“Al despertar”
Escuche el tono de alarma a mi lado derecho, gruñí con molestia intentando apagarlo pero fue en vano ya que no lograba encontrarlo, toque al lado contrario deslizando mi mano por la cama vacía, tomando una almohada pasándola por mi cabeza golpe el buro, escuche el caer de varios objetos y el callar del despertador, suspire cubriéndome con la almohada, no quería levantarme, era San Valentín, sería un día ajetreado, me acorruque intentando dormir, no pasaba nada si faltaba un día al trabajo ¿Cierto?, no funciono, era mi conciencia diciéndome que debía levantarme y salir a trabajar como si fuera un día más, odio a mi conciencia, refunfuñe arrojando la almohada lejos, me levante de golpe acostumbrándome a la luz natural que inundaba mi habitación, esos rayos de luz que se atrevían a traspasar mi barrera de cortinas, pase mis manos por mi rostro en un intento de despabilar, solté un gruñido más al separarme del colchón pero finalmente me dirigí al baño para darme una ducha.
La ducha me cayó muy bien, me despertó y dio ánimos para lo que vendría, San Valentín, ese día rosa en que todos daban y recibían regalos, todos menos yo, no es que fuera un amargado, anti social, no, es solo que no doy regalos porque no tengo a quien dárselos, soy repostero, en estas fechas preparo miles de pasteles con temática, corazones de distintos colores, frases como te amo rebosando por doquier, la crema roja y rosa se acababan con facilidad, miles de rosas y corazones de fondant se creaban, el chocolate se esfumaba con rapidez convirtiéndose en el principal ingrediente de ese día, el local era adornado por miles de globos y flores que contrastaban con el olor a café y pan recién hecho, llegue al restaurante a tiempo, salude a todos amablemente mirando alrededor, solté un suspiro adentrándome a la cocina, mi fiel cocina, mire el reloj, ocho de la mañana, era tiempo de abrir, trabajaba en restaurante-café, o algo así, no importaba mucho, me dejan hacer lo que más me gusta, cocinar y el sueldo es excelente, no me quejo, vivo bien de manera laboral, sonrió al llegar las primeras ordenes, la tensión se esfumo al tocar los ingredientes.
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-Hyung- escuche la voz de mi compañero, lo mire interrogante- Cúbreme un momento, el mostrador esta que explota y de verdad necesito ir al sanitario, los demás atienden las mesas, estamos a reventar, sé que odias atender- me recalco antes de que replicara- pero de verdad lo necesito- se retorció con una mueca de súplica de verdad necesitaba el baño, asentí sonriendo- ¡Mil gracias!- gritó saliendo disparo al sanitario, solté una carcajada, limpie mis manos rápidamente y sacudí mi mandil soltando un suspiro al notar que era cierto, la gente se conglomeraba en la puerta, las mesas estaban llenas y había una gran fila en el mostrador, me acerque a las persona comenzando con sus órdenes.
“Dona de pareja” “Pastel corazón” “Especial San Valentín” “Malteada de amor” “Explosión de amor” Y muchos más nombres ridículos, a veces me pregunto quién pone los nombres a los platillos, sacudí la cabeza olvidándome de eso.
-Buenos días ¿Qué desean ordenar?- hable con las señoritas frente a mí, estudiantes, típico, sonreí forzosamente, por lo general las estudiantes eran las más temibles cuando de San Valentín se trataba.
-Hola- me sonrieron en cadena, macabramente- Nos gustaría una orden de chocolates de corazones, además de cinco malteadas de fresa, dos explosiones de amor, dos helados de miel y tres especiales de San Valentín- pidió en automático, asentí sorprendido, las chiquillas tenían dinero, vaya forma de gastarlo, me di la vuelta sacando todo lo que querían- Para llevar- menciono la chica, asentí buscando las cajas o lo que sea que utilizaran para llevar los pasteles y demás- De San Valentín- pidió a lo que volví a asentir, mire por todos lados y seguí sin encontrarlas, entre en pánico, mire a las chiquillas quienes comenzaban a fruncir el ceño- ¡Disculpe!- gritaron al mismo tiempo causándome escalofríos, se notaban molestas- ¿Puede atendernos o se tardara otra media hora en hacerlo?- pregunto una de ellas con tono gélido.
