Sehun (sip, el habla-piensa :B… narra)
No se cuanto tiempo llevaba amándolo, simplemente sucedió. Nos conocemos desde que nacimos, siempre fuimos como hermanos; pero un día me di cuenta que lo quería mas que como un amigo, o un hermano, lo amaba. Pero, sabía que él no sentía lo mismo, muchas veces quise decírselo, pero, simplemente no pude, el miedo al rechazo, dejar de ser amigos, y dejar de vernos me mataba. No podía vivir sin él, lo necesitaba mas que el aire.
Nunca creí que sucedería de esta forma. Los dos habíamos ido a su fiesta de graduación. Yo iba a otra escuela pero me llevaba muy bien con sus amigos, como él con los míos. Estábamos muy borrachos ya, y mis padres no estaban en mi casa, donde después de la fiesta nos íbamos a dirigir. No recuerdo como, pero ya estábamos en mi casa, tomando de uno de los whiskys que le habíamos robado a mi papá en mi habitación, en mi cama, muy cerca el uno del otro.
Muy lenta mente Xiumin empezó a acercarse a mí, si ya antes no había espacio entre nosotros, ahora ya no entraba ni el aire. Los dos, ya no sé si por el alcohol o la situación, sonrojados a más no poder, comenzamos a acercarnos a los labios del otro, en ese momento, si no fuera porque era mi primera ves y que los nervios me carcomían, ya no podríamos caminar por un mes.
Nos perdimos en un beso desesperado, salvaje, necesitado. Explorando con anhelo la boca del otro, recorriendo cada milímetro, mientras nuestras lenguas luchaban sin tregua. Hasta que tuvimos que separarnos porque nuestros pulmones nos los pedían a gritos. Nos miramos a los ojos con lujuria, no se cuanto duro pero, ya estábamos besándonos de nuevo.
De apoco empecé a colar mis manos por debajo de su camisa, tocando su tan perfecto torso, pero perdí el miedo cuando él las metió por debajo de mi remera tocando mi espalda. Y casi en un acto desesperado nos libramos de ellas. Yo estaba arriba suyo, besando su boca, su quijada, su cuello, su clavícula, queriendo conocer con mi boca cada centímetro de piel descubierta. Y el recorría con sus manos mi columna vertebral desde mi cuello hasta mis pantalones rosando cada tanto con ellas mi trasero, dejando salir de su preciada boca pequeños gemidos de placer.
En un acto de valentía desabroche su pantalón, con cierta torpeza, lo que le dio tiempo a Xiumin de hacer lo mismo con los míos, sacándolos de un tirón junto a los bóxers. Nuestros miembros ya duros se rozaban de una manera tan deliciosa que ninguno pudo evitar dejar salir varios gemidos entre beso y beso. Todavía degustaba su torso cuando empezó a masturbarme, lo que provoco que soltara un ronco gemido y que una pequeña electricidad recorriera toda mi columna vertebral. Sin pensarlo dos veces descendí hasta su pene metiéndolo en mi boca de un solo bocado, lo saboreaba como si fuera un dulce, y el más delicioso que hubiera probado en toda mi vida. Recorría con mi lengua desde la punta hasta la base. Daba vueltas con mi lengua alrededor, como formando pequeños círculos rodeándolo. No paso mucho entre lamidas y gemidos de su parte para que se viniera en mi boca y yo tragara con gula su delicioso semen.
Ahora su mirada no solo era de lujuria, ahora venia dirigida con placer y deseo. En un movimiento brusco ya nos estábamos besando nuevamente. Y entre jadeos pronuncio esas palabras que lograron que mi cordura desapareciera.
