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Ella por keny_shawol

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Notas del capitulo:

Hola.

 

De nuevo por acá con un pequeño regalo. Esto es para ti, Eve. Ella lo quería y si ella quiere, yo se lo doy (?) No sé si es lo que esperabas, así que espero que te guste. 

Kibum lo recuerda. Si cierra los ojos y se concentra él puede ver al Minho de seis años comiendo pastel. Su rostro bañado en chocolate, sus grandes ojos brillando y su boca sonriendo, feliz y encantadoramente.

 

 

 

Ella es como él, decide. JinAh es idéntica a él. Tiene la misma boca esponjosa y será alta como Minho. Ella es preciosa, la niña más perfecta.

 

 

 

Kibum la observa comer. Es domingo por la mañana, un día lluvioso y frio, justo los días que Minho ama. JinAh ríe por algo que Minho dijo. Ríen casi de la misma manera, pero sus ojos son como los de él y Kibum decide que en su hija, esos pequeños y gatunos ojos, se ven mejor. Mucho mejor.

 

 

 

Él puede recordar también cuando ella era una pequeña bebé, con ojos pequeños y tan delgada, y frágil. Minho había hablando de hijos desde que ellos estaban en la universidad y cuando el momento correcto había llegado, Kibum no dudó en darle una familia. Él lo quería también.

 

 

 

Kibum jamás se arrepentía de esa  decisión. Ella había llegado a su vida y era perfecta.

 

 

 

Los domingos son los días preferidos de JinAh y de Minho también. Kibum se despierta temprano, muy temprano y entonces prepara panqueques para sus dos personas favoritas. JinAh ama comerlos, ella tiene una sonrisa enorme en el rostro y rastros de mermelada y chocolate por todo el rostro. Se parece a Minho, decide otra vez. Dios, ella es la viva imagen de Minho.

 

 

 

—¿Saben rico, princesa? —Kibum pregunta, su boca formando una sonrisa cuando su vista cae en su pequeña.

 

 

 

—Delicioso—Es la nueva palabra favorita de JinAh y ella la usa para toda ocasión. Asiente también, y sus pequeñas manos manchadas de mermelada toman el rostro de Minho. Kibum no puede creer como el tiempo pasa tan rápido. JinAh tiene 4 años y pronto tendrá 18 y…

 

 

 

Decide que disfrutara cada momento por el doble.

 

 

 

—Ven aquí. —Kibum toma una servilleta y limpia la mejilla de Minho. Minho sonríe y toma su muñeca dejando un beso, justo ahí donde el pulso late.  

 

 

 

—Gracias, amor.

 

 

 

—Cursi.

 

 

 

—¡Cursi! —JinAh repite, riendo y manchando la mesa con sus manos. Minho ríe con ella  y Kibum rueda los ojos, una sonrisa tratando de escapar.

 

 

 

Kibum los ignora y termina de preparar el desayuno. Él se sienta y los mira comer otra vez. Ama verlos comer. Minho y JinAh son tan idénticos, desde la forma en que comen el panqueque, hasta la forma en que toman un vaso.

 

 

 

—¿Qué quieres hacer hoy, JinAh?

 

 

 

Ella termina de masticar y Kibum observa a Minho mirarla. Hay adoración y amor en los grandes ojos de Minho. Minho ama a su hija de la misma manera que él. Toma la mano de Minho y la aprieta suavemente.

 

 

 

No necesitan palabras para decirse todo, Kibum se limita a mirarlo y sabe que Minho entiende todo lo que quiere decirle. Minho entiende su mirada, esa donde le dice lo hermosa que es ella, lo perfecta que es para ellos y lo rápido que pasa el tiempo.

 

 

 

—Haremos lo que tú quieras, cariño. —Minho dice, tocando la punta de la pequeña nariz de su hija. Ella sonríe y toma la el dedo de Minho.

 

 

 

—¿Podemos? ¿Parque? —Ella murmura, mientras sigue comiendo. Kibum y Minho miran hacia la ventana al mismo tiempo. Aún llueve, levemente, pero llueve. Kibum niega con la cabeza, mientras mira a Minho.

 

 

 

—En esta ocasión no, cariño.—Minho la toma entre sus brazos, sentándola en su regazo. —Está lloviendo, ¿Tal vez una película?

 

 

 

—Quiero ir al parque. —Ella les mira de esa forma en que no pueden negarle nada. Kibum tiene un momento de pánico. Ella está usando esa mirada, esa mirada que él usaba para pedirle algo a Minho, esa donde conseguía todo lo que quería.

 

 

 

JinAh es inteligente, piensa. Dios, ella es igual a ellos.

 

 

 

Minho también está en problemas, lo sabe. Él la está mirando de la misma manera que lo hacía antes. Con la mirada de ‘quiero darte el mundo, sin importar qué’. Kibum siente que ama a Minho un poco más.

