Tú y yo igual a perfección
No entiendo por qué estoy aquí sentado, frente a mi típica taza de café sobre la mesa de mi cocina, estoy en casa, respirando como de costumbre ¿Qué fue lo que paso? Hay un vacío en mi memoria, no recuerdo que paso después de que llegue ayer a casa ni de cómo me las apañe para salvarme de eso… mi mente está confundido y después de mucho tiempo mi cuerpo puede definirse como tibio
¿La última vez que sentí calor? Sin mentir puedo decir que fue hace 20 años y yo tengo 21… el porqué de esto es sencillo, pero igualmente puede resultar extraño para cualquiera, es una razón poco creíble, irracional, pero es lo que es y yo no puedo hacer nada para cambiarlo… mi ser como individuo ya es una rareza para la ciencia
Tengo un poder, por decirlo de alguna manera aunque para mí es más un castigo, y no es como el de los superhéroes que salen en las películas o en los comic, pero ahí está. Y no, no puedo volar, lanzar rayos, mover cosas con mi mente o mucho menos… simplemente mi cuerpo es incapaz de producir calor, es algo tan simple y estúpido como eso, donde cada día tengo que luchar por conseguir algo y evitar congelarme. Para conseguirlo solo basta con tocarlo con mis dedos, puede sonar inofensivo, pero mi cuerpo es incapaz de controlar lo que quita llegando al punto de congelar todo lo que toco. En pocas palabras congelo las cosas que toco como los monitos de la tele, soy un hombre de hielo, así era como me decía mi hermana
Y después de todo eso ayer… bueno, quizás se entienda que el cuerpo humano necesita calor para poder hacer trabajar todos los músculos, órganos y demás, cosa que todos lo hacen por inercia, pero yo no puedo y eso me forma un problema mucho más complejo, necesito absorber calor rápidamente antes de que mi cuerpo deje de funcionar, lucho por no morir congelado cada día
Tomo un sorbo de la taza de café, está hirviendo llegando al punto de hinchar un poco mis labios, pero se siente bien ese calor que entra por mi garganta llegando hasta mi estómago, relajando mis músculos de forma automática gracias a la energía que fluye por ellos. Me levanto de mi asiento y entro en la ducha, dejando que el agua hirviendo humedezca mi piel, esta se enrojece por el cambio de temperatura pero no hace que la sensación sea menos agradable, me mantengo ahí un par de minutos, hasta que el agua se enfría (lo cual pasa muy rápido para mi gusto) me visto con mi chaleco y el resto de mi ropa de trabajo y salgo de mi apartamento, topándome con un montón de gente que camina con pantaloncillos y camisetas cortas… no los culpo después de todo es verano
Aunque parezca irónico, trabajo en una heladería que se vuelve cafetería en invierno de la cual yo soy el dueño, pero nadie lo sabe ya que contrato a todo el personal vía e-mail, igual tengo un trabajo en la bodega, donde puedo hacer el helado y mantenerme caliente en el invierno con el café y chocolate, para mí eso es suficiente
Entro en el local y saludo a Misaki, la chica que se encarga de la caja registradora, a los y las camareros, a los cocineros, los cuales me reprochan nuevamente por estar tan abrigado cuando hay un horno ahí afuera, los ignoro como es mi costumbre y me dejo caer en la bodega donde es mi lugar, nadie viene aquí por el horrible frio que hace y porque es un secreto la forma de hacer el helado. Puede sonar contradictorio, pero en ambientes fríos me siento como una persona normal, mi cuerpo se vuelve dócil y flexible como el de los demás, aquí yo soy normal
Supongo que no es difícil agregar que soy una persona solitaria, hui de casa a los 10 años cuando casi congelo a mi perro y me las arregle para poder avanzar más en mi vida, no puedo tener amigos pues si los llegase a rozar con mis dedos aunque sea por error su corazón dejaría de latir en cosa de segundos y morirían. Siempre he sido yo y nadie más… recuerdo que mi único amigo fue la funda de un guatero que compre en un supermercado, pero que por el uso se volvió inutilizable
Hice la mercancía necesaria para el día en menos de una hora, después de todo solo tengo que mezclar leche con jugo o frutas y agua, batirlo y luego dejar que mi cuerpo absorba el calor para tener una casata que alcanza para unas treinta personas. Esa fórmula sabe muy bien, pues según una revista que leí el local se clasifica como el que tiene los mejores helados de la ciudad y hay mucha clientela todos los días
