Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El fantasma de la azotea. por TabiiiTa

[Reviews - 12]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esto es algo así como un especial de hallowen... no tiene mucho que ver con hallowen pero hoy es hallowen y aparece un fantasma así que... digamos que es así xD

 

 

Mi nombre es Lee Jinki, tengo 24 años y actualmente soy un estudiante universitario, un muy perdido y desorientado estudiante universitario. Si bien estoy estudiando medicina y es la carrera que escogí por mi cuenta, por no mencionar que tengo excelentes calificaciones, últimamente no me he estado sintiendo cómodo con el rumbo que está tomando mi vida. No sólo son sólo estudios, si no también mi vida en general. Siento la extraña sensación de que debería estar haciendo algo más, como si no debiera estar viviendo mi vida de esta manera y como si el mundo tuviera preparado algo mejor para mí. ¿Qué es ese algo? No tengo ni la menor idea. Es por eso que planeé una visita a mi antigua escuela, que es en donde hace unos cuantos años atrás decidí mi destino.

 

 

 

A primera vista el edificio lucía más pequeño de lo que recordaba, quizás era porque crecí, aunque seguía siendo básicamente el mismo, sólo que un poco más ¿abandonado? Supuse que se debía a que era un día sábado, a nadie le gusta estar los sábados en la escuela. No le di importancia al aspecto un poco tétrico del lugar y entré. 

No tenía las llaves y no se veía ningún cuidador cerca, pero por algún extraño motivo las gigantescas puertas de la entrada estaban abiertas. Sin darle muchas vueltas al asunto, subí al lugar en el que solía pasar mis ratos libres: la azotea.

Cuando entré ya había alguien allí. Era un chico más o menos de mi edad que estaba apoyado en la baranda, tenía un cuerpo bien formado y cabello platinado, vestía unos pantalones negros ajustados y una camiseta blanca sin mangas. Debo decir que era un conjunto de ropa bastante simple, pero lucía genial en su cuerpo bien esculpido, aunque algo fuera de lugar en el clima frío de ese tiempo. Con sólo ese rápido vistazo de espaldas podría decir que era atractivo  y lo comprobé cuando volteó su rostro y miró en mi dirección al escuchar el ruido que hizo la puerta al cerrarse tras de mí.

Fijó sus ojos en mí y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza. Aquel chico tenía unos grandes ojos de cachorro, sus ojos tenían un color casi irreal, era una perfecta mezcla de gris, negro y celeste. Miraba con demasiada emoción hacía mi dirección así que me di torpemente la vuelta intentado buscar lo que veía con tanta fascinación. No había nada tras de mí, salvo la puerta, así que volteé de nuevo hacía él y cuando nuestras miradas se encontraron lo único que pude hacer fue atinar a saludarlo con nerviosismo.

-Hola – dije con torpeza.

-Hola Jin…– me respondió él, y fue extraño por un momento pensé que diría algo más, pero simplemente repitió su saludo – Hola.

-¿Qué haces aquí? – pregunté, intentando hacer conversación.

-Siempre estoy aquí. ¿Qué haces aquí? – me preguntó casi con burla.

-¡Ah! Ya veo, debes ser el cuidador – comenté avergonzado – Yo vine algo así como de visita... es difícil de explicar, pero… estoy buscando algo. – respondí sin siquiera entenderme muy bien yo mismo. Sonrió al escucharme y tenía una sonrisa my bonita.

-Ah…mmm… podría ayudarte – ofreció enseguida.

-Dudo que puedas hacerlo – respondí con amabilidad, esperando no sonar descortés. – Por cierto ¿Cuál es tu nombre?

-Kim Jonghyun. – se presentó.

-Lee Jinki. Un placer conocerte, Jonghyun. – Respondí sonriéndole. Me devolvió la sonrisa y ninguno de los dos supo que decir después de eso. El parecía algo nervioso y ni mencionarme a mí, así que intenté hacer una broma para aligerar el ambiente.

-Así que, ¿vienes aquí cuando quieres evitar el trabajo? – pregunte sonriendo. Debía ser bastante aburrido trabajar de cuidador y pasearse todo el día por ese pequeño edificio sin compañía alguna, eso explicaría él porque me miró con tanta fascinación cuando me vio. Un poco de compañía debía parecer tentadora en esas condiciones.

-¿Eh? – Jonghyun pareció desorientado por unos segundos hasta que captó mi broma – ¡Ah! Eso, sí. Es que hay una bonita vista desde aquí. – Respondió – Mira ven a ver.

Le hice caso y caminé hasta la barandilla llegando junto a él. Observé el paisaje y pude ver un par de montañas, los edificios eran bajos así que se podía divisar claramente una especie de cordillera nevada. El cielo parecía bastantes despejado por allá y las pocas nubes que habían lucían muy esponjosas. Era un lindo paisaje, definitivamente, pero caí en cuenta de algo más: estábamos terminando el invierno y Jonghyun no andaba con nada más que una camiseta  y un pantalón encima. Esperaba que no fuera su uniforme de cuidador o algo por el estilo.

-¿No tienes frío? – pregunté mirándolo de pies a cabeza, su ropa parecía tan delgada que me daba frío sólo verlo.

-Sip – respondió Jonghyun sin darle importancia, yo me quedé viéndolo esperando que dijera algo más y al percatarse me dio una respuesta más larga – No importa cuánto me abrigue no dejo de estar frío.

-Deberíamos volver a dentro entonces – le sugerí.

-No. Estoy bien aquí. – Me respondió sonriendo.

-¿Debería bloquear el viento para ti? – comenté bromeando, pero el asintió animadamente con su cabeza y no tuve más opción que hacerlo.

Caminé hasta su espalda y él se volteó siguiéndome atentamente con la mirada. Abrí mis brazos lo más que pude y de pie frente a él intenté bloquear el viento con mi cuerpo. Debí resultar gracioso porque se rió y de una manera tan deslumbrante que me quitó el aliento por un instante. Él debió notar mi cara de idiota embobado porque me miró con curiosidad.

