cruce con Maeda-sensei, al confirmar que nadie estaba a la vista, al llegar a su altura le pregunte con descaro.

-Maeda-sensei, podría decirme como puedo comunicar con Sendoh-san.

Miró a su alrededor con sobresalto y después tomó unas escaleras subiendo por ellas.

-Sígueme.

Esas escaleras correspondían a los cursos superiores y no nos estaba permitido acceder a los de segundo. Llegamos a la terraza y allí se volvió a mirarme.

-¿Por qué quieres hablar con el?

-Tengo problemas con el lugar de nuestro encuentro. Mi barrio es muy cuidoso de las buenas costumbres, nos han visto en diversas ocasiones, afortunadamente, todavía no saben que estoy implicado.

-Yo me pondré en contacto con él. Se lo diré.

-Dígale que la zona industrial esta más tranquila, pasada la primera gasolinera, hay una parada de autobús. Estaré esperando allí como si fuera a tomarlo. –comenté.

Maeda-sensei hizo intención de marchar al ver que no le seguía me preguntó.

-¿Algo más?

-No solo, quisiera quedarme un rato más, ¿puedo?

Hizo un gesto de desagrado por el rompimiento de las normas que le obligaba a hacer, pero no se negó a mi petición.

Apenas quede aparentemente solo en la terraza, me dirigí hacia el borde enrejado.

-¿Rompiendo otra vez las normas Mito? –pregunté con una sonrisa sin dejar de mirar hacia abajo.

-¿Cómo sabes que estaba aquí? –preguntó sorprendido acercándose.

-Solo tú fumas ese tipo de cigarrillos, tiene un aroma inconfundible. Tienes suerte que Maeda-sensei no lo percibió.

-Parecía más preocupado por lo que le decías.

-No le gusta romper las normas, es muy metódico en eso, ¿no?

-Los adultos estaban muy preocupados por la presencia de ese auto.

-Eso me dijo Asuka-san. –comprendiendo el cambio de tema.

-¿Sabe que tú?

-No… y tu tampoco deberías saberlo.

-¿Por qué lo haces?

-Por que dentro de unos años tendré suficiente para pagarme la universidad. –ese no era el motivo, pero era tan bueno como cualquier otro que le diera.

-Es un buen motivo. ¿Cómo empezaste?

-Me pillo en un mal momento, no tenía ni un yen para comprarme comida, estaba parado en la esquina tomando valor para pedirle a Okano-san que me fiara, cuando se detuvo un coche y el conductor me preguntó cuanto cobraba. No lo dude, le mencione una cantidad y lo demás vino rodando. –no me importaba contarle a mi amigo mis problemas económicos, muchos sabían si que su padre en lugar de tener un accidente laboral, hubiera muerto en la calle yo hubiera quedado en la indigencia, por lo que la empresa se vió en la necesidad de pasarme una pensión que concluiría cuando cumpliera veinte años. Después tendría que apañármelas por mi cuenta.

-¿Por qué no viniste a casa? Sabes que mi madre te da encantada de comer.

-Lo se. Solo que en aquel momento no me acorde de nadie.

-Ahora pagaras con puntualidad tus cuotas –me dijo sin mirarme.

-Si –no vió el gesto de desagrado que apareció en mi rostro al afirmar semejante mentira. Si pudiera quitarme de encima a Kido-san sin descubrir mi doble vida lo hubiera hecho sin dudar ni un instante, pero era menor de edad y todo estaba en mi contra. Si pudiera comprar el piso dejaría de ver a ese asqueroso de Kido-san. Ahora ese era todo mi afán, conseguir mucho dinero, no importaba los métodos que empleara, eso y como ya mencione en otras ocasiones tener una buena polla jodiéndome.

-Bajemos, dentro de poco cerraran la escuela. –comentó Mito.

Sabía que podía contar con su lealtad, no era necesario pedirle silencio.

Hasta los muchachos se habían ido sin nosotros, por lo que Mito continuó indagando sobre lo que acababa de descubrir sin querer.