Termine recostándome en la pared en un nuevo intento de aclarar mi mente de la noche pasada, creando recuerdos confusos que lo único que lograban era desconcertarme aún mas
Solo recuerdo un montón de sensaciones, pues no veía nada, todo estaba oscuro a mí alrededor y se sentía extraño. La noche anterior llegue a casa más pálido de lo normal, y aunque hacía calor para los demás, mi aliento se volvía vapor en el aire, tenía frio, mas frio que nunca, y aunque tomara agua caliente o encendiera la estufa no conseguía nada, haciendo que poco a poco mi pulso disminuyera y el sueño me invadiera, pero aun así me fue imposible caer en la inconciencia. Caí al suelo, temblando y con escalofríos, manteniéndome con el cuerpo agarrotado y en la semi-inconciencia con lo que me parecieron horas e incluso días. Aun así me sentía tranquilo, sabía que algún día se me haría imposible poder conseguir el calor suficiente y mi corazón se detendría dejando que mi vida terminara en cosa de segundos, yo había asimilado la idea
Pero era justo en este momento cuando mi mente se confundía, pues solo recordaba un ruido sordo quizás el de la puerta abriéndose junto con otros mucho más extraños, luego un calor me inundo desde la mejilla hasta el resto de mi piel, esa sensación era muy buena y cuando mi mente se comenzaba a dejar ir por esa dulce sensación que hacía que mi cuerpo fuera como una pluma que flotaba en el aire un contacto caliente, tan caliente que podía llegar a ser abrasador me recorrió por completo, mi frente, dorso, brazos piernas, mis labios… en especial mi ingle esa zona parecía calentarse de forma extraña y luego tan pronto como esa sensación agradable apareció, se detuvo dejando una sensación de vacío… lo que después recordaba era despertar en mi cama con unos cuantos cobertores más y un pijama grueso, no sé cómo llegue a eso, pues no podía ni siquiera respirar por el frio que había tenido en un comienzo
Mire el reloj cuando mi cabeza comenzó a doler de tanto pensar, percatándome de que ya iba a tener que subir a cerrar, el día se me paso rápido otra vez. Me levante con pesadez quedando de frente contra el frízer, ese que tenía una puerta como la de un espejo. Me mire atentamente, mi cuerpo delgado y pálido que tomaba un tono pálido en las articulaciones, pero eso solo lo sabía yo… mi rostro que se escondía con los finos cabellos plateados que caían hasta mis hombros, no es que se decolorara, sino más bien nunca tuvo color, mis labios extrañamente rosas, agrietados por tanto café caliente que tomo y mis ojos de un tono celeste tan extraño que daban miedo, siempre tuve la sensación de que si la gente me veía a buenas de primera diría que parezco un fantasma, tengo anemia o algo por el estilo… ojala fuera así
En fin, subo, encontrándome en la recepción con Misaki y una de las camareras
-Kusei ¿aun estas aquí?-dijo la camarera- creí que te habías ido temprano y ¡hombre quítate ese chaleco que hay como treinta grados ahí afuera!
-El pobre de Kusei siempre tiene que estar en la bodega, ya se debió acostumbrar al frio- respondió Misaki por mí, le doy una sonría de agradecimiento
-Bueno, si te enfermas me avisas, conozco medicinas milagrosas para el refriado- dice nuevamente antes irse
Me quede ahí, con Misaki, ella de alguna forma extraña descubrió mi secreto y ahora cada vez que puede se me pega al lado en sus “intentos por darme calor”. Se me lanzo encima sosteniendo una manta entre sus manos y abrazándome mientras me rodea con ella. Esto es algo incomodo
-Ku-chan, ven a mi casa… yo puedo hacerte entrar en calor
-¡Misaki! ¿Qué diablos dices ahora?- le contesto completamente avergonzado, esta chica con sus bromas me dan sustos enormes
-Pero es verdad, yo quiero mucho a Kusei Fuyuki, el chico de ojos celestes y que es muy tímido y callado que tengo al lado ahora- agrego pegándose más a mi ¿Qué hay del espacio personal?- ¡quiero estar contigo Ku-chan!- soltó de nuevo antes de besarme, impidiendo que me negara por la manta que me rodeaba, nunca había besado a nadie por miedo a lo que le pasara a esa persona, y mi ansiedad iba en aumento por cada segundo que Misaki se mantenía junto a mí y no me soltaba ¡podía morirse si se quedaba así!
