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When the sun goes down {OnHo-Minew} por LeeMinYoung

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Notas del fanfic:

Annyeong~ *tuve que resubir esto porque el orden que tenía no me gustó para nada*

Les cuento: esta... 'cosa' nació de una idea rara que tuve hace un tiempo atrás. Lo cierto es que no hay mucho Onho/Minew por el mundo, y quise hacer algo interesante. Siempre se ha visto que Onew es el tierno y amoroso, mientras que Minho es el ¿macho? entonces pensé en hacer que se invirtieran un poco los papeles, aunque no todo el tiempo. Ya sabrán a qué me refiero ;)

Notas del capitulo:

Primer encuentro.

MinHo se sentía... ¿cómo decirlo? Tal vez emocionado, un poco asustado y algo aprehensivo en lo que a su futuro se refería.

Al día siguiente comenzaría su primer año universitario. Por supuesto que esos sentimientos eran de esperarse; no era de fierro y el no saber con qué se iba a encontrar lo tenía de cabeza.

Botó por la boca todo el aire de los pulmones y se bajó por fin del autobús. Era media tarde y todavía debía encontrar su dormitorio.

Pero claro, quedarse como un idiota observando el enorme campus no era una opción, así que ahí estuvo por un rato, frustrado por no haber llevado su cámara, hasta que alguien chocando con su hombro lo sacó de sus pensamientos.

—Fíjate por dónde caminas —fue lo primero que se le ocurrió decir, arrepintiéndose luego de su desliz.

El chico se volteó, sus ojos felinos con una mirada asesina.

—Tú eres el que está parado en un lugar que no corresponde —le echó un vistazo—, poste con cara de rana.

— ¿Qué te crees, ojos de gato?

Para ese momento ya había olvidado su remordimiento.

El desconocido lo volvió a mirar, en esta ocasión con desprecio, y siguió su camino.

'Será mejor si me muevo'.

Tuvo que preguntar varias veces antes de dar con el edificio que le correspondía.

Era el cinco, en la planta baja. Al menos ya no tendría que subir escaleras. La pieza era la séptima, así que fue fácil y por suerte llevaba la llave en el bolsillo. Sólo tuvo que abrir, avanzar unos cuantos pasos y ya estaba dentro de lo que sería su hogar por los próximos tres años.

Miró a su alrededor, buscando algún rastro de su compañero de cuarto, pero no lo halló. 'Seguro aún no llega', pensó antes de acomodar sus cosas en la cama del lado izquierdo.

Su estómago rugió cuando quiso comenzar a ordenar lo que había llevado. Tendría que buscar el casino. Qué cansado. Ya estaba un poco aburrido de andar tanto, aunque así podría conocer un poco más su universidad.

Era extremadamente grande. Como su pequeño pueblo o quizá más. Sin embargo no se preocupó mucho. Ya estaba mayorcito como para amedrentarse por cosas sin importancia. Se animó con eso y salió, como dispuesto a comerse el mundo, o algo parecido.

 

 

El tono furioso de su teléfono le hizo reaccionar.

—Jjong.

—Hyung, ¿cómo estás? ¿Te vienes hoy?

—Bien... —suspiró— y no.

— ¿Por qué? ¿Es por lo del compañero de dormitorio?

—No. Sí. Bueno... ya sabes, Jjong.

—Supongo que no hay nada que pueda hacer por ti, ¿verdad?

—Lo siento, pero no.

Del otro lado se oyó un bufido.

—JinKi, sabes que cuentas conmigo.

—Lo sé.

—Y si el tipo ese intenta hacerte algo, sabes que debes avisarme para poder ayudarte.

—Sí, JongHyun. No por nada eres mi mejor amigo —y el único.

—Ok. Sólo quería asegurarme.

—Gracias por todo. Te debo mucho y tú me sigues ayudando tanto.

—Por nada. Para eso estoy. ¿Nos vemos mañana entonces?

—Claro que sí. Avísame dónde es la primera clase.

—Ok. Te mandaré un mensaje.

—Vale. Hasta mañana, Jjong.

—Hasta mañana, Onew.

Colgó y volvió a echarse en la cama.

