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Dia Libre por AnneJieJie

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Notas del fanfic:

Otra locura para despejar la mente.

Notas del capitulo:

A Maribel y Marian por amar esta pareja crack.

  DIA LIBRE By Anne Scarlett

 

Sumer pareció de pronto una ciudad muerta, fría y silente. Vagamente iluminada por las luces neón y los ligeras pulsaciones luminosas provenientes de la muralla octogonal. Los ciudadanos dormían cómodamente en sus habitaciones, el cielo artificial, la membrana protectora que envolvía a Sumer protegiéndola de la lluvia ácida, la contaminación y el frío que envolvían el resto del planeta.

La gran aguja, estructura metálica cuya elevación hacia los cielos se perdía de la vista humana, reflejaba en su frío metal el color oscuro de un cielo imaginario, producido por los hologramas de la tecnología, igual que la pantalla central, donde se proyectaba la información más relevante de la ciudad:

Hora: 02.22

Temperatura: 9 grados centígrados.

Faltan 5 horas, 60 minutos, 33 segundos para finalizar el toque de queda.

Ellensburg observó la pantalla en el centro del cielo protector y suspiró bajando los hombros a fin de protegerse del frío en el interior de su gabán sintético. Miró de reojo a Zafiro, el cyborg de los ojos azules y rostro juvenil cuya mirada parecía perdida justo en ese momento.

Ellensburg frunció el ceño y se metió en el vehículo de patrullero, un armazón metálico blindado con forma cuadrada similar a un tanque de guerra del siglo XXI, pero elaborado en un material sintético bastante ligero que además era propulsado por hidrógeno. Zafiro continuaba inerte, mirando fijamente hacia la muralla, su fría mirada de pronto se mostró concentrada en la situación. L.T. Ellensburg se colocó el intercomunicador y ajustó el volumen del auricular. Aquel no era un ejercicio de práctica. Ojalá lo fuera, pero no era así; de pronto los temores del teniente se hicieron realidad, aquella no era una misión en los extramuros, sino en el mismo corazón de Sumer y eso complicaba las cosas, demasiado para su gusto.

La llamada de urgencia le sorprendió interrumpiendo su día descanso mensual, la voz chillona del comandante de su unidad de asalto le dejó un mal sabor de boca al confirmarse el código que había reunido a los tres cyborgs y sus oficiales al mando en aquella fría madrugada. Ellensburg miró una de las pantallas holográficas, su compañero el Mayor Cybil Morgan y su cyborg “León” ya estaban en posición. El Capitán Shinichi Kogami también confirmó que estaban listos.

La estrategia propuesta por el comandante estaba basada en un sistema de triangulación precisa, por lo que las tres minitropas estaban a la misma distancia una de la otra formando un triángulo equilátero perfecto alrededor del perímetro donde se había detectado la “irregularidad”.

Al Teniente Ellensburg le pareció extraño el uso de las unidades militares en una misión de aparente control interno. Una irregularidad, significaba que uno o varios sujetos mostraban conductas fuera del patrón de ajuste programado genéticamente y por tanto eran considerados nocivos para el resto de la comunidad, etiquetados como criminales de clase C, ciudadanos de Sumer incapaces de controlar sus impulsos que actuaban bajo móviles egoístas o pasionales no eran considerados objetivos militares. Aquello no pintaba bien dadas las circunstancias, pero disponían de poca información.

El criminal causante de la irregularidad, fue identificado como Rafael Lizcano, aparentemente fue un ciudadano normal hasta sus 45 años, laboraba como oficinista en uno de los centros de paquetes gubernamentales, vivía con su gato virtual en el sector 3, pero eso fue hasta hace tres horas, cuando activó la alarma gracias a su comportamiento altamente violento contra uno de los cajeros automáticos de la red bancaria. Inicialmente dos oficiales de seguridad interna intentaron detenerlo, pero Rafael los golpeó usando un tubo de acero inoxidable para noquearlos y luego tomar sus armas.

- Los oficiales de seguridad interna son unos pelmazos. –Zafiro bostezó durante la lectura del informe. –Un hombre de 45 años y 200 libras los ha dejado al borde de un colapso debido a su falta de entrenamiento.

- No es culpa de los oficiales, Zafiro, ellos no fueron entrenados para lidiar con grandes problemas, el 90% de los ciudadanos de Sumer fue genéticamente programado para comportarse de acuerdo al sistema, el resto son criminales latentes que rara vez son expuestos. Los oficiales de seguridad interna no están acostumbrados a altos índices de violencia como los mostrados en este caso. –El cyborg Shin sonrió de medio lado y mantuvo sus pupilas verdes fijas en la proyección del informe.

- Gracias sabelotodo. Entonces si los oficiales de S.I. no son unos pelmazos, los cuerpos gubernamentales son los culpables, son unos idiotaaaaaaas.

- ¡Zafiro! Esas palabras son de un disociador. –Lo golpeó con la palma de la mano en la cabeza. -¡Corrígete, corrígete, corrígete!

- Basta Shin, deja de molestar a Zafiro. –Ordenó el Capitán Shinichi Kogami al cyborg que tenía bajo entrenamiento.

- Sí señor.

Al recordar aquello, Ellensburg suspiró, Zafiro no se llevaba bien con los otros cyborgs, su manera independiente de pensar y su espíritu crítico a veces causaba cierto malestar en el resto del grupo entrenado para seguir órdenes sin cuestionarla. Shin, cuyo nombre significaba “Esperanza”, hizo un mohín, Leon, en cambio, se mantenía al margen manteniendo la rígida seriedad de los protocolos aprendidos.

El teniente también informó su posición y se apegó al plan inicial de contingencia.

- Cero víctimas civiles. –Ese era su objetivo, pero aunque mantuvo su rostro rígido, sus rodillas no dejaban de temblar. Zafiro seguía siendo inestable, y lo peor era la falta de sinergia con el resto del equipo, si perdía el control y resultaba ser una amenaza aquel amanecer se convertiría en una pesadilla para todos. Ellensburg llevó la mano a la cabeza y sacudió los mechones plata, bufó y miró por la pantalla al cyborg del cual era responsable.

- Hay movimiento. –La voz de Zafiro lo sacó de su concentración. -¿Instrucciones, señor?

