Capitulo 1: Sonrisa de sangre.
¿Para qué creer en la paz?
Si el odio la consume.
¿Para qué creer en la compañía?
Si la soledad siempre está con nosotros.
¿Para qué creer en el amor?
Si el sexo es más fácil.
¿Para qué creer en la esperanza?
Si nos lleva a la desesperación.
¿Para qué creer en la humanidad?
Si la muerte es parte de la rutina.
¿Para qué creer en dios?
Si no cumplimos con sus ideales de moral.
¿Para qué creer en algo?
Si al final siempre somos los equivocados.
La luna se encontraba en lo más alto del cielo iluminando la noche, esa eterna carcajada le hacía sentir que la locura se encontraba en cada rincón de la existencia.
“La locura no es una enfermedad pero aun así es contagiosa”
Y él lo había comprendido bien, había matado a BJ, había traicionado al Shibusen la escuela a la que había servido toda su vida.
Había llegado al punto en el que se preguntaba ¿todo lo que he hecho hasta ahora valió la pena o simplemente he perdido mi tiempo?
¿Por qué sin importar cuanta gente muriera, cuanta locura se esparciera por el mundo la mañana llegaba como si nada y el sol volvía a salir igual de brillante?
¿Por qué si dios era poseedor de tanta bondad no hacía nada para ayudar a esas pobres almas que parecieran existir solamente para sufrir?
Por eso lo había hecho, por eso había cambiado de dios ¿Qué había de malo en elegir un dios conveniente?
Si de todas formas iban a perderse en la oscuridad porque no podían utilizarla a su favor.
De todos modos, la noche es el perfecto disfraz para un alma negra…
Shinigami no hacía nada, solo observaba como los corazones más fuertes y puros sucumbían ante la fuerza destructora que crecía dentro de ellos.
Y los que se perdían en esa oscuridad eran ejecutados, pero…
¿Merecería alguien ser juzgado sin la oportunidad de pedir perdón?
¿Es de verdad el poder lo que da el derecho de decidir quién va a morir?
“Dejaré que el viento se lleve mi dolor, yo no quiero volver a verlo”
De todos modos el tiempo no cura las heridas, solo nos enseña a vivir con el dolor.
Su fe devota había resultado ser resultado de su propia locura oculta entre la admiración que sentía por shinigami.
“La locura no puede nacer en alguien sin moralidad alguna;
La moralidad es lo que mide la locura.”
Suspiró, pudo ver perfectamente su blanco aliento, era una noche bastante fría y el estar en el techo de un edificio abandonado en medio de un bosque nevado no ayudaba.
Ese edificio era lo que usaban de guarida desde que se había unido a noah, habían capturado al hijo de shinigami y mañana tendría que ir en busca de esa motosierra malhablada.
Hace tempo que no veía al castaño, desde que pelearon en esa montaña nevada en Alaska no se habían vuelto a encontrar ¿Se encontraría bien?
Estaba solo, aracnofobia había caído el día anterior, eso es lo que había dicho el moreno cuando trajo al pequeño shinigami.
Hasta donde sabía, no habían visto su cadáver por lo que debía seguir vivo, alguien tan terco como el no moriría tan fácil.
Sonrió ligeramente ante tal pensamiento, desde hacia un tiempo se había dado cuenta de que el castaño le parecía muy atractivo.
Debía admitirlo, como deseaba sentirse rodeado por esos fuertes brazos.
Como quería que le sonriera, pero, debía resignarse ¿Qué probabilidad había de que eso se volviera realidad?
Ahora tenía que concentrarse en el plan para esparcir la locura, kishin sama era lo más importante ahora, debía dejar de pensar en tontas cosas de amor y…
Un momento ¿había dicho amor?…debió ser una confusión.
Sacudió su cabeza para intentar alejar esos pensamientos.
Mañana seria un nuevo día.
“Las personas cambiaran el mundo
La locura cambia a las personas
La locura cambiará a mundo”
Musito mientras observaba la sangre escurrir de la sonrisa de la luna.