-Disculpen, tengo un problema con las envolturas- le respondí inclinando levemente mi cabeza.
-Usted es muy estúpido- me dijo una después de unos minutos de búsqueda.
-¿Disculpa?- aquello me había molestado, mire a las demás personas, miraban el reloj ansiosamente y DaeSung no regresaba del baño, rechine los dientes respirando, no debía perder la paciencia, nunca lo hacía, no lo haría por unas niñas.
-He dicho que es muy estúpido- volvió a responder con burla.
-Ese vocabulario señoritas- se escuchó una voz más- ¿Sus padres saben que están en una cafetería en hora de escuela?- note como se estremecían con aquella pregunta- Deberían tener cuidado con lo que dicen- el dueño de la voz apareció, cabello rosa, corto y negro en los costados, complexión delgada, piel nívea, no muy alto, pero sin duda guapo, me pasme en su imagen, nunca había visto a alguien como él, hasta su voz era atrayente, salí de mi ensoñación al verlo entrar de mi lado del mostrador, lo vi lavarse las manos perfectamente y tomar unos guantes y colocárselos, note como se agachaba dejando su trasero a mi vista, lo analice tragando en seco, saco de la alacena unas cajas y comenzó a empaquetar el pedido de las estudiantes, regrese a la realidad al ver cómo me indicaba que tomara el dinero de las chiquillas quienes se mantenían con la mirada baja- Tienen lo que quieren, que lo disfruten- volvió a hablar una vez que les entregue su cambio- Ahora estudien mucho- les sonrió sincero, me quede colgado de su sonrisa, era hermosa, la más hermosa de las sonrisas- ¡Feliz Día de San Valentín!- les dijo al verlas reír apenadas.
-Gracias- respondieron yéndose, aun no salía de mi ensoñación, era mágico, jamás lo había visto, no sabía que trabajaba ahí, que era mi compañero, ¿Cómo era eso posible? Su cabello rosa y su forma de vestir llamaban de inmediato la atención, lo note al ver a los demás clientes mirándolo fijamente, lo mire sin importarme los demás y el tiempo que llevaban esperando.
-Oh, puedes seguir con tu trabajo- me dijo quitándose los guantes, ahí están todos los envoltorios, supongo que sabes cómo se doblan y que va en cada cosa- asentí después de verlo fruncir el ceño con duda- Bien- me dirigió una sonrisa, mirándome fijamente- Continua- me invito hacia el mostrador, volví a asentir sin dejar de mirarlo.
-Seung hyung- me llamaron.
-Mnh- conteste sin dejar de ver a la hermosa persona frente a mí.
-Estoy de vuelta, gracias por cubrirme- sentí la mano de DaeSung en mi hombro, más no lo mire, mi mirada seguía prendada de esos ojos avellana que me miraban con ternura- Oh, hyung ¿Qué haces de este lado del mostrador?- pregunto acercándose al peli rosa.
-Vine a ayudar un poco ¿a?- me miro interrogante.
-Seung Hyun- respondí haciéndolo reír.
-Seung Hyun no sabía dónde estaban los envoltorios y tenía a unas chiquillas esperando, sabes que este día las altera- soltó una risilla por su comentario, seguido de Dae- habían comenzado con los insultos así que algo tenía que hacer.
-Muchas gracias hyung- le respondió Dae acercándose a la barra de nuevo- Te debo una- le sonrió comenzando con las ordenes de las demás personas- Esta vez tu pedido va por la casa.
-¡Maravilloso!- expreso haciendo reír a Dae y curvando mis labios en una sonrisa- Vendré por el después, en estos momentos esta abarrotado de gente, así que vendré en la tarde antes de que cierren, mantén listo mi pedido Dae- DaeSung rio asintiendo- ¿Hoy cierran temprano?- pregunto a lo que asentí- Bien, vendré a esa hora- dio una última sonrisa saliendo de nuestro lado del mostrador- Nos vemos Dae, hasta luego Seung Hyun- se despidió de mi estremeciéndome, asentí susurrando un hasta luego.
-Hasta luego Ji Yong hyung- respondió Dae siguiendo con las ordenes, Ji Yong, ese era su nombre.
