Capitulo Uno “¿No podemos huir del destino?”
El agua era tan clara que bien podían ver sus pies y los lindos pececillos que nadaban entre ellos. Las olas los movían de un lado para otro y a veces el agua les llegaba al cuello.
-¿Sabes nadar?
-Me queda otra opción- lo fulmino con la mirada.
-Entonces nademos hasta la orilla.
DongHae suspiro y comenzó a dar amplias brazadas con HyukJae detrás de él. DongHae no podía creer que sólo hace 10 minutos se encontraba en un crucero camino a Hawai pero gracias al que ahora tenia a lado, nunca o al menos no en ese momento, llegaría a su destino.
-----------HACE 8 HORAS---------
Al fin podía tomarse sus tan merecidas vacaciones después de trabajar tan duro, en verdad las necesitaba y mas ahora que estaba divorciando. Ah… divorcio- pensó agotado. Pensar eso a la edad de 32 años era tan frustrante, aún no entendía como es que había acabado tan pronto pues DongHae amaba tanto a aquel hombre que lo hacia suspirar, perder el control y amar hasta volverse loco, tal vez si estaba loco por estar con él, pero ese no era el caso. Tenía que aceptar la realidad, no hubiera funcionado a la larga. Claro todo empezó por una noche de excesos, no es que no se conocieran, de hecho su amistad llevaba cerca de 2 años, pero todo había pasado de lo más rápido. Volvió a suspirar y subió al crucero con destino a Hawai al menos podría pasar su “segunda luna de miel”.
-Tonto- se golpeo mentalmente por haber recordado la situación inicial que lo había llevado a viajar. Hace tan solo dos semanas atrás había comprado 2 boletos como sorpresa de una segunda luna de miel para estar con su esposo y que las cosas se solucionaran estando solo ellos dos, pero repentinamente su supuesto esposo dijo que tenían que pensar en su relación y que no era como lo imagino, Hae no recordaba con claridad lo que le dijeron. Sacudió la cabeza alejando sus pensamientos y se prometió que se la pasaría bien y hasta pudiera encontrar a alguien, aunque ninguno como HyukJae.
Llegó hasta su camarote que por desgracia no habían limpiado… y aún tenía miles y miles de pétalos de rosa esparcidos por todos lados, recibió la disculpa de una avergonzada azafata cuando le dijo que viajaba solo «Que patético» pero ya en ese momento ni siquiera le importo lo que pensaran de el. Tomo las cobijas y las doblo de tal forma que los pétalos quedaron envueltos, la arrojo al piso y se tiro boca abajo sobre la cama, no lloraría más porque ya había llorado demasiado por un amor tan impulsivo y que no tenía arreglo. Estaba tan cansado que sus ojos se cerraron y sucumbió al sueño.
Las horas pasaron y DongHae abrió los ojos, sólo habían pasado 4 horas y pronto sería la hora de la comida por lo que se obligo a levantarse y decidió dar un paseo por la cubierta del barco. Sus pies lo guiaron a la parte del barco en donde la gente estaba disfrutando de la vista del mar. El sonido relajante de las olas y el viento lo tranquilizo y sin pensar en algo mas. Algo llamo su atención… la fuerte y ancha espalda de un joven pelirrojo lo hipnotizo, este comenzaba a quitarse la playera y dejo ver lo marcada que estaba. Recorrió su espalda hasta que llego a su trasero. Sonrío de lado y se acerco poco a poco al joven sin detenerse a pensar mas, pues ahora que se estaba divorciando, mando todo al demonio y fue por el.
-¿Quieres que te ponga bronceador o tal vez bloqueador para proteger esa hermosa piel? – dijo seductoramente.
El joven emito una risita nerviosa y respondió:
-Me encantaría- volteo y sus ojos se abrieron a más no poder.
-D-DongHae.
-H-HyukJae
Los dos estaban que se los llevaba el diablo. ¿Cómo era posible que su casi ex- esposo estuviera en el mismo crucero? Pensaron los dos.
-¿Qué estas haciendo aquí? – se adelanto Hae a preguntar.
-No debería preguntar yo eso – se mostró ofendido HyukJae - Además… estabas coqueteando con…
-No sabía que eras tú – se justifico torpemente.
-Ese es el punto Hae. Pensabas coquetear con cualquiera – gruño molesto.
-¿Necesito acaso tu permiso? – lo desafío.
-Eres mi esposo – salto Hyuk.
-No lo soy.
-Lo eres hasta que el divorcio este firmado.
-Jah, ahora te atreves a decir que lo eres. HyukJae eres increíble – se dio la vuelta antes de que pudiera darle replica.
-¡Vuelve aquí! No he terminado de hablar contigo – tomo la playera que había dejado en la silla en la que planeaba sentarse a tomar el sol.
-Pero yo si- siguió dando largas zancadas através de la cubierta hasta que llegaron a una parte solitaria del barco.
-¡DongHae! – lo tomo del brazo volteándolo de frente suyo.
-¡Déjame! – trato de zafarse pero Hyuk era fuerte.
