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Now, is my turn to do it for you por JRokku

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Notas del fanfic:

Hola! Decían que iban a extrañar esta historia ne? Pues bien, admito que igual yo xD! Por eso he decidido hacer algo así como una “segunda temporada” que estará cargada de felicidad, drama, momentos tiernos junto al pequeño Taka, etc etc..  

Debo decir que esto está dedicado 100% a las fieles seguidoras de “I did it for you” gracias a su constante apoyo pude sacar esto, espero no defraudarlas ; ;! 

Notas del capitulo:

Hola de nuevo! lo prometido es deuda y bueno, lo que les había comentado ha llegado c: 

Como mecioné anteriormente, este fic está enteramente dedicado a cada una de las personitas que me apoyaron con "I did it for you" :3 

 

¡A leer!

Chapter I

 

“Sí. Acepto”…


 ¿Cuántas veces no hemos soñado con escuchar aquellas dos palabras provenir de los labios de la persona amada? El compartir aquel preciado y hermoso momento junto a tus seres queridos, teniéndolos como testigo de la nueva vida que estás a punto de comenzar junto a ‘tu otro yo’

Un cuento de hadas digno de vivir ¿verdad?


Pues bien, así mismo lo sentía Shiroyama Yuu, a estas alturas más conocido como Aoi; el moreno, al escuchar provenir el “sí” de los labios de su adorado Uruha tuvo que poner una resistencia enorme para no comenzar a saltar como  canguro por la felicidad que lo inundaba, y es que hacía un par de meses atrás si se ponía a analizar todo se veía tan lejano e imposible. Cuanto más observaba el iluminado rostro del castaño más se convencía de que lo que estaba viviendo no era más que un hermoso sueño del que seguro tendría que despertar en algún momento,  aunque.. a decir verdad la sonrisa de Uruha se veía demasiado real, el contacto de sus manos entrelazadas se sentía tan real… Okey, tal vez no era un sueño, tal vez sí estaba viviendo el momento más hermoso de su vida.. ¡Se estaba casando con el amor de su vida!


-Bien, con el poder que se me concede, los declaro.. – Oh no, si enserio no era un sueño entonces no esperaría más, mucho menos a que el vejete que tenían enfrente dijera esas palabras tan trilladas que ya había oído en más de una ocasión en alguna película extranjera; él lo sabía, Kouyou le pertenecía, y sabía que todos los presentes también tenían conocimiento de que las cosas eran así, no necesitaba perder más el tiempo, se prometió nunca más hacerlo.


Tomó al castaño entre sus brazos y sin más le dio uno de los besos más profundos y dulces que jamás pensó en brindar, el menor ante eso no tuvo más opción que corresponder bastante sonrojado ante el arrebato de su ahora esposo, vaya que amaba su personalidad. -..okey, pueden besarse.. – “añadió” el juez bastante avergonzado por la escena presenciada mientras los demás se partían de la risa.


Los abrazos y buenos deseos no se hicieron esperar, así como tampoco la comida y la fiesta; y es que a pesar de ser una celebración bastante pequeña y personal, lograron convocar a las personas a quienes más sentían cercanas, sus mejores a amigos, su pequeño hijo, algunos familiares y personal de restaurante; todo era perfecto, no podían pedir más.


-¿Cómo te sientes? – Preguntó el moreno tras llegar junto a Kouyou, el castaño se había apartado un poco de todo el jolgorio para ir a recostar a Takanori en el sillón de la oficina de Kai después de haberlo encontrado dormidito sobre la mesa que ocupaba, luego sin premeditarlo al pasar por el pasillo su mirada terminó por perderse en uno de los grandes ventanales de restaurante, observando la noche con cierta calma en su interior. Sonrió al sentir los fuertes brazos de su pareja rodearle, recargándose casi de forma inmediata contra su pecho.


-Feliz.. Por primera vez en tanto tiempo me siento completo. – Contestó con cierto aire nostálgico.