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Estaba nervioso, no había ninguna duda sobre ello, la hora de cerrar estaba por llegar, faltaban dos horas para hacerlo, el peli rosa no aparecía, aún seguía con la esperanza de que apareciera en la puerta agitado por haber corrido para llegar temprano y encontrar abierto aún, quería verlo, hablar con él, conocerlo, hacerse su amigo, la gente era menos, los pasteles se había acabado pero ya no tenía que hacer gran cantidad, cocino los últimos, limpiando toda la cocina, se arregló dejando su mandil fuera, por primera vez se acercó a un espejo notando su apariencia, todo mundo decía que era muy guapo así que asintió con confianza, no quería a todo el mundo, solo quería a ese peli rosa, salió de la cocina sentándose en la única mesa vacía, nunca se quedaba más tiempo después de terminar con su trabajo, pero esperaba fervientemente ver al hombre más bajo.
Y sucedió, después de que acabara con la mitad de su café, el peli rosa apareció por la puerta con una gran sonrisa en el rostro, se acercó al mostrador siendo recibido por DaeSung, lo mire desde la mesa fijamente, lo vi asentir mirando alrededor, buscando algo, su mirada choco con la mía, vi como susurraba algo a DaeSung quien solo reía contestando, fruncí el ceño mirándolos expectante, volvió su vista a mí y sonrió acercándose, correspondí la sonrisa levantándome para saludar.
-¿Esperas a alguien?- me pregunto a lo que negué en seguida- ¿En serio? Entonces ¿Puedo sentarme contigo?- me pregunto en un susurro, sus mejillas adquirieron un leve color carmín, sonreí encantado, era lo más dulce que había visto, aun siendo un repostero.
-Por supuesto- le dije invitándolo a sentarse, volvió a sonreír, sentándose- No te había visto antes por aquí- comencé una conversación con el después de unos segundos de silencio.
-¿En serio?- pregunto volviendo a su color normal- Es extraño- realizo un puchero, tentándome a borrarlo con mis labios- Diario vengo aquí, es por ello que ya saben lo que pido y que se dónde está cada cosa- me dio una sonrisa recordando el incidente de la mañana- Es más creí que eras nuevo, pero ahora sé que eres el responsable de todos esos postres maravillosos que venden- me alabo sin dejar de sonreír.
-¿Te gustan?- pregunte lo obvio.
-Claro, son magníficos- respondió con espontaneidad haciéndome reír, en ese momento llego DaeSung con una bandeja, en ella llevaba una taza de café y un brownie de almendra, mis favoritos, sonreí bobamente al ver lo que le gustaba- Gracias Dae- agradeció para seguir con nuestra platica.
-¿Lo que más te gustan son los brownies de almendra?- le pregunte, se sonrojo asintiendo.
-Son deliciosos, nunca me canso de ellos- bajo la mirada, dejando su ternura a flote- Pero cualquiera de tus postres son magníficos, Dae siempre me sorprende con algo nuevo, por ende he probado todos.
-Gracias- respondí- Me da un placer inmenso saber que disfrutan mi comida- se sonrojo de nuevo, mirándome fijamente.
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Y era cierto, Ji Yong asistía diariamente a la cafetería por su café y algún postre, me encantaba verlo cada mañana, cada tarde, cada momento, tenía una foto suya, por más acosador que suene, le había tomado una foto cuando accedió a probar un nuevo postre que había creado, sus ojos se encontraban cerrados disfrutando del sabor de aquel pastelillo, disfruto ver sus labios contraerse, tocarse entre sí, delirando con el sabor de mi comida, me encanta.
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El tiempo comenzó a pasar, llevo una estrecha relación con Ji Yong, cada día me gusta más, lo quiero, es una maravillosa persona, amable, amigable, risueño, carismático, es un amor en persona, ha pasado un año exactamente de conocerlo, hoy es San Valentín.