-¿Estás bien? – me preguntó.

-¡Sí! – respondí a toda velocidad mientras bajaba mis brazos y me daba la vuelta rápidamente, mis mejillas debían estar rojas por la vergüenza – Recordé que tengo algo que hacer. Lo siento. Tengo que irme. – me excuse dispuesto a huir.

Me dispuse a caminar a paso acelerado, pero antes de que pudiera llegar a la puerta Jonghyun sujeto mi brazo.

-Espera – lo escuché decir.

Y Jonghyun tenía razón. Estaba muy frío. Tanto que sentía sus dedos congelados incluso bajo la tela de mi chaqueta. Me volteé para verlo y además de su gélido toque me sorprendió mucho más ver su rostro afligido y su mirada suplicante dirigida hacia mí.

 

-¿Vendrás otra vez? – preguntó ansioso.

-Emm… yo… claro, sí…mmm… vendré la próxima semana – respondí aún perturbado por su expresión. Dio un suspiro de alivio y me soltó.

-Nos vemos entonces – se despidió con una sonrisa algo triste.

Después de parpadear desconcertado un par de veces me despedí también y camine hacia la salida. Me sentí un poco mal al dejarlo así sin más,  así que me volteé para decirle algo más, como que fue un placer conocerlo o que esperaría con ansias el sábado, cualquier cosa para animarlo, pero por mucho que miré en todas las direcciones no había rastro de él en la azotea.

 

 

Fue extraño. Realmente muy extraño. Incluso después de haber pasado varios días, llegué al punto de pensar una y otra vez en mi encuentro con Jonghyun, si es que había sido real y no lo había imaginado. Jonghyun había desaparecido de la nada en aquella azotea, después de buscarlo con la mirada por toda la terraza incluso me acerqué a la barandilla para asegurarme de que no se había suicidado. Y seguía sin haber rastro de él.

Decidí contarle lo ocurrido a mi primo Taemin, era algo así como mi  confidente en caso de emergencias y esa era claramente una emergencia. Estaba a punto de volverme loco por culpa de ese cuidador llamado Jonghyun. ¿Cómo demonios había desaparecido así de repente?

-¿Estás seguro, hyung? – Esa escuela fue cerrada hace tres años y hace un año la abandonaron, ni siquiera debería tener un cuidador. – me decía Taemin mirándome extrañado.

-¡¿De verdad?! – pregunté ofuscado, ¿así que no era un cuidador? – Pero Jonghyun dijo que estaba siempre allí… - murmuré sin entender nada.

-Quizás es un vagabundo que usa la escuela como refugio – comentó él, tratando de ayudarme a llegar a una explicación lógica.

-No lucía como uno – repliqué.

-¿Tal vez un saqueador? – sugirió.

-No me habría dejado salir con vida después de ver su rostro- repliqué otra vez.

-Entonces debiste haberlo soñado – declaró finalmente Taemin quedándose corto de ideas.

-No Taemin, estoy casi seguro de que no fue un sueño – respondí

-No sé, hyung. ¿Deberíamos ir a investigar? – sugirió.

-Podrías acompañarme este sábado, quedamos de vernos.

-Wow Jinki hyung~ ¡Eso es una cita! – exclamó emocionado Taemin.

-¡Claro que no! – objeté. Definitivamente no era un cita, simplemente era un encuentro

-Está bien, hyung, como tú digas. Iré contigo, aunque si veo que comienzo a ser el mal terció me iré enseguida – amenazó Taemin dirigiéndome una mirada picara que preferí ignorar.

 

 

El sábado llegó y Taemin y yo fuimos a la escuela. Al saber que estaba abandonada ahora era mucho más consciente de su aspecto tétrico, el edificio estaba bastante deteriorado, sucio y viejo. De nuevo gracias a que las cerraduras estaban en mal estado pudimos entrar sin problemas y subir hasta la azotea. No había rastro de Jonghyun allí y traté de ocultar mi decepción, aun era temprano y no habíamos fijado ninguna hora.

-¿Seguro que quedaron de verse hoy? – me preguntó Taemin mirando en todas direcciones intentado encontrar a Jonghyun.

-Sí, Taemin – Respondí, dando un largo suspiro y dirigiéndome a la barandilla con pasos lentos.

-¿Entonces por qué no está aquí? – exigió saber Taemin, como si yo lo supiera.

-No lo sé, quizás se retrasó o lo olvidó – comenté.

-O quizás fue un sueño – replicó Taemin con terquedad.

-Ya te dije que no fue un sueño. Sus manos estaban muy frías y se supone que en los sueños no se siente frío ni calor. – Respondí, mirando el paisaje que había visto una semana antes con Jonghyun. Había muchas más nubes y la cordillera era apenas visible.

-¿Así que te tocó? – Preguntó Taemin con tono sugerente – No me habías contado esa parte.

-¡Taemin, ese no es el punto! – exclamé con frustración. No podía creer que estuviera siendo así cuando Jonghyun podría llegar en cualquier momento, si es que llegaba.

-Ni siquiera lo estás negando – continuó bromeando y riéndose de mí – Ya hyung, sólo quería saber que tan lejos llegaste con tu flechazo. – dijo después de ver que trataba de ignorarlo.

-No me fleché con él – respondí sin mirarlo. Taemin se acerco a mí y con su rostro muy cerca del mío comenzó a picar mi mejilla con su dedo.

-¿Así? ¿Entonces por qué estamos aquí? – preguntó divertido.

-Por curiosidad, claro. Sólo quiero resolver el misterio de su desaparición. – respondí sin dejarme intimidar por Taemin. En realidad estaba mintiendo, si volví fue por esos ojos de cachorro abandonado que puso Jonghyun cuando me pidió volver.

