Estúpido Marimo
Suspiro por enésima vez en el día ya se estaba cansando de estar consigo mismo… todo el día no había parado de comportarse como una colegiala enamorada y se sentía… ridículo, más que nada porque la razón de su comportamiento no era otra que un simple mal entendido. Recordó nuevamente lo que había pasado esa misma tarde.
Flash Back
Era hora del almuerzo y Sanji no había tenido problemas en preparar toda la comida que su Capitán y los demás disfrutarían, e incluso se dio el tiempo de hacer un postre muy elaborado para consentir a sus damas y al terminar había llamado a todos a comer… sin ser sorpresa para nadie el primero en llegar fue Luffy.
-¡Caaaarneeeeeee! – gritaba a todo pulmón sentándose y empezando a devorar TODO lo que hallaba a su paso, mientras Sanji intentaba alejar a su Capitán de los platos de los demás el resto de sus nakamas fueron llegando y tomando su lugar pero noto que faltaban dos personas. El cabeza de césped y su linda Nami-Swan miro hacia la puerta pero ni siquiera se veía que estuvieran de camino…
-¿Saben dónde está Nami-swan? – Preguntó, pero nadie sabía dónde se encontraba así que como todo un caballero se fue a buscarla con un plato de comida. Tal vez si lo hacia ella se alegraría porque él se preocupara por ella y le daría la oportunidad de salir con ella…
Ensimismado y babeando como estaba pudo oír unos Ruidos en el baño y suponiendo que era Nami quien se hallaba en el lugar se decidió a esperar a que salga… aunque tal vez podía entrar…
Dejo el plato en donde pudo y se encamino a la puerta del baño queriendo y sin querer entrar. Si tan solo Nami no pegara tan duro seguro no lo dudaría…
Finalmente escucho la ducha cerrarse así que pensó en actuar Rápido y con mucho cuidado giro el pomo de la puerta y cuando iba a empujarla un poco ¡BAM!
El ocupante había jalado la puerta llevándose al cocinero con ella y terminando en el suelo, “mierda” pensó Sanji seguro Nami lo golpearía hasta matarlo por su insolencia y como no si él había terminado sobre el cuerpo de la Navegante y para colmo ella debía seguir con el cuerpo cubierto por una toalla. Decidió que si iba a morir haría que valiera la pena y llevo sus manos hacia donde debían estar las grandes… de Nami pero se encontró con que no era la Navegante quien estaba ahí. Abrió los ojos de par en par y su cara se pusieron total y completamente roja, había estado toqueteando al Marimo y este no le había dicho nada. Se paró rápidamente y más por vergüenza que por otra cosa comenzó a gritarle.
-¡Estúpido Marimo! ¿Qué demonios hacías tú ahí? – apenas le reclamo supo que era algo tonto pues era el quien no se suponía que estuviera ahí.
-¡Y eso a ti que te importa Erocook! Yo puedo hacer lo que me venga en gana ¿Y tú por qué estabas aquí eh? – Obviamente tenía razón pero no iba a perder, no contra el Musgo.
-Tampoco te importa – Fue su muy inteligente respuesta y es que no podía apartar la vista del cuerpo apenas tapado del alga. Ya sabía que estaba bien formado y con las tantas peleas que habían tenido había podido ver por sí mismo que era un cuerpo escultural pero… hasta ese momento jamás pero jamás le había parecido Sexy… con las gotas de agua aun recorriéndole por todas partes y esa mirada retadora suya esa que siempre le había gustado ver antes de una pelea y no solo era eso…
-No me digas que venias a espiar – su tono era de clara burla, sabia lo mujeriego que era el cocinero pero no pudo evitar picarle por aquel incidente – ¿Te gusto lo que viste? – estaba jugando con fuego al molestarlo de aquella manera pero, ¡qué diablos! .
-Cállate Marimo de mierda yo estaba buscando a mi Nami-swan – Grito algo desesperado por ser descubierto pero, no conto con que la Navegante lo escucharía y termino con la conversación de ambos con unos merecidos golpes hacia Sanji por intento de espionaje.
Fin Flash Back
Desde ese momento y por más estúpido que pareciera no podía dejar de pensar en el cabeza de césped, y como su cuerpo le había traicionado por completo, ¿Cómo podía haber pensado que las palabras “sexy” y “marimo” podían ir juntas en alguna oración pero, a pesar de decirse una y mil veces que era tonto esa noche al acostarse había tenido un sueño en el que el marimo le daba un beso… y no le descubrió que no le desagradaba la idea así que no pudiendo con esos sentimientos encontrados decidió ir a cubierta para despejar la mente con sus fieles cigarrillos a la mano, se puso a meditar lo sucedido y no cabía en si cuando entre sus razonamientos había llegado a la conclusión de que parecía estar “enamorado” y para su sorpresa no era algo reciente… parecía sentir algo “especial” por ese idiota desde… que lo conocía.
