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A Tale of Two Princes por TabiiiTa

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Notas del fanfic:

Este fue uno de los primeros fanfics jongyu que leí, y tiene un lugar especial en mi corazón así que tenía que compartirlo con ustedes *-*

Cualquier duda, pueden preguntarme. Al ser un AU, a mí se me crearon muchas dudas cuando lo leí por primera vez pero luego de releerlo muchas veces y traducirlo se me aclaró todo. Así que ya saben, si tiene dudas pregunten.^^

Jinki estaba nervioso por decir lo menos. Este… ritual base del que estaba a punto de formar parte, le era extraño y aterrador. Pero solidificaría el tratado entre el reino del sur y el de ellos, lo que garantizaría que su reino iba a sobrevivir. Si no dependieran tanto de la forma caritativa en que habían sido tratados, su padre podría haber exigido algo más privado. Pero no podían correr el riesgo de hace enojar al rey de la gran nación del sur y perder la única esperanza para las tierras del norte, ni siquiera por la deshonra del príncipe.

Se paseó por el piso de su antecámara; las largas túnicas blancas como la nieve que vestía desempolvaban el inmaculado piso de madre perla. Toda la habitación había sido renovada para él, un homenaje a su coloración (*el color de sus alas) y una ayuda para hacerlo sentirse tranquilo. Pero eso no le impidió juguetear con sus dedos y los extremos de sus mangas, cubriendo y desenvainando sus garras mientras esperaba ser llamado por el senado del Reino del Sur y… se estremeció.

“Primo” una suave voz lo llamó y un tono aún más suave de armonía resonó dentro de la cabeza de Jinki, pronto acompañado de una profunda, base calmante. Taemin estaba allí, y Minho también. Minho y Taemin estaban emparejados desde su nacimiento sin presiones políticas sobre sus familias además del estigma de emparejamiento por debajo del estatus. Su vínculo parecía haber sido hecho en las estrellas. Cómo envidiaba su facilidad para estar juntos. Jinki sabía que cuando llegara el momento de que se convirtieran en uno por primera vez, sería por su elección y no cómo parte de un vulgar pacto matrimonial que los obligaría a hacerlo ante los ojos de los hombres mayores.

Sus sentimientos enviaron una nota amarga de discordia a la resonancia de los otros dos, la conexión mental que todos los dragones del Norte tenían la habilidad de formar. Era la forma en que compartían sus emociones con los demás, en lugar de expresarlas de un modo despreciable con contacto físico o acciones.

“Deberías calmarte,” dijo su primo más joven, suspirando suavemente; estaba vestido con una túnica azul bebé de aspecto suave y unas calzas grises, sus pálidas alas amarillas apretadas en la espalda como símbolo de su posición en el vínculo con Minho, cuyas grandes alas de color gris se extendían un poco hacia afuera. “Tu miedo está poniendo a todo el mundo inquieto.”

El príncipe suspiró y se movió para descansar en su tarima. “Lo siento,” dijo en voz baja, aun jugando con su túnica, todavía nervioso. El material era de seda, pero no había rendijas para sus alas, por lo que las sostenía cerca de su cuerpo al igual que Taemin. Pero el chico más joven había tenido años de práctica mientras que Jinki había usado las suyas abiertas, como un príncipe dominante entre su gente, aunque fuera suave al hablar y torpe. Le dolía mantenerlas tan cerca de él.

“Y sigues inquieto,” el más joven se lamentó, tomando un lugar al lado del príncipe, “¿vino su madre a hablar contigo ya? ¿Puedes tomar alguna de sus palabras para animarte?” Después de un momento de vacilación, se acercó a poner su mano sobre la de su primo. Dicho acto era muy íntimo y sólo era permitido porque estaban emparentados, pero aun así Minho se puso inquieto, tanto su comprensión como su descontento sonaba como notas opuestas en su armonía.

Jinki se ruborizó profundamente y miró el frasco que la reina extranjera le había regalado. “Ella me informó lo que estaba dentro de los derechos del otro príncipe hacer, y cómo yo podría hacerlo… más fácil” se interrumpió, mirando a un lado, “pero no puedo realizar dicho acto, ni siquiera por mí mismo.” Se sonrojó más brillante y cerró los ojos.

Taemin chasqueó su lengua de acuerdo y retiró su mano. “Debes soportarlo por el clan, Primo” dijo lentamente, haciendo una mueca apenado cuando Jinki giró la cabeza para mirarlo, con los ojos llenos de absoluto horror y con los pensamientos de nuevo como un revoltijo de contraponentes melodías. Taemin gimoteó y miró a Minho.