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Escuche el tono de alarma a mi lado derecho, abrí los ojos de golpe, mire el reloj, era más temprano de lo normal, debía alistarme, me levante y de inmediato me dirigí a la ducha, una ducha caliente en la mañana siempre me caía excelente, hoy es un día diferente a los demás, no solo porque es San Valentín ni porque me he levantado temprano sin pesadez y con mucho ánimo, no, bueno si, pero además de eso hoy deseo preparar los chocolates más deliciosos del mundo, quiero dárselos a JiYong, por primera vez comprendo la preocupación de las personas al pensar en que regalar, por primera vez no me sofoco entre tanto color rojo y rosa, por primera vez no me parecen estúpidos los globos gigantes de corazón, por primera vez tengo a alguien a quien darle un chocolate, sonrió estúpidamente, lo sé, puedo sentir mis pómulos elevarse, la cocina me espera y esta vez no le fallare, llego más temprano que de costumbre dirigiéndome a cocinar rápidamente, realizo los postres base para el restaurante esos que se irán volando en cuanto el restaurante abra, comienzo con mi creación, esa combinación de los ingredientes favoritos de JiYong, debe quedar perfecto, pasando unos minutos, no sé con exactitud cuántos, solo sé que debo de terminar pronto pues los pasteles se están acabando además de que Ji está por llegar, observo mi creación con adoración, le encantaran, los adorno con delicadeza, deben quedar perfectos, los guardo con sumo cuidado dentro de la caja color carmín circular, sí, he seleccionado hasta el mínimo detalle para este regalo,
-Seung hyung- Dae me llama- Ya llego- menciona con una sonrisa, sabe que JiYong me gusta, se le ha vuelto un hábito fastidiarme con eso, pero no me importa, siempre y cuando, me avise de la llegada de JiYong, yo mismo atiendo al peli rosa.
-Gracias Dae- le agradezco, tomo la caja con delicadeza y salgo con ella, me mira sonriente y correspondo en seguida- Buenos días Yongie.
-Buenos días hyung- noto el sonrojo en sus mejillas.
-¿Estas bien?- le pregunte divertido, amaba sus sonrojos.
-¡Sí!- respondió animado.
-Me alegra- reí por sus cambios de humor- ¿Lo mismo de siempre?- le pregunte esperando su afirmación, más no llego.
-No- mi expresión cambia- Bueno si- lo veo vacilar, está nervioso- Pero además quiero una orden de chocolates, de los más sabrosos que hayas preparado hyung- me dice animado con una sonrisa y el sonrojo aun presente en su rostro.
-¿Chocolates? Jamás pides eso- susurro con termo, ¿Qué está pasando?.
-Lo sé, jamás había tenido alguien a quien dárselos- sonreíste tímidamente, mi corazón se aceleró- Pero esta vez tengo a alguien- mencionas emocionado lanzándote hacia enfrente- ¿Podrías darme algunos de tus maravillosos chocolates?- me pediste, asentí sin expresión, me di la vuelta preparando tu pedido, mire la caja de chocolates que había preparado para ti, eran los chocolates más deliciosos que había preparado, pase mis dedos por la orilla de la caja con dificultad y sonreí, sonreí con dificultad entregándote todo- ¡Wow! Es hermosa- hablaste sorprendido, tocaste la caja con determinación y un brillo en tu mirada- No sabía que adornaban de esta forma, deberían cobrar cargo extra- no me miraste, agradezco que no la hagas, me derrumbaría al ver el brillo en tu mirada- ¿Cuánto seria por esto hyung?- preguntaste mirándome con una sonrisa en tu rostro.
-Va por la casa- respondí con dificultad, de cualquier forma no pasaba nada si no le lo cobraba, era mi regalo, mi primer regalo de San Valentín, ni siquiera en mi adolescencia había regalado algo a alguien, quería que lo usaras como mejor le pareciera, era una forma de entregarte la llave de mi corazón, porque a pesar del poco tiempo, el chico peli rosa me tenía a su merced.
-Oh vamos hyung, no puedo aceptarlo- me rechazo, tal vez no de la manera en que lo pienso, pero me rechazo- Es como si me lo estuvieras regalando, no puedo regalar algo que me regalan.
-No lo tomes así, es un gusto para mí ayudarte con un regalo para esa persona especial- ¿Saben lo que es destruirse lentamente? Algo así está pasando.
