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Usos a una dirección por Celat Black

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Notas del fanfic:

Este One-shot es una respuesta al desafío de Yaoiztha! Para agradecer sus amables comentarios y que mis fics anden en sus favoritos.

Además, últimamente los colegiales me traen loca jajaja

Ella dijo: “Dos chicos que están haciendo su servicio social (aquí en México algunas prepas lo tienes como obligatorio) en una escuela, están en la dirección haciendo diversas tareas que la directora les puso. Están solos y nadie entra a la dirección, la directora también es maestra y por eso nunca esta. Ellos no se hablan mucho, solo están juntos por coincidencia, pero pasa un suceso que los hacer dejar de ver la dirección como un sitio donde los alumnos son regañados y que da miedo entrar. One-shot”

Bueno, casi lo logro, pero no es un One-shot así que espero me perdone XD

Notas del capitulo:

Mi intención había sido una historia más graciosa pero me temo que mi sentido del humor es algo simplón -/////-*

Gracias por leer y COMENZAMOS

Cap 1: Edan y Mika



Cajas, libros, cuadernos viejos y mucho polvo, tanto como para volverse asmático a los treinta minutos de estancia. En resumen esa era la vista de la vieja oficina de la directora. La escuela había recibido un apoyo económico y habían construido, además de una cafetería más digna, una oficina más amplia para la mujer que día a día se encargaba de la disciplina de alrededor de 400 alumnos de entre 15 y 18 años, todos cursando el nivel medio superior, mejor conocido como preparatoria. 

Curiosamente no todos se mostraban tan contentos con el cambio. Que si hubiera sido mejor una aula de computo o que las canchas deportivas estaban más viejas que la abuelita de no se quien... Había un alumno en especial, con más castigos en su haber que materias aprobadas, que primero se tragaría el peluquin del profesor de física antes que guardarse su opinión...


- ¡¿Quién carajos le dijo a esa vieja que a nosotros nos toca hacer este tipo de trabajo?! - Edan dejó caer la pesada caja en el escritorio y asustó a Mika, que traía sus audífonos y se encontraba organizando los papeles justo al lado 

- ¡¿Tienes que dejarlos caer así?! - las pestañas largas enmarcaron unos grandes ojos verde aceituna, el chico se quitó los audífonos para protestar. Mika era pequeño y delgaducho, así que lo que le faltaba en presencia física lo tenía en carácter 

- ¡¿Qué pasa?! ¿La princesa se esta enojando? - Edan sonrió altanero. No era de la talla de los chicos de futbol americano pero cualquiera se veía grande al lado de Mika, así que se daba el lujo de hacérselo notar


De cabello castaño, rebelde y corto, Edan había sido bastante bravucón toda su vida. Sin embargo, ver al delicado chico le despertaba un incontrolable instinto de molestarlo. Verlo hacer sus caras de disgusto era lo único divertido desde que lo habían recluido allí como parte del servicio social gracias al que recibía una beca nada despreciable aunque si bastante huidiza 

- Haz el favor de no molestarme “Eddi”, no puedo darme el lujo de acabar con mi hígado sólo por ti - Mika regresó a su tarea y se acomodó uno de los audífonos. Ya iba a ponerse el otro cuando el joven de cabellos rebeldes se lo quitó de los dedos y escuchó atento. 

- Siempre que estamos en esto escuchas tu música para niñas... - se quejó el castaño con claras ganas de molestarlo

- No puedo creer que seas tan ignorante para creer que la música clásica es de niñas... - Mika se llevó el cabello lacio y negro detrás de la oreja. Tenía la idea de que el otro no era precisamente culto pero eso rayaba en la barbarie. Jaló su audífono con un sólo movimiento 