-Mmm, fingiré que te creo – declaró Taemin alejándose de mí y apoyándose en la baranda a mi lado. – Quizás sea un mago. – Comentó Taemin, reiniciando  nuestro juego de adivinanzas sobre quien era Jonghyun. Habíamos hecho eso toda la semana y Jonghyun había llegado a ser desde un desorientado turista a un gánster huyendo de la policía, cada posibilidad más descabellada que la primera.

-¿Un mago? Tiene mucho más sentido de lo que creí – comenté entrecerrando mis ojos y haciendo una pose de detective. En realidad los magos podían hacer esas cosas ¿cierto?

-Si consigues que el mago sea tu novio dile que me enseñe un par de trucos ¿sí? – pidió Taemin emocionado. Simplemente lo ignoré, no discutiría sobre algo sin sentido. Apenas había visto a Jonghyun una vez y Taemin ya quería que fuéramos novios…

Esperamos, esperamos y esperamos aún más, pero Jonghyun no apareció. Ni mencionar lo decepcionado que estaba, él fue quien me pidió volver y ni siquiera se aparecía. Había esperado toda la semana para verlo y preguntarle como había hecho para desaparecer de repente y pues nada, ahora estaba peor que antes. Era mejor tener curiosidad a estar decepcionado.

 

 

Decepción, frustración, desilusión. Estaba desastrosamente desilusionado por no haber visto a Jonghyun. Y es que no podía quitar si mirada anhelante de mi cabeza, no creía que me hubiera pedido volver de esa manera tan necesitada sólo para dejarme plantado. Además su desaparición era en serio tan perturbarte. La frustración era tal que decidí volver otra vez.

Este sábado cuando abrí la puerta de la azotea, él si estaba allí, sentado en el suelo apoyando su espalda en la barandilla. Al verme sonrió de inmediato y le habría devuelto la sonrisa de no ser porque estaba enfadado con él.

-No estabas aquí – le reclamé enseguida ocultando mi emoción de que estuviera allí. – ¿Es una costumbre tuya invitar a las personas y luego no aparecer?  – Lo mínimo que esperaba eran unas disculpas, pero él tenía otra estrategia.

-Sí, estaba aquí. – respondió con toda la calma del mundo, como si en realidad no hubiera hecho algo tan malo como dejarme plantado.

-Mentiroso. Busqué por toda la azotea y no te vi – repliqué.

-Eso es porque soy un mago – declaró con una sonrisa juguetona. Había sólo dos posibilidades: en realidad Jonghyun era un mago o había estado allí el sábado escuchando mi conversación con Taemin y se estaba burlando de mí. Por su sonrisa traviesa, me inclinaba más hacia la segunda.

-¿Escuchaste mi conversación con Taemin…? – pregunté sorprendido.

-Si – respondió él con simpleza.

-¿Cómo…? – pregunté con desconfianza.

-Así… - respondió Jonghyun dándome una mirada traviesa antes de desaparecer de mi vista. Alarmado giré mi rostro en todas direcciones buscándolo con la mirada pero no podía verlo, simplemente había desaparecido.

-¿Jonghyun? – lo llamé algo asustado.

Lo sentí tocar mis hombros con sus manos y me dio el susto de mi vida mientras aparecía de improvisto tras de mí y me decía ‘Bu~’. Mi corazón latió a mil por hora del puro susto, por no mencionar que su anormal temperatura hizo que me quedara como una estatua.

Me volteé rápidamente dispuesto a regañarlo, enfrentarlo y a golpearlo si era necesario, pero al parecer lo hice demasiado rápido y de alguna manera quedamos demasiado cerca. Cómo si no hubiera sido suficiente con el susto, el ver sus ojos clavados en los míos hizo que el corazón me diera otro vuelco. Allí iban desperdiciados días años de mi vida.

Lo empujé lejos y me alejé de él como si tuviera la peste.

-¿Qué fue eso? – pregunté nervioso e incrédulo. – ¿De verdad eres un mago?

-No – respondió riendo.

-¿Entonces…? – pregunté curioso.

-Soy un fantasma – respondió él con toda la honestidad del mundo. De no haber sido porque era una locura le habría creído enseguida, pero simplemente comencé a reír a carcajadas.

-No bromees – le dije, aun riendo – Si fueras un fantasma ¿Cómo pudiste tocarme y como es que te veo? – cuestioné incrédulo.

-Hay algunas personas que tienen el don de ver a los muertos y claro, puedo materializarme cuando quiero, así es como te toqué – respondió el sin darle importancia.

-Sí, claro – dije, aun sin creerle y rodando mis ojos. – Es más creíble el que seas un mago.

-Si quieres puedo probarlo. – dijo despreocupadamente. – Intenta tocar mi mano.

Le di una mirada sospechosa mientras estiraba su brazo izquierdo y me mostraba la palma de su mano. Me acerqué a él nuevamente e hice lo que me dijo con desconfianza. Intenté tocar su palma, pero no lo conseguí, mi mano atravesó la suya. Mis ojos se abrieron instintivamente y volví a intentarlo, pero mi mano seguía atravesando la suya como si intentara tocar el aire.

Cualquier persona normal y con un poco de sentido común habría salido corriendo en ese mismo momento, porque ya estaba claro que no se trataba de un mago, pero como yo claramente no soy una persona normal sólo me quedé de pie allí intentando que mi cerebro encontrara una explicación lógica. Seguí intentando tocarlo un par de veces y Jonghyun con esa sonrisa burlona en su rostro volvió a materializarse justó a tiempo para capturar mi mano, volví a abrir mis ojos sorprendido, había olvidado lo frío que era.

Me quedé allí totalmente petrificado y parpadeando como un estúpido, esperando a que Jonghyun dijera algo.

-¿Ahora me crees? – preguntó con una sonrisa triunfante.

-Al menos que seas un mago con hipotermia, creo que sí… - respondí aun no demasiado convencido.