“Tiene razón, Jinki” dijo Minho, su voz profunda que coincidía con los tonos de sus pensamientos como generalmente transmitía. “Si nos llevaras dentro, yo sería uno de los muchos que saltaría para matar al Principe Jonghyun si sus acciones parecieran… dolorosas.” Siguió sus palabras con un sonido de comprensión y triste aceptación, “Si las cosas resultaran ser menos graves, muchos de nosotros desearíamos que no tomaras parte en los sentimientos, que sin duda, podrías experimentar.” La última observación llevó al viento las campanillas de la risa de Taemin, tanto en sus cabezas como en voz alta mientras el joven perdía el control de sí mismo.

“Qué vergüenza, Taemin,” Lo regañó Jinki débilmente mientras cerraba los ojos y se concentraba en cerrar las compuertas de su mente, que lo separaban de los otros de su reino y lo sumergía en el silencio.

“Es tan tranquilo,” susurró, las lágrimas comenzaron a caer. Nunca se había sentido tan solo en su vida, “¿Es así cómo va a ser mi vida ahora?” Esperaba que los otros dos reconocieran el eco del dolor silencioso en su voz.

“Nunca.” Taemin se apresuró a asegurar. “Minho y yo, vamos a estar allí para ti, Primo,” prometió el menor, y detrás de él, el hombre más alto asintió. “Siempre.”

 

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Jonghyun suspiró y se acurrucó más cerca de su mejor amigo. “No quiero hacer esto, Key,” se quejó en el cuello del chico más joven, gruñendo en voz baja cuando dicho chico le dio un golpecito en la oreja.

“De verdad no tienes opción, oh gran señor snuggle pants*,” Kibum se burló con suavidad, enhebrando las manos por el suave pelo del príncipe. El chico mayor estaba prácticamente vibrando con energía nerviosa. Era algo lindo. “¿Y por qué estás nervioso de todos modos?”, preguntó, empujando al príncipe pegajoso lejos para mirarlo a la cara, “No puede ser la multitud, porque sé a ciencia cierta que vendiste boletos cuando tú y esa… Sekyung follaron en el auditorio,” dijo, aclarándose la garganta. A Key nunca le había gustado Sekyung. Ella era una mujer común que quería sobresalir de su nivel y sólo fue afortunada porque el Príncipe estaba aburrido.

Jonghyun se retiró del abrazo de su amigo y frunció el ceño. “¿Qué tiene que ver eso con hacer algo? No voy a tener problemas haciéndolo,” sonrió arrogante y luego suspiró y se pasó una mano por el pelo, agitándolo antes de levantarse y empezar a pasearse de un lado a otro; su larga túnica negra se agitaba con sus rápidos movimientos. “Mi problema es él.” Dijo enojado, gesticulando hacia la puerta que conducía al escenario. “¡Es un mojigato del Reino del Norte! ¡Incluso los más grandes actores tendrían problemas si quien tuvieran al frente fuera horrible!” resopló, y se sentó en el diván.

Key parpadeó por un momento desde donde estaba tendido, estirándose a lo largo de la cama con toda la destreza felina que tenía en su cuerpo. Su cola larga y plateada se meneó con enojo cuando Jonghyun la tiró lejos de él; le gustaban las caricias. “¿Tienes miedo porque es virgen?” se rió entre dientes.

“¡No!” espetó Jonghyun, dándole una mirada penetrante a su amigo, “En primer lugar, no tengo miedo. Y en segundo lugar, sí, él es virgen, y no sólo eso, probablemente ni siquiera quiere tener sexo conmigo.” Se cruzó de brazos y se encorvó, con las alas negras como la noche desplegándose con sus nervios. “No veo porqué tenemos que seguir las reglas del senado con esto. Con sus costumbres, es poco probable que el rey y la reina hayan comprometido a un hijo que ya haya sido despojado.” Suspiró y se frotó la frente. “Forzar a una persona cuyas costumbres con respecto al contacto físico son tan diferentes a las nuestras para participar en esto es… parece un insulto, si me lo preguntas.”

Key tarareó, sacando sus uñas para arañar la cama de espera. “No tengo intención de faltarte el respeto, su señoría, pero tu padre siempre ha sido una especie de gilipollas,” dijo bruscamente. “Eso es típico de él. Rebajar al hijo de los monarcas del Reino del Norte, su único hijo a quien probablemente adoren mucho, con tal acto de intimidad pública es simplemente una muestra de donde él cree que pertenecen. Debajo de él. O bien,” se encogió de hombros, “debajo de ti, cómo el caso puede ser.”

Jonghyun gruñó y guardó sus alas para poder inclinarse hacia atrás en la silla. ¿Cómo era así su vida? Él era el gobernante más popular en su reino, conocido por sus relaciones entre sus súbditos, por cantar en clubes al azar algunas noches, y por ser increíble en la cama. ¿Cómo se suponía que iba a convertirse en el compañero de vida de alguien así como… Lee Jinki, a quién ni siquiera había visto antes? El Reino del Norte era completamente desabrido en comparación al suyo. Ellos no tenían música y no hacían fiestas, el contacto físico era, como, ilegal en público, y ni siquiera podía imaginar lo que había hecho tal cultura para que el chico fuera a la cama en frente de los cincuenta senadores y quienquiera que ellos o sus padres hubieran decidido que necesitaba observar el apareamiento.