- No haga ningún movimiento, Zafiro. –Tragó saliva y respiró profundamente ciñéndose al plan original del comando. No debían cometer errores de ningún tipo y eso aumentaba su ansiedad. –Espere instrucciones.

- Señor, sí señor.

Hasta ahora todo marchaba en orden, Zafiro se estaba desempeñando con excelencia. Ellensburg volvió a concentrarse en las pantallas, en el plan, en el objetivo. Y de pronto…

El sonido ensordecedor de la explosión.

El sonido de la ráfaga de disparos enloquecido de Rafael.

- El objetivo tiene un rehén. –La voz lacónica del ojiazul aumentó el estrés del teniente. –Nombre: Karl Stevens, edad: diecisiete, número DNI: 5432789432789, estado: heridas múltiples en  miembros inferiores con arma cortopunzante. ¿Desea confirmación de signos vitales?

- No. Ya lo estoy viendo en pantalla. –Confirmó Ellensburg observando el lamentable estado del joven aterrorizado que estaba siendo utilizado por el objetivo como escudo humano.

- ¡Ordene la ejecución, teniente, dispare a matar! –Ordenó el Mayor Morgan.

- Hay un rehén de por medio. –Ellensburg se apresuró a responder.

- Záfiro, Shin, rodeen al objetivo. León, asume posición de francotirador. –La voz de Morgan siempre parecía muy segura.

- Enterado. –Respondieron los cyborg al unísono moviéndose con agilidad.

Lo que comenzó como una misión de arresto, terminó convertido en una carnicería, el objetivo se movió a una velocidad no calculada, demasiado rápido para un ciudadano promedio. L.T. Ellensburg contuvo el aliento, las dudas que tenía en su mente comenzaron a disiparse cuando el blanco desapareció junto con el rehén de su campo de visión. ¿Dónde estaba?

 

- ¡Mierda! –Las palabras escaparon de los labios de Zafiro con la misma rapidez que de los de Shinichi. Los ojos azules se movieron de un lado a otro sin detectar presencia alguna.

 

“Eso no era humano. ¿A qué nos enfrentamos?... ¡Mutantes! ¿En el interior de Sumer?”, L.T. Ellensburg guardó en lo profundo de su mente aquellos pensamientos minutos antes de que el vehículo blindado fuera partido en dos y el sistema de comunicaciones se viera interrumpido.

 

Rafael Lizcano, el objetivo, apuntó con el arma justo en medio de los ojos de Ellensburg. El teniente se quedó quieto observando esos ojos, cuyas pupilas dilatadas y párpados cansados delataban algo más que un simple “irregularidad”. El estado de ese hombre no era para nada natural, bastaba con observar la espuma que salía de su boca y la expresión de zombi puesta en su cara.

 

La mirada de Ellensburg, fría e inerte trató de guardar en su mente cada uno de los detalles. Su mente fue evaluando las posibilidades de sobrevivir a semejante monstruo que cargaba en una mano el arma al cien por ciento de carga y en la otra la cabeza del rehén. Ellensburg observó el cuello, parte de la espina dorsal pendía moviéndose pendularmente dejando caer gotas de sangre en el suelo como sí…

 

- Se la arrancó con las manos. –Susurró en voz baja sin salir de su estado atónito.

 

La sensación que recorría su cuerpo no tenía nada que ver con el miedo, por el contrario, era excitante, similar al momento previo en que Zafiro comenzaba con sus jugueteos previos, se sonrojo, ¿Cómo se atrevía a pensar en eso justo cuando su vida estaba en manos de un demente?... El ataque lo tomó por sorpresa, así que cayó sobre su bien formado trasero militar con las piernas estiradas y la espalda contra los sensores del equipo de transmisión.

 

Rafael Lizcano avanzó a pasos lentos. Ellensburg buscó a tientas su arma, pero no la encontró, estaba a merced de ese sujeto que sin remordimiento alguno aplastó con la culata del arma la cabeza de su víctima.

 

- ¿Mutante? –Analizó de nuevo a su enemigo cuyos ojos fríos se posaron en el panel de control de los sensores y sin dudarlo descargó algunas ráfagas hasta hacerlos añicos.

 

Ellensburg fue bañado en una lluvia de circuitos y trozos de piezas de alta tecnología. Sorpresivamente continuaba con vida, pero temía que su suerte no le acompañaría mucho tiempo. Bajo los mechones grises que cayeron despeinados sobre la frente sudorosa, su mirada seguía puesta en Lizcano, estudiándolo, analizándolo, buscando cualquier pista que le ayudara a escapar de la muerte que se aproximaba a paso certero disfrazada tras esa mascara de psicópata.

 

- ¿Qué es eso? –Se preguntó en voz baja al observar el pequeño dispositivo auricular colocado en el oído derecho de Lizcano. -¿Un transmisor?

 

- Bye bye pequeño…

 

El cañón del arma emitió una ráfaga y…

 

Sector 4 de la ciudad de Sumer.

Hora: 16:00

 

- ¿No crees que venir a este lugar así como así va a levantar las sospechas de todos? –Lo miró con enojo y bufó al ver la expresión lacónica de Zafiro. Era obvio que al ciborg ese asunto no le molestaba en absoluto.

- No. El Jardín Infantil fue en la mañana a un concierto de música vieja. –Entró como si nada al pequeño apartamento del Teniente, se quitó la chaqueta y se dejó caer en el sillón. -¿Por qué tu apartamento luce tan triste esta mañana? –Miró con curiosidad las paredes desprovistas de decoración y la cama sin hacer, su pregunta indicaba un cambio de tema rotundo, era su manera de indicar que no deseaba dar explicaciones. 

- ¿Por qué no fuiste con los otros ciborgs al concierto? –Ellensburg cerró la puerta y llevó la mirada a los sensores de la entrada. Odiaba que toda la ciudad tuviera ojos por doquier, la presencia de Zafiro le intimidaba demasiado, tensaba su sistema nervioso llevándolo al límite.

 

La ley de contacto prohibía expresamente a los humanos habitantes de las ciudades civilizadas intimar con otros, ley que se extendía a los animales que cohabitaban con ellos y en general a cualquier forma de contacto personal corporal que pudiese llevar al acto del coito.

