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Amor Verdadero por Aiko_Amane

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Notas del capitulo:

Holaaaaaaa!!! Aquí os dejo el capitulo numero tres! Siento la tardanza pero empezé a actualizar mi otro Fic y al final quedé en que actualizaba dos capítulos de uno y uego dos del otro porque ahora que estoy a dos meses de fin de curso no tengo nada de tiempo :(

Pero bueno no os aburro y a leer!!

 

AAHH!! Una advertencia: Este capítulo contiene lemon HETERO!

A quién no le guste pues... que no lo lea!

Ahora si, a disfrutar!! ^.^

Puede que pasaran segundos, minutos e incluso horas, la cena había comenzado hacía rato pero no me importaba en lo absoluto. Allí, en un hueco en la pared detrás de una estatua y con una ligera luz, me encontraba besando a Draco sin ningún remordimiento. Hacía mucho tiempo que deseaba hacerlo y nada me lo iba a impedir.

- Vaya- dije sonriendo y con eso rompiendo el beso. No podía creerlo todavía, todo lo que ha pasado en estos últimos momentos era imposible aunque si me parara a pensar todo lo que ha pasado en estos últimos momentos era imposible aunque se me parara a pensar todo lo que ha pasado hoy era posible. -¿Cada vez que quiera repetir tengo que comer regaliz?- el me regaló una de sus sonrisas por mis preguntas.

- Hace tiempo que quería hacer esto lo de hoy en el comedor solo me ha hecho dar el paso- me dijo aunque era difícil concentrarse pues por cada una de sus palabras nuestros labios se rozaban de lo cerca que estábamos y podía sentir su aliento mentolado. Pero algo de lo que había dicho se me quedó grabado, si hacía tiempo que quería hacerlo porque lo hace ahora y no me creía que fuera solo por una simple acción con una maldito regaliz, pero puede que…

- ¿Si querías hacerlo porque tuviste que hacerlo hoy precisamente que soy una chica, Malfoy?- le dije irritado e intentando separarlo de mí.

- ¿Qué?- me preguntó sorprendido- ¿De qué hablas Potter?

- ¿Qué porque precisamente ahora que soy una chica vienes a decirme todo esto?, ¿Qué pasa Draco, te gusta cuando soy una chica pero cuando era hombre solo me odiabas e insultabas?- había subido al cielo y bajado al mismo infierno en menos de dos segundos, grandes lágrimas caían por mis mejillas sin poder evitarlo.

- Desde luego que tienes imaginación- ¿EH?, lo miré a los ojos confundido - ¿Por qué no me dijiste que te gustaba?- me preguntó.

- Porque no sabía si yo te gustaba, te pasabas todo el día buscando algún modo de pelear conmigo.

- ¿Y no se te ocurrió pensar que a mí me pasaba lo mismo contigo?¿Que tuviera miedo de tu rechazo una segunda vez- y entonces supe que había vuelto a cometer el mismo estúpido error de siempre, lo había juzgado de nuevo sin ningún motivo solo por mis locas ideas- Harry, no sé de donde sacaste todas esas ideas pero quiero que entiendas que no lo hago tu cambio o por miedo a lo que la gente dice, hace tiempo que dejé de ser el muñeco de mi padre, tomo mis propias decisiones  sin importarme el qué dirán y tú me gustas por cómo eres pero con los demás, amable sin importar si es Slytherin o de otra casa, sea hijo de muggles o sangre pura, defiendes a quién sea sin pedir nada a cambio y podría seguir en una larga lista pero ahora prefiero saber una última cosa- me dijo seriamente lo que hizo que me tensara.

- ¿El qué?- pregunté tembloroso.

- ¿Te gusto?- creía que nunca iba a llegar este momento, hice como que me lo pensaba y vi cómo se iba poniendo poco a poco nervioso por lo que sonreí y por respuesta lo besé dejándole en claro que era un enorme SI.

No duró tanto como los otros pues sentimos como los alumnos se dirigían a sus mazmorras después de cenar.

- Te acompaño- sabía que no era una pregunta.

- Vale, sígueme.

- ¿No estás yendo por el camino equivocado?

