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DIME QUE ME QUIERES por lyra

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Bill no tiene tiempo de reaccionar. Se estaba alejando de su hermano cuando sus brazos le cogieron con fuerza y sus labios se vieron dominados por los de su hermano.

Apoya las manos en su pecho desnudo para tratar de resistirse en vano. Una lengua entra en su boca y le hace cerrar los ojos con fuerza. Ese no era el tipo de beso que tenía en mente. Pensaba rozarle los labios, pero al parecer su hermano ya no se conformaba con eso.

Como le dijo entonces, se acabaron los juegos. Ahora esto iba en serio.

Gime en su boca, protesta contra ella. Quiere que deje de besarle, quiere….. ¡quiere que no se detenga!

Su cuerpo se llena de sensaciones nuevas. Deja de apartarle con las manos para atraerle a él aferrándose a su cuello. Cierra los ojos y se concentra e responder a ese beso tan deseado por los dos.

Tom siente que ya no ofrece resistencia y deja de abrazarlo tan fuerte. Desliza una mano y la mete por su camiseta. Le acaricia el pecho y le hace cosquillas en el vientre.
Pero su mano no se queda allí quieta. Quiere más y la baja hasta rozarle la ropa interior. Desliza un dedo por ella y le acaricia el miembro sintiendo como su cuerpo se pone tenso.

-¡No!….-gime Bill desesperado.

Ahora si quiere que se detenga. No quería ir más allá de un beso, pero su hermano tiene otra cosa en mente.

Baja la mano y le coge la suya para que se detenga, pero su hermano se la coge más fuerte y la mete por su ropa interior, le obliga a frotarse a sí mismo mientras él también lo hace.

Quiere resistirse, pero un gemido le aprisiona la garganta y la queja muere en sus labios. Retiene el aire y lo expulsa minutos después cuando el placer le hace estremecer.

-Por favor-solloza contra su boca.

Tom se apiada de él y deja de besarle, pero deja la mano ahí quieta mientras le mira a los ojos.

-¿No te gusta lo que te hago sentir?-le pregunta en voz baja.

-Esto está mal-le contesta intentando liberar su mano.

-Creía que esto era lo que te gustaba, sentir en tu cuerpo las manos de alguien de tu propio sexo-le contesta acariciándole más.

Bill cierra los ojos y gime, pero esta vez de dolor.

-Me gusta sentirlas, pero no que sean las de mi propio hermano-solloza nervioso.

Tom lo entiende y saca deprisa la mano. Se ha vuelto a precipitar. Primero le besó en el momento equivocado y ahora le ha tocado cuando no lo deseaba.

Decide que lo mejor es alejarse de su lado. Sale de la cama deprisa y le deja sollozando solo. Se acuesta en la suya y se cubre con la almohada la cabeza. No quiere escuchar sus sollozos, no quiere ver su tristeza.



Un relámpago ilumina el silencioso autobús, un silencio roto a cada momento que un sollozo sale de los labios de Bill. Intenta reprimirlos, pero por más que sus manos se ciernen sobre los labios el sollozo escapa por sus dedos.

Cuando cree que se ha calmado lo suficiente se levanta y descorre la cortina de la cama de su hermano. Ve como se cubre la cabeza con la almohada y tapa su cuerpo con la sábana. Decide hacer lo mismo que hizo él.

Echa a un lado la sábana y se recuesta a su lado para quitar esa almohada que le impide ver a su reflejo y mirarle de frente.

-Lo siento-dice Tom antes de que su hermano diga algo.

-No fue culpa tuya. Nadie me había tocado así y me asusté.

-¿No? Pero yo pensabas qua ya lo habías probado, dijiste…

No continúa hablando. Se siente avergonzado.

-Solo fueron un par de besos, nada más.

-¿Y por unos besos ya sabes que eres gay?-le vuelve a preguntar.

-Me sentí mejor que cuando besaba a una chica. Con ellas experimentaba un poco de placer, pero con aquel chico llegué a rozar la pasión.

-Pero no quieres rozarla conmigo.

-Somos hermanos, es distinto.

-No lo es, nos hemos besado, nos ha gustado.

-Nunca volverá a suceder, nunca podremos decirnos que nos amamos.

-Pero tú ya me lo dijiste, lo oí claramente.

-¿Cuándo te lo he dicho?

-Esta tarde. Estabas dormido contra mí, me lo susurraste contra el cuello.