 

- ¿Te molesta mi presencia? –Zafiro le miró intensamente e hizo esa muequita pícara que indicaba claramente haberse salido con la suya.

- No. –Sacó del bolsillo de su pantalón una cajetilla de cigarrillos y colocó uno en sus labios.

- Mentiroso. Tienes el pulso acelerado y la presión está aumentando, supongo que también ha aumentado la emisión de ciertos neurotransmisores, pero necesito una muestra de sangre para estar seguro de…

- ¡¿Cuántas veces debo decirte que no uses tu escáner en mí?! –Le arrojó la caja de cigarrillos a la cara golpeando su hermoso rostro justo en medio de los ojos. -¡¡Si sabes que me molesta tu presencia, entonces por qué preguntas!! ¡¡Sal de mi habitación y ve a vagabundear a otra parte!!

- No fue mi intención. –Apretó los labios y sus manos se aferraron al sillón tan pronto como Ellensburg colocó las manos en los hombros fuertes del ciborg y forcejeó para sacarlo a rastras de la habitación.

- Largo. Es mi día libre y no quiero tener nada que ver con el trabajo.

- Pero, ¿quién está hablando de trabajo? –Pataleó mientras protestaba tratando de poner resistencia.

- Eres miembro del proyecto de Linch asignado a mi cargo, pasamos todo el día juntos en misiones o entrenando, tu presencia en este lugar es como haber traído trabajo a casa y hoy no quiero trabajar… ¡¡Largo!!

- Teniente, por favor, déjeme quedarme, prometo comportarme. –Saltó del sillón a la cama y se recostó. -¿Tomamos una siesta juntos?

- ¡¡¿TE HAS VUELTO LOCO?!!

- Si no tienes planes y vas a quedarte durmiendo todo el día, puedo recostarme a tu lado sin hacer travesuras. –Le guiñó el ojo y sonrió encantador haciendo uso de sus artimañas de inocencia infantil. –Por favor Teniente Ellensburg, no me eche que no tengo dónde ir.

- ¡Ve con los otros ciborgs al concierto! –Señaló la puerta mirándolo con enojo.

- No quiero escuchar más música vieja. Me aburre profundamente. –Se quejó.

- ¡¡Es música clásica, debes ir para culturizarte un poco!!

- No quiero. La música esa pone a los humanos sensibleros y no puedo entender su sentimentalismo, para mí carece de lógica.

- ¿Lo dice alguien que toca violín? –Le dio una patada y tomando su brazo lo atrapó en una llave digna de elogio. –Sal de aquí Zafiro. –Nuevamente intentó arrastrarlo hacia la puerta. -¡¡Que te largues, te digo!! ¡¡OBEDECE!!

- ¡¡QUE NO QUIERO!! –Volvió a hacer pataleta como si fuera un niñato. –Cada vez que te dan el día libre tengo que pasarlo aburrido por tu culpa. Deja que me quede, por favor…

- ¡¡NO!! ¡¡VAS A SALIR DE AQUÍ Y REGRESAR AL LABORATORIO DE LA BASE!!

- ¡¡NO!! ¡¡PIENSO QUEDARME A TU LADO LO QUE QUEDA DEL DIA!!

 

El cuerpo del joven se movió con rapidez, un movimiento en el que balanceó el peso de su cuerpo para tomar control de la situación, tomó la muñeca de Ellensburg y giró para atraparlo en sus brazos.

 

- Entienda, Teniente, no está capacitado para llevarme la contraria cuando me propongo algo. –Susurró a su oído de manera suave, profunda, vibrante.

 

El cuerpo de Ellensburg se estremeció completamente, aquella ya no era la voz de niño caprichoso. Zafiro estaba hablando en serio y eso provocaba en todo su organismo extrañas sensaciones encontradas. Ese mocoso ponía a prueba todas sus habilidades. Sonrió de medio lado dándole un codazo en el estómago con todas sus fuerzas para luego darle un reverse a la situación y tratar de dominarlo.

 

- ¿Olvidaste que quién te entrenó en combate cuerpo a cuerpo fui yo?

- Señor, no señor. –Separó las piernas y de nuevo contratacó, volviendo a recibir otro golpe.

- ¿Así que todavía piensas que no estoy capacitado para llevarte la contraria?

- Señor… Sí señor. –Le tomó del brazo y volvió a atraparlo en otra llave. -¿Está demasiado desconcentrado, señor, o se ha ablandado?

- Nada de eso. –Golpeó de nuevo, esta vez con los dos brazos para apartarlo lo suficiente y girar para patearlo. La lucha cuerpo a cuerpo con Zafiro era un placer que iba más allá del entrenamiento, reconocía que el mocoso era un oponente digno, le hacía sentir orgulloso con cada nueva maniobra que aprendía, pero también lo llevaba al límite. ¿Qué si perdía el control?... Sonrió cuando el ciborg esquivó la patada y le tomó de las muñecas para volver a capturarlo en otra llave.

- ¿Qué te parece?

- No importa que el perro aprenda nuevos trucos. –Dejó de forcejear, esta vez usaría un par de técnicas de Yudo. –El amo puede siempre colocarle el bozal en el momento indicado.

- ¿Eso piensas? –Se movió con ligereza volviendo al contragolpe. Haló del brazo del teniente para equilibrar el peso y después con suavidad lo mandó de bruces sobre la cama. –Anda amo, ponme el bozal.

 

Ellensburg apretó los dientes, tendido en la cama con Zafiro sentado a horcajadas sobre él. Una posición demasiado comprometedora para los dos.

 

- No lo hagas… -Trató de resistirse, pero cuando Zafiro le besó no tuvo más remedio que caer y rendirse ante el deseo. Cerró los ojos y sintió el jugueteo ardiente de la lengua enredándose con la suya, el movimiento excitante de los labios, el movimiento de las manos explorando su cuerpo. –Zafiro, nosotros…

- Deja de temer a la ley de cero contacto. –Suplicó quitándole la camiseta sudorosa, sonriendo al acariciar los pezones que como dos botones color rosa capturaron toda su atención.

- No lo entiendes, el sistema no funciona así. Seguir con esta locura nos va a llevar a la muerte.