- La directora me dio una habitación para mí solo por mi “problema” así no tengo que compartir habitación con los demás chicos.

Caminamos en silencio pero era un silencio cómodo, por una vez caminábamos  al lado del otro sin que nos estuviéramos insultando, todos se quedaban mirando sorprendidos y sobre todo a nuestras manos unidas. No podía mirar a nadie pues seguramente estaban echando una carrera mi cara y el pelo de Ron a ver quién era más rojo. Draco no se inmutaba, caminaba tranquilamente con una sonrisa pegada en su cara. Los rumores estarían en todas partes del castillo para mañana y cuando creí que todo había pasado aparecieron por la esquina mis excompañeros de habitación con Ginny y Hermione. Paré de golpe y me quedé mirándolos sin poder creerme la mala suerte que tenía, ellos también pararon y miraron hacia nosotros con sorpresa y luego pasó a odio al verme con quién estaba.

- ¿Qué está pasando?- preguntó Ron de modo cortante.

- Ron yo… - pero antes de continuar Draco me interrumpió.

- Esto pasa, Weasley- y con eso dicho tiro de mi brazo hacia él, pasó su otro brazo por mi cintura pegándonos aún más y me besó.

Fue un beso de película pero no uno suave, lento y romántico. ¡NO! Era de los que los protagonistas se veían por primera vez después de muchos años separados, de esos que hacían sonrojar a las personas que los veían de hecho la mitad de los que se encontraban allí estaban completamente ruborizados y yo no era la excepción pues era una masa gelatinosa en sus brazos.

Cuando el beso termino me soltó solo de la cintura y empezó a caminar arrastrándome pero antes de ir más lejos eché un último vistazo a mis amigos. Dean y Seamus tenían los ojos abiertos pero en sus bocas una sonrisa pícara que prometía muchas preguntas luego, Neville tenía un leve rubor y me daba una sonrisa tímida, Ron estaba muy pálido y tenía la vista fija en donde nos habíamos besado, Ginny tenía una mueca extraña parecía enfadada y Hermione  pues… pues tenía una sonrisa de oreja a oreja y ni siquiera trataba de ocultarla, yo se la devolví y seguí caminando detrás de Draco más tranquilo pues sabía que al menos la tenía a ella a mi lado. Me relajé y otra cosa me llegó, aunque yo solo había visto a los Gryffindor allí se encontraban los Ravenclaw que unos estaban como Ron y muchos nos sonreían como Neville, también los Hufflepuff que nos sonreían como Hermione y también ¡Los Slytherins!. Me preparé para los insultos pero sorpresa mía cuando simplemente o sonrieron o nos daban asentimientos.

Llegamos a la puerta de la habitación y nos paramos. Minerva me había dicho hoy donde se encontraba y la contraseña. La dije en voz baja solo para mí y Draco y el cuadro se abrió dándonos espacio a una sala común, no era tan grande como la de Gryffindor pero en esta podrían estar once alumnos perfectamente separados, había una gran chimenea encendida por lo que la sala estaba cálida, enfrente se encontraban dos sillones de una material parecido al cuero en negro, una alfombra roja se extendía completamente por el suelo, una pequeña mesa con cuatro sillas se encontraban al otro lado, un cómodo y pequeño sillón se encontraba en la esquina y a su lado estaba una gran estantería con libros. Estaba increíble teniendo en cuenta que era solo para mí. Al otro lado, en frente de la puerta de entrada, se encontraba la puerta de entrada a la habitación, atravesé la sala y cogiendo el pomo de la puerta la abrí y entré, lo primero que vi fue la gigantesca cama King size con sus donceles y la vestimenta de la cama de color azul, a cada lado de la cama se encontraban dos pequeñas mesas auxiliares con su lámpara cada una pero en la parte izquierda también estaban mis gafas, las cuales no uso desde que terminó la guerra pues estaba harto de que se rompiera cada dos por tres así que me quité la miopía con un hechizo, y a su lado reposaba el mapa de los merodeadores. A los pies se encontraba mi baúl con mi ropa aunque si mirara ahora solo encontraría, faldas, camisas y ropa interior así que eso mejor lo dejaría para más tarde. En la parte derecha había un escritorio a juego con la cama pues era de la misma madera al igual que la silla con el asiento acolchado del mismo tono azul que la cama, al lado de las puertas que daban a un pequeño balcón había otra silla con la jaula  de Hedwig encima, en la parte izquierda solo había una simple chimenea con un sillón y una puerta que de seguro era el baño.