Edan sabía bien qué clase de música escuchaba el otro chico. Había que ser de verdad muy poco inteligente para no haber oído, al menos en alguna película o un videojuego, un poco de música instrumental. En realidad lo que lo molestaba era la barrera que creaba ese aparatejo entre ellos, la mortalmente aburrida dirección se volvía aun más tediosa sin poder platicar con alguien. Después de ese intercambio de hostilidades, pasaron bastantes minutos sin decirse nada. Mika, a a pesar de lo que el otro pudiera creer, pensaba detenidamente si seguir el juego o no mientras espiaba a Edan, que miraba entre distraído y anhelante la ventana cada cuatro minutos y medio. No tuvo que decidir, fue el castaño quien habló primero y decidió retomar la plática


- Eddi... - el más alto murmuró eso como para probar como sonaba - ¿Sabes? Detesto que me digas “Eddi”, ni mi abuela me dice así

- Yo creo que tu manera tan molesta de ser es por falta de amor - Mika apuntó sin levantar la mirada de los papeles. 

- ... - el joven castaño hizo una mueca, fingiendo una sonrisa al tiempo que abría la caja que acababa de arrojar al escritorio

- Así que te diré “Eddi” de cariño, para ver si mejoras - terminó Mika correspondiendo con otra sonrisa sarcástica

- Jo, “cariño” te voy a dar yo a base de patadas si sigues con eso... 

- ... - Mika sonrió de lado y se llevó el auricular de nuevo a la oreja, pero bajó el volumen para poder escuchar cualquier cosa que dijera Edan. Para ser franco, disfrutaba bastante la compañía de un chico de su edad, aunque jamás lo admitiría 



Ya llevaban varios días en el tedioso trabajo de organizar el contenido de aquella oficina; abrir paquetes de libros, organizar expedientes viejos y revisar papeles que, Mika se preguntaba, como demonios nadie había tirado a la basura o mandado a reciclar si llevaban años allí 

La directora había sido clara; lo había mandado a él porque tenía plena confianza en que podía hacer ese trabajo de manera rápida y eficiente. Además le había mandado a Edan para hacer las labores pesadas; mover mobiliario, apilar y desapilar cajas, sacar la basura y otras nimiedades

El chico castaño era usuario habitual de la dirección; que si había respondido mal a sus profesores o había peleado con algún compañero, siempre había un buen motivo para ir a dar allí. Eso de que todos eran iguales y que los profes no se ensañaban con algunos era una gran mentira. Después de un tiempo, las sacrosantas almas encargadas de formar intelectualmente a las futuras generaciones, se cansan de lidiar con el producto de las otras sacrosantas almas que educaron a sus hijitos con televisión y nada más. Si a Edan no lo sabían controlar en su casa, menos en la escuela. Y no es que fuera malo, hasta se le había quitado lo bravucón con los años; su problema era que no sabía obedecer, que era testarudo y a veces grosero

Mika rogaba que no pretendieran que domara a su salvaje “amigo” porque él era hábil en la escuela, con las matemáticas y la física en especial, pero eso de tratar a la gente no se le daba en absoluto. Si no que le preguntaran a los del club “Miremos con desprecio al único con ganas de ir a la universidad”

Mika no era una perita en dulce como sus profesores creían; su acida manera de ser junto con sus excelentes calificaciones le volvían uno de los chicos menos queridos por sus compañeros. El cabello largo, acariciándole los hombros, era uno de varios privilegios que recibía de la directora y que le atraían conflictos: Tanto así que se había salvado por poco de que un compañero especialmente estúpido le prendiera fuego a su cabello en un intento de broma que no solo le costó la escuela si no antecedentes penales

Oh sí, Mika lo pasaba mal con los de su misma edad pero los adultos metían las manos al fuego por él sin chistar. Haciendo un balance los adultos resultaban más útiles y más interesantes. No se perdía demasiado




- ¡¡Wooo!! - la expresión de incredulidad de Edan sacó a Mika de sus pensamientos

- ¿Eh? - Mika miró al otro chico con curiosidad pero el otro no se percató

- ¡Oh, sí! - exclamó Edan mientras miraba la caja. Sus ojos, color marrón, brillaron como si hubiera encontrado algo valioso - Oh, sí... esto me va a hacer la tarde...