-No sabes cuánto esperé este momento. – Comentó el pelinegro mientras besaba tiernamente en cuello de su esposo. -..pensé que jamás podría volver a soñar siquiera con tenerte entre mis brazos. – Rememoró el moreno un tanto inseguro.


-Eso es pasado amor, ya no hay que pensar en cuánto anhelábamos estar el uno junto al otro, ahora sólo tenemos que dedicarnos a ser todo lo que ambos necesitemos. – Comentó el menor mientras se volvía entre los brazos de su amado, con lentitud levantó sus propias extremidades hasta rodearlas en el cuello del pelinegro que le miraba embelesado. – Te amo Shiroyama Yuu, eres mi pasado, mi presente y mi futuro, eso ya no cambiará. –


-Yo también te amo Takashima Kouyou, y espero poder hacer que tú futuro y el de nuestro hijo sea mucho mejor de lo que hayan estado esperando. –


-Tengo fe de que así será. – Musitó rosando sus labios completamente convencido de sus palabras.


-Gracias por eso. – Concluyó Aoi para luego fundirse ambos en un lento pero pasional beso.


Al momento de separarse y observarse por unos cuantos segundos, cayeron en cuenta de que sus invitados aún estaban en el local, por lo que sin más se resignaron a dejar todo festejo de bodas para la ansiada luna de miel que se proyectaba en los próximos días.

 

Tiempo después…

 

Seis meses habían pasado desde el tan mágico momento, Ahora Kouyou y Yuu vivían junto a su hijo en el departamento que antes pertenecía a Akira, el inmueble fue un ‘modesto regalo’ del rubio hacia su amigo de infancia para que de esa forma pudiera dar comienzo a su nueva vida, puesto que él había tomado la decisión de irse a vivir junto a su adorado Kai y el bebé que venía en camino.


Si hablamos del ámbito laboral de cada uno, podemos decir que las cosas continuaban como hasta hace un tiempo aunque con leves cambios; por ejemplo: Kouyou era ahora jefe y encargado de cocina, con su brillante desempeño logró obtener sin mayor reparo el tan ansiado puesto que muchos otros esperaban. Akira en tanto; continuaba siendo el repostero estrella del local, lógicamente nadie podía quitarle aquel título que él mismo se adjudicó, las razones son más que obvias. Por otro lado estaba Kai, quien con su avanzado embarazo poco y nada podía hacer en su negocio, y es que ya había intentado revisar la ruma de documentos para ponerse al corriente de las cosas que acontecían en el restaurante, más fue cosa de minutos para que  en una de esas vueltas Akira lo encontrara durmiendo entre folios y carpetas.


Aquello fue lo que gatilló la decisión que el chef se vio obligado a tomar-sin muchas ganas cabe recalcar-, y es que sin más tuvo que entregarle el cargo a Yuu hasta que él estuviera en condiciones aptas para volver al trabajo.


El nuevo título de “jefe” era el que tenía al pelinegro trabajando de forma incansable a sol y a sombra puesto que sentía una responsabilidad enorme sobre sus hombros, y claro,  no era para menos, mal que mal estaba resguardando el sueño de toda una vida de su mejor amigo, y el fallar no era una opción.


Ahora mismo se encontraba casi recostado sobre la cama leyendo y releyendo la lista de proveedores para el local,  siendo las 23:37 no se había dado el tiempo siquiera de probar bocado alguno una vez que llegó a casa –hacía ya una hora atrás-.


Bastante cansado suspiró mientras se quitaba los lentes y los dejaba sobre alguna carpeta, con lentitud apoyó la espalda sobre el respaldo de la cama mientras comenzaba a tallarse los ojos para lograr de esa forma mermar un poco la molestia que tenía, la falta de sueño irrefutablemente le estaba pasando la cuenta.


