New Skin.
Lo amaba, él lo amaba con su jodida alma, pero a pesar del amor que le tenía, él lo golpeaba todos los días, echando a la basura las esperanzas de Ichigo. Manchando su rostro, tiñéndolo de ojeras negras y sangrantes. “Sé, que algún día cambiara y seremos felices” Se auto engañaba todos los días para aguantar las golpizas que su marido le propagaba. Pero no fue así.
Aizen nunca cambió, pasaron dos años de matrimonio. Ichigo ya había cumplido veintitrés años, mientras que el castaño tenía veintiocho.
Antes, era un poco más consciente de lo que hacía. Después de las golpizas, le pedía perdón y se marchaba. Las cosas habían empeorado y Aizen no sentía ni un poco de culpa. Le golpeaba sin pena. Un día, Ichigo decidió ir a caminar. Su marido estaba trabajando tiempo extra y llegaría en tres días aproximadamente. Ichigo no pensaba dejar a su amado. Pero quería despejar su mente en algo, necesitaba relajarse. Sus ojos dolían, pero el dolor físico no era nada comparado con el dolor de su herida alma, o su mente. “Lo amo” se repetía mientras caminaba por las calles solitarias y nocturnas de Karakura.
Lo amaba pero… nunca imagino que su relación terminaría así. ¿Por qué justamente era él el golpeado? Fácil, no tenía la suficiente fuerza emocional necesaria para defenderse. Muchas veces, su amiga Rukia le había dicho que tenía fuerza física para golpear de vuelta a Aizen, pero él no se imaginaba haciendo eso. Aunque los dos eran hombres, Ichigo no se atrevía a desafiar a su esposo. “Lo amo tanto que… dejaría que me golpeara hasta la muerte”.
¡Era un pensamiento enfermizo! Nunca se sintió tan… estúpido y mártir. Sobre todo, débil.
***
-¡Ichigo! –Gritaba desesperado al verlo así- ¿Ese hijo de perra volvió a golpearte?
Preguntó un peli celeste de facciones masculinas mientras observaba a un Ichigo sangrante caer al suelo. Le pelea había empezado cuando le contó a Aizen sus posibilidades de trabajo. Se encontraba inútil y como el castaño parecía de buen humor, no dudo en hablarle. Si Ichigo hubiese sabido lo que pasaría, no hubiese tomado el valor para contarle. No podía hablar, solo quería que su mejor amigo de infancia lo salvara.
Le dolían las costillas y todo el cuerpo. La casa de Grimmjow era la que quedaba más cerca. Este le conocía bien, también estaba enterado de los golpes que recibía por parte del “hijo de puta” de Aizen Sousuke. Para ser sincero, nunca le cayó bien. En los primeros años de noviazgo de la “parejita feliz”, sabía que Aizen usaba una máscara y no era quién decía ser. Recordó una conversación con su amor no correspondido. En ese tiempo cuando Ichigo estaba a punto de graduarse en la preparatoria.
Flash back:
-¿Estás seguro? No quiero que sufras. –Chasqueo la lengua.
-Estaré bien. Él me ama y yo lo amo. ¿Qué podría salir mal?
-No lo sé. Ese tío me da desconfianza. Como si escondiera algo.
-Tranquilo, Grimm. –Calmó a su amigo- todo saldrá bien.
Fin Flash back.
“Me mentiste” se dijo en la mente Grimmjow a punto de llorar por el estado de su Ichigo. Como le dolía verlo así. Sabiendo que podía salvarlo. El peli naranja respiraba entrecortadamente recordando la reacción voluble de Aizen, su esposo jamás sería bueno. Nunca serían felices. Se afirmó botando lágrimas de tristeza.
-Deja de llorar, por favor. Sabías que él no era bueno para ti. Debo llevarte al hospital, mi vida. –Dijo con ternura y rabia en la voz.
