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Unas simples palabras. por Mikasaki

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Notas del fanfic:

lol

Realmente quer[ia mucho a mi amiga,

lo siento,

deb[i estar para ti.

Notas del capitulo:

Nerviosa empezó a hablar.-Agradezco a las personas que han dedicado su tiempo a leer esto.-Agachó su cabeza, para que no le vieran el rostro.-Avísenme sobre mis faltas de ortografía para que mejore.-Con ojos llorosos mira a los lectores.-¡Si no les gusta tírenme tomates, más no me insulten!

Los personajes le pertenecen a su creador, la historia si me pertenece.

-Por favor, otra aquí.-Señaló a los trabajadores que llevaban una mesa de cristal- Y tengan cuidado.

 

Salió de la habitación con un maletín de cuero negro, aunque su traje fuera del mismo color.

Como antes mencionado, llevaba un saco negro al igual que su pantalón, corbata y zapatos.Su camisa era un rosa apagado, como llegando a Corinto. El cabello del chico era raramente rosa, junto con su piel que tenía un leve toque de ese color.

 

Caminó hacia el elevador que lo llevaría al estacionamiento, donde se encontraba su automóvil color gris oscuro.

 

Se subió a él, y partió. Mientras conducía una llamada captó su atención.

 

-¿Quién es?-Asintió con la cabeza-Si, soy Gumball.-En la bocina del celular se escuchó una risa leve, cosa que molestó al empresario.-¿Qué se le ofrece?-Preguntó un tanto irritado-Sí, me dirijo hacia allá-Ladeó un poco la cabeza, moviendo el timón.-Está bien.-Colgó la llamada y suspendió al aparato.

 

Llegó a su destino. Era un edificio negro con naranja, se podían observar 4 ventanas de gran tamaño, tanto como el nombre de la empresa: " Dulce Reino" con letra cursiva y elegante. Esa empresa manejaba una gran línea de pastelerías y dulcerías en todo el país.

 

La idea de fundar una dulcería fue del padre de Gumball, que al poco tiempo tuvo mucho éxito. Se abrieron más y luego las pastelerías, que luego tendría muchos pedidos.

Desafortunadamente ella tuvo un accidente experimentando con los dulces, del cual no sobrevivió y tiñó el cabello de sus hijos. 

Al tratar de quitarse el color rosa del cabello, Gumball, Intensificó su color, convirtiéndolo en uno un poco más oscuro, lo que le sentó bien.

 

Entró al edificio, una recepsionista le saludó formalmente. El gesto lo regresó, algo muy común en él. Subió al último piso con ayuda del elevador. Cuando se abrieron las puertas de este, se podía observar todo el corredor pintado de blanco, sólo la alfombra roja resaltaba en el pasillo. Entró a una habitación con una puerta de gran tamaño. Adentró estaba alguien que no había visto en mucho tiempo. Su hermana. Llevaba puesto un vestido rosa claro , más que su cabello, zapatos rojos y una cartera blanca con detalles color fucia.

 

-Mmm-La chica se acercó a su persona-Veo que cresiste demasiado.-Le sonrió tiernamente. Su hermana viajaba  constantemente, ya que abrió muchas tiendas de la compañía en varios países.-Gumball.

-Pensé que no te volvería a ver.-Ella vivía en otro país, se fue ahí y no regreso, y cuando lo hacia, él no podía verla. Se mudó cuando el chico tenía sólo 13 años.-¿Ya tienes pareja?-Preguntó sentándose en un sofá de color caqui.-Mi madre me dijo que estabas viendo a alguien...

-Este...-Se rasco el cuello y sus mejillas adquirieron una tonalidad roja-Emm...sí, ya tengo.

-¿Y cómo se llama?-Se interesaba aún más en el tema-Dime.

-Bueno...-Rió levemente y se hizo un lugar en el sofá-No es un hombre...-Vió a su hermano, que tenía cara de que le daba igual.-Ella se llama Marceline, y es hija de la amiga de mamá, Hana.

-¿Enserio?-Lo meditó un poco y volvió a hablar.-Pensé que ustedes se odiaban...-Se relajó y miró su celular.

-¿Qué pasa?-Le preocupaba la cara de susto que se le había plantado en el rostro a Gumball.-Bubba.

-No me llames así, Bubblegum.-Guardó su aparato y se puso de pie.-Se me hizo tarde para una reunión.-Caminó hacia la gran puerta.-Dice mamá que vengas también.

 

Los dos se fueron. Caminaron muy poco, la oficina de reuniones quedaba a dos salas de donde estaban. Llegaron y se llevaron la sorpresa de ver a Hana, Marceline y un chico, (desconocido para Gumball).

 

-Compermiso.-Los jóvenes se sentaron en las sillas plásticas grises, que estaban alrededor de la mesa. Quedando frente a frente con la otra familia.

-Gumball.-Llamó su madre, lo cual hizo que el pelirosa le pusiera atención.-Él es Marshall.-Dijo mientras se acercaba al mencionado.

-Mucho gusto.-Compartió una leve sonrisa, lo cual hizo que a Hana se le plantara una de oreja a oreja.

-Igualmente.-Respondió educadamente.