Bill le mira sin comprender. Puede que se lo dijera en sueños, pero no era por estar con él, tal vez soñaba otra cosa y su hermano entendió mal.

Tom ve sus dudas y entonces cae en la cuenta que quizás solo oyó lo que quiso oír, unas palabras que deseaba escuchar salir de los labios de su hermano, y eso fue lo que le confundió, lo que le hizo ver algo que nunca existirá.

-Déjalo, de verdad, no importa-le dice dándose la vuelta.

Bill se queda mirando esa espalda, mordiéndose los labios por las imágenes que pasan por su mente. Ve su propia mano deslizarse por su piel, subir hasta su cuello y tirar de el hasta conseguir que al cara de su hermano le mira de nuevo, conseguir que esos labios se posen en los suyos de nuevo.

Cierra los ojos y se gira también cuando un relámpago ilumina el cielo. Los elementos están contra él. Si decide acercarse a su hermano con otras intenciones, desatará una gran tormenta que no cesará hasta que su amor lo haga.





El amanecer sorprende a los dos hermanos dormidos bien juntos, pero espalda contra espalda, sin verse las caras.

Tom se estira y trata de darse la vuelta, pero hay alguien que se lo impide, que le aprisiona la sábana y no le deja. Suspira y se levanta con cuidado de no despertarle, rezando para que no diga en sueños nada más que le haga daño.

Salta por encima del dormido cuerpo de su hermano y tras taparle mejor comienza a vestirse para empezar un nuevo día, deseando que no vuelva a llover y se tengan que para en mitad de la nada hasta que la tormenta decida cesar.

Baja al piso inferior del autobús, que está detenido ante una estación de servicio. Se asoma por la ventanilla y ve a parte del equipo que siempre les acompaña estirando las piernas alrededor de la gasolinera. Decide hacer lo mismo y cogiendo una sudadera sale al exterior cerrando los ojos cuando la luz del sol le ciega.

-Ha dejado de llover-le salida Gustav.

Tom se da la vuelta asustado y sonríe al verle. Eras normal que él ya se hubiera despertado, siempre era el primero en levantarse.

-Sí, ya era hora-le contesta sonriendo.

-Así recuperarás tu cama-le sigue diciendo.

Tom asiente sin decir nada mientras se encamina a la tienda. Lo que menos le preocupa en esos momentos es recuperar una cama para él solo. La quiere compartir el resto de su vida, con una única persona, su propio hermano.



Bill bosteza y se estira en al solitaria cama. Busca con los ojos cerrados la presencia de su hermano, suspirando decepcionado al sentir solo la frialdad de las sábanas en su lugar.

Se levanta decidido y coge su ropa. Se quita la camiseta de su hermano con la que ha dormido y la deja sobre su cama extendida, viendo lo grande que es al lado de la suya. Se viste dejando de pensar en él y coge una cazadora.

Sale del autobús y mira en todas partes buscándolo. Sabe que la noche anterior tuvo fiebre por su culpa, no por hacerle salir a pasear bajo la lluvia, si no por hacerle pensar en lo que no debiera.

Pero no le ve por ninguna parte. A lo lejos ve a Gustav y corre hacia él, parándose a su lado de golpe al resbalar sobre el húmedo pavimento.

-¡Cuidado!-le dice Gustav sosteniéndole con un brazo.

Bill se aferra a él avergonzado sin poder evitar sonreír. Afirma las piernas en lugar seco y se pone derecho, soltando ese brazo que si no fuera por el habría acabado de culo en el suelo.

-Gracias. ¿Has visto a Tom?-le pregunta poniéndose serio.

-Estaba en la tienda comprando algo-le informa.

Le da las gracias y se dirige hacia ella. Pero antes de llegar le ve salir por la puerta y dirigirse al campo que hay cerca. Está lejos para gritarle y que le oiga, así que acelera el ritmo y echa a andar más deprisa, viendo por el camino que le caen unas gotas.

Lógico. Se está acercando a su hermano y con él la tormenta. Cuanto más cerca está, más fuerte comienza a llover, llegando incluso a tronar.

“Me da igual….quiero estar con él…le amo demasiado para dejarle escapar…”-piensa entre jadeos.

Ve que su hermano también corre, buscando refugio en otro abandonado cobertizo que hay a un lado de la carretera. Si no se da prisa, cuando le quiera alcanzar estará calado de nuevo hasta los huesos.