“Esto es lo peor,” se quejó finalmente, deslizándose por la silla un poco. “Sabes que su madre vino, ¿verdad?” Dijo, frotándose la cara con las manos. “Ella estaba como toda ‘Es mejor que seas amable con ese chico, es el corazón de nuestra gente y si lo lastimas habrá guerra’ o algo igual de críptico.” Hizo un gesto con la mano en el aire y lanzó una lastimosa mirada a su amigo, “Pero es su primera vez, Key. Va a dolerle.”

El chico más joven lo arrulló con simpatía, levantándose y acercándose a él, se acercó hasta  el salón y se acurrucó junto al mayor. “Jjongie,” susurró, moviendo su cola para mostrarle al hombre mayor una pequeña botella de un líquido negro y espeso, “hay maneras de hacerlo más fácil para él.”

Jonghyun frunció el ceño y se alejó. “Kim Kibum, no voy a drogar a mi pareja vinculada en nuestra primera vez, con pánico escénico o no. ¡Ahora, guarda eso antes de que seas atrapado con ello!” Espetó. El más joven hizo un mohín y deslizó la botella de nuevo bajo la estancia, luego sacó otra botella, esta vez, llena de un líquido claro. Jonghyun lo miró dubitativo, sin saber si se trataba de alguna droga de la que no había oído aún o algo más.

“Es sólo lubricante, idiota,” murmuró Key, rastrillando sus garras ligeramente a través de la cola que Jonghyun mantenía enrollada alrededor de su cintura. “Lubricante de vainilla, para ser especifico. Si el chico es un mojigato como tú pareces creer, dudo que lo tomaría por sí mismo, ¿sabes?” Jonghyun gruñó de acuerdo y agarró la botella, sólo para que él más joven la alejara de él. El príncipe terminó persiguiéndolo por toda la habitación para conseguir la estúpida botella.

 

~*~*~*~*~*~*~ 

 

Jinki tragó saliva mientras su madre y la madre de su futuro prometido lo llevaban a lo largo del escenario, hacia la cama redonda que estaba instalada en el centro del mismo. Su madre le dio un rápido beso en la mejilla, lo que lo dejó con los ojos abiertos como plato mientras la miraba fijamente. Ella sonrió suavemente, murmurando cómo lo echaba de menos y se alejó. La otra reina le deseó suerte y se fue también, dejándolo solo en el escenario frente a la multitud. Hay que reconocer que, nadie dijo nada mientras él miraba fríamente la cama y lo que significaba. Lo único que hizo fue dar un paso un poco más cerca mientras esperaba a que el otro príncipe apareciera.

Se había acercado para deslizar sus dedos sobre la suave  manta de piel de venado cuando la puerta del lado opuesto se abrió y reveló a un chico vestido con túnicas negras, y con sus igualmente oscuras alas abiertas en su espalda mientras caminaba hacia el centro del escenario. Tenía el pelo rubio en la parte delantera, lo que para Jinki sugería una señal de arrogancia personal si él necesitaba llamar la atención sobre sí mismo por ser tan diferente, y no pudo evitar fruncir un poco el ceño hacia él.

Él fue dirigido hacia el lado opuesto de la cama por los reyes. El padre de Jinki agarró al muchacho de los hombros y Jinki casi quería abrir la compuerta de sus pensamientos para saber qué estaba pensando su padre, pero sabía que nunca volvería a cerrarla de nuevo. El padre de Jonghyun le sonrió al chico y luego se fueron, dejando sólo a él y Jinki en el escenario.

El otro chico le sonrió a Jinki y caminó hacia él con una confianza que sugería que había realizado algo como eso antes. Rodeó a Jinki, pasando la punta de sus dedos por el exterior de su túnica antes de detenerse frente a él.

“Eres bonito,” dijo, con una voz que era casi musical por derecho propio, más alto y más áspero de lo que Jinki habría esperado. La declaración hizo que Jinki se sonrojara un poco y mirara hacia otro lado, provocando una risa en su pronto-a-ser-compañero.

“No seas tímido,” dijo suavemente, tocando la barbilla de Jinki y elevando su cabeza para que pudieran mirarse a los ojos. Jinki no pudo detener el escalofrío que recorrió todo su cuerpo con aquel toque y se sonrojó más brillante cuando se dio cuenta de que el otro chico también lo había visto. Sus ojos se abrieron un poco y rápidamente adquirieron una mirada perezosa que Jinki nunca había visto en nadie más antes. “Soy Jonghyun,” susurró el otro príncipe, acariciando la mejilla de Jinki suavemente.