-Maeda-sensei… ¿Cómo…?

-¿… sabe? –continué por él- La semana pasada, el idiota con el que me veo –podía haber dicho algo peor de él- no tuvo mejor ocurrencia que contárselo a su mejor amigo y ¿quien crees que era?

-Maeda-sensei…

-¡¡Pleno!! Se presentaron los dos y no tuvo otra que hacer lo que esperaban de mí.

-¿Con los dos? –Se volvió a mirarle sorprendido- ¿Y que dijo cuando te vió?

-No me reconoció hasta que se lo dije yo, pero no antes de recibir mi paga –sonrió al recordarlo- Se quedo de piedra.

-Por eso justificó tu ausencia la semana pasada.

-Aja…, ahora le tengo pillado.

Se detuvieron.

-Ten cuidado, no corras riesgos innecesarios.

-Ahora te tengo a ti para que cuides mis espaldas.

-No lo pongas en duda, amigo. Te diré de cualquier cosa que se hable, ya sabes que mi padre, forma parte del grupo de defensa civil. Si en casa se dice algo te lo diré.

-Gracias. Nos vemos mañana.

-Si quieres, puedo quedarme contigo esta noche.

-¿Lo harías? –sabía lo que implicaba esa petición.

-Estamos a un paso de casa, se lo diré a mis padres, ven a saludarlos.

Cruzaron la calle, en la esquina, en el interior de la propiedad, un árbol florido crecía y tapaba parte de la casa, en la calle, un abeto adornaba la otra esquina, una cadena atravesada impedía que los coches que doblaban la calle pudiera llevarse por delante el lateral de la vivienda, donde destacaba una puerta enrejada y una ventana, bajo ella unos maceteros con flores, en el piso superior, dos ventanas, una de ellas era el dormitorio de su amigo. En la parte de atrás, un jardín estrecho con unas cristaleras corredizas que comunicaban con el salón y donde la familia pasaba la mayor parte del día cuando se reunían todos. El matrimonio, tenía tres hijos, su amigo Yohei y dos niñas gemelas de tres años, que según le contó su amigo ya no esperaban tener. Eran dos preciosas nenas, cuando me veía corrían a agarrarse de mis piernas.

El efusivo saludo de la mamá de Mito fue igual de agobiante como lo recordaba, tal vez por eso no iba tan seguido a la casa. Le rodeaba con sus brazos y le estrujaba contra su pecho y el sentía que se ahogaba dentro de aquel par de …, mejor no decir nada más, ya se comprende.

Ni el padre ni la madre le negaron el permiso, al contrario, se condolieron por mi y reiteraron su deseo que fuera más seguido por su casa, prometiéndome hacerme mi comida favorita, ni siquiera recordaba cual le había dicho, porque comía de todo.

Se lo agradecí y prometí ir. No me quedaba otra que hacerlo así.

Después Mito y yo salimos, en pocos minutos estábamos relajados en mi piso, tumbados en el suelo con la ventana abierta y mirando las estrellas intentando identificarlas desde nuestra posición.

Lo que hubo luego, ya es otra historia, tal vez algún día me apetezca contarla.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 6, día 22 martes medianoche

Estoy bastante cansado, solo puedo decir que no tuvimos ningún inconveniente, esta vez Sendoh-san llego solo lo que agradecí porque no hubiera podido resistirme a los dos.

Esa noche, antes de bajar del coche, le dije que durante las siguientes semanas no estaba disponible, mis estudios, los exámenes ocupaban todo mi tiempo libre, él lo comprendió e hizo algo que me sorprendió. Me dio su tarjeta, con la dirección de su empresa, de su domicilio particular y sus teléfonos, uno de ellos estaba marcado en rojo.

-Ese teléfono lo llevo siempre conmigo. Puedes llamarme cuando estés disponible.

-Gracias. Lo haré.

Me despedí y descendí del coche.