-Misa…
-Huele a quemado…- me interrumpió ella soltando su agarre y mirando a otro lado, gracias al cielo… pero eso solo traía más problemas si había olor a quemado, significaba incendio y en la cocina había gas… y gas más fuego es igual a PUM… eso era grave
Misaki reacciono antes que yo y corrió a la cocina perdiéndose en ella, yo la seguí por inercia asustándome con lo que vi, no voy anegarlo casi me muero de un infarto
Creo haber dicho que solo estábamos la camarera, Misaki y yo… bueno pues me equivoque, un cocinero también estaba ahí todavía y nos miraba a los dos con cara de pocos amigos, mientras la sartén que estaba en sus manos comenzaba a derretirse por las llamas que le rodeaban, los minutos siguiente fueron confusos, tenía miedo de que le pasara algo al chico o que peor aún algo le pasara a la cocina, solo recuerdo a Misaki con un extintor y yo con otro, apagando el fuego y luego la discusión que tuvieron el cocinero y ella por algo que no entendí, yo por lo menos me estaba sintiendo mal, mis dientes estaban comenzando a castañear, mi pesadilla estaba pasando de nuevo
De un momento a otro sentí como la discusión se dirigía ahora a mí y como el brazo del cocinero se aferraba a mi muñeca y me arrastraba a la salida, mientras que Misaki gritaba un montón de estupideces al tipo y me gritaba que le hiciera soltarme
No sé como pero de un momento a otro llegamos a mis casa ¿Cómo sabia el donde yo vivía? Me hizo entrar y me acorralo contra la pared, este tipo me estaba asustando, me gritaba un montón de reprimendas y me pedía explicaciones de no sé qué cosa, pero yo no podía mantener el hilo de su regaño, tenía frio… no había comido nada durante el día y salir de la bodega se volvió algo peligroso al parecer, me vista se había nublado y mis piernas comenzaron a ceder, está pasando de nuevo, no entiendo nada, de un minuto a otro todo se volvió un caos
-Tengo frio…- fue lo único que pude pronunciar antes de caer de rodillas al suelo, golpeándome la cabeza con la muralla
-¡Kusei!- exclamo el chico
No lo entiendo ¿Quién es este tipo? ¿Qué quiere de mí? ¿Por qué me habla con tanta confianza? ¿Cómo es que sabe tanto de mí? Me asusta este tipo, quiero que me deje tranquilo ¿Qué le cuesta? No lo conozco pero él sabe mi nombre, no lo entiendo, tengo frio, me arde respirar, quiero morir ahora, este mundo no lo entiendo
Pero otra vez algo evito que me fuera y me anclo nuevamente al mundo de los vivos, este tipo me está abrazando y me produce la misma sensación tibia que sentí antes ¿Por qué lo hace? ¿Qué está pasando? No lo entiendo, pero mis dedos buscan el calor y no parece que le afecte ¡incluso parece estar más caliente que antes! ¿Cómo es que él no se congela? No lo entiendo, pero no me siento lo suficientemente bien como para buscar una razón
-Kusei, mírame… no se te ocurra irte ahora- no entiendo de lo que está hablando, pero aun así sus palabras se marcan en mis oídos- siempre estás tan frio… ven, abrázame, prometo que solo te daré lo que necesites