-Me da vergüenza hyung- se sonrojo- Es importante para mi mostrarle los excelentes chocolates que preparas, de cualquier forma, no siempre tengo a mi hermana en casa- mis labios se separaron y mis ojos se abrieron más de lo normal ¿su hermana?- No hagas esa expresión, sé que es poco común regalar chocolates a tu nonna, más en San Valentín, pero de verdad quiero que pruebe tus chocolates antes de que se vaya de nuevo- podía notar el nerviosismo en su voz.
-¿A tu nonna?- pregunte con alegría que aumento al verlo asentir con un puchero.
-No te rías hyung- hizo un mohín, seguí riendo animadamente.
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Escuche el tono de alarma a mi lado derecho, me remuevo, no he dormido mucho, casi nada, me pase la noche entera pensando en un regalo, un año más, San Valentín. Me levanto como si de un zombie se tratara, miro el despertador y sonrió, a lado hay un marco, dentro de ese marco una tira de fotos, la tira de fotos que más quiero, que más cuido, son mías y de Ji Yong, es como una mini historia, a pesar de ser cuatro sencillas fotos, en la primera nos miramos con una leve sonrisa en el rostro, en la segunda sonreímos brillantemente, en la tercera lo abrazo por la espalda mientras hacemos muecas extrañas y en la cuarta unimos nuestros labios en un tierno beso.
Me ducho como todas las mañanas, me miro en el espejo antes de salir, todo va bien, mi mirada brilla como nunca, observo mi cama, en ella está el regalo de JiYong, sonrió bobamente y decido salir de ahí, llego a la cafetería como todas las mañanas, saludo animadamente a todos, juego con los globos de la entrada y me dirijo a la cocina, comienzo con mi trabajo, es reconfortante.
-¡Hyung!- escucho el grito de DaeSung.
-Está bien- respondo en automático, sé de qué se trata, tomo el brownie que he estado preparando, lo miro fijamente con una sonrisa en el rostro, salgo de la cocina encontrando a mi delirio, Ji Yong, me sonríe sonrojándose levemente por la risilla de Dae, me acerco a el- Yongie- susurro despareciendo a las personas a mi alrededor, como cada vez que lo veo.
-Hyunnie ¡Buenos Días!- su alegría inunda mi pecho de la misma, me hace sonreír- Ven acá- movió su dedo llamándome escucho una risilla ajena a ambos, más no me importa, me acerco a Ji con una gran sonrisa en mi rostro, me toma de las solapas de mi chaqueta y me besa, me besa sin importarle la gran cantidad de personas a nuestro alrededor, sonrió en el beso- ¿Qué tal tu mañana Hyunnie?- pregunta al separarnos.
-Con esto ¡Excelente!- respondí haciéndolo reír.
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Escuche el tono de alarma a mi lado derecho, me remuevo molesto, he estado muy ocupado toda la semana que no he podido dormir bien, entre el concurso de pasteles y San Valentín, estoy cansado, muevo mi mano al lado contrario, extiendo mi brazo atrapando a la persona a mi costado, me acerco a ella y entierro mi rostro en su cuello, aspiro su aroma, le escucho suspirar y girar hacia mí, me decido a abrir los ojos y me encuentro con la imagen más bella, Ji Yong con los ojos adormilados, el cabello enredado y una sonrisa ligera en el rostro, besos sus labios suavemente, dejo de escuchar el despertador hundiéndome en sus brazos que pasan por mi cintura, hoy no trabajare, es San Valentín, el primer San Valentín que pasare en mi casa, preparando una cena espectacular, el primer San Valentín en el que estaré todo el día a lado de JiYong, sonrió con su puchero.
-¿Te parece si nos duchamos y después desayunamos algo?- susurra aún con sueño.
-Quedémonos así unos minutos más- respondo pegándolo más a mi cuerpo, las mañanas dejaron de ser difíciles, me gustaba abrir los ojos y ver a Ji durmiendo, despertando o sonriendo, simplemente me encantaba verlo, el ducharme se convirtió en una de mis actividades favoritas, me duchaba del diario a lado de Ji Yong, con nuestros cuerpos unidos y el agua tibia mojándonos, hermoso, lo dejaba en su trabajo cada mañana y después me dirigía a la cafetería, desayunábamos juntos- Te amo Yongie- susurro besando su cabello.