– Penétrame – lo dijo casi como un susurro, como con temor, pero la mirada que me dedico dijo que realmente quería que eso pasara. Y sin mucho más lubricante que su saliva introduje uno de mis dedos, mientras que con la otra mano lo masturbaba, no pasó mucho para que introdujera el segundo. Entrecerró sus ojos con una mueca de dolor, pero en cuanto vi que se relajo y distrajo con el placer que le provocaba mi otra mano, empecé a hacer como tijera con mis dedos, y casi sin aviso introduje el tercero, casi no lo noto, solo libero un gemido ronco. Cuando sentí que estaba listo saque los dedos de su interior, y con la mirada le pregunte si estaba listo, y sin hacerme esperar introduje lentamente mi pene. Me abrí paso con mucho cuidado de no lastimarlo. Pero al ver que masturbarlo no era suficiente comencé a besarlo, logrando sacar un gemido de placer y ya no de dolor.
– ¿Estás listo? – pregunte entre besos y caricias. A lo que solo escuche un ahogado – sih – como respuesta. Lento empecé un vaivén, pero cuando ya no pude aguantar mas, aumente la velocidad de las estocadas casi sacando por completo mi miembro y volviéndolo a meter. Cuando sentí que toque ese punto sensible dentro suyo, se oyó un fuerte gemido de su parte. Volví a golpearlo volviéndolo loco con el placer que provocaba haciendo que se viniera en mi mano, unas estocadas mas y yo me vine dentro suyo sin poder contener un gran gemido provocado por el placer de su estrecha entrada. Salí de Xiumin con cuidado, volviéndolo a besar, pero ahora de una manera mas calmada y tierna, llena de amor. Caí rendido a su lado, los dos con la respiración todavía agitada.
Lo abrace, nos tape con las sabanas de mi cama, sin preocuparme con limpiarnos, le di un casto beso en los labios y caímos rendidos por el cansancio.
A la mañana siguiente cuando desperté y vi a Xiumin abrazado a mi durmiendo, desnudo, no pude evitar sonrojarme, y recordar lo que habíamos hecho la noche anterior, estoy seguro de que podría hacerme pasar por un tomate. Lo observe no se si durante unos minutos, o si durante horas. Pero al verlo despertar no pude evitar sentir que podría vomitar todas mis tripas de los nervios. Vi como de apoco se fue despertando, dándose cuenta de dónde estaba, y pude darme cuenta cuando noto como estábamos y cuando recordó lo que paso la noche anterior porque se puso tan o más rojo que yo. No pude evitar sonreír ante esa acción, y más cuando empezó a tartamudear cosas inentendibles.
– ah… mm, y… eeh… – dijo mientras intentaba mirar cualquier otra cosa que no fuera yo.
Con un poco de esfuerzo y temor dije – yo… – lo bese de una manera tierna y rápida haciendo que se sorprenda y sonroje todavía más, cosa que no creía posible – me… gustas – dije con cierto tono de pena y de una manera muy tímida – no estoy seguro de cómo ni de cuando, simplemente, paso… simplemente un día me di cuenta que no podía vivir sin vos, y que… – me calle durante unos segundos, pero en cuanto note que quería hablar lo interrumpí y continúe – y que esto que siento por vos es amor… yo – no me dejo continuar y me beso, muy despacio, con mucho amor y ternura. Y casi pidiendo permiso dejamos que nuestras lenguas se conozcan por segunda vez. No sé cuanto duro, solo sé que nos tuvimos que separar por la falta de aire.
– Te amo – dije sonriendo de manera muy tierna sin poder despegar mis ojos de su hermoso rostro.
– yo… yo también – dijo en casi un susurro, pero estaba tan feliz porque sintiera lo mismo que yo que podría haberme puesto a bailar la chacarera. Volvimos a besarnos, con el mismo sentimiento que los anteriores besos, amor.
Y así, sin esperarlo, sin planearlo, sin darnos cuenta, nos besamos por primera vez, lo hicimos por primera vez, y nos declaramos el amor. Pero esa no fue la única vez, no había momento en que me cansara de recordarle cuanto lo amo, no solo con palabras o sexo, si no que con pequeñas acciones del día a día. Así como un día, sin planearlo, nos mudamos juntos, y decidimos formar una amorosa familia.