-Te aseguró que no soy un mago. Esto es todo de mí. Soy un fantasma. – afirmó el.

-Fantasma – Repetí, saboreando aquel término para que mi cerebro lo asimilara. Eso explicaría sus manos frías y el cómo desapareció… - Así que… ¿Por qué estás aquí? – pregunté, no tenía mucho más que decir después de su revelación, mi cerebro estaba en coma.

-Estoy atado a esta azotea – declaró -  Esperando a alguien.

-¿Ese es cómo tu asunto pendiente? – pregunté. Había visto un par de películas de terror en donde los fantasmas rondaban por el mundo de los vivos porque les quedaba algo por hacer y su alma no podía descansar en paz, un asunto pendiente.

- Sí – respondió.

-Debe ser alguien realmente importante si sigues esperando. ¿Es tu novia? – No quería indagar tanto en su vida, pero era inevitable.

-No – respondió, dándome alivió por unos segundos – Es mi primer amor – Bueno, eso era peor, el primer amor es mucho más fuerte que cualquier novia. No sé porque pero me disgustó la idea de que esperara por alguien.

- Ya veo, pero ¿por qué la esperas aquí? ¿Fue aquí donde se conocieron o algo así? – pregunté.

-No, no, supongo que es porqué aquí fue donde morí. – Eso me tomó por sorpresa, si bien estaba a punto de asimilar el hecho de que Jonghyun era un fantasma mi cerebro no lo había relacionado a la muerte.

-¿De verdad? ¿Cómo? – pregunté con curiosidad y miedo.

-Salté de la barandilla – declaró sin expresión.

Me di cuenta de mi falta de tacto demasiado tarde, Jonghyun desvió su mirada y agachó la cabeza, sentí como si su habitual luminosidad se apagara. Creí estar echándole sal a la herida, así que deje de hacerle preguntas después de eso.

Volteé de nuevo hacía la baranda y apoye mis codos allí. Inconscientemente miré hacia abajo, estaba demasiado alto y casi me dio vértigo, no podía imaginar como Jonghyun había tenido el valor para saltar.

-Debe ser solitario esperar – comenté luego de unos minutos de silencio.

-Lo es – respondió el, colocándose a mi lado y mirando al frente, o en realidad a la nada.

- Si quieres puedo hacerte compañía. Yo estoy buscando algo o más bien una respuesta, así que podríamos… no sé… hacernos compañía mientras tanto – ofrecí sin demasiada convicción sin saber el por qué de mi repentino nerviosísimo, no era como si le estuviera pidiendo matrimonio.

-Eso sería genial – Respondió dándome de nuevo una sonrisa triste, como aquella que me dio cuando le prometí volver. Era una sonrisa que no alcanzaba a llegar a sus ojos, lo traduje como que se alegraba de la idea pero no sería suficiente para deshacerme de su soledad.

 

 

Sólo eso bastó para que selláramos como un pacto tácito y para tenerme yendo allí cada vez que tenía tiempo, que en general no era mucho.  

Cada vez que iba Jonghyun me recibía con una amplia sonrisa y por el contrario cuando llegaba la hora de marcharme parecía un cachorro herido. Varias veces me vi tentado a quedarme más tiempo con él, pero era un universitario casi sin vida y apenas podía ir los sábados, y al hacerlo tenía que dejar todos mis deberes para el día domingo.

Además del hecho de que Jonghyun fuera un fantasma –Oh sí, ya me había creído su historia por completo–, era extraño en sí. Solía mirarme por mucho tiempo sin decir nada, como si contemplara algo de extremo valor… no sabía por qué, pero su mirada se volvía extraña cuando me miraba, nunca había visto a nadie verme de esa manera y era algo perturbante, generalmente me ponía nervioso y me movía inquieto hasta que se me ocurría decir algún un chiste y Jonghyun cubría sus ojos para reír.  El nerviosismo que me provocaba se acumulaba en mi estomago revolviéndolo y todo salía expulsado en forma de sonrisas. Cuando estaba con Jonghyun sonreía mucho.

Me hacía sentir extraño, de una buena manera.

Me gustaba escuchar sus historias de cuando estaba vivo. Solía contarme sobre sus travesuras, Jonghyun parecía muy valiente y le encantaba divertirse haciendo tonterías. Escucharlo contarme sus anécdotas me daba una sensación de familiaridad, como su hubiera escuchado esas historias antes.

Luego de más o menos un mes de la compañía de Jonghyun había olvidado por completo el por qué de mi visita a la escuela aquella primera vez. Y aun sin necesidad de estar pensando en ello, o de buscar más, sentía que el vacio en mi interior se hacía cada vez más pequeño. Como si el lugar en donde debiera estar fuera haciéndole compañía a Jonghyun. Llegué a la conclusión de que no tenía la necesidad de vivir mi vida de otra manera, simplemente me faltaba completar la de ahora y había logrado hacerlo gracias a Jonghyun. Entonces, como inconscientemente él me había ayudado, decidí que era mi turno de ayudarlo a él.

 

 

Un día, cuando estábamos ambos sentados con la espalda apoyada en la baranda, como de costumbre, decidí comenzar con mi plan de ayudarlo.

-Jonghyun… la persona a la que estás esperando… ¿Cuál es su nombre? – Intenté irme por las ramas, no quería parecer un entrometido y nuestra conversación anterior había sido demasiado agradable como para que yo arruinara el ambiente.

-¿Tienes curiosidad? – Jonghyun se volteó a verme con los ojos entrecerrados y tratando de contener una sonrisa burlesca, estaba acostumbrado a esa clase de sonrisas de su parte.

-Más que eso… mmm... – balbuceé nervioso – quiero ayudarte a encontrarla.

No sabía por qué pero justo después de hablar imaginé a Jonghyun con su primer amor y una punzada demasiado parecía a los celos se clavó en mi pecho. No debía estar pasando, ya lo había pensado y planeado, se suponía que estaba listo para ayudarlo a buscar en toda Corea del Sur a su primer amor.  ¿Si quiera podía sentir celos por alguien muerto? Supongo que sí, porque eso sentí en aquel momento.