 

 

 

—Princesa, ahora no. —Minho acaricia suavemente su mejilla, mientras la atrapa con sus grandes ojos. —La próxima semana, lo prometo.

 

 

 

Ella asiente, perdida en la mirada de Minho, Kibum también se perdió en él. Minho tiene ese don, lo sabe demasiado bien.

 

 

 

—Acampemos. —Ambos abren los ojos. Kibum lo mira buscando respuestas, Minho sólo se encoge de hombros. Minho haría lo que JinAh quiere, ella pide y Minho se lo da.

 

 

 

—¿Acampar? —Minho dice, mientras mira a Kibum con una sonrisa. —Nueva palabra, ¿Dónde lo escuchaste, cariño?

 

 

 

—Ahí—Ella señala la televisión. —¿Podemos?

 

 

 

—Cariño, ¿Podemos? —Minho pregunta, casi con la misma mirada de JinAh, Kibum ríe suavemente, mientras mira a sus dos personas favoritas. Su amor por ellos crece cada día, más y más. 

 

 

 

Kibum la toma en sus brazos, ella es aún pequeña y ama abrazarla.

 

 

 

—¿Es lo que quieres, princesa?—JinAh asiente, escondiendo contra su cuello su pequeño rostro. —Entonces eso será. —Sonríe a Minho antes de darle de nuevo a su hija.

 

 

 

Cuando Kibum los mira marcharse, escuchando vagamente la conversación que mantienen, Kibum piensa que no cambiaría su vida por nada del mundo.  

 

 

 

 

 

Ellos caen en una rutina esa mañana. Minho se encarga de hacer los deseos de su hija realidad y los escucha reírse por cosas que no entiende. Él limpia el comedor y la cocina, lava tazas y platos y decide preparar la comida favorita de JinAh.

 

 

 

Kibum la escucha reír mientras cocina, la escucha hablar y confundirse con las palabras. Ella entra en la cocina un par de veces, y corre y salta por todos lados hablando y hablando de lo que Minho hace en la sala.

 

Kibum la escucha, él sabe que ella ama ser escuchada y la alimenta con pequeños trozos de fruta por momentos. Ella es hermosa cuando come, cuando ríe, cuando sonríe y en todo lo que hace. Kibum puede ver a Minho en ella, y es feliz sólo por ese simple hecho.

 

 

 

Aún llueve cuando Minho decide que es hora. La temperatura ha bajado y Kibum decide abrigarla.  Está oscureciendo y Minho sonríe cuando ellos entran en la sala.

 

 

 

—Es bonito. —JinAh ríe, y abraza la pierna de su padre. —Gracias, papá.

 

 

 

Es bonito, Kibum tiene que aceptarlo. Hay sabanas de un lado a otro y las luces están apagadas, los muebles están por toda la habitación y hay algo que no sabe qué es, que refleja estrellas en el techo. Kibum piensa que llevara un tiempo tener la habitación de nuevo como estaba, pero cuando la ve sonreír, piensa que lo haría una y otra vez.

 

 

 

Y ella les hace prometerlo y escucha a Minho prometerlo una y otra vez.

 

 

 

JinAh está feliz y es todo lo que importa. Ella juega con una linterna que Minho le ha dado y habla y habla de todo lo que ha hecho en la semana y todo lo que ha visto en la televisión. Minho y él asienten, corrigen algunas palabras para ella y le enseñan otras nuevas palabras.

 

 

 

Kibum acepta que es una magnifica tarde. Minho está a su lado, sus brazos tocándose y sus manos entrelazadas por debajo de la manta que los cubre. Se miran de vez en cuando y Kibum juega con los dedos de Minho por momentos. Están fríos y ama el contraste con sus dedos cálidos.

 

 

 

—Mírame, papá.

 

 

 

Ella dice mientras baila de un lado a otro en la habitación. Su abrigo ha sido manchado con chocolate y su cabello que estaba perfectamente peinado ahora es todo un desastre. Pero ella es linda, Minho murmura, dejando un beso en su mejilla, se da cuenta que ha hablado en voz alta.

 

 

 

—Te estoy mirando, cariño.

 

 

 

Lo hace, siempre, cada día, cada minuto.

 

 

 

 

 

El reloj marca las nueve cuando JinAh decide dormirse. Es silencioso, Kibum extraña un momento el ruido que ella trae consigo. Ella está demasiado cansada y duerme debajo de las sabanas que Minho convirtió en una tienda de acampar.

 

 

 

Minho y él la han estado mirando por unos largos momentos. Ellos aman hacerlo. Se ve dulce y pequeña y su respiración es tan suave, que Kibum quiere dormir a su lado siempre y escucharla respirar.