- Está bien- esa voz me sobresaltó, estaba observando y concentrado en la habitación que me había olvidado que Draco estaba conmigo,

- SI, esta genial, aunque lo veo demasiado solo para mí- le dije.

- Eres demasiado modesto, Potter- se acercó a mí.

-No todos somos tan vanidosos, Malfoy- se lo devolví desafiando con la mirada.

- Mujer orgullosa- me dijo sonriendo socarronamente.

- Yo no soy una mu… - su lengua en mi boca impidió que terminara de hablar aunque no me quejaba. Pasando mis manos por su cuello y poniéndome de puntillas profundicé el beso. Saber que estaba aquí, con Draco Malfoy besándome, hizo que miles de sentimientos se manifestaran en mi interior.

Felicidad. Feliz de poder estar así con él después de tanto tiempo.

Incredulidad. Incrédulo al negarme a creer que esto estuviera pasando y que Draco también me quiera aunque no lo haya dicho.

Miedo. Miedo a que me enamore todavía más de él y que para él solo sea algo pasajero.

Duda. Dudo que pasara en el futuro, cuantas personas se opondrán a que estemos juntos. Que dirán Padfoot y Moony. Y mis amigos aunque ellos ya lo sabían gracias a la gran delicadeza de Draco (nótese el sarcasmo), no pude ver sus reacciones luego de procesar lo que vieron. Y lo peor de todo.

Los padres de Draco y Snape, su padrino. ¿Cómo le dices a las personas que casi meten en la cárcel por tu culpa que estás saliendo con su hijo?, ¿Y a Snape, que lo nuestro fue odio a primera vista?. Conmigo el “vivieron felices y comieron perdices” no valdría pues tendría a un padrino haciéndome la vida imposible y a unos suegro fijándose si las perdices eran de la mejor calidad, pero para eso todavía quedaba tiempo.

Una mano bajando por mi espalda y estableciéndose en mi trasero me sacó de mi ensoñación, su otra mano bajó y se encontró con su igual en mi otra nalga y apretó las manos haciendo que me pegara todavía más a él y notara su gran erección contra mi vientre.

 

- Draco… - gemí.

- Shh…- me fue empujando lentamente hacia atrás hasta que la parte posterior de mis piernas chocaran contra algo. Mis manos se apretaron instintivamente en su nuca evitando que se alejara de lo que estaba haciendo aunque seguramente mañana tendría una marca en mi cuello. Con un último empujón me tiró en la cama, no podía moverme los besos que me había dado y me repartió por el cuello me habían dejado como una muñeca a su merced.

El fuego que vi en sus ojos cuando conectaron con los míos prometía muchas cosas. Se quitó lentamente la corbata y la chaqueta, poco a poco se desabrochó la camisa hasta quitársela y dejarme ver su cuerpo bien construido debido a la guerra y como no a los entrenamientos de Quiddicht, aunque Draco no se definía por su anchura nadie lo diría ahora, sus brazos parecían delgados con el uniforme pero habían aumentado de tamaño y se marcaba cada músculo perfectamente, su abdomen estaba igual de marcado y con su pálida tez, su pelo platino y sus ojos plateados era mejor que cualquier sueño. Gateando se asentó encima de mí y volvió a besarme, mis manos fueron inmediatamente a su pecho como si fueran atraídas por un imán, soltó mis labios y bajo besándome por mi cuello hasta llegar a mi pecho y sin saber cómo ya me encontraba desnudo. Metió uno de mis pezones en su boca chupándolo y mordiéndolo y cuando se puso erecto pasó al otro a hacer lo mismo mientras con su mano seguía torturándolo. Mis manos se movían incoherentemente sin saber qué hacer con ellas así que las enrede en su pelo. Mis gemidos de placer se escuchaban por toda la habitación. Una de las manos de Draco fue bajando por todo mi cuerpo, acariciando mi vientre, mi cadera pero nada más llegar abajo todo mi cuerpo se tensó completamente y el recuerdo de que era una mujer me llego a la mente. Draco al notarlo paró cualquier movimiento y me miró.