Echaba a andar por la vereda cuando sentí que bajaba la ventanilla de su lado, miré y oí su voz tenue.

-Te echaré de menos, chico. –aunque sabía mi nombre nunca lo mencionaba, tampoco yo el suyo.

Alce la mano a modo de despedida. Escuché un graznido característico y dije.

-Váyase rápido, están ahí.

Sendoh-san no cuestionó mis palabras, arrancó y partió, yo corrí hacia el lugar desde donde había surgido el silbido. Allí estaba mi amigo Mito, escondido entre los setos tupidos que bordeaban un edificio de oficinas.

-Gracias por cuidar mis espaldas. Nos quedamos quietos, les vimos acercarse, eran dos, oímos sus voces, permanecimos escondidos, agachados para ocultar nuestra presencia, quietos y callados, mirándonos hasta que vimos que no había peligro, entonces hice algo que hasta a mi me resultó insólito. Le bese, nunca había besado a ninguno de mis amantes, a nadie, pero el agradecimiento que sentí hacia él me llevo a juntar mis labios con los suyos y que rico sabía cuando me abrió la boca y me dejo meter mi lengua dentro, los dos éramos inexpertos en besar, por lo que no avanzamos más allá de una tierna caricia.

-Mis padres creen que estoy contigo. –dijo cuando me separé de él.

-Y lo estas.

-Los dos tranquilos en casa.

-Entonces debemos prisa en ir y también estaremos calentitos.

Yohei se quedo dormido apenas se tumbó en el suelo de la sala, he aprovechado que duerme para escribir estas líneas. Creo que estoy enamorado de mi amigo, sino ¿porque le bese? me cuestione una vez mas, echando una ultima mirada antes de soltar la pluma.

Jaa ne


Año 16 Era Heisei, mes 7, día 16 viernes

Hoy se celebra el día de la Marina en Yokohama, pero debido a los exámenes no he encontrado un momento libre para ir a ver los diferentes eventos. Lamente no poder ir.

Jaa ne


Continúa en Mis vacaciones de verano


Notas finales:

Conbini: Almacén tiene todo tipo de productos, creo haberlo explicado en otros de mis fic.


Takoyakis: Proceden de Osaka


Kotatsu: mesa baja con faldones, debajo hay una estufa eléctrica.


Okonomiyaki: Lleve principalmente, harina de arroz, caldo, huevo, repollo picado, zanahorias y otros ingredientes que quieras ponerle, se mezcla todo, tiene que tener cuerpo, si esta demasiado liquida se añada más harina, sobre una plancha caliente se echa y se le da forma redondeada, que no salga gruesa porque no se hará por el centro. Se tiene un par de minutos de un lado y se le da vuelta, por encima se le pueden poner cualquier otro ingrediente que quieras, por ejemplo, gambas, yo vuelvo a darle vuelta para que se cocinen, le echo una salsa especial y la retiro del fuego. Personalmente, esa salsa la compre hecha y realmente para mi gusto es demasiado dulce. Se le conoce también con los nombres de tortilla japonesa o pizza japonesa. Si os animáis a hacerla la receta original, se encuentra en la Red.


29 de abril, festivo oficial en Japón con motivo del Día de la Naturaleza


16 de julio, día de la Marina en Japón, es una festividad oficial y también se lo conoce como el día del Mar.


 


Olvidé comentar que Sakuragi utiliza a veces un vocabulario bastante soez.


He hecho un repaso y he encontrado algunos errores de conjugaciones, corrigiéndolos, no me extrañaria nada que se me hubieran escapado algunos más.


En este fic me gustaría conocer la opinión de alguien más respecto al contenido, en parte porque me esta dando más trabajo al buscar información de las noticias que pasaron en el año 2004 en Japón y también para computar las fechas según lo hacen allí.


Aprovecho la ocasión para agradecer desde aquí al comentario que recibí y a las lecturas que ha tenido el primer capítulo. Gracias chicas, sois fabulosas. 


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