- ¿Por qué me dejase tomar el control? –Mordió el pezón izquierdo a la par que pellizcaba el derecho. -¿Te sorprende mi pregunta?... Podías controlarlo, pero en el último segundo te rendiste con facilidad dejando que te derribara. –Sus ojos azules brillaron excitados, con destreza bajó la cremallera de su traje de neopreno reforzado y mostró su torso desnudo. -¿Querías que esto sucediera? Te excita lo que hacemos, te excita violar la ley de cero contacto, te excita la posibilidad de ser descubiertos, te excita tanto que tus ruegos resultan una vil hipocresía.

- ¿Hipocresía? ¡Una palabra nueva! ¿Has practicado tu vocabulario?

- No me cambies el tema, Teniente. –Sonrió entrelazando las manos con las suyas. –La palabra la aprendí de Shin, siempre anda de sabelotodo… Pero eso no es sexy. ¿Quieres que haga algo sexy?

- No.

- ¿Por qué no?... ¡Con lo que me costó practicar para hacerlo mejor! ¡Me pones…. Me pones… ¿Cuál era?... Ah, sí, me pone triste y decepcionado!

- ¿Practicar? Zafiro, demente… ¿Qué quieres decir con eso de practicar? ¡Ah, no, ahí no! –Cerró los ojos para sentir el intenso placer proporcionado por las caricias de la lengua del pelinegro en la base de su miembro. –Zafiro…

- Practique con una banana. –Sonrió engullendo con suavidad, jugando con la lengua en sus partes más sensibles, arrancándole unos cuantos gemidos. Después le miró sonriendo dejando que la saliva resbalara por el falo del teniente, mezclándose con el precum producido por la excitación. –Dijiste que la práctica hace al maestro.

- No me refería a ese tipo de práctica. –Enrojeció complacido de que el ciborg se tomara ese tipo de molestias. Colocó las manos en las caderas del joven y terminó de desnudarlo mientras besaba con ternura el cuello tibio y delicado. –Zafiro, Zafiro, Zafiro… ¿Qué voy a hacer contigo?

- Haz lo que quieres hacer. –Susurró seductor.

 

¿Por qué tenía que ser de esa manera?... Ellensburg dejó de pensar en ese asunto cuando sus labios recorrieron con pequeños besos la espina dorsal de Zafiro, el ojiazul, se tendió bocabajo y disfrutó placenteramente de las caricias y los mimos del Teniente. Parpadeó suavemente cuando las manos de los dos se entrelazaron, cuando las bocas se unieron y sus lenguas danzaron en un beso profundo y cálido.

 

Zafiro separó sus piernas y levantó el trasero, aquello indicaba su estado de excitación y deseo por ser penetrado, por pertenecerle en un instante de locura. Ellensburg sabía como corresponderle, como darle satisfacción a su arma letal. Tomó el trasero de Zafiro entre sus manos y mordió con poca sutileza los glúteos firmes y redondeados, utilizó el dedo índice para hurgar en su interior y juguetear allí, donde nadie se atrevería.

 

Zafiro emitió un gemido excitante y Ellensburg sonrió. Su ciborg había aprendido a leerlo como si fuera un libro abierto, en verdad disfrutaba con todo eso, violar la ley de contacto le resultaba un acto placentero en toda la extensión de la palabra, tanto como disfrutar del sabor del redondo y perfecto rosado agujero de su amante, el cual con gusto estaba a punto de hacer estremecer gracias a su erecto sexo. No dudó en penetrarlo y menearse con fuerza. También él podía leer a Zafiro cuando se ponía caliente. Sabía cuánto le gustaba el sexo duro al muchacho.

 

Quizá era porque la mayor parte de su cuerpo no sentía dolor verdadero, Zafiro era una máquina de guerra pensante, los meses que pasaron juntos el ciborg había mostrado un desarrollo de personalidad propio, uno que se salía del canon establecido, pero cuando Ellensburg estaba en la intimidad con el joven, ese asunto de la singularidad parecía quedar en el olvido. Agarró entre su mano el miembro del pelinegro y apretó haciendo que los jadeos del joven se multiplicaran.

 

- ¿No vas a dejar que me corra fácilmente?

- Digamos que es un castigo por llevarme la contraria…

 

Continuó empujando sus caderas, el frenesí se apoderó de sus cuerpos, su boca buscó hambrienta la de Zafiro y las lenguas se entrelazaron, fue entonces cuando el Teniente se estremeció al sentir la pequeña descarga de electricidad en su boca.

 

- Un pequeño castigo por hacerte el difícil.

- ¡Me cago en todo lo que se menea!

 

El brazo libre sujetó con fuerza el cuerpo de Zafiro posándose sobre el vientre para juntarlo más, reduciendo el espacio entre los dos. Ellensburg cerró los ojos y sintió el ritmo desenfrenado del cuerpo ardiente de Zafiro. Aquello lo estaba volviendo loco.

 

Lo tendió boca arriba en la cama y abriéndole las piernas volvió a penetrarlo. El crujir del colchón acompañó los compases de las embestidas y la sinfonía de los gemidos se convirtió en una ola que se expandía maravillosamente, un sistema de comunicación que existía entre los seres humanos desde hace milenios cobro vida, Zafiro arqueó su espalda y apretó los párpados, jadeó pidiendo más y Ellensburg respondió con la misma intensidad mirando el hermoso rostro juvenil sonrojarse, humedecerse en sudor. Cuando Zafiro abrió de nuevo los ojos las manos de Ellensburg se habían entrelazado a las suyas y el movimiento había disminuido su ritmo, aunque no dejaba de ser profundo. El ciborg aprovechó para colocar los talones en las caderas del Teniente y así profundizar la penetración. Los cuerpos ondularon y los labios se acercaron de nuevo.

 

Pequeñas descargas eléctricas recorrieron las palmas de las manos de Ellensburg, no eran nocivas, producían una sensación única de contacto y él sonrió complacido al saber que era un placer que solo él entre miles podía disfrutar. Empujó su cadera y sintió la descarga del semen de Zafiro humedeciendo su vientre. Volvió a sonreír satisfecho, y después cerró los ojos para inundar a su amante.

 

Se dejó caer entre los brazos del ciborg y Zafiro sonrió abrazándolo. Se miraron a los ojos y volvieron a abrazarse.