- Lo siento.

- No te preocupes- me dijo y me sonrió cariñosamente cosa que me sorprendió- Vamos a dormir- se levantó y me ayudó a levantarme a mí.

- ¿De verdad no te molesta?- le pregunté

- Si, lo entiendo- me dijo dándome un casto beso- te importa que duerma aquí? Es muy tardey los profesores me pueden descubrir.

- Claro.

Nos vestimos con los pijamas,le presté uno de los mío y yo cogí otro y entré en el baño. Hermione me había comprado ropa incluyendo un pijama pero yo prefería seguir usando el mío, me sentía más cómodo. Con mi pijama verde esmeralda puesto, salí para encontrarme a Draco con el de él puesto, uno gris ceniza, terminando de abrocharse los últimos botones. Ese color oscuro hacia que su piel y ojos destacaran más haciendo imposible quitarle los ojos de encima.

- ¿Te gusta?- me preguntó y cuando lo miré a los ojos vi diversión y picardía. Sonrojado aparté la vista, me dirigí a la cama y me acosté. Al rato sentí como la cama a mi espalda se hundía y las luces se apagaron quedando solo los rayos de la luz de la luna iluminando la habitación.

- Buenas noches- susurré, iba a costarme poder conciliar el sueño sabiendo lo cerca que estaba y sintiendo el calor que me llegaba de él.

- Buenas noches- contestó acercándose a mí y dándome un beso en mi nuca y poniéndome un brazo en mi cintura. Me tensé al principio pero cuando no hizo movimiento alguno mi cuerpo se fue relajando y el sueño me vino quedándome dormido.

O eso creía hasta que la mano que tenía en mi cintura fue bajando, la metió en mi pantalón, en mi ropa interior hasta llegar a mi clítoris y con dos de sus dedos empezó a acariciarme.

- ¡¡Draco!!- grité medio gemí.

- Shh… llevo demasiado tiempo deseándote y no puedo aguantarlo más.

- Yo no… - sus dedos torturando mi clítoris, haciendo que me mojara aún más, no me dejaban pensar, todo el miedo que sentía se había esfumado dando plazo a un inmenso placer. Mi pantalón desapareció.

Draco cogió mi pierna y la puso encima de las suyas dándole más espacio para hacer lo que quisiera. Repartió besos por todo mi cuello, lamiendo el lóbulo de mi oreja para luego morderlo, podía sentir su respiración agitada al igual que la mía pues mi espalda estaba pegada a su pecho. Sus dedos bajaron hasta mis labios inferiores y mientras dos de sus dedos los separaba me penetró con otro lentamente, el frío de su dedo y la calidez de mi interior hicieron que un estremecimiento se extendiera por mi cuerpo. Draco me introdujo la punta de su dedo en el interior, acompañando ese gesto con sutiles caricias provocadoras en mis labios exteriores.

- Oh, Dios- susurré, estaba tan cerca, estaba provocándome tanto placer que no creía que pudiera aguantar mucho más.

Draco me abrió más, acariciándome con cuatro dedos mi intimidad mientras que restregaba su erección en mis nalgas. Sus suaves dedos frotaron lentamente mi carne hinchada, entonces bajaron más, bajaron hasta mi flexible entrada. Draco me metió dos dedos, luego introdujo un tercero. Me estremecí y empecé a ladear mis caderas buscando por más, no podía dejar de pensar en que se sentiría tenerlo dentro de mí y aunque me sonaba extraño y al principio dudaba debía admitir que lo que me hacía sentir por ahora no lo cambiaría por nada.

Draco siguió preparándome concienzudamente, evitando ir deprisa para encontrar los sitios exactos en los que mi cuerpo respondía y así me daba todo el placer que ese punto me permitía. Rodó la punta de su pulgar por encima de mi clítoris. Mis ojos se entrecerraron y de mi boca salían pequeños gemidos que al parecer le gustaban pues cada vez movía sus caderas más rápido.

