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Mi Yeollie por SungYeol

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Notas del fanfic:

La verdad, no me gustó mi último trabajo, no fue lo que yo esperaba de mi mismo, tuve algunos problemas y presiones y termine escribiendo cosas que, siendo sincero, no era lo que yo pensaba. Espero que les guste esta nueva versión.

Notas del capitulo:

Personajes: SungYeol, DongWoo

Parejas: DongYeol

 

El menor de piel blanca y lechosa se encontraba en su casa, recostado en el sofá de color negro, con las muñecas abiertas por un corte; había intentado quitarse la vida luego de que el amor de su vida, una persona que no era su esposo, se fuera para ser feliz con alguien más.

Dong Woo regresó corriendo hasta la casa de su menor, no le gustó la forma en que se fue, destrozado y con los ojos rojos por tanto llorar. Encontró la puerta atrancada por el seguro y con un par de fuertes patadas logró abrirla. Eso no era nada bueno, Sung Yeol no estaba acostumbrado a encerrarse de esa forma.

La preocupación lo embargó y entró sólo para comprobar lo que había estado temiendo desde que llegó. Había un camino de sangre en el suelo que llegaba hasta aquel sofá color oscuro, justo a la mitad de la habitación.

La sangre se le heló al pensar en el amor de su vida, su droga, muerto por haberse quitado la vida. Corrió hasta donde el más joven, con el cuerpo temblando y el corazón latiendo tan fuerte que juraría, estaba a punto de salirse de su pecho.

Tomó el cuerpo inerte entre sus brazos y llorando lo estrujó con fuerza.

─ ¿Por qué lo hiciste, Sung Yeol? ─Las lágrimas desbordaban de sus ojos y se perdían en los carnosos labios del mayor.

Su Yeollie se veía diferente, sus labios estaban muy agrietados y ya no tenían ese color rosa que lo volvía loco, sus mejillas estaban blancas y no rojas como hace tres días que lo había dejado en su casa, y su cuerpo, su cuerpo ahora estaba frío.

Igual que Sung Yeol, los recuerdos llegaron a su mente.

 

─ Jajaja, ¿de verdad no lo recuerdas? –Ambos se encontraban bajo el efecto de la droga que consumieron.

─ No, de verdad no puedo recordar nada, tal vez no fui yo... ─Masculló el chico alto entre risas.

─ Me cantas te Propuesta indecente el otro día, estoy seguro.

─ No lo recuerdo, pero puedo cantarla ahorita… ¿Cómo iba la canción?

─ No lo hagas, dices que no lo recuerdas y está bien, tal vez sólo fui yo. ─El más bajo pisó el acelerador para ganar velocidad y llegar más pronto a su casa con Yeol.

Ambos disfrutaban de una vida juntos, sin novios, sin responsabilidades, amigos con derecho y nada más.

 

Acarició el rostro de su “pequeño” con su zurda y pudo sentir el camino de las lágrimas que ya se encontraban secas. Con eso vino a su mente cuando su Yeollie le cantó propuesta indecente.

 

─ Hyung… Hyung mírame… ─Sung Yeol estaba llorando de nuevo. Dino tenía una enfermedad que lo atacaba y de la cual nunca quiso hablar con él.

─ Sé que dijiste que ya lo habías olvidado, pero quiero que el día en que muera tú me cantes Propuesta indecente. ─Tenía la fiebre un poco alta y su cuerpo se encontraba vulnerable.

─ Hyung no digas eso… no cierres los ojos, mírame.

No obtuvo respuesta del mayor.

─Hyung… No seas así, no te duermas…

Aún nada. El más alto comenzaba a preocuparse. Se recostó junto a Dong Woo hyung y recargó la cabeza sobre su pecho, la situación lo tenía tenso, alerta a cualquier cambio en el cuerpo centímetros más bajo que el suyo.

─ Y si te invito una copa… Y me acerco a tu boca… ─Comenzó a cantar para cumplirle a Dong Woo lo que más quería. ─Y si te robo un besito, nada más… No me sé la canción hyung…

─ ¿Por qué te detuviste? ─Una pequeña sonrisa se encargó de curvar los grandes y carnosos labios de Dino. ─Continua babbo.

El contrario que había dejado de llorar al escuchar la voz de su chico de labios peculiares se limpió las lágrimas para continuar, esta vez más animado.

Si te invito una copa y me acerco a tu boca, 
Si te robo un besito, a ver, te enojas conmigo, 
Que dirías si esta noche te seduzco en mi coche 
Que se empañen los vidrios si la regla es que goces

Si te falto al respeto y luego culpo al alcohol, 
Si levanto tu falda, me darías el derecho. 
A medir tu sensatez, poner en juego tu cuerpo, 
Si te parece prudente…

─ Esta propuesta indecente.

Estuvieron toda la noche cantando hasta que a ambos les ganó el sueño.

 

Llevó en sus brazos al chico de piernas largas hasta su habitación, maldiciéndose por entrar ahí. Era la misma habitación que compartía con su esposo, persona que le hacía el amor todas las noches, que tenía la dicha de tocar su delgado cuerpo y besar los lunares que manchaban su color blanco.

 

Depositó a su amado sobre la cama y caminó hasta el baño para tomar el botiquín y regresar a la cama. Comenzó a limpiar la diestra del chico sobre la cama, llevándose la sangre ya seca que estaba no solo en su muñeca, sino también en su mano y dedos.

 

─ Hyung ya no me llames Yeollie, dime Choding, mis amigos así me dicen.

─ ¿Qué? No voy a decirte como te dicen todos, tú eres mío, eres mi Yeollie. ─El mayor estaba aferrado en llamarlo de esa forma tan cariñosa.

─ Pero así me dice mi esposo, y mis amigos me llaman Choding.

─Pero yo no soy tu amigo, yo soy tu novio y tú eres el mío.

 

Una sonrisa amplia apareció en el sonrojado rostro del más alto, eso era lo que más quería, que eso fuera cierto y ambos pudieran estar juntos. Pero era imposible, algo de lo que debían olvidarse ambos.

 

Vendó las muñecas ajenas cuando estas ya no sangraban y se acercó lento a besar sus labios. El cuerpo aún le temblaba y las ideas no estaban claras en su mente. Tomó una manta blanca que se encontraba guardada en un cajón del guarda ropa y con ella cubrió el frío cuerpo de Sung Yeol.

 

Los brazos de su chico especial quedaron tocando su propio abdomen y en medio de estos, dejo descansar una rosa roja, pues siempre supo que eran las flores favoritas de su menor.

 

Depositó un último beso sobre su frente a la vez que una pequeña lágrima se escapaba de sus enrojecidos orbes y se fue. Realizó una corta llamada al esposo de su chico para decirle lo sucedido, mintió al decirle que fue la soledad lo que lo obligó a hacer eso, que no se despidió de nadie y que sólo lo encontró así.

 

Cerró la puerta por fuera como si nadie se encontrase en casa y se marchó atesorando ambas cartas que el menor había escrito, dándole su última despedida.

 

Adiós Sung Yeol, mi Yeollie, la persona a la que más amé. Gracias por los momentos que pasamos juntos, gracias por las sonrisas y miradas que fueron para mí, siempre serás el mejor de mis recuerdos…Adiós, mi dulce droga.

 

Fueron los pensamientos del mayor mientras se alejaba de la casa de su chico especial.

Notas finales:

Es algo corto, pero espero que les haya gustado a todos.


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