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DIME QUE ME QUIERES por lyra

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El relámpago iluminó el autobús. El viento soplaba fuera y parecía que iban a salir volando.

Siente estremecerse el cuerpo que yace a su lado, nota como se acerca más al suyo buscando su calor, su protección. Apoya la cara en su espalda y suspira en sueños.

Una sonrisa ilumina su cara. Nunca pensó encontrarse en esa situación. Dormir al lado de su hermano, sentirle girarse en su busca, dejarle reposar en su espalda notando su cálido aliento penetrar en su cuerpo a través de sus camiseta.

Se da la vuelta despacio y abriendo los brazos le coge entre ellos para acercarle más a él.

Su cabeza reposa ahora en su pecho, bien cerca de su corazón que palpita de felicidad por tenerle muy cerca.

Cierra los ojos recostándose sobre él, apoyando la mejilla contra su pelo aguantando las cosquillas que le hace en la nariz porque eso le hace sonreír más.

Se acuerda de la manera en que le pidió permiso para descansar a su lado.

La tormenta estalló cuando se encontraban en la carretera, dentro del autobús que les llevaba de gira hacia la próxima ciudad en la que darían un concierto más. El conductor decidió parar hasta que se pasara la tormenta, pues era muy fuerte y era imposible ver la carretera.

Dentro hacía mucho calor, pero él veía como su hermano temblaba. No era por el frío, sino de miedo. Siempre le han asustado las tormentas, desde que eran muy niños.

Estando en casa corría a su cama para que le hiciera un hueco, pero ahora son más mayores y no se encontraban solos. No podía decir delante de los demás que quería irse a la cama con él, porque sonaba extraño.

Pero para él no lo era tanto. Siempre deseó que su hermano dijera esas palabras.

“Tom, quiero ir a tu cama”

Cuando llevan media hora viendo llover deciden que lo mejor sería irse a descansar, la tele no se podía ver y no tenían ganas de jugar a la play. Todo estaba muy oscuro a pesar de ser de día, y eso les da mucho sueño.

Suben al piso superior del autobús en donde se encuentran sus camas y se echan en ellas a descansar.

Tom se tumbó en la suya a esperar. Sabía que se lo iba a pedir de un momento a otro, que le deje descansar a su lado, que le salvara de sus miedos.

Pero, ¿quién le iba a salvar a él de los suyos?

Le daba miedo que le pidiera estar tumbado a su lado, estar a su lado sin poder hacer nada, sin decirle cuanto le ama.

¡Amar a su propio hermano!

Ridículo, pero cierto.

El único problema era que esos sentimientos eran solo suyos, su hermano no sentía lo mismo por él, ¿verdad?

Una sombra en la cortina que cubre su cama le informa de que el gran momento ha llegado. Cuenta hasta diez y al momento la cabeza de su hermano se asoma por una esquina. Se quedan mirando sin decir nada, observa como le tiemblan los labios y lo único que pasa por su mente es apoderarse de ellos y hacerlos dejar de temblar con un tierno beso.

Ve su silencioso ruego en sus ojos y le sonríe como respuesta.

Su hermano sonríe también y corre a echarse a su lado. Se tumba boca arriba, mirando el techo sin decir nada.
Siente como su cuerpo tiembla sin que pueda hacer nada por evitarlo y cierra los ojos fuertemente cuando un relámpago ilumina el cielo.

Coge la manta que tiene a los pies de la cama y se tapa con ella tapándole a él también. Eso es suficiente para que se de la vuelta y se refugie en su cuerpo en busca de su calor.

-Gracias-le dijo en voz baja.

Le agradece que le permita yacer a su lado, que no le diga que ya es mayorcito para tener miedo.

Pero él también es mayor y está aterrado por tenerle a su lado, por sentir lo que siente.

Se quedan dormidos escuchando como en el exterior el viento ruge y la lluvia cae salvajemente. Era como si el tiempo estuviera enfadado con ellos, porque están abrazados, porque está prohibido que sienta eso por su hermano.



Se despierta con un sobresalto. Soñaba que corría tras su hermano y de repente el suelo se abría a sus pies tragándoselo en un momento.

Esa sensación de caer le hizo despertar con la respiración agitada. Abre los ojos y ve la pared del autobús. Está tumbado de lado, dando la espalda a su hermano. Tiene una mano bajo la mejilla y nota como le baja una lágrima.

Soñar que le alejaban de su hermano le ha hecho derramarla.

Se la limpia y suspira. Siempre va a ser así, estará cerca de su hermano pero a la vez muy lejos.

Nota a su hermano temblar contra su espalda. Se da la vuelta y le deja descansar sobre su pecho, recostándose él contra su pelo.

Sonríe porque le tiene bien abrazado como siempre ha deseado, porque está dormido en sus brazos.

Baja la mirada y le observa dormir. Como sus pestañas cierran fuertemente esos ojos que con solo una mirada le hace derretirse. Le observa dormir respirando dulcemente, como inspira el aire por su nariz y lo expulsa a través de sus abiertos labios. Querer ser el aire que respira para estar dentro de su cuerpo, para llegar a su corazón a través de esas venas por las que circula tanto amor.

Se muere por besarlos, pero sabe que eso nunca sucederá ni en sus mejores sueños, asi que se conforma con agachar la cabeza y besarle en la mejilla suavemente. Deja allí los labios y se siente morir al notar la suavidad de su piel. Siente que el corazón se le va a romper en mil pedazos, tiene miedo de despertarle y apartar sus labios de él.

Cierra los ojos fuertemente concentrándose en el sueño de su hermano. Quiere entrar en el para poder gritarle desde lejos lo mucho que le ama. Se siente encerrado en una burbuja de amor que sube por el cielo, más allá del universo, que sube y estalla dentro de su sueño.

Abre los ojos de golpe. Cree que su sueño se ha hecho realidad porque lo ha oído claramente, porque lo ha sentido contra su cuello.

Ha notado como sus labios se separaban y dejaban escapar sus palabras que han resonado en el silencioso autobús como si de un trueno se tratara, haciéndole sobresaltarse al oírlas.

-Te quiero.....

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