-Permiso.. – Aquella voz más que conocida y adorada irrumpió en el lugar haciendo cesar sus acciones para dejar que su vista aclarara, dándose cuenta luego de que el castaño dejaba sobre la mesita de noche una bandeja con algunos bocadillos. Posteriormente se sentó a su lado. -..¿Terminaste? – Preguntó con suavidad mientras le acomodaba algunos mechones de cabello tras la oreja.


-No.. aún me quedan tres folios más que revisar.. – Contestó casi arrastrando las palabras.


-Deberías continuar con esto mañana, es Domingo. Además ha sido demasiado por hoy. – Soltó con determinación. -..te traje un trozo de pastel y un café; come mientras yo ordeno esto. – Finalizó el castaño mientras se levantaba del lecho y comenzaba a juntar cuanta hoja y capeta que encontró, más de alguna se detuvo a leer pero poco y nada entendía de cifras y números varios que adornaban el papel, Aoi en tanto sonrió por la actitud de su pareja.. ¡Cuánto amaba esos momentos en los cuales el menor le hacía sentir su cariño y preocupación a través de simples gestos como el que había tenido ahora! Demonios.. sí que estaba jodidamente enamorado.


-Uru.. – Llamó quedo tras beber un poco de café y probar el pastel, Kouyou no le hizo mucho caso. -..Amor.. –


-¿Hm..? – ‘Contestó’ mientras dejaba las cosas sobre el escritorio. -¿Qué pasa? – Indagó al haberse volteado a ver al mayor, acción que hizo que una sonrisa automática apareciera en su rostro al ver como éste tenía extendido los brazos hacia él cuan niño clamando por un poco de atención.


-Ven.. – Soltó el moreno con un tierno puchero que enterneció de sobremanera a Kouyou, haciéndole gatear sobre el colchón y llegar hasta su amado acomodando la espalda contra su pecho, de manera que los brazos del mayor rodearan su cuerpo de forma reconfortante. Sonrió. –Hm.. hueles rico.. – Murmuró tras aspirar el delicioso aroma que emanaba el cabello del menor.


-Culpa al shampoo de fresa que tú y Taka compraron. – Señaló divertido. 


Así pasaron algunos minutos, ambos abrazados en completo silencio sintiendo la hermosa compañía ajena, considerándose enormemente afortunados de tenerse y haber prevalecido fuertes ante todas las adversidades que el pasado contaba para ellos. Kouyou suspiró dejando caer su cabeza hacia atrás de manera que ahora su nuca descasaba en el hombro ajeno,  su respiración se mantenía de forma tranquila chocando ésta contra la nívea piel del cuello de su esposo. Cerró los ojos.


-¿Sucede algo..? – Indagó curioso el pelinegro acariciando tranquilamente su cabello.


-Sólo.. Divagaba un poco.. – Respondió con simpleza.


-¿Ah sí? ¿Y se puede saber en qué divagaba esa cabecita loca que tienes? – El tono meloso que utilizó en aquella interrogante hizo que ambos sonrieran de forma amplia, el castaño abrió los ojos de par en par entrelazando los dedos de su mano libre con los dedos del mayor, luego tomando un poco de distancia pudo tener por primera vez en todo el tiempo transcurrido contacto visual con el pelinegro.


-Yo.. estaba pensando en cómo sería tener otro bebé.. –

 

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-¡Ahh!..¡Así Akiraa..ah!!  - El rubio arremetía incansablemente contra las caderas del menor, sintiéndose casi desfallecer cuando el moreno se contraía por lo cerca que estaba del clímax. - ¡AAH!! ¡¡AKIRAA!!! – Y ahí estaba de nuevo, Kai terminó por correrse entre sus vientres mientras que el rubio colmó su interior con su semilla; ambos sonrieron satisfechos.


-Te amo.. – Musitó jadeante tras dejar un beso sobre la frente de su pareja, luego con cuidado salió de su interior y se recostó a su lado, siendo cosa de segundos los que Kai se demoró en acurrucarse en su pecho.