 

 

 

La casa es un desastre, hay comida en uno de los muebles y el vaso de leche de JinAh está tirado sobre la mesa de centro. Kibum siente el peso del cansancio sobre sus hombros y se recuesta sobre el pecho de Minho.

 

 

 

—Deberíamos acampar.

 

 

 

—Lo hemos hecho. —Kibum dice, señalando con sus manos toda la habitación.

 

 

 

—Me refiero a acampar fuera. Deberíamos hacerlo. —Las manos de Minho se enredan en su cintura y su rostro descansa contra su hombro. —Creo que a JinAh le gustaría.

 

 

 

—Ella lo amaría. Es igual a ti.

 

 

 

Minho ríe, el magnífico sonido inundando sus oídos. Ama la risa de Minho.

 

 

 

—Es igual a ti, Kibum. Cuando la veo siento que te estoy mirando a ti.

 

 

 

—Yo siento que te estoy mirando a ti.

 

 

 

Las manos de Minho lo sostienen un poco más fuerte y un beso es dejado en su cuello. JinAh se mueve, pateando la manta que cubre su pequeño cuerpo. Minho y él ríen suavemente al verla.

 

 

 

—¿Viste eso?  Igual a ti. —Minho acaricia su cuello suavemente. —Ella ama que le tomen fotos y ama vestirse como princesa. —Ríe suavemente. —Es igual de caprichosa que tú y sus ojos, Kibum, son iguales a los tuyos. Y Dios, ¿Has visto lo hermosa que es? Eso lo heredó de ti, cariño.

 

 

 

Kibum no cree que sea así, Minho es atractivo y todo el mundo puede decirlo, aun así le agradece con un beso. Ama besarlo, también.

 

Ama sentir la boca de Minho contra la suya, mordiendo, saboreando y disfrutando. Pronto se encuentra dándole la espalda a JinAh y sobre las piernas de Minho. Enreda sus dedos en el cabello de Minho y por momentos acaricia su cuello suavemente.

 

 

 

—Te extraño. —Minho susurra contra sus labios.

 

 

 

—Estoy justo aquí.

 

 

 

—No me refiero a eso. —Las manos de Minho ahora están en su cintura, por debajo de la ropa, acariciando suavemente. —Sabes lo que quiero decir, Kibum.

 

 

 

Kibum lo sabe, él lo extraña también, pero con una niña en casa los momentos a solas son escasos y rápidos. Kibum sonríe, antes de besarlo suavemente y prometiendo silenciosamente que se lo recompensará.

 

 

 

—Le diré a Taemin si puede cuidarla el fin de semana, ¿Qué te parece? Podríamos dejarla con él desde el sábado y la recogeremos el domingo por la mañana.

 

 

 

Minho sonríe, esa sonrisa perfecta que él tanto ama y asiente, como un niño pequeño. Kibum se pregunta cómo puede cambiar sus expresiones de forma tan rápida.

 

 

 

—Pero ahora no. JinAh puede despertarse. ¿Deberíamos llevarla a su habitación? No quiero que se resfríe.

 

 

 

Minho niega con la cabeza, sus dedos ahora en el hueso de la cadera. La boca de Minho ahora está en su barbilla, ríe suavemente antes de morderlo justo ahí, juguetonamente.

 

 

 

—Estará bien. Dejémosla ahí unos minutos más.

 

 

 

Kibum ve como la mirada de Minho recae en su hija. Sus ojos brillan como cada vez que la mira y su boca se curva en una sonrisa. Kibum decide que ama verlo mirar a JinAh.

 

 

 

—Es hermosa, ¿No es así?

 

 

 

—Como tú.

 

 

 

—Cursi.

 

 

 

Minho asiente,  y besa la punta de su nariz. Kibum lo ama, cursi y lindo, serio y buen padre. Lo susurra suavemente cerca de su oído y Minho le responde con un beso y un ‘te amo también, bebé’.

 

 

 

—Tengamos otro hijo, amor.

 

 

 

Kibum abre los ojos y su corazón comienza a latir un poco más rápido. Busca los ojos de Minho, brillan y esperan su respuesta. Kibum observa entonces la habitación, lo desordenada y sucia que está. Mira a JinAh un momento, y piensa en el tiempo que llevaría tener otro bebé.

 

 

 

—¿Quieres otro bebé?

 

 

 

—Tal vez esta vez sea un niño. No me importaría si es otra como JinAh tampoco. ¿Qué dices?

 

 

 

Kibum asiente sin tener que pensarlo un segundo más. Él lo quiere, lo desea, lo anhela también. Besa Minho mientras los ‘te amo’ escapan a cada segundo de sus labios. Él lo ama.

 

 

 

—Hagámoslo. Tengamos un bebé.

 

 

 

Porque sí, lo haría de nuevo y de nuevo, si Minho siempre es el padre.

 

 


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