-Los cité para decir que Marceline y Bubblegum pueden salir, o sea pueden ser pareja.-Miró a todos que lo tomaron con calma.-Y ustedes dos...-Se dirigió ahora hacia Marshall y Gumball.-Tienen que volverse socios, amigos que sé yo.- Su voz era autoritaria, cosa que hizo que no le reprochasen.-Gumball, tienes que revisar esto.-Le extendió unos papeles y luego permitió que todos salieran.

 

La mamá de Gumball, Candy, era alta y delgada era casi igual que su hija, pero en lo que no se parecían era en el cabello. El de ella era rubio casi como el oro, pero un poco oscuro.

 

»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»»

 

Bubblegum y Marceline se fueron, este sería su último día en esa ciudad, querían disfrutarlo a lo máximo.

Mientras con el otro par....

Un silencio incómodo estaba poniendo tensión en la habitación, ninguno decía nada. Era como estar en un entierro. Sólo que en este nada más se oían las hojas pasar.

-Gumball, ¿Cierto?-Marshall quebró el silencio en dos.-¿Por qué te teñiste de rosa?

-Eso es difícil.-Acomodó los papeles, los ingrapó y los dejó de lado. Para sentarse a la par del azabache.-Es como si hubiera nacido así.-Contestó. Hasta ahora no había visto bien al chico. Su tez era pálida levemente se notaba azulina. Su cabello negro, sus ojos eran de color rojo y en su cuello tenía unas marcas.

-¿Fue cuándo eras pequeño?-Volvió a preguntar el azabache.

El otro chico asintió con la cabeza.-Ya deja de preguntar por mí...-Formó una sonrisa, cerró sus ojos y se rasco el cuello en señal de pena.-¿Ahora puedo preguntar yo?

-Sí.-La precensia del otro lo tranquilizaba-Puedes preguntar cualquier cosa.-

-Esta bien.-Se acercó un poco más-¿Qué es lo que tienes en el cuello?-Dijo señalando el lugar con sus dedos.

-Eh?-Se tocó y comprendió.-Pensé que no se miraba. Pero bueno...-Miró al pelirosa a los ojos.-Cuando tenía 16 años me tatue, como si fueran la mordida de un vampiro.-Dejó escapar una risita, ya que eso había sido su etapa de rebeldía.

-Oye, -Llamó la atención de Gumball-¿A qué se dedica su empresa?

-A la venta de dulces y pasteles.

-Wow.

-¿Qué?-Preguntó un tanto molesto.

-Hasta ahora-Hizo una pausa al notar el descontento de Gumball.-Pensé que cuando ibas a una empresa de dulces, el edificio estaría lleno de dulces. Los trabajadores con trajes alegres y muchas cosas de color rojo.-Una sonrisa se formo en sus labios.

-Jajajajajajaja-No pensó nunca oír eso.-Eres un niño Marshall. Jajaja.

-¡Hey!-Lo miró medio enojado, haciendo que el pelirosa parara de reírse.-No creo que seas mayor que yo. Tengo 19.

-Y yo 20.

-P-Pero...-Era más grande que él, ¿pero más alto?-¿Cuánto mides?

-1.88. ¿Tú?

-1.90.-Sonrió de forma ladina, alterando al otro.

Así hablaron de cosas triviales por una hora y media, había veces en las que Marshall desafiaba a Gumball, pero este se negaba. Les dio hambre y bajaron a la cafetería a comprar algo. Ya estando ahí, se podían apresiar comidas para los 3 tiempos y postres, postres hechos por la compañía.

-¿Qué quieres?-Preguntó al azabache que se había quedado admirando un dulce algo grande color rojo.-Marshall Lee?

-¿A qué?-Llevó el caramelo hacia la caja y lo pagó luego se lo metieron en una bolsa, con el logró empresarial.-¿Cómo sabes mi otro nombre?-No se había dado cuenta que Gumball hablaba con otra persona.-Gum Gum.-Se acercó y pudo ver como la extraña le daba un beso en la mejilla al pelirosa. Dio un pequeño gruñido.

-¡Oh!-La chica notó a Marshall.-No me lo vas a presentar Gumball.-Se acercó al azabache.-O lo quieres para ti solito~.-Le dio un codazo al mencionado anteriormente.

-T-Tranquila.-Sus mejillas tenían un leve sonrojo, poco notable.-Se llama Marshall.

-Jejeje.-Le extendió la mano para que se estrecharan.- Yo me llamo Fionna,-Sonrió alegremente.

-Gusto en conocerte- Correspondió el saludo, elevo la mano de la chica y la besó. Ella solo pudo sonrojarse.

-Emm...-Cogió un dulce y se lo llevo a la boca.-Mejor los déjo solos...-Salió de la cafetería.

-Bueno, me voy.-Se despidió con la mano y siguió al otro.-¡Hey! ¡Espérame!-Corrió y lo alcanzó.

-M-Marshall.-Se sorprendió por la rapidez que lo alcanzó.-Pensé que te quedarías con Fionna...

-No.-Agarró aire y continuó hablando.-Estoy aquí y aquí me quedo.

-Bien.-Su sonrojo volvió pero mas fuerte.-Me iré a mi casa. ¿Irás conmigo?-Preguntó algo nervioso.

-No tengo nada que hacer.-Miró su reloj.-Y no es tarde.

-Entonces vamos.-Comenzó a caminar hacia el elevador seguido por el azabache.

Notas finales:

Gracias por leer.

Si les gustó, comenten por favor. O me asustaré y no lo continuaré.

 ¡Posible Lemon en el siguiente capítulo!


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