“J-Jinki,” se las arregló para decir, ruborizado no sólo por el toque íntimo, sino también por el tartamudeo en su voz; apartó la mirada de nuevo, mirando a sus pies, mientras el otro príncipe deslizaba los dedos en la túnica de Jinki y la empujaba para retirarla de su cuerpo, dejando que se amontonara a sus pies y dejándolo desnudo para que toda la habitación pudiera ver. Se estremeció, el torrente de vergüenza trajo lágrimas a sus ojos, pero el otro chico se acercó de inmediato tomándolo en sus brazos, causando que Jinki gritara en voz baja ante el extraño contacto, pero protegiendo la mayor parte de su cuerpo de la audiencia.

“Realmente no has sido tocado antes, ¿verdad?” Jonghyun soltó una risita justo en su oreja y las mejillas de Jinki ardieron con vergüenza y molestia. No, nunca antes había sido tocado. Y aun si sus padres habían decidido que ese… arrogante principito era quien merecía la primera vez de Jinki, no estaba satisfecho con la decisión y preferiría mucho más darle un puñetazo en la cara. Pero el momento en que su cuerpo entró en contacto con el del otro una sorda armonía surgió en su mente, una puerta que no sabía que existía se abrió y un sonido que nunca había escuchado flotó sobre él. Se mordió el labio y mantuvo sus ojos desviados mientras trataba de entender las armonías oscuras en su cabeza que hacían cosquillear su sangre. ¿Qué era eso? ¿Era Jonghyun… resonando con él?

El otro príncipe deslizó una mano por la espalda de Jinki, tratando de calmar sus nervios. Jonghyun se había acostado con vírgenes antes, aquellos pocos chicos y chicas que había favorecido lo suficiente como para ayudarles a que su primera vez fuera un agradable encuentro especial. Pero ellos siempre habían ido voluntariamente a sus brazos, mientras que Jinki estaba allí bajo pretextos políticos y formalidades. Suspirando, Jonghyun mantuvo su mano sobre la espalda baja del muchacho y lo acercó más, utilizando su otra mano para elevar la barbilla de Jinki una vez más, manteniendo contacto visual con él mientras se inclinaba hacia delante lentamente, observándolo sin parpadear mientras sus labios rozaban suavemente los del otro príncipe.

El jadeo que Jinki soltó hizo eco alrededor, sus alas revolotearon con incertidumbre; trató de retroceder, pero la mano en su espalda lo mantuvo quieto y la profunda y sonora melodía reproduciéndose alrededor de su cabeza hacía que su cuerpo se llenara con algo que nunca antes había experimentado. El otro chico lamió su labio inferior y un ruido que sonaba vergonzosamente como un gemido se deslizó de su garganta mientras dejaba su boca abierta, permitiéndole al hombre con más experiencia deslizar su lengua dentro.

Jinki agarró la túnica del otro con fuerza, su delgada cola se agitaba de un lado a otro tras él, como un gato enojado, su cara se arrugó mientras luchaba consigo mismo acerca de lo extraño que era tener la lengua de otra persona en su boca. Era sorprendentemente húmeda y caliente, y tenía olas extrañas de sensaciones chapoteando sobre él mientras su lengua era aspirada en la boca del otro y engatusada a explorar. La mano en su barbilla se había deslizado hacia su pelo, inclinado su cabeza un poco y guiándole en el beso. Jinki gimió, sintiéndose inquieto y un poco como un niño, siendo enseñado sobre su cuerpo.

De repente estaba siendo levantado y Jinki rompió el beso con un chillido de sorpresa, instintivamente envolvió sus piernas alrededor del otro hombre. Enterró su cabeza en el hombro de Jonghyun avergonzado mientras era movido y bajado a la suave cama. Parpadeó mirando al otro chico, lamiéndose los labios. Se sentían raros, hinchados e inflamados.

“Relájate,” Instó Jonghyun, deslizando sus manos desde la columna de Jinki hasta el cuello y la garganta, haciendo que el otro se estremeciera mientras su cuerpo cosquilleaba en cada lugar que Jonghyun tocaba.

“T-tú relájate,” tartamudeó de vuelta, frunciendo el ceño ante el chico encima de él, lo que provocó una sonrisa en el otro príncipe, quien presionó sus manos exploradoras en el pecho de Jinki y lo hundió más en la cama.

“Si sigues así de atrevido, debo estar haciendo algo mal,” Reflexionó Jonghyun en voz alta, rozando la yema de su dedo pulgar sobre los pezones del otro chico, sonriendo con suficiencia cuando causó que Jinki gimiera en voz alta y se arqueara contra de él. “Oh, ¿te gusta esto?” Murmuró en voz baja, repitiendo su acción una y otra vez hasta que el otro chico era un desastre que se retorcía debajo de él. Se detuvo después de un tiempo, paseando las manos por el pecho suave de Jinki, esperando que se calmara un poco antes de continuar.

