Las leyendas urbanas no son cosa del nuevo mundo, desde los indígenas en nuestro país, cuya sangre corre por nuestras venas mestizas surge un mito, que corriendo de boca en boca va perdiendo la magia. Pero los que saben, aquellos cuya genética está marcada por la bestia, comprenden lo que es real o no. En el norte, más precisamente donde los hombres del campo se reúnen ante una fogata, reviven en anécdotas el pasado de una pareja que fue maldecida por la marca de esa misma bestia, en cuya sangre aullaba un animal con colmillos y ojos desgarradores. ¿Qué pasaría si tu marido es, un Hombre Lobo?
………….***********♥***********………….
No sabía si se debía al chusmerío del que era víctima una aldea tan pequeña como la que él y su amado vivían. Sasuke no le parecía una mala persona, aunque las personas de mala calaña, los supersticiosos se empeñaban vanamente el advertirle, que como era el séptimo hijo de un matrimonio, en su sangre corría la maldición de la criatura que arrasa con hectáreas de ganado sin remordimiento en su corazón, quien es marioneta de sus instintos más antiguos.
Pero él, un joven que promediaba los veintitrés años un hermosísimo rubio de ojos azules; estaba perdidamente enamorado de aquel que estaba en boca de todos. Enamorado de un azabache que era tres años mayor a él, un hombre increíblemente trabajador y serio, que podía helarte con la sola mirada. Sin embargo lo amaba, y ya portaba un anillo de compromiso en su dedo, en unas semanas seria la gran boda.
Su familia no tenía el menor problema, les caía bien Sasuke, su familia era bastante grande y los padres del joven eran muy cálidos y amables. No tenían queja alguna, solo eso le faltaba.
Por fin pasadas esas semanas sucedió lo tan anhelado, la maravillosa boda y la noche donde sus cuerpos se fundieron en uno llegando al éxtasis alcanzando el cielo. Pero algo raro pasaba, algo que el rubio noto cada noche de luna llena, donde su amado azabache desaparecía sin explicaciones. Las personas de la aldea que estimaban mucho al rubio, la mayoría mujeres y donceles se ensañaban en querer convencerlo de que le era infiel. Mas el rubio jamás sospecharía algo así de su marido, estaba convencido del amor que se profesaban y no se dejaría convencer tan fácilmente.
Así pasaron los años, la pareja se era muy devota en demostrarse su amor y cariño constantemente, ya hasta pensaban en tener hijos a los que amar y de esa forma formar una hermosa familia. Solo había un pequeño problema, el secreto que Sasuke guardaba cada noche de luna llena.
Él no era supersticioso, pero una noche, la duda pudo más que su confianza a su marido, y lo siguió. Grave error. Queriendo confirmar si su marido lo engañaba o no, se metió en donde no debía, o literalmente hablando, se había metido en la boca del lobo.
Lo siguió hasta un bosque, donde permaneció escondido tras unos arbustos. Lo vio de pie un buen rato, tal vez estaría esperando por alguien y los celos lo invadieron de inmediato; su marido estaba bajo el claro del bosque, mirando hacia la luna como poseído por la belleza de ésta. Tal vez tenían razón, el alma del moreno ara amante de esa hechicera blanca que transformaba su cuerpo en algo diferente, una criatura mitad humana.
Entonces el rubio confirmo todas las sospechas de los habitantes de la aldea oculta de la hoja, sus amigos. Lo confirmo sin lugar a dudas cuando el cuerpo del moreno se tornó en algo que tenía un nombre muy característico de esas leyendas mundanas de carácter mitológico que solo los locos se empeñan en propagar como plaga a las mentes de los ilusos. Su amado, su Sasuke, su marido, se había transformado en una bestia que jadeaba y sacaba vapor por su hocico.
No pudiendo creerlo, trato de hacerse hacia atrás, aun mas cuando la criatura pudo olfatear su dulce aroma; ese perfume que su mismo Sasuke le había obsequiado de cumpleaños y que él solo se ponía cuando dormían porque ese mismo aroma les incitaba a hacer el amor, revolcarse en esas sabanas que habían sido testigos de innumerables orgasmos y las paredes confidentes de esos gritos y gemidos como posesos clamando el nombre del otro.
Susurro el nombre de su amado inconscientemente:
-Sasuke –y se dio cuenta de lo que había hecho cuando la oreja de la criatura hizo un movimiento en su dirección con total atención.
Retrocedió mas hasta sin querer pisar una rama que le confirmo a la bestia que se encontraba tras esos arbustos. El animal se acercó sigilosamente como un depredador a punto de devorarse a un conejito, pero ese conejito era rápido, o eso pensaba, bastante hábil por así decirlo y emprendió carrera a un lugar desconocido.
Sasuke lo seguía de atrás sin perderle el rastro, hasta que el rubio no viendo más salida se trepo al árbol más cercano y alto que encontró. Sin quedarse atrás, la bestia comenzó a saltar con intenciones de cazarlo, teniendo su pierna a total alcance.
El rubio comenzó a soltar lágrimas de total impotencia y temor, estaba completamente asustado. Hasta que no vio otra que tratar de usar su razón.
-Sasuke, soy yo –sollozó intentando que no se le quebrara la voz –soy yo mi amor, Naruto –dijo rompiendo en llantos desesperados, hasta que la insistencia de la bestia cedió. Emprendiendo rumbos desconocidos, muy lejos de su rubio.
Naruto permaneció en ese árbol intentando no dormirse por largas horas, hasta que pudo percibir el amanecer en el lejano horizonte. Con mucho cuidado decidió bajar, recordando cómo cada mañana cuando despertaba él amanecía a su lado, con sus fuertes y tonificados brazos rodeando su cintura como no queriéndolo dejar escapar.
Ahora sin miedo, Naruto emprendió camino de regreso a su casa. Al llegar lo hizo con mucha cautela, aun no sabía con lo que se encontraría de regreso. Llego a la sala y vio a su moreno en su forma humana, con una bata sentado, fumado al lado del fuego. Se extrañó bastante, se acercó con mucho cuidado donde el mayor se encontraba mirando al fuego como poseído por alguna otra fuerza sin precedentes.
-Sasuke? –pregunto tímidamente.
-si amor? –le pregunto el moreno desviando su atención del fuego y dirigiéndola a su esposo, que estaba todo sucio y con la ropa algo rota.
-estas bien? –pregunto con un nudo en la garganta y las ganas de llorar a flor de piel.
-porque no lo estaría? –cuestiono no comprendiendo las tontas preguntas de su rubio, quien se veía muy extraño.
El rubio simplemente no contesto, lo miro con una expresión de incógnita en su rostro y decidió abandonar la sala. El moreno por no darle importancia opto por concentrarse en aquella ninfa ardiente que danzaba ante sus ojos.
Dicen que ante el destello del fuego, el hombre lobo quema todos sus recuerdos de una noche de luna llena.
Fin