 

¿Amor? Ellensburg no había pensado precisamente en usar esa palabra, no con Zafiro. Estaba claro que debería elegir a un compañero para parear sus genes y diversificar la especie. Por obvias razones Zafiro nunca podría hacer eso, si llegaba a la edad límite El Sistema elegiría por él, así que a la fecha no había cuestionado ese asunto del amor. En un mundo donde no existen mujeres enamorarse de otros hombres estaba bien, aunque la expresión de dicho amor se redujera a un montón de cables conectados a ciertas terminaciones nerviosas, pero desde que Zafiro entró en su vida sus perspectivas habían cambiado mucho. Los ojos azules se cerraron y Zafiro hundió la cabeza bajo el mentón de Ellensburg, el ritmo de su respiración indicó que había entrado en sueño profundo. Ellensburg volvió a sonreír y tiernamente le besó en la frente. Abrazó el cuerpo desnudo de su “arma letal” y poco a poco se durmió.

 

Hora: 12:00

Temperatura: 8 grados centígrados.

Faltan 8 horas, 0 minutos 0 segundos para finalizar el toque de queda.

 

Ellensburg despertó sobresaltado cuando escuchó el sonido de la alarma de su comunicador.

 

- ¿Quién es? ¡Apaga esa cosa! –Fueron las palabras de Zafiro intentando volver a dormir.

- ¡¿Qué haces aquí?! ¡¿Cómo es que no te has marchado?! –Respondió tomando el intercomunicador entre sus manos para luego observar con horror el identificador. -¡Sal de la cama!

- ¿Por qué?... –Se sentó y miró la manera en que Ellensburg se apresuraba a vestir su camiseta. -¿Cuál es el alboroto?

- Es una llamada del Alto Mando. ¡¡Deben estar preocupados buscándote!!

- ¿A media noche? ¿Con la orden de toque de queda? ¡Alucinas! –Volvió a meterse bajo las mantas ignorando las instrucciones de Ellensburg. –Apaga esa cosa… Su sonido me vuelve loco.

Ellensburg bufó, con enojo colocó el aparato en su muñeca y se metió en el baño, único lugar privado donde podría comunicarse con sus superiores.

- L.T. Ellensburg. –La pantalla holográfica proyectó la imagen de un hombre maduro que vestía su uniforme militar. Ellensburg se apresuró a presentar su saludo marcial. –Descanse Teniente… El Alto Mando requiere su presencia de inmediato en el comando.

- Señor, sí señor.

- Enviaremos un coche a recogerle, ah, y no olvide traer a Záfiro de regreso con usted. Cambio y fuera.

 

Ellensburg se tensó, apretó los puños y llevó la mirada a la cama donde el ciborg acomodaba la almohada para continuar con su siesta.

 

- ¡¡LEVANTATE!! ¡¡TENEMOS QUE IRNOS!!

- ¿Y tienes que gritarme? –Le miró con seriedad y muy despacio se levantó. -¿Podemos al menos bañarnos juntos?

- ¿Eh?... ¡Van a enviar un coche a por nosotros, no tenemos tiempo para eso!

- ¿Entonces debo volver al comando manchado de fluidos y oliendo a semen? –Su mirada felina pareció disfrutar con la expresión confusa de Ellensburg. –Como ordene, Teniente. –Se levantó de la cama y tomó en sus manos el uniforme.

Ellensburg le tomó de la muñeca y a regañadientes entraron en de nuevo en el baño.

- Ducha fría. –Ordenó al sistema.

- Ducha: Temperatura del agua 5°, iniciando conteo previo al shampoo. –La voz computarizada parecía provenir del techo.

- Oh, yo también quiero una de estas. –Zafiro movió la mano como si saludara a la computadora.

- Iniciando proceso de shampoo. Elija la opción. –Una pantalla se presentó ante ellos y Zafiro curioso presionó una de las figuras. –Rosas. –Una lluvia de gotas color rojo cayó sobre ellos, el líquido espeso emitía una fragancia empalagosa. Zafiro tomó una de las gotas en su dedo y la llevó a su boca, después escupió. –¡Iug! ¡Shampoo!

- ¿Y qué esperabas, chocolate? –Le dio una fuerte palmada en la nalga derecha. -¿Habiendo tantos tenías que elegir “rosas”?

- Huele bien, es diferente al que habitualmente usas. Y ya deja de nalguearme que me excito y no tenemos tiempo para otra ronda…

- Iniciando proceso de enjuague. –De nuevo la voz computarizada anunció el cambio de proceso y nuevamente el agua bañó los cuerpos de los dos. –Ahora proceso de secado.

- Levanta los brazos y quédate quieto. –Ellensburg cerró sus ojos sintiendo la tibia caricia del aire acondicionado que secaba sus cuerpos mientras el suelo bajo sus pies giraba como un disco. Zafiro se carcajeó un poco. Ellensburg abrió sus ojos y le miró. Eran pocas las veces que podía escuchar su risa, normalmente tenía esa expresión lacónica de “me importa una mierda”, pero cuando estaban solos era como si cambiara de personalidad y se mostrara de una manera “más normal”.

- Ducha terminada. –Anunció la voz. –Iniciando proceso de reciclado de agua.

- Someter reciclado a nivel 4 –Ordenó Ellensburg digitando una opción en el panel digital.

- Nivel 4 se activará en 10 segundos…9 segundos… 8 segundos…

- Vamos. –Sacó a Zafiro de la ducha. –Tenemos que darnos prisa.

- ¿Qué es eso de nivel 4? –Preguntó curioso mirando al teniente.

- Es el nivel al que será sometida la descontaminación del agua. –Respondió vistiendo su uniforme militar color negro con insignias plata en el pecho.

- ¿No es 4 un nivel muy potente?

- ¿Quieres que descubran lo que estuvimos haciendo?

- No. –Ajustó el cinturón y vistió la chaqueta.

- A propósito, ¿Por qué el comandante Silver sabe que estás aquí?

- Uh, no sé. –Levantó los hombros fingiendo pose de chiquillo. Ellensburg frunció el ceño en señal reprobatoria de su comportamiento, así que sonrió de manera infantil. –Ha de ser por el transmisor que tengo en alguna de parte de mi cuerpo.