Extrañamente hago lo que me pide, pero aún no lo entiendo me esta ofreciendo su calor… no parece que se esté haciendo daño y el parece no querer soltarme. Sé que ya lo he dicho, pero no lo entiendo, este chico me está abrazando e igualmente me está mirando con una cálida sonrisa… se siente tan bien, su pecho es tan blando… que me dan ganas de dormir, nunca había dormido así, nunca había dormido de forma tan cómoda
-Lo siento… no quiero hacerte daño- susurro antes de caer en la inconciencia
Despierto de golpe como tres horas después, aun esta oscuro afuera y de alguna forma me encuentro en mi cama… ya me siento mejor y cuando logro ordenar el lio que hay en mi cabeza recordando al tipo del local me volteo para encontrarlo junto a mí durmiendo tranquilamente
Esta situación es rara, hay un extraño durmiendo en mi cama, o bueno mejor dicho uno de mis empleados que si no recuerdo mal me estaba dando un espectáculo de ¿celos? Hace poco… pero igual le debo una a este tipo porque me dio el calor suficiente que mi cuerpo necesitaba ¿Quién será? Es una persona mágica para que no se haya congelado con mi extraña maldición
Ikki Asahi, logro leer en el delantal que usan en la cocina dentro del local… supongo que con la prisa que nos fuimos no tuvo tiempo para quitárselo y para dormir se lo quito y lo dejo en la silla de mi escritorio, de forma silenciosa se lo agradezco
Me levanto de la cama con la mayor delicadeza y así no tener que despertarlo, camino hasta la cocina y enciendo la luz, torpemente busco un cigarrillo para aclarar mi mente… lo encuentro y en cosa de segundos desaparece (con una sola calada es suficiente para que mis células absorban toda la nicotina que encuentran) como no consigo nada con ese cigarrillo fumo otro y otro, terminándome una cajetilla en cosa de media hora, aun así no logro nada
-No sabía que te gustaba fumar- escucho decir a mis espaldas, encontrándome con el chico que al parecer se llama Ikki y me está mirando con cara de malas pulgas- bueno supongo que me debes algunas explicaciones - ¿explicaciones? Pero si eso es lo que debería estar haciendo yo, se me acerca como la última vez, pero ahora mantiene un poco la distancia escrutándome con esos alargados ojos anaranjados- ¿Qué pasa entre tú y Misaki?
¡¿Ah?! Este tío esta calado por Misaki y me siguió a casa para asegurarse de eso ¿es broma cierto? Bueno aunque no me sorprende Misaki tiene lo suyo y es bien agradable… cuando quiere
-¿Te gusta Misaki?- pregunto cómo toda respuesta, aunque de cierta manera siento que me va a doler si me dice que si
-¿Qué? ¡No!
¿Entonces? Me mira de forma extraña, yo no le respondo nada tampoco, pues a decir verdad soy malo con las palabras y solo digo algo cuando es extremadamente necesario, además de que no sé cómo seguir una conversación, en especial cuando este tipo me mira de forma tan rara
-No recuerdas nada ¿verdad?- dice con una sonrisa de oreja a oreja, pero que parece triste- ¿no recuerdas lo que paso la otra noche?- O///O ¡¿Qué PASO QUE YO NO ME ACUERDO?!- Kusei yo…
-Tú me tocaste…. ¿cierto?- le interrumpo rogando porque no fuera eso, porque si esa sensación cálida que sentía eran los lugares que él me toco me sentiré violado, para mi desgracia asiente con la cabeza- ¿Por…que?