Jinki se retorció bajo él, con su cola azotando de un lado a otro mientras trataba de conseguir un control sobre sí mismo, trató de enviar lejos la sensual y oscura melodía en su cabeza que hacía que todo su cuerpo temblara y cosquilleara de una manera inquietantemente agradable. Gruñó y trató de retroceder arriba en la cama, para alejarse de Jonghyun y sus manos increíblemente talentosas mientras las frotaba contra sus músculos, y no pudo evitar sentir que debió ser advertido acerca de eso en algún momento. Las manos del otro chico bajaron, arrastrando los dedos en sus costados y una risita escapó de su boca, para su propio horror.

“¡Eres cosquilloso!” Dijo Jonghyun, sus ojos se iluminaron con algún tipo de emoción perversa mientras seguía atormentando al otro hasta que Jinki estaba riendo sin aliento, rogándole que le permitiera respirar. Jonghyun cedió, acostándose junto a él y cortando la vista de Jinki de la audiencia, pero lo más importante cortando la vista de la audiencia hacia Jinki. “Ahora, ¿te sientes mejor?” Preguntó Jonghyun, trazando los pómulos del otro príncipe y Jinki lo miró parpadeando, alcanzándolo con su armonía. Pero parecía que Jonghyun estaba a la espera de una respuesta, por lo que asintió con la cabeza y bajó la mirada, poniendo tímidamente una mano sobre el estómago del otro.

“Lo siento, soy tan…” susurró, con su voz apagándose, incapaz de encontrar las palabras que quería para mostrarle al otro lo verdaderamente arrepentido que estaba sobre cómo estaba comportándose. Jonghyun había estado haciendo todo el trabajo; incluso si tenía miedo, por lo menos debería esforzarse más para… corresponder.

Jonghyun sólo sonrió ligeramente y le dio un toque en la nariz, “Escucha, J-Jinki,” dijo burlándose del tartamudeo del hombre mayor. “Soy plenamente consciente de tu estado virginal,” ronroneó, moviendo su cola fuera de su túnica, y recorriendo con la punta de la flecha el ombligo de Jinki causando que el otro se estremeciera. “Y si bien puedo decir con honestidad que originalmente estaba en contra de la idea, eso fue antes de que te viera,” miró lascivamente el cuerpo de Jinki, recorriendo con sus ojos la piel que sólo había estado tocando, elevó una ceja mientras su cola descendía. Jinki se quedó sin aliento, empuñando sus manos en la túnica del otro mientras miraba hacia abajo para ver la cola negra como la media noche frotando su media dura erección. Jonghyun tenía un control increíble sobre ella, pensó vagamente Jinki mientras gemía y se retorcía, las pequeñas y suaves escamas creaban una sensación que nunca había sentido antes y no pasó mucho tiempo antes de que sintiera algo subiendo por su barriga.

“Espera, espera,” Jadeó, mordiéndose el labio y presionando contra los toques burlones. “P-por favor, J-jong… para, espera.” Suplicó, pero el príncipe pareció volverse más audaz por el sonido medio ahogado de su nombre viniendo de los labios de Jinki, magullados por el beso, y remplazó su cola por su caliente y grande mano y masturbó al hombre mayor rápidamente, ignorando las súplicas rotas y los quejidos. Sus ojos, oscuros e intensos, nunca dejaron a Jinki mientras conducía al hombre a su primer orgasmo, fijándose en cada detalle mientras la espalda de Jinki se arqueaba y sus ojos se arrugaban, su boca se abría y su cola se tensaba mientras su semilla salía disparada hacia su estómago, pecho y cuello antes de dejarse caer sobre la cama.

“Me gusta cuando dices mi nombre,” ronroneó Jonghyun, arrastrando sus dedos en el lio y llevándolos hasta él para lamerlos y dejarlos limpios. Sonrió con superioridad cuando atrapó a Jinki mirando.

Jinki se sonrojó y apartó la mirada hacia abajo y a su…desorden y gimió por la vergüenza, instantáneamente bajando para limpiar la sustancia de su piel, pero sólo tuvo éxito en esparcirla alrededor hasta que el agarre duro de Jonghyun detuvo sus movimientos. Chilló y elevó la mirada hacía él, parpadeando con confusión.

“Eres demasiado lindo para tu propio bien,” dijo el otro príncipe mientras se movía y se arrodillaba entre las piernas abiertas de Jinki, dejando que su túnica se abriera para dejar al descubierto su marcado cuerpo y su erguida erección al otro. “Cómo alguien en tu reino pudo permitir que alguien como tú permaneciera intacto, es imposible de entender” Continuó y Jinki se preguntó si estaba hablando con él o consigo mismo. “No tienes idea de lo que me provocas recostado así de esta manera, ¿verdad?” Jinki negó con la cabeza al instante, avergonzado. Aunque tardíamente se dio cuenta de que lo hacía, las armonías oscuras en su cabeza le decían exactamente lo que pensaba el otro aun cuando Jinki era demasiado inexperto para entenderlas.