- ¡¡AH!! ¡¡¿UN TRANSMISOR?!!

- Soy un arma letal que además hace parte de un proyecto ultrasecreto gubernamental, es obvio que no van a dejar al Jardín de Infantes andando por ahí sin tener ningún tipo de control.

- ¡¡Me cago en todo lo que se menea!! –Lo agarró del cuello y lo sacudió violentamente. -¿No pensaste que pueden grabar todo lo que pasa a tu alrededor? ¿Lo que haces, lo que ves, lo que dices?

- La verdad no.

- ¿De verdad cuentas con un sistema de inteligencia artificial? –Le golpeo en las nalgas de nuevo.

- ¡No más nalgadas que me excito fácilmente!

 

 

El cañón del arma emitió una ráfaga y la sangre roja tiñó el rostro del Teniente.

- ¡Aléjate de aquí ahora mismo! –Ordenó el ciborg al Teniente. Zafiro le voló la mano a Lizcano. El hombre chillaba como loco y con la mano que tenía libre se agarraba la cabeza. –Voy a hacer papilla de irregularidad.

- Unidad C-3, Zafiro, absténgase de eliminar al objetivo. –La voz del Mayor cambió de la calma a la zozobra sin ningún tipo de disimulo. –Tiene carta abierta, pero no elimine al objetivo, repito, no elimine al objetivo. Unidades Shin y León respalden a Zafiro.

- Enterado.

- ¡Me cago en todo lo que se menea! –Espetó Zafiro por lo bajo.

- Unidad C-3, modere su lenguaje. –El Mayor Morgan pareció molesto.

Zafiro gruño torciendo los labios, entregó su arma a Ellensburg y sacó de su bota el cuchillo de asalto.

- Será mejor que te marches.

- Ni se te ocurra desobedecer la orden del comando. Ese tipo tiene algo raro. –Señaló el auricular del objetivo y tomó el arma. –Supongo que desean el espécimen vivo.

- ¿Un transmisor? ¡Interesante! –Zafiro miró a su contendiente, sus ojos azules resplandecieron como si se hubieran llenado del fuego de la pasión. Avanzó preparando el cuchillo de asalto.

El objetivo dio la vuelta, pareció recuperarse, tomó con la otra mano el rifle y disparó descoordinado, buscó con la mirada un punto donde atrincherarse. Shin y León entraron para apoyar la retaguardia.

- ¿Hizo esto solo? ¡Increíble! –Shin ajustó el visor y escaneó la escena para analizar la situación en profundidad. Después cayó de rodillas llevándose las manos a la cabeza y gritando como loco.

- ¿Shin qué sucede? –León se acercó para tratar de ayudarle pero el ciborg no articulaba palabras inteligibles.

- Ha saltado la cabra que lleva dentro. –Zafiro también ajustó su visor pero pronto tuvo que quitárselo y estrellarlo contra el suelo, además de apagar el sistema de comunicación –León quítale el visor a Shin y apaga el intercomunicador.

- ¿Eh? Pero es útil para anticipar ataques rápidos.

- Pero hay una mugre interferencia a punto de producirle una apoplejía si continua usando esa cosa. –Zafiro avanzó hacia el objetivo. Movió la cuchilla tratando de asestarle un golpe.

 

Los movimientos de Lizcano se hicieron rápidos una vez más, estaba fuera de vista. Shin vomitó antes de ponerse en pie y sacar el cuchillo de asalto que llevaba en el cinturón. León hizo lo mismo, se ubicaron los tres, espalda con espalda y estuvieron atentos al sonido circundante.

 

- ¡¡Arriba!! –Shin anticipó el movimiento y con agilidad cambió de posición junto con sus compañeros para esquivar el ataque.

- Sus movimientos son precisos. Capturarlo con vida va a ser un problema. –León rodó con agilidad atrincherándose tras un trozo de metal.

- Tenemos que hacer actuar en equipo. Shin, trata de llamar su atención. León, cubre a Shin. Yo atacaré.

- ¿Por qué debo obedecerte?, no eres más que el ciborg loco entrenado por un simple Teniente. Leon, eres el ciborg del Mayor, dirige la estrategia.

- Shin y Zafiro corten sus piernas, yo le corto la otra mano.

- Enterado, genio, pero… ¿Has pensado en cómo vamos a acercarnos si no se queda tiempo y tiene una velocidad similar a la nuestra? –Zafiro bufó. –Principiantes. Mejor quédense cuidando la retaguardia, este ciborg loco se ocupará del resto.

- ¿Principiante? ¡Llevo un record intachable de misiones exitosas! ¡Ire a por él! –Shin entró de nuevo en posición ofensiva y se lanzó contra el objetivo.

- ¡¡Detente, no puedes utilizar un ataque frontal!! –Zafiro trató de cubrir a Shin, pero vio con horror la manera en que sus piernas fueron agujeradas con las ráfagas de los disparos.

- ¡Di tus oraciones! –Lizcano apuntó en medio de los ojos de Shin.

- Todavía no. –Zafiro se acercó cubierto por la puntería precisa de Leon y saltó para intentar cortarle el otro brazo. Pero falló cuando el objetivo, agarró a Shin por el cabello y lo usó como escudo entre él y el cuchillo.

El filo cortante electrizante se clavó en el pecho del ciborg de aspecto delicado.

- Perdón Shin…

- Está bien, Zafi… -Sus ojos se cerraron lentamente cuando el filo cortante atravesó el corazón. El cuerpo del ciborg cayó al suelo convulsionando gracias al sistema electrónico de sus componentes artificiales que buscaban la manera de revivirlo.

- ¿Qué demonios es esa cosa? –León cubrió la retirada de Zafiro y una vez más los dos se atrincheraron tras el trozo de metal. –Es demasiado rápido para ser humano. Para ser ciudadano se mueve con la velocidad de un soldado.

- Lo quieren con vida. Eso significa que no es un humano cualquiera. ¿Uno de nosotros?

- No detecté partículas nanotecnológicas en su organismo, tampoco componentes artificiales. ¿Podría ser un mutante?

- Los mutantes no tienen estas sorprendentes habilidades, aunque su exposición a los agentes tóxicos les ha dado ciertos niveles de resistencia. Esta cosa, es… Antinatural.