- ¿Qué? - la expresión de Edan no puedo más que justificar su curiosidad. Era una caja grande, tuvo que levantarse para observar el contenido - eso es...

- ¡Tengo en mis manos los objetos decomisados de la directora! - canturreó emocionado metiendo la mano y sacando una cajetilla de cigarros a medio terminar. En la caja había de todo; desde juguetes ridículamente inocentes como cartas y dados hasta un par de navajas, una botellita de licor casi vacía y un par de paquetes que, Mika esperaba, fueran medicamentos

- ¡Deja eso! - Mika le arrebató los cigarros y los puso de nuevo en su lugar - deberías dejar todo eso...

- ¡Por todos los cielos! - Edan lo ignoraba y sacó del fondo de la caja una revista - aun recuerdo cuando la compré...

- ¿Es tuya? - Mika hizo un gesto de asco cuando vio a la chica de la portada. Grandes pechos y nada a la imaginación - ¿Es eso porno?

- ¡Y del bueno, amigo! - Edan lo hojeó rápidamente, sonriente - esta me costó bastante, fue edición limitada y... ¿Por qué esa cara? ¡¿Me vas a decir que nunca has visto pornografía?! ¡¿A nuestros 16?!

- Sí he visto, pero no se que le ves... - Mika tomó la revista y la hojeó intentando convencerse de que eso era sexy pero no lo conseguía del todo - si te soy sincero, algunas de las fotos me parecen vulgares...

- Pues eso es parte de la diversión, niño - Edan negó con la cabeza y luego sonrió divertido - a mí se me hace que te gustan los tipos y por eso no te gusta el porno - creyó que lo sacaría en seguida de sus cabales pero Mika se tomó la barbilla pensativo

- Supongo que podría ser cierto... - alzó los hombros y se propuso seguir acomodando los archivos

- ¡¿Qué?! - a Edan se le fue la barbilla al piso - ¡¿Nada más así?! ¡¿Lo supones y ya?!

- No me parece que merezca más tiempo y esfuerzo - respondió Mika y alzó los hombros sin contrariarse, regresó la mirada al libro que estaba revisando - no necesito la respuesta en este momento y quiero terminar hoy este trabajo 



Momento de profunda reflexión. El hamster en la cabeza de Edan corrió a toda velocidad un par de segundos



- A ver, este tipo ¿te parece atractivo? - Edan puso ante él la revista, abierta en una de las pocas fotografías que mostraba a un hombre recibiendo trabajo oral de una chica 

- No - Mika apenas le dedicó una miradita y siguió en lo suyo

- ¿Y este? - buscó en otra página y Mika simplemente le empujó la revista

- Quita eso ya... 



Momento de otra profunda reflexión. El hamster en la cabeza de Edan se negó a cooperar, se bajó de la rueda y se dispuso a comer su alimento favorito: el sentido común del dueño...


- Si, seguro que no te pone esta foto... - murmuró como si supiera algo que el otro se moría por saber

- ¿Por qué lo dices? - Mika se pateó mentalmente por caer en una trampa así, pero tenía curiosidad

- Porque esta chica tiene toda tu cara 



Bueno, eso si era inesperado. Le arrebató la revista y observó a la chica. Ladeó la cara, como buscando un ángulo en el que se reconociera. Lo único que pudo ver era que la chica parecía demasiado joven ¿Qué no era delito usar menores de edad en esas cosas? Incluso sus pechos, que mostraba sin pudor alguno, eran bastante pequeños comparados con los de las otras modelos 

- No seas bobo... - se la regresó más tranquilo - sólo tiene mi color de ojos, y se ve que son lentes de contacto - quizás se parecía un poquito en el tono de piel y el cabello lacio y negro, pero esos colores no eran novedad

- Claro, los plebeyos tenemos ojos comunes... - reprochó el otro mirando la revista con ojos crítico

- Del color que sean, sirven para lo mismo... - respondió Mika a la defensiva. A él no le gustaban los ojos de color, se le hacían más bonitos los oscuros. Por ejemplo, Edan los tenía café y sus pestañas eran también muy oscuras, así que su mirada era muy llamativa y penetrante. No era que se la pasara viendo sus ojos, claro que no... Pero en ese instante, en que el muchacho se empeñaba en que se parecía a una modelo de revista porno, este lo miraba con tanto ahínco que lo sentía físicamente aunque intentaba ignorarlo


- Es la misma nariz recta y pequeña - murmuro Edan después de unos segundos de acosadoras miradas - también el mismo color y forma de labios ¿Te ves así sin ropa?