“¿Va a doler?” Preguntó Jinki a cambio, mordiéndose los labios mientras se obligaba a mirar el miembro del otro hombre, para aceptarlo en su cabeza de modo que tal vez sería más fácil… aceptarlo en su cuerpo.

Jonghyun suspiró y separó las piernas del otro lentamente, tirando de él un poco más cerca y pasando una mano sobre el interior pálido y suave de sus muslos, haciendo que Jinki dejara escapar un ruido ahogado; se lamió los labios. “Voy a intentar mi mejor esfuerzo para hacer el dolor soportable,” dijo, en realidad sin responder la pregunta, y sacó una botella que lucía delicada, sacándole el corchó. El cálido aroma de vainilla flotó sobre ellos y Jinki olisqueó codicioso, relajándose con el familiar y calmante aroma.

Jonghyun hizo una nota mental para agradecerle a Key más tarde, aun si se suponía que el aroma del lubricante era una broma. Derramó un poco en sus dedos y los frotó, calentando la superficie oleosa y luego frotándolos en los gruesos y hermosos muslos de Jinki. Jonghyun cedió a la tentación y tuvo que inclinarse hacia adelante para morder uno, arrancando otro deliciosamente delicado ruido del hombre bajo él. Continuó su masaje, mientras ocasionalmente lamía y chupaba la carne contra la que estaba presionando, esparciendo el aceite en las caderas y las nalgas de Jinki antes de usar más para su pene blando, se burló de la carne sensible volviendo a estar media dura y luego la dejó sólo para pasear sus dedos hacía abajo, acariciando los testículos de Jinki suavemente, y luego más abajo frotando contra la entrada del príncipe.

Jinki se retorcía, gemía y jadeaba ante las atenciones, sus garras habían rasgado la costosa manta de piel de venado en tiras y en su lugar había escogido aferrarse a los hombros de Jonghyun. Se sonrojó cuando Jonghyun  tocó su apertura y apartó la mirada, mordiéndose el labio nerviosamente mientras trataba de calmarse otra vez.

“Eso es,” Arrulló Jonghyun con aprecio, acariciando el interior de los muslos del chico mientras esparcía el aceite entre los músculos vírgenes, deslizando sólo la punta de su dedo en el interior antes de sacarlo, sólo para para volver con un poco más de lubricante y presionar aún más adentro. Jonghyun continuó así hasta que su nudillo estuvo dentro y Jinki estaba jadeando con dureza contra las almohadas de plumas de ganso. “¿Estás bien?” preguntó, moviendo su dedo un poco y Jinki gimoteó, sus caderas retorciéndose ligeramente. El chico mayor respiró hondo y asintió con la cabeza, abriendo uno de sus ojos para mirar a Jonghyun, quien le guiñó un ojo y comenzó a mover el dedo dentro y fuera lentamente, añadiendo un segundo dedo cuando sintió a Jinki relajarse.

“¡Ah! ¡Espera!” Jadeó Jinki mientras el segundo dedo presionaba contra él, estirándolo con incomodidad. Frotó su mejilla contra la suave almohada mientras trataba de que su cuerpo se relajara. Jonghyun arrulló y se inclinó para lamer la longitud de su erección y Jinki se quedó mudo de la emoción, arqueándose contra la boca. “Jjong,” gimió, rodando su cabeza hacia atrás y cerrando sus ojos contra la ola de sensaciones y sentimientos que estaba experimentando. Sintió diversión en la armonía, pero eso desapareció cuando Jonghyun extendió los dedos adentro, estirándolo y el cuerpo de Jinki se estremeció cuando… algo fue presionado y su visión se volvió blanca tras sus párpados. No pudo detener el gemido que escapó de sus labios, en voz alta, lascivo y necesitado, mientras su cola se envolvía alrededor de la muñeca de Jonghyun, manteniéndolo inmóvil mientras actuaba por instinto y se presionaba contra los dígitos.

Jonghyun no sabía si quería reír por sus acciones o follarlo sin sentido, “Esa es tu próstata, Jinki,” dijo, aunque dudaba que el otro pudiera escucharlo mientras luchaba por recuperar su muñeca del agarre sorprendentemente fuerte que la cola de Jinki tenía en él. Finalmente obtuvo la suficiente libertad para agregar un tercer dedo, pero el dolor fue eclipsado mientras Jonghyun continuaba rozando la próstata del otro, disfrutando de la manera en que Jinki jadeaba y se retorcía bajo él, con la voz entrecortada y cerca de sollozar, pidiéndole a Jonghyun por más.

Finalmente, se apartó y cubrió su longitud descuidada con el lubricante, siseando mientras arrastraba sus dedos resbaladizos sobre sí mismo. Jinki era demasiado tímido para tratar de tocar al otro hombre y Jonghyun lo había asumido así por lo que no estaba tan decepcionado. También pensó que simplemente podría hacer que el otro explorara su cuerpo más tarde; estaban casados ahora. Sonrió y se inclinó hacia adelante, separando las piernas del otro hombre y presionó su resbaladiza erección contra la entrada estirada de Jinki, besándolo con fuerza mientras se empujaba dentro de él. Logró meter sólo la cabeza antes de que Jinki estuviera arañando su espalda, rasgando líneas en su piel, mientras luchaba por romper el beso, probablemente para pedirle que se detuviera, que se retirara. Pero Jonghyun sabía mejor (tenía más experiencia) y empujó hacia adelante hasta que estuvo todo el camino dentro y Jinki estaba sollozando contra su pecho.

