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DIME QUE ME QUIERES por lyra

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-Estáis calados hasta los huesos-les dice Gustav cuando entran en el autobús.

Le da una toalla a cada uno y se aparta para dejarlos entrar. Se les queda mirando, nota que pasa algo raro entre ellos. No se miran no se dirigen la palabra.

“Seguro que de han peleado”-piensa resignado.

-Luego te devuelvo la camiseta-le dice a su hermano mientras se seca el pelo con la toalla.

Tom se encoge de hombros y sube al piso superior. Se quita la sudadera y coge otra camiseta limpia para él y unos pantalones secos.

Se viste y se tumba en la cama, no tiene ganas de estar abajo con los demás, de escuchar sus risas mientras él llora por dentro por lo que ha perdido sin llegar a tenerlo.



-¿Estás despierto?-le pregunta su hermano al cabo de unos minutos.

No le contesta. Sigue con los ojos cerrados haciéndole creer que está dormido para que no lo moleste más.

-Sé que puedes oírme. Me gustaría ayudarte, pero si no me dices lo que te pasa me será imposible hacerlo-insiste.

Está a punto de irse cuando hasta sus oídos llega la débil voz de su hermano.

-¿Cómo lo has probado?-le susurra desde la cama.

Bill descorre la cortina y observa que está con los ojos abiertos, esperando curioso su respuesta.

-No pensaba que me fueras a preguntar eso-le dice con franqueza.

Una cosa era decirle que era gay y otra bien distinta hablarle de la manera en que lo comprobó.

-Me dijiste que querías saber mi opinión, pensé que no te iba a molestar que me contaras como sucedió-le dice un poco avergonzado.

La pregunta salió de sus labios sin pedir permiso. Se moría por saber si ya lo había hecho o no, si solo habían sido unos simples besos.

-Tienes razón, contestaré a todas las preguntas que me hagas-le dice sentándose en la cama-Solo fueron unos besos, nada más.

-¿Y con unos besos te diste cuenta…?

-No insistas-le corta sabiendo lo que le quiere preguntar-Soy gay, asúmelo de una vez. Yo ya lo he hecho.

Se levanta de la cama y cogiendo su secador de pelo le deja solo.

“Con unos besos se ha dado cuenta de que es gay”-piensa dándose la vuelta en la cama-“Entonces, ¿yo también lo soy? Porque con un solo beso me he dado cuenta de lo mucho que amo a mi hermano”




-¿Todo bien?-le pregunta Gustav al verle la cara.

-De maravilla-le contesta entrando en el baño.

Conecta el secador y comienza a secarse el pelo. Agacha la cabeza y se lo seca mientras piensa en lo que le ha dicho.

Primero le parece bien que sea gay, cosa que claramente no era su verdadera opinión. Luego cuando se lo pregunta de nuevo no le contesta. Y ahora que quiere saber porque está molesto descubre que es por su culpa. Está claro que no le gusta tener un hermano que sea gay.

“Pues que se aguante. A mi me molestó que me diera un beso y me he tenido que aguantar”-piensa apagando el secador.

Solo un beso. Así se dio cuenta él de que era gay.

¿Y si su hermano…?

“¡No!, ¿él gay? ¡Imposible!”-piensa riéndose.

Deja el secador en el baño para no tener que volver a subir y se dirige a cenar con los demás.



El autobús se pone en marcha a los pocos minutos de comenzar la cena. Todavía les queda toda la noche de viaje por haberse retrasado.

-¿Tom no baja a cenar?-pregunta Georg.

-Está dormido-contesta en voz baja.

-¿Ya os habéis vuelto a pelear?-pregunta Gustav.

-Diferencia de opiniones-le contesta sin entrar en más detalles.

Están terminando de cenar cuando un relámpago ilumina el cielo. Comienza a llover de nuevo, como si el cielo presintiera lo que iba a ocurrir a continuación.

-Espero que no tengamos que volver a parar-dice Bill mirando por la ventana.

Georg y Gustav se miran sonriendo. Bill actúa como un niño pequeño, además con la camiseta de su hermano que aún lleva puesta parece más pequeño todavía.

-Lo mejor es que tratemos de dormir y no pensar en la tormenta-dice Gustav guiñando un ojo a Georg.

-Yo en cuanto acabe el postre me iré a dormir.

-Pues a mí me apetece un café.

Gustav se levanta y va hasta la parte del autobús que hace de cocina. Por el camino sonríe sin que Bill le vea. Lo hacen para darle tiempo a que suba y se eche con su hermano. Sabe que no lo hará si ellos suben en ese momento, y al paso que avanza la tormenta su miedo crecerá con ella.

Cae un trueno muy cerca y oyen como se le escapa un gemido de los labios.

-Me voy a dormir-anuncia echando a correr escaleras arriba.

Cuando saben que no los oye estallan en carcajadas. El ver a Bill corriendo como un niño pequeño a refugiarse en las faldas de su madre les hace mucha gracia. Deciden tomarse el café tranquilamente para darle más tiempo.