Pero no fue eso lo que me hizo querer tragarme mis palabras, la sonrisa de Jonghyun se había apagado por completo. Su expresión había sufrido un repentino cambio, pasó de mirarme con burla a mirarme ¿dolido?

-¿Por qué? ¿Quieres que me vaya? – preguntó con el ceño fruncido.

-¿Eh? – Balbuceé desconcertado, sin entender a que se refería. - ¿Qué quieres decir? ¿Irte por qué?

-Cuando resuelva mi asunto pendiente iré al otro plano, tú mismo lo dijiste – declaró evitando mirarme.

-Oh, lo había olvidado – Lo había mencionado antes en una de nuestras tantas conversaciones, pero no es como que fuera un vidente ni mucho menos, aquella vez sólo lo dije como suposición ¿Qué demonios sabía yo sobre fantasmas? – No lo había pensado de esa manera – murmuré, demasiado concentrado en el revoltijo de mi estomago y en la repentina presión sobre mi pecho como para decir algo coherente.

No lo había pensado, de verdad. Jonghyun se iría y al imaginarme sin verlo más, sin ver sus sonrisa, sin escuchar sus tonterías, la angustia se me acumulaba en la garganta impidiéndome decir cualquier otra cosa. Jonghyun ya era parte de mi vida,  una parte de importante que no quería perder.

Permanecí en silencio por un buen tiempo, Jonghyun también, y no me atreví a mirarlo. Cerré mis ojos intentando no pensar en su partida, era un hecho que no estaba listo para enfrentar aún. Di un gran suspiro y escuché a Jonghyun hacer lo mismo. Ya que había arruinado gran parte del momento, decidí arruinarlo completamente de una vez y le hice una pregunta que hace tiempo había estado rondando en mi mente.

-¿Por qué te suicidaste? – me sorprendí al formular aquella pregunta sin filtro alguno. La herida seguía abierta y yo le estaba echando sal, por así decirlo. Jonghyun me había contado que había muerto sólo un poco antes de nuestro encuentro en la azotea. Qué gran capacidad de tacto tenía para hacer una pregunta tan delicada, nótese mi sarcasmo.

Lo observé atentamente y lucía sorprendido e incómodo, cómo no estarlo con mi pregunta indiscreta.

-Sabía que me lo preguntarías en algún momento – respondió, tratando de recuperar su expresión calmada. Luego dio otro gran suspiro y comenzó a contarme su historia.

«Tenía una mala reputación.

Era el irresponsable, despreocupado, libertino y violento Kim Jonghyun. La primera impresión es la más importante y me encargué de marcar la mía erróneamente.

Fue inevitable. Mi padre me daba palizas de vez en cuando y no quería que los demás se enteraran así que inventaba inexistentes peleas con pandilleros, quería divertirme para olvidar los problemas de casa e iba a fiestas todos los fines de semana. Así fue como por escapar de un problema me metí en otro y tuve que cargar con una fama que no era real.

Intenté cambiar la imagen que tenían los demás de mí, mostrarles que no era sólo el encargado de encontrar las mejores fiestas o el matón que se metía en peleas cada fin de mes. Pero no lo conseguí.

No tenía muchos motivos para vivir y  no quería seguir viviendo de esa manera así que un día simplemente salté.»

No me dio muchos detalles, pero no los necesitaba, podía imaginar claramente por lo que había pasado. Me mantenía fijamente mirándolo pero el miraba a la nada, aun así pude ver el vacío en sus ojos. No había tristeza ni dolor, simplemente un vacío que me perforaba el alma.

Probablemente la vida de Jonghyun fue muy solitaria, me hubiera gustado estar junto a él para darle ánimos. En el pasado no pude, pero en aquel momento sí.

Intenté tomar su mano, pero mi mano atravesó la suya casi como si se tratara de aire y recordé dolorosamente que Jonghyun era un fantasma. Me sentí un poco estúpido por mi intento fallido de consuelo y me iba a retractar de mis actos, pero el sonrió con tristeza otra vez, esa tristeza que tanto me molestaba ver en él, y me dieron muchas más ganas de consolarlo.

-Materialízate – le ordené y en cuanto lo hizo me acerqué a él y lo envolví en mis brazos.

No solíamos tener demasiado contacto físico así que había olvidado lo frío que se sentía tocarlo. Y estaba frío, estaba malditamente frío y si de por sí la temperatura de la azotea era baja casi me congelé cuando lo abracé. Era como abrazar a un cubo de hielo o  un cadáver quizás fuera una mejor comparación, nunca había abrasado a un cadáver así que no podía comparar realmente.

Pero me equivoqué, no era como abrazar a un cubo de hielo ni a un cadáver, no cuando Jonghyun correspondió mi abrazo en seguida, y rodeó mi cintura con sus brazos mientras hundía su rostro en el hueco entre mi cuello y mi hombro,  me atrevería a decir que casi con necesidad.  Y menos cuando su temperatura aumentaba a cada segundo recordándome más a la de alguien vivo.

Jonghyun no era sólo un muerto errante, Jonghyun era simplemente Jonghyun. Ese Jonghyun al que abrazaba con fuerza y al que intentaba consolar.

Pensé que de estar vivo, podría haber sentido su respiración en mi cuello y me habría puesto nervioso, pero a quién engañaba, el sólo tenerlo así de cerca hacía que un escalofrió me recorriera el cuerpo y no, definitivamente no era el frió porque el cuerpo de Jonghyun estaba a una temperatura mucho más normal y cálida.

Ya no me importaba si estaba vivo o muerto, simplemente quería deshacerme de su tristeza. Y desde entonces Jonghyun dejo de parecerme frío.