El forcejeo se intensifico y el barco dio vuelta a babor y los dos cayeron al mar. DongHae miro con rabia a Hyuk y un “te odio” entre dientes.
----AHORA-----
Llegaron por fin a la orilla fatigados de haber nadado tanto -pero que no había sido tan largo al tratar de huir del otro-. Se tiraron en la blanca arena tratando de regular sus respiraciones y la pregunta de ¿y ahora que? Solo transito en sus cansadas mentes.
Hae se levanto de la arena llevándose varios granos de esta en su piel, se limpio y camino hacia delante.
-¿A dónde vas? – le pregunto Hyuk viéndolo partir.
-A buscar a alguien – le dijo molesto.
-En verdad piensas que puede haber alguien mas en esta isla – lo miro dubitativo.
-Tiene que. No creo que sea una isla desierta – giro en sus talones y camino adentrándose entre las palmeras.
-¡Espérame! – se levanto de un salto siguiendo a Hae.
Caminaron entre las ramas, el lodo y unos cuantos insectos, lanzando maldiciones y alguno que otro grito de susto. Comenzaba a oscurecer lo que hizo que los dos se preocuparan.
-Veo algo – dijo Hae emocionado acelerando el paso dejando atrás a Hyuk.
-¿Qué? – lo siguió.
-Se ve mas luz – corrió esperanzado.
Corrieron hacia la supuesta luz, llevándose la sorpresa de que solo habían rodeado la isla llegando de nuevo a la orilla.
-No viste nada – dijo Hyuk con un mohín.
-Ash, olvídalo – pateo la arena.
-Que bien Hae, solo dimos vueltas en circulo y no llegamos a ningún lado.
-No te veo pensando en algo más.
-Qué quieres que haga si me es imposible.
-Vaya se nota que para ti todo es imposible – lo dijo mirándolo fijamente.
Hyuk enmudeció, sabia que Hae estaba reprochándole su divorcio y que no había hecho nada por impedirlo. Se dio la vuelta ignorando la fría mirada de Hae que parecía que le pesaba haber dicho esas palabras.
El sonido de las olas y el viento hicieron un gran silencio que los absorbió, ninguno de los dos hablo por un momento hasta que Hyuk se atrevió a hablar.
-¿Qué hacías en ese crucero? – se animo a decir.
-No quiero hablar de eso – se sentó en la arena dándole da espalda y mirando al mar.
-Hae ¿Qué pensabas hacer?
-Nada que te interese – le contesto tajante.
-¡Hae! – se paro frente a él, inclinándose para verlo a los ojos.
-No tengo que darte explicaciones de mis vacaciones. Bueno supuestas, ya que gracias a alguien ya no las disfrutare.
-Eres un terco – le reclamo Hyuk – Desde que nos casamos siempre ha sido lo mismo. No quieres escuchar y no me das explicaciones.
-Jah, entonces ese es el motivo para que me engañaras.
-Cuantas veces quieres que te lo repita – comenzaba a perder la paciencia - ¡Yo nunca te engañe!
-Ah claro y entonces yo alucino y nunca te vi con Kyu – dijo enfrentándolo y sin apartar la mirada.
Hyuk contuvo el aliento, no podía respirar, eso le había dado en el clavo de la situación. Se sentía impotente de que Hae no quisiera escuchar explicaciones y sólo se hubiera quedado por lo que el creyó ver, pues si le dejara explicar lo que sucedió esa noche entendería, pero no, allí estaba otra vez, reprochando y juzgando sin dejarlo hablar.
-Hae, enserio que a veces sacas conclusiones apresuradas por lo primero que ves – le dijo suave y puso encima su mano de la suya.
-No es conclusión, yo se lo que vi – dijo seguro.
-No puedes aceptar por una vez que te equivocaste – lo miro fijamente.
Los ojos café de Hae vieron los de Hyuk, que al parecer eran sinceros, así de sinceros que fueron el día en que se casaron y prometieron amarse el resto de sus días. Hae trago saliva nervioso, ¿se atrevería a creerle solo por su mirada?
-Yo… Hyuk, puede que sea un error – dijo lento – Pero eso no justifica las otras veces.
-¡Ah! Hae- se levanto de golpe dejando a Hae en la arena.
Comenzó a caminar en círculos molesto sin mirar al castaño. En verdad era testarudo y no quería escuchar palabras, ¿acaso tenía que golpearlo para hacerlo entender? No… al menos no ahora.
La noche comenzaba a caer, la oscuridad se acercaba inminentemente.
Hae dejo escapar un largo y sonoro suspiro mirando como el sol se ocultaba en el horizonte, mientras que Hyuk solo se quedaba contemplando a Hae quien abrazaba sus piernas contra su pecho ignorando el hecho de que lo tenía con el alma en los pies, pues su hermoso rostro estaba iluminado por una tenue luz de los pocos rayos de sol haciéndolo ver increíble. Hyuk adoraba el rostro de ese torpe testarudo con el que hace 3 años había iniciado una relación que supuestamente duraría para toda la vida.
Lo miro un poco más y cuando el aludido sintió su mirada, Hyuk miro hacia otro lado. Si uno no cedía el otro tendría que hacerlo, pensaron ambos.