La vida da lecciones, que enseñan a travez de tu propia comprencion.
El joven de mirada de hielo.
Hoy desperté antes. Lo sé porque la caja metálica, que destruye sueños, interrumpe los descansos más placenteros, todavía no ha sonado. Falta una hora.
Pero no tengo planes de seguir con el cuerpo en ese cómodo espacio. Mi departamento es un lio. ¿Cómo es que esta tan desordenado? Pues, no tengo tiempo para ordenarlo, paso los días en la empresa. Y odio la idea de que otra persona, una mujer corpulenta, con cara de perro malo y sin muchas ganas ordene mis cosas… no señor, por algo tengo días libres ¿no?
El orden es complicado, cientos de platos, vasos y cubiertos desparramados por la sala, habitaciones… aunque no hay nada más horrible que limpiar el plato de fideos rancios en el baño… ¿COMO DEMONIOS LLEGO UN PLATO DE FIDEOS AHÍ?
Escucho una suave y dulce melodía, la que caracteriza mis llamados al móvil, debe de ser alguno de la oficina, no importa, no atenderé.
No quiero, me arto estar en la oficina. No importa la hora, siempre recibo llamadas de ahí.
Siempre que sucede algo me llaman. Pero que le puedo hacer… mis empleados, mejor dicho mis amigos, confían en mí, y aunque saben que pueden hacer las cosas solos, prefieren recibir una respuesta de mi parte.
Hace una semana hable con un amigo sobre mi vida, dijo algo sobre “la soledad te rodea”…
Tal vez si, tal vez no… Soledad… ¿Qué es la soledad? No sé, siempre estuve acompañado.
Mis padres murieron hace años en un robo, mi abuelo se ocupo de mi, aunque el viejo fue muy descuidado con todo, le agradezco mucho todo lo que hizo por mí. Volviendo al tema, la soledad es un dolor muy grande. Yo solo he sentido la soledad de no tener padres, claro que es doloroso y ni se imaginan, pero pude salir adelante gracias a mi abuelo.
“Buenas noches amor” fue lo último que dijo mama, “duerme bien” dijo papa, “Nos vemos mañana” Prometieron ambos, pero, aunque ellos lo sentían y lo querían asi, el destino les impidió cumplir sus palabras.
El día esta algo nublado. Suena la alarma. Olvide desactivar el despertador. Y también olvide el desayuno.
Entro en el baño, abro el agua de la ducha. Miro mi rostro bronceado en el espejo. Mis marquitas, recuerdos de múltiples caídas, mis ojos azules, mi piel bronceada. Todo parece nada atreves de de la gruesa capa de vapor que provoca el agua caliente correr libre.
El agua limpia los problemas de mi vida.
La brisa golpea mi cuerpo húmedo.
El murmullo de la vida, profundo y sin final.
Cierro la ventana. Me visto con el primer traje que encuentro, camisa cazadora anaranjada, unos vaqueros ajustados, una campera DC y unas Convers negras. No hay tiempo, tomo unas tostadas y les pongo mermelada…
Y por mas que se que es tarde, me demoro todo lo posible en salir de casa, demoro todo lo posible por caminar a la parada de colectivos, dejo pasar uno, convenciéndome en que va muy lleno. Demoro al llegar al edificio, subo por las escaleras. No hoy no quiero trabajar, de todos modos, ya llegue tarde, es la hora del almuerzo.
Rio suavemente, cuando elegí el color del pasillo estaba pensando en mi niñez, mi padre solía levarme al parque, siempre jugábamos y cuando era la hora del ocaso, nos sentábamos, siempre en el mismo lugar, a contemplarlo… Los hermosos tonos anaranjados, fundiéndose con el azul de la noche…
Noche… el joven que esta con mis amigos tiene el cabello como ella, negro noche, negro al igual que el traje.
- ¿Naruto es el decorador? – pregunta el joven desconocido, los que lo rodean ríen.
- Naruto es el…
- jefe de la empresa dettebayo!- digo con mi mejor sonrisa.
El chico voltea lentamente, en pocas palabas, me dejo sin aire, su piel blanca, tan pálida y… y frágil como la porcelana. Su cabello negro, alborotado, el traje de reuniones… Sus ojos, negros, su mirada fría, tan fría como el hielo, me inspecciona como yo a él. Me mira fijo, posando sus fríos ojos sobre los míos. Siento que puedo perderme en ellos como si fuesen un agujero negro…
Dicen que los ángeles tienen alas blancas y son de cabellos claros y ojos cálidos, yo creo que tienen alas negras, cabello azabache y ojos fríos.
Me siento al lado del joven y empiezo una plática con mis amigos.
El se llama Sasuke, y es del sector 4 B, nunca sale de la oficina, por eso es una incógnita para todos.
Ya todos se están yendo.
- Oye dettebayo ¿me haces un favor?
Y ahí estamos, el llevándome hasta casa, sus suaves y a la vez salvajes labios saborean los míos, desesperantes.
Se quita el traje y yo lo imito.
Su boca es hábil, y precisa pero a la vez torpe e inexperta.
Siento su respiración contra mi cuerpo, sus manos y labios que recorren mi cuerpo…
Fue una larga noche, pero no la ultima…
Pero, la única que recuerdo con exactitud, pues fue la primera que me dormi contemplando su mirada de hielo.