-Te encontré casi muerto y no se me ocurrió otra forma de darte calor, pues el lugar que tocara recuperaba su tono normal enseguida- eso no era una excusa creíble- y bueno…
No sabría decir que fue lo que sentimiento predominaba en ese momento, solo sé que la vergüenza y sensación de invasión junto a otro montón de sentimientos me llenaron por completo llegando al punto de hacer que por primera vez en mi vida le gritara a alguien antes de golpearle en el rostro. Después de hacer eso no me hizo sentir mejor, solo hizo que mi mente se sintiera peor de lo que ya estaba
No sé qué más pensar, ya van unos dos días desde que… eso paso y no puedo decir que me esté comportando como de costumbre, me aseguro de salir de los últimos en el trabajo y no subo por nada en el mundo durante la jornada laboral, y cuando me desocupo en la tarde me voy corriendo a mi casa sin siquiera despedirme de nadie… soy un cobarde que solo huye de lo que le pasa
Ikki Asahi… ese nombre no se quita de mi mente, ese chico de tez canela y cabellos negros que me miran con ojos alargados pero penetrantes me han tenido a la defensiva todos estos días. De alguna forma echo de menos la sensación que sus manos dejaron en mi cuerpo y lo inefectividad de mi problema sobre el… es la primera vez que al tocar algo no lo congelo enseguida, ¿Cómo lo hizo? Y aunque la curiosidad me esté matando no puedo olvidar que el me hizo algo que ni yo he hecho nunca… pero si me pongo a pensar en eso ahora mi moral y mi orgullo se irán por el desagüe
Tengo miedo de lo que podría pasar si sigo pensando, y no se me ocurre nada mejor que distraer mi mente en terminar los helados, por lo menos así puedo pensar en otra cosa por más de algunos minutos. Primero la leche, luego el chocolate, las nueces y dejar que la batidora haga su trabajo, para después solo tocarlo y dejar una casata lista para usarse… siempre que hago el helado de chocolate suizo me dan ganas de comer un poco
-Con que esa era la receta secreta para hacer helado- escucho decir a alguien con voz profunda a mis espaldas- tranquilo, solo quiero hablar
Creo que está enojado, yo al menos frunzo el ceño en señal de protesta y automáticamente me pongo a la defensiva Ikki me mira con una expresión extraña y no entiendo muy bien lo que está haciendo, pero de alguna forma me alegra verlo de nuevo, simplemente su presencia se me es agradable
-Ikki-san deber…
-Espera un poco- exclama levantando la mano en señal de que espere y yo le hago caso- creo que ya entiendo el porqué de tu extraña temperatura… pero cálmate un poco… yo sé porque no me afectaste a mi
-¿Qué…?
-Solo observa- vuelve a decir acercándose unos cuantos paso y quitándose el guante que siempre usa en su mano derecha… creo que le había puesto atención desde antes, la levanta un poco mostrando como su puño comienza a arder tomando una de las casatas de helado lo toca y yo veo como se vuelve agua… ¿Qué está pasando?- me habías dicho que temías hacerme daño… pero la verdad es que yo tuve miedo de hacerte daño desde un principio, tenía miedo de quemarte vivo con esta extraña mutación, y creo que tienes casi lo mismo
-¿Cómo es posible…?
-No lo es- contesta con simpleza y tomándome de la cintura para darme un fuerte abrazo agrega en voz baja- solo sé que eres la primera persona a la que no temo abrazar, por miedo a hacerle daño, quizás esa sea la razón por la que me atrajiste en primer lugar
Siento como mis brazos rodean su cuello y mi cabeza se hunde en su hombro, dejando que me llene de su fragancia y de su calidez, muchas imágenes acuden a mi mente, en especial algunas que de verdad yo quería ver y me ayudaron a comprender muchas cosas que hasta ahora solo lograban confundirme, recuerdos que hicieron que las lágrimas cayeran por mis mejillas y no pudiera evitar decir- lo siento tanto, igual te termine haciendo daño
-No importa, el solo hecho de poder sentirte así ya es suficiente para mi
“Esa noche calurosa un chico de cabellos plateados caminaba por las solitarias calles nocturnas, solo acompañado por los claros rayos de la luna, pero aun así el joven sentía como si alguien lo estuviera siguiendo, no le dio mucha importancia pues no se sentía bien y solo quería volver a su casa a descansar.
Cada paso que daba se le hacía mucho más complejo que el anterior y para cuando se encontró en la puerta de su propio hogar, se dio cuenta de la presencia de esa persona que le estaba ayudando a no caer.
Un chico de mirada anaranjada le miraba con preocupación, aunque un suave rubor teñía sus mejillas y que le hacían ver realmente adorable, el primero pareció algo sorprendido por la extraña presencia que tenía en frente aunque él conocía de alguna parte a esa persona
-Kusei-kun- dijo el joven de cabellos negros completamente nervioso- Kusei, me gustas, por favor sal conmigo
Esas palabras se confundieron en los oídos del oji-celeste que a cada segundo se sentía peor y solo fue capaz de articular
-Lo siento… no quiero hacerte daño- susurro antes de entrar a su casa y olvidando cerrar la puerta quedando bajo la mirada atenta del contrario. Se movió por la habitación unos minutos antes de caer inconsciente al suelo…”