Se muerde los labios para no gritar cuando el trueno cae bien cerca. Le pide que se detenga, que frene esa carrera sin control, que va directo a la perdición. Si está con su hermano, en sus vidas nunca brillará el sol.

“No me importa…..la luna nos alumbrará…con ella seremos felices, aunque sea en la oscuridad”-piensa sollozando.

Llega al cobertizo y no deja de correr hasta que ve a su hermano de pies al fondo, que se vuelve al oír sus jadeos resonar en el silencio. Se tira a sus brazos y se apodera de sus labios antes de que pueda reaccionar, dándole solo la opción de abrazarle muy fuerte y dejarse besar.

Tom le acoge entre sus brazos, deja que le bese con una pasión con la que nadie más le había besado. El impulso que llevaba su hermano al ir corriendo hace que pierda el equilibrio y caiga al suelo arrastrándole con él, pues sus cuerpos están unidos por sus labios como si fueran una sola persona.

El duro suelo les recibe, pero ellos no sienten dolor, solo la pasión que les hace querer arrancarse la ropa a tiras. Sus manos recorren la cara de su igual, borrando esas lágrimas que caen por las mejillas al mismo compás.

Ruedan por el suelo, luchan para estar encima y hacer más profundo el beso, mientras que en el exterior la tormenta va perdiendo intensidad. Se rinde ante su amor, ¿para que seguir cayendo si no la van a escuchar?

Ya les ha advertido que eso está mal, pero ellos sólo han oído los latidos de su corazón. Contra eso no puede hacer nada, solo dejar de interponerse entre dos personas que se aman.

La falta de aire hace que se separen lentamente, acariciando el labio inferior de su contrario antes de dejarlo libre y temblando.

Se miran jadeando. Tom debajo de su hermano al que mira con los ojos velados. Bill encima de él sonriéndole con gran placer.

-Ahora no estoy dormido-le dice en un susurro.

Tom arruga la frente sin entender.

-Ahora lo voy a decir con los ojos abiertos, para que sepas que esto no es un sueño. Te quiero….. ¡te quiero mucho!

Tom deja escapar un sollozo de sus labios y le atrae a su cuerpo, dejando que recueste la cabeza sobre su pecho y escuche a su corazón latir con fuerza por él.

-Vaya…esto no me lo esperaba…-le dice entre jadeos.

-Yo tampoco. Si con un beso me di cuenta de que era gay….

-¿Si?-le anima conteniendo el aliento.

-Con los tuyos me di cuenta de lo mucho que te quiero-susurra contra su pecho.

Tom se incorpora con él encima. Se quedan sentados mirándose fijamente a los ojos. Levanta una mano y le retira de los ojos el cabello mojado.

-Yo todavía no te lo he dicho-le dice con voz ronca.

-¿Qué me tienes que decir?

-Lo mucho que te quiero.

Le atrae por la nuca y le besa para que no diga más. Se abraza a su cuerpo para no dejarle escapar. Le ha costado, pero al fin ha conseguido hacerle ver que están destinados a permanecer siempre juntos.

Finalizan el beso y se levanta riendo nerviosos. Se cogen de la mano y caminan de vuelta al autobús. Salen del cobertizo y ven que ha dejado de llover. Miran al cielo y ven al sol salir tímidamente entre las nubes, dándoles la bienvenida a esa nueva vida que acaban de comenzar.

Se sueltan cuando ven a sus compañeros. Se reúnen con ellos y suben al autobús que se pone en marcha de nuevo.

Los chicos les miran extrañados. Los notan raros, ahí enfrente de ellos sentados en silencio, sin dejar de mirarse y sonreír en secreto.

-Pues…ha dejado de llover-dice Gustav tratando de hablar de algo.

-Ya no volverá a llover-asegura Bill.

-¿Y eso como lo sabes?

Bill no le contesta. Guiña un ojo a su hermano y él se lo devuelve sonriendo. Miran por la ventanilla, sus ojos se dirigen al cielo en el que el sol brilla cada vez más y más.

“Amaos de todo corazón. Yo protegeré vuestro secreto. Brillaré en vuestras vidas, nunca os faltará mi calor, mi luz….mi amor por vosotros dos”
Notas finales: Gracias Whell, por escuchar mis desvarios sobre todo!!!!

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