Cualquiera diría que ser hija de un empresario exitoso debía de ser genial, más aun cuando este viaja seguido y te lleva junto a él. Todos dirían que debía ser grandioso estar hospedado en un destacado hotel en Boston mientras en tu país era temporada de clases.
Pues para ella no lo era en lo absoluto, estaba enfadada.
No es que fuera una ingrata, muy por el contrario, la joven solo deseaba pasar tiempo con su padre, por eso el que él le hubiera permitido acompañarle durante un viaje de negocios la hacia sentir feliz. El único problema es que no habían pasado nada de tiempo juntos, pues el había estado muy ocupado.
Esa mañana particularmente la joven de solo catorce años se hallaba aun en la cama sin intención de levantarse, había quedado de reunirse con su padre alrededor de las doce para almorzar, pero conociéndolo a él y a sus ocupaciones tenia más que claro que no iría por ella antes de la una. Ella no le reclamaba nada, al fin y al cabo era un “viaje de negocios” Pero eso no evitaba su mal humor matutino y su aburrimiento en el hotel.
Con más de tres horas de sobra se acurruco en la cama enredándose entre las blancas sábanas, dispuesta a seguir durmiendo. “¡Aah! “
¿Había escuchado bien? “así.. aah” desconcertada la chica se incorporó en la cama y parpadeó varias veces para comprobar si estaba despierta o simplemente seguía durmiendo.
“¡Aaaah!”
No, definitivamente no estaba dormida, aquello venia de la habitación contigua. Ella podía ser bastante inocente para su edad pero no era idiota, bufó molesta, ya ni si quiera podría darse el lujo de dormir hasta tarde.
Demonios, ¡¿A quién carajo se les ocurría hacer esa clase de cosas tan temprano por la mañana?! Si bien lo recordaba aquello era un hotel no un motel o algo por el estilo. Algo nerviosa miro el teléfono que se encontraba en la mesita de noche.
No, hacer una llamada de reclamo le resultaría simplemente vergonzosa, dejando escapar un pesado suspiro tomo sus audífonos planeando ahogarse en música toda la mañana. “ah ¿te gusta?” “Aaah… Más” un momento ¿acaso era la voz de dos chicos? De un brinco se levanto de la cama y aún sabiendo lo infantil y ridículo que era apoyo su oído en la pared para escuchar más detalladamente y asegurarse que su mente no le estaba jugando una mala pasada.
“dale ahí, aah sí” “ Mmm.. Me encantas..” “Mmm ¡Aah!” “Naru… aah”
La joven sintió como sus mejillas comenzaban a acalorarse, efectivamente eran dos chicos, los roncos gemidos que acababa de oír eran la prueba innata de ello.
“Más.. quiero más de ti, Sasuke” “como desees” El sonido de un golpe en seco dejó a la joven más que atónita seguido de otro, otro y otro.. “ ¡Aaah! Joder..” La chica se cubrió la boca con ambas manos ¿acaso eso era el respaldo de la cama? Ella simplemente no lo podía creer.
“Sasu.. no puedo más..” “Ni yo.. hagámoslo juntos” “Sí, aah” “Mmm.. te amo” “también te amo..”
“¡Aaaaah~!
--*--*--*--
Con quince minutos jugándole en contra salió de la habitación con un abrigo violeta, junto unas botas blancas, un bolso del mismo color, un peinado improvisado y un lindo broche tratando de disimularlo. Una vez en el pasillo se dirigió hacia el ascensor y apretó el botón
Si poder evitar observar de reojo la puerta de la habitación contigua sintiendo un poco de desdén e intentando auto convencerse de que había sido un producto de su imaginación, la chica no salía de su desconcierto, no daba crédito a lo que sus inocentes oídos acababan de oír. Para su desgracia, como queriendo contradecirla, la puerta se abrió dejando ver a dos elegantes chicos que no pasaban los diecisiete de edad, saliendo de la susodicha habitación y encaminándose hacia el ascensor, donde ella se encontraba.
-Good morning –dijo cordialmente uno de ellos, quien poseía ojos azules y cabellos rubios, al tiempo que le daba un codazo a su pálido acompañante de cabellos azabaches al igual que sus ojos.
-Morning* - dijo este de mala gana.
- Good day.. –respondió la chica nerviosa y evitando el contacto visual.
Luego de unos minutos el ascensor llego y los tres jóvenes entraron en silencio.
-Aaah eso ha estado increíble… - se regocijó el azabache.
-Shh silencio teme, hay una niña aquí.- dijo el rubio algo avergonzado.
-No creo le importe o entienda lo que hablamos.-dijo el otro.
Tal parecía que no eran estadounidenses, lastima que no supieran que la chica si hablaba español.
-Es la chica de la habitación de al lado, ¿crees que nos haya oído? – susurro el rubio “¿oírlos? Por supuesto que los había oído ¡tendría que estar sorda para no hacerlo!
-No lo creo, en todo caso ¿y que tiene si fuera así?
-Idiota – refunfuño- no me gustaría que nadie aparte de ti, oyera esos vergonzosos gritos.
-Pero si son de lo más lindo – replicó el otro sonriendo burlonamente- hubieran sido un deleite para sus oídos.
-Pervertido –gruño el rubio sonrojado.
Gracias a Dios el ascensor llego a su destino y los jóvenes por cortesía le permitieron a la chica de cabellos castaños bajar primero.
-Bye –dijeron los chicos al unísono
La chica decendio del ascensor dipuesta a irse como si nada pero luego de meditarlo, penso que no estaria mal joderlos un poco, de todas formas lo merecian por no dejarla dormir. Se dio media vuelta y...
- Les pido por favor no vuelvan a “deleitar” mis oídos, esta noche estará papá y puede que él si haga lo que yo no hice y les ponga un reclamo por exceso de pasión.. –Les dijo la joven con una radiante sonrisa. – Bye.
Y sin más se retiró en busca de su padre, dejando en la puerta del ascensor a un joven rubio excesivamente sonrojado y al otro.. bueno, solo digamos que su cara era todo un poema.
-Hola hija, ¿dónde quieres almorzar? – preguntó un hombre con un elegante traje tomándola de la mano y caminando hacia la salida del hotel.
-Lo que tú decidas estará bien –respondió suavemente con una sonrisa divertida por lo recién ocurrido.
-Bueno, a mi e me antoja un helado ¿qué dices?
-Perfecto.
-¿Te aburriste mucho? ¿Qué tal tu mañana?
-Supongo que más interesante de lo que pensé.