No podía creerlo en verdad esto era insólito, como yo Hades el dios del inframundo había acabado así, era tan humillante y todo por culpa del, si por el estúpido de Zeus, quien diablos se creía para hablarme de esa manera, como osaba ordenarme subir al monte olimpo.

-       Me niego- grite rojo lleno de furia, mientras observaba como Hermes el dios mensajero me miraba con diversión.

-       Es una orden Hades, y más te vale cumplirla si no quieres hacer enojar a Zeus- me dijo, y no sabe cómo odie el escuchar ese nombre, me mordí el labio y trate de contener mil impropiedades que trataron de salir de mi boca.

-       Pues me vale un bledo, si cree que tengo un motivo para obedecerlo- gruñí y me fui encerrar a mis aposentos, me sentía cansado y agotado y estaba casi seguro que él era el culpable.

Proanch (malos efectos lo sé)

Se escuchó fuertemente y trate de contenerme, un grito para nada masculino se escapó de mis labios, al ver como mi castillo era atacado por millones de rayos, gruñí y bufe enojado, no iría no importara lo que dijera yo no obedecería…

-       Así que Hades, ¿Por qué te demoraste?- pregunto con una ceja alzada Zeus, tan serio como siempre, estaba erguido mirándome desde arriba.

-       porque me salió de los huev…- no termine de hablar ya que los ojos de Zeus brillaron amenazantes mientras un rayo impactaba muy cerca de mi persona.

-       Hades…- susurro en voz alta mi nombre, provocando un escalofrió en todo mi cuerpo, mi hermano estaba molesto y furaco contra mí, por primera vez en mi vida yo no había hecho nada, pero me alegraba verlo así.

-       Zeus- respondí por igual sin dejarme amedrentar por él, yo no era como Hera ni Poseidón que se intimidaban con una sola mirada yo era Hades el dios del inframundo,  y no tenía por qué obedecer a ningún ricitos de oro con complejo de superioridad.