-Yo también te amo.. -  Escuchó provenir de los labios de su adorado chef.


Si había algo que Suzuki Akira le agradecía al embarazo era el que causara estragos con las hormonas de Kai, y es que no había día en que el moreno no clamara por un poco de atención, ya fuera por actos como el recién vivido o una simple felación en el sofá del apartamento –cosa que ya era un tanto normal en ambos–. Se acomodó de mejor forma la almohada cuidando de no soltar a su pareja, suspiró agotado por enésima vez en la noche y luego cerró los ojos para entregarse al confort mismo de la situación buscando así por fin descansar..


..O eso creía..

 

..Quince minutos después…


-Akira.. – Kai lo removió un poco logrando tan sólo que el aludido emitiera un gruñido. –ne.. amor.. – volvió a removerlo pero ésta vez el rubio volteó dándole la espalda llevando a su paso las sábanas que dejaron al descubierto el cuerpo del chef. Frunció el ceño y se sentó con los brazos cruzados sobre su prominente pancita. - ¡SUZUKI AKIRA DESPIERTA AHORA!! – Gritó enfurecido, teniendo que reprimir luego la carcajada que quería aflorar al ver como el rubio saltó cuan gato asustado sobre el colchón.


-¿Q-Qué pasa? – Preguntó un tanto aturdido aun.


-Te llamé no sé cuantas veces ¡Y no me hacías caso! – Vociferó con la respiración agitada. - ¿Te imaginas qué pasaría si de una rato para otro comienzo con labor de parto?! Con el sueño tan pesado que tienes ¡de seguro tendré que irme al hospital solo!! – Chilló abrazando la almohada que ayudaba a cubrir sus desnudez, Akira en tanto supuso que las había jodido, así que sin decir una sola palabra volvió a cubrir al menor y lo abrazó, esta era la parte que odiaba de las hormonas revueltas.


-Lo siento monito, pero es que estoy muy agotado. – Un bostezo se coló en sus palabras. -¿Para qué me despertaste ne? ¿Quieres algo? – Bastó que efectuara esa pregunta para que el rostro de Kai se iluminara de manera sorprendente, dando paso a su hermosa y tan característica sonrisa.


-Sí, quiero un beso.. – Contestó con cierto pucherito que enterneció al otro.


-Ow.. ven acá.. – Lo atrajo más hacia sí y sin premeditarlo mucho ambos se fundieron en un profundo y prolongado beso lleno de amor, ósculo que fue el causante de la falta de oxígeno en sus pulmones. Se apartaron un poco. -¿Eso era todo..? – Indagó una vez más el rubio, Kai negó.


-Ahora quiero una malteada.. –


-¿Una.. malteada? ¿A esta hora Kai? – Volteó hacia su mesita de noche para poder ver la hora de su móvil, las 00: 46 de la madrugada. – Es demasiado tarde, además no quiero ir.. –


-No me importa ¡Yo quiero mi malteada! – Chilló nuevamente y ahí el rubio supo que no había manera de hacer cambiar de parecer a su novio, por ende, se levantó de la cama para ponerse la ropa y, tras tomar algo de dinero junto a las llaves de su coche dejó un beso sobre la frente del menor.


-Regreso en un momento.. – Murmuró como autómata arrastrando los píes hacia la salida.


-Okee~~ ¡Ve con cuidado! – Aconsejó el chef mientras se acomodaba entre las mantas y tomaba el control de la televisión para disponerse a verla mientras su tan ansiada malteada y.. su novio llegaban.


---------


Algo había quedado dando vueltas en su mente, y eso era lo que Kouyou le había dicho momentos atrás; ahora el castaño se encontraba en el baño tomando una refrescante ducha antes de irse a la cama mientras Yuu ya estaba en el lecho mirando un punto fijo en la pared.