- Pues lo que sea nos va a volver pedazos si no hacemos algo. Zafiro, crearé una distracción, tu mientras, ataca como sea. Hay que eliminarlo.

- El Alto Mando lo quiere vivo.

- Si esa cosa sigue viva, Sumer no tendrá mañana. Está fuera de control, es cuestión de nuestra supervivencia… ¿Qué dices?

- Le prometí a LT Ellensburg ser obediente.

- Debemos vengar a Shin. Aunque sea un cansino sabelotodo, es uno de los nuestros.

- ¿Vengar? No estoy programado para entender el significado de esa palabra. –Zafiro recargó su cuchillo y entrecerró los ojos. –Mira, se ha quedado quieto manteniendo la mirada puesta en este punto. Está esperando que hagamos el primer movimiento.

- No es tan pendejo como creíamos, es un error subestimarlo. –León apuntó con el rifle de asalto hacia un tubo. –Podemos usar el gas del tubo para causar una explosión…

- ¿Y después?

- Le pateamos su gordo culo. Listo… En tres… dos… uno.

 

Justo como planearon León disparó al tubo, una sonora explosión y el fuego activaron la alarma justo con la llegada de un amanecer que parecía no tener fin.

 

Zafiro se movió con agilidad, su mirada sincronizó cada uno de los puntos que debía usar como apoyo agarró con fuerza el puñal y cayendo sobre el objetivo, le cortó la cabeza.

 

León suspiró con cansancio, su sistema indicaba un nivel bajo de neurotransmisores, necesitaría un corto descanso de cinco minutos. Zafiro observó el cuerpo de Lizacano tendido en el suelo, buscó con la mirada la cabeza y tomándola de los cabellos la enseñó a su compañero.

 

- No logramos capturarlo vivo, pero al menos tenemos el cerebro intacto.

- Asegura la evidencia. –León sacó una bolsa y la entregó a su compañero para que depositara allí la cabeza. –Séllala bien, debemos evitar que se descomponga el tejido antes de llegar al laboratorio.

 

Zafiro encendió el comunicador, todavía había interferencia, pero pudo mandar un mensaje indicando su posición. Ahora que todo había terminado solo debían esperar a los Oficiales al mando.

 

- ¡Ellensburg! –Sus ojos parecieron felices al detectar con la mirada al Teniente. Estaba a punto de correr hacia él cuando el sonido de unos pasos no muy lejos de allí capturaron su atención.

 

El sonido del disparo hizo que Ellensburg se tensionara más de lo habitual, apuntando con el arma se adelantó al Mayor y al Capitán para seguir su instinto. Sí, Zafiro confirmó que todo había terminado, pero, ese sonido no era nada tranquilizador. Apuntó con el arma precavidamente y avanzó entre los escombros de la explosión de gas, todavía había fuego y unas cuantas unidades robot luchaban por controlarlo.

 

- ¿Y ese? –Los ojos de Ellensburg se abrieron al máximo como si quisieran salir de sus cuencas. -¿Zafiro?

- ¡¡Dos unidades C-3!! ¿Pero qué?... –El Mayor Morgan también estaba asombrado.

- ¿De dónde salió?... Nuestros radares no lo detectaron. –También Shinichi estaba absorto al verle.

 

Zafiro apuntó el cuchillo hacia sí mismo, el otro ciborg hizo lo mismo, como si fuera un reflejo, cuando el vapor de la explosión se disipó pudo observar a su oponente por completo. Físicamente se le parecía, hasta vestía con un uniforme similar. El viento ondeó la coleta de cabello rojizo y una sonrisa ladeada se dibujó en aquel rostro lacónico.

 

- Zero…

- Zafiro…

 

Parpadearon al unísono, como si los dos estuvieran sincronizados. No dejaron de mirarse fijamente.

 

- Has luchado bastante bien considerando que no estás en tu mejor forma esta noche. –Le sonrió sin dejar de mirarle. –Practicar “eso” puede dejar el organismo biológico un poco agotado.

 

Zafiro permaneció quieto sin mover un solo músculo, sabía que un movimiento equivocado podía exterminarlo.

 

- Zero…

- Si sigues repitiendo mi nombre lo vas a desgastar. –Dio un paso hacia él sujetando también un puñal de asalto. Cuchilla aserrada, metal mezclado con electricidad que emitía el zumbido de una abeja cada dos segundos. –Entrégame esa cabeza, sé un buen pequeño ciborg…

- ¿Qué estás tramando? –Apretó la bolsa que llevaba en la otra mano.

- Eso no importa. Sólo devuélvemela…

- Ese auricular… -Miró al ciborg a los ojos. –Es eso…

- ¡Bingo! ¡Sabía que eras más inteligente que los otros! ¡Lástima que no tengamos tiempo para conversar! –Se lanzó contra él a toda velocidad.

 

El funcionamiento del mundo no entiende el concepto de justicia. Zafiro no estaba preparado para el ataque frontal, en su estado de agotamiento Zero parecía llevarle la ventaja. Tuvo que dejar que la cabeza cayera de sus manos y rodara para soportar el impacto contra el pelirrojo.

 

- Zero. No subestimen a Zero. –El holograma del doctor Linch proyectó cada uno de sus gestos de preocupación. –No es algo que puedan tomar a la ligera.

- ¿Qué debemos hacer?... No hay datos en la base. –Señaló Shinichi.

- Y no los van a encontrar en ninguna parte. –Fue la sabia respuesta de Linch. –Zero es el prototipo perfeccionado del proyecto C… Es el Ciborg 0. Por desgracia no hay mucho que se pueda hacer contra él, salvo darle una buena descarga eléctrica en la frente. Eso reiniciará su sistema.

- No podemos hacer eso desde aquí. –Morgan se rasco la barbilla mientras pensaba.

- Ordenen la retirada si quieren conservar la vida y no morir por una causa perdida. –Linch bufó con cansancio. –Zero no es como los otros ciborgs, es poco lo que se sabe de él, son pocas las veces que se le ve, así que no es algo que podamos controlar en estas condiciones.

- ¡Pidamos refuerzos! –Morgan se preparó para comunicarse con el Alto Mando.