- No seas idiota... - bien, se había pasado 

- Porque “ésta” también está bastante plana - Edan rió y le jaló el borde de la camisa que traía al más pequeño

- Ya deja...

- ¡A ver, quítate la camiseta! - el otro se adelantó y Mika se sonrojó furiosamente mientras intentaba mantener la camiseta en su lugar. 

- ¡¿Que demonios te pasa?! - intentó empujarlo pero no logro hacerlo con mucha fuerza y no supo si era porque no quería o porque no podía

Cuando Edan logró levantarle la camiseta hasta el cuello Mika volteó a otro lado con la cara roja del esfuerzo pero con expresión de aburrimiento. No era experto en ocultar sus emociones, pero tampoco un libro abierto

- ¡¿Ya?!

- No, estoy comparando el color - Edan miraba alternadamente la foto y a Mika, que empezó a impacientarse ¿Porque carajos se sentía así de expuesto? En la playa andaba en shorts y no había problema y aquí un vistazo a su vientre plano y sin chiste lo dejaba casi mudo de la vergüenza 


Quizás era por la campechana reacción de Edan a su afirmación... sobre eso de que “quizás” le gustaban los chicos. Edan no había hecho alharaca, no había puesto cara de asco, y en vez de alejarse con la precaución de quien encuentra un objeto radioactivo, le levantaba la camiseta e insistía en encontrarle el parecido a la chica de la revista porno... Si se atrevía a preguntarle como lo podían hacer dos hombres pensaría en la posibilidad de recortar a dos de los modelos de la revista y hacer una alegre obra de títeres para su curioso e indiscreto amigo

Curioso e indiscreto amigo

Indiscreto amigo

Amigo...


- Oh no... - Mika lo dijo tan bajo que Edan no lo escuchó


Era un final diametralmente diferente a una situación que ya le había sucedido. Mika no pudo evitar recordar, para algo tenía memoria fotográfica y la sonrisa que se había empezado a formar con sus sarcásticos pensamientos, sobre títeres sacados de la revista porno, se borró de inmediato



Ya tenía un par de años de aquello. Había sido una noche en casa de su “amigo del alma” con palomitas, videojuegos y una película porno. Entre risas hablaron de sexo, de un par de novias y Mika, confiado por la actitud informal, externo su sentir. Que había un tipo que le parecía apuesto y la duda había anidado en la brillante cabecita que permitía a ambos tontear y pasar los exámenes con la mano en la cintura. Entonces su “amigo del alma” con quien había crecido media infancia, se había bañado y dormido lado a lado de repente se sintió violado por su presencia como si le hubiera dicho que se masturbaba con su imagen. 



- Oye, ¿te pasa algo?

- ¿Eh? - Mika regresó de sus vividos recuerdos. Pero al tiempo le invadía un mordaz razonamiento con más recuerdos 



Le parecía irónico que además de memoria fotográfica también fuera HD porque sentía como cada detalle y tono de los gestos incómodos de aquel tipo lo habían herido y lo habían hecho encerrarse en si mismo por mucho tiempo. Hubo un momento en que no sabía si arrepentirse de haberle contado que le atraía un tipo, o de el hecho mismo de que un tipo le atraía. Por suerte su cerebro le permitía disminuir el impacto de aquella “estupidez momentánea” con una gran verdad: no todo eran pérdidas

Oh sí, porque adiós amigo, adiós llamadas, adiós clases particulares sin paga y adiós al préstamo indiscriminado de apuntes del que Mika era victima por el puro gusto de ayudar, no porque su amigo fuera apuesto. Porque sinceramente no lo era. Ni era especialmente amable, ni era útil, ni gracioso, ni confiable y con eso en mente Mika se propuso no tener amigos porque al final no servían para lo que se suponía que eran. 