-Yo también te amo Hyunnie- me mira sonriendo- Hoy será un buen día- me dice acurrucándose contra mi pecho, es cierto, será un buen día, ya no me es estúpido San Valentín, es más, ayudo a decorar la cafetería, inflo globos rojos, doy ideas para los nombres de los pasteles, regalo chocolates, susurro “Feliz San Valentín”, preparo un regalo, todo es diferente.
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Escuche el tono de alarma a mi lado derecho, muevo mi brazo en un intento de apagar el ruido, siento un peso extra en mi pecho, sonrió suspirando, el sonido del despertador cesa, abro los ojos mirando la cabellera castaña encima de mi torso, acaricio los cabellos tranquilamente, mientras sonrió, lo veo removerse y bajar de mi pecho para enterrar su rostro en la almohada.
-Yongie- susurro intentando despertarlo, no funciona, delineo la línea de su espalda con cariño, beso su hombro desnudo y me decido a salir de la cama, tomo una sábana para tapar mi desnudez, lo cubro a él con la sabana restante y me dirijo al baño. Me preparo rápidamente y llamo a servicio a la habitación, pido un desayuno espectacular, no puedo cocinar ni Ji Yong tampoco ya que estamos en un hotel, salgo de la habitación dirigiéndome al living, platico con la recepcionista quien asiente a mis peticiones, todo debe salir perfecto, no prepare la fecha de mi boda un día antes a San Valentín para que algo me saliera mal, sí, me case con Ji Yong, estamos en nuestra luna de miel, es San Valentín, y le tengo preparada una sorpresa, es gracioso como odiaba este día, me era comercial y ajetreado, pero ahora, después de haber conocido al amor de mi vida en San Valentín, adoro San Valentín, aún sigo creyendo que si de demostrar amor hablamos cualquier día es esencial pero San Valentín me ha traído muchas cosas últimamente, después de checar que todo esté listo subo a mi habitación de nuevo, Ji Yong sigue durmiendo plácidamente, después de todo tuvimos nuestra noche de bodas y debe estar agotado, beso su mejilla haciéndolo despertar.
-Hyunnie- me sonríe, como todas las mañanas- ¿Qué hora es?- pregunta con un puchero tallando sus ojos.
-Hora de que te levantes amor- le respondo con una sonrisa.
-Amo que me digas amor- se remueve en la cama con un sonrojo, amo todo de él.
-Amor, el desayuno está por llegar y no quiero que nadie, NADIE te vea así- recalco con los celos a flote, suelo ser posesivo, algo más que descubrí hace tiempo- así que alístate, hoy tenemos muchas cosas que hacer.
-Mi Tabi celoso- se acerca a mi sin importarle el caer de la sabana y me da un beso, casto, tierno, dulce- Me duchare- brinca de mis brazos hacia el baño, suelto un risilla acomodando las sabanas en menos de lo que pienso sale del baño completamente fresco, tocan la puerta, ignoro mi deseo por tomarlo nuevamente y me dirijo a ella.
Brownies de almendra, deliciosos brownies de almendra con el eslogan “¡Feliz San Valentín!” encima de ellos, trazado con crema roja y blanca, curioso ¿No?, sonrió agradeciendo al joven del servicio, le doy su propina y tras su salida tomo la bandeja y voy hacia Ji Yong quien está terminando de alistarse, le sonrió y beso su mejilla fugazmente.
-Vamos, el desayuno ha llegado-me siento en el sofá con los brownies por delante, el café favorito de JiYong y un tazón de fruta, algo ligero, quiero llevarlo a desayunar fuera, se acerca a mí, siento sus brazos pasar por mi cuello y su cabeza reposar de mi hombro.
-Feliz San Valentín- susurra en mi oído, lo miro sonriendo, atrapo sus labios y lo llevo a mi regazo, lo beso fervientemente hasta que el oxígeno exige nuestra separación.
-Feliz San Valentín- le contesto y suelta una risilla, vuelvo a atrapar sus labios, no importa el desayuno, no importa la serenata que espera por aparecer, no importa nada de eso, es San Valentín y lo pasare con mi esposo.
-Te amo- susurramos al recostarnos en el sofá, debo admitirlo, AMO San Valentín…