Una vez en el piso superior se acerca a la cama de su hermano y descorre la cortina mordiéndose los labios. No sabe si le aceptará a su lado ahora que sabe su secreto, puede que se sienta incómodo.

“O puede que trate de darme otro beso”-piensa con miedo.

Decide que ya es hora de enfrentarse a lo que más miedo le da. Deja la cortina como estaba y decide echarse en su propia cama. Se quita los pantalones y está a punto de hacer lo mismo con la camiseta pero cambia de idea.

Aún conserva el aroma de su hermano, así que decide dejársela y dormir con ella. Al menos algo de él le ayudará a pasar esa larga noche que le espera.

Retira las sábanas y se mete entre ellas tapándose hasta la cabeza cuando otro trueno cae cerca.

“Parece el fin del mundo”-piensa cerrando los ojos fuertemente.




“¡Qué calor!”-piensa Tom dándose la vuelta en la cama.

Abre los ojos y se pasa una mano por la cara. La deja sobre su frente y nota que tiene fiebre. Normal, después del paseo que se dio bajo la lluvia.

Se levanta con esfuerzo y se pone las playeras en el momento en que un relámpago ilumina el cielo.

“Está lloviendo otra vez. ¿Y Bill?”-se pregunta.

Se levanta de la cama y se asoma a la de su hermano, viéndole dormir profundamente con su camiseta puesta.

“Así que ya no tienes miedo de nada. No como yo, que soy un cobarde”

Le deja dormir y baja al baño a por un analgésico que le baje la fiebre.



Abajo solo se encuentra Gustav mirando su correo en el portátil.

-Menuda noche-le saluda al verle.

Tom le sonríe y tras coger el analgésico va a la cocina a por un vaso de agua.

-¿Dolor de cabeza?-le pregunta al ver que se lo toma.

-Fiebre.

-No me extraña, solo a ti se te ocurre salir con la que estaba cayendo. Bueno, a ti y a tu hermano. Todo lo tenéis que hacer igual, si uno sale a pasear bajo la lluvia el otro le sigue.

“Y si uno es gay, ¿el otro también?”-piensa bebiendo más agua.

-Me vuelvo a la cama. ¿Qué vas a hacer?

-Me quedaré un rato más. ¿Qué tal Bill?

-Por lo visto muy bien, está en su propia cama.

-¡Qué valiente!-dice sonriendo.

Tom le devuelve la sonrisa y sube a acostarse.



Se quita los pantalones y la sudada camiseta, pero no le apetece ir a su solitaria cama. Un relámpago ilumina el autobús cuando la idea de dormir con su hermano cruza su por su cabeza.

“Ya sé que no debo, pero quiero hacerlo”-le grita furioso a la tormenta.

Descorre su cortina, abre las sábanas y se mete dentro. Se echa contra su hermano apoyando la cara contra su espalda. Cierra los ojos y se dispone a dormir, a tratar de soñar que es feliz a su lado, soñar que le vuelve a decir esas palabras que en su cerebro quedaron grabadas.

“Te quiero”, le susurró en sueños.

Y entre ellos le buscará para decirle lo mucho que le ama.




Bill se da la vuelta y abre los ojos asustado de sentir otra presencia en su cama. A la luz de un rayo ve la figura de su hermano. Se gira para verle mejor, para mirar como duerme profundamente, como arruga la frente como si tuviera una pesadilla.

Por instinto alarga una mano y la pone en su frente. Nota que está un poco caliente, señal de que tiene fiebre. Se toca la suya para comprobar que él no.

Suspira aliviado. No quiere caer enfermo en mitad de la gira, pero tampoco quiere que su hermano lo esté.

Mira como sus labios se abren para dejar salir un gran suspiro. No puede apartar los ojos de ellos, no puede dejar de sentirlos sobre los suyos en aquel breve beso.

Con un beso se dio cuenta de que era gay, pero con el beso que le dio su hermano se dio cuenta de otra cosa peor. Que creía sentir algo por él.

Además, antes de besarle le dijo que él le entregaría todo su amor y su cariño. ¿Serían verdad esas palabras? ¿O todo era parte de un juego como le dijo después del beso?

Tal vez si lo volviera a hacer descubriría si de verdad sintió lo que creyó sentir. Si su hermano le responde a ese beso confirmará sus sospechas de que le besó porque sentía algo por él.

Respira profundamente y se acerca más a él. Coge su cara con las manos y se acerca a sus labios.

Se detiene cuando está a punto de rozárselos.

Tiene dudas. Cree que lo mejor es retroceder ahora que no es tarde.

“Mejor no tentar al diablo”-piensa soltando su cara.

Pero hay una persona que no piensa lo mismo que él, que sintió como le cogían la cara con cariño y un aliento le rozaba los labios.

Alarga las manos y cogiéndole para impedir que se aleje más de él. Le atrae a su cuerpo y se apodera de sus labios antes de arrepentirse como su hermano.

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