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G.I.R.L. por Leia-chan

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Notas del fanfic:

Esta es para Suba-chan, mi nii-nii-sempai :D

 

Y gracias por el voto de confianza al entrar a pesar del pésimo resumen.

Marketing no es lo mío

Notas del capitulo:

... esta cosa será tan dulce que empeorará mi diabetes... así que otra advertencia es...

Ten cuidado con tus niveles de kawaii en la sangre XDDDD

... el verdadero humor en todo esto es escuchar mi razonamiento al poner las categorias XDDD

Hay veces en que te apasionas por algo y trabajas duro para ser lo mejor de lo mejor en aquello que te apasiona… sólo para que aparezca algún fulanito de tal para ser mejor que tú y estancarte en el segundo puesto. Y lo hacen sin siquiera sudar. Es frustrante, es odioso, es… es…

Por suerte, Derek aún no había pasado por esa mala experiencia en este juego en línea que había encontrado hacía unos seis meses. Había dedicado horas y horas de sus días y noches equipando su personaje y almacenando artillería. Al fin, había llegado a un punto en el que su nombre era medianamente respetado en aquel servidor y Derek se sentía tan orgulloso. No importaba que sus notas cayeran en picada, que durmiera en clases y que estuviera demasiado cansado para hablar con sus compañeros de clases y hacer amigos. Lastimosamente, esa no era la idea de éxito que tenían sus padres, y una parte de Derek lo admitía. Tenía las prioridades algo desfasadas.

-       Rayos… - se quejó Derek, cuando pensaba en las pocas posibilidades que le quedaban para salvar el semestre. Estaba en clase de gimnasia, sentado en las gradas después de fingir una lesión para escaparse del juego.

Derek barajaba sus posibilidades, que eran muy pocas ya que no quería poner en peligro su reputación en línea, cuando escuchó los gritos y plagueos.

-       ¡La puta que te parió, Samuel! – ese era Ricardo, con su acostumbrado florido lenguaje, imponiendo su gran altura y masa muscular ante el chico más pequeño - ¡Salte de medio de una puta vez! – lo empujó y Samuel dio unos pasos para atrás, sin caerse.

Samuel, el nombre que Ricardo escupía como si fuera mierda en la boca, era el chico menudo, de estatura media, tirando a baja que resultaba ser el chico más listo de la clase. Muy a pesar de Juan Bautista, que era el más estudioso pero uno de los menos atléticos. Samuel, por su parte, no le hacía nada de ascos a los deportes.

-       DEBO bloquearte, Ricardo – respondió Samuel, con la mirada y la voz tan fría como el hielo, manteniéndose firme ante la amenaza física del otro – Estamos en equipos contrarios, por si no lo notaste – agregó, condescendiente.

Ricardo lanzó un gruñido, endureciendo sus facciones e incluso sus puños. El aura de rabia a su alrededor era casi palpable. – Hazte a un lado de una vez, Sammy. Que juegas como una nena – decidió escupir el atleta, sonriendo por su propia ocurrencia.

-       ¿Es eso lo mejor que tu cerebro ahogado en testosterona puede formular? ¿Compararme con una mujer? Como si hubiera algo malo en ellas… - respondió el más pequeño, sin perder la compostura y alzando una ceja. Las chicas del grupo estaban en las gradas contrarias, esperando su turno en la cancha, por lo que escucharon el comentario y todas estaban bridándole su atención a aquella pelea. - ¿En verdad intentas insultarme o…? –siguió preguntando, inmutable a toda la atención que atraía.

-       Maldito… - farfulló Ricardo, dando un paso adelante, decidido a golpearlo, cuando el maestro al fin decidió intervenir.

-       ¡Basta! Esta no es forma de resolver sus problemas – el maestro se puso en medio de ambos, pero mirando a Ricardo, no a Samuel. Sabía que este era lo suficientemente listo como para no reducirse a los golpes.

-       Es verdad, ¿por qué mejor no te muestro lo que es jugar con una nena?  - sonrió Samuel, imitando las palabras del otro.

Ambos acordaron a una partida rápida de baloncesto. El ganador sería el primero en llegar a los 21 puntos. Samuel, a pesar de ser un cerebrito y el consentido de la maestra, era bastante decente en los deportes, cosa que los atletas o seudo-atletas como Ricardo, solían olvidar. Porque tener unos diez kilos más en músculos no hace más ágil a nadie, si se ganan sólo levantando pesas. Ricardo terminó echando al suelo a Samuel muchas veces, es cierto. El más pequeño, obviamente salió algo herido, pero al final del juego, no había forma de escaparles a las matemáticas. Ricardo había lanzado la pelota al aro unas diez veces, pero solo logró encestar cinco de dos puntos y tres de uno. Samuel por su parte, solo hizo siete tiros. De tres puntos. Sin fallar ninguno.

