“La última noche, Apareciste en mis sueños, Susurrándome aquellas palabras,… Acariciabas suavemente mi pelo”
En medio de la densa neblina que casi siempre cubre a la ciudad de Liverpool, bajo un árbol ubicado en el viejo campo de strawberry field. Se podían observar dos delgadas siluetas. Que pertenecían a un par de rebeldes, pero con buenas intenciones, jóvenes. Que solo se encontraban ahí por pasar un buen rato.
-Oye, John… ¿No crees que hoy hace demasiado frio?
Preguntó un muchacho de ojos avellana y cabello obscuro.
-Sí, ¿Te molesta mucho?
Le respondió un joven un poco más grande de ojos miel y cabello castaño.
El pelinegro solo asintió y de pronto sintió como dos fuertes brazos lo rodeaban en un cálido abrazo. Inmediatamente su corazón se aceleró y sus mejillas se tiñeron de un adorable color carmín, instintivamente coloco sus manos sobre ellos correspondiendo al abrazo.
-John, si alguien llega a vernos de esta manera…
-Realmente, no me importa, yo solo quiero estar contigo, te amo.
-Yo ambiente amo, Idiota.
El castaño rio levemente, para luego acortar, poco a poco, la distancia entre ambos, al Ojo-avellana solo cerro los ojos, ansioso de ese contacto; Por fin llego, más para el joven de ojos avellana todo empezaba a volverse más y más confuso, hasta quedar todo oscuro.
“Incluso después de despertar, todo se ve tan claro. La única prueba de que solo eres un sueño son todas las lágrimas en mis ojos.
El pelinegro abrió los ojos lentamente temeroso delo que pudiera, o no, ver. Aún sentía la calidez del abrazo y la dulce sensación de un beso sobre los labios. Se sentó sobre la cama Y lamentó como nunca el gran tamaño de esta, lamentaba el hecho de estar tan solo.
Los ojos se le llenaron de lágrimas y de inmediato corrieron gruesas a través de sus mejillas, entre llanto empezó a decir con voz desgarradora:
-John, en verdad te necesito, regresa por favor.
Se dejó caer nuevamente sobre la cama, habían pasado casi dos años desde su separación y aún no podía dejar de soñar con él, de extrañar sus cabellos castaños, su hermoso par de ojos miel y sobretodo su bella voz.
Y se odiaba a si mismo por sus celos idiotas que solo habían logrado alejarlo de él. Sabía que la vida para ellos nunca sería fácil, no podía serlo para un par de personas como ellos. Pero en la tonta forma en la que lo había tratado, solo había logrado que el castaño lo odiara.
----(Flash-Back)-----
“No, por favor no te vallas, solo una vez más, abrázame solo una vez más.”
Fue lo último que había podido decir, llorando, al darse cuenta de lo que había hecho, antes que John se fuera, el también lloraba, pues jamás se había sentido tan decepcionado de nadie. Jamás hubiera creído que él, su Paul, se hubiera expresado de esa forma de Yoko, una mujer de la que había recibido el cariño que su madre nunca le había podido dar. Por eso, aunque le rompía el corazón, en ese momento ignoró totalmente al ojo-avellana y se marchó.
El pelinegro simplemente se había derrumbado y a partir de ese día durante casi cinco meses, no había hablado con John ni tampoco habían vuelto a componer juntos. Ese día la mancuerna Lennon/McCartney se había roto y con ella su relación, claro el grupo, por la tensión entre estos dos, también había terminado por romperse.
--- (fin flash-back) ---
“La próxima Vez que cierre mis ojos, para verte, te pediré que te quedes aquí y me abraces”
Ahora ya se encontraba mejor gracias al apoyo de sus amigos y sobretodo de su mejor amiga, llamada Linda, que era como su hermana, y había encontrado la manera de comprender su situación, incluso cuando muchos decían que estaba mal algo así. Pero su corazón aun dolía mucho y no paraba te torturarse con sus propios pensamientos todo el día. Solo acaba paz cuando el sueño llegaba a él.
Pues entre sueños los recuerdos llegaban inundándolo de felicidad y de nostalgia. Diez largos fue el tiempo que pasó junto a él. Le regalo los mejores años de su vida, su corazón y también su propio cuerpo, no se arrepentía de nada de eso. Y esa era su razón para esperar durante todo el día el momento de dormir. Estaba seguro de que jamás volvería a abrazarlo o besarlo y cada día despertaba con la esperanza de que fuese real, pero toda esperanza moría al abrir sus ojos color avellana.
“Voy a intentar y a intentar, Voy a insistir e insistir, para que regreses a mí”
Y ahora estaba ahí, para de frente a la puerta sin atreverse a tocar tenía miedo, miedo de como el castaño lo recibirá ¿Lo extrañaría tanto como él lo hacía y lo dejaría pasar? ¿Estaría tan herido que ni siquiera quisiera verlo? Suspiro para darse valor y golpeo la puerta.
Cuando esta se abrió sus miradas se cruzaron nuevamente, expresándose todo lo que no podía ser dicho con palabras. Lo dejo pasar, aun sin hablarse y de inmediato el pelinegro noto que solo John estaba en la casa, lo cual agradeció enormemente.
Continuaron así un buen rato hasta que por fin el de ojos avellana hablo:
-Por favor, abrázame una vez más.
-No puedo, ahora todo es muy diferente tenemos familias y no podemos decepcionarlos.
-Por favor, abrázame solo una última vez. Las lágrimas brotaron de nuevo de los orbes avellana.
El castaño se conmovió enormemente, comprendió lo que sentía el pelinegro en ese momento, justa mente lo que el sentía, a pesar de todas las circunstancias que se habían dado, los sentimientos no habían cambiado. Lo abrazó fuertemente durante un largo rato, nunca supieron cuánto tiempo duro exactamente. Al separare, el pelinegro camino hacia la puerta. Estaba por salir cuando el Castaño lo llamo nuevamente.
-Pauli, ¿Podrías regresar algún día a verme?
El corazón del oji-avellana se aceleró y se giró lentamente, al mirar al oji-miel sonrió, como hacía mucho tiempo que no lo hacía. El castaño le devolví la sonrisa, un tanto tímido. Por fin el oji-avellana hablo.
-regresare, ponto Johnny, es una promesa.
Y por fin la puerta del apartamento se cerró, dejando dentro, a un castaño que al fin podía volver a sonreír.
Fin