 

 

Decidí no recurrir a Taemin esta vez, la última vez –y la única–  que le conté mis preocupaciones sobre Jonghyun, cuando quedamos de encontrarnos por primera vez, no había hecho más que burlarse de mí. Podría ser mi primo favorito y todo pero no planeaba soportar sus bromas de nuevo. Mucho menos cuando lo que tenía que decir era aun más descabellado que aquella vez.

Tenía dos opciones, en realidad tres, pero había decidió eliminar la tercera porque no podía mantener todas las inseguridades en mi interior, necesitaba contarle a alguien. La primera era hablar con Kibum. Él tenía mucha experiencia de vida a pesar de ser más joven que yo, además era de esas personas que todo lo sabe y que si no lo inventan. Probablemente me daría buenas respuestas. La segunda opción era Minho, el reservado y astuto Minho. Él a diferencia de Kibum, era de aquellos que permanecían en silencio y que con una sola mirada podían leer cualquier situación, solía hablar poco pero siempre decía lo justo y lo necesario.

Me inclinaba más a hablar con Minho, no es que no confiara en Kibum pero a la hora de las bromas era peor que Taemin y mucho más cruel también. Y bueno, no creí que reaccionaría bien cuando le contara lo de mi amigo fantasma, probablemente terminaría encerrándome en un manicomio.

 

 

Minho fue la mejor opción, definitivamente. Ni se inmutó cuando le conté sobre la ‘condición’ de Jonghyun. Su reacción fue buena y habría sido aún mejor si no le hubiera contado mis otras preocupaciones.

-Veras ese no es todo el problema... ¿crees que se puede sentir ‘atracción’ por un fantasma? – pregunté con algo de vergüenza. Me miró sin decir nada, eso indicaba que quería más detalles. – Jonghyun tiene un algo que me atrae hacia él, no es un magnetismo más bien es como la necesidad de estar junto a él. Se podría decir que me agrada mucho y al pensar en que se irá en algún momento siento algo retorcerse en mi estomago. ¿Qué crees que signifique eso?

-¿Te gusta un fantasma, hyung? – me preguntó incrédulo. Quizás no había sido tan buena idea decírselo.

Opté por el silencio, ya lo sospechaba, pero si Minho lo confirmaba debía ser cierto porque él era muy asertivo.

-Hyung, no quiero acabar con tus ilusiones, pero dijiste que se irá. ¿Y cuando eso pase que será de ti? No es posible que haya nada entre ustedes. Será mejor que te deshagas de tus sentimientos hacia él. – Minho no intentaba ser cruel, lo decía pensando en mi bienestar, pero lo fue. Con crueldad y honestidad me hizo consciente de la cruda realidad que había estado tratando de ignorar hasta entonces.

-Tienes razón – dije con un intento vago de sonrisa.

Minho palmeó mi hombro para darme ánimos, pero nada podría animarme en ese momento.

Quizás habría sido mejor idea ir con Kibum, él ni siquiera me habría creído, me habría enviado a un manicomio en donde me tendrían amarrado a la cama y sedado. Y eso sonaba mejor que escuchar las palabras de Minho que se taladraban en mi mente con una eficacia dolorosa, porque allí encerrado y drogado en calidad de loco no habría sentido la gigantesca grieta que se formaba en mi corazón.

 

 

Me pasé el resto de la semana deprimido por las aplastantes palabras de Minho, o más bien por la realidad en sí. Mi realidad. Esa asquerosa realidad que incluía a Jonghyun lejos de mí. Era la primera vez que me gustaba alguien con tanta intensidad y… estaba muerto. Como si eso fuera poco dentro de un tiempo se iría para siempre. Pero maldición, de todas maneras me sentía irremediablemente atraído hacia él. Casi me atrevería a decir enamorado. ‘Casi’ porque me quedaba un poco de cordura. Sólo un poco, la suficiente como para no admitir mi enamoramiento por un fantasma, pero no la suficiente como para dejar de de pensar estupideces sobre ello.  Y por ello me hallaba pensando en retenerlo.

Si le pedía que se quedara ¿Lo haría?

Me habría gustado creer que sí. Me habría gustado creer que ese brillo en sus ojos aparecía sólo cuando me veía a mí. Me habría gustado creer que aquella mirada especial que me daba cuando me observaba atentamente significaba algo. Y más que nada me habría gustado creer qué ese algo era el mismo algo que yo sentía por él.

Cuando llegó el sábado ya tenía una decisión tomada: dejaría de ir a ver a Jonghyun. Minho tenía razón, Jonghyun se iría y yo quedaría con el corazón destrozado,  el no verlo también me dolía pero lo mejor era acabar con todo de una vez. Quizás era un poco cruel y desconsiderado de mi parte desaparecer de improvisto sin siquiera despedirme de Jonghyun, pero no creía ser capaza de soportar la despedida. Además Jonghyun se iría en cualquier momento ¿Qué importaba si yo adelantaba un poco el proceso de separación? Bien, eso no me hacía sentir mejor pero no me quedaba otra opción.

Sin embargo el día transcurría y no podía lidiar con la culpa y con la sensación de estar haciendo lo incorrecto. Y para la tarde del mismo día sábado ya había cambiado de opinión. Bastó recordar la mirada vacía de Jonghyun por su soledad e imaginar su rostro bañado de tristeza al no verme llegar, para que yo estuviera como un loco corriendo por las calles de Seúl.

Había sido un egoísta al tratar de proteger mi corazón  y no pensar en el de Jonghyun. Era un maldito egoísta. Y por eso mismo iba a buscarlo para pedirle que se quedara.

Había recapacitado y esperaba que a tiempo. ¿Cómo podía haber pensado en abandonarlo? A sabiendas de su soledad no podía dejarlo. No podía simplemente dejarlo ir. Ya me había dado cuenta de que mis sentimientos por él eran mucho más fuertes de lo que imaginaba, había perdido cualquier rastro de cordura porque estaba enamorado de un fantasma.