“Duele,” sollozó en voz baja, apretando sus puños en la túnica de Jonghyun. “J-Jonghyun, sácalo… es demasiado, por favor.”

El otro príncipe sólo arrulló en su oído, deslizando una mano por las alas escondidas del otro en el hueco de su espalda, frotando círculos suaves allí, justo por encima de su cola. “Tienes que relajarte, Jinki,” dijo con calma, o con toda la calma que pudo. Jinki era tan caliente e imposiblemente estrecho; Jonghyun había olvidado cómo eran los vírgenes de estrechos. Pronto, los sollozos tranquilos de Jinki se calmaron y se apoyó en la cama, sorbeteando su nariz adorablemente mientras observaba a Jonghyun con los ojos brillantes de lágrimas, y tragó saliva, moviéndose accidentalmente, haciendo que su respiración se detuviera mientras Jonghyun siseaba y empujaba contra él.

Eso fue el colmo, Jonghyun maldijo, mientras sus ojos se encontraron cuando Jinki se movió contra él, y aseguró sus brazos alrededor de la cintura del otro, levantándolo mientras Jonghyun se ponía de rodillas. Alzó su mano y la paso sobre el lugar en donde las alas de Jinki se reunían con sus hombros y presionó, haciendo que las extremidades blancas nacaradas se soltaran y se abrieran sorprendentemente rápido. Jinki gimoteó un poco con alivio, la tensión en sus hombros disminuyó al no tener que esforzarse más para mantener sus alas cerradas.

“Eres bonito,” susurró Jonghyun de nuevo, con los ojos fijos en las alas que brillaban de un color entre blanco y amarillo pálido, azul y rosa, en la luz. Sus alas eran pequeñas y probablemente no lo llevarían a grandes distancias pero eran increíbles. “Voy a moverme ahora, ¿de acuerdo?” susurró Jonghyun, y Jinki se quejó un poco, pero no dijo nada, por lo que el hombre más joven balanceó sus caderas lentamente, gimiendo en voz baja ante la sensación.

Mantuvo su ritmo lento al principio, un suave balanceo arriba y abajo, mientras Jinki se acostumbraba a la sensación, y cuando el otro presionó contra él, vacilante, Jonghyun gruñó, su cola se enroscó alrededor de Jinki mientras levantaba las caderas del chico un poco y le permitía deslizarse hacia abajo. Y ese, ese era el sentimiento más increíble. El otro príncipe debía haberlo aprobado mientras jadeaba y hundía sus dientes en el cuello de Jonghyun. Sonriendo con suficiencia, Jonghyun enredó una mano en su cabello para mantenerlo contra su cuello mientras marcaba el ritmo, ayudando a Jinki a levantar sus caderas y luego caer sobre su pene, montándolo. Desde ese ángulo, Jonghyun podía ver a la audiencia y por un momento fue superado por el disgusto y los celos. Jinki era su pareja vinculada, esas personas no deberían verlo así.

Así que Jonghyun extendió sus alas, negro mate, cada una tan larga como su cuerpo, y las envolvió alrededor de Jinki ayudándolo a ocultarse de los ojos observadores mientras movía sus caderas. Jinki exclamó, yendo contra él con más fuerza.

“Jjong, Jjong, Jjong, allí,” gimió, presionando sus caderas hacía abajo aún más fuerte contra el príncipe más dominante, “por favor, por favor.”

Jonghyun se rió entre dientes, extendiendo sus piernas un poco y sosteniendo las caderas de Jinki en su lugar mientras empujaba hacía arriba hundiéndose dentro del otro príncipe; disfrutó de los jadeos entrecortados  y suaves gemidos, esos ruidos deleitaban a Jonghyun porque sabía que Jinki estaba tratando de ser tranquilo y el hecho de que no podía controlarse aumentaba su ego, por decirlo suavemente. Besó el cuello de Jinki, mordiendo y chupando su carne y sintió al otro tensarse y estremecerse mientras presionaba sus dientes sobre su unión del cuello y el hombro, justo por encima de sus clavículas. Entonces, literalmente Jinki se derritió contra él, perdiendo el control de su voz y todos los ruidos que había estado conteniendo fluyeron como una maremoto. De repente Jonghyun tenía en sus manos a un lío de príncipe que se mantenía moliendo sobre él, gimoteando y lloriqueando, intentando por puro instinto conseguir a Jonghyun más profundo dentro de él, para que lo golpeara en ese lugar una vez más.