En verdad, sentía que el destino era cruel con su persona. ¿Por qué le enviaron a alguien al cuarto cuando su médico había dejado claro que no podía compartir habitación con nadie?

Bueno, lo peor no era eso, si no saber que no importaba cuán frustrado y enfadado estuviera. Sabía que no iba a reclamar. El que hablaba siempre por él era JongHyun, pero no le iba a pedir que lo hiciera en esta ocasión. Aguantaría. Y hablaría con su psicólogo para ver qué solución no drástica podía haber para la situación en la que se encontraría desde mañana por la noche.

— ¡JinKi-ah!, está lista la cena.

—Voy, omma~

Ya tenía sus cosas empacadas, así que decidió relajarse. Después tendría tiempo de sobra para analizar su problema. Ahora tocaba pasar tiempo con su madre antes de separarse por varios meses.

 

 

Una figura alta, de cabellos oscuros y ojos grandes corría desesperado. El reloj en su muñeca marcaba las ocho y no estaba muy cerca del salón en el que le tocaba clase en diez minutos más.

Se había levantado temprano, pero seguía sin conocer nada de ese lugar, así que, por una cosa obvia, se perdió.

Detuvo su carrera delante de la puerta correcta. Tuvo suerte de que el maestro llegara un poco atrasado, así se ahorró un reto de su parte. O lo que él suponía, porque aunque todos fuesen mayores de edad, nunca se sabía cuán molestos podían llegar a ser los profesores.

—Buenos días —los saludó un caballero de no más de cincuenta años y con aspecto de muy estricto.

En breves palabras se presentó como el Jefe de carrera y quiso que se presentaran uno a uno. Eran más de cuarenta en la sala por lo que ni siquiera intentó guardar algún nombre en su memoria. Ya se los aprendería después.

Cuando acabaron, les entregó el horario a cada uno y no hubo tiempo de decir nada más porque la hora llegó a su fin.

Por ser inicio de semestre, casi no tenía clases, así que regresó a su cuarto a pensar qué haría con tanta hora libre.

Con la confianza que da el saber que vives solo abrió sin pensar que tal vez su compañero de pieza podría estar ahí. Y eso fue lo que ocurrió, aunque no exactamente. Más bien unas maletas por poco y le cayeron en los pies. Alcanzó a cerrar con fuerza, asustado.

— ¡Lo siento! —Oyó una voz desde el interior, así como unos pasos apresurados recorriendo el cuarto—. Ahora puedes pasar.

MinHo entró sin saber qué hacer. En general no era un chico tímido. Más bien todo lo contrario. Tampoco era alguien que hiciera amigos fácilmente, pero en ese momento no sabía qué decir.

—Tú eres MinHo, ¿verdad? —Habló el desconocido al ver que el alto no decía nada.

La mente no le dio para preguntarle por qué sabía su nombre, así que sólo lo confirmó.

—Sí, Choi MinHo. ¿Cuál es tu nombre?

—Lee JinKi.

Su sonrisa le extrañó un poco. No solía pillarse con personas que lo hicieran con tanta sencillez.

—Cuida de mí, hyung.

—Tú también, MinHo.

Después de la incómoda presentación, cada uno se fue por su lado del cuarto, que afortunadamente era amplio.

— ¿Siempre has usado esa cama?

—Sí, ¿por?

—No es nada, sólo quería asegurarme. Como no habías llegado, ocupé la que me pareció mejor.

—Tranquilo, MinHo-ah. Yo no suelo complicarme mucho la vida así que no te preocupes.

—Gracias, JinKi-hyung.

—Por cierto —habló después de un rato—, si necesitas un tour avísame y puedo ayudarte a conocer este lugar.

No quiso agregar que podían demorarse siglos debido a su torpeza innata y a la habilidad de sus piernas para cruzarse entre ellas sin que pudiera hacer nada. No era muy importante en cualquier caso, se iba a enterar de una forma o de otra.

—Te voy a cobrar la oferta, hyung.

Ambos se rieron, al fin relajados y siguieron con lo de cada uno.

Notas finales:

Es sólo el comienzo *como si no fuera obvio jajajajja* espero que les haya gustado y dejen sus lindos reviews~~

annyeong :)


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