- Dime que quieres- me dijo abriendo sus dedos y estirándome

- Yo… yo quiero- pero no podía decirlo

- No te escucho- me susurró en el oído y sus dedos se hundieron más en mí dándome en mi punto dulce lo que me sacó un alto y largo gemido.

- Te quiero… dentro de… mi- y para reafirmar mis palabras estiré una de mi manos hacía su miembro y le di un apretón, un gemido necesitado salió de sus labios.

Los pantalones de Draco desaparecieron rápidamente y pronto pude sentir la punta de su miembro rozar mi entrada pidiendo una invitación silenciosa. Arqueé mis caderas hacia él, para que el eje de su pene se deslizara fácilmente entre mis resbaladizos labios, nuestras miradas se encontraron cuando él se deslizó hasta la empuñadura en mi interior y nos quedábamos sin aliento. Decir que era extraño no era ni el principio pero el placer le ganaba a las demás sensaciones extrañas, sentirme tan lleno, tan estirada y tan satisfecha era algo que no me quería perder por nada del mundo. Ahora me alegraba que Draco hubiera insistido. Draco salió totalmente de mí lo que hizo que hiciera un sonido frustrado por el vacío que sentía y le sacó una sonrisilla, poniéndome boca arriba y el encima mío volvió a introducirse dentro de una sola estocada. Mis gemidos se mezclaron con los suyos cuando comenzó a moverse. Lo rodeé con las piernas y me elevé un poco, dándole más acceso. Draco gruño embistiendo más rápido, con estocadas largas y profundas. Mi corazón se llenó de tanta felicidad, que pensé que en cualquier momento iba a estallar, pero cualquier pensamiento coherente fue conducido lejos de mi mente cuando Draco se levantó, apoyó las rodillas en la cama y empezó a empujar con implacable fuerza. No era capaz de hacer algo coherente, sólo era capaz de gemir mientras Draco me llenaba por completo una y otra vez, sin previo aviso, un espasmo me sacudió. Eché hacia atrás la cabeza y grité cuando unos estremecimientos violentos de nebuloso placer me hicieron sentirme a flor de piel. Y mientras me elevaba, Draco enterró su rostro en mi cuello, sentí sus dientes rozarlo, y con ello mi clímax comenzó de nuevo, mientras él deslizaba una mano en la parte baja de mi espalda, inclinando mis caderas para tomarme con castigadores impulsos y hundiendo los dientes en mi cuello, gruñendo contra mi piel, con el cuerpo tenso, mientras se hundía en mí una vez y otra vez, su polla latió en mi interior y sentí como algo cálido me llenaba, y entonces se desplomó encima de mí.

- Te amo- abrí los ojos ante su afirmación, y antes de que pudiera decir algo, se movió y me arrastró, abrazándome.

Me acurruqué contra su pecho, mi mente absorbiendo lo que el acababa de decirme, me amaba, nunca en mi vida había estado tan satisfecha y repleta de amor.

- Te amo Draco…

- Bien…- me besó con suavidad y extrema dulzura, lo había anhelado tanto, sintiéndolo tan inalcanzable que aún me parecía un sueño tenerlo allí conmigo, acababa de entregarme al hombre que amaba y no podía estar más feliz. Pero me acordé de algo.

- Draco… ¿Lanzaste un hechizo anticonceptivo, verdad?- le dije empezando a asustarme, no es que no quisiera tener hijos pero no precisamente ahora que estaba bajo los efectos de una poción.

- No te preocupes, lo lancé antes de que empezara todo- me dijo y me besó en la frente, bostecé y hasta ahora no me había dado cuenta de lo cansado que me sentía- Es muy tarde, mejor nos dormimos, buenas noches, amor.

-Buenas noches- nos dimos un último beso y apoyando mi cabeza en su pecho nos entregamos a la inconsciencia. 

Notas finales:

Espero que os haya gustadoo!! ^.^

¿Merezco Reviews? *.*


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