-Un bebé.. – Mencionó casi en un susurro que se escapó de sus labios, y es que si se ponía a analizar la idea no era tan descabellada, puesto que ambos contaban con un buen trabajo, un sueldo fijo, tenían casa, auto, un pequeño hermoso como hijo y mucho pero mucho amor entre ellos.. ¿Qué más podía pedir? Además, si lo veía por otro modo, sería una especie de “devuelta de mano” para con Kouyou por todos los años de ausencia que había tenido con Takanori. Sonrió acomodándose en la cama apoyando su nuca sobre el antebrazo que descansaba tras su cabeza, en su mente se había cruzado una vaga imagen de lo que sería ver a su Uru con una pancita de cuatro o cinco meses, se preguntaba cómo sería el acariciar aquella protuberancia  cada noche, hablarle, tocarle alguna que otra melodía  en guitarra y ¿Por qué no? También cantarle.. -..lindo.. – Murmuró.


-Lo sé, el espejo me lo recuerda todos los días. – Contestó el castaño entre risas, haciendo que Yuu volviera al mundo terrenal limitándose a reír por el repentino aire de Diva que sacaba Kouyou a veces.


-Baaka.. ¿Estuvo rica la ducha? – Indagó al tiempo en que observaba las acciones del menor.


-Sí.. aunque me sentí un poco solo.. – Comentó con cierto tono juguetón que utilizaba cuando quería ‘algo’, Aoi tan sólo sonrió observando ahora cómo aquellas piernas sensuales caminaban en dirección a la cama y luego se perdían bajo las mantas. -..me dio frío.. – Murmuró acurrucándose en su pecho.


-Ow.. estás helado.. – Frotó su espalda logrando así hacer entrar en calor a Kouyou. – Uru..
estuve pensando.. – Comentó sin dejar de llevar a cabo sus acciones.


-¿hum? ¿Y en qué pensabas? – Preguntó curioso.


-En lo que me dijiste hace un rato. –


-Lo que.. te dije hace un rato.. – Frunció el ceño intentando recordar. - ¡oh! ¿Lo del bebé? – Se levantó un poco para mirar a su pareja, el cual le sonrió hermosamente mientras asentía. -..¿Y? hehehe.. –


-Concluí que no es mala idea después de todo. – Confesó para sorpresa del menor.


-¿Eh? –


-Eso.. que no creo que sea mala idea tener otro hijo contigo.. – Citó mientras acariciaba la sonrojada mejilla de Uruha. -..lo tenemos todo, dinero, casa, amor.. – Agregó. -..desde que te encontré me prometí intentar hacerte feliz en todos los ámbitos, me propuse ser el responsable de cada sonrisa y gozo de tu persona.. y bueno, está demás agregar que sólo contigo quiero pasar el resto de mi vida. – Concluyó sintiendo casi de inmediato los delgados pero formados brazos de su pareja.


-Aoi.. – Musitó ahogado por los espasmos. -..gracias.. – El pelinegro lo abrazó con fuerza.


-No mi amor, no me agradezcas.. está bien.. – Sonrió enternecido por la actitud de su novio, lo apartó un poco de sí para poder secar con suma delicadeza sus lágrimas y luego besó sus labios. – Cuando te sientas listo podemos comenzar a ‘ponernos en campaña’ – Agregó haciendo reír al otro.


-Estoy listo... muy listo.. – Respondió para luego lanzarse con determinación a besar los labios del mayor, el cual entre sonrisas suaves correspondió cada acción del castaño.


El contacto al principio entre ambos era tierno y lento, más fue cosa de minutos para que poco a poco la situación fuera tomando cierto tono de lujuria y pasión. Uruha ágilmente se sentó a horcajadas sobre las caderas de un Yuu que estaba semi-recostado besando, mordiendo y succionando su labio inferior a sus anchas. Enredó una de sus manos entre los oscuros cabellos del otro mientras la mano libre descansaba sobre su pecho, haciendo que en un impulso lo atrajera hacia sí para que Aoi pudiera sentarse sobre el lecho.