 

 

Después de quince minutos de carrera ya había recorrido la mitad del camino, generalmente habría tardado media hora en recorrer esa distancia a pie. Seguía pareciendo un loco mientras corría a todo lo que daban mis piernas y a penas era consciente de mi alrededor, pero eso no me impidió ver a un pequeño niño de tres años intentando cruzar la calle por su cuenta.

Me detuve de golpe por el susto. Con la respiración agitaba contemplé como el niño comenzaba a cruzar la calle y era tan pequeño que dudaba que los conductores pudieran verlos desde sus auto. Los autos iban en todas direcciones y uno estuvo a punto de atropellarlo. Se me paró el corazón al verlo.

Sin pensarlo demasiado emprendí la carrera hacia él. No intentaba hacerme el héroe, pero ¿cómo podría dejar que un pequeño niño fuera asesinado frente a mis ojos?

Esquivé los autos como pude, fue la hazaña más loca que había hecho en mi vida y sentí la adrenalina siendo liberada en mi cuerpo. De alguna manera logré llegar junto al niño sin ser arrollado por los autos. Iba a  tomarlo en mis brazos pero un auto a toda velocidad venía en nuestra dirección, el conductor intentó frenar al verme pero era demasiado tarde, ni siquiera tuve tiempo de esquivarlo. Lo único que pude hacer fue envolver al pequeño en mis brazos e intentar protegerlo con mi cuerpo.

Cerré los ojos esperando el impacto y en esos milisegundos de incertidumbre sólo un pensamiento pasaba por mi mente repitiéndose como un mantra. Necesito ver a Jonghyun.

Cuando sentí el impacto del auto contra mí, fue como si una pared se me hubiera caído encima. Todo mi cuerpo lo sintió y especialmente mi cabeza. Mantuve mis ojos fuertemente cerrados y contuve la respiración esperando que el dolor desapareciera.

Y despareció.

Abrí mis ojos para ver al niño entre mis brazos y afortunadamente estaba bien igual que yo. Intenté levantarme, pero al ponerme de pie sentí mi cuerpo caer de golpe al suelo. El impacto del golpe debió ser más fuerte de lo que imaginé.

La gente comenzó a congregarse a nuestro alrededor  preguntándonos si estábamos bien, algunas personas nos miraban escandalizados mientras una que otra intentaba llamar a una ambulancia. Les dije a todos que ambos estábamos bien y me levanté, la adrenalina debía seguir  recorriendo mis venas porque no sentí ningún dolor ni malestar. Le pedí a una joven que me miraba algo asustada que se hiciera cargo del niño que estaba llorando. Y salí corriendo de nuevo a toda velocidad. Necesitaba ver a Jonghyun.

 

 

Jinki no hacía más que pensar en Jonghyun. Por eso no notó como el niño había comenzado a llorar al ver la sangre salir profusamente de su cabeza. Tampoco notó como las personas a las que le repetía que estaba bien no podían escucharlo ya, y que la chica que lo miraba asustada era una vidente. No notó como cuando se levantaba su cuerpo quedaba tendido en el pavimento, ni mucho menos notó que en ese momento había muerto y que entonces había convertido a Jonghyun en su asunto pendiente.

Llegó junto a Jonghyun en cosa de minutos, que le parecieron eternos. Cuando abrió la puerta además de tristeza el rostro de Jonghyun tenía otra expresión en él. Sorpresa y algo de culpa. Caminó hasta a él casi temblando, Jonghyun estaba boquiabierto y lo observa con una mezcla de preocupación y ternura que Jinki no supo descifrar.

-Jonghyun…. Lo siento, planeaba dejar de venir, pero no pude. Lo siento, sólo estaba siendo egoísta y pensando en mí. No volveré a intentarlo, pero tu ¿Puedes… puedes dejar de buscar a tu primer amor? No quiero que te vayas yo… - Estoy enamorado de ti, esas palabras se quedaron atascadas en su garganta y antes de poder sacarlas Jonghyun respondió ignorando todo lo anteriormente dicho por él.

-Eso es imposible, ya lo encontré – en aquel instante Jinki escuchó como su corazón se partía en dos. Y su rostro se contorsionaba intentado retener sus lágrimas – Ya lo encontré – repitió Jonghyun. – Te encontré hace mucho tiempo – declaró haciendo que Jinki abriera los ojos de golpe.

- ¿Encontrarme a mí? – preguntó Jinki desconcertado sin lograr procesar las palabras de Jonghyun.

-Si – respondió él. – Mas bien tú me encontraste a mí. Es a ti a quien estaba esperando todo este tiempo – declaró mirándolo con cariño.

-¿Por qué no me lo dijiste? – preguntó Jinki estupefacto.

-¿Cómo podría haberte dicho que tu muerte estaba escrita desde el momento en que me encontraste?

-¿Muerte?

-Si, Jinki. Muerte. Estás muerto ahora mismo. – declaró mirándolo con pesadumbre.

-Muerto – repitió Jinki, haciendo uso de su costumbre de saborear las palabras para asimilar su significado.

-Puedo tocarte aun sin materializarme – comentó Jonghyun tratando de darle pruebas a Jinki. Acarició su mejilla con suavidad y Jinki lo comprobó con el ceño fruncido en confusión. Puso su mano sobre la de Jonghyun y buscó su mirada. Cuando sus ojos se encontraron Jinki trago pesado, Jonghyun jamás le mentía.

-Estoy muerto y… Espera… Entonces ¿soy tu primer amor? ¿Cómo? ¿Si ni siquiera nos conocíamos? De haberte conocido yo…. Te recordaría, de seguro – Jinki estaba tan confuso que apenas conseguía ordenar sus pensamientos

-Te mostraré. – dijo Jonghyun con calma.

Jinki vio tras su retina miles de imágenes de Jonghyun pasar como una película antigua, hasta que se detuvo en un recuerdo en específico. Bastó una sola escena para recordarlo.