 

- Zero y Zafiro. Finalmente se han encontrado. –Linch acomodó sus lentes y miró su pantalla. –Ellos no son como los otros, son diferentes y lo saben, como también saben que su encuentro ya estaba destinado. Se entienden mutuamente, se sincronizan de una manera totalmente natural aunque no se habían visto nunca antes.

- ¿Doctor Linch? ¿Doctor Linch? –El asistente le llamó varias veces, pero él parecía estar absorto en lo que podía ver borrosamente en la pantalla.

- No hagas tanto ruido Stephen, ¿no ves que esto se pone cada vez más interesante?..

 

 

A Zero no le costó hacerse con la cabeza de Lizcano, pero su objetivo no era el cerebro del humano, sino el auricular que todavía llevaba consigo. Se lo arrancó y después arrojó la cabeza a las llamas. Zafiro se recuperó con rapidez y contratacó.

 

Aunque Morgan intentó comunicarse con el Alto Mando, la señal estaba tan llena de interferencia que fue rechazada con rapidez, los tres hombres se quedaron perplejos observando a los dos ciborgs luchando cuerpo a cuerpo.

 

- Le ha ensañado bien, Teniente, puede sentirse orgulloso de Zafiro. –Fueron las palabras del Mayor reconociendo las habilidades del pelinegro.

- Gracias, señor. –El elogio no reconfortó su preocupación, para él Zafiro no era una simple arma o un ciborg codificado, para él era todo un mundo que añoraba tener entre sus brazos.

 

- ¡Maldito! –Respiró entrecortadamente al tiempo que sonreía para dejarse caer lentamente.

- Zafiro, es un bello nombre el que te dieron, querido hermano. –Hundió el cuchillo en el pecho de Zafiro, lo traspasó con facilidad y después sonrió confiadamente antes de sentir la descarga en su frente.

- Hermano. Querido hermano. –Zafiro presionó sus dedos contra la frente de Zero, con el sistema electrónico iniciando la reanimación, dejar que la corriente eléctrica fluyera fue sencillo.

 

Los ojos azules se cerraron lentamente y el peso de su cuerpo atrapó el cuerpo de Zero. Los ojos borgoña se cerraron lentamente, no sin antes apretar su puño para hacer pedazos el auricular que custodiaba, se llevaría consigo ese secreto.

 

Subsuelo de Sumer, Nivel C, Área de acceso restringido.

 

Hora: 14:35

Temperatura: 12 grados centígrados.

 

Cuando los ojos azules se abrieron lo primero que vieron fue el rostro de LT Ellensburg dormitando a su lado, la mano del teniente sujetaba la suya. No podía moverse con facilidad, pero logró extender su otra mano y acariciar el mechón gris del Teniente.

 

Ellensburg despertó y vio la sonrisa de Zafiro.

- Creo que durante un tiempo no podremos hacer eso…

- ¿Qué más da?... Ahora lo que importa es tu recuperación. –Soltó la mano de Zafiro y le acarició la frente.

- Mientras me reanimaban escuché tu voz llamándome. Tu voz estaba llena de… ¿Cómo se dice?... No era calidez, era… era… No sé qué era, es algo que no puedo describir.

- Ves, por eso te digo que debes repasar más tu vocabulario. No sé en qué estaba pensando Linch cuando fueron programados para no comprender estas cosas. –Repentinamente volvió a sonar como el Teniente.

- Deberías admitir que estabas preocupado por mí.

- ¿Yo? ¿Preocuparme por un arma defectuosa?

- No mientas, eres pésimo mentiroso, ahora mismo tu presión arterial se eleva y tu ritmo cardiaco ha aumentado ligeramente.

- ¿Cuántas veces debo decirte que no me escanees?

- Que no pueda moverme ahora no significa que no vaya a tomar venganza.

- Creí que no entendías el concepto de venganza.

- ¿Y qué importa si no lo entiendo? ¡Suena bonito!

- Mejor piensa en tu recuperación, mientras estás de baja me aburro considerablemente al no poder participar en las misiones de campo.

- Eso me alegra, ahora podrás entender lo que siento cuando te vas y me dejas abandonado para tomarte el día libre…

 

- ¿Te divertiste, Aini? –Ellerkang bebió con elegancia el líquido de la copa y sonrió.

- Una travesura por otra. –El hombre de los lentes negros jugó con el auricular en su mano. –Ahora estamos a mano.

- Hubieras podido hacerlo sin necesidad de usar el espíritu libre de Zero. –Ellerkang sonrió de medio lado y observó al ciborg que dormía plácidamente en el sofá.

- ¿Te molesta que hubiera usado a tu favorito? –Movió la torre colocándola en una buena posición del ajedrez de cristal dispuesto en la mesa que compartían los dos.

- Siempre es lo mismo contigo, Aini. –Movió el caballo y volvió a beber otro trago de ese brillante y burbujeante líquido carmesí.

- Dime una cosa Ellerkang, con sinceridad, ¿Por qué permitiste que Zero y Zafiro se enfrentaran una vez más?

- Yo solo puse las marionetas, pero tú moviste los hilos.

- ¿Así que espíritus libres? ¿Eh? –Volvió a mirar al ciborg que dormía. –¿Los dos?

- Mi querido Aini, últimamente te has vuelto muy curioso. Vamos, no me mires con recelo, fue idea de Neena, sabes a él no puedo decirle que no.

- ¿Neena? ¿Acaso has traído a Neena?

- Donde estoy, está Neena, somos uno en alma y cuerpo. Ya deberías saberlo Aini. –Se levantó con majestuosidad, su cabello rubio cayó a la altura de su cintura, su ancha espalda se dirigió hacia la puerta que se abrió automáticamente. –Eres un invitado muy ruidoso Aini.

- Y tú eres una visita no deseada. Quédate con tus juguetes biológicos y tus espíritus libres, quédense con ese reducto que llaman “alma”, no lo necesitamos, como tampoco necesitamos de eso que llaman “amor”.

Elleekang sonrió de medio lado, tronó sus dedos y Zero despertó de su sueño.

- Vamos Zero, tenemos trabajo que hacer.

- Entendido. –Dijo el pelirrojo siguiendo sus pasos.

Notas finales:

Comenta si te ha gustado, y si no te gusta, también.... 

NOS LEEMOS!!!!


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