El joven de cabello negro regresó de sus alucinaciones. Había quedado frente a frente con Edan. Examinó su rostro con interés; este no era un “amigo del alma”, era más un “conocido” pero al menos le ayudaba a pasar el rato, se reía de algunos chistes, escuchaba de vez en cuando y estaba dispuesto a compartir su amada revista porno ¿Qué más podría pedir? Además, a diferencia de aquel amargo amigo, Edan si era digno de mirarse un buen rato. Era apuesto y tenía un repertorio de expresiones de lo más variado. 



- Oye... - Edan giró la cabeza buscando que tenía tan ensimismado al más pequeño 

- ... - Mika fijó sus grandes ojos verde grisáceo en los marrones del otro chico - ¿Qué?

- Lamento si te hice sentir mal - Edan se removió el rebelde cabello castaño verdaderamente intranquilo

- ¿De qué hablas?

- Lo vi en tu cara - Edan era todo lo alborotador que se decía, pero no era insensible. Había crecido con tres hermanas mayores y eso exigía, además de mucha paciencia, cierta habilidad para pedir disculpas sin sentirse menos hombre por ello

- Cielos... - Mika sonrió. Y Edan no pudo menos que impactarse, porque estaba acostumbrado a ver sonrisas sarcásticas, de burla y de medio lado en esa cara bonita. Pero esa parecía genuina y lo hacía verse, si se podía, más bonito aún - Ahora resulta que eres receptivo a los detalles, Eddi...

- Bueno, no estoy ciego - Edan también sonrió, estaba nervioso pero no incomodo, jaló la camiseta de Mika, que había regresado a su lugar pero que no había soltado

- ¿Y qué opinas?

- ¿De qué?

- ¿Me parezco a la chica de la foto? - señaló la otra mano de Edan, la que no estaba jugando con el dobladillo de su camiseta, la que tenía el precioso objeto reencontrado que de repente, había pasado a segundo plano sin razón aparente

- Oh - pareció recordar porque había hecho aquello - no tanto, aunque me sorprende que no tengas vellos - intentó parecer más casual ¿Por qué de repente su estomago se sentía tan inestable?

- No me crecen, hasta he pensado si no tendré algo malo... - Mika se meció en su lugar sin saber lo que decía y mucho menos para que lo decía

- No creo, debe ser que estás hecho para ser bonito y listo - “Para ser... ¡¿Qué?!”¡Oh, perfecto, se le había escapado! ¡De tanto pensarlo lo había dicho! Edan quiso darse de topes contra la pared

- ¿Te parezco bonito?

- Y también muy inteligente - bien, nunca había logrado cambiar la plática con sus hermanas, ahora menos iba a poder

- ¿Te parezco bonito? - insistió Mika 

- Depende... - había que ser diplomático, pero el tono en que el muchacho preguntaba aquello era tan neutral que simplemente no tenía idea de que debería decir 

- ¿De qué depende?

- No se... ¿No te molesta? Lo de... ser bonito - lo dijo con tal aprehensión que Mika creyó que el otro esperaba una bofetada

- No, de hecho es... halagador... creo... - y Mika de repente se dio el lujo de desconectar su cerebro, porque aquello, aunque parecía arriesgado, le estaba gustando... y mucho. Acercó su cara un poco, después de todo eran centímetros lo que los separaban. 

Y aquello le estaba gustando... mucho, mucho...

“Oh, no...”

Y con ese simple pensamiento, el cerebro se reconecto. Sin más tomó su mochila y en un fluido movimiento se largó corriendo 

Continurá...

Notas finales:

.-.-.-.-.

Lo se, como que quedó algo cortito pero estaba pensado para ser un One-shot... así que dio para dos capítulos y pronto lo subiré. Si me dejan comentarios de que opinan de mis chicos prometo apurarme más ^^ Besitos


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