«Jinki era nuevo en la escuela, era su primer día de clases cuando conoció a Jonghyun. Entonces no tenía el cabello platinado, era castaño y estaba peinado de forma rebelde. Cuando Jonghyun atravesó la puerta toda la escuela se quedó en un silencio mortal. Incluso Jinki había contenido la respiración, pero por otras razones que incluían un corazón latiendo a toda velocidad.

Los murmullos no tardaron en hacerse escuchar.

“¿Quién habrá sido la victima está vez?”

“¿Cuándo dejara de ser un matón?”

“Esta es la segunda vez en el mes.”

“¿Deberíamos reportarlo a la policía?”

Todos se hacían a un lado a medida que Jonghyun avanzaba comentando lo violento que se volvía Jonghyun cada día. Jinki a penas era consciente de lo que decían a su alrededor porque estaba demasiado concentrado viendo el estado de Jonghyun. Estaba cojeando, su rostro tenía un par de moretones y había sangre en su camisa. ¿Quién había sido su víctima? La única víctima que Jinki veía era a Jonghyun. Se preguntó cómo demonios nadie veía sus heridas, como ignoraban a aun persona lesionada de esa manera. Como nadie veía el dolor oculto tras su mirada inexpresiva.

Sin poder ignorarlo se acercó y se paró de pie frente a él.

-Tienes que ir a la enfermería – Jonghyun lo examinó de pies a cabeza y le dio una mirada recelosa.

-¿Quién demonios eres tú? – preguntó con desconfianza

-Soy Lee Jinki, fui transferido hoy. Pero eso no importa ahora. Vamos a la enfermería, estás herido. – dijo Jinki a toda prisa.

-No es asunto tuyo. – respondió Jonghyun con aprensión.

-No voy a dejar que andes por la escuela en esa condición. – declaró Jinki con firmeza.

-¿Qué eres? ¿Acaso eres el presidente estudiantil? – preguntó Jonghyun con burla.

-Simplemente soy alguien que está preocupado por ti – declaró Jinki borrando la sonrisa del rostro de Jonghyun.

Jonghyun guardó silencio y miró el piso por unos segundos con el entrecejo fruncido, parecía confundido.

Jinki aprovechó para sujetar la muñeca de Jonghyun y arrastrarlo en dirección a la enfermería.

-No puedo ir, dijeron que si causaba un problema más, me expulsarían – comentó Jonghyun deteniéndose en la mitad de pasillo. Olvidando por completo su actitud hostil hacia el nuevo estudiante.

-Ese no es el problema ahora. Estás herido y necesitas atención medica – respondió Jinki volviendo a arrástralo.

Fue aquel simple acto de simpatía y aquella muestra de preocupación lo que desencadenó un afecto especial de Jonghyun hacia Jinki. Y de no ser porque luego de salir de la enfermería fue enviado a la oficina del director, habría pasado el resto de la tarde conociendo a Jinki.

Fue expulsado ese mismo día y ni siquiera tuvo tiempo de presentarse adecuadamente con Jinki, ni de darle las gracias o decirle lo mucho que le alegró conocerlo, ni mucho menos de decirle lo mucho que significó su amabilidad en su ruidosa vida llena de violencia.»

Esa había sido la primera y la última vez que Jinki había visto a Jonghyun. Jonghyun se fue de la escuela, pero aun así seguía escuchando las historias que sus compañeros contaban de él. Varias de las locuras que Jonghyun le había contado en la azotea, las había escuchado antes es por eso le resultaban familiares.

Jinki no había recordado a Jonghyun hasta entonces porque su mente estaba demasiado ocupada en otras cosas, pero su cuerpo quizás sí, los escalofríos, su nerviosismo, su corazón latiendo acelerado, su cuerpo había comenzado a recordarlo desde que se encontraron en la azotea.

-Eras tú – murmuró Jinki, volviendo a la realidad.

-Y eras tú – comentó Jonghyun acercándose más a él. Alejó su mano de la mejilla de Jinki para llevarla a su cintura. – Ahora dime Jinki ¿Por qué sigues aquí? ¿Por qué al morir no fuiste al otro lado? ¿Cuál es tu asunto pendiente? – cuestionó Jonghyun disminuyendo cada vez más la distancia entre ellos. Hasta el punto en que sus narices casis se rosaban. Se miraron fijamente y Jinki vio con alivio como el vacio en los ojos de Jonghyun ya no estaba allí, y se alegraba de que fuera por él.

-Yo… no lo sé estaba pensado en ti en ese momento… necesitaba verte…  - balbuceó Jinki intentando conectar todos los puntos. Llevó sus manos hacia los musculosos brazos de Jonghyun mientras Jonghyun rodeaba su cintura con ambas manos. – Debes ser tú – respondió Jinki.

Jonghyun soltó una pequeña risilla.

-Ahora dilo como si de verdad lo creyeras – pidió Jonghyun uniendo su frente con la de Jinki en un muestra de afecto.

-Tú eres mi asunto pendiente – declaró Jinki con más confianza y con una sonrisa tímida.

-Y tú eras el mío – agregó Jonghyun sintiéndose inmensamente feliz, una felicidad compartida con Jinki.

Las películas de terror que había visto Jinki estaban en lo correcto, cuando un fantasma resolvía su asunto pendiente podía dejar el mundo de los vivos en paz. Lo malo era que las películas nunca mostraban que sucedía del otro lado y Jinki estaba un poco preocupado de que en realidad no pasara nada y sólo desaparecieran. Pero estaba equivocado, porque entre destellos de luz pasaron al otro lado y seguía estando con Jonghyun y finalmente eso era todo lo que importaba.

En ese punto Jinki ya había comprendido que ese algo mejor que le tenía preparado la vida era la muerte, y no era tan terrible como parecía, no cuando era lo que hacía falta para estar junto a Jonghyun para siempre.

Notas finales:

Espero les haya gustado~

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).