-¡Por Merlín! ¡Ya no puedo más!
Harry se acercó más al lugar de donde venían esas palabras, frente a él estaba la puerta del baño de niñas del segundo piso, y ahí dentro se encontraba su enemigo Draco Malfoy hablando solo.
Tenía dos opciones: Entrar y enfrentarse a Malfoy o ir por el Profesor Dumbledore y sus amigos.
-¡No sé qué hacer! ¡Merlín ayúdame por favor!
Oír eso lo convenció de sacar su varita y entrar despacio al baño tratando de no hacer ni un solo ruido. Puso su varita en posición y se sorprendió al ver a Malfoy así.
Llorando frente a los lavabos con una desesperación apabullante, que por un segundo provoco algo en Harry, pero este negó aquel sentimiento, pues no tenía tiempo ahora para eso. Observo un segundo más a Malfoy llorar, había algo hipnótico en ver a alguien tan soberbio y cruel demorándose de una manera tan triste y agonizante.
Era como si Malfoy hubiera perdido el camino.
Se adentró más en el baño y sin darse cuenta piso un charco que pareció poner en alerta al rubio, el cual miro al espejo que estaba delante para encontrarse a sus espaldas a Harry Potter.
La persona que menos tenía ganas de ver justo ahora.
Se giró con su varita ya preparada apuntando a Potter, el cual sostuvo con más firmeza la suya apuntando directo al corazón del rubio.
Se miraron a los ojos un segundo, mientras los ojos de Harry estaban llenos de fiereza y determinación, los de Draco estaban rojos de tanto llorar por la desesperación de no saber qué hacer.
-¡Vete Potter, quiero estar solo!- Grito Draco sin bajar la varita y con la voz temblorosa.
-¿Qué haces aquí? ¿Cuál es tu plan mortifago de mierda? – Harry le grito blandiendo su varita con furia.
-¡Déjame en paz!
-¡No!
Ninguno supo bien quien comenzó a lanzar hechizos primero, pero eso ya no importaba, lo único que querían era dañar al otro. Eso siempre los hacía sentir mejor.
-Cruc….
Draco no acabo de pronunciar una de las maldiciones imperdonables pues Harry había pronunciado de manera rápida y firme.
-¡Sectumsempra!
Ambos abrieron los ojos con fuerza por distintas razones, Draco por el dolor que sintió en cuanto el hechizo lo golpeo, espadas cortando su piel como fuego ardiente, el golpe de su cabeza al rebotar contra el mojado suelo del baño y la sangre saliendo a borbotones de su cuerpo. Harry en cambio entro en shock al ver el cuerpo de Draco Malfoy caer al suelo lleno de sangre y con un grito desgarrador. Se sintió aún más aterrado al ver como aun en el suelo Malfoy aun recibía cortes en su pecho.
La sangre de Malfoy lleno todo el piso del baño del segundo piso, sus gemidos fueron los que hicieron que Harry despertara del shock inicial, corrió hacia el para tirarse de inmediato a su lado en el suelo, no le importo mancharse de la sangre de su enemigo ni del agua sucia que estaba ahí.
Probo con todos los hechizos que conocía de curación pero nada daba resultada, y los chillidos del fantasma tampoco lo ayudaban a pensar claramente, tiro su varita a un lado viendo que no servía de nada.
No solo estaba furioso con su varita y con el mismo por no hacer nada por Malfoy, sino que también se sentía terriblemente mal, el nunca deseo que esto pasara, solo quería saber la verdad, pero no quería matar a Malfoy.
Matar. Eso era lo que había hecho.
Había matado a su compañero, a un inocente.
A Draco Malfoy.
En cuanto pensó eso último su corazón dolió tanto que sus ojos comenzaron a lagrimear, al parecer había algo en el hecho de matar a Draco Malfoy que lo rompía por dentro de una forma salvaje.
Coloco la cabeza de Malfoy en su regazo mientras le retiraba unos mechones de la frente. No pudo evitar sentir curioso el hecho de que le importara más ver los ojos de Malfoy que tratar de parar la sangre que seguía saliendo.
Malfoy abría y cerraba los ojos mientras gemía despacio, principio solo miraba hacia el techo, pero en cuanto miro a los ojos verdes de Harry hablo de manera entrecortada:
-Astry, lo siento
Harry detuvo por un momento sus lágrimas para ver como Malfoy lloraba pronunciando el nombre de Astoria Greengrass. Eso lo hizo sentir mil veces peor que ver a Malfoy desangrarse por su culpa.
-Soy yo Malfoy, Harry Potter, ¿Me ves?- susurro Harry acariciando la mejilla sangrante del chico, y cuando lo miro con más atención y sonrió, Harry pensó que había sido reconocido.
-Astoria, Astoria, Astry, no sabes cuánto te quiero.