-Me encanta cuando te pones así... – Murmuró lascivo el mayor mientras se deleitaba con los suaves suspiros que Kouyou le regalaba al ser presa de las grandes manos de su pareja, aquellas que sin pudor alguno masajeaban su trasero por debajo de la ropa interior al tiempo en que apoyaba el vaivén que mantenía Uruha sobre su sexo. Con hambre recorrió su cuello y hombros, dedicándose también a atender cuanto podía aquellos rosados pezones que ahora se erguían orgullosamente ante él.


La espalda de Kouyou fue a dar contra el colchón de una manera no tan suave cuando Yuu decidió invertir posiciones, el pelinegro se encargó de hacer desaparecer de forma magistral la ropa interior que ambos portaban dedicándose luego a besar cada centímetro de piel expuesta del castaño..¡Cómo amaba su suavidad! Jadeante, tomó el miembro bastante despierto de Kouyou y comenzó a masturbarlo lenta y suavemente, haciendo que el menor se retorciera bajo suyo puesto que la tortura era enorme.


-Ah.. aay...Yuu..! – Jadeó tras humedecerse un poco los labios ya que éstos solían secárseles rápidamente ante tanto paso de aire. A ratos observaba las acciones del mayor logrando deleitarse con la erótica imagen que tenía allí abajo, y es que el ver a tan ardiente hombre entre sus piernas practicándole esa deliciosa felación hacia que su miembro creciera cada vez más. Con fuerza, arrugó las sábanas entre sus manos arqueando la espalda considerablemente cuando llenó la cavidad ajena de su semilla, vaya que había sido rápido. -..ooh joder.. –


-Hmm… delicioso.. – Murmuró el mayor para ir de una a besar apasionadamente los labios de Uruha, el cual correspondió la acción teniendo que ahogar un gemido en el acto cuando sintió el roce de la hombría de Yuu en su entrada. -..¿Quieres que te prepare? – Preguntó mirándolo a los ojos, y es que a pesar de no ser la primera vez que lo hacían el pelinegro detestaba la idea de dañar a la persona que tanto amaba, por ende, aquella pregunta era un tanto recurrente al momento de intimar. Kouyou en tanto, tras esbozar una suave sonrisa negó.


-Sólo hazlo, estaré bien.. – Accedió y el pelinegro no reparó más e irrumpió de manera lenta y tortuosa en el interior de Kouyou, haciendo que éste tensara todos sus músculos puesto que aun estaba muy receptivo por el reciente orgasmo.


Las embestidas no tardaron en llegar, el castaño para estar más cómodo enredó las piernas alrededor de las caderas ajenas mientras que sus manos descansaban sobre el pecho sudoroso de Yuu, el moreno en tanto se esmeraba en sentir la profundidad del otro con cada estocada que daba.


-Oh amor.. eres tan estrecho.. – Comentó descuidado haciendo reír a su pareja un tanto avergonzado, y es que ese tipo de comentarios no dejaban de ‘cortar’ un poco al menor aun en la situación en que se encontraban.


-¡Ah!.. dame.. más fuerte.. – Pidió el castaño, entonces, el pelinegro se detuvo y salió de su interior para voltearlo y dejarlo boca abajo, luego elevó un poco sus caderas y volvió a irrumpir en él para esta vez arremeter contra su pelvis de forma frenética y profunda. - ¡Ah!!.¡Ahí!..¡Más..Más!! – Clamaba el chef hundiendo a ratos la cara en su mullida almohada.


El sudor recorría libremente su espalda al igual que lo hacían las gotas de lluvia en la empañada ventana de la habitación, y es que Aoi estaba seguro de que la temperatura corporal entre ambos era tal que en cualquier momento uno de los dos terminaría por derretirse en el acto. Sonrió ante sus ocurrencias. Kouyou en tanto, estaba tan sumido en el placer que sentía que había veces en las cuales dejaba de respirar, y aunque aun teniendo las sábanas arrugadas fuertemente entre sus manos y la almohada mordida no lograba descargar todo lo que su cuerpo estaba recibiendo.