“Por favor,” suplicó, sacando sus garras mientras arrastraba sus manos por la espalda de Jonghyun, desgarrando la túnica de seda y la piel del otro en su bruma. El otro se limitó a gruñir ante el dolor y el sentimiento de su propia sangre brotando y goteando de las marcas que Jinki había dejado, mordió más duro en el lugar y lanzó a Jinki de nuevo en la cama. Se retiró un momento para darle la vuelta al otro sobre sus rodillas, presionándose contra su espalda y sujetando las alas de color blanco perlado contra la piel del otro mientras se hundía de nuevo dentro de él. Jinki gritó de placer, apretando su cara contra la almohada mientras empujaba  su cuerpo contra el de Jonghyun, la audiencia siendo olvidada. Todo lo que importaba para el príncipe del Norte era que Jonghyun se mantuviera golpeando ese lugar dentro de él y se mantuviera tejiendo esas seductoras armonías, sensualmente oscuras, dentro de su cabeza sonando más y más alto.

Cuando Jonghyun se inclinó hacia abajo y agarró el enorme pene de Jinki, todo había terminado; el príncipe inexperto empujaba contra su mano mientras Jonghyun  lo masturbaba con fuerza y rapidez. Jinki arqueó la espalda, llegando a enredar una mano en el cabello de Jonghyun, y el rubio se sorprendió otra vez por la fuerza de Jinki mientras lo tiraba hacía abajo lo suficiente para que Jinki pudiera girar su rostro y clavar sus dientes y afilados colmillos en el cuello de Jonghyun, extrayendo sangre mientras se perdía por segunda vez, corriéndose sobre la cama y la mano de Jonghyun, antes de derrumbarse, flácido, sobre el colchón, con el cuerpo agotado por la sobre estimulación.

Jonghyun gruñó de dolor, agachando su cabeza para corresponder, los dientes cortando en el lugar que había convertido a Jinki en masilla entre sus manos antes de que los músculos internos del otro chico se contrajeran alrededor de él, arrancándole su orgasmo. Empujó en él más duro que nunca, su delgada cadera golpeando contra los deliciosos muslos del otro sin piedad, su ritmo perdido. Se impulsó como pudo, apretando la boca con más fuerza en la piel del otro, el sabor a cobre de la sangre extendiéndose en su boca mientras estaba en el borde y se vaciaba dentro de Jinki, luego se derrumbó al lado del otro, jadeando mientras descendía de su éxtasis. Vagamente se dio cuenta de las cortinas cerrándose alrededor de ellos, estaba mucho más distraído por Jinki, quien estaba lamiendo en la marca de mordisco, que le había dejado en la garganta, como un gatito mientras su cola se enroscaba y entrelazaba con la suya.

“¿Estás bien?” Preguntó Jonghyun, apartando su cabeza de la boca del otro chico para mirarlo a los ojos, sólo que en lugar del color original  chocolate con leche, estaba mirando a los ojos gatunos entrecerrados de miel derretida y suspiró, girando al otro y haciendo cucharita contra su espalda. Jinki se había vuelto salvaje en algún momento; no era raro que un dragón volviera a caer en su lado más salvaje cuando se acoplaba, pero eso significaba que el Jinki real no se encontraba por el momento y Jonghyun no estaría recibiendo ningún tipo de conversación inteligente de él.

Lo que estaba recibiendo sin embargo, era un pequeño gruñido molesto mientras Jinki se movía y empujaba contra él, gimiendo y exprimiendo(apretando) el pene de Jonghyun aún dentro de él. Jonghyun se rió entre dientes, lamiendo el sudor que se había acumulado en el cuello de Jinki durante sus actividades. Jinki podía ser tímido sobre el sexo y los toques en general, pero su lado salvaje parecía haber despertado como una perra en celo.

Tuvieron sexo tres veces más antes de que Jonghyun decidieran que iban a morir si se mantenían haciéndolo y Jinki se detuvo ronroneando, acurrucándose y quedándose dormido en las sábanas sucias. Jonghyun lo siguió poco después, esperando sólo un momento para asegurarse de que los asistentes no estaban tratando de matarse unos a otros. Pasó la mano por la marca de mordedura que Jinki había procedido a morder y lamer en cada uno de sus apareamientos y frunció el ceño mirando al otro príncipe. Esperaba que eso no fuera algo simbólico del Reino del Norte. Le gustaba saber lo que estaba haciendo antes de verse obligado a algo. Encogiéndose de hombros, pasó un brazo sobre el chico dormido y lo atrajo hacia él, quedándose dormido también. Key los despertaría en unas pocas horas para el baño.

Notas finales:

*snuggle pants, no tengo idea de lo que quiere decir así que en vez de inventar algo sin sentido lo deje como estaba. Si alguien sabe lo que quiere decir, por favor digame, estaré muy agradecida u.u''''

Y gracias por leer~ espero sus comentarios ^o^


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