Pero no.
Harry siguió llorando sobre el cuerpo cada vez más débil de Malfoy, sin atreverse a hablarle de nuevo ni a ir a buscar ayuda. Quería ser la última persona que viera a Draco Malfoy y también ser la última persona que el vea.
-Señor Potter, ¡Aléjese del Señor Malfoy ahora mismo!
El grito de Snape lo hizo brincar un poco, mira hacia arriba y observo a un Snape cansado dirigiéndose hacia ellos con su varita alzada.
-¿No me escucho? ¡He dicho que se aparte!
Tomo con fuerza el brazo de Harry y lo lanzo hacia el otro lado del baño, recostó la cabeza de Draco suavemente en el suelo y se puso a recitar hechizos, los cuales lograron que la sangre se detuviera.
Snape levito el cuerpo de Draco y miro a Harry con desprecio mientras le decía:
-Vendrá a la enfermería conmigo, me muero por ver que pensara el Director de su comportamiento tan ruin.- sonrió malicioso y caminando con el cuerpo flotante justo detrás.
Al ser tan noche nadie vio al profesor Snape caminando delante de un herido Malfoy y un furioso Potter. Todos perdieron ese digno espectáculo. Que lastima.
-Pomfrey, necesito tu ayuda, al parecer Potter se volvió loco y ando matando alumnos.
-¿Qué? – grito la enfermera al oír las palabras del profesor, pero se calló en cuanto vio el cuerpo herido.- Recuéstalo Severus, iré por pociones.
Pomfrey fue por pociones, mientras Snape y Harry se miraban cada uno con más desprecio que el anterior.
-¿Ha disfrutado de esto señor Potter? ¿Ya ha cumplido su sueño de ser un asesino?- Severus miro a Potter con furia por lo que le había hecho a su alumno favorito.
-Mi sueño no es ser un asesino, de hecho era ser un famoso proxeneta.- Harry se acercó un poco a la cama de Malfoy mientras sonreía.
Los colores se subieron como una montaña rusa al rostro de Snape, ¡Maldito mocoso! Pensó al ver a Potter tan sonriente.
-Es usted un joven insufrible joven Potter, inaguantable.
-Y usted un hombre frígido.- Snape se sonrojo aún más al mismo tiempo que Harry sonreía.- Perdón, quise decir rígido.
Siguieron con su duelo de miradas, Snape ya estaba perdiendo la paciencia al ver la sonrisilla cada vez más grande de su estudiante. Tenía tantas ganas de golpearlo, pero no podía. Era un profesor.
Espero que Potter se gradué pronto. Así ya no sería su profesor.- pensó Severus sonriendo un poco.
Antes de que alguno se siguiera atacando, escucharon los gritos de Madam Pomfrey impidiéndole el paso a una estudiante.
-¡Necesito verlo!
-¡No puede! ¡Está descansando!
-¡Pero enserio necesito verlo!- la chica ahora lloraba y gritaba más fuerte.
-¡Se lo advierto señorita Greengrass, salga ahora mismo!
Harry y Snape se tensaron al oír el nombre de la alumna que deseaba entrar y ver al único paciente de la enfermera. Y más aún en cuanto vieron entrar a una joven de largo cabello castaño ondulado y unos grandes ojos verdes.
Por alguna razón, Harry siempre había sentido algo de desprecio hacia Astoria Greengrass. Solo que nunca supo bien el porqué de eso.
Tal vez por el color de sus ojos. A Harry nunca le gusto el verde.
-Señorita Greengrass, váyase ahora mismo a su dormitorio.- Snape hablo con frialdad hacia la chica. Raro pensó Harry, Snape quería a la chica como quería a Malfoy.
-¡Es mi culpa que el este así profesor! ¡Todo es mi culpa!
La chica lloraba desconsolada, pero eso no logro conmover a ninguno de los hombres –consientes- en esa enfermería.
-La culpa fue de Potter, el chico que vivió con tendencias psicoagresivas.
-¡No! Yo le dije a Draco que estaba embarazada y él no lo tomo bien.
Y aunque la mirada de Snape no mostro ni un poco de sorpresa, la de Pomfrey y Harry la mostraron demasiado, especialmente Harry.
Malfoy sería padre.
Se casaría con Astoria y tendrían una familia.
En ese momento Harry no fue consiente del dolor que sintió en su corazón al saber que Malfoy sería padre. Que formaría una familia con un hermoso bebe rubio.
No sintió lo roto que se volvió su corazón.
Pero si sintió y vio como Draco despertaba y miraba al profesor de pociones a los ojos, pero no con una mirada desolada y triste como la que tenia en los baños.
Una sonrisa tan hermosa que hizo a todos los presentes sonreír de manera involuntaria:
-Voy a ser padre.