-Estúpido Marimo – susurro después de soltar el humo de su boca, él tenía la culpa por…
-¿Y ahora por qué? – le contesto la causa de sus desdichas en persona, se volteó para verlo, estaba dos pasos de distancia. ¿Cómo no le había oído? Decidió ignorarle para no tener que buscar escusas que podían llevarlo a su perdición al revelarle la verdad de sus cavilaciones pero Zoro no se daría por vencido, quería hablar con él y tal vez, solo si hacía falta, disculparse por lo que fuera que hubiera hecho que el cocinero le ignorase todo el día, no le gustaba no poder pelear a sus anchas con él, era la mejor forma de socializar y entrenar al mismo tiempo. – ¿Qué hice? – cuestiono nuevamente.
-Lárgate –le contesto, parecía toda una nena actuando así… pero no era para menos el tono de “preocupación” que Zoro había utilizado le había encantado, que se preocupara por el que quisiera solucionar el problema “Estúpidos sentimientos”. Se reprochó por no poder actuar normal después de su descubrimiento, pero los sentimientos que no había percibido en tanto tiempo, desde que le conoció quizá, le explotaron como una bomba ese día.
-Tú no me dices que hacer Cejas de sushi – Zoro no entendía por que, el dueño de sus pensamientos, actuaba así y vamos no era el más inteligente pero sabía que tenía que ver con él y no quería dejar mal las cosas entre los dos. – ¿Es por lo de hoy? Quizá me pase de la línea con lo que dije, sobre la situación en la puerta del baño pero, ¡vamos! no te lo tomes tan en serio, después de todo yo sé que fue una confusión, sería demasiado extraño que me hubieras estado buscando, no crees que exageras… ese tipo de COSAS no pasarían aquí de ninguna forma.
Sanji no se podía creer lo que oía, había hecho bien en callar sus recientemente descubiertos sentimientos porque había podido adivinar como terminaría una confesión hacia el marimo con solo esas despectivas palabras, ¿por qué demonios venía a darse cuenta justo ahora de que no era tan mujeriego como él decía?
-Estúpido Marimo – sentencio con un tono dolido que no había podido evitar apenas había descubierto que lo quería y este ya le rompía el corazón se sentía dolido y opatetico.
-¿Sanji? – no le dejo continuar no quería que lo empeorara con sus palabras así que solo se giró en dirección contraria, quería ir a su cocina alejarse de ese sentimiento que había estado dejando crecer para mañana estaría bien solo debía alejarse… cuando estaba a unos pasos de la puerta de la cocina escucho que Zoro corría para alcanzarlo por lo cual se apresuró a entrar y cerrar la puerta, pero el marimo había sido rápido y no le dejo hacerlo
-¡Quítate! –intentaba alejarlo pero no lograba nada, el cerebro del marimo se había tomado su tiempo pero había estado intentando descifrar el porqué del extraño comportamiento del cocinero y había llegado a una esperanzadora conclusión.
-Sanji… - Noto que por segunda vez no le había llamado por algún apodo, había utilizado su nombre – Espera… yo… yo… - ¿el marimo estaba dudando? Eso era realmente raro... dejo de empujar la puerta, que dudara en decir algo no era normal por lo que decidió escucharle
-¿Y ahora qué te pasa, el moho que tienes en la cabeza te dificulta hablar? – No sabía cómo hacer que se apresurara en decir lo que iba a decir y solo se le ocurrió picarle más.
Por su parte Zoro estaba en una encrucijada, podía estarse equivocando en la conclusión a la que había llegado y si le decía lo que tenía planeado podía… su orgullo estaría por los suelos pero y si no se equivocaba, ignoro el insulto del cocinero y decidió arriesgarse… después de todo no era de los que pensaba mucho las cosas. Ya vería que hacer si resultaba que si había errado…
-Yo no pienso lo que dije, pero lo dije porque pese que tu si, aunque yo no querría que fuese así, después de todo si se trata de pensar tu eres lo único en lo que desde hace mucho… pienso… - Sin lugar a dudas era un idiota… pero si había entendido bien (cosa difícil) era SU idiota, no supo cómo describir el sentimiento que lo embargaba al saberse correspondido… era una locura… pero como no disfrutar de ello.
-Estúpido marimo – susurro antes de darle un beso al espadachín uno suave que, conforme el cerebro de Zoro entendía que su supuesto amor unilateral realmente no lo era, se convirtió en uno demandante, más profundo. Ambos necesitaban ese contacto desde hacía mucho tiempo aunque ni ellos mismos lo hubieran sabido hasta entonces. Se separaron buscando un poco de aire.
- Te quiero- Dijo el espadachín, que lo dijera tomo por sorpresa al cocinero porque sabía bien que Zoro no era de los que decía las cosas porque si, cerró los ojos y…
- Yo también – Confesó. Volvieron a besarse degustando los labios del otro disfrutando de cada sensación, respirando el oler característico de su ser amado y la suavidad de sus pieles…
Esa fue una larga noche…