-       Y así juegan las chicas, Ricardo… - dijo Samuel, después del último tiro que le concedió la victoria.

… Y así, Samuel, el cerebrito, se ganó el respeto de muchas mujeres… y el odio colectivo de todos los varones del curso.

Derek no sentía una animosidad especial en contra de Samuel. Tal vez, sólo una envidia ligera porque el chico era mejor en prácticamente todo, pero nunca cruzaron palabras. Eso sí, como Samuel era… popular, Derek lo había oído muchas veces. Y notaba sus expresiones, sus palabras y la calma con que afrontaba cualquier ofensa. Pero nada más. Al llegar a casa, se conectaba al juego y no pensaba ni en Samuel, ni en el colegio, ni en sus padres. Ese día, después de la riña entre Samuel y Ricardo, Derek tenía una importante campaña que organizaron con jugadores de un servidor ajeno al de ellos. Entre ellos, sí había animosidad y Derek era uno de los que más odiaba allí. Se decía que había una chica en el grupo enemigo que coqueteaba con los administradores para obtener los mejores ítems.

Eso no era nada justo. Y lo molestaba particularmente a él, que había sacrificado tanto para estar donde estaba.

Luego de unos quince minutos en línea, esperando a que todos se conectaran y terminando los últimos arreglos, el juego comenzó. Las cosas empezaron lentas, con el chat abierto para ambos equipos sin muchas novedades. Cuando comenzó a calentarse, afloraron los insultos… Era una partida reñida. El equipo contrario no solo tenía una reserva decente, sino también una buena estrategia. Pero su equipo no se quedaba atrás. Y, a minutos de terminar la primera ronda, que Derek se moría por ganar, el equipo contrario salió con un as bajo la manga. Un hechizo poderoso y muy, muy raro de conseguir. El usuario que lo portaba… SAMMYXOXO.

-       That’s our girl!! – tipeó uno del equipo contrario, felicitando a… ¿la jugadora? Derek alzó una ceja. No podía creer que una chica estuviera jugando con ellos.

-       ¿Una chica? ¿SammyXOXO es una chica?

-       Seguro se acostó con el admin para conseguir ese ítem…

-       B.I.T.C.H – se quejaron por su parte los compañeros de su equipo.

-       ¿Es eso lo mejor que sus cerebros ahogados en testosterona pueden formular? – fue lo único que dijo SammyXOXO, antes de que empezara la siguiente ronda.

Pero Derek no se podía concentrar. Esa expresión… “cerebros ahogados en testosterona”, resonaba en su cabeza. La había escuchado antes, ¿no? De hecho, la había escuchado esa misma tarde. Y no era una muy común. No conocía a mucha gente que lo dijera. Es más, sólo sabía de una persona con ese vocabulario… Samuel…

-       No… - río Derek, incrédulo, tratando de no desconcentrarse, pero comenzando a prestarle más atención al chat. Sammy se defendía de vez en cuando y Derek podía imaginarse a Samuel diciendo todas esas palabras. ¿Sería su hermana, acaso?

Su equipo ganó la segunda partida y ambas partes se decidieron por un breve descanso antes de empezar la última ronda. Derek corrió a su celular y llamó a Nina, la única compañera con la que hablaba fuera de clases.

-       Nina, ¿no sabes si Samuel tiene una hermana, una prima…? ¿Algo? – preguntó – Y que sea rápido, estoy en medio de algo muy importante.

-       ¿Y ahora qué soy? ¿Tu esclava o algo para que vengas a mangonearme? – se quejó la chica del otro lado de la línea.

-       Ok, ok. Lo siento. Hola, Nina, ¿cómo estás? Espero que bien. Necesito un favor. ¿No sabes si Samuel tiene una hermana o algo así? – dijo, entre sarcástico e impaciente – Estoy a cinco minutos de empezar una partida de vida o muerte, Nina. ¡Por favor!

-       ¡Ah, tú y tus tontos jueguitos! – bufó Nina, enfadada, pero resignada – Bien, señor “estoy demasiado ocupado para ser amable con mi única amiga”, para su información, Samuel tiene tres hermanas mayores, que deberías conocer. Las gemelas ya son bien grandes y una es doctora y la otra arquitecta, mientras que la del medio esta en la universidad de atletismo…

-       … Sé que no tengo tiempo, pero me urge preguntar cómo rayos sabes eso – no pudo evitarlo. A veces, la curiosidad es demasiado poderosa.

-       Son vecinos nuestros y es de lo único que habla mamá cuando le llegan mis notas y ve que no soy la luz de sus ojos y… - Nina entró en modo “el universo esta en mi contra y todos me odian” y Derek simplemente no tenía tiempo para eso.

-       Ya, ya. Cuéntame luego… - los chicos comenzaban a reunirse en la sala de chat – Que yo tengo que irme… - iba a colgarle, así sin más, cuando oyó un lloriqueó del otro lado – Y muchas gracias, señorita “me sé los mejores chismes del colegio y de la ciudad”. Byeeee… - se despidió y cortó antes de que la otra dijera algo.

Derek se reportó en línea y se puso a pensar en lo que empezaba el juego. Una doctora, una arquitecta y una atleta profesional, ninguna tendría el tiempo para pasarse la noche en uno de estos juegos, ¿no? Entonces… No podía quedarse con la duda. No cuando se trataba de este juego. Tenía que saber. Cliqueó sobre el Nick de la chica y abrió la ventana de mensaje privado.

-       ¿Samuel? ¿Eres tú? – envió y esperó una respuesta que tardó quince minutos enteros en llegar.

-       ¿Quién eres? – fue lo que preguntó Sammy y a Derek casi se le cae la mandíbula de la impresión. No lo estaba negando. Oh, rayos. No lo estaba negando. “No saques conclusiones, no saques conclusiones”, se repetía.

-       Derek, me siento detrás de ti en las clases – respondió, casi temblando y esperó ansioso una respuesta que no llegó hasta el final del juego, que su equipo terminó ganando.

-       No seas tonto – envió Sammy, antes de desconectarse.

Y aunque Derek podía aprovechar dos horas de sueño antes de empezar otro juego, no pudo hacer más que pensar en esa corta conversación. “No lo negó, ni una puta vez”.

El día siguiente fue muy especial. Era una de las pocas mañanas en la que Derek llegó temprano y estuvo despierto durante toda la clase, observando a Samuel. El chico estaba nervioso, mirando para atrás, de vez en cuando. “Rayos, es cierto”, Derek estaba cada vez más convencido, pero… “¿Por qué lo haría?”, era la pregunta que lo detenía. Media hora en la clase y Derek se atrevió a enviarle una notita a Samuel.

-       ¿Eres la G.I.R.L. de anoche? – decía la hoja de papel. Y Derek notó como Samuel se tensaba y luego arrugaba la hoja. Quería verle el rostro. Quería saber que expresión tenía.

Pero Samuel no le respondió en toda la clase, lo que le dio tiempo a Derek para alimentar su paranoia. Ese chico, el cerebrito de la clase, el preferido de las chicas, el centrado Samuel que nunca se pone nervioso… se hacia pasar por chica en los juegos en línea. Derek comenzaba a enfadarse, porque Sammy no era mala jugadora… pero si Sammy era Samuel, significaba que Sammy en verdad coqueteaba por obtener sus míticos ítems. Y eso… eso era imperdonable.

El timbre sonó, dando inicio al receso y Derek se levantó de golpe, con un humor de los mil demonios, dispuesto a… lanzar improperios en voz baja en el baño, cuando sintió que una mano lo detenía. Miró para atrás y era Samuel. No podía ni verlo al rostro. El chico estaba hecho una piedra, con el ceño fruncido y la expresión más agraviada que jamás le había visto… Y había algo tan satisfactorio en todo eso. ¿Qué era?

Samuel lo llevó a un rincón alejado del colegio, para hablar a solas, sin decir una palabra en el camino. Derek tampoco habló, hipnotizado por el inusual despliegue de emociones del “chico cool” de Samuel. Al fin, ya solos, Samuel habló.

-       No se lo digas a nadie – ordenó, serio, pero luego la voz se  le quebró – por favor…

A Derek se le escapó una risita nerviosa. A Samuel se le había quebrado la voz. El chico que era amenazado y golpeado por otros más grandes y que respondía siempre tan calmadamente… A ese chico se le había quebrado la voz.

-       ¡Derek! – llamó Samuel, alarmado. Se veía que no sabía que hacer  y Derek quería matarse de la risa. Si tan solo lo hubiera negado, Derek jamás… habría llegado a ese punto – Haré lo que quieras, sólo… cállate, ¿quieres? – Samuel desvió la mirada sonrojado. El pobre chico estaba tan apenado, que Derek olvidó que no le agradaba para nada. Por un momento, muy, muy corto.

-       Mmm… ¿Lo que quiera? – Derek alzó una ceja y Samuel sudó frío por un momento – Eres un chico muy listo, Sammy… - usó el nombre para picarle aún más – Muy bien podrías hacer trabajo por los dos, ¿no es así?

Samuel lo miró ofendido. - ¿Quieres que haga tu tarea? – preguntó, con una expresión extraña.

-       Y que me ayudes a pasar los exámenes, por supuesto. Mi futuro académico esta en tus manos. Y en las mías… - le mostró sus manos – esta tu secreto… G.I.R.L.

Notas finales:

FIRST CHAPTER UP! XD

espero que le guste a alguien... a Suba-ni-ni-sempai-chan le gustó :3 y quiero compartir felicidad!!

yay!!

en esencia, todos mis personajes son sencillos, buenos, adorables y pedacitos de nubes arco iris :D


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