“Mi vida” Dos frases, seis letras. Cuando su amigo dijo eso, su corazón vivió de nuevo. Hace años no escuchaba algo parecido a “mi amor”. Aizen era demasiado frío. En el noviazgo lo llenaba de regalos cursis y palabritas de amor. Pero Grimmjow tenía razón. Sousuke no era tierno como parecía. Solo quería manipular a alguien. Se acordó de la primera golpiza y las humillaciones.
-Perdón. –Susurró.
-¿Por qué me pides perdón?
-Grimmjow, yo… no te hice caso.
-No pidas perdón. Fui un idiota por no salvarte de ese animal. Pero creí que eras feliz. Joder.
-Entendí… qué… tú eres…
-Ichi –Vio como Ichigo cerraba los ojos con cansancio- mierda.
***
Despertó en una habitación de hospital. Una rosa y una carta con diseño de corazones le llamaron la atención. Se preguntaba quién sería el autor de aquellas cosas. Sonrió cuando se dio cuenta de que era Grimmjow por un “6” gótico al final de la rápida escritura.
“Ichi, me preocupe y llamé a la ambulancia. No quería perderte. Ese perro de Aizen va a joderse, ya lo verás. Nadie, te lo juro, nadie te hará daño, no mientras yo esté vivo. Nadie se atreverá a tocarte de esa forma otra vez. Nadie golpeara a mi fresa… jamás.
6”
Otra carta más fría y sin ningún diseño estaba entre medio de papeles, como pudo, estiró su brazo y alcanzo la carta para abrirla y quitarse la sonrisa tan hermosa que tenía por la carta anterior.
“Lo siento, no pensé que mis golpes te dejarían en el hospital. Creo que me sobrepase. Vuelve a casa después, tenemos que hablar.
Sousuke Aizen”
-No te molestes, cariño. –Murmuró triando la carta al basurero de color blanco- No voy a volver.
4 meses después.
Ichigo cumplió su palabra y no volvió con Aizen. Después de salir del hospital con Grimmjow, cenaron románticamente y se le declaró. No pensaba en eso del amor con su mejor amigo, pero ahora no veía algo malo en ello. Es más… reconocía sentirse atraído por el peli celeste. Lo hacía feliz, le ponía de buen humor. ¡El hombre perfecto! Excepto por su exhibicionismo gracioso.
El castaño estaba preocupándose, no por porque lo quería o extrañaba, sino porque no tenía a quién manipular o golpear.
Sin embargo se aguantaba las ganas de buscar a su esposo. “Si lo busco para manipularlo otra vez, tendré que hacerme el cariñoso y amoroso. Odio hacer eso, ya lo hice una vez y no quiero volver a hacerlo”.
Ichigo se encontraba con Grimmjow comiendo helado en el patio de la acogedora casa. Miraban el césped y conversaban trivialmente.
-Gracias por todo lo que has hecho por mí. –Se sonrieron.
-No me agradezcas. Ahora solo debes dedicarte a ser feliz.
Jaggerjack acarició la mejilla del otro con cariño. Su piel ya estaba normal, y las manchas del pasado… habían desaparecido, tenía una piel nueva. Aizen no se rendiría y buscaría a Ichigo para seguir haciéndole la vida imposible. Pero Grimmjow no dejaría que eso ocurriera. Si era necesario recurrir a su pandilla antigua para que ese maricón muriera lo haría.
***
-Te… amo. –Dijo con un hilo de voz, apretando con sus manos las sabanas.
-Yo también. Sabía que… conmigo… podías ser feliz, bebé
Luego de una sesión de amor y sexualidad, los dos hombres se abrazaron llorando entre ellos por no haber visto la realidad desde hace tiempo. Ichigo se engañaba desde hace tiempo y creía que su amor por Aizen era verdadero, y Grimmjow creía que Ichigo se sentía feliz siendo golpeado. Ahora, las cosas serían diferentes y el peli celeste se encargaría de devolver la felicidad a su fresita, toda la felicidad que perdió en un pasado oscuro y lleno de golpes.
Fin.
(Fue corto, pero eso es lo que dio mi imaginación, GRACIAS por leer)