En un momento la visión de ambos se borró como por arte de magia, aquello ocurrió cuando el pelinegro logró dar con aquel punto dentro de Uruha que terminó por arrebatarles lo poco y nada de cordura que poseían, ambos comenzaron a sincronizarse en sus movimientos de tal forma que incluso a la par lograron llegar al tan ansiado clímax.


-Wow.. – Fue lo único que el moreno pudo articular una vez que se dejó caer al lado de su novio, quedando por un momento quieto mientras observaba el inmaculado techo blanco de la habitación. -..eso fue genial.. – Agregó, más no obtuvo respuesta alguna. Esto le hizo fruncir el ceño un tanto contrariado, volvió la mirada dudosa hacia su pareja esbozando así una repentina sonrisa con lo que logró ver: Kouyou se había quedado profundamente dormido en aquella posición que le pareció más bien cómoda. -..bebé.. – Murmuró con ternura mientras tapaba en hermoso cuerpo del menor, luego apagó la luz de la lámpara y se quedó observando en penumbras el rostro del otro, logrando de esa forma caer rendido con la más hermosa imagen frente a sí.


---------


Un buen tiempo le había llevado encontrar un local que a esas horas preparara malteadas, y es que no fue menor el hecho de haber tenido que recorrer media ciudad para encontrar un local que para su fortuna o desgracia estaban cerrando. Sumido en la necesidad de satisfacer la premura de su adorado novio –y la del bebé- tuvo que hacer gala de todos sus dotes de galán  para poder convencer a la vendedora de que le vendiera siquiera una malteada; lo logró… después de tres agotadores minutos.


-Menos mal que ya queda poco.. – Murmuró haciendo alusión a los meses de embarazo que tenía Kai. Una vez que estuvo dentro del auto y ya se encontraba camino a casa decidió tomar un atajo para poder llegar más rápido.. ¡Quería su cama ahora ya!


Con cuidado aparcó en el estacionamiento del edificio, tomó la malteada y un par de cosas más que compró en el camino y luego sin más se dirigió al departamento. Abrió la puerta con total normalidad sintiendo de inmediato el sonido del televisor en la habitación, dejó las bolsas en la cocina y luego caminó hasta la habitación con el envase en mano.

 

-Te traje lo que… - Las palabras se le atascaron en la garganta cuando vio al menor dormir plácidamente abrazado a su almohada, en ese momento no supo si reír o llorar sería la mejor opción. Apoyándose en el marco de la puerta soltó un prolongado suspiro, sonrió; su Kai era definitivamente hermoso. -..bien, supongo que mañana.. – Se dijo sin más, caminó de vuelta a la cocina y dejó la malteada en el refrigerador, luego apagó todas las luces, el televisor y supo cómo escabullirse entre las mantas, teniendo así la espalda del menor contra su pecho mientras él se deleitaba acariciando la zona en dónde se encontraba su hijo. -..descansa.. – Musitó, sintiendo como respuesta un pequeño golpecito. 

Notas finales:

Okey, primero lo primero..

¡Espero haberme reivindicado con el lemon Aoiha que les debía! ¿Creyeron que lo había olvidado? :B

 ¿Cómo estuvo ne? Yo en lo personal lo entontré tiernucho xD! a comparación del otro lemon del ár de calentones que ya bien conocemos..(?) 

Ojalá les haya gustado este capítulo bastante dulce a mi parecer, estoy dispuesta a responder y antender cada dudita y/o sugerencia que quieran hacerme c: ! 

 

Creo que no tengo más que agregar por ahora.. solo ¡Gracias y hasta la próxima si así lo quieren! *-